¿Es bueno para los niños quedar tan sobreexpuestos en las Redes Sociales?

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¡Mamá, papá! Dejad de contar mi vida en vuestras redes sociales

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Esa foto del niño que los progenitores se empeñan en enseñar a la familia que va a casa de visita y que siempre saca una sonrisa a los adultos mientras el chico no sabe dónde meterse. Esa anécdota de los hijos que los padres cuentan hasta la saciedad a sus amigos, mientras los críos sólo piensan: "tierra, trágame". Son situaciones por las que pasan todos los menores en algún momento de su infancia. El problema es que lo que antes quedaba en el ámbito privado y en un rato de sonrojo, ahora, con las redes sociales, es público y constante. Los padres comparten en internet la vida de sus hijos, incluso antes de que nazcan, sin pensar en las consecuencias.

El 92% de los menores en EEUU tiene una identidad digital a los dos años, recoge la escritora y periodista Nancy Jo Sales en su libro American Girls: Social Media and the Secret Life of Teenagers, donde expone la nula privacidad que tienen los niños hoy. Antes de que el pequeño/a cumpla los cinco años, sus padres han subido cerca de 1.000 fotografías de él/ella a las redes. Antes de que el menor sepa lo que es un correo electrónico, antes de que aprenda a manejar un móvil, antes de que se abra un perfil en Facebook, su imagen y testimonios de su día a día ya circulan por todos esos medios.

Bienvenidos a la época del sharenting -combinación de share (compartir) y parenting (crianza)- que hace referencia a la sobreexposición a la que se ven sometidos los hijos en las redes sociales de sus padres. El término lo empezó a usar el diario estadounidense The Wall Street Journal en 2003, pero la tendencia ha cobrado tales dimensiones que el diccionario británico Collins lo incluyó en sus páginas hace un año como una de las palabras del 2016, junto a Brexit. Y en 2017 se están publicando, por primera vez, estudios sobre sus riesgos.

"El término no lo conocíamos pero sí lo que describe, porque es una problemática creciente. En internet la gente tiende cada vez más a formas de comunicación muy públicas; se busca socializar, obtener reconocimiento.... y eso tiene ventajas pero muchas veces no se dan cuenta de que están vulnerando su privacidad y la de su familia", explica a EL MUNDO Manuel Ransán, coodinador del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE). Para este experto es importante pararse a pensar en "cómo se lo tomará el niño en el futuro. Nosotros estamos muy contentos porque vamos a tener un crío y compartimos la primera patadita, la primera papilla... Sin darnos cuenta estamos condicionando su identidad digital. No sabemos qué profesión ejercerá de mayor, si tendrá una proyección pública y lo que colguemos ahora le puede perjudicar".

Exhibicionismo vs privacidad

Aunque la vergüenza que sienta el pequeño cuando crezca es casi el menor de los riesgos. Así lo considera Stacey B. Steinberg, profesora de derecho en la Universidad de Florida y autora de un estudio sobre la privacidad de los menores en las redes sociales desde una perspectiva legal. Admite Steinberg que el ciberespacio "ofrece muchos beneficios a los padres. Cuando comentan sobre sus hijos reciben respuestas positivas y esto hace que se sientan apoyados en su decisión de seguir publicando cosas.

"Se lleva al extremo de alimentar el ego, la mezcla de exhibicionismo-narcisismo en red puede ser un riesgo que distorsiona la realidad y dificulta pensar más allá de sí mismo, incluida la protección del propio hijo", indica el psicólogo clínico Juan Cruz.

Además, si tienen algún problema, pueden entrar en contacto con otras personas que estén atravesando por la misma situación y eso les consuela. La mayoría de los progenitores actúan de buena fe cuando comparten algo de sus vástagos, pero no están lo suficientemente concienciados de los peligros". Entre ellos, cita la abogada, posibles casos de acoso o el uso de las fotos por pederastas.

El propio ex CEO de Google, Eric Schmidt, ha afirmado en algunas entrevistas que "a medida que pase el tiempo todos tendremos online información embarazosa y fotos de nuestra adolescencia de las que nos avergonzaremos". Y va más lejos, pues bromea con la posibilidad de que "un día todos los adultos se vean tentados a cambiar sus nombres para esconderse del contenido vergonzoso que sobre ellos hay en internet".

La Universidad de Michigan ha publicado un análisis sobre el sharenting que muestra que el 56% de los padres comparte información potencialmente vergonzosa de sus hijos, el 51% aporta datos que pueden llevar a localizar al niño y un 27% cuelga fotos directamente inapropiadas. Crean una identidad que el menor no ha buscado, lo que el psicólogo Elias Aboujaoude ha denominado "secuestro digital".

Para Cruz, "lo que es preocupante es la tendencia a sustituir la incertidumbre natural de ser padres por la facilidad de tener sobreinformación sin filtros". Según este psicólogo "entre las madres y padres primerizos crece la brecha entre lo que saben y lo que creen que deberían saber. Hay tanto disponible en las redes para la crianza, que puede generar expectativas cada vez más altas e incluso intentar ser padres perfectos". Por eso, aconseja "confiar más en el papel del instinto".

¿Qué dice la Ley?

"Los niños tienen que formar su propia identidad y desarrollar su propio sentido de lo público y lo privado", señala Steinberg, que cree que "los padres olvidan que la información de sus redes puede acabar en sitios de internet que escapen de su control". Y añade que "en el corazón del sharenting subyace la dificultad de equilibrar la balanza entre el derecho de los padres a la libertad de expresión y el derecho de los hijos".

En esta línea se expresa también el letrado Felipe Fernando Mateo Bueno, que aclara que "los niños son personas y, como tales, titulares de derechos, como el de la propia imagen, consagrado en el artículo 18.1 de la Constitución". Este abogado explica que "la decisión de colgar una foto de los hijos en una red social pertenece a la esfera de la patria potestad. Si los progenitores están de acuerdo pueden hacer lo que consideren. El problema es cuando los padres están separados. Cada vez se ven más casos en los juzgados en los que uno de los cónyuges exige la retirada de imágenes ya subidas y que se prohíba a la otra parte colgar fotos de los hijos y los magistrados suelen fallar a favor. Si no existe el consentimiento de ambos ninguno puede subir información del hijo".

Este pleito durará hasta que el menor cumpla 14 años, pues a partir de esa edad, "es él y no sus padres quién debe dar su aprobación para que se publiquen imágenes suyas".

Marta, profesora en un instituto y madre de dos niños pequeños, ha ido cambiando su forma de actuar en redes sociales. "Al principio ponía fotos de ellos en el perfil de WhatsApp. Los bebés son tan bonitos, estás tan orgullosa de tu hijo que te encanta enseñarlo. Total, si sólo lo ven tus contactos... Pero luego caes en que tu número lo tiene mucha más gente de la que crees y que las fotos se pueden guardar. Por eso decidí no volver a poner sus caras, al menos para que el día de mañana ellos decidan qué hacer con su imagen. Pretendo inculcarles que su vida privada es suya y deben cuidarla".

Esta maestra alerta además del "exhibicionismo que se da hoy en las redes. Me da pavor cómo los chicos exponen grandes parcelas de su intimidad a todo el mundo, pero es complicado que entiendan los peligros que conlleva esa actitud si los padres hacemos lo mismo".

Para el coordinador del INCIBE, "el mayor fallo en el que incurren todos, adultos y adolescentes, al usar las redes sociales, es la mala gestión de la privacidad y publicar comentarios desafortunados".

"El sharenting está en auge y hay menores en este momento muy sobreexpuestos", reconoce Mateo Bueno. "¿Veremos a hijos demandando a sus padres por las fotos y comentarios que han publicado sobre ellos?", se pregunta el abogado, que se responde: "Tiempo al tiempo. No tengo ninguna duda de que ese momento llegará y no está muy lejos".

Consejos para padres

La pediatra Keith Bahareh ha publicado un estudio en la revista JAMA (Journal of American Medical Association) sobre cómo afecta esta exposición pública a la salud del menor. Señala que el 50% de las imágenes que se comparten en sitios pedófilos han sido obtenidas de redes sociales y que el sharenting está robándole al niño el derecho a formar su propia identidad. Para tratar de perjudicar lo menos posible al crío sin prohibir nada a los padres, da siete consejos para compartir información de forma segura
  1. Familiarizarse con las políticas de privacidad de los sitios en los que se cuelga información
  2. Activar notificaciones que alerten cuando el nombre de su hijo aparezca en alguna búsqueda de Google
  3. Compartir la información de forma anónima para respetar la privacidad del menor
  4. Tomar precauciones y pensarlo dos veces antes de dar la localización del niño
  5. Dar a los hijos la posibilidad de 'veto' sobre lo que se va a compartir de ellos en las redes sociales
  6. No colgar nunca fotos en las que los hijos aparezcan desnudos, incluyendo las de recién nacidos y la de la hora del baño
  7. Considerar el efecto que lo compartido pueda tener en la autoestima del niño.
 
Pero es que ahora la cosa funciona así: es la vida en el escaparate. En mi familia hay una persona que no tiene redes sociales pero que en el grupal nos cuelga cada día la vida y milagros de sus hijos. Es cansina como ella sola porque la mayoría de cosas que cuelga no tienen el menor interés ni para mí que soy familia pero hoy en día es así: si no puedes exhibir los triunfos, es como si no existieran. A mí me han ascendido en el trabajo y no he dicho ni mú a nadie. Otras ya habrían mandado un vídeo de whatasapp con la firma del contrato. La vanidad.

En cuanto a los niños... creo que se tendría que regular por ley, los padres no deberían poder decidir sobre el derecho a la intimidad de sus hijos.
 
Pero es que ahora la cosa funciona así: es la vida en el escaparate. En mi familia hay una persona que no tiene redes sociales pero que en el grupal nos cuelga cada día la vida y milagros de sus hijos. Es cansina como ella sola porque la mayoría de cosas que cuelga no tienen el menor interés ni para mí que soy familia pero hoy en día es así: si no puedes exhibir los triunfos, es como si no existieran. A mí me han ascendido en el trabajo y no he dicho ni mú a nadie. Otras ya habrían mandado un vídeo de whatasapp con la firma del contrato. La vanidad.

En cuanto a los niños... creo que se tendría que regular por ley, los padres no deberían poder decidir sobre el derecho a la intimidad de sus hijos.

BUFFFFF! Yo tengo una amiga así también.

El facebook ha hecho mucho daño. Ahora si no fardas de algo, no ha pasado. Es una mentalidad catetil española que no hay forma de erradicar. Lo de colgar fotos todo el rato tomándose un vino, caminando por la playa, de risas con los amigos, de tus hijos haciendo monerías, etc...en plan "mira, mi vida es perfecta" es UN PUTO COÑAZO.

Yo nunca he tenido facebook (doy gracias a dios de haber tomado esa decisión) ni utilizo el instagram ni ninguna gilipollez de esa. Sólo el wassap y aún así me masacran de vez en cuando.

Y lo de los críos: pues hay que ser gilipollas para colgar fotos de ellos por ahí. Pero es que la gente tiene tanto afán de ser famosa, de ser OBSERVADA, MIRADA, son unos exhibicionistas natos. El sueño de la mayorái de la gente sería ver su vida coglada en la tele como en gran hermano, tener fotógrafos persiguiéndoles por la calle, que todo el mundo hablara de ellos. Menuda panda de egocéntricos está hecha nuestra sociedad. Y luego claro, se ven en sus vidas normales y las deben considerar miserables.
 
@gg_

Es que antes era más difícil fardar. Tenían que darse las circunstancias adecuadas: el corrillo, el café de los viernes, coincidir todas en la puerta del colegio... Ahora es facilísimo: todo el mundo puede tener su portada del HOLA. Los grupos de Whatsapp son algo tremendo: ecografías mensuales, fotos de barrigas de embarazadas, fotos de los niños en el festival del cole, fotos del domingo en familia tirados en el sofá... Es lo que tú dices: si no fardas de las cosas es como si no hubieran sucedido.

Esta mentalidad tan invasiva que tenemos en España, que somos cotillas por naturaleza, hace mucho daño. Mira, como anécdota. Cuando encontré el trabajo que tengo ahora, no lo dije hasta que ya llevaba más de dos meses trabajando allí. Venía de muchas decepciones seguidas, de procesos de selección que siempre acababan mal, y con éste decidí que no diría nada. Pues hubo amigas que, cuando se enteraron, se enfadaron. Y digo yo: ¿qué obligación hay de contarlo TODO?
 
Tengo por norma el utilizar el sentido común: no subir información personal ni gráfica a Internet o redes sociales y menos aún de aquellos que no pueden opinar si lo desean o no, como los menores de edad o los ancianos. Con este último grupo de edad también se cometen muchos abusos. Lo más morboso y terrible fue ver cómo un periodista al que yo admiraba y cuyo blog seguía publicaba fotos del deterioro progresivo de su madre enferma del mal de Alzheimer. No sé hasta qué punto podemos llegar con tanto eexhibicionismo.
Fotos de niños en redes sociales: ¿un riesgo innecesario?
¿Cuáles son los peligros potenciales de poner una foto en internet de un menor?
MARÍA GARRIDO | 28 JULIO, 2014 | 07:23 H
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Foto: Instagram


Te llega por WhatsApp. En la foto, tu sobrino de siete meses está precioso, sonriente y lleva puesta esa camiseta tan simpática que le regalaste hace poco. Editar. Compartir. Etiquetar. La foto ya está en la red y cientos, miles de personas podrían acceder a ella desde ese momento. Y ahora, ¿qué?

En apenas una década, desde la llegada a nuestras vidas de las redes sociales, hemos visto nacer en ellas de todo, también niños. Ecografías, recién nacidos, cumpleaños… Las fotos de los hijos de familiares y amigos nos permiten verlos cuando están lejos y suelen ser imágenes tiernas o divertidas, pero mientras unos opinan que hay que tomarse las posibilidades de las redes con naturalidad otros advierten de los peligros que acechan tras un acto tan cotidiano como el que acabamos de describir.

Para Gustavo Cánovas, director del portal Protégeles, los riesgos potenciales de exponer la imagen de los menores en redes sociales son tres. “Una vez que las fotos están en sitios no privados de Internet, y sitios no privados son prácticamente todos, pueden ser usadas para usurpar la identidad del protagonista, haciendo creer a otros que es él. Además, alguien puede utilizar las imágenes para acosarte, lo que conocemos como cyberbullying y, por último, pueden darse casos de morphing, la manipulación de la foto y con el fin de usar el rostro del menor superponiéndolo a otra imagen, del tipo que sea, y distribuirla”.
Naturalidad, culpa o pánico

Las anteriores no son situaciones muy frecuentes pero ocurren. Y esta amenaza latente estimula el debate en torno a si es correcto a subir fotos de los menores hasta el punto de generar sentimientos de culpa en algunos progenitores: “Yo subo muchas fotos de mi hija, sobre todo a Instagram. Aunque muchas veces me siento mal por hacerlo, por si piensan que soy una mala madre por exponerla –cuenta Marta, madre de una niña de nueve meses– pero luego pienso que viviendo a 1.000 kilómetros de distancia y sin que casi ninguna de mis amigas ni mi familia la puedan ver, pues también sirve para que le sigan la pista y la conozcan. En realidad creo que es como hacer un blogsobre el crecimiento”.

Un “blog sobre el crecimiento” actualizado a tiempo real y cuyo primer post suele ser la ecografía del futuro bebé, al que le seguirán primeras sonrisas, primeros pasos, primeras vacaciones y lo que es más peligroso, primeros planos. Del todo desaconsejados por los expertos y evitados por muchos padres que tratan de neutralizarlos con ingenio. Clara, tiene dos hijos y afirma que “cuando una persona comparte de manera pública su vida en las redes, los hijos forman parte de esa ventana, pero hay muchas maneras de abrirla. Soy partidaria de publicar fotos de niños siempre y cuando la imagen sea parcial. Es importante preservar la identidad y la integridad del menos, pero creo que un tipo de fotos artísticas y aspiracionales son válidas”.

Para otros, sin embargo, el asunto está claro. Fotos de menores en redes sociales "no" y sin excepciones. Es lo que opina Ana, madre de una niña de 7 años cuando dice: “Un no rotundo. Debemos protegerlos al cien por cien. No son monos de feria que exponer y los riesgos son más que la alegría que provocan en los amigos o la familia por ver una foto. Estoy especialmente sensibilizada y quizá vea fantasmas donde no los hay pero no quiero facilitar el trabajo a degenerados a través de fotos de mi hija y publicar su imagen me parece exponerla en un mercado”.

Al igual que ocurre con las fotos de los adultos los expertos hablan de emplear el sentido común en lugar de ponerse taxativos con las decisiones sobre imágenes y menores. Si los valores que se transmiten no son negativos, la foto no tiene por qué serlo, “una cosa sería publicar que su hijo ha sido el ganador de un concurso, que en principio puede ser algo positivo, y otra que aparezca un menor manipulando un arma de fuego o conduciendo un coche", indica Marisol Ramoneda, psicóloga especializada en el ámbito familiar y colaboradora de la Asociación Pro Defensa del Menor. Y aconseja: “Hay que ponerse en el lugar del menor antes de actuar de manera impulsiva para evitar que los chavales crezcan y sientan que han sido expuestos por sus padres a situaciones que no son de su agrado".
Arma arrojadiza entre padres

Esta apelación a la empatía hacia los niños no es solo cuestión de precaución sino de respeto hacia los menores que, también en la red, a menudo son utilizados por los adultos en sus guerras conyugales. “Las fotos de los hijos acaban siendo un arma arrojadiza en procesos de separación o divorcio. Algunos padres parecen competir por ver con quién se lo pasan mejor, o quién genera más situaciones divertidas y los padre se acusan mutuamente. Lo peor es que cuando se dan cuenta de esto, los menores se sienten francamente mal. Subir fotos de sus hijos es un derecho que usan los padres, y no es delictivo, pero pasa por encima de los derechos del propio niño porque ese niño no es consultado sobre si quiere que toda su vida, desde que es una ecografía, esté una red social”, asegura Cánovas. Recientemente hemos conocido que la modelo Laura Sánchez y su expareja Aitor Ocio están en plena guerra mediática, precisamente por las fotos que el exfutbolista publica en las redes sociales de la hija que tienen en común.

Entre la paranoia y la sobreexposición está la prudencia. Y debemos usarla al admitir que todavía no sabemos con seguridad las consecuencias de lo que subimos a la red ni somos del todo conscientes del rastro que dejamos por lo que hay que prevenir a la prole de apuros futuros. “Quizá lo más práctico es pensar que cuando cuelgue una foto en internet esa fotografía podría verla todo el mundo. Antes de subirla debes estar seguro de esa foto que ti mismo, si eres un adolescente, o tu hijo o tu hija, si eres progenitor, puede estar circulando por internet toda tu vida y tus futuros jefes, tu futura pareja, tus futuros hijos lleguen a verla”, dice Cánovas.

Ya existen casos de chavales que lamentan la vida virtual que han generado sus padres, aunque lo habitual es que sientan naturalidad y orgullo, cuando la gestión de su imagen no ha sido responsable “los niños más tímidos o pudorosos pueden sentir dolor o rabia ante esta exposición”, indica Ramoneda.

Pero la precaución de los padres no es la única garantía para proteger a los niños. A pesar de que, a medida que crecen reciben información sobre el buen uso de su imagen en la red, siguen indefensos ante el que se está convirtiendo en la mayor de las amenazas según el Centro de Seguridad en Internet para los menores en España: la descarga de aplicaciones con acceso a sus galerías de fotos, vídeos y datos de contacto. “Los niños en España se descargan millones de aplicaciones al año, sobre todo de mensajería instantánea, que exigen acceso a todos esos datos, esas son sus redes sociales y no las clásicas. Son empresas situadas en EEUU, Rusia, Corea y todas partes del mundo, no sabemos para qué quieren estas imágenes ni por qué las almacenan, ni durante cuánto tiempo, ni qué medidas de seguridad cumplen. Y antes eso nadie está diciendo nada y es gravísimo” alerta Cánovas.

Los padres tienen la última palabra para amparar a sus hijos ante los frenéticos cambios de la red hasta los 14 años, momento en el que pueden empezar a decidir por ellos mismos dentro de los límites familiares. Y según Protégeles, podemos ser optimistas, los paneles de jóvenes con los que trabaja la Comisión Europea concluyen que los chavales son cada vez más conscientes de los peligros de exponer su imagen y colegios, padres y menores disponen de información para evitar situaciones problemáticas y “cuando se les informa se hacen plenamente conscientes de que han de sopesar el riesgo de subir una foto a cambio del reconocimiento o popularidad que puedan obtener y suelen hacerlo adecuadamente”. Quizá, y a pesar de las constantes amenazas, haya que reconocer que, en general, la segunda generación de nativos digitales tiene recursos para manejar las redes con más acierto que sus padres.


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Última edición:
Yo no tengo hijos pero si tengo sobrinos, a mi me gusta tomarme fotos con ellos pero no exponerlos en mis redes tomo fotos de lugares donde estamos pero sin ellos porque a veces vamos a sitios bonitos, he visto tanto últimamente en las redes que honestamente hasta estoy en contra de que los chicos desde peques tengan celular con acceso a internet debido a los peligros que hay hoy en día
 
Ante todo sentido común.
También existe la posibilidad de tener cuentas privadas con solicitud para no quedar tan expuestas en las redes.
Creo que hay mucha ignorancia sobre el derecho a la propiedad, lo que expones en la red deja de ser tuyo por mucho copyright que le pongas.-
 
@gg_

Es que antes era más difícil fardar. Tenían que darse las circunstancias adecuadas: el corrillo, el café de los viernes, coincidir todas en la puerta del colegio... Ahora es facilísimo: todo el mundo puede tener su portada del HOLA. Los grupos de Whatsapp son algo tremendo: ecografías mensuales, fotos de barrigas de embarazadas, fotos de los niños en el festival del cole, fotos del domingo en familia tirados en el sofá... Es lo que tú dices: si no fardas de las cosas es como si no hubieran sucedido.

Esta mentalidad tan invasiva que tenemos en España, que somos cotillas por naturaleza, hace mucho daño. Mira, como anécdota. Cuando encontré el trabajo que tengo ahora, no lo dije hasta que ya llevaba más de dos meses trabajando allí. Venía de muchas decepciones seguidas, de procesos de selección que siempre acababan mal, y con éste decidí que no diría nada. Pues hubo amigas que, cuando se enteraron, se enfadaron. Y digo yo: ¿qué obligación hay de contarlo TODO?

Me recuerda a una situación que viví hace un tiempo. Yo me quedé embarazada, tuve una niña y jamás puse en Facebook nada referente a mi embarazo, fotos del bebé, ni en ningún momento le conté al "mundo" que estaba embarazada. Tiempo después de nacer mi hija, cuando tenía unos cuantos meses fui de vacaciones a mi lugar de origen para visitar a la familia. Me encontré por la calle con una amiga del colegio que a día de hoy es simplemente conocida y con la que no mantengo ningún tipo de relación, pero sí la tengo como amiga en Facebook aunque hace mil años que ni abro Facebook ni publico nada allí. Tras los saludos, las preguntas de rigor, etc me preguntó de qué herman@ era el bebé que llevaba de paseo. Tengo una prole de sobrinos inmensa y ella pensaba que era uno de ellos. Cuando le dije que no era sobrino, que el bebé era mío, se enfadó argumentando que cómo era posible, que ella no sabía nada, que no lo había puesto en Facebook. Como si el Facebook fuese el boletín oficial donde comunicar las bodas, bautizos y comuniones.
 
Me recuerda a una situación que viví hace un tiempo. Yo me quedé embarazada, tuve una niña y jamás puse en Facebook nada referente a mi embarazo, fotos del bebé, ni en ningún momento le conté al "mundo" que estaba embarazada. Tiempo después de nacer mi hija, cuando tenía unos cuantos meses fui de vacaciones a mi lugar de origen para visitar a la familia. Me encontré por la calle con una amiga del colegio que a día de hoy es simplemente conocida y con la que no mantengo ningún tipo de relación, pero sí la tengo como amiga en Facebook aunque hace mil años que ni abro Facebook ni publico nada allí. Tras los saludos, las preguntas de rigor, etc me preguntó de qué herman@ era el bebé que llevaba de paseo. Tengo una prole de sobrinos inmensa y ella pensaba que era uno de ellos. Cuando le dije que no era sobrino, que el bebé era mío, se enfadó argumentando que cómo era posible, que ella no sabía nada, que no lo había puesto en Facebook. Como si el Facebook fuese el boletín oficial donde comunicar las bodas, bautizos y comuniones.
Buen día ! No he podido conterme al leerte, exactamente me ha pasado eso a mi. Tengo dos niñas y cuando estaba embarazada de la primera hace como cinco años más o menos, no publiqué nada en fb, y cuando nació , se me ocurrió publicar una foto solo con su mano agarrada a la mía, sin mostrar su rostro, pero todo el mundo sabia que era yo la que aparecía ahí. Un contacto de mi fb se atrevió a decirme que ponía en duda de que esa bebé fuese mía, ya que nunca vio una foto mía embarazada publicada en fb. Me quedé a cuadros, desde ese momento decidí cerrar ese perfil en fb , nunca más he vuelto a entrar. No estoy a favor de publicar fotos de menores en redes sociales y he prohibido a mis familiares que las publiquen en sus perfiles , me parece falta de respeto hacia ellos (niñ@s ).
 
@Mrs. Muir

Yo también soy de las que no cuentan nada. Ni ascensos en el trabajo, ni mudanzas, ni parejas, ni idas ni venidas. Y me molesta mucho que la gente se meta en mi vida. Tengo amistades que son como policías: quedar con ellas es verte sometida a un interrogatorio. Que si cuánto te pagan, que si cuánto te han costado los muebles, que si qué relación tienes con éste... Son peor que el FBI.
 
Yo no suelo exponerme nunca tampoco. No cuelgo fotos, no voy pubicando mi vida por ahí. Lo que pasa, a veces, es que vas a una cena, haces alguna quedada con algún grupo... y, zas! foto al canto, alguien la cuelga en su cuenta y ahí sales tu... Hace unas semanas que me encontré en una foto que nos hicimos con un grupo, hace año y medio. A mí, que no me gusta colgar mis fotos, ahí me colgaron... Y, no puedes ir haciendo siempre el raro, diciendo "no... yo no salgo en la foto..."

Y, en cuanto a los niños, me parece peor. Son pequeños y no pueden defenderse.
 
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