ENSALADAS


ENSALADA DE ALGA WAKAME CON ALIÑO DE SÉSAMO


image.png



El alga wakame es fresca, carnosa y de sabor suave; se encuentra fácilmente en las tiendas de alimentación asiática y es perfecta para hacer ensaladas con aliños potentes.



La ensalada de algas es uno de mis precocinados favoritos: pocas cosas hay que puedas sacar de un envase y sean tan sabrosas como poco guarrindongas. Se encuentran fácilmente en las tiendas de alimentación oriental, físicas u online y últimamente también en algunas pescaderías y tiendas de sushi. Normalmente llevan algas wakame, semillas de sésamo y algún aliño, pero también hay versiones que añaden otras algas como la kombu o el agar agar, y otras que lo mezclan con un poco de seta shiitake.

Hay paquetes de 120 g, de 250 y de kilo, un formato que no recomiendo para consumir en casa porque hay que descongelarla entera, y a no ser que vivas con 12 personas puedes pasarte cuatro días comiendo algas de primero, segundo y postre. Están muy buenas de cualquier manera: tal cual, rematando una sopa fría, unos fideos de arroz o en una ensalada de pasta.

El aliño de la ensalada es adictivo, cremoso y con un sabor a sésamo potente, pero nada molesto. Se lo he robado vilmente a Li Wan Li, que prepara cantidades industriales para uno de los platos que más sale en verano en el menú de su restaurante Lee Barcelona, especializado en cocina del Sudeste Asiático. Os recomiendo preparar por lo menos el doble y guardarlo en la nevera: dura tranquilamente una semana o más, y podéis usarlo tanto para dar enjundia a una ensalada de tomates como para unos tallarines fríos con cacahuete y cilantro.

Si no tenéis aceite de sésamo a mano, podéis usar aceite de oliva o girasol: quedará un poco más suave de sabor, pero no es dramático. Aunque las algas que se usan para envolver el sushi -diría que ahora mismo son las más conocidas- no os gusten, os animo a que probéis esta ensalada. El wakame tiene un sabor mucho más fresco y delicado, una textura más carnosa y un sabor menos marino que el alga nori: son como el día y la noche de las algas.


Dificultad

Si usas sésamo en lugar de tahina, hay que tener un poco de paciencia para triturarlo.


Ingredientes

Para 4 personas

Para el aliño

  • 3 cucharadas de tahina o sésamo tostado
  • 4 cucharadas de salsa de soja
  • 3 cucharadas de vinagre de vino blanco
  • Una cucharada de aceite de sésamo o de oliva
  • Una cucharada de azúcar
Además

  • 120 g de ensalada de wakame y sésamo, descongelados
  • 120 g de hojas de lechugas variadas
  • 2 zanahorias pequeñas y tiernas
  • 80 g de soja germinada
  • 1 cucharada de sésamo tostado
Preparación


  1. Preparar la vinagreta mezclando bien todos los ingredientes hasta conseguir una consistencia cremosa. Si usamos tahina, solo necesitaremos ponerla en un tarro y agitarla bien durante un rato (a no ser que esté muy denso). Si usamos sésamo tostado, tendremos que triturarlo bien hasta que el sésamo se desintegre.
  2. Rallar las zanahorias bien lavadas. Montar la ensalada con las hojas verdes en la base, encima la zanahoria y la soja, el wakame. Aliñar, rematar con un poco de sésamo y servir.

https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2018/07/19/receta/1531997897_413701.html
 

ENSALADA DE MELÓN, ARROZ BASMATI Y CURRY


image.png



Esta receta es muy fácil de hacer, está riquísima y lo mismo te soluciona un pícnic, que una comida o una cena a la fresca. Todo lo que se le puede pedir a un plato veraniego, vamos.




"Qué poco se lo ha currado hoy", habrás pensado. Y no seré yo quien te quite la razón. Sin embargo, si funciona la mezcla de tomate bueno, atún en conserva también bueno, aceite de oliva -virgen extra y del bueno, por favor- y comino, ¿por qué esta debería ser menos?

Esta es una ensalada que se cruzó en mi camino hace años, cuando fui a uno de estos eventos de música electrónica en los que invitan a llevarte el pícnic (o a comprarlo in situpor un no tan módico precio). Desde el principio me pareció una combinación ganadora, uno de estos platos que hacen verano y lo mismo te solucionan una cena tonta que un domingo de resaca.

La técnica de cocción del arroz la he sacado de Gordon Ramsay, que se me hace muy cuesta arriba y a quien soy incapaz de ver durante más de cinco minutos seguidos. Eso sí, tiene unos cuantos tutoriales de básicos en YouTube que vienen de perlas para aprender a preparar unas cuantas cosas. Este de arroz basmati al vapor es uno de ellos.

Dificultad

Muy baja, y menos todavía si te va la flojera y compras el arroz en vasitos.

Ingredientes

Para cuatro raciones

  • 400 g de arroz basmati
  • 300 g de melón pelado
  • Un anís estrellado
  • 2 vainas de cardamomo
  • 80 g de pistachos tostados (a ser posible, sin sal)
  • 2 cucharadas de curry en polvo
  • La ralladura de un limón (solo la parte amarilla)
  • 250 g de yogur griego
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal y pimienta

Preparación

  1. Colocar el arroz basmati en un colador y lavarlo bajo el grifo para retirar el exceso de almidón.
  2. Echar en una olla el arroz junto con 1.5 veces el mismo volumen en agua, las vainas de cardamomo abiertas, el anís estrellado, un golpe de pimienta molida y un poco de sal. Tapar, encender el fuego y esperar a que levante el hervor. Bajar el calor al mínimo y dejar cocer entre 8 y 10 minutos, sin destapar en ningún momento.
  3. Apagar el fuego, destapar y quitar el anís y el cardamomo. Separar los granos de arroz con un tenedor, pasar a una fuente amplia y esperar a que se enfríe.
  4. Añadir el curry, la ralladura de limón y el aceite de oliva. Remover y meter en la nevera.
  5. A la hora de servirlo, colocar una base de arroz, poner el melón cortado por encima y, por último, el yogur (mezclado con una pizca de sal) y los pistachos (pelados y machacados en el mortero).
https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2018/07/16/receta/1531740262_468723.html
 

ENSALADA DE ARROZ CON MEJILLONES EN ESCABECHE


image.png



Hace poco preparamos una barbacoa a base de pescado y otras maravillas en la que dimos buena cuenta de sardinas, calamares de potera, navajas, berberechos, un par de ensaladas y alguna que otra botella de vino. Cuando íbamos a buscar la sandía del postre, nos dimos cuenta de que en el fragor de la batalla nos habíamos olvidado una olla de estupendos mejillones del Delta del Ebro en la cocina. Nadie se veía con fuerzas para seguir con el festín, pero Mikel y yo aparcamos por un rato las libaciones y las coreografías de Rebeca las conversaciones sobre Kierkegaard y la física molecular para sacar los moluscos de su concha y dejarlos en su propio jugo para –al día siguiente y con energías renovadas– buscarles un plan alternativo. Que resultó ser un escabeche, que finalmente se convirtió en una ensalada de arroz.

El escabeche más que una receta es una técnica, así que admite todas las variantes imaginables y más. Yo me he lanzado a los cítricos porque creo que se llevan muy bien, pero también se le pueden añadir especias morunas e indias, como el anís estrellado, la canela o el cardamomo, o hacerle viajar hasta Asia con un toque de jengibre, lemongrasso pimienta de Sichuan. Por supuesto se pueden escabechar muchas otras materias primas, y no solo cosas que salen del mar como atún, sardinas o caballa: las codornices o perdices, las berenjenas, el pollo o la pechuga de pavo – la receta de Mikel es una auténtica delicia– sacan lo mejor de si mismos cuando se preparan de esta manera.

Si la potencia del vinagre resulta excesiva para algunos de los comensales, se puede sustituir la mitad por el líquido de cocción de los mejillones, esa maravilla de sabor atómico que se consigue cuando se abren éstos –sin aceite ni vino ni nada– en una olla tapada, a fuego alegre y dando unas vueltas de vez en cuando para que el calor se reparta uniformemente. Si no queréis que la ira de Neptuno caiga sobre vosotros, no cometéis el error de tirar esa maravilla de jugo: ponedla en tápers o bolsas con zip y congeladlo para alegrar paellas, sopas de pescado y –convenientemente reducido– platos de pasta a la marinera.

Si sois unos vagos o tenéis unos buenos mejillones en escabeche al alcance de la mano, podéis hacer la ensalada con ellos, mezclando el escabeche con un poco de zumo de limón para aportar frescura. Es la mar de sencilla porque a) la receta-receta son los mejillones, lo otro es lo que en las latas de conservas llaman “sugerencia de presentación”, y b) la servimos junto a una sopa fría que era un festival de los vegetales, con lo que tampoco necesitamos ponerle demasiados ingredientes. Si queréis convertirla en un plato único, podéis añadir un poco más de arroz, daditos de tomate, aceitunas, pimiento asado o cualquier cosa que se os ocurra, siempre recurriendo al sentido común (los que lo tengáis, los que no casi mejor preguntadle a alguien).



Dificultad:

Para bivalvos.

Ingredientes
Para 4 personas

Para los mejillones

  • 250 g de mejillones cocidos al vapor, sin cáscaras
  • 4 dientes de ajo enteros
  • Una hoja de laurel
  • Una cucharadita de pimentón dulce (o picante, o mezclado, al gusto)
  • 1/4 de cucharadita de semillas de comino
  • 1/2 vaso de aceite de oliva
  • 1/4 de vaso de vinagre de vino blanco
  • 4 tiras de piel de naranja
  • 4 tiras de piel de limón
  • 10 bolas de pimienta
  • Sal

Para la ensalada

  • 60 g de pepinillos en vinagre
  • El tallo de una cebolleta
  • 150 g de arroz basmati o largo
  • 4 piparras (opcional)
  • Una cucharadita de ralladura de limón
  • Escabeche para aliñar

Preparación

1. Poner el aceite en una olla a fuego muy suave –sin que llegue a borbotear– con el ajo, el laurel, el comino y la pimienta. Mantenerlo 20 minutos al fuego y después dejarlo templar un rato más para que el aceite coja bien el sabor.

Tiempo aproximado: 20 minutos.

2. Volver a calentar el aceite a fuego muy suave, añadir el pimentón –sin parar de remover para que no se queme– y rápidamente el vinagre. Dejar templar cinco minutos y añadir un poco de sal y las tiras de los cítricos. Poner los mejillones –deben quedar cubiertos– y dejar reposar a temperatura ambiente hasta que se enfríen y después en la nevera, hasta que cojan bien el sabor del escabeche.

Tiempo aproximado: 12-24 horas.

3. Cocer, escurrir y enfriar el arroz. Montar la ensalada con una base de arroz, los mejillones encima,el tallo de la cebolleta, los pepinillos y las piparras (si se quiere) picados y un poco de ralladura de limón y escabeche para aliñar. Servir a temperatura ambiente o fresco.

https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2014/07/15/articulo/1405408675_140540.html
 

ENSALADA DE ENDIVIAS Y APIO CON VINAGRETA DE HINOJO Y MOSTAZA



image.png



Cocinar no es siempre estar un porrón de horas delante de los fogones. Cocinar es sacar el mejor sabor de cada ingrediente, saber combinarlo y potenciarlo, y así elaborar desde el guiso más complicado del mundo a la ensalada más sencilla del planeta, pero tremendamente rica. A algunos os parecerá difícil encajar el apio –así, en crudo, sin miedo– dentro de esa ecuación, o combinado con esas endivias que solemos comer con roquefort; pero aquí hemos venido a sorprenderos (para bien).

El apio no sólo vale para hacer sopitas y meterlo en los guisos para dar sabor: en crudo puede aportar una textura muy crocante y fresquísima, ideal para un montón de recetas. Bien tratado también puede dar lugar a deliciosos bocados, como la versión de la ensalada Waldorf que tomé en el restaurante Suculent.

Si tenéis problema para encontrar las semillas de hinojo, en los herbolarios y tiendas de especias las venden. En cuanto a la mostaza de eneldo, la hay de diferentes marcas, pero tengo bastante claro quien ofrece la mejor relación calidad-precio: Ikea. Cada vez que voy a buscar algún cacharro para casa, me vuelvo con un alijo; también la uso mucho para acompañar carnes como la de cerdo ibérico o hamburguesas. Si no tenéis o no os gusta, la podéis sustituir por cualquier mostaza dulce –tiene ese punto bien marcado– o por alguna de Dijon con una cucharadita de azúcar o miel.

Dificultad

Menos que hacer la crema de roquefort.

Ingredientes

Para 2 personas

  • 3 endivias
  • 2 ramas de apio
  • ½ granada
  • 1/2 bulbo de hinojo
  • Una cebolleta pequeña
  • ·2 cucharadas de semillas de hinojo
  • 80 ml de aceite de oliva virgen extra
  • 2 cucharadas de zumo de limón
  • Una cucharada de mostaza con eneldo
  • Sal
Preparación:

1. Picar finamente 1/4 del bulbo de hinojo y reservar el resto parte. Saltearlo en una sartén con un poco de aceite -muy poco-, y una pizca de sal. Cuando esté tierno y dorado, retirar. Tostar en esa misma sartén las semillas de hinojo, ponerlas en un mortero o un robot de cocina con el hinojo dorado y triturar hasta conseguir una pasta.

2. Mezclar el aceite de oliva con el zumo de limón, la mostaza, la sal y el puré de hinojo, emulsionando hasta consegui una vinagreta. Ajustar de aceite y limón al gusto.

3. Lavar bien las endivias y cortarlas. Mezclarlas con el resto del bulbo de hinojo, el apio y la cebolleta, todo picado muy fino. Añadir la granada y la vinagreta, mezclar muy bien.

5. Terminar con un poco más de granada para dar color y, si se quiere, algún fruto seco. Un huevo poché por encima puede convertirlo en una cena muy apañada. Servir inmediatamente.

https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2018/02/27/receta/1519739762_418095.html
 
Última edición por un moderador:

ENSALADA DE ARROZ INTEGRAL, JUDÍAS VERDES Y RÚCULA


image.png




Aunque ahora se pueden encontrar judías verdes de invernadero todo el año –con la textura del corchopán y un sabor bastante parecido al mismo, por cierto– es en verano cuando están de temporada y lucen en su máximo esplendor. Y nosotros, que además de comidistas somos muy verduristas, lo celebramos con una ensaladaza de órdago.

La judías frescas al punto, con ese color verde brillante y el ligero crujido que te alegra la vida, son perfectas para tomar frías en ensalada, un formato que no les va ni la mitad de bien a las que han pasado por el proceso Walt Disney de la congelación. El arroz integral se apunta a la fiesta para darle enjundia al plato, los pistachos le dan un punto tostado, la rúcula refresca y el limón le da vidilla al conjunto. Veredicto: deme diez.

Aunque ponerle trozos de limón a una ensalada puede sonar un poco extremo, si no te pasas con el tamaño de los mismos le da un punto divertido, fresco y muy veraniego al asunto. Si no la aliñas hasta el último momento, te la puedes llevar sin problema al trabajo, la playa, un parque o la piscina, y si quieres ponerle más chicha opta por algún queso de oveja, unos taquitos de jamón o unas buenas sardinas en aceite.

Dificultad

Lo más difícil es pelar el limón a lo vivo.

Ingredientes

  • 200 g de arroz integral
  • 500 g de judías verdes bobby
  • 1 limón
  • 50 g de pistachos
  • 2 chalotas
  • Rúcula
  • 1 cucharadita de tomillo fresco
  • 5 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • Pimienta
  • Sal
Preparación

  1. Hervir el arroz unos 25 minutos –depende un poco de la variedad– en abundante agua salada. Escurrir, refrescar y dejar enfriar.
  2. Quitarles las puntas a las judías y hacerlas al vapor 4 minutos. Refrescar en abundante agua con hielo para cortar la cocción y fijar el color.
  3. Rallar la piel del limón y sacarle los gajos de a lo vivo. Apretar los restos con la mano para sacarle el zumo (necesitamos dos cucharadas).
  4. Hacer una vinagreta con la chalota picada fina, sal y pimienta al gusto, las hojas de tomillo fresco, el aceite, el zumo y la ralladura de la piel de limón y la mitad de los pistachos picados.
  5. Montar la ensalada mezclando el arroz, las judías y la rúcula con el aliño, decorar con los pistachos restantes y trocitos de limón y servir.
https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2016/06/10/receta/1465554775_702799.html





 

ENSALADA DE PATATA Y ESPINACAS AL CURRY


image.png



Colorida y apetecible, es apta para el táper y se puede personalizar de distintas formas. De base lleva patatas cocidas y espinaca, pero se puede cambiar (o engrosar) el elemento verde con rúcula, canónigos, cilantro, perejil, menta y col finamente cortada. Al fin y al cabo, se trata de que la comamos con gusto, así que admite todo tipo de añadidos y sustituciones: remolacha asada o zanahoria cocida al dente en vez de patata, frutos secos, unos gajos de naranja o algo de pollo a la plancha para completar el plato.

Lo verdaderamente importante es el aliño hecho con yogur y especias. Yogur natural, ni griego ni mandangas. En cuanto a las especias, hace hincapié en el curry con cominos, semillas de cilantro y pimienta, todo tostado y molido en el mortero. ¿Que tienes la vagancia subida y no te apetece ponerte a machacar? Pues le pones únicamente especias en polvo y una sospecha de ras el hanout, para intentar imitar esa gracia que dan los condimentos tostados en la sartén.


Dificultad

Menos que bailar una coreografía de Bollywood.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 500 g de patatas pequeñas
  • 150 g de hojas de espinaca (u otras brotes y verduras de ensalada)
  • 125 g de yogur natural
  • 2 cucharaditas de curry en polvo
  • 1 cucharadita de comino en grano
  • Media cucharadita de semillas de cilantro
  • Media cucharadita de pimienta en grano
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 1 cucharada de zumo de limón (o vinagre)
  • Sal
  • Media granada

Preparación

  1. Limpiar las patatas y cocerlas en abundante agua hirviendo con sal, hasta que estén tiernas.
  2. Dejar que se enfríen y cortarlas sin quitarles la piel. En cuartos, si son pequeñas o en cubos si son más grandes.
  3. Calentar en una sartén pequeña completamente seca el comino, el cilantro, la pimienta y el curry en polvo. Cuando empiecen a esparcir su aroma, revolver bien para que no se quemen y pasar las especias a un mortero o molinillo para triturarlas.
  4. Mezclar el yogur, el aceite, el zumo de limón, la sal y las especias en un bol.
  5. Agregar esta crema a las patatas y mezclar todo bien, añadiendo también las hojas verdes si se quiere o aliñando estas por separado como en una ensalada normal.
  6. Echar por encima los granos de media granada madura, unos pocos cominos enteros y espolvorear ligeramente con curry.
https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2017/12/13/receta/1513192753_533951.html
 

ENSALADA RUSA DE PATATA CON LANGOSTINOS



image.png



Encurtidos caseros exprés, langostinos bien aprovechados y una falsa salsa rosa –más fresca y ligera que la original– acompañan a las patatas que forman la base de esta ensalada con aires del Este.




Esta ensalada de patatas está inspirada en Europa del Este: el pepino dulce y ácido, los rabanitos, los langostinos, la patata y el hecho de rematarlo todo con un lácteo cremoso que le aporta enjundia y muchas menos calorías que la tradicional mayonesa son un clarísimo homenaje a la cocina rusa o polaca.

Si os da mucha pereza preparar dos marinadas diferentes para el pepino y los rabanitos podéis hacer las dos cosas juntas, pero el esfuerzo es mínimo y el contraste entre uno ligeramente dulce y el otro ácido es suficientemente interesante como para hacer el experimento. Aviso ya de que ese pepino es tremendamente adictivo, y no podréis parar de comerlo de todas las maneras posibles: acompañando unas aceitunas, en bocadillos de rosbif o en ensaladas tiene un sabor y textura imbatibles.

Usando el coral de los langostinos y el vinagre de marinar los rabanitos mezclados con el quark, conseguimos un efecto visual de falsa salsa rosa –con un sabor a mar interesantísimo– que se puede utilizar en otras preparaciones, como ensaladas de pasta. Aunque la combinación gamba-quark pueda parecer poco procedente, en realidad es un acierto, porque el lácteo fija y potencia el yodo del marisco.

Si queréis preparar esta ensalada con antelación podéis hacerlo sin problema (excepto la salsa de quark, que no lleva muy bien el paso del tiempo) y si váis a cocer vosotros mismos los langostinos, poned el coral directamente crudo y multiplicaréis por 10 la sensación marina del plato.



Nivel de dificultad

Sacar el coral de las cabezas es lo más laborioso.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 600 g de patatas de platillo
  • 600 g de langostinos cocidos enteros
  • Una taza de rabanitos
  • Un pepino grande (uno y medio si son pequeños)
  • Un manojo de cebollino
  • ½ taza de hojas de perejil
  • 1 taza de queso quark (o crema agria o yogur griego)
  • Vinagre de vino blanco o manzana
  • Aceite de oliva
  • Salsa Worcestershire (Perrins)
  • Sal
  • 2 cucharadas de azúcar
  • Pimienta

Preparación

  1. Lavar el pepino y cortarlo por la mitad a lo largo y después en rodajas. Mezclar ¾ de taza de vinagre tibio con el azúcar y macerar el pepino en él durante una hora aproximadamente.
  2. Lavar bien los rabanitos, cuartearlos y ponerlos en 4 cucharadas de vinagre con un poco de sal, removiendo de vez en cuando.
  3. Hervir las patatas enteras en abundante agua salada durante unos 12 minutos o hasta que estén tiernas pero no deshechas (también se pueden hacer al microondas, en un bol cubierto con film de cocina).
  4. Mientras, pelar los langostinos y apretar las cabezas para sacarles el coral, reservándolo.
  5. Escurrir las patatas y, cuando estén tibias tirando a frías, cortarlas en 4 o 6 trozos (de bocado), mezclarlas con el pepino escurrido, los rabanitos (reservar un par de cucharadas del vinagre de la marinada), los langostinos, el perejil y el cebollino picado (reservar un poco de ambos para decorar). Aliñar con aceite, sal y pimienta.
  6. Mezclar el quark con el vinagre de marinar rabanitos que hemos reservado y el coral de los langostinos, un chorro de salsa Perrins (si se quiere) y poner un par de cucharadas encima de cada plato. Decorar con el perejil y el cebollino reservados, un toque de pimienta y servir.
https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2016/04/29/receta/1461917704_594437.html

 

ENSALADA TROPICAL



1469114997_921647_1469116214_media_normal.jpg


Si coges un montón de frutas tropicales y las tratas como si fueran hortalizas, consigues una ensalada campeona que puedes servir como primer o segundo plato. Añade unos langostinos, no te arrepentirás.



Hay veces en las que pruebas algo nuevo y tu cabeza se apresura a apuntarse esa idea para investigarla después. O al menos a nosotros nos pasa (si no es tu caso, tranquilo, seguirás viviendo igual, pero te lo deberías mirar). La semilla de esta receta en concreto se sembró en una discoteca de pueblo en Colombia. La situación era la siguiente: cubata en mano y un calor húmedo que chorreaba por la espalda. Y en vez de unos rancios cacahuetes, nos pusieron un bol de fruta.

En una situación normal habría que pensarse si era el sitio y el momento para probarlo. Pero no lo pensamos demasiado y le hincamos el diente. Al probarlo nos dimos cuenta de que la fruta tenía sal. Si ya es raro que te pongan fruta en la disco… ¡imagínate que le echan sal! Probablemente era una idea de gerente astuto para que bebieses más, pero también notamos que la fruta sabía mucho más a fruta. La sal es un gran potenciador del sabor, pero en nuestra cultura no es nada habitual usarla con la fruta.

De vuelta a casa investigamos sobre la fruta y las ensaladas y salió este invento. ¿Y si le ponemos aceite? ¿Jengibre? Fuimos haciendo muchas pruebas hasta que quedó lo siguiente. Admite mucha improvisación: mira que tienen en la frutería y ponte a probar, a ver qué sale. Recomendamos preparar la ensalada y dejarla reposar un rato en la nevera para que la mandanga se mezcle y todo coja más sabor.


Dificultad


La distancia entre tu casa y la frutería más cercana elevada al cuadrado.


Ingredientes

Para 2 personas


  • 1/2 mango
  • 1/2 aguacate
  • 1/4 papaya
  • 1 plátano
  • 1 kiwi
  • 1 trozo pequeño de jengibre (al gusto de cada uno)
  • 1 lima
  • Aceite de oliva
  • Sal
  • 4 hojas de hierbabuena (y alguna más para decorar)
  • Coco deshidratado en lascas

Preparación


  1. Poner en una picadora el trozo de jengibre, 4 hojas de hierbabuena, el zumo de una lima y aceite como para aliñar una ensalada. Batir hasta que quede todo bien triturado.
  2. Cortar toda la fruta en trozos pequeños y disponerla en un bol. Sazonar con la vinagreta y un poco de sal –como si fuese una ensalada tradicional– y remover. Dejar reposar un rato en la nevera tapado con film de cocina.
  3. Volver a mezclar un poco, decorar con unas láminas de coco deshidratado y unas hojas de hierbabuena y servir inmediatamente.

https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2016/07/21/receta/1469114997_921647.html
 

ENSALADA RUSA DE PATATA CON LANGOSTINOS


image.png



Encurtidos caseros exprés, langostinos bien aprovechados y una falsa salsa rosa –más fresca y ligera que la original– acompañan a las patatas que forman la base de esta ensalada con aires del Este.



Esta ensalada de patatas está inspirada en Europa del Este: el pepino dulce y ácido, los rabanitos, los langostinos, la patata y el hecho de rematarlo todo con un lácteo cremoso que le aporta enjundia y muchas menos calorías que la tradicional mayonesa son un clarísimo homenaje a la cocina rusa o polaca.

Si os da mucha pereza preparar dos marinadas diferentes para el pepino y los rabanitos podéis hacer las dos cosas juntas, pero el esfuerzo es mínimo y el contraste entre uno ligeramente dulce y el otro ácido es suficientemente interesante como para hacer el experimento. Aviso ya de que ese pepino es tremendamente adictivo, y no podréis parar de comerlo de todas las maneras posibles: acompañando unas aceitunas, en bocadillos de rosbif o en ensaladas tiene un sabor y textura imbatibles.

Usando el coral de los langostinos y el vinagre de marinar los rabanitos mezclados con el quark, conseguimos un efecto visual de falsa salsa rosa –con un sabor a mar interesantísimo– que se puede utilizar en otras preparaciones, como ensaladas de pasta. Aunque la combinación gamba-quark pueda parecer poco procedente, en realidad es un acierto, porque el lácteo fija y potencia el yodo del marisco.

Si queréis preparar esta ensalada con antelación podéis hacerlo sin problema (excepto la salsa de quark, que no lleva muy bien el paso del tiempo) y si váis a cocer vosotros mismos los langostinos, poned el coral directamente crudo y multiplicaréis por 10 la sensación marina del plato.

Nivel de dificultad

Sacar el coral de las cabezas es lo más laborioso.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 600 g de patatas de platillo
  • 600 g de langostinos cocidos enteros
  • Una taza de rabanitos
  • Un pepino grande (uno y medio si son pequeños)
  • Un manojo de cebollino
  • ½ taza de hojas de perejil
  • 1 taza de queso quark (o crema agria o yogur griego)
  • Vinagre de vino blanco o manzana
  • Aceite de oliva
  • Salsa Worcestershire (Perrins)
  • Sal
  • 2 cucharadas de azúcar
  • Pimienta
Preparación

  1. Lavar el pepino y cortarlo por la mitad a lo largo y después en rodajas. Mezclar ¾ de taza de vinagre tibio con el azúcar y macerar el pepino en él durante una hora aproximadamente.
  2. Lavar bien los rabanitos, cuartearlos y ponerlos en 4 cucharadas de vinagre con un poco de sal, removiendo de vez en cuando.
  3. Hervir las patatas enteras en abundante agua salada durante unos 12 minutos o hasta que estén tiernas pero no deshechas (también se pueden hacer al microondas, en un bol cubierto con film de cocina).
  4. Mientras, pelar los langostinos y apretar las cabezas para sacarles el coral, reservándolo.
  5. Escurrir las patatas y, cuando estén tibias tirando a frías, cortarlas en 4 o 6 trozos (de bocado), mezclarlas con el pepino escurrido, los rabanitos (reservar un par de cucharadas del vinagre de la marinada), los langostinos, el perejil y el cebollino picado (reservar un poco de ambos para decorar). Aliñar con aceite, sal y pimienta.
  6. Mezclar el quark con el vinagre de marinar rabanitos que hemos reservado y el coral de los langostinos, un chorro de salsa Perrins (si se quiere) y poner un par de cucharadas encima de cada plato. Decorar con el perejil y el cebollino reservados, un toque de pimienta y servir.
https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2016/04/29/receta/1461917704_594437.html
 

ENSALADA DE VERANO DE PATATA Y PEPINO


image.png




El verano sabe a ensalada de patata, eso lo sabe hasta Chanquete. Hoy proponemos una versión fresca con pepino, encurtidos y huevo duro, con truco extra para conseguir una cebolla que se digiere sin problema.



A estas alturas del verano y sin haber publicado aún una ensalada fresquita de patata: esto a vosotros os puede parecer una anécdota, pero yo vivo con miedo a que mi progenitora me quite el apellido (o peor, decida convertirme en el blanco de su afiladísimo sentido del humor). Porque si hay un plato que me recuerda a los veranos de la infancia -con perdón del empedrat, a base de legumbres, al que también le sacábamos bastante partido- es la ensalada de patata.

Mi madre la prepara sin una receta fija, siempre con un montón de hortalizas frescas o escalivadas -más verdura que patata, por norma- y un poco de proteína animal en forma de huevo duro, bonito, queso fresco o feta, anchoas o unos restos de pollo asado (creo que mi madre ya era vegetariana flexible antes de que los modernos se apropiaran del término). Unos encurtidos o aceitunas, y una vinagreta que podía incluir variaciones con mostaza o frutos secos marcaban la diferencia.

En la versión de hoy incluyo una técnica que aprendí con las papas aliñadas que sirven en el Puerto de Santa María, en versión simple -patata, cebolla, aceite, vinagre de Jerez, sal y pimienta- o con un lomo de melva o bonito para darle más enjundia. La cosa es tan sencilla como aliñar la patata en caliente, y añadir la cebolla también en ese momento: mientras la primera se empapa a tope de la vinagreta, la segunda se ablanda un poco, pierde fuerza y se digiere más fácilmente, además de no repetir de manera traicionera mientras hablas con un compañero de trabajo.


Tunead la ensalada base con lo que os apetezca: pulpo y perejil, sardinas de lata, daditos de jamón o pata y morro cocidos. Lo importante es el punto fresco del pepino y la alegría que le dan los encurtidos o variantes; a partir de aquí, lo que os apetezca. Aprovecho para saludar a la inspiradora de todo esto: mami, espero que esta receta te traiga buenos recuerdos y te ponga tan contenta como el día que le dije que, por fin, me gustaba el queso azul.

Dificultad

Encender el fuego para hervir las patatas.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 1 cebolla grande o 2 cebolletas pequeñas
  • 80 g de pepinillos, alcaparras o cualquier encurtido (yo usé lombarda encurtida en casa)
  • 2 o 3 patatas nuevas medianas enteras (unos 500 g en total)
  • 2 pepinos pequeños (unos 500 g)
  • 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra (y un poco más para emplatar)
  • 4 cucharadas de vinagre al gusto
  • 4 huevos
  • 20 aceitunas negras
  • 2 cucharadas de perejil picado
  • Sal
  • Pimienta
Preparación

  1. Hervir las patatas enteras con piel unos 25/35 minutos, dependiendo del tamaño que tengan. Cuando estén listas -y sea posible hacerlo sin quemarse- pelarlas y cortar en trozos medianos.
  2. En caliente, mezclar con la cebolla cortada en tiras y aliñar con aceite, vinagre, sal y pimienta al gusto. Dejar enfriar a temperatura ambiente, y después pasar a la nevera hasta que esté fresco.
  3. Mientras, hervir los huevos nueve minutos, enfriar y pelar. Trocear dos y añadirlos a la patata, junto a los encurtidos y el pepino cortados pequeños y la mitad del perejil.
  4. Servir con el resto de los huevos en gajos, un poco de perejil, las aceitunas, sal y pimienta y un chorrito de aceite.

https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2017/07/05/receta/1499265574_061727.html
 

Ensalada de endivias, pera y queso


ensalada-endivias-pera-queso.jpg




Esta ensalada de endivias, pera y queso es una propuesta sencilla y rápida para preparar un entrante frío especial y fresco, o una cena rica lista al minuto.




INGREDIENTES para 2 personas


  • 3 endivias
  • 100 gr de queso azul a tu gusto: Gorgonzola, Roquefort, Stilton…
  • 1 pera mediana y firme de cualquier variedad
  • Un puñado de nueces peladas y troceadas
  • Opcional: Un puñado de pipas de calabaza o de girasol
  • Para la vinagreta: 3 partes de aceite de oliva virgen extra por 1 de vinagre de manzana, ralladura de naranja al gusto, sal, pimienta y una cucharadita de miel

ELABORACIÓN

  1. Lavamos bien las endivias debajo del grifo dejando que corra el agua. Si las sumergimos en agua se potencia su amargor. Escurrimos muy bien y separamos las hojas externas con cuidado.
  2. Los troncos se trocean al gusto y se disponen en el centro de la fuente. Las hojas las disponemos ordenadamente alrededor en una bandeja de servicio.
  3. Troceamos el queso (es mejor que esté frío, de la nevera) y lo disponemos por encima.
  4. Lavamos bien la pera y la cortamos en rebanadas. No elimines la piel si es lisa y firme.
  5. Ponemos las nueces y las pipas.
  6. Preparamos la vinagreta mezclando bien todos los ingredientes. Para que la miel se mezcle bien la puedes derretir unos segundos en el microondas.
  7. Mantenemos la ensalada en frío hasta el momento de servir y justo en ese momento aderezamos con la vinagreta y servimos. No pongas antes la vinagreta porque se deteriora la ensalada.
https://divinacocina.hola.com/ensalada-de-endivias-pera-y/



 
Back