Elvis Aaron Presley, el Rey del Rock and Roll. Disfrutemos de su música

Así fueron las últimas 24 horas en la vida de Elvis Presley
Se cumplen 40 años de la desaparición del Rey del Rock, uno de los grandes personajes del siglo XX

Elvis Presley durante una actuación en Milwaukee (Wisconsin, EEUU) en abril de 1977, cuatro meses antes de su fallecimiento.

El 16 de agosto de 1977, la muerte de Elvis Presley, de 42 años, estremeció el mundo. Miles de seguidores se agolparon en su mansión Graceland, en Memphis (EE UU), mientras las líneas telefónicas se colapsaban en la ciudad y las floristerías se quedaban sin género. Muchas emisoras del planeta dedicaron los siguientes días a pinchar nada más que su música. Aunque en cierto modo esperada, era como si nadie diera crédito a la desaparición de esta suerte de hijo predilecto a quien habían visto convertirse en la primera estrella del rock and roll (y uno de los mayores personajes del siglo XX) y desmoronarse. El New York Times tituló lacónicamente “Muere Elvis Presley: el cantante de rock tenía 42 años”. “Ha muerto Elvis Presley”, tituló EL PAÍS.

Los últimos cuatro años en la vida de Elvis -más o menos desde quesu divorcio de Priscilla se hizo efectivo, en octubre de 1973- habían sido una constante caída libre. Estaba descontrolado, perdido en su propia burbuja. Como describe con detalle Peter Guralnick en Elvis Presley: la destrucción del hombre (el segundo de los volúmenes de su biografía, editada en 1999 y en España en 2008), cuando no se encontraba inmerso en una de sus constantes giras o derrochando dinero en joyas y coches para sus amigos, se quedaba encerrado en su habitación, durmiendo o leyendo libros de numerología y espiritualidad. Vivía rodeado de un séquito de familiares, colegas, guardaespaldas y asistentes -muchos de los cuales formaban parte de la conocida como Memphis Mafia-, entre los que había celos y rencillas por acaparar sus atenciones y regalos.

Las ventas de sus discos habían descendido alarmantemente. Cuando su implacable mánager, el Coronel Tom Parker, conseguía meterlo en un estudio, era fácil que al cabo de uno o dos días diera la espantada. Prefería alardear de sus conocimientos de kárate. Para cumplir sus obligaciones con su discográfica, RCA, en 1974 llegó a publicarse un incongruente disco con fragmentos de las charlas que soltaba en los conciertos (
Having fun with Elvis on stage).

Elvis durante una reunión con Coronel Tom Parker, su implacable mánager, en 1956.

Elvis, what happened? (Elvis, ¿qué pasó?), un libro escrito por dos exguardaespaldas, se había publicado hacía solo unas semanas y aireaba crudamente sus miserias. Tras su separación de Priscilla, había encadenado (y solapado) varias novias, con las que, al parecer, prefería mantener una relación infantil, incluso mística, que sexual. Aunque le había regalado un anillo de compromiso, su última conquista, Ginger Alden, de 20 años, no terminaba de implicarse. Era reticente a salir de gira con él. Por otra parte, el mismo día 16 Presley debía iniciar un nuevo tour, el sexto de ese año.

Parker lo sacaba de gira incesantemente, y varias veces al año recalaba en el hotel Hilton de Las Vegas para actuar durante 10 o 15 días en dos pases diarios. Las millonarias deudas de juego del coronel en el casino de dicho hotel se contaban entre las razones. A Elvis también empezaba a faltarle liquidez: había tenido que hipotecar Graceland. Los conciertos eran cada vez más penosos. Las críticas, feroces, se debatían entre la pena y la rabia. Escribían que estaba gordo, adormilado, ido, que no vocalizaba, que tartamudeaba, que olvidaba las letras de las canciones o simplemente las cambiaba de modo grotesco. Se comportaba erráticamente: lo mismo hacía una exhibición de kárate en mitad del show que iniciaba una guerra de pistolas de agua con sus coristas.

Efectivamente, tenía sobrepeso. Era solo uno de sus problemas de salud. En los últimos tiempos habían empeorado sus problemas intestinales y su hipertensión y padecía principio de glaucoma. Le habían detectado el hígado graso. Solo por mencionar algunos de sus males físicos. Sus altibajos emocionales eran desconcertantes. Para combatirlos, y para poder conciliar el sueño, tomaba cantidades ingentes de sedantes, analgésicos y estimulantes. Su biógrafo Guralnick sugiere que esos cócteles habían inflamado su intestino y, por tanto, agravaban su estreñimiento crónico. Había sido hospitalizado en varias ocasiones por sobredosis.

Tres cosas preocupaban especialmente a Elvis en los días anteriores a su muerte.
Elvis, what happened? (Elvis, ¿qué pasó?), un libro escrito por dos exguardaespaldas, se había publicado hacía solo unas semanas y aireaba crudamente sus miserias. Tras su separación de Priscilla, había encadenado (y solapado) varias novias, con las que, al parecer, prefería mantener una relación infantil, incluso mística, que sexual. Aunque le había regalado un anillo de compromiso, su última conquista, Ginger Alden, de 20 años, no terminaba de implicarse. Era reticente a salir de gira con él. Por otra parte, el mismo día 16 Presley debía iniciar un nuevo tour, el sexto de ese año.

Elvis junto a su novia Ginger Alden, la última persona que lo vio con vida, en Hawaii en marzo de 1977.

El 15 de agosto, siguiendo el relato en el que coinciden las biografías, Elvis se levantó de la cama a las cuatro de la tarde. En la casa estaba su hija Lisa Marie, de 9 años, que había llegado el 31 de julio para pasar dos semanas. A las 11 de la noche, Ginger y algunos de “los chicos” acompañaron a Elvis a una cita con el dentista, el doctor Lester Hofman. Presley funcionaba con los horarios vueltos del revés. Hofman le realizó una limpieza bucal (también a Ginger) y le empastó un par de pequeñas caries. La comitiva regresó a Graceland pasada la medianoche.

Ya en su dormitorio, hizo un intento más por convencer a Ginger de que se sumara a la gira que debía comenzar al día siguiente, pero ella se negó. A las dos, telefoneó a su médico de confianza, el doctor George Nichopoulos (o doctor Nick, como Elvis lo llamaba), quejándose de que uno de los empastes le dolía. Raudo, el doctor Nick le hizo varias recetas, que uno de los chicos recogió.
A las cuatro de la madrugada levantó a dos de sus amigos de la cama (algunos vivían en caravanas en la finca) porque quería jugar al frontón, a pesar de que lloviznaba. Luego tocó un poco el piano en la sala de relax, y poco después llegó el recadero con tres bolsas de medicamentos: un amplio surtido de depresivos y placebos que normalmente permitían a Elvis dormir varias horas seguidas. Le entregaron los paquetes a intervalos, y cuando le dieron el último, a primera hora de la mañana, seguía despierto.

A las ocho, se levantó de la cama. “Me voy al baño a leer”, dijo a Ginger. En las memorias que esta publicó en 2014 (
Elvis and Ginger), precisa que ella respondió: “Ok, pero no te quedes dormido”.

En el libro
The death of Elvis (1991), de Charles C. Thomson y James P. Cole, el investigador médico del condado, Dan Warlick, encargado de inspeccionar la escena del fallecimiento, describe el cuarto de baño como una gran habitación que contaba con un auténtico trono de color negro, una pantalla de televisión frente a la taza, dos teléfonos, un interfono, varios sillones alrededor y una ducha circular de tres metros de diámetro con una cómoda silla de vinilo en el centro.

Hacia las dos de la tarde, Ginger se despertó e hizo una llamada rutinaria a su madre (que parecía más interesada en emparentarse con Elvis que ella misma). Cuando su madre le preguntó por Elvis, Ginger se dio cuenta de que él debía de seguir en el cuarto de baño, lo que no era normal porque habían transcurrido horas desde que se levantase. Preocupada, entró, y se encontró a Elvis “tumbado en el suelo, con los pantalones de pijama dorados bajados hasta los tobillos y el rostro enterrado en un charco de vómito sobre la mullida moqueta”, escribe Gurelnick. En Graceland se desató la locura.

Elvis Presley y su séquito -conocido como la Memphis Mafia- muestran las insignias que acaban de recibir del sheriff Nixon en Graceland, mansión del músico, en 1970. De izquierda a derecha en la fila de atrás, Billy Smith, el ex sheriff Bill Morris, Lamar Fike, Jerry Schilling, el sheriff Roy Nixon, Vernon Presley (padre de Elvis), Charlie Hodge, Sonny West, George Klein, Marty Lacker. En primera fila, de izquierda a derecha, el doctor George Nichopoulos (médico de confianza de Presley), Elvis y el actor Red West.

El guardaespaldas Al Strada fue el primero que acudió a la llamada de auxilio de Ginger. Intentó reanimarlo sin éxito. Cuando llegaron los enfermeros había siete u ocho personas histéricas rodeando el cuerpo. Vernon, el padre de Elvis, y Lisa Marie, la única hija del Rey, lloraban amargamente por las esquinas. A preguntas de los sanitarios, Strada dio por sentado que Elvis “había sufrido una sobredosis”.

El entorno de Elvis sugirió a Ginger que no era necesario revelar el libro que Elvis tenía en las manos cuando sufrió el ataque, pero en The death of Elvis ella explica que se trataba de un volumen con ilustraciones titulado Sex and the psychicenergy que relacionaba posturas sexuales con signos del horóscopo. El investigador médico, que vio el libro, lo describió como “atrevidamente por**gráfico. Hardcore según los estándares de 1977”.

Tras un tumultuoso traslado en ambulancia al hospital Memorial Baptista (con, entre otros, el doctor Nick a bordo, que presa del pánico había estrellado su Mercedes en la verja de la mansión), los médicos de urgencias certificaron el fallecimiento. Sobre las causas de la muerte de Elvis mucho se ha especulado, entre otras razones porque ya desde ese mismo 16 de agosto las informaciones fueron difusas y contradictorias. Para complicar las cosas, los amigos de Elvis, que desde hacía tiempo tenían un plan para llevarlo a casa de forma clandestina si sufría una sobredosis fatal estando de gira, pensaron que, dadas las circunstancias, lo mejor era limpiar a conciencia el dormitorio y el baño. Cuando llegó el investigador médico parecía que allí no había pasado nada. No obstante encontró dos jeringuillas usadas en el dormitorio.

Maurice Elliott, vicepresidente del hospital, fue el improbable encargado de dar la noticia a la prensa. 15 personas, entre patólogos, forenses, el doctor Nick, policías y guardias de seguridad del centro, estuvieron presentes durante la autopsia, que duró horas. No se halló evidencia de que el corazón hubiera fallado. A las 3:30 de la mañana, cuando aún no se había concluido, Jerry Francisco, examinador médico del condado, anunció que la muerte se había debido a un fallo del corazón a causa de una arritmia cardiaca. Según los autores Thomson y Cole, el jefe de patología del hospital, Eric Muirhead, se mostró abochornado por la explicación.

El informe forense, recogido por Gurelnick, encontró que, pese a que el corazón no había fallado, lo tenía dilatado, había una cantidad significativa de ateroesclerosis coronaria, el hígado estaba dañado y el intestino grueso presentaba una obturación por materia fecal; era probable que hubiera muerto mientras hacía fuerza en el retrete y no se descartó un shock anafiláctico debido a la codeína suministrada por el dentista, a la cual Presley tenía una leve alergia. El informe del laboratorio encontró 14 medicamentos distintos en el cuerpo de Elvis, 10 de ellos en cantidades importantes. En octubre se reabrió el informe y el doctor Francisco insistió en la teoría del fallo cardiaco por hipertensión, asegurando que ninguna de las drogas había contribuido. En cambio, especialistas consultados entonces por el Commercial Appeal, un periódico de Memphis, consideraban que el supuesto infarto no habría matado por si solo a Elvis.
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El 17 de agosto de 1977, los fans de Elvis Presley acudieron en masa a la mansión del músico en Memphis, donde fue encontrado su cuerpo, para despedirse de él

El doctor Nick fue investigado por un tribunal médico en 1979 por sospechas de sobreprescripción, y se descubrió que solo a lo largo de 1977 había recetado 10.000 dosis de medicamentos a nombre de Elvis Presley. En su defensa, Nichopoulos alegó que las drogas eran para Elvis y todo su clan. Se le retiró la licencia tres meses. En 1995, perdió la licencia de por vida tras una investigación más minuciosa.

En 1994 se reabrió el caso de la autopsia de Elvis. “No hay nada que apunte a una muerte por drogas”, concluyó. “En realidad, todo apunta a un repentino y violento ataque al corazón”. En 2010, el doctor Nick echó más leña al fuego, declarando que, aunque en su momento no lo supo ver, la causa de la muerte habría sido el estreñimiento crónico, lo que explicaría también su vientre hinchado en sus últimos años.

Dimes, diretes, controversias y teorías conspiratorias (no olvidemos que algunos aseguran que sigue vivo) que no han terminado de resolverse 40 años después, pero que de ningún modo han atenuado la grandeza de Elvis, el rey eterno del rock and roll.

https://elpais.com/elpais/2017/08/14/icon/1502702686_811816.html
 
Elvis Presley, Priscilla Beaulieu y un amor prohibido que trascendió su propia historia
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Lo más probable es que lo conociera en su momento más vulnerable: acababa de perder a su madre y, por supuesto, también acababan de reclutarlo en el Ejército, lo que podía llegar a resultar devastador en el pico de su carrera". Así, varios años después, recordaba Priscilla Ann Beaulieu Wagner sus primeros encuentros con Elvis Presley , quien luego se convertiría en su primer marido y padre de su hija mayor, Lisa Marie.

Su historia de amor tiene condimentos cinematográficos, pasajes de cuento de hadas pero también puntos oscuros que parecen haber quedado enterrados en Graceland y no hacen más que alimentar la leyenda de la leyenda sobre el Rey del Rock. Quizás sea, justamente, el comienzo del romance el dato más polémico: en 1959, cuando se conocieron, el cantante tenía 24 años, y ella apenas 14. Hoy, esa información generaría un escándalo de proporciones que, posiblemente, truncaría la carrera de cualquier artista; en ese momento, sin embargo, nadie pareció espantarse demasiado. Los tiempos cambian.



El primer encuentro
Cuando Priscilla dice que Elvis atravesaba un momento difícil en su vida, no exagera. En diciembre de 1957, el cantante -que ya era toda una sensación: tenía editados tres discos, uno con canciones de Navidad en camino y había protagonizado tres películas- fue convocado a unirse al Ejército estadounidense. El asumió su compromiso, aún pese a los temores de su madre, Gladys, y solicitó ser tratado como un soldado raso.

Con toda la atención de la prensa y de sus fervientes seguidores sobre sus espaldas, el joven del provocador movimiento de caderas se enlistó el 24 de marzo de 1958 en Fort Chaffee, Arkansas. Intentó ser uno más, pese a que todos sabían muy bien quién era. Hubo, sin embargo, hasta quien se animó a arriesgar que su carrera artística había llegado a su fin y que Elvis intentaría llevar una vida "normal" una vez que cumpliera con su servicio.

Pero una llamada telefónica lo cambió todo: en agosto de ese mismo año, Presley fue notificado de que su madre se encontraba internada y en grave estado, afectada por una hepatitis. El consiguió tomarse una licencia para regresar a Memphis; dos días después de llegar al hospital, Gladys murió debido a una falla cardíaca. Tenía 46 años y dejaba solo y devastado a su único hijo, que por entonces tenía 23.


Tras finalizar su entrenamiento, el cantante se unió en octubre a la 3ª División Blindada en Friedberg, Alemania. La leyenda reza que fue allí donde descubrió su gusto por la práctica de karate, pero también donde comenzó su relación con las drogas. Las anfetaminas eran moneda corriente entre los soldados por aquella época, y Elvis descubrió que con ellas podía sentirse más fuerte y vigoroso.

Pero el mayor descubrimiento tenía nombre y apellido. Priscilla Beaulieu, por entonces de 14 años. Era hija de Anna Lillian Iversen y James Wagner, un piloto de la Armada estadounidense que murió en un accidente aéreo cuando ella tenía apenas unos meses. Su madre volvió a casarse poco tiempo después con Paul Beaulieu, un oficial de la Fuerza Aérea que le dio su apellido y había sido trasladado a Alemania. Fue Currie Grant, un amigo de Elvis que brindaba servicio junto a él, quien la vio en un club que la joven solía frecuentar, se acercó a ella y le preguntó si quería conocer al cantante. Ella dijo que sí, y horas más tarde se encontraba en la casa en la que el ídolo vivía (sí, en Alemania, Presley ya había dejado de ser un soldado raso).

"Había oído hablar de Elvis, por supuesto. Una de mis amigas pertenecía a uno de sus clubs de fans al que podías unirte y me mostró una revista en la que él aparecía firmándole los pechos a una mujer rubia. Cuando lo vi, pensé que jamás me uniría a un club de fans así. Me pareció asqueroso. Fue más tarde cuando me lo presentaron en persona, pero yo no lo veía como una gran estrella de cine o como a un cantante icónico", contó ella muchos años después. El flechazo fue inmediato.

Noviazgo clandestino
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Un joven Elvis, en sus años como soldado del ejército estadounidense

Nadie parecía estar muy seguro de que fuera una buena idea. Por eso, no debía trascender bajo ninguna circunstancia que Elvis había quedado prendado por una chica de apenas 14 años.

Los primeros pasos se dieron de manera sigilosa, con la venia de la familia Beaulieu y la promesa de Presley de que, algún día, esa chica se convertiría formalmente en su esposa. Se volvieron inseparables, en gran parte gracias al anonimato que el territorio alemán le garantizaba al cantante. La primera foto de Priscilla se hizo pública en 1960, cuando fue captada mientras despedía a Presley en el aeropuerto. El cantante había cumplido con sus 24 meses de servicio y estaba listo para retornar a su Memphis natal, a pesar del dolor que eso significaba para ambos.

Elvis y "Cilla" se mantuvieron en contacto a través de cartas y de ocasionales llamadas telefónicas. Ella siguió con atención lo que decían las noticias del otro lado del océano, y escuchó una y otra vez las explicaciones que su "novio" le daba en pos de desmentir los romances que se le adjudicaban. Poco a poco, la relación se fue enfriando, aunque nunca dejaron de pensar el uno en el otro.

Para 1962, luego de que Priscilla cumpliera 16 años, Elvis la llamó para invitarla a viajar a Los Angeles junto a él. Aceptó, aunque le avisó que antes debería convencer a su padre de que la dejara ir. Fueron varias las conversaciones que el ídolo mantuvo con el capitán Beaulieu, hasta que consiguieron llegar a un acuerdo: sería una visita de dos semanas, pero no sucedería antes que ella terminara su año escolar. Además, él se comprometió en enviarle un pasaje ida y vuelta en avión, en primera clase, un itinerario de las actividades diarias que llevarían adelante y no tendrían permitido estar a solas en ningún momento. Por las noches, de hecho, la adolescente se quedaría en la casa de unos amigos de la familia, y estaría obligada a escribir una carta a diario para sus padres.

El contrato se cumplió a medias. De hecho, tras pasar la primera noche separados, él decidió llevarla a conocer Las Vegas y ella estuvo de acuerdo. Para evitar conflictos, escribió varias cartas y le pidió a un empleado de Elvis que las enviara a diario durante su ausencia. No había tiempo que perder: una suite en el Sahara Hotel y Casino aguardaba por ellos.

Yo no quiero media novia

Antes de regresar a Alemania, Presley le hizo prometer a su enamorada que convencería a sus padres para pasar la Navidad junto a él en Graceland. En su mente ya estaba todo planeado: ella se mudaría junto a él y terminaría el colegio en Memphis, para luego pasar por el altar.

Priscilla no era la misma cuando estuvo de regreso en Alemania: Elvis no sólo había definido que debía llevar el cabello bien batido y los ojos muy delineados, sino también la había llevado de compras para que eligiera atuendos más estadounidenses que europeos. De algún modo, le había mostrado cómo era su mujer perfecta, y ella se había dejado moldear a su gusto.

Finalmente, el ídolo puso en jaque a los Beaulieu: ellos debía decidir entre dejar ir a su hija aún a riesgo de que las cosas salieran mal o truncar lo que para ella era amor verdadero. "Les dije que debían dejarme ir o que arruinarían mi vida", confesó ella hace algún tiempo. Sin demasiadas alternativas, creyeron en la propuesta de Presley y dejaron que la joven abandonara el nido. En 1962, Priscilla se mudó definitivamente a los Estados Unidos.

No todo fue felicidad durante el noviazgo. Siempre atento a sus obligaciones artísticas, el cantante estaba embarcado a pleno en su carrera como actor. En el rodaje de Viva Las Vegas, en 1964, mantuvo un fogoso romance con su coprotagonista, Ann-Margret, al tiempo que eludía las visitas que Priscilla pretendía hacer a la "Ciudad del Pecado". Finalmente, Elvis tomó la decisión de regresar hacia la chica por la que tanto había esperado. En 1967, el Rey estaba listo para cambiar de estado civil y, sin más, le propuso casamiento a "Cilla".

La boda del rey

Aún cuando muchos esperaban una ceremonia fastuosa digna de la primera estrella de rock que conoció el mundo, el casamiento de Elvis y Priscilla fue más un trámite para las cámaras que un momento emotivo y personal.

La ceremonia se celebró el 1 de mayo de 1967, en el Hotel Aladdin de Las Vegas. Fue Coronel Parker, el manager del cantante, quien habría decidido que se trataría de un evento publicitario antes que de una boda en el sentido más convencional. De hecho, el intercambio duró apenas ocho minutos, luego los novios brindaron una conferencia de prensa y los periodistas y demás "invitados" fueron agasajados con un desayuno privado.

Para la ocasión, "Cilla" cumplió con todas las expectativas del novio: llevó un batido bien alto, sus ojos bien delineados y un vestido blanco que ella misma diseñó. Elvis, en tanto, optó por un esmoquin negro simil piel de serpiente y botas texanas, además de su ya legendario jopo.

Los padrinos del novio fueron Marty Lacker y Joe Esposito, dos reconocidos miembros de la mafia de la ciudad de Memphis. Y no hubo lugar para famosos: el único invitado de renombre fue el comediante Redd Foxx, que mantenía una relación muy cercana con el cantante. El espectáculo culminó con un baile lento al son de "Love me tender" y el corte de una torta de seis pisos cuyo valor ascendía a unos 22 mil dólares.

La pareja se retiró luego a una mansión en Palm Springs, California, que había sido especialmente alquilada por Presley para pasar un mes junto a su flamante esposa sin curiosos ni obligaciones laborales a la vista.

Un matrimonio con tormentas

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Elvis y Priscilla junto a la pequeña Lisa Marie, al momento de abandonar la clínica en la que la heredera había nacido Fuente: Archivo - Crédito: The Grosby Group

De regreso de su luna de miel, Elvis y Pricilla brindaron una recepción íntima en Graceland para amigos, familiares y hasta algunos fans del cantante. Lo inmediato para él fue volver al trabajo: apenas dos meses después de dar el sí, inició el rodaje deSpeedway, película que lo unió a Nancy Sinatra.

"Cilla" continuaba con su vida de esposa, aún cuando era dueña de una personalidad inquieta y llena de intereses. Por eso, todo parecía cronometrado en la relación, como para que ella se mantuviera todo el tiempo "ocupada" con algo: nueve meses después de unirse en matrimonio, nacía la primera y única hija de la pareja, Lisa Marie. Fue el 1 de febrero de 1968, y el mundo cambió repentinamente para ambos.

Existen muchas leyendas alrededor de las "locuras" que Elvis hizo por su pequeña, a quien adoraba. Sus deseos eran órdenes para él, y las joyas y los grandes regalos en general eran moneda corriente después de cada ausencia del cantante. Una vez, por ejemplo, la llevó en su jet privado hacia el norte de los Estados Unidos, para que la niña pudiera cumplir su sueño de "jugar con la nieve". Un carro de golf y un pony fueron algunos de los presentes más exóticos que el Rey le hizo a su princesa.

Sin embargo, las cosas con Priscilla iban de mal en peor. Los constantes rumores de romances que tenían a su marido como protagonista, sumado a la adicción a las drogas y el excesivo consumo de alcohol del cantante terminó por desgastar la relación, aún cuando ambos se profesaban un profundo afecto de manera mutua. Hay quienes aseguran que al momento de firmar el divorcio, en octubre de 1973, ambos permanecieron tomados de la mano, convencidos de que estaba haciendo lo correcto.

La canción "Always on my mind" se convirtió en una suerte de epílogo de ese amor. Y aún cuando no fue escrita por Elvis, él hizo muy propia la letra al punto de convertirlo en uno de sus temas más recordados y exitosos.

"Fue un momento muy duro para los dos, de mucha confusión, de largas conversaciones por teléfono. Había mucho conflicto entre nosotros, pero también mucho amor", recordó Priscilla hace algún tiempo.

Tras la muerte de Presley, el 16 de agosto de 1977, Priscilla se convirtió en la heredera del legado del cantante, pero también en su guardiana y protectora. "Por desgracia, Elvis vivió una vida muy difícil. La del rock and roll es una vida difícil, y aunque no pudimos sacar adelante a nuestra familia, seguimos siendo muy cercanos en los años siguientes. Estoy muy orgullosa de todo lo que hice por ese hombre", aseguró emocionada, durante una entrevista televisiva.
Por: Martín Artigas

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