ELVIRA FERNÁNDEZ
21/04/2018
LA PRIMERA DAMA EXTREMA LA DISCRECIÓN
Acude a los compromisos necesarios y entiende el papel de primera dama con la responsabilidad de no ser un problema en Moncloa. No tiene asesores y su perfil bajo le permite cierta libertad para hacer planes como volver a su casa de Sanxenxo. POR M. PINA
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La primera dama se instaló en La Moncloa a principios de 2012. A su llegada a la residencia presidencial, acordó con su esposo que ejercería de mujer de en los momentos estrictamente necesarios. “Ella es una persona muy discreta en su vida en general. Además, no quiere que alguna acción suya perjudique al Gobierno”, explica a LOC una persona de su entorno. “La esposa del presidente hace gala de una gran discreción”, añade Carmen Martínez Castro, secretaria de Estado de Comunicación.
Fernández, que pidió una excedencia en Telefónica para mudarse a Moncloa, vio en su nueva vida un reto profesional. En su sencillez decidió prescindir de asesores. Durante la primera legislatura, se dejó aconsejar por Jaime de los Santos. El actual consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid fue contratado para ayudar en la renovación de los cuadros de Moncloa y pasó a ser consejero técnico. En los tres años que estuvo en Moncloa aconsejó a Fernández, pero nunca fue su estilista. “Sí que le ayudaba como un amigo, algo que sigue haciendo porque mantienen la relación”, explican desde el entorno de Los Santos.
El acuerdo de apariciones justas se tradujo en cinco compromisos públicos a lo largo de 2017. Ninguno de ellos coincidió con viajes del presidente al extranjero. Fernández “acompaña al presidente en aquellos actos protocolarios donde se requiere su presencia”, explica Martínez Castro. No hay una norma establecida sobre la presencia de primeras damas en viajes de trabajo, sin embargo, Elvira no acompañó a Rajoy a ninguno de los de 2017. Tampoco estuvo con su marido a Argentina hace una semana, cuando el presidente visitó en Buenos Aires a Macri. Fernández viaja “cuando su presencia es requerida en algún acto programado. En términos generales, ocurre muy pocas veces”, explica Martínez Castro. Sin embargo, en Buenos Aires Juliana Awada se encontró sin partenaire el 10 de abril,durante un almuerzo en la Casa Rosada con Rajoy.
Según fuentes de Moncloa, Elvira está volcada en mejorar la logística de la residencia presidencial y en que sus hijos crezcan como jóvenes normales. “Si no tiene alguna comida, almuerza en Moncloa, donde muchos días le acompaña su hijo Mariano (19)”. El primogénito estudia el segundo curso de Derecho y Administración de Empresas en ICADE. El pequeño, Juan (13), llega por la tarde. “Su gran preocupación es guiar su futuro y que no haya problemas tampoco con las redes sociales”, explica la misma fuente. Es a la hora de cenar cuando toda la familia se junta.
La del martes fue una de las pocas noches en las que Elvira se expuso a los focos. La primera dama suele escoger el negro en sus apariciones. Su naturalidad es tal que por primera vez en una cena de gala Elvira no prescindió de sus gafas, además, ha vuelto a ganar peso. Su poca exposición le ha ayudado a ganar libertad y, dentro de todo, poder hacer planes sin llamar la atención. Hace un año disfrutó del espectáculo de Los Farruquitos en los Teatros del Canal y la pasada Semana Santa regresó a su apartamento de Sanxenxo. Así, de manera silente, entiende el papel de una primera dama.
21/04/2018
LA PRIMERA DAMA EXTREMA LA DISCRECIÓN
Acude a los compromisos necesarios y entiende el papel de primera dama con la responsabilidad de no ser un problema en Moncloa. No tiene asesores y su perfil bajo le permite cierta libertad para hacer planes como volver a su casa de Sanxenxo. POR M. PINA
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La primera dama se instaló en La Moncloa a principios de 2012. A su llegada a la residencia presidencial, acordó con su esposo que ejercería de mujer de en los momentos estrictamente necesarios. “Ella es una persona muy discreta en su vida en general. Además, no quiere que alguna acción suya perjudique al Gobierno”, explica a LOC una persona de su entorno. “La esposa del presidente hace gala de una gran discreción”, añade Carmen Martínez Castro, secretaria de Estado de Comunicación.
Fernández, que pidió una excedencia en Telefónica para mudarse a Moncloa, vio en su nueva vida un reto profesional. En su sencillez decidió prescindir de asesores. Durante la primera legislatura, se dejó aconsejar por Jaime de los Santos. El actual consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid fue contratado para ayudar en la renovación de los cuadros de Moncloa y pasó a ser consejero técnico. En los tres años que estuvo en Moncloa aconsejó a Fernández, pero nunca fue su estilista. “Sí que le ayudaba como un amigo, algo que sigue haciendo porque mantienen la relación”, explican desde el entorno de Los Santos.
El acuerdo de apariciones justas se tradujo en cinco compromisos públicos a lo largo de 2017. Ninguno de ellos coincidió con viajes del presidente al extranjero. Fernández “acompaña al presidente en aquellos actos protocolarios donde se requiere su presencia”, explica Martínez Castro. No hay una norma establecida sobre la presencia de primeras damas en viajes de trabajo, sin embargo, Elvira no acompañó a Rajoy a ninguno de los de 2017. Tampoco estuvo con su marido a Argentina hace una semana, cuando el presidente visitó en Buenos Aires a Macri. Fernández viaja “cuando su presencia es requerida en algún acto programado. En términos generales, ocurre muy pocas veces”, explica Martínez Castro. Sin embargo, en Buenos Aires Juliana Awada se encontró sin partenaire el 10 de abril,durante un almuerzo en la Casa Rosada con Rajoy.
Según fuentes de Moncloa, Elvira está volcada en mejorar la logística de la residencia presidencial y en que sus hijos crezcan como jóvenes normales. “Si no tiene alguna comida, almuerza en Moncloa, donde muchos días le acompaña su hijo Mariano (19)”. El primogénito estudia el segundo curso de Derecho y Administración de Empresas en ICADE. El pequeño, Juan (13), llega por la tarde. “Su gran preocupación es guiar su futuro y que no haya problemas tampoco con las redes sociales”, explica la misma fuente. Es a la hora de cenar cuando toda la familia se junta.
La del martes fue una de las pocas noches en las que Elvira se expuso a los focos. La primera dama suele escoger el negro en sus apariciones. Su naturalidad es tal que por primera vez en una cena de gala Elvira no prescindió de sus gafas, además, ha vuelto a ganar peso. Su poca exposición le ha ayudado a ganar libertad y, dentro de todo, poder hacer planes sin llamar la atención. Hace un año disfrutó del espectáculo de Los Farruquitos en los Teatros del Canal y la pasada Semana Santa regresó a su apartamento de Sanxenxo. Así, de manera silente, entiende el papel de una primera dama.
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