Elecciones generales. El día después.

La política como imperativo moral
Estamos ante un problema nacional y de civilización. Y por eso el paso que, por imperativo moral, han dado y darán los independientes que entran en política es y será absolutamente esencial.
2019-03-17
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Pablo Casado presenta las listas del PP al Congreso | EFE
La entrada de intelectuales y periodistas importantes en las listas electorales de los partidos de centro-derecha es una de las noticias más esperanzadoras que cabía esperar en un clima absurdamente derrotista. En principio, se trata de una movilización en la derecha, no en una izquierda hecha a imagen y semejanza de su líder, el populista 'cum fraude' Sánchez, ayuna de cualquier nivel, cualificación, pretensión o ambición cultural. Si la izquierda en España siempre ha sido bastante mediocre ahora está a la altura de sus políticos, muy por debajo de las alcantarillas. Lo único que ha logrado resucitar 'Falconetti' es el antifranquismo retrospectivo, la seña de identidad que le queda a la generación de El País, hoy 'Diario del Golpe'.

En la derecha se da además un fenómeno que tampoco se observa en la izquierda: la entrada en política de gente que nada tiene que ganar con ella, profesionales del mundo de la comunicación o de la Universidad que estarían más cómodos en sus lugares de trabajo que en una vida política diseñada por y para la izquierda, nauseabunda para la gente cultivada. Los que han entrado y seguirán entrando en la política profesional, porque creo que será un proceso largo y contagioso, no es para vivir de ella, como hace la casi totalidad de la izquierda y buena parte de la Derecha, la que echaron a perder Rajoy y sus abobados del Estado, tan yermos de ideas como de valores, igualmente creados a imagen y semejanza de su sórdido gestor.

Casado cambia el PP
Se trata, pues de un fenómeno que viene a dignificar la política en un momento en el que está absolutamente desprestigiada, pero en el que, sin embargo, más falta hacen partidos políticos con entidad moral y no sólo con afán de poder. España afronta el peligro más grave de los últimos dos siglos, que afecta a su misma continuidad histórica, y con eso no se puede cubiletear ni sacar provecho. Como en la Guerra de la Independencia, a los patriotas se les identifica hoy fácilmente: son los que entran en la política perdiendo dinero y arriesgando su tranquilidad familiar y prestigio social.



El partido en el que más se nota este cambio es el PP, que a partir de las Generales se podrá llamar en puridad el partido de Casado. No se sabe los escaños que obtendrá, sin duda muchos menos de los que tiene, pero además de sobrevivir, en el nuevo grupo parlamentario no cabrá la marcha atrás, a un rajoyismo sin Rajoy, o un feijoísmo con Feijóo. El PP quemó sus naves y todo el astillero electoral al ser incapaz de impedir el Golpe y de forzar la dimisión de Rajoy para impedir la llegada al poder de Sánchez. Un PP en manos de Soraya sería un muerto viviente a los pies de La Sexta. Pero el PP de Casado es una pieza en la reconstrucción del centro-derecha y con toda probabilidad no volverá a tener, al menos en muchos años, la hegemonía total del espacio "a la derecha de la izquierda", que dice Aznar.

Aquella derecha también partía de una situación de inferioridad total ante la izquierda. Eran los 106 escaños de AP y los desperdigados del CDS frente a los 200 del PSOE de González. Pero empezó por dar la batalla de las ideas y hubo mucha gente valiosa que se incorporó y apoyó el proyecto. Viví y participé a fondo en aquel proceso y éste se le parece cada vez más. La clave de la reconstrucción del espacio político frente al PSOE era que la democracia en España corría verdadero peligro. Ahora la que corre peligro es la misma España. Y también y como casi siempre, por culpa del PSOE. Es natural que se produzca algo parecido, aunque mucho más improvisado. Aznar tuvo tres años para crear un partido distinto de los de Fraga y Suárez. Casado ha tenido unos pocos meses para crear un PP distinto del de Rajoy.

Sánchez significa República
Sin embargo, la gravedad de la situación nacional alimenta más que entonces la necesidad ética, el imperativo moral que lleva a gente valiosa a entrar en política, para galvanizar con su ejemplo a una ciudadanía que en el Golpe de estado en Cataluña, clave de todo lo que pasa y pasará, se ha visto abandonada por sus dirigentes electos y tuvo que echarse a la calle, sólo con el respaldo del Rey, a defender la Nación, es decir, a defenderse.

Aunque muchos creen que todo se juega en las Generales y que en ellas tienen las de ganar Sánchez y sus socios comunistas y separatistas, en mi opinión estamos sólo ante la primera de muchas batallas dentro de una guerra, que es la de la supervivencia del régimen constitucional y nacional. Tras las generales, vendrá la guerra de guerrillas de las municipales y autonómicas, luego la sentencia del juicio a los golpistas y el empeño de Sánchez en indultar a sus socios, enfrentándose a la legalidad que encarna el Supremo, a la legitimidad de un Rey que paró valerosamente el Golpe en televisión, y a la media España que, como en 1936, "no se resigna a morir".

Y no se va a resignar. Saque los diputados que saque, lo que está en juego es algo más que unas elecciones y un Gobierno. Lo único que puede traer Sánchez es la República, haciendo de España un matadero balcánico. Y antes de llegar a eso, la media España, que es más de media, le plantará cara en las Cortes y en la calle. Y debe construir un sistema mediático que contrarreste la aplastante hegemonía audiovisual del golpismo sanchista.

En esa reconstrucción, los independientes que entran ahora en las listas del PP y de Vox, exclusivamente por patriotismo, están llamados a jugar un papel de cohesión esencial. El resto quedará a cargo de los líderes, si saben interpretar lo que de ellos se espera, que será sobre todo sacrificio. Pero al armarse moralmente con las incorporaciones de gente tan notable quedan también a expensas de cumplir con un propósito ético y cívico que va más allá de la obediencia partidista. Vienen a servir a España, incluso por encima de las ideas, no muy distintas por mucho que se empeñen, del PP y Vox. Tal vez también de Ciudadanos, si sus operaciones de imagen naufragan en las urnas y vuelven a los principios que eran su razón de ser.

La lucha cultural y la levadura de Vox
Todos los que desde el mundo de la cultura o la comunicación se han incorporado a las listas de los partidos de derecha se han caracterizado por su lucha contra las imposiciones ideológicas de la izquierda, lo que se ha dado en llamar el marxismo cultural. Y ese ha de ser el pegamento o el cemento de la unidad de acción de los partidos que salgan de las elecciones de abril y mayo, para afrontar el golpismo de Sánchez y sus socios y para combatir sus bases culturales, en realidad propagandísticas y mediáticas.

Se dice, y es cierto, que lo que distingue a Vox del PP y Cs es que no acepta la supuesta superioridad moral de la izquierda, traducida en la dictadura de costumbres que intentan imponer con la Ley de Violencia de Género, la Ley de Memoria Histórica y el Ministerio-Checa de la Verdad. Sin embargo, hay en ambos partidos gente muy valiosa que lleva años luchando contra eso mismo y que no está ni va a estar en Vox. Pero la fuerza de Vox nace de esa misma rebeldía, y por eso deben ensamblarse.

Creo no equivocarme al ver en Vox una capacidad de imantación y movilización popular extraordinaria e imprevisible, sin comparación con el PP y Cs. Pero sé que no yerro al asegurar que esa guerra cultural contra la dictadura progre nunca la ganará solo Vox. Tampoco el PP sin la fuerza popular que aporta Vox, ni, si se decide alguna vez, Ciudadanos. Estamos ante un problema nacional y de civilización. Eso trasciende las diferencias partidistas. Y por eso el paso que, por imperativo moral, han dado y darán los independientes que entran en política es y será absolutamente esencial.
 
El laberinto para solicitar el voto rogado: “Invertiré más de 50 euros y cinco horas para pedir mi voto”
EspañaPartidos políticos
Por Ana Isabel Cordobés Última actualización viernes, 15 de marzo de 2019

Consulado de España en Londres, en la jornada del lunes. / Marea Granate
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La convocatoria de elecciones generales para el 28 de abril ha movilizado todos los trámites burocráticos necesarios: también el voto rogado, un proceso que se torna en pesadilla para muchas personas que viven emigradas en otros países.

En estos días está abierto el proceso para solicitar el voto rogado en los consulados y embajadas de España en distintos puntos del mundo. También en la aplicación disponible en la web del INE.

Jóvenes, sobre todo, que viven en otros países como emigrados están relatando en sus redes sociales cómo se está desarrollando el laberinto de solicitar el voto rogado para decidir representantes de cara al 28 de abril. En Marea Granate llevan años denunciando las dificultades que los emigrados tienen para solicitar el voto desde el extranjero. Este año el censo de emigrados es mayor que en los comicios de 2016, cifrado en 2.093.977 personas.

“Dos usuarios y cuatro navegadores después, usando certificado digital y CCT, bailando con la coronilla y haciendo el pino puente, sigue saliendo el mismo error” en el INE, denuncia Kike Valero desde Escocia, que muestra un pantallazo de la aplicación del INE para solicitar el voto rogado desde el extranjero. Su proceso de petición de voto comenzó el día 9 de marzo. Valero comenta que consiguió realizar los trámites el día 13, cinco días después.



Kike Valero@Kyq



Holi @es_INE. Dos usuarios y cuatro navegadores después, usando certificado digital y CCT, bailando con la coronilla y haciendo el pino puente, sigue saliendo el mismo error #VotoRogado #CERA @MareaGranate


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14:25 - 9 mar. 2019

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Marea Granate denuncia directamente la situación en Londres, donde en las puertas del consulado español en la capital había varias decenas de personas esperando su turno para solicitar la documentación del voto. “Durante años hemos denunciado la falta de medios a disposición de la diáspora en instituciones del Ministerio de Asuntos Exteriores”, apuntan en su mensaje.

Peticiones por fax
La documentación solicitada en embajadas y consulados es remitida a las instituciones españolas a través del fax. Algunos usuarios han denunciado que sus peticiones no han podido llegar correctamente por errores en el fax de las delegaciones en España. También por la falta de papel en el fax de las delegaciones.



También se encuentran con varias trabas físicas: la más común es la distancia que existe entre las localidades de residencia de los votantes y las ciudades donde hay alguna oficina consular o embajada donde solicitar esta documentación. En algunos casos cifran en 500 kilómetros los que tienen que recorrer para pedir los documentos y rogar así el voto.


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No es una situación nueva para aquellos que emiten su voto desde el exterior, pero su modificación y facilitación del proceso es algo que tendrá que esperar. En febrero de este año, antes de la convocatoria de elecciones, Podemos y PSOE pactaron registrar una ley para suprimir la figura del voto rogado y facilitar el proceso para aquellos residentes en el exterior. Una propuesta que se queda en el tintero con la convocatoria de elecciones anticipadas para el 28 de abril.



https://www.cuartopoder.es/espana/2...re-50-euros-y-cinco-horas-para-pedir-mi-voto/
 
Vox presenta como cabeza de lista al Congreso por Castellón al General de División del Ejército de Tierra Alberto Asarta
 
Por Alicante, cabeza de lista de Vox Manuel Mestre, General del Ejército del Aire
 
Un general y un intelectual, primeros fichajes de Vox para sus listas electorales
Domingo, 17 marzo 2019 - 19:29
El militar Agustín Rosety Fernández de Castro será cabeza de lista en Cádiz y el escritor José María Marco será candidato al Senado por Madrid

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Agustín Rosety Fernández de Castro, cabeza de lista por Cádiz de Vox E.M.
Vox da su primer golpe mediático en la campaña de las elecciones generales y anunció este domingo los primeros fichajes para sus listas: Agustín Rosety Fernández de Castro, un general retirado de la Brigada de Infantería de Marina, que encabezará la lista de Cádiz, y José María Marco, un escritor y reconocido intelectual del pensamiento liberal, que será candidato al Senado por la Comunidad de Madrid.

Además de estas confirmaciones se conoce que los dirigentes Santiago Abascal, Javier Ortega Smith e Iván Espinosa de los Monterosencabezarán la lista de Madrid.

Que Vox haya sido el último partido en apuntarse al carrusel de anuncios de incorporaciones que estos días salpican a todos los partidos no quiere decir que Santiago Abascal y su equipo no lleven tiempo buscando, tanteando y convenciendo a distintas personalidades. Lo que pasa es que, como en el caso de Marco, las respuestas positivas no se han concretado hasta este mismo fin de semana.

Ahora, abierta esa puerta, Vox espera anunciar a lo largo de la próxima semana más fichajes. Porque el principal motivo de su retraso en hacer públicas las listas es que está volcado en encontrar nuevos perfiles para hacer frente al PP y para apuntalar el momento en alza que vive el partido desde las andaluzas.

El primer tanto en este sentido que se ha apuntado Abascal tiene galones. En concreto, los de general de la Brigada de Infantería de Marina. Agustín Rosety Fernández de Castro, ya retirado, liderará la candidatura de Cádiz, después de una larga y reconocida carrera militar. Si Podemos tiene su general. Abascal, también.

Vox parece haber encontrado en las Fuerzas Armadas un caladero para pescar candidatos. Cabe recordar que no hace tanto anunció al teniente general Fulgencio Coll Bucher, jefe de Estado Mayor del Ejército durante el último Gobierno de Zapatero, como candidato a la Alcaldía de Palma. "Estoy con Vox porque son los más claros defendiendo la democracia", señaló entonces Coll en una entrevista en EL MUNDO.

En el caso de Rosety, ha estado unos 40 años en la Armada y ha servido en la Brigada de Infantería de Marina. El militar gaditano ha ejercido el mando de unidades de Operaciones Especiales, Infantería y Artillería y ha tenido sucesivos destinos dentro del Estado Mayor.

Tiene dos hijos, cinco nietos y es un largo currículum. Porque además de su carrera militar es licenciado en Derecho y Magister en Historia Contemporánea en el contexto internacional. También es académico de número de la Real Academia Hispano Americana y Caballero de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén.

El otro fichaje relevante llega del mundo de los intelectuales y, más específicamente, del pensamiento liberal conservador. Se trata de José María Marco, que es un historiador y ensayista madrileño que lleva tiempo reflexionando sobre el concepto de la nación española. Un tema que está muy presente en sus libros. Algunos ya publicados, como Una historia patriótica de España (Planeta) o que están punto de hacerlo, como Diez razones para amar España (Arzalia).

En ese pensar, Marco aboga por una nueva era en el que reivindicar lo español no sea sinónimo de identificación con la dictadura de Franco. "Ha llegado la hora de librarnos de los siniestros fantasmas del nacionalismo y de que España, la idea de España y la propia palabra 'España', dejen de ser un problema", dice en su obra Sueño y destrucción de España(Planeta, 2015), como recogía el periodista Fernando Palmero en la presentación de José María Marco en una entrevista que le hizo este diario para la serie Los intelectuales y España. Será candidato de Vox al Senado por Madrid.

Marco escribe en La Razón, es profesor asociado doctor en el Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid y ha colaborado con Faes, Fundación Internacional para la Libertad (FIL), el Instituto Cánovas del Castillo y, en la actualidad, con el think tankRed Floridablanca.
 
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