Elecciones en Estados Unidos 2020

CONVENCIÓN DEMÓCRATA EN ESTADOS UNIDOS

La izquierda de Bernie Sanders se resiste a decir adiós
El sector progresista reivindica su espacio en la Convención Demócrata, pese a que el partido apunta a los votantes de centro

Bernie Sanders durante su intervención en la Convención Demócrata. En vídeo, el evento íntegro.FOTO | VIDEO: REUTERS

Pablo Guimón
Washington - 17 ago 2020 - 16:12 ART

El 26 de julio de 2016, tras una tensa jornada en una Convención Demócrata marcada por las cicatrices de unas primarias fratricidas, el senador izquierdista Bernie Sanders proclamó desde el púlpito: “Hillary Clinton debe convertirse en la próxima presidenta de Estados Unidos”. La revolución admitía su derrota, pero fue una derrota tan ajustada, después de la consolidación de un movimiento tan poderoso, que muchos comprendieron que aquello no era una despedida. Y no lo fue.

Este lunes, cuatro años después, en un mundo muy distinto, Bernie Sanders vuelve a la Convención Demócrata con otra derrota en la mochila. Pero esta vez, sí suena a despedida. Al menos, para un candidato que llegaría con 82 años a las siguientes presidenciales y que sufrió un ataque al corazón durante la campaña de las últimas primarias. ¿Pero qué hay del movimiento? Al fin y al cabo, aunque el pelo despeinado y las gafas del candidato adornaran las camisetas y las pegatinas, nunca se trató de una sola persona. “Yo no, nosotros”, rezaba el eslogan de la última campaña.

Tras un arranque prometedor que hizo soñar con que tres años de Donald Trump habían convencido al electorado de la inevitabilidad de la “revolución democrática”, el sector izquierdista del partido, dividido en esta ocasión entre dos candidaturas, la del propio Sanders y la de Elizabeth Warren, volvió a perder ante el sector moderado. El candidato demócrata a la presidencia es Joe Biden, el aspirante que mejor representaba, con permiso de Michael Bloomberg, todo aquello contra lo que el sanderismo se levantó.

La izquierda se había concedido a sí misma un premio de consolación, que ha estado saboreando durante tres años y medio. Habían perdido la guerra del poder, pero habían ganado la batalla de las ideas. Cómo ganó Bernie, rezaba el título del libro que escribió tras la derrota Jeff Weaver, el jefe de la campaña de Sanders en 2016. Y era cierto. El centro de gravedad del debate ideológico en estas primarias estuvo más a la izquierda que hace cuatro años.

Una vez Sanders quedó fuera de la carrera, el propio Biden implicó a su exrival y a su equipo en una serie de grupos de trabajo que habrían de diseñar la postura del partido en algunos de los principales temas. Pero, a la hora de la verdad, cuesta hablar de una victoria ideológica cuando el programa demócrata ni siquiera incluye la idea central del proyecto de Sanders, apoyada a menudo en los sondeos por una mayoría del electorado: la de una sanidad pública universal y gratuita. Y eso, en medio de una emergencia sanitaria nacional sin precedentes. “Soy delegado de Biden y votaré por él, pero he votado en contra del programa. No puedo votar por un programa que no apoya la sanidad universal cuando 27 millones de personas han perdido su seguro médico vinculado a su empleo en esta crisis. Es un imperativo moral”, defendía en Twitter el exsenador estatal de Georgia Vincent Fort.

El fantasma de que uno de cada cuatro seguidores de Sanders no votó por Hillary Clinton en 2016 sobrevuela al establishment demócrata, y la movilización del electorado izquierdista en esta ocasión es un imperativo. Las convenciones sirven tradicionalmente para unir a un partido después de la temporada de primarias. Pero en una convención virtual, sin graderíos, sin pancartas, sin pasillos, será más difícil comprobar hasta qué punto se han cerrado las heridas.
Si las redes sociales son los nuevos pasillos, los primeros compases de la convención no parecen haber satisfecho al sector izquierdista. Abundaban este lunes las protestas sobre el excesivo espacio que la organización ha reservado a oradores republicanos dispuestos a airear su frustración con Trump. “Un ponente republicano más y tendrán tanta representación como los latinos en la Convención”, se quejaba en Twitter Briahna Joy Gray, que fue secretaria de prensa nacional de la última campaña de Sanders.

“Queremos que cada segmento del país que apoya a Biden y Harris tenga su opción de explicar sus motivos, incluidos los republicanos. Hay votantes de Biden silenciosos, republicanos que se sienten abandonados por Trump, y queremos que nos entiendan”, justificaba este lunes el congresista demócrata Cedric Richmond, en una conversación por Zoom con periodistas. Una señal de que los caladeros prioritarios para pescar votos para Biden y Harris pueden estar más a estribor que a babor.

A pesar de sus diferencias ideológicas, Sanders y Biden tienen una sólida relación de amistad construida durante décadas. Y la confianza del senador por Vermont en el candidato es mayor que la que despierta en las bases sanderistas. Tras abandonar la carrera presidencial el pasado mes de abril, Sanders tomó medidas para tratar de impedir una rebelión de sus seguidores como la que se vio hace cuatro años contra Hillary Clinton. La campaña del senador, según publicó The Washington Post, pidió a algunos de sus fieles que firmaran acuerdos por los que se comprometían a no atacar a otros candidatos o al aparato del partido, y a evitar aparatosas confrontaciones en redes sociales.

Hace cuatro años, cuando Sanders apoyó a Hillary Clinton, la sensación general fue que lo hizo a regañadientes. Acusó al establishment del partido de amañar la contienda, alimentando una furia entre sus seguidores que envenenó la convención, y abrió una grieta entre las dos facciones del partido que sigue sin cerrarse cuatro años y otro proceso de primarias después. Pero Biden no quiere despedirse desde la trinchera. “En este momento, lo que necesitamos es abrazar la política de coalición con el objetivo de derrotar a Trump”, dijo en una reciente teleconferencia con sus delegados.

Impera en el aparato del partido la convicción de que calará el mensaje de Sanders de que la prioridad absoluta es impedir un segundo mandato de Trump, que perjudicaría la causa de la izquierda mucho más que cualquier administración demócrata. Eso, confían, será suficiente para movilizar al sector izquierdista. Un sector que, tras dos derrotas y la despedida de su icónico líder, necesitará un tiempo para reconstruir el elenco y el mensaje. La temporada de primarias, con sonadas victorias progresistas que se suman a las reválidas de la hornada de congresistas llegadas a la Cámara baja en 2018, formadas políticamente en el sanderismo, como la popular Alexandria Ocasio-Cortez, ofrece argumentos para quien quiera mantener viva la llama que encendió el veterano senador.

 
La Convención Demócrata arranca con un duro ataque de Michelle Obama a Trump: "Es incapaz de ser lo que necesitamos que sea"
Actualizado Martes, 18 agosto 2020 - 08:08

La ex primera dama abrió una Convención Demócrata virtual marcada por el coronavirus y con dos personajes muy especiales: el ex candidato republicano a la Casa Blanca John Kasich y el rival de Biden en las primarias Bernie Sanders



Duro ataque de Michelle Obama a Trump: "Es incapaz de ser lo que necesitamos que sea" EL MUNDO (Vídeo) // AFP (Foto)

Éstas nos son las cosas que se escuchan decir a una primera dama, o ex primera dama, en una Convención. Frases acusando directamente de fraude electoral, como, por ejemplo: "Están cerrando colegios electores en barrios habitados por minorías; están borrando a la gente del censo de votantes; están mandando a gente a intimidar a los votantes; y están mintiendo sobre las medidas de seguridad de nuestros votos". Y frases atacando directamente a la personalidad del jefe del Estado y del Gobierno, como, por ejemplo, que éste "no es el presidente adecuado para nuestro país".

Y, sin embargo, eso es lo que hizo Michelle Obama anoche, en el cierre de la primera jornada de la Convención Demócrata con la que arranca verdaderamente la campaña electoral de Estados Unidos. Su ataque a Trump fue directo y sin tregua, y se resume en una frase: "Si queremos tener esperanza y salir de este caos, tenemos que votar por Joe Biden como si nuestra vida dependiera de ello".

Obama solo mencionó a Donald Trump una vez por su nombre. Lo hizo para arrancar un párrafo en el que declaró que el presidente, "simplemente, no es capaz de ser lo que necesitamos que sea". Lo remachó con un "es lo que hay". Exactamente el mismo "es lo que hay" que Donald Trump respondió cuando el 4 de agosto cuando el periodista Jonathan Swann le preguntó acerca del imparable aumento del número de muertos por coronavirus en Estados Unidos.

La ex primera dama supo usar el escenario impuesto por el coronavirus. En un estadio, con más de 20.000 seguidores -es decir, en una Convención normal- y un sistema de megafonía propio de un concierto de rock, sus frases habrían resultado abrumadoras. En la intimidad del 'uno a uno' televisado, sin embargo, no le hizo falta alzar la voz para recordar las noticias: "niños que son arrancados de sus familias y metidos en jaulas", en alusión a la política de separación de familiar de inmigrantes indocumentados impuesta por Trump; "manifestantes pacíficos que son regados con balas de goma y gases lacrimógenos para que alguien se saque una foto", en referencia a la imagen del presiente sosteniendo la Biblia (al revés) junto a la Casa Blanca; y a "gente gritando en tiendas de comida, negándose a ponerse una mascarilla que nos mantiene a todos a salvo".

La ex primera dama censuró "el sentido del privilegio que permite decir que sólo ciertas personas pueden estar en determinados lugares, que la codicia es buena [una frase sacada de la oscarizada película Wall Street, de 1987], y que ganar es lo único importante porque, mientras tú estés arriba, da igual lo que les pase a los demás". y también lanzó alguna puya personal a Trump al recordar cosas que es bien sabido que al mandatario no le gusta que le recuerden, como cuando recordó que en 2016 obtuvo "casi tres millones de votos" menos que Hillary Clinton.

La fundamental reaparición de Bernie Sanders

El discurso de Obama cerró el primer día de una Convención extraña, televisada, con la actriz Eva Longoria de presentadora, que combinó mensajes desde diversos puntos de un país parcialmente paralizado por la Covid-19. Dos hermanos de George Floyd -el hombre de raza negra cuya muerte a manos de un policía de Minneapolis en mayo desencadenó los peores disturbios raciales de Estados Unidos en cinco décadas-, la hija de un hombre que murió de coronavirus cuando fue a un karaoke confiado de que, como había asegurado Trump, no había peligro, varios votantes republicanos desencantados con Trump, y otros ciudadanos 'de a pie' se entremezclaron con políticos profesionales.

Muchos mencionaron la crisis de servicio de Correos, que está reduciendo sus servicios y ha declarado que no va a ser capaz de procesar todo el voto por correo, en una decisión que ha desencadenado una reunión de urgencia de la Cámara de Representantes esta semana ante lo que muchos ven como un intento de impedir que los votantes de Biden -que se toman el coronavirus mucho más en serio que los de Trump- participen en los comicios.

Aparte de Obama, hubo dos personajes muy especiales. Uno, el ex gobernador republicano de Ohio y candidato a la presidencia en 2016, John Kasich, que declaró: "Toda mi vida he sido republicano, pero eso está en segundo término en relación a mi responsabilidad hacia mi país". El otro, más significativo aún, fue el líder de la izquierda del Partido Demócrata y rival de Biden en las Primarias, el senador Bernie Sanders.

La intervención de Sanders era fundamental. En 2016, su pésima relación con Hillary Clinton hizo que le diera un apoyo glacial en la Convención. Muchos de los seguidores de Sanders se quedaron en casa. Y el Partido Demócrata -del que Sanders, en realidad, no forma parte, ya que es independiente- atribuye al senador buena parte de la responsabilidad por la derrota de Hillary Clinton.

Esta vez las cosas cambiaron. Acaso porque Joe Biden sea mucho mejor político en las distancias cortas que Hillary Clinton, Sanders se deshizo en elogios hacia el candidato y en ataques a Trump. "Hay que votar porque el futuro está en juego", dijo el líder de la izquierda, antes de lanzar un ataque directo a Trump y a su gestión tanto del Covid-19 como de las tensiones raciales: "Nerón tocaba el arpa mientras Roma ardía; Trump juega al golf". Sanders, que es famoso por su rigidez ideológica, dio una campanada en ese sentido, al declarar: "He trabajado con progresistas, con centristas y, sí, con conservadores, parta defender a nuestra nación" de lo que calificó como "el autoritarismo" de Donald Trump.

Así, Sanders puso el tono de izquierda. Kasich, el de derecha. Y Michelle Obama el de la minoría afroamericana y, sobre todo, el de las mujeres en el primer día de la Convención Demócrata. Quedan aún tres más para que ese partido haga su oferta formal a la Casa Blanca al electorado de Estados Unidos.

 
La Convención Demócrata virtual inaugura la 'no-campaña' presidencial de EEUU
  • PABLO PARDO
    Corresponsal
    Washington
Martes, 18 agosto 2020 - 07:11

El acto para coronar a Biden da el pistoletazo de salida a unas elecciones huérfanas de espectáculo tras la decisión de cancelar los eventos en vivo por la pandemia

El candidato demócrata Joe Biden, junto a su aspirante a...

El candidato demócrata Joe Biden, junto a su aspirante a vicepresidenta Kamala Harris. MANDEL NGAN AFP

No habrá globos. No habrá decenas de miles de fans del candidato en un palacio de los deportes. No habrá ovaciones. El Covid-19 ha acabado con los mayores espectáculos el mundo: las giras de rock, los festivales de verano, y, ahora, las convenciones de los partidos de Estados Unidos. Es la no-campaña de 2020, que esta noche arranca de manera oficiosa con la Convención del Partido Demócrata. Una Convención virtual, después de que el partido decidiera cancelar todos los eventos en vivo previstos en la ciudad de Milwaukee, en el crucial estado de Wisconsin.
La elección de Milwaukee no había sido casual. En 2016, por primera vez en 32 años, ese estado votó por un candidato republicano. Trump ganó por apenas 22.748 votos, un 0,17% del total escrutado, debido a la abstención de los afroamericanos del estado y al trasvase de votos de la clase obrera blanca. Así que, al elegirlo para 2020, el Partido Demócrata estaba tratando de reactivar sus bases en el territorio. Es el mismo criterio que habían seguido los republicanos, al optar por Carolina del Norte, un estado del Sur en el que cada vez tienen más problemas para mantener su preeminencia, para su Convención, que se celebra la semana próxima.

El hecho de que no haya Convención en una ciudad como Milwaukee, que es crítica para saber lo que pasará el 3 de noviembre, sintetiza la gran paradoja de estas elecciones. El país está semiparalizado, en mitad de una pandemia que cada día se cobra la vida de entre 1.000 y 1.5000 ciudadanos, y que ya ha causado más de 170.000 muertos, la cifra más alta del mundo. Cuando se computan las víctimas timas oficiales en relación a la población del país, EEUU es el octavo país más afectado del mundo, solo por detrás de Bélgica, Perú, Gran Bretaña, España, Italia, Suecia, y Chile.

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Sin salud, no hay campaña. Así que el equipo de Biden, por ejemplo, ha decidido hacer algo sin precedentes en la era de las elecciones modernas de Estados Unidos: no alquilar un avión para que el candidato vaya de mitin en mitin. Trump, en ese sentido, cuenta con el avión oficial de la presidencia, con el que va a lanzar esta semana una ofensiva de discursos y visitas a varios estados cruciales incluyendo una visita a la localidad industrial de Scranton en Pennsylvania, en la que nació Biden. La tradición de respetar las Convenciones del otro partido es otra de las víctimas del Covid.

UNA campaña por control remoto

Con esos condicionantes, la capacidad de las Convenciones para movilizar el voto va a ser puesta a prueba. Porque, en la era moderna, ésa es la clave de estos eventos, que son espectáculos concebidos para la televisión. Las peleas por el poder -a menudo feroces- no salen en pantalla. Tampoco las fiestas escandalosamente despilfarradoras para cortejar a facciones del partido o, simplemente, tener contenta a la base. Ni las donaciones -obviamente, sin ninguna intención de influir en el futuro presidente- de comidas, equipos informáticos, sistemas de comunicaciones o de transporte realizadas por empresas (en 2016, por ejemplo, Apple se negó a dar ayuda a la Convención republicana por los ataques de ese partido a los homosexuales, lo que hizo que Trump, en su discurso de aceptación, afirmara que "nunca dejaré de lado a la comunidad homosexual de Estados Unidos").

En esta Convención virtual, los demócratas han apostado por el centrismo que les dio excelentes resultados en las elecciones al Congreso de 2018, cuando lograron su mayor victoria sin precedentes en casi medio siglo. Bernie Sanders, el líder de la izquierda, también iba a hablar anoche, al igual que Michelle Obama, la miembro del establishment demócrata más escorada a la izquierda. Pero sus intervenciones iban a ser contrapesadas por la del republicano de centro John Kasich. Los pesos pesados, todos ellos de centro, -Obama, Clinton, Biden y su número dos, Kamala Harris - llegarán en los próximos días, con algún izquierdista -como la senadora Elizabeth Warren- insertada entre ellos.

 
Los héroes, el socialismo, el “virus chino” y las críticas a las gestiones demócratas: así fue la primera noche de la Convención Republicana
Con el presidente y candidato a la reelección Donald Trump como eje, transcurrió la jornada inaugural. El partido intenta convencer a los votantes de que el actual mandatario es la mejor opción en noviembre

Por Soledad Cedro
25 de Agosto de 2020
Desde Miami, Florida, Estados Unidos


Donald Trump habla durante la convención del partido (Chris Carlson/REUTERS)
Donald Trump habla durante la convención del partido (Chris Carlson/REUTERS)

La Convención Nacional Republicana tuvo hechos relevantes durante el día. El lunes comenzó con la votación de los delegados de cada estado para elegir oficialmente a Donald Trump como candidato a la presidencia por el partido. El actual presidente inmediatamente dio un discurso de aceptación, muy escueto. Pero, como era esperable, todos los esfuerzos de la convención se concentraron en el show de la noche.

A las 8:30 PM, puntual, comenzó la transmisión con un video narrada por el actor Jon Voight en el que destacaba el concepto de la “excepcionalidad estadounidense” y los héroes de esta tierra, sentando las bases de lo que serían los discursos de la noche.

Tras la bendición dada por el arzobispo de Nueva York, el cardenal, Timothy Dolan, y el saludo a la bandera a cargo de un veterano de guerra, llegó el primer discurso. Desde el auditorio Mellon, en la capital del país, se escucharon la gran mayoría de los discursos, como el de Charlie Kirk, el fundador de la famosa organización proTrump Turning Point USA, quien destacó el enemigo ante el cual los estadounidenses se enfrentan. Según él, el socialismo. Le siguieron discursos breves de una maestra a favor de las opciones escolares y en contra de los sindicatos, y la dueña de una pequeña cafetería que pudo subsistir el cierre devenido del coronavirus gracias a los estímulos federales otorgados para pequeños negocios. Ambas, lógicamente, instaron a votar por Trump nuevamente.


Kim Klacik (REUTERS)
Kim Klacik (REUTERS)

Luego se proyectó un video pregrabado de Kim Klacik, una candidata al congreso por el estado de Maryland que capturó atención nacional por ser afroamericana y acusar a los demócratas de mentirle a su comunidad durante años. Gracias a un comercial muy enérgico caminando por Baltimore mientras describe las fallas de los demócratas que durante cinco décadas gobernaron la ciudad, se ganó una recorrida por todos los canales de televisión en la última semana y le valió el segundo discurso largo de la primera noche de la convención.

Llegó el momento de oír a la presidente de la convención, Ronna McDaniel, quien destacó que el país está en una encrucijada y detalló los logros de esta administración, llamando a votar por una reelección. Su discurso apasionado a favor del presidente causó sensación en las redes sociales porque se trata de la sobrina de Mitt Romney, quizás el republicano de más alto rango en oponerse abiertamente al presidente Trump.

Nuevos videos hablaron de los logros económicos de la administración antes de la pandemia, para dar paso a un cirujano de Louisiana, el Dr. G.E. Ghali, quien destacó que el liderazgo de Trump habría ayudado a combatir la crisis sanitaria. “El presidente actuó rápido y salvo vidas”, decía este médico, oponiéndose a las constantes críticas que Trump suele recibir por su labor durante la crisis del COVID.

Ronna McDaniel (REUTERS/Kevin Lamarque)
Ronna McDaniel (REUTERS/Kevin Lamarque)

En voz del propio presidente se narró un corto video acerca del “virus de China”, destacando las acciones que su administración tomó los últimos meses. Acto seguido, se pasó en vivo a la Casa Blanca, donde Trump estaba junto a 7 trabajadores de la primera línea (enfermeros, trabajadores del correo, policías y paramédicos). Como si se tratara de una suerte de show televisivo, el presidente entrevistó brevemente a estos trabajadores e insistió en llamar al COVID-19 el virus de China. Tras este segmento llovieron las críticas porque ninguno estaba utilizando máscaras y, si bien estaban manteniendo distancia, al menos en cámara no lucía como que estuvieran a seis pies de distancia.

Herschel Walker, ex jugador de fútbol Americano y amigo del Presidente, también invitó a los oyentes a votar por Trump porque “es un hombre que pone a la familia primero”. Además, habló del racismo. Como afroamericano aseguró que jamás sería amigo de un racista y que conoce “las acciones del presidente que hablan más fuerte que una frase hecha estampada en una camiseta”.


Uno de los momentos más emocionales de la noche fue cuando habló Andrew Pollack, padre de una de las víctimas en el tiroteo de la escuela de Parkland ocurrido en febrero de 2018 en Florida. “Los demócratas pusieron a mi hija en riesgo. Su política que culpa a los maestros cuando un joven tiene problemas de conducta, hace que se ignoren las señales como las que dio el asesino de mi hija antes de la matanza. Este presidente me prometió cambiar esto y lo hizo”, decía notablemente conmovido este padre.

Andrew Pollack (REUTERS)
Andrew Pollack (REUTERS)

Patricia y Mark McCloskey se volvieron figuras nacionales cuando salieron con armas a defender su casa mientras en su ciudad de St Louise había manifestaciones violentas tras el asesinato de George Floyd. Famosos o infames, según como se los mire, se convirtieron en un emblema de la defensa del uso de las armas y han recorrido todos los canales de televisión diciendo que van a defenderse contra el socialismo. Su discurso se alinea a la perfección con el del presidente Trump y su participación esta noche era una de las más esperadas.


La ex presentadora de la cadena FOX y actual nuera del presidente, Kimberly Guilfoyle, habló de la opción “entre Biden y el resto de los socialistas que van a cambiar fundamentalmente este país (…) le van a quitar fondos a la policía (…) a los manifestantes no se les puede permitir que destruyan nuestras ciudades, los traficantes humanos no pueden cruzar nuestras fronteras. Las mismas políticas socialistas que destruyeron Cuba o Venezuela no pueden tener lugar en nuestras ciudades y nuestras escuelas”, afirmaba con vehemencia Guilfoyle.

La siguiente intervención del presidente llegó en vivo desde el cuarto diplomático de la Casa Blanca, donde habló con seis estadounidenses que regresaron al país tras haber estado detenidos en el exterior. La mayoría de ellos pertenecientes al ejército y son parte de los 50 ciudadanos que en los últimos años fueron repatriados. Entre los casos que se presentaron allí se encuentra el de Joshua Holt y su esposa, quienes estuvieron detenidos durante dos años en Venezuela.


Un residente de Miami, Máximo Alvarez, dio su testimonio acerca de cómo su familia tuvo que exiliarse en Estados Unidos por el comunismo en su Cuba original. “No perdamos este país, porque no hay hacia donde correr”, decía Alvarez.

Nikki Haley (REUTERS)
Nikki Haley (REUTERS)

La ex embajadora ante Naciones Unidas Nikki Haley habló de política exterior. “Con el Presidente Trump pusimos a América primero y nos enfrentamos con fuerza a nuestros enemigos”, decía Haley, quien entre otras cosas destacó que esta administración mudó su embajada en Israel a Jerusalén cumpliendo una promesa de décadas.


Hacia finales de la noche habló el hijo del presidente, Donald Trump Jr, haciendo un recuento de lo que la pandemia provocó en Estados Unidos. “Todo indica que esta elección se está convirtiendo en iglesia, trabajo y escuelas contra protestas, destrucción y vandalismo”, afirmaba el hijo mayor del mandatario.

Donald Trump Jr. (REUTERS/Kevin Lamarque)
Donald Trump Jr. (REUTERS/Kevin Lamarque)

El senador por Carolina del Norte Tim Scott cerró la noche con un poderoso discurso sobre el sueño americano, repasando su vida como un hombre afroamericano criado por una madre sola con pocos recursos. Tal como lo hicieron otros oradoras, intentó desmitificar que Donald Trump sea racista y apoyó la labor del presidente para la comunidad minoritaria a la que él pertenece en el país.

Este martes seguramente veremos varias apariciones del presidente a lo largo de la segunda noche, pero los discursos más esperados serán los de la primera dama, Melania Trump, y el secretario de Estado, Mike Pompeo. El tema será la “Tierra de Oportunidades”.

 
Microsoft estrena un arma para combatir ‘deepfakes’ en las elecciones de EE UU
Los vídeos manipulados con inteligencia artificial alcanzan un nivel de realismo difícil de detectar para el ojo humano.
Vídeo manipulado no qual Joe Biden mostra a língua viralizou no Twitter e foi republicado por Donald Trump
Vídeo manipulado no qual Joe Biden mostra a língua viralizou no Twitter e foi republicado por Donald TrumpAgência Pública

Pablo G. Bejerano
10 sep 2020 - 19:30 ART

Los próximos meses se antojan un cóctel explosivo para las noticias falsas. Sobre todo en Estados Unidos. Allí, a la tensión que genera la pandemia se le añade el horizonte electoral, que este año espera una campaña particularmente crispada y barrosa. Si las anteriores elecciones de Estados Unidos, sirvieron para poner en boca de todos el concepto de fake news, las venideras podrían popularizar el de deepfakes.

Estos vídeos, con imágenes reales, se modifican artificialmente mediante un algoritmo y suelen manipular el discurso de una persona pública. Entre los esfuerzos que las tecnológicas están haciendo para combatir la desinformación en esta coyuntura preelectoral en Estados Unidos, Microsoft ha dado un paso importante. Ha presentado una plataforma aparentemente capaz de detectar los deepfakes.

La inteligencia artificial que hay tras estos vídeos manipulados hace que sea difícil identificar su falsedad. Se consigue que un texto leído por un actor pase por unas declaraciones de Barack Obama, como ocurrió en un vídeo que trataba de concienciar sobre esta técnica. Pero también es posible cambiar el rostro del protagonista de un vídeo por el de otra persona. Así, Jim Carrey sustituye a Jack Nicholson en este deepfake de El resplandor.

La herramienta Microsoft Video Authenticator usa su propia inteligencia artificial parar analizar la veracidad de un vídeo. “Evalúa la existencia de zonas de la imagen en las que pueda existir un cambio en las texturas, zonas difuminadas por la superposición de elementos, consistencia de los bordes, alteración de los colores”, explica Alberto Pinedo, director de Tecnología de Microsoft en España. Se buscan “rastros de una modificación sobre el contenido original que normalmente escapan al ojo humano”.

En cada frame, el algoritmo de Microsoft estima una probabilidad de que las imágenes sean reales o manipuladas. La herramienta sirve también para comprobar la autenticidad de fotografías. En el caso de los vídeos, la comprobación se hace en tiempo real a lo largo de la duración del metraje.

Por ahora, Microsoft Video Authenticator estará disponible a través de la iniciativa Reality Defender 2020 (RD2020), una plataforma que reúne a entidades académicas, como la Universidad de Berkeley, y empresas de tecnología, Google, Twiter, la propia Microsoft, para combatir la desinformación. Además, la compañía colaborará con la BBC en su Project Onion, destinado a combatir las fake news de forma global y con la vista puesta en las próximas elecciones de Estados Unidos.

Cada vez más fácil hacer un deepfake pero no detectarlo

El sistema de Microsoft se ha creado gracias al empleo de dos bases de datos públicas: Face Forensic++, para entrenar el algoritmo, y DeepFake Detection Challenge Dataset, para probar su eficacia. Aunque la compañía admite que su Video Authenticator no es el arma definitiva contra los deepfakes. “Se trata de una plataforma en continua evolución y aprendizaje para mejorar su precisión. Hay que tener en cuenta que nos enfrentamos a mecanismos que cada día mejoran para crear vídeos falsos de mejor calidad”, destaca Pinedo.

El fácil acceso, desde la nube, a la tecnología deep learning (las redes neuronales necesarias para crear estas manipulaciones) permite que casi cualquiera pueda perpetrar un deepfake. En YouTube ya proliferan este tipo de vídeos. En muchas ocasiones son bromas inofensivas, simples memes en formato audiovisual, como este clip en el que Jon Nieve pide perdón por la temporada 8 de Juego de Tronos. Pero también pueden formar parte de bulos intencionados.
El origen de los deepfakes puede ser cualquiera, como apunta Pinedo, aunque subraya la incidencia de las redes sociales y las plataformas de vídeo online. Precisamente estos dos espacios han sido vehículos de difusión, en ocasiones viral, de bulos y desinformación. Un problema que con la manipulación de vídeos se complica.

Y es que detectarlos a simple vista no es sencillo. Desde el Massachusetts Institute of Technology (MIT) proponen fijarse en algunos detalles para tratar de identificar un deepfake. Se trata de descubrir irregularidades en la piel de la cara, en las mejillas y la frente, en el color y el tamaño de los labios, el corte de pelo. ¿Hay algo raro en ello? Y en el parpadeo, ¿es demasiado frecuente o apenas existe? Hay otros aspectos a los que prestar atención: si detectamos fallos evidentes, como un cuello de camisa que en el lado izquierdo es de una forma y en el derecho, de otra, deben saltar las alarmas.

Pero reconocer este tipo de detalles requiere de un examen minucioso, inviable en el día a día. Sobre todo al ritmo que se consume el contenido digital hoy. De ahí que algunas tecnológicas con peso en Internet hayan dado pasos para combatir los vídeos manipulados de forma automatizada. Google lanzó el pasado año una base de datos con 3.000 deepfakes generados con inteligencia artificial, para contribuir a la investigación en este campo. Por su parte, Facebook ha estimulado una competición para detectar deepvídeos manipulados. Precisamente la base de datos que se emplea como prueba en este concurso ha sido la que Microsoft ha empleado para testar su algoritmo.

 
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