EL VATICANO ¡Todo aquí!

“Seminario Austriaco le hace propaganda a la fornicación gay”

24 de febrero de 2020
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"El seminario de la diócesis de Graz, Austria, organiza una conferencia el 14 de marzo sobre" Sexualidades 2020 ".
La imagen que anuncia el evento presenta a dos hombres desnudos abrazándose.
En la conferencia, tres charlas presentarán el "conocimiento científico actual" sobre "sexualidades" (plural) ".

24/02/2020
Noticias
 
COMUNIÓN EN LA MANO: El suelo teñido de Sangre
Por
Miguel Ángel Yáñez
-
06/03/2020


NOTA EDITORIAL (6/3/2020): En estos días muchos obispados, la propia Conferencia Episcopal lo ha recomendado, están enviando circulares a las parroquias para comunicar que por motivos de higiene, para evitar el riesgo del Coronavirus, se debe comulgar en la mano preferiblemente. Resulta cuando menos sorprendente porque la principal vía de contagio del virus es precisamente la mano, pero resulta más inquietante que les importe poco las consecuencias de tal medida sobre el propio Cuerpo de Cristo. Incluso si higiénicamente fuera cierto, cosa muy discutible, ¿estamos dispuestos a ultrajar el Cuerpo de Cristo para salvar el nuestro? No sabemos que clase de Fe puede tener quien dicta semejantes normas.
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Nos parece muy oportuno republicar este artículo que expone con gran claridad la realidad del tremendo sacrilegio que se comete
***
«Si alguno negare que en el venerable sacramento de la Eucaristía se contiene Cristo entero bajo cada una de las especies y bajo cada una de las partes de cualquiera de las especies hecha la separación, sea anatema». Concilio de Trento
Llevo tiempo observando discusiones y conversaciones sobre el tema “comunión en la mano”. En todas ellas percibo de forma reiterada una serie de argumentos, tantos de laicos como de sacerdotes, unos tratando de justificar el recibirla y otros el administrarla, que evidencian que, a pesar de sus buenas intenciones, no han comprendido la verdadera naturaleza del problema de fondo.
Querido laico, hay que dejar de pensar en estos términos: lo que a MÍ me gusta, lo que a MÍ no me ofende, lo que YO veo normal, lo que YO veo o dejo de ver grave, lo que a MÍ me permite tener devoción, lo que YO creo, lo que YO pienso, lo que YO leí que no se quién dijo o hacía en no se que siglo… es decir lo que YO, YO y más YO.
Querido sacerdote que quieres dar la comunión en la mano o, incluso, no quieres pero la das, hay que dejar de discurrir de esta forma: A MÍ me gusta más en la mano, YO creo que debo obedecer a pesar de todo, YO no quiero problemas, YO no lo veo tan grave, YO no soy quien para tomar esa decisión, YO creo que si lo hace el Papa y mi obispo YO debo hacerlo… o sea lo que YO, YO y más YO.
No, queridos laicos y sacerdotes, esta perspectiva es totalmente errada, el problema no eres TÚ, lo que TÚ creas o dejes de pensar, las consecuencias que tenga para TÍ el no darla, lo que te digan, lo que hagan muchos o pocos, ni lo que haga el obispo o incluso el papa. No, no y no. Voy a detenerme y decirlo bien alto:
El problema no eres tú, el problema es ÉL.
No importa tu punto de vista, la razón teórica que puedas tener o dejar de tener, tus buenas intenciones, tu afán de obediencia, todos esos argumentos se desploman por su propio peso si lo vemos desde la perspectiva de ÉL, no del YO.
¿Cuál es el problema de ÉL con la comunión en la mano?
  1. Esta dogmáticamente definido en el Concilio de Trento que en cada partícula de la Sagrada Hostia está Jesucristo en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
  2. Por lo tanto si una partícula por minúscula que sea cae al suelo es exactamente igual que si cayera la Hostia entera.
  3. Y si caen partículas al suelo hay que creer dogmáticamente que es el mismo Jesucristo, su Cuerpo y su Sangre, el que está en el suelo.
  4. Por lo que si pisamos esas partículas estamos pisando a Jesucristo. Sí, repitámoslo: ESTAMOS PISANDO A JESUCRISTO. Y lo estamos haciendo por nuestra culpa, colaboración o complicidad, no por un accidente incontrolado.

Si por un momento pudiéramos contemplar la dantesca escena que se produce en nuestras iglesias quedaríamos horrorizados. Háganse una ligera idea contemplando la fantástica ilustración de Rodrigo García. ¿Les parece cruda? Pues es exactamente lo que ocurre y no vemos.
Es ahora fácil comprender el Amor que supone la Eucaristía, donde Jesús se ha expuesto a ser el más frágil, incluso a riesgo de ser pisoteado indignamente en una segunda Pasión silenciosa e invisible, pero no por ellos menos cruel. Y es fácil entender con cuánto respeto y cuidado deberíamos tratar al Jesús Eucarístico ante su posición voluntaria de fragilidad y exposición, a lo cual estamos obligados de una forma absoluta e inexcusable sin que pueda haber ningún YO que valga, nuestra única obligación es protegerlo a ÉL, contra todo y contra todos, incluso a costa de nuestra honra o puesto.
Se que habrá quien diga que exagero, que siempre puede haber partículas de una forma u otra, y es cierto que puede haberlas, pero una cosa es que humanamente no se pueda controlar una micropartícula que por ejemplo vuele inadvertida a nuestros ojos, y otra muy diferente es que caiga por nuestra culpa, negligencia, cobardía y/o forma de comulgar. Es verdad que comulgando de rodillas y sin bandeja también puede pasar -otra irresponsabilidad del sacerdote-, pero infinitamente menos que si sometemos la Hostia a la fricción del contacto con las manos.
De muchas observaciones que he realizado he de decir que no he logrado nunca ver -aunque seguro hay alguien perdido que lo haga, la excepción- a ni un solo comulgante en la mano tratar de quitar de su mano partículas que pudieran quedar, ni siquiera el intento de mirar si las hay. Cualquier sacerdote que ha dado la comunión con bandeja sabe que incluso en Misa tradicional siempre hay partículas, al igual que siempre hay partículas que quedarán en la mano. El solo hecho de depositarla y volverla a coger para comulgarla conlleva desprendimiento inevitable. Eso significará en la práctica cientos de partículas por el suelo profanadas y pisoteadas por nuestra culpa.
Todo esto es tanto más doloroso si pensamos por un momento como se promociona activamente esta práctica, llegándose incluso a obligar a niños a hacer la Primera Comunión en la mano, como ocurre en la parroquia de mi pequeña localidad con el pleno conocimiento, silencio y pasividad del Arzobispado de Sevilla (1).

Ningún sacerdote está obligado a dar la comunión en la mano, y la propia legislación canónica lo respalda (2), pues le permite no administrarla a decisión del sacerdote cuando hay riesgo de profanación. ¿Acaso no hay riesgo de profanación en que Jesucristo caiga al suelo y sea pisoteado? ¿Acaso no hay riesgo de profanación en el uso que se le pueda dar a la Sagrada Forma como se ha visto recientemente en Pamplona? Querido Sacerdote que de buena Fe la ha estado dando, mire nuestra ilustración, medítela, y dígame ¿cree ahora sinceramente que es inocuo dar la comunión en la mano, aunque sea a una sola persona?
Nadie, repito, nadie debe arriesgar el Cuerpo de Cristo a ser pisoteado y profanado, y eso se hace dando una sola comunión en la mano. ¿Podría haber alguna ley que obligara a un hijo a exponer a su madre a ser pisoteada, ultrajada y vejada? Incluso en caso de que existiera, ¿alguien con un mínimo de sentido común podría sostener que esa persona tiene obligación moral de seguir dicha ley?… pues tanto más si hablamos de Jesucristo, nuestro Señor y Creador.
No me cabe duda que la mayoría de ustedes que la reciben en la mano o la administran no lo hacen con esa intención, porque siguen analizándolo desde el YO, YO y YO. Párese un momento, reflexione y vealo desde el punto de vista de ÉL, pisoteado en el suelo o profanado por indeseables, con la Iglesia llena de regeros de la Sangre de Nuestro Señor, y estoy seguro que ni la recibirán ni la darán nunca más.
Si ha habido miles de mártires que han muerto por el hecho de no permitir ultrajar una imagen, un libro sagrado… ¿va usted a tolerar que se ultraje y pise al mismo Jesucristo en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad delante suya?
Antes morir que Nuestro Señor esté en el suelo por mi culpa.
Miguel Ángel Yáñez
[Ilustración de Rodrigo García para Adelante la Fe]
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(1) Personalmente denuncie al Sr. Arzobispo de Sevilla, Monseñor Asenjo, que los niños recibían obligatoriamente su Primera Comunión de pie y en la mano. Su respuesta fue que “no podía hacer nada”. Pobres niños, utilizados y manipulados por los demoledores de la Fe, que siempre deberían recordar las durísimas palabras de Nuestro Señor contra quien manipule a estos pequeños: “más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar” (Mateo 18:6).
(2) “Si existe peligro de profanación, no se distribuya a los fieles la Comunión en la mano” (Redemptionis Sacramentum 92).
comunion en la mano (1920 X 800)
 
Una Religión Global para un Gobierno Mundial
Por
Corrispondenza Romana
-
04/03/2020



El Nuevo Paradigma que propone la Iglesia Modernista plantea la necesidad de una nueva doctrina para una nueva época. Dice el cardenal Re que nos enfrentamos a un «cambio de época» del cual surgen consecuencias «tanto a nivel doctrinal como práctico».
Esta “nueva época” y esta “nueva doctrina” persiguen el fin de “alcanzar una paz universal que disfruten todas las personas en esta vida”. Así lo expresa en sus últimas líneas el Documento sobre la Fraternidad Universal por la Paz Mundial y la Convivencia común, firmado en Abu Dabi el 4 de febrero de 2019 por Su Santidad el Papa Francisco y en Gran Imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyeb.
Esa paz universal en esta vida – subrayando su carácter inmanente, naturalista – recuerda mucho el deseo de I. Kant en su obra La paz perpetua (1795). Todos somos ciudadanos del mundo. Nuestro planeta es la Madre Tierra que nos da la vida: es la casa común y todos tenemos derecho a movernos libremente por la faz de la tierra. Hay que tender puentes, derribar muros y quitar alambradas y concertinas que separan e impiden los flujos migratorios de los descartados que huyen de la pobreza y de las guerras. Los Estados tendrían un deber de hospitalidad – según Kant y según el Papa Francisco – hacia todo extranjero que llegue a sus fronteras, que no debe ser tratado con hostilidad, sino que debe ser recibido con los brazos abiertos. “El Derecho cosmopolita debe estar determinado por las condiciones de una universal hospitalidad”. Según Kant, hay que reconocer “el derecho de visita perteneciente a todos los hombres, es decir, el de entrar a formar parte de la sociedad universal en virtud del derecho común a la posesión de la superficie de la tierra, sobre la cual, siendo esférica, los hombres no pueden esparcirse aislándose en el infinito, sino que deben en última instancia resignarse a encontrarse y a coexistir1.
El planeta es una ciudad común: una cosmópolis. Pues bien, esa cosmópolis kantiana es talmente el Estado Global que proponen al unísono los líderes del llamado Nuevo Orden Mundial y la Iglesia Modernista (por coincidir con los valores de la Modernidad). Hace falta una “gobernanza global”, un gobierno mundial, que garantice el cumplimiento de los Derechos Humanos – ya veremos a qué precio – en todo el mundo.
Dice el Documento por la Fraternidad Universal:
“Nosotros – creyentes en Dios, en el encuentro final con él y en su juicio –, desde nuestra responsabilidad religiosa y moral, y a través de este Documento, pedimos a nosotros mismos y a los líderes del mundo, a los artífices de la política internacional y de la economía mundial, comprometerse seriamente para difundir la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz; intervenir lo antes posible para parar el derramamiento de sangre inocente y poner fin a las guerras, a los conflictos, a la degradación ambiental y a la decadencia cultural y moral que el mundo vive actualmente.”
Los líderes religiosos, políticos y económicos deben comprometerse a promover la tolerancia y la convivencia en paz. Pero hay más: deben comprometerse a intervenir para parar las guerras, los conflictos y la degradación ambiental, cultural y moral. ¿Qué es eso de “intervenir”? ¿Cómo deben “intervenir”? ¿Militarmente con tropas dirigidas por la ONU? El Documento por la Fraternidad de Abu Dabi parece seguir a Benedicto XVI en Caritas in Veritate:
67. Ante el imparable aumento de la interdependencia mundial, y también en presencia de una recesión de alcance global, se siente mucho la urgencia de la reforma tanto de la Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y financiera internacional, para que se dé una concreción real al concepto de familia de naciones. Y se siente la urgencia de encontrar formas innovadoras para poner en práctica el principio de la responsabilidad de proteger y dar también una voz eficaz en las decisiones comunes a las naciones más pobres. Esto aparece necesario precisamente con vistas a un ordenamiento político, jurídico y económico que incremente y oriente la colaboración internacional hacia el desarrollo solidario de todos los pueblos. Para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su empeoramiento y mayores desequilibrios consiguientes, para lograr un oportuno desarme integral, la seguridad alimenticia y la paz, para garantizar la salvaguardia del ambiente y regular los flujos migratorios, urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial, como fue ya esbozada por mi Predecesor, el Beato Juan XXIII. Esta Autoridad deberá estar regulada por el derecho, atenerse de manera concreta a los principios de subsidiaridad y de solidaridad, estar ordenada a la realización del bien común, comprometerse en la realización de un auténtico desarrollo humano integral inspirado en los valores de la caridad en la verdad. Dicha Autoridad, además, deberá estar reconocida por todos, gozar de poder efectivo para garantizar a cada uno la seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto de los derechos. Obviamente, debe tener la facultad de hacer respetar sus propias decisiones a las diversas partes, así como las medidas de coordinación adoptadas en los diferentes foros internacionales. En efecto, cuando esto falta, el derecho internacional, no obstante los grandes progresos alcanzados en los diversos campos, correría el riesgo de estar condicionado por los equilibrios de poder entre los más fuertes. El desarrollo integral de los pueblos y la colaboración internacional exigen el establecimiento de un grado superior de ordenamiento internacional de tipo subsidiario para el gobierno de la globalización, que se lleve a cabo finalmente un orden social conforme al orden moral, así como esa relación entre esfera moral y social, entre política y mundo económico y civil, ya previsto en el Estatuto de las Naciones Unidas.
Y en el Documento de Abu Dabi leemos:
“Las fuertes crisis políticas, la injusticia y la falta de una distribución equitativa de los recursos naturales – de los que se benefician solo una minoría de ricos, en detrimento de la mayoría de los pueblos de la tierra – han causado, y continúan haciéndolo, un gran número de enfermos, necesitados y muertos, provocando crisis letales.”
“La libertad es un derecho de toda persona: todos disfrutan de la libertad de credo, de pensamiento, de expresión y de acción. El pluralismo y la diversidad de religión, color, s*x*, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos. Esta Sabiduría Divina es la fuente de la que proviene el derecho a la libertad de credo y a la libertad de ser diferente. Por esto se condena el hecho de que se obligue a la gente a adherirse a una religión o cultura determinada, como también de que se imponga un estilo de civilización que los demás no aceptan.”
Los Derechos Humanos garantizan una serie de libertades propias de la autonomía de cada sujeto en las que no se admite la injerencia de nada ni de nadie. Es la libertad negativa de los modernos. La barbaridad de fundamentar en la “Sabiduría de Dios” el derecho al error, al mal, al pecado, a la mentira, solo puede comprenderse desde una concepción relativista y subjetivista radicales. Nada es verdad ni mentira. Nada está bien ni está mal. No hay una religión verdadera: todas son verdaderas y todos los estilos de civilización son igualmente buenos. Multiculturalismo, indiferentismo religioso y un derecho moderno que surge de la voluntad y la autonomía de la persona, que se identifica directamente con la sabiduría de Dios. Dios querría que las personas fuéramos autónomas y libres para determinar nosotros solos lo que está bien y mal. Así, el aborto o la eutanasia, aprobados como derechos por la voluntad de los ciudadanos, podrían considerarse como fundados en la Sabiduría Divina. La rebelión del hombre contra la ley de Dios, en virtud de su autonomía, sería paradójicamente voluntad de Dios. Lo satánico sería divino. Un disparate. Pero un disparate muy moderno. Los acuerdos entre el Vaticano y la dictadura comunista china son un buen ejemplo de lo que estamos hablando. Según esos acuerdos, la Iglesia Católica debe subordinarse a los dictados del Partido Comunista y renunciar a su doctrina para difundir, apoyar y aplaudir los dictados de los comunistas: incluyendo la aceptación de la anticoncepción, del aborto y de la eutanasia, por ejemplo.
La Iglesia Católica entendía la fraternidad como la comunión de los hijos de Dios. El bautismo nos hace morir al pecado y nacer a una vida nueva en Cristo. Por la gracia de Dios, los cristianos somos hijos de un mismo Padre. Pero para esa fraternidad, para esa comunión de los santos, hace falta reconocer que hay “un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.” (Efesios 4, 5). La naturaleza humana, herida por el pecado, se regenera por el agua y el Espíritu y nos hace criaturas nuevas. No da igual estar bautizado que no estarlo. El bautismo nos abre las puertas del Cielo.
La fraternidad kantiana y la de la Iglesia Modernista del Nuevo Paradigma también propugna un hombre nuevo. Pero esa nueva antropología que propugna es la de la persona autónoma de la modernidad. Pone a la Persona en el centro de todo: no a Dios. Es el hombre elevado a la categoría de dios que se crea a sí mismo según su voluntad autónoma. Ese “poner a la persona en el centro” es uno de los fundamentos del Pacto Educativo Global que propone el Santo Padre. Insisto: no es Cristo el centro, sino la persona.
En el Instrumentum Laboris del Pacto Educativo Global podemos leer:
“La vida humana es un hecho recibido que no tiene su origen en nosotros mismo. Al contrario, la vida trasciende a cada hombre y mujer, y por lo tanto no es algo auto-producido, sino dado por otra cosa.”
¿Qué “otra cosa” nos habrá dado la vida? ¿Tal vez la Pachamama?
“Toda la humanidad, al recibir la vida, se descubre unida en el vínculo de la fraternidad.” “No podemos elegir a nuestros hermanos o hermanas porque no somos los autores de su existencia. Por lo tanto, cuanto más se realiza la fraternidad no expresa – en primer lugar – un deber moral, sino más bien la identidad objetiva del género humano y de toda la creación.” “Hay una mística de vivir juntos, de encontrarnos, de tomarnos en brazos, de apoyarnos…”
Aquí se esconde una fraternidad que no solo une a todos los seres humanos como especie, sino también a todo ser creado. Todo está conectado. Es una especie de panteísmo – o más bien panenteísmo – que recuerda a los bichos azules de Avatar1 que enchufaban sus coletas neurales al árbol sagrado y se daban cuenta de que todo era uno. En nuestro planeta se da una especie de flujo de energía que une a toda la vida con la Diosa Madre (la Pachamama).

El “todo está conectado” es un verdadero mantra en Laudato Sí: su verdadero leitmotiv. Así lo reconoce el propio Papa Francisco en el número 16 de la Encíclica:

16. Si bien cada capítulo posee su temática propia y una metodología específica, a su vez retoma desde una nueva óptica cuestiones importantes abordadas en los capítulos anteriores. Esto ocurre especialmente con algunos ejes que atraviesan toda la encíclica. Por ejemplo: la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida. Estos temas no se cierran ni abandonan, sino que son constantemente replanteados y enriquecidos.
Veamos cómo aparece el tema machaconamente:
L S 91. No puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos. Es evidente la incoherencia de quien lucha contra el tráfico de animales en riesgo de extinción, pero permanece completamente indiferente ante la trata de personas, se desentiende de los pobres o se empeña en destruir a otro ser humano que le desagrada. Esto pone en riesgo el sentido de la lucha por el ambiente. No es casual que, en el himno donde san Francisco alaba a Dios por las criaturas, añada lo siguiente: «Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor». Todo está conectado. Por eso se requiere una preocupación por el ambiente unida al amor sincero hacia los seres humanos y a un constante compromiso ante los problemas de la sociedad.
L S 117. La falta de preocupación por medir el daño a la naturaleza y el impacto ambiental de las decisiones es sólo el reflejo muy visible de un desinterés por reconocer el mensaje que la naturaleza lleva inscrito en sus mismas estructuras. Cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad –por poner sólo algunos ejemplos–, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza. Todo está conectado. Si el ser humano se declara autónomo de la realidad y se constituye en dominador absoluto, la misma base de su existencia se desmorona, porque, «en vez de desempeñar su papel de colaborador de Dios en la obra de la creación, el hombre suplanta a Dios y con ello provoca la rebelión de la naturaleza».
L S 138. La ecología estudia las relaciones entre los organismos vivientes y el ambiente donde se desarrollan. También exige sentarse a pensar y a discutir acerca de las condiciones de vida y de supervivencia de una sociedad, con la honestidad para poner en duda modelos de desarrollo, producción y consumo. No está de más insistir en que todo está conectado. El tiempo y el espacio no son independientes entre sí, y ni siquiera los átomos o las partículas subatómicas se pueden considerar por separado. Así como los distintos componentes del planeta –físicos, químicos y biológicos– están relacionados entre sí, también las especies vivas conforman una red que nunca terminamos de reconocer y comprender. Buena parte de nuestra información genética se comparte con muchos seres vivos. Por eso, los conocimientos fragmentarios y aislados pueden convertirse en una forma de ignorancia si se resisten a integrarse en una visión más amplia de la realidad.
¿Es igual que Avatar o no? Igualico, igualico.
La conversión ecológica que se requiere para crear un dinamismo de cambio duradero es también una conversión comunitaria.
LS 220. Esta conversión supone diversas actitudes que se conjugan para movilizar un cuidado generoso y lleno de ternura. En primer lugar, implica gratitud y gratuidad, es decir, un reconocimiento del mundo como un don recibido del amor del Padre, que provoca como consecuencia actitudes gratuitas de renuncia y gestos generosos, aunque nadie los vea o los reconozca: «Que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha […] y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará» (Mt 6,3-4). También implica la amorosa conciencia de no estar desconectados de las demás criaturas, de formar con los demás seres del universo una preciosa comunión universal. Para el creyente, el mundo no se contempla desde fuera sino desde dentro, reconociendo los lazos con los que el Padre nos ha unido a todos los seres.
La Iglesia del Nuevo Paradigma está abrazando un nuevo paganismo que rinde culto idolátrico a la Naturaleza: a la Pachamama. En la película Avatar, los indígenas – los Na’vi – adoran a Eywa, la Gran Diosa Madre, descrita como “una red de energía que fluye a través de todos los seres vivos”. Esta creencia panenteísta de una deidad inmersa en todos los seres vivos se expone como una “fraternidad” o unidad entre todas las cosas creadas. Dios está en todo y todo es parte de Dios.
En Laudatio sí y en el Instrumentum Laboris del Pacto Educativo Global, se pude rastrear ese panenteísmo: la creencia de que todas las cosas, animadas e inanimadas, incluyendo la tierra y los seres humanos, son manifestaciones de Dios; Dios es todo.
James Lovelock propuso la Hipótesis de Gaia en la década de los 60. En esa teoría se afirmaba que la biosfera, la atmósfera, los océanos y el suelo de la tierra son una entidad compleja que constituye “un sistema cibernético o de retroalimentación que busca un ambiente físico y químico óptimo para la vida”. La Tierra es un organismo vivo, autorregulado y con conciencia. La teoría de Gaia refleja la imagen panteísta de la Madre Tierra.
En el Evangelio según Avatar, Gaia es una conciencia personal emergente. Según el Evangelio según la Iglesia del Nuevo Paradigma, (punto 92 de Laudato Sí) “cuando el corazón está auténticamente abierto a una comunión universal, nada ni nadie está excluido de esa fraternidad.” “Todo está relacionado y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también, con tierno cariño, al hermano sol, a la hermana luna, al hermano río y a la madre tierra.”
Lo único que nos falta es la trenza neural que tienen los Na’vi y que les permite unirse a otros seres vivos: una especie de extensión de su sistema nervioso, similar a la coleta de Pablo Iglesias, que funciona exactamente como los cables de fibra óptica y nos da una explicación naturalista de una creencia mística.
LS 139. Cuando se habla de «medio ambiente», se indica particularmente una relación, la que existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados.
LS 233. El universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo. Entonces hay mística en una hoja, en un camino, en el rocío, en el rostro del pobre. El ideal no es sólo pasar de lo exterior a lo interior para descubrir la acción de Dios en el alma, sino también llegar a encontrarlo en todas las cosas.
La fraternidad expresa la identidad objetiva del género humano y de toda la creación. Cuando el corazón está auténticamente abierto a una comunión universal, nada ni nadie está excluido de la fraternidad.
Avatar anuncia la creciente influencia de una religión mundial pagana que promueve la adoración a la naturaleza. La película de Cameron propone una visión de la humanidad como una parte de la naturaleza, igual que cualquier otra, que sirve a la Tierra (esta última, representada como autoridad gobernante de toda la energía y la vida); ya no es el hombre la única criatura hecha a imagen de Dios y corregente con Él, que posee con Él autoridad sobre la naturaleza y la tierra. No es que la película Avatar sea, en sí misma, un elemento de cambio. Avatar forma parte de una ola cultural de ideas que afectan a todas las áreas de la cultura global de hoy, desde la religión al entretenimiento, a la ciencia y a la política que promete una redención pagana del ser humano, a la vez que exige esclavizar a la humanidad y subordinarla a la naturaleza. El hombre es un parásito que está destruyendo a la Madre Tierra. Somos un virus que hace enfermar y amenaza con asesinar a la Pachamama que nos ha dado la vida. Debemos impedir que el hombre destruya a la Naturaleza. Y para eso necesitamos un gobierno global que controle la natalidad y que propicie un descenso del número de habitantes para que la vida sobre el planeta sea sostenible. A partir de aquí, la eutanasia, el ataque a la familia, el aborto, la anticoncepción, la promoción del su***dio… Todo vale con tal de que el número de habitantes de la Tierra disminuya de manera sustancial. Tal vez que se escape de vez en cuando algún virus de algún laboratorio militar que elimine a unos cuantos miles de viejos y enfermos pueda contribuir a ese control de la población mundial. En realidad, es la Madre Tierra la que se defiende de los seres humanos que la hieren con sus abusos y la que se ve obligada a defenderse generando anticuerpos que eliminen los virus humanos que amenazan la supervivencia de la vida en la Casa Común.
La Iglesia del Nuevo Paradigma, la del cambio de época del cardenal Re o del cardenal Parolin, se parece más al panenteísmo pagano de Avatar que a la Iglesia de Santo Tomás de Aquino o San Agustín. Yo me quedo con la mística de Santa Teresa de Jesús o con la de San Juan de la Cruz antes que con la mística de la hoja o del rocío. Me quedo con la Iglesia martirial china que defiende el cardenal Zen. Me quedo con la comunión de los santos.
Estos potenciales dictadores globales dicen que hace falta un gobierno mundial que establezca una paz global y termine con las injusticias sociales e imponga el respeto a una ley mundial y que intervenga para solucionar los conflictos sociales y ambientales que afligen a la humanidad. Y en paralelo, hace falta una religión sincrética universal, liderada por una única autoridad espiritual mundial: la Nueva Iglesia de la Pachamama. Se trataría de una religión neopagana que adora a la Naturaleza y promete la redención del género humano en esta vida a costa de que la humanidad se subordine a una política ecológica integral liderada por el Gobierno Mundial: propugnan una falsa mística, una falsa religión y una falsa redención puramente inmanente que recuerda sobre todo al paraíso comunista disfrazado (estamos en un carnaval perpetuo) de ecologismo integral. En nombre de la sostenibilidad ecológica y de la subsistencia de Nuestra Madre Tierra, debemos controlar la población y cambiar nuestro estilo de vida. El modelo a seguir es el de los indígenas del Amazonas que nos enseñan “el buen vivir” en armonía con la Naturaleza, con la Pachamama. Hay que volver a una vida tribal, a un estilo paleolítico de vida, para no contaminar. Suprimamos los vuelos en avión, los plásticos, el insostenible y contaminante consumo de energía, el uso de coches. Hay que volver a un estilo de vida sencillo y en armonía con la Madre Tierra. Hay que acabar con el consumismo desenfrenado y con la explotación de los recursos naturales, que son limitados y no dan para mantener tantísimos millones de seres humanos. Hay que reducir la población mundial. Hay que volver a la vida del campo, a la arcadia feliz.
Quieren un solo gobierno y una sola religión, que sería la religión de la tolerancia: una religión multiforme, poliédrica. Todas las religiones son igual de válidas siempre y cuando fomenten el amor y la tolerancia y no generen conflictos por culpa del integrismo. Lo importante es el amor, la fraternidad universal, la mística de estar juntos y disfrutar de la contemplación de las hojas y el rocío. El budismo, el judaísmo, el cristianismo, las religiones animistas… Todas son igualmente válidas. El multiculturalismo va de la mano del indiferentismo religioso: de un sincretismo pagano estilo New Age que predica una fraternidad universal que propugna que todo lo creado por la Madre Tierra está conectado y todo depende de todos.
Un asco. Yo me tiro al monte y me declaro en guerra contra el Gobierno Mundial y contra el nuevo paganismo panenteísta. Gobierno Mundial y Religión Pagana pretenden ir de la mano para salvar a la Madre Tierra de la amenaza del ser humano.
No me cogeréis vivo.
¡Viva Cristo Rey!


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Arzobispo Viganó: La Iglesia postconciliar, modernista y masónica, ambiciona sustituir la Iglesia de Cristo por una monstruosa que no procede de Dios
Por
Adelante la Fe
-
22/04/2020


TRADUCCIÓN REALIZADA POR ADELANTE LA FE DE LA ENTREVISTA AL ARZOBISPO CARLO MARIA VIGANÒ POR EL PORTAL AMIGO diesirae.pt

1. Mil gracias, Excelencia, por concedernos esta entrevista. Nos las estamos viendo con la epidemia del Covid-19, que en los últimos meses ha condicionado la vida de millones de personas e incluso causado la muerte de muchas de ellas. En vista de la situación, la Iglesia ha decidido a través de las conferencias episcopales cerrar prácticamente todas las iglesias y privar a los fieles del acceso a los sacramentos. El pasado 27 de marzo, ante una Plaza de San Pedro vacía y actuando de un modo claramentede cara a los medios de difusión, el papa Francisco presidió una hipotética oración por la humanidad. Hubo reacciones muy diversas a la manera a la actuación del Sumo Pontífice, una de las cuales intentó establecer una relación entre la solitaria presencia de Francisco y el mensaje de Fátima, es decir, el Tercer Secreto. ¿Está de acuerdo?
Antes que nada, le diré que es un placer conceder esta entrevista para los fieles de Portugal, a los que la Virgen Santísima prometió que mantendrían la fe en estos tiempos de dura prueba. Sois un pueblo muy responsable, porque podríais encontraros dispuestos a custodiar el fuego sagrado de la Religión mientras otros países se niegan a reconocer a Cristo por Rey y a María Santísima como su Reina.
La tercera parte del secreto que confió Nuestra Señora a los pastorcillos de Fátima para que la transmitieran al Santo Padre sigue siendo secreta hasta el día de hoy. La Virgen pidió que se revelase en 1960, pero Juan XXIII mandó publicar el 8 de febrero de aquel año un comunicado en el que afirmaba que la Iglesia no deseaba asumir la responsabilidad de garantizar la veracidad de las palabras que, según los tres pastorcitos, les habría dirigido la Virgen. Al distanciarse así del mensaje de la Reina del Cielo, se inició una operación de ocultamiento, evidentemente porque el contenido del mensaje habría puesto al descubierto la terrible conjura contra la Iglesia de Cristo por parte de sus enemigos. Hasta hace algunos decenios habría parecido increíble que se pudiera llegar a amordazar a la Virgen, pero en los últimos años hemos asistido a tentativas de censurar el mismo Evangelio, que es la Palabra de su divino Hijo.
En el año 2000, durante el pontificado de Juan Pablo II, el Secretario de Estado cardenal Sodano presentó como el Tercer Secreto una versión suya que por algunos de sus elementos da la clara impresión de estar incompleta. No sorprende que el siguiente Secretario de Estado, cardenal Bertone, tratase de desviar la atención hacia un suceso pasado para hacer creer al pueblo de Dios que las palabras de la Virgen no tenían nada que ver con la crisis de la Iglesia ni con el contubernio entre modernistas y masones entre bastidores durante el Concilio. Antonio Socci, que ha investigado con precisión el Tercer Secreto, ha desenmascarado este comportamiento doloso del cardenal Bertone. Es más, fue el propio Bertone quien desacreditó concienzudamente y censuró a la Virgencita de las Lágrimas de Civittavecchia, cuyo mensaje concuerda exactamente con lo que Ella dijo en Fátima.
No olvidemos el desatendido llamamiento de Nuestra Señora para que el Papa y los obispos consagrasen Rusia a su Corazón Inmaculado como condición para derrotar el comunismo y el materialismo ateo. Consagrar, no «el mundo», no «aquella nación que Tú quieres que consagremos», sino «Rusia». ¿Tanto costaba hacerlo? Es evidente que sí lo era para quien no tiene una mirada sobrenatural. Se ha preferido recorrer la vía de la distensión con el régimen soviético, sin comprender que ninguna paz es posible cuando se prescinde de Dios. Hoy en día, con un presidente de la Federación Rusa que es indudablemente cristiano, sería posible hacer caso de esta petición de la Virgen, conjurando de ese modo futuras desgracias para la Iglesia y para el mundo.
El propio Benedicto XVI confirmó la actualidad del mensaje de la Virgen, aunque -según la interpretación difundida por la Santa Sede- debería considerarse cumplido. Quienes han leído el Tercer Secreto han dicho claramente que su contenido tiene que ver con la apostasía de la Iglesia, que se inició precisamente a comienzos de los años sesenta y hoy ha llegado a una fase tan evidente que puede ser reconocida incluso por observadores laicos. Esta casi obsesiva insistencia en temas que la Iglesia siempre ha condenado, como el relativismo y el indiferentismo religioso, un falso ecumenismo, el ecologismo maltusiano, la homoherejía o el inmigracionismo, encontró en la Declaración de Abu Dhabi el cumplimiento de un plan concebido por las sectas secretas desde hace más de dos siglos.

2. En plena Semana Santa y después del Sínodo para la Amazonía, el Papa decidió instituir una comisión para estudiar el diaconado femenino en la Iglesia Católica. ¿Considera que ello tendría por objeto allanar el camino a la clericalización de la mujer o, dicho de otro modo, al intento de menoscabar el sacerdocio instituido por Nuestro Señor Jesucristo el Jueves Santo?
Las órdenes sagradas no podrán ser jamás modificadas en su esencia. Desde siempre, los herejes y sus instigadores se han centrado en los ataques al sacerdocio. Y es comprensible: destruir el sacerdocio significa destruir la Santa Misa, la Santísima Eucaristía y todo el edificio de los sacramentos. Entre los enemigos jurados del Orden Sacerdotal no han faltado, claro está, los modernistas, que desde el siglo XIX teorizaban una Iglesia sin sacerdotes, o bien con sacerdotes y sacerdotisas. Estos delirios, anticipados por algunos exponentes del modernismo en Francia, volvieron a aflorar subrepticiamente durante el Concilio, intentando insinuar una equivalencia aproximada entre el sacerdocio ministerial derivado del Orden Sacerdotal y el sacerdocio común de los fieles derivado del Bautismo. Es significativo que, precisamente jugando con este intencionado equívoco, la liturgia reformada también adolezca del error doctrinal de Lumen Gentium y haya terminado por reducir al ministro ordenado a un mero presidente de una asamblea de sacerdotes. El sacerdote, por el contrario, es un alter Christus, no por designación popular, sino por configuración ontológica al Sumo Sacerdote Jesucristo, al que debe imitar en la santidad de vida y en la dedicación absoluta representada igualmente por el celibato.
La etapa sucesiva debería realizarse necesariamente, si no con la eliminación del sacerdocio en sí, al menos volviéndolo ineficaz al ampliarlo a la mujer, que no puede ser ordenada; eso es exactamente lo que ha sucedido en las sectas protestantes y anglicanas, que hoy en día llegan a encontrarse en situaciones embarazosas con obispas lesbianas en la iglesia de Inglaterra. Pero está claro que el pretexto ecuménico –o sea, el acercamiento a los disidentes llegando a tomar de ellos los errores más recientes– tiene sus raíces en el odio de Satanás al sacerdocio, y llevaría inevitablemente a la ruina de la Iglesia de Cristo. Por otro lado, el celibato eclesiástico es también objeto del mismo ataque, porque es característico y distintivo de la Iglesia Católica y constituye un valioso muro de defensa del sacerdocio que la Tradición ha custodiado celosamente a lo largo de los siglos.
La tentativa de introducir una forma de ministerio ordenado femenino en el seno de la Iglesia no es reciente, a pesar de las repetidas declaraciones del Magisterio. También Juan Pablo II definió de modo inequívoco y cumpliendo todos los requisitos canónicos de una declaración infalible ex Cathedra que es de todo punto imposible poner en tela de juicio la doctrina a este respecto. Pero como han podido meter mano en el Catecismo para declarar que la pena de muerte «no es conforme al Evangelio» -lo cual es inaudito y herético-, actualmente se procura crear de la nada alguna forma de diaconado femenino, lo cual está claro que propende a una eventual introducción del sacerdocio femenino. La primera comisión que creó Bergoglio hace años dio un parecer negativo, confirmando lo que por otra parte no tenía ni que haberse sometido a debate. Pero si aquella comisión no pudo hacer caso de los deseos de Francisco, eso no significa que no pueda hacerlo otra comisión cuyos miembros, seleccionados por él, sean más dóciles y tengan menos prejuicios para derribar otro pilar de la Fe católica. No dudo que Bergoglio disponga de métodos persuasivos y pueda ejercer formas de presión sobre la comisión teológica. Por otro lado, tengo la certeza de que en el lamentable caso de que dicho órgano consultivo diera un dictamen favorable, no se debería necesariamente llegar a una declaración oficial del Papa para que se multiplicasen las diaconisas en las diócesis de Alemania y Holanda ante el silencio de Roma. El método es muy conocido, y permite que por un lado se atente contra el sacerdocio y por el otro se presente una excusa conveniente para quienes sin apartarse de la Iglesia siempre podrán alegar que el Papa no ha permitido nada que no existiera ya. Otro tanto han hecho las conferencias episcopales al establecer por su cuenta normas para la comunión en la mano que, habiéndose impuesto de forma abusiva, han llegado a ser práctica universalmente generalizada.
Habría que señalar que esta voluntad de promover a la mujer en la jerarquía delata la manía de querer ajustarse a la mentalidad moderna que ha despojado a la mujer de su papel de madre y mujer a fin de desmontar la familia natural.
Tengamos presente que esta actitud hacia los dogmas de la Iglesia confirma un hecho innegable: que Bergoglio ha adoptado la llamada teología situacional,cuyos lugares teológicos son hechos o sujetos accidentales: el mundo, la naturaleza, la mujer, los jóvenes… Se trata de una teología que no tiene su centro y cimiento en la verdad inmutable y eterna de Dios, sino que por el contrario tiene su punto de partida en el impulso cogente de los fenómenos a fin de dar respuestas coherentes con las expectativas del mundo contemporáneo.

3. Excelencia, según reconocidos historiadores, el Concilio Vaticano II ha supuesto una ruptura de la Iglesia con la Tradición. De ahí que hayan surgido corrientes de pensamiento que desean transformarla en una simple asociación humanitaria que abraza al mundo y su utopía globalista. ¿Qué opina de este grave problema?
¡Una Iglesia que se presenta como nueva con respecto a la Iglesia de Cristo no es ni mucho menos la Iglesia de Cristo! La religión mosaica, es decir, la de la Ley Antigua, deseada por Dios para conducir a su pueblo hasta la llegada del Mesías, tuvo su cumplimiento en la Nueva Alianza, y quedó definitivamente abrogada en el Calvario con el sacrificio de Cristo: de su costado nació la Iglesia de la Nueva y Eterna Alianza que sustituyó a la Sinagoga. Parecer ser que también la Iglesia postconciliar, modernista y masónica, ambiciona transformar y superar la Iglesia de Cristo sustituyéndola por una neoiglesia deforme y monstruosa que no procede de Dios.
El proyecto de tal neoiglesia no consiste en llevar al pueblo elegido a reconocer al Mesías, como lo fue para la Sinagoga; no es convertir y salvar a todos los pueblos antes de la segunda venida de Cristo, como lo es para la Iglesia Católica; sino el de constituirse en brazo espiritual del Nuevo Orden Mundial y promotora de la Religión Universal. En este sentido, la revolución conciliar ha tenido primero que demoler la heredad de la Iglesia, su milenaria Tradición, de la cual obtenía su propia vitalidad y autoridad como Cuerpo Místico de Cristo. Luego tuvo que deshacerse de los exponentes de la vieja jerarquía, y hasta hace muy poco no ha empezado a manifestar descaradamente cómo quiere llegar a ser.
Lo que usted acaba de llamar utopía no es sino una distopía, ya que supone la materialización del plan de la Masonería y la preparación de la llegada del Anticristo.
Por otra parte, estoy convencido de que la mayoría de mis hermanos en el episcopado, y con más razón la casi totalidad de los sacerdotes y los fieles no son totalmente conscientes de ese plan infernal, así como de que los sucesos recientes les han abierto los ojos a muchos. Su fe permitirá que Nuestro Señor congregue a la pusillus grex, el pequeño rebaño, en torno al verdadero Pastor antes de la batalla final.

4. Para restablecer el antiguo esplendor de la Iglesia será necesario someter a debate muchos aspectos doctrinales del Concilio. ¿Cuáles pondría usted en discusión?
Yo diría que no faltan destacadas personalidades que han expresado mejor que yo los puntos críticos del Concilio. Hay quienes sostienen que sería menos complicado, y desde luego más prudente, atenerse a la praxis de la Iglesia y de los papas que se aplicó al Sínodo de Pistoya: ése también tenía algo de bueno, pero los errores que afirmaban fueron considerados suficientes para dejar que cayera en el olvido.

5. El actual pontificado, ¿es la culminación de un proceso que se inició con el Concilio Vaticano II, proceso que se quiso poner por obra con el llamado Pacto de las Catacumbas, o estamos todavía en una fase intermedia?
Como suele suceder con todas las revoluciones, los héroes del primer momento terminan por ser víctimas de la propia revolución; así le pasó a Robespierre. Quienes ayer estaban considerados abanderados del espíritu del Concilio hoy parecen conservadores: los ejemplos son evidentes. Y ya hay quien en los círculos intelectuales progresistas (como el frecuentado por un tal Massimo Faggioli, altivo y hasta malsonante de nombre y apellido*) se ponen a difundir por doquier dudas sobre la verdadera capacidad de Bergoglio para tomar decisiones valerosas, como por ejemplo abolir el celibato, o legitimar la comunión con las especies sagradas para los herejes. Poco menos que deseando que se tome partido para elegir a un pontífice todavía más obediente a las élites que en el Pacto de las Catacumbas y en la mafia de San Galo tenían a sus adeptos más decididos y con menos prejuicios.

6. Excelencia, hoy en día los católicos nos sentimos con frecuencia aislados de la Iglesia y prácticamente abandonados por nuestros pastores. ¿Qué les podría decir a los jerarcas y a los fieles que a pesar del error y la confusión que se propagan por la Iglesia tratan de perseverar en esta dura batalla por mantener la integridad de nuestra fe?
Sin duda, mis palabras serían inapropiadas. Me limito a repetir las palabras de Nuestro Señor, Verbo Eterno del Padre: Ecco, io sono con voi tutti i giorni, finoalla consumazione dei secoli. «Estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». Es cierto que nos sentimos aislados pero, ¿acaso no se sintieron así los Apóstoles y todos los cristianos? ¿No se sintió acaso abandonado Nuestro Señor en Getsemaní? Vivimos tiempos recios, tal vez los de la prueba final: hemos de beber el cáliz de la amargura, y aunque sea humano implorar al Señor que lo aparte de nosotros, debemos repetir confiados: «No se haga mi voluntad, sino la tuya», recordando sus tranquilizadoras palabras: «En el mundo tendréis tribulación, pero confiad: ¡Yo he vencido al mundo!» Después de la prueba, por dura y dolorosa que sea, nos está preparado el premio eterno que nadie nos podrá arrebatar. La Iglesia volverá a resplandecer con la gloria de su Señor tras este terrible y prolongado Triduo Pascual.
Pero si la oración es ciertamente indispensable, no debemos abstenernos de combatir la buena batalla siendo todos testigos de una valerosa milicia bajo la bandera de la Cruz de Cristo. Que no nos pase como a San Pedro al ser señalado por aquella criada en el patio de la casa del Sumo Sacerdote: «Tú también eres de sus seguidores», que negó a Cristo. ¡No nos dejemos intimidar! ¡No permitamos que se imponga la mordaza de la tolerancia a quien quiere proclamar la verdad. Pidamos a la Santísima Virgen que nuestra lengua proclame valientemente el Reino de Dios y su justicia. Que se renueve el milagro de Lapa, cuando María Santísima dio el habla a la pequeña Joana, que había nacido muda. Que Ella nos devuelva también la voz a nosotros sus hijos, que hemos permanecido mudos durante demasiado tiempo.
Nuestra Señora de Fátima, Reina de las Victorias, ora pro nobis.

* Massimo, como es evidente, es Máximo: faggiolo, con una sola ge y pronunciado casi igual, significa en italiano judía (alubia) o fríjol. N. del T.
(Traducido por Bruno de la Inmaculada/Adelante la Fe. Fuente original:diesirae.pt)
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