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pilou12
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Casas de San Juan ( Teruel)
Formidable colaboración de Montserrat Mayor Jimeno. Durante cuatro años (1969-1973) estuvo ejerciendo como maestra en este lugar. A través de su visión particular como foránea podemos ver cómo era la vida en esta aislada población y de como una chica joven tenía que sobreponerse a las adversidades para integrarse en el hábitat rural.
Las Casas de San Juan es uno de los cuatro barrios masoveros que forman parte del extenso municipio de Cantavieja.
Se encuentra en la solana del barranco del río de la Cuba en los límites con la provincia de Castellón, de hecho el río forma la divisoria de las dos provincias.
Núcleo de población muy alejado de la cabecera municipal, al que se llegaba por interminables pistas.
"Yo tardaba tres días en llegar desde mi lugar de origen; el primer día llegaba hasta Teruel donde hacía noche, al día siguiente en autobús hasta Cantavieja, a donde llegaba por la tarde, aquí hacía noche porque ya no me daba tiempo a llegar a San Juan al estar tan lejos (12 km.), para ya al día siguiente arribar a la masía, largo trayecto que hacía en caballería, alguna veces lo hacía en moto, pero pocas.
En primavera, ya con buen tiempo me apunté a una autoescuela en Morella con la idea de sacarme el carné de conducir y comprarme un coche.
Todos los fines de semana me iba a Morella y allí daba una clase por la mañana y otra por la tarde. En la autoescuela fueron muy compresivos con mi situación y me dieron muchas facilidades. El examen fue en Vinaroz y a la segunda aprobé. Ya podía conseguir el coche.
En el último curso aparecí con mi seat 850 de color rojo en Casas de San Juan. Ya duraba solamente un día el recorrido hasta llegar allí en vez de los tres que tenía anteriormente. ¡Qué contenta estaba con mi coche! ¡era la reina del lugar! no me lo podía creer, aunque tenía que circular con precauciones porque el camino era una pista en regular estado". MONTSERRAT MAYOR.
Siete viviendas formaban el núcleo principal, además de unas cuarenta masías en su partida.
No conocieron nunca la luz eléctrica ni el agua corriente en las casas.
Cada vivienda tenía su horno correspondiente.
"Se hacía el pan para quince días, además de unos exquisitos dulces. El día que se hacía era un lujo comer el pan recién horneado, sabía a gloria, a mi la patrona me hacía un panecillo individual que estaba riquísimo. Aunque el pan que yo comía me lo traía el cartero cuando venía un par de veces a la semana".
MONTSERRAT MAYOR.
Las masías del barranco de San Juan al estar muy alejadas de Cantavieja llevaban una economía de subsistencia aprovechando todo el terreno cultivable para producir sobre todo cereal (trigo, avena y cebada), complementándose con la ganadería (ovejas y cerdos).
Los productos de los que carecían (jabón, lejía, telas, pescado, etc), venían vendedores ambulantes con caballerías desde La Cuba y desde Portell de Morella. En muy contadas ocasiones se desplazaban a Cantavieja a no ser para algún asunto administrativo o en días de feria y fiestas, pues para abastecerse de algún producto que no tuvieran allí se desplazaban a La Iglesuela del Cid o a Portell de Morella que les pillaba más cerca.
De Cantavieja acudía el cura a celebrar la misa en la ermita y también de allí venia a caballo el médico cuando la ocasión lo requería.
El cartero venía desde Portell de Morella en caballería.
Tenían tres fiestas en la partida. La primera era el sábado después de Reyes y era la llamada La Tranza, donde se hacia una misa y un subastado de productos comestibles para sufragar los gastos de las fiestas y arreglos de la ermita.
El último lunes de abril se celebraba otro día festivo en el que varios vecinos de Cantavieja elegidos por su ayuntamiento venían hasta la aldea con su estandarte y se realizaban unas rogativas y una comida con todos los que habían venido.
Para el 24 de junio celebraban la fiesta propia de San Juan donde celebraban una misa y una comida. En épocas anteriores a la guerra civil se celebraba también una vaquilla en la plaza.
"En mis años de estancia allí ya no se celebraba fiesta alguna debido a que quedaba muy poca población, lo que sí recuerdo bien era la fiesta de la matanza. Día por todo lo alto en la casa donde se celebraba, los niños no tenían clase, se reunían familiares y amigos, ¡la maestra también estaba invitada! se hacían buenas comilonas que habían sido preparadas en días anteriores, sin olvidar los riquísimos dulces que se elaboraban para la ocasión. Por la tarde-noche se terminaba con un animado bureo (baile masovero). MONTSERRAT MAYOR.
De los años 50 en adelante se fue produciendo un éxodo de emigración en busca de un mejor futuro, llegando a finales de la década de los 60 con la población muy disminuida.
"Yo llegué en el año 69 y solo había dos casas abiertas y alguna masía aislada. Como la gente estaba todo el día con el ganado y los huertos no te encontrabas a nadie, por lo que la vida era muy rutinaria. En mi tiempo libre algunas veces me iba hasta el huerto donde estaba la patrona. Siempre recordaré las almendras tan tiernas que cogía allí, ¡que ricas estaban! nunca las había probado.
Aunque la mayor parte del tiempo libre me quedaba en la escuela. Alquilé una máquina de escribir en Teruel y aprovechaba para aprender. También me llevé material correspondiente para hacer otras oposiciones.
Los fines de semana si hacía buen tiempo solía marchar a Portell de Morella (Castellón), este pueblo quedaba más cerca que Cantavieja. Iba andando por una senda pedregosa que cruzaba un riachuelo, tardaba una hora en llegar. En Portell me quedaba todo el fin de semana con la maestra que había allí que era de Chert. El regreso lo hacía el lunes por la mañana temprano para llegar a clase.
Si el tiempo no lo permitía y no podía salir, venía a hacerme compañía el hermano mayor de Julio (uno de mis alumnos), este chico era más o menos de mi edad, hablábamos y contábamos cosas y pasábamos el rato distraídos. También hice amistad con una sobrina de mi patrona que era del Mas de Soler.
El último año, que ya tenía el coche nos íbamos un grupo de compañeros a visitar lugares que no conocíamos o a pasar la tarde en algún pueblo, donde normalmente solía haber baile en el salón del pueblo con música de tocadiscos".
MONTSERRAT MAYOR.
Aun así hasta últimos de los 80 y primeros de los 90 hubo vida en el barrio de San Juan, siendo el señor Victoriano con su hijo Julio los últimos en marchar. La gente emigró principalmente a Castellón, Vinaroz, y algunos a Barcelona y a Cantavieja.
"Ir ahora a pasar un día en verano puede ser idílico y maravilloso, pero en aquellos años vivir allí era muy duro; unos inviernos muy crudos y muy largos, sin ningún tipo de servicios básicos, mal comunicado y alejado de Cantavieja y de cualquier sitio. Entiendo perfectamente a los masoveros que cuando tuvieron ocasión se marcharon en busca de una mejor calidad de vida".
MONTSERRAT MAYOR.
En la actualidad un par de viviendas continúan recibiendo las visitas de sus moradores de forma esporádica y se sigue celebrando la romería de San Juan en junio, donde se ha recuperado la suelta de la vaquilla que se había perdido.
Visita realizada en marzo de 2010.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Llegando a Casas de San Juan por el camino de Cantavieja.
El peirón de San Juan a la entrada del pueblo.
Amplitud de la plaza, la iglesia a la derecha. Antiguamente se cerraba y se realizaba la suelta de la vaquilla. Acto festivo que se ha vuelto a recuperar.
La ermita de San Juan, bonito pórtico sostenido por dos columnas de piedra granítica. Sencilla espadaña. Reloj de sol y veleta en el tejado.
La escuela vista desde el pórtico de la ermita.
Entrando a Casas de San Juan por el camino de La Iglesuela del Cid.
La cosechadora devorada por la vegetación da un toque de tristeza al lugar, detrás la casa del tío Victoriano, la última que se cerró en Las Casas de San Juan.
La casa del tío Mariano.
La fuente.
Formidable colaboración de Montserrat Mayor Jimeno. Durante cuatro años (1969-1973) estuvo ejerciendo como maestra en este lugar. A través de su visión particular como foránea podemos ver cómo era la vida en esta aislada población y de como una chica joven tenía que sobreponerse a las adversidades para integrarse en el hábitat rural.
Las Casas de San Juan es uno de los cuatro barrios masoveros que forman parte del extenso municipio de Cantavieja.
Se encuentra en la solana del barranco del río de la Cuba en los límites con la provincia de Castellón, de hecho el río forma la divisoria de las dos provincias.
Núcleo de población muy alejado de la cabecera municipal, al que se llegaba por interminables pistas.
"Yo tardaba tres días en llegar desde mi lugar de origen; el primer día llegaba hasta Teruel donde hacía noche, al día siguiente en autobús hasta Cantavieja, a donde llegaba por la tarde, aquí hacía noche porque ya no me daba tiempo a llegar a San Juan al estar tan lejos (12 km.), para ya al día siguiente arribar a la masía, largo trayecto que hacía en caballería, alguna veces lo hacía en moto, pero pocas.
En primavera, ya con buen tiempo me apunté a una autoescuela en Morella con la idea de sacarme el carné de conducir y comprarme un coche.
Todos los fines de semana me iba a Morella y allí daba una clase por la mañana y otra por la tarde. En la autoescuela fueron muy compresivos con mi situación y me dieron muchas facilidades. El examen fue en Vinaroz y a la segunda aprobé. Ya podía conseguir el coche.
En el último curso aparecí con mi seat 850 de color rojo en Casas de San Juan. Ya duraba solamente un día el recorrido hasta llegar allí en vez de los tres que tenía anteriormente. ¡Qué contenta estaba con mi coche! ¡era la reina del lugar! no me lo podía creer, aunque tenía que circular con precauciones porque el camino era una pista en regular estado". MONTSERRAT MAYOR.
Siete viviendas formaban el núcleo principal, además de unas cuarenta masías en su partida.
No conocieron nunca la luz eléctrica ni el agua corriente en las casas.
Cada vivienda tenía su horno correspondiente.
"Se hacía el pan para quince días, además de unos exquisitos dulces. El día que se hacía era un lujo comer el pan recién horneado, sabía a gloria, a mi la patrona me hacía un panecillo individual que estaba riquísimo. Aunque el pan que yo comía me lo traía el cartero cuando venía un par de veces a la semana".
MONTSERRAT MAYOR.
Las masías del barranco de San Juan al estar muy alejadas de Cantavieja llevaban una economía de subsistencia aprovechando todo el terreno cultivable para producir sobre todo cereal (trigo, avena y cebada), complementándose con la ganadería (ovejas y cerdos).
Los productos de los que carecían (jabón, lejía, telas, pescado, etc), venían vendedores ambulantes con caballerías desde La Cuba y desde Portell de Morella. En muy contadas ocasiones se desplazaban a Cantavieja a no ser para algún asunto administrativo o en días de feria y fiestas, pues para abastecerse de algún producto que no tuvieran allí se desplazaban a La Iglesuela del Cid o a Portell de Morella que les pillaba más cerca.
De Cantavieja acudía el cura a celebrar la misa en la ermita y también de allí venia a caballo el médico cuando la ocasión lo requería.
El cartero venía desde Portell de Morella en caballería.
Tenían tres fiestas en la partida. La primera era el sábado después de Reyes y era la llamada La Tranza, donde se hacia una misa y un subastado de productos comestibles para sufragar los gastos de las fiestas y arreglos de la ermita.
El último lunes de abril se celebraba otro día festivo en el que varios vecinos de Cantavieja elegidos por su ayuntamiento venían hasta la aldea con su estandarte y se realizaban unas rogativas y una comida con todos los que habían venido.
Para el 24 de junio celebraban la fiesta propia de San Juan donde celebraban una misa y una comida. En épocas anteriores a la guerra civil se celebraba también una vaquilla en la plaza.
"En mis años de estancia allí ya no se celebraba fiesta alguna debido a que quedaba muy poca población, lo que sí recuerdo bien era la fiesta de la matanza. Día por todo lo alto en la casa donde se celebraba, los niños no tenían clase, se reunían familiares y amigos, ¡la maestra también estaba invitada! se hacían buenas comilonas que habían sido preparadas en días anteriores, sin olvidar los riquísimos dulces que se elaboraban para la ocasión. Por la tarde-noche se terminaba con un animado bureo (baile masovero). MONTSERRAT MAYOR.
De los años 50 en adelante se fue produciendo un éxodo de emigración en busca de un mejor futuro, llegando a finales de la década de los 60 con la población muy disminuida.
"Yo llegué en el año 69 y solo había dos casas abiertas y alguna masía aislada. Como la gente estaba todo el día con el ganado y los huertos no te encontrabas a nadie, por lo que la vida era muy rutinaria. En mi tiempo libre algunas veces me iba hasta el huerto donde estaba la patrona. Siempre recordaré las almendras tan tiernas que cogía allí, ¡que ricas estaban! nunca las había probado.
Aunque la mayor parte del tiempo libre me quedaba en la escuela. Alquilé una máquina de escribir en Teruel y aprovechaba para aprender. También me llevé material correspondiente para hacer otras oposiciones.
Los fines de semana si hacía buen tiempo solía marchar a Portell de Morella (Castellón), este pueblo quedaba más cerca que Cantavieja. Iba andando por una senda pedregosa que cruzaba un riachuelo, tardaba una hora en llegar. En Portell me quedaba todo el fin de semana con la maestra que había allí que era de Chert. El regreso lo hacía el lunes por la mañana temprano para llegar a clase.
Si el tiempo no lo permitía y no podía salir, venía a hacerme compañía el hermano mayor de Julio (uno de mis alumnos), este chico era más o menos de mi edad, hablábamos y contábamos cosas y pasábamos el rato distraídos. También hice amistad con una sobrina de mi patrona que era del Mas de Soler.
El último año, que ya tenía el coche nos íbamos un grupo de compañeros a visitar lugares que no conocíamos o a pasar la tarde en algún pueblo, donde normalmente solía haber baile en el salón del pueblo con música de tocadiscos".
MONTSERRAT MAYOR.
Aun así hasta últimos de los 80 y primeros de los 90 hubo vida en el barrio de San Juan, siendo el señor Victoriano con su hijo Julio los últimos en marchar. La gente emigró principalmente a Castellón, Vinaroz, y algunos a Barcelona y a Cantavieja.
"Ir ahora a pasar un día en verano puede ser idílico y maravilloso, pero en aquellos años vivir allí era muy duro; unos inviernos muy crudos y muy largos, sin ningún tipo de servicios básicos, mal comunicado y alejado de Cantavieja y de cualquier sitio. Entiendo perfectamente a los masoveros que cuando tuvieron ocasión se marcharon en busca de una mejor calidad de vida".
MONTSERRAT MAYOR.
En la actualidad un par de viviendas continúan recibiendo las visitas de sus moradores de forma esporádica y se sigue celebrando la romería de San Juan en junio, donde se ha recuperado la suelta de la vaquilla que se había perdido.
Visita realizada en marzo de 2010.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Llegando a Casas de San Juan por el camino de Cantavieja.
El peirón de San Juan a la entrada del pueblo.
Amplitud de la plaza, la iglesia a la derecha. Antiguamente se cerraba y se realizaba la suelta de la vaquilla. Acto festivo que se ha vuelto a recuperar.
La ermita de San Juan, bonito pórtico sostenido por dos columnas de piedra granítica. Sencilla espadaña. Reloj de sol y veleta en el tejado.
La escuela vista desde el pórtico de la ermita.
Entrando a Casas de San Juan por el camino de La Iglesuela del Cid.
La cosechadora devorada por la vegetación da un toque de tristeza al lugar, detrás la casa del tío Victoriano, la última que se cerró en Las Casas de San Juan.
La casa del tío Mariano.
La fuente.
Los pueblos deshabitados
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