El silencio es oro. Pueblos abandonados.

Rebollosa de los Escuderos (Soria)


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Restos de la iglesia de San Gervasio y Protasio



Rebollosa de los Escuderos, también conocida como Rebollosilla, es una localidad española de la Tierra de Caracena, en la provincia de Soria, (comunidad autónoma de Castilla y León). Pertenece al municipio de Retortillo de Soria.

Es muy probable, observando el entorno indómito de la zona, que los escuderos de su apellido no sean los que fabrican escudos ni los que sirvieron a la nobleza, sino los rayones o jabatos que debían abundar por estas serranías de Rebollosa y del vecino Peralejo. El diccionario de la lengua española define "escudero" en su octava acepción como "jabalí nuevo, que el viejo trae consigo"

El Rebollo es un árbol de la familia de las fagáceas, de unos 25 m de altura, con tronco grueso, copa ancha, corteza cenicienta, hojas caedizas, algo rígidas, oblongas o trasovadas, sinuosas, verdes y lampiñas en el haz, pálidas en el envés y con pelos en los nervios, flores en amento y bellotas solitarias y sentadas, o dos o tres sobre un pedúnculo corto. Abunda en la comarca

Historia
En el Censo de 1879, ordenado por el Conde de Floridablanca, figuraba como lugar del Partido de Caracena en la Intendencia de Soria, con jurisdicción de señorío y bajo la autoridad del alcalde pedáneo, nombrado por el Duque de Uceda. Contaba entonces con 73 habitantes.

A la caída del Antiguo Régimen la localidad de constituye en municipio constitucional en la región de Castilla la Vieja que en el censo de 1842 contaba con 10 hogares y 40 vecinos.

A mediados del siglo XIX3 este municipio desaparece porque se integra en el municipio Losana.

A finales del siglo XX4 este municipio desaparece porque se integra en el municipio de Retortillo de Soria. Las cuatro localidades contaban entonces con 74 hogares y 254 habitantes.

El pueblo, desde hace muchos años, está despoblado y en un estado de ruina parcial avanzada. Actualmente, ya no quedan casas en pie.

https://es.wikipedia.org/wiki/Rebollosa_de_los_Escuderos




Rebollosa de los Escuderos se resiste a desaparecer, aunque la batalla por su resistencia al día de hoy parece perdida. Este pequeño pueblo de la Sierra de Pela, actualmente pertenece al ayuntamiento de Retortillo de Soria, situado sobre un pequeño alto tenía unas diez casas y se dedicaban a la agricultura y al pastoreo. Sería a principios de los años 70 cuando Rebollosa dijo adiós al último matrimonio que quedaba. A partir de aquí el expolio y el paso del tiempo, se encargarían de convertir este pueblo en un montón de ruinas. Recorriendo Soria te ofrece este vídeo en el que podrás comprobar el estado en que se encuentra este pueblo, las imágenes hablan por si solas, sobre todo las aéreas.


 
Villar de Matacabras (Ávila)

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Agradecimiento a Máximo Hernández Martín, el ultimo de Villar de Matacabras.

Villar de Matacabras es un pequeño pueblo situado en una llanura de la comarca cerealista de la Moraña cercano a Madrigal de las Altas Torres.
Pueblo compuesto de 8 viviendas conformando una única calle que atraviesa todo el lugar. Se dedicaban al cultivo de trigo, cebada, centeno y garbanzos principalmente y tenían buen número de ganado lanar y vacuno.

Celebraban sus fiestas patronales el 31 de agosto honrando a San Ramón Nonato. Un día duraba la fiesta donde se hacia una misa, una procesión y el baile en la plaza amenizado por la dulzaina del Tío Batallas de Mamblas acompañado al tambor por su hija.
El día 15 de mayo celebraban a San Isidro, donde se sacaba el santo y se hacia la bendición de los campos.

El pueblo dependía para todo los servicios de Madrigal de las Altas Torres, así los niños del Villar tenían que acudir allí a la escuela, de allí venia a dar misa don Jacinto el cura montado en una tartana, y asimismo de Madrigal también venia el cartero y el médico.
A Madrigal se desplazaban para realizar compras y también los jóvenes los domingos buscando un poco de diversión.

A pesar de ser buen terreno, la gente empezó a emigrar debido a la mecanización del campo, ya no había trabajo para todos y los más jóvenes se fueron marchando a buscar el futuro en las capitales llevándose después a los padres, algunas familias marcharon a Ávila, otra a Barcelona y otras se quedaron en Madrigal de las Altas Torres. En el Villar aguantaron solamente dos hermanos, pero con el fallecimiento de uno de ellos (Pablo), se ha quedado en solitario Máximo que con 87 años resiste en el pueblo que le vio nacer y no ha querido nunca marchar. El pueblo es muy frecuentado por gentes que vienen paseando desde Madrigal y por los agricultores de Madrigal y Bercial de Zapardiel

http://lospueblosdeshabitados.blogspot.com/2009/02/villar-de-matacabras-avila.html



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Vista de la calle principal del despoblado español de Villar de Matacabras




 
Fresno del Torote (Comunidad de Madrid)



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Fresno de Torote es un municipio y despoblado español de la Comunidad de Madrid, situado en la comarca natural de la Campiña del Henares. Está a 15 km de Alcalá de Henares y a 34 km de Madrid. Tiene una población de 2115 hab. (INE 2017) concentrada en la pedanía de Serracines y sus urbanizaciones.


Historia:
Fundado por el primer Marqués de Santillana en el siglo XV.

En la sacristía de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora apareció en el año 2000 un ataúd que contenía los restos de Juan Hurtado de Mendoza y Luján, segundo señor de Torote.
A mediados del siglo XIX se anexó a Fresno de Torote el municipio de Serracines, que hasta entonces era independiente.

https://es.wikipedia.org/wiki/Fresno_de_Torote



Fresno de Torote, un municipio despoblado en la Comunidad de Madrid



Fresno de Torote da nombre al término municipal compuesto también por la pedanía de Serracines, donde viven ahora los vecinos de este municipio ya que el propio Fresno permanece deshabitado. Apenas ocupa dos calles y una plaza, sin embargo, resulta curioso los nombres que han paseado por este pequeño pueblo, en el que el tiempo se ha parado. Su fundador fue el Marqués de Santillana en el s.XV. Después, las tierras fueron pasando a distintas ramas familiares, vinculadas a terratenientes de la nobleza española.

La vida de sus habitantes, ligada al cultivo de las tierras (más de 2000 hectáreas, sobre todo de cereal) ha dejado huella en los edificios del pueblo: una torre vigía metálica que, al parecer, se utilizaba, como reloj para señalar el principio y el fin de la jornada y para vigilar a los jornaleros, una iglesia... Visitamos lo que queda de Fresno de Torote, aún de propiedad privada, con Félix, un vecino de Serracines que nació es Fresno porque sus antepasados trabajaron en las tierras de los diferentes aristócratas que han sido dueños de este “pueblo”.








 
Peña (Navarra)


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Peña es una villa deshabitada de Navarra desde mediados de los años 50 del siglo pasado. Realmente forma un Conjunto Histórico de la Localidad del mismo nombre. Fue declarado como Bien de interés cultural de Navarra mediante Decreto Foral (213/1997), de primero de septiembre del año 1997.1 Este conjunto histórico de la localidad de Peña está formado por la misma villa, los restos del que fuera su castillo, así como algunos vestigios de lo que fuera la muralla.


Con todo, es, en la actualidad, una finca particular, cerrada en gran parte de su perímetro con una valla y un guarda que reside en la parte baja, Torre de Peña, a poca distancia de Gabarderal.

Pueblo
Ubicado a 13 kilómetros de Sangüesa en la comarca homónima. Actualmente pertenece al municipio de Javier aunque geográficamente está separado del resto del municipio por Sangüesa.

En el cementerio de la localidad está enterrado, junto a los restos de sus antiguos habitantes, una aviador inglés que fue derribado en el año 1943 cuando realizaba una misión militar en el sur de Francia durante la II Guerra Mundial.

En 1950 aún quedaban tres familias en el pueblo, siendo Nicanor Landa, entonces el cartero, y su mujer Rosario Leoz los últimos en marchar de Peña hacia el año 1952. Como muchos otros antes, se fueron a Sangüesa. Pero, en realidad, el ultimo habitante en marchar fue un ermitaño belga (Padre Arnaldo), pariente de los propietarios del pueblo, que vivió en Peña desde el año 1961 hasta 1964 haciendo vida en solitario.

Iglesia
Dedicada a San Martín de Tours, en ocasión de su festividad, el 11 de noviembre, es abierta para celebrar oficios en honor al patrón.

El castillo

En tiempos tuvo un papel destacado en defensa de la frontera con Aragón. En el enclave había un castillo del que apenas, actualmente, apenas queda la base de una de sus torres. Por lo que era un pueblo muy antiguo que servía como punto de vigilancia de la frontera del Reino de Navarra con el Reino de Aragón. Era defensa prácticamente inexpugnable.

En lo que se refiere al castillo, cuyas ruinas coronan la roca natural sobre la que se asienta todo el conjunto, su labor de vigilancia guardaba estrecha relación con el cercano castillo de Javier. Se conserva parte de la torre mayor, en el ribazo que corona la peña, atestigua tal recuerdo.

https://es.wikipedia.org/wiki/Peña_(Navarra)


Navarra 045 Despoblado de Peña






Peña : Pueblo olvidado de Navarra





 
Aramunt Vell (Lleida)



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Aramunt Vell es un precioso pueblo medieval abandonado perteneciente al municipio de Conca de Dalt, encaramado en un cerro dominando amplias vistas.
Un paseo por sus calles y edificios en ruina nos permite crearnos una atmósfera sugestiva del modo de vida décadas atrás en este núcleo de calles estrechas y empedradas con multitud de rincones sugerentes.

Pueblo con dos partes diferenciadas, uno en el cerro donde se encontraba la iglesia, el cementerio, el castillo, la rectoría, el ayuntamiento y las antiguas escuelas y a sus pies el resto de la población.

Aramunt en tiempos antiguos estaba cerrado por las propias viviendas que formaban una especie de muralla y solo se podía acceder al interior del núcleo por dos portales.

Otro dato que refleja la importancia de este pueblo es que llegó a contar con tres ermitas.
Alrededor de cincuenta casas componían Aramunt vell con un terreno muy montuoso y poco propicio para el cultivo donde sembraban trigo y cebada principalmente, además de tener olivos, viñas y almendros.

Había un molino harinero y otro molino de aceite, además de dos prensas para el vino.
La oveja era el animal prioritario en la ganadería. Carniceros y tratantes de La Pobla de Segur venían periódicamente a comprar los corderos.

Según las necesidades de cada casa se mataba uno o dos cerdos al año.
Conejos y perdices una vez cazados también suponían un aporte extra a la gastronomía local.
Contaron con luz eléctrica desde los años 20 por medio de una linea que venía desde el pantano de Sant Antoní.

Dos tabernas tenía Aramunt (casa Quico y casa Jaumet).
También contaba el pueblo con dos herreros, un barbero y un carpintero.

Los miércoles era día de mercado en Pobla de Segur lo que aprovechaban las gentes de Aramunt para abastecerse de diversos productos entre ellos el pan.
Vendían aceite y vino a las gentes que venían de los pueblos de la montaña ya que allí carecían de ello.

Hasta los años 30 había rector y vicario en el pueblo pero a partir de 1935 el cura venía a oficiar la misa desde Sant Martí de Canals en la persona de mosén Felix, se desplazaba andando.

Ramón Ferrer Cases fue el maestro en la escuela de Aramunt. Estuvo casi cuarenta años impartiendo enseñanza en el pueblo (A pesar de que era manco y le faltaban dos dedos en la otra mano fue muy buen maestro y dejó buen recuerdo entre las gentes). Una cincuentena de niños asistían a clase en los años 40 y 50.

El médico accedía desde La Pobla de Segur.
Miquel de casa Marta iba a por la correspondencia a La Pobla y luego la repartía en el pueblo.

La Festa Major se celebraba el segundo domingo de agosto, con una duración de tres días.
Misa y procesión eran los principales actos religiosos y el baile lo era en el apartado festivo.
Baile que se celebraba en la plaza al son de la música que tocaba la orquesta proveniente de Salas de Pallars (en algunas ocasiones venían los músicos de Organyà).
No faltaba el pasacalles y las rifas en la plaza.
El 21 de enero celebraban a Sant Fructuós.
Muy celebrado era también el Carnaval.

Los niños del pueblo durante la guerra civil fueron evacuados a La Pobla de Segur y diversos pueblos de la provincia de Huesca debido a la proximidad del frente de batalla que estaba en Sant Corneli.

Aunque llegaron a tiempo de conocer la luz eléctrica, las incomodidades de vivir en un pueblo tan hermético donde ni carros ni maquinarias se podían llevar al interior del pueblo y todo se hacia con caballerías por calles empinadas y estrechas fue minando la voluntad de los vecinos que además veían el poco provecho que se le sacaba a la tierra y se fueron en busca de mejores infraestructuras y un futuro más seguro hacía las grandes ciudades (Barcelona, Lleida, Tremp y La Pobla de Segur). En la década de los 50 y 60 se produjo el éxodo principal de los vecinos, llegando hasta 1972, año en que se marchó el último de Aramunt vell: Xisco de casa Roca (poco tiempo antes lo había hecho Antoní de casa Cutura).
Años más tarde hubo algún intento de reconstrucción del pueblo pero parece que no fructificó y actualmente hay un taller-escuela para impartir clases de reconstrucción de edificios y alguna vivienda fuera del núcleo central que está siendo rehabilitada.

http://lospueblosdeshabitados.blogspot.com/2010/03/aramunt-vell-lleida.html


Aramunt Vell





 
La Escurquilla (La Rioja)


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La Escurquilla es una aldea despoblada del municipio de Enciso en La Rioja, (España).


Historia
La Escurquilla pertenecía a la Tierra de Enciso fue uno de los concejos del Reino de Castilla que tuvo vigencia desde el siglo XII hasta el siglo XIX. Con el nombre de Partido de Enciso formaba parte de la Intendencia de Soria,1 en la región española de Castilla la Vieja, hoy comunidad autónomas de Castilla y León.

Después de 1833 con la nueva división provincial proyectada por Javier de Burgos, La Escurquilla deja de pertenecer a las tierras de Castilla la Vieja y la jurisdicción de Soria para incluirse en la provincia de Logroño y por ende hoy día a La Rioja.

https://es.wikipedia.org/wiki/La_Escurquilla


Pueblo abandonado ( la Escurquilla ) La Rioja







 
Muro de Bellós (Huesca)


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Agradecimiento muy especial para Manuel Bielsa Puértolas de Casa Joaquín, a sus 94 años una autentica enciclopedia viviente de la vida en general y de su pueblo en particular. (Gracias a su hijo Manuel y a su nuera Ana Mari por las facilidades dadas para realizar la conversación).

Muro de Bellós es un espectador privilegiado de la confluencia de los ríos Bellós y Cinca, situado sobre un cerro se divisa toda la cadena montañosa de los Pirineos. Vistas inigualables.

Pueblo perteneciente al municipio de Puértolas, configurado en torno a una plaza de gran belleza donde dan casi todas las viviendas formando un núcleo cerrado de aspecto defensivo, solo se puede acceder por una calle.

Muro está formado por ocho viviendas que se dedicaban al cultivo de trigo, avena y cebada entre otros productos. También tenían viñas pero la filoxera acabo con ellas y ya no se volvieron a cultivar. La ganadería estaba conformada por las ovejas y las cabras. Ganado que se subía a los altos pastos de Puértolas para San Juan y volvían a bajar al pueblo en septiembre. En estos montes del pueblo abundaban los conejos y las perdices que eran cazados por los mureños para consumo. Algunos vecinos para apoyar la economía familiar iban en temporadas a talar árboles al valle de Broto.

Celebraban las fiestas mayores el 25 de mayo para la Ascensión, duraban tres días y acudía gente de Puyarruego, Escalona y Belsierre entre otros pueblos. Misa, procesión y el baile eran los actos principales de la fiesta. Fernando "Baixa" de Laspuña primero con un sobrino y luego con su hija eran los que subían a tocar en la fiesta al son de violín y acordeón.

En todas las casas se acostumbraba a matar un cordero o un cabrito para la ocasión.
La fiesta menor era la Candelera el 2 de febrero.
Tenían otro día festivo para San Juan, el 12 de junio, donde se daba la torta de caridad. Cada año dos familias se encargaban de prepararlas y las repartían a la salida de misa acompañada de un vaso de vino.

Llegaron a conocer la luz eléctrica procedente del molino de Puyarruego.
El cura subía desde Puyarruego en caballería unas veces y otras andando.
Al cartero también le tocaba subir andando el empinado camino desde Escalona.
El médico acudía desde Ainsa cuando la situación lo requería.

Por Muro solía aparecer de cuando en cuando un vendedor de Labuerda que con un cajón a la espalda iba vendiendo hilos, telas, etc, por los pueblos. Si había que hacer alguna compra bajaban a Escalona y en casos más primordiales a Ainsa donde había mucho comercio.
Los domingos por la tarde se celebraba baile en el salón de Casa Joaquín encargándose de la música unos mozos de Casa Pepa con sus guitarras.

Debido a la mecanización del campo que hacía inviable la maquinaria en una tierra abancalada y a la búsqueda de un mejor futuro que ofrecía las ciudades los mureños poco a poco fueron bajándose de este elevado mirador, marchando en su mayoría a Barcelona, y alguna familia a Escalona y Barbastro.

Hasta el año 1999 permaneció habitado Muro de Bellós por los hermanos Duaso Puértolas (Marcelino y Teresa) de casa Miguel. No quisieron marchar de Muro como habían hecho anteriormente sus vecinos y solo el fallecimiento de Marcelino hizo que su hermana Teresa se bajara a vivir a Escalona con unos sobrinos, terminando el ciclo de vida en el pueblo.

Actualmente parece que hay un leve intento de levantar el pueblo por algunos descendientes y están intentando crear una asociación para defender los intereses de Muro y evitar que el pueblo acabe abandonado a su suerte.
Pueblo de una belleza extraordinaria tanto en su configuración interna como en el emplazamiento que tiene.

En febrero de 2017 se han rodado algunas escenas de la película "Bajo la piel del lobo" del director Samu Fuentes y protagonizada por Mario Casas, el cual da vida a un alimañero que vive en completa soledad en un pueblo perdido de la montaña. Muro toma el nombre de Auzal en la ficción.


Fotos:
http://lospueblosdeshabitados.blogspot.com/2010/09/muro-de-bellos-huesca.html


 
La Vereda (Guadalajara)


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El pueblo de La Vereda parece sacado de un cuento de los Hermanos Grimm. De una belleza extraordinaria, es una de las joyas de la despoblación en España. Pero no fue tan idílica la vida en La Vereda como pueda parecer. Más bien al contrario, fue una vida muy dura, un terreno muy abrupto, aislado, mal comunicado, con un clima muy severo, situado a más de mil metros de altitud y con muchas carencias de servicios básicos hacían de este pueblo un ejemplo de la lucha por la supervivencia en un medio hostil.

Es el máximo exponente de la llamada arquitectura negra de Guadalajara, en la parte noroccidental de la provincia, en la sierra de Ayllón.
Situado en un saliente rocoso, colgado sobre el arroyo Vallosera, el pueblo de La Vereda perteneció al ayuntamiento de El Vado hasta que este pueblo quedó bajo las aguas del pantano del mismo nombre, pasando a tener ayuntamiento propio hasta su despoblación en los años 70, desde entonces hasta la actualidad pertenece al ayuntamiento de Campillo de Ranas.
Estaba conformado por algo más de una treintena de casas separadas en dos barrios, quedando las casillas y pajares en la parte más baja del pueblo, hacia el barranco.


Todas las viviendas seguían una tipología muy parecida, con el empleo de la pizarra, tanto en muros como en tejados. De una sola planta con cámara o cambara en la parte de arriba, al exterior tenían pocos y pequeños vanos para las ventanas con el objeto de preservar el interior de las casas de las inclemencias meteorológicas.
La ganadería era su principal medio de vida y dentro de ella eran las cabras las que se llevaban la parte más numerosa.
Este animal era primordial en la vida de los veredanos por su aporte de carne en la alimentación, pero también facilitando leche para su consumo y para realizar el queso de cabra, pero sin olvidar que era la venta de los cabritos el mayor ingreso para sus habitantes, cabritos que se llevaban principalmente a Sepúlveda (Segovia)


El ganado se mantenía en el pueblo y sus pastos cercanos hasta San Pedro a últimos de junio, fecha en que se subía a los pastos de verano situados en el Monte de la Cerrada donde se guardaba en las llamadas ¨teinas¨, volviéndose a bajar al pueblo hacia el 16 de agosto.
Las ovejas quedaban en un segundo plano. El día 11 de junio, San Bernabé, se realizaba el esquileo de las ovejas y se subían a los pastos de verano. Este día era tradición comer un cocido con la lengua del cerdo que se había matado el año anterior.
No faltaba un número considerable de mulas, animal necesario para las tareas agrícolas y para el transporte humano en estas tierras donde no llegó nunca un vehículo.

Había mucha tradición en La Vereda de poseer colmenas para la extracción de miel.
La agricultura quedaba en un plano secundario al ser un terreno muy escabroso y de poca calidad.
Se cultivaba trigo y centeno principalmente y legumbres, hortalizas y verduras en los pequeños huertos para consumo propio. En los árboles frutales eran los cerezos y los nogales los que se llevaban la palma.

San Pedro era el patrón del pueblo al que celebraban fiestas los días 29 y 30 de junio.
La fiesta empezaba muy temprano con la ronda de los mozos por las diversas casas para recoger las rosquillas de ¨baño¨ con las que se componía el Ramo. Se tocaba la jota serrana en cada casa, invitando los dueños a pastas y anís para los presentes. Se recogían dos rosquillas por cada casa, una para el Ramo y otra para los mozos.

A mediodía se celebraba la misa y la procesión correspondiente en la que se llevaba la imagen de la Inmaculada Concepción. Tras el breve recorrido, se subastaban las andas y las ¨cintas¨ que adornaban la Imagen antes de la entrada en la iglesia.
Por la tarde se hacía la subasta del ¨Ramo¨, armazón de madera adornado con las rosquillas recogidas y con cintas y ramas de cerezo, con lo obtenido se sufragaban gastos de la iglesia y de la fiesta. Tradición esta del Ramo de la que ya hay constancia desde 1681.
El baile se hacía en el interior de la Casa de la Villa y los músicos eran gentes del mismo pueblo que con guitarras, bandurria y laúd más el acompañamiento de triangulo, botellas de anís y cañas entrechocadas hacían bailar a los presentes la típica jota serrana.


¨Matallana está en un llano, La Vereda en una cuesta,
y El Vado está a orilla del río, ¨arrecogiendo¨ la pesca¨.

¨En El Vado hay buenas mozas, y en Matallana mejores,
y llegando a La Vereda, como ramitos de flores¨.

¨Entre Tamajón y El Vado, han sembrado un melonar,
Matallana y La Vereda, se los bajan a quitar¨.



Había costumbre el día de la fiesta de hacer un guiso de patatas o un cocido de garbanzos, en cada casa se hacían las ¨rosquillas de baño¨. Estas rosquillas se ¨bañaban¨ en clara de huevo al punto de nieve y se intentaban hacer lo más grandes posibles para poder presumir de rosquilla. Dos rosquillas se daban a los mozos en la ronda mañanera, una para el ¨Ramo¨ y otra para los propios mozos, el resto se compartía con vecinos y familiares.
De Matallana y El Vado era de donde acudía más gente a participar de las fiestas y en menor número de La Vihuela, Roblelacasa, Valdesotos...

El cura subía a oficiar misa desde Tamajón en caballería, pero después de la guerra civil ya no se oficiaba misa dominical debido a la incomunicación cada vez más acusada de La Vereda y a la incipiente emigración que iba mermando el número de habitantes del pueblo.
El sacerdote solamente acudía a La Vereda cuando se le solicitaba para un bautizo, primera comunión, boda o entierro, o bien para las fiestas de San Pedro.

Los vecinos llevaban un turno de acogida para saber a qué casa le tocaba darle de comer o incluso cama si pernoctaba en el pueblo.
El médico estaba en Tamajón pero prácticamente nunca subía por La Vereda, eran los veredanos los que bajaban a consulta médica a Tamajón, donde también había botica para comprar medicamentos.
Hay constancia de una niña en 1960 que enfermó de apendicitis y la llevaron en una parihuela sobre mulas hasta Tamajón, y desde allí en coche particular hasta Guadalajara para operarla.

Para los partos o enfermedades sencillas se confiaba en las mujeres del pueblo que tenían conocimiento de ello.
También en Tamajón residía el veterinario.
El cartero vivía en El Vado pero tras la desaparición de este pueblo, eran los propios veredanos los que recogían las cartas en Tamajón cuando iban por allí por algún motivo.

En Tamajón también había tiendas donde se podían surtir de todo lo necesario como comestibles que no había en el pueblo, ropa, útiles de herramientas, medicinas, etc.
A Valverde de los Arroyos llevaban la lana ya hilada de las ovejas para que la tejieran e hicieran mantas, mantones, alforjas, etc.
A Valdepeñas de la Sierra llevaban las aceitunas recogidas de los olivos para hacer aceite.
No había taberna en La Vereda, los mozos compraban arrobas de vino en Tamajón para las reuniones festivas.
Para moler el grano iban al molino de El Vado o a otro molino que había en el curso del río Jarama entre Matallana y El Vado, al quedar ambos molinos anegados bajo las aguas en 1954 se construyó un molino en las cercanías de La Vereda junto al arroyo Vallosera.
Cada casa solía tener su horno.
Todos los sábados se hacía baile en el interior de la Casa de la Villa.
Si ya de por si era difícil el acceso a La Vereda, las frecuentes nevadas en invierno lo dejaban completamente incomunicado. Era época de matanza, de gruesas mantas para dormir y de combatir el frío al calor del fuego en las cocinas.
Propio de los lugares muy aislados era el ¨hilandero¨, reuniones en las que las mujeres y niños desgranaban judías, se tejía y se hilaba y los hombres arreglaban herramientas y hacían cestas, a la par que se contaban historias y recuerdos de tiempos pasados.

Entre las costumbres de La Vereda varias se pueden citar:
- La víspera de Todos los Santos, se reunían para matar la ¨machorra¨, un macho cabrío viejo, hacer con él el ¨repasto¨ (guiso con huevos) y cenar todos los mozos en ¨corrobra¨. En esta cena, los chicos que cumplían 14 años entraban a formar parte de los mozos y pagaban un cuartillo de vino para todos. Luego se comían las ¨puches¨ unas gachas con miel, y cuando ya los mozos estaban un poco alegres, cogían las puches y llenaban las cerraduras de las casas para no dejar pasar a las ¨animas¨. Para dar más ambiente, colocaban calabazas huecas con velas encendidas en su interior repartidas por el pueblo.

- Navidades y Reyes. La celebración de la Navidad en La Vereda era sencilla, la fiesta se concentraba en la Nochebuena con una cena austera en familia, y un gran baile con la rondalla de guitarreros en la Casa de la Villa, con degustación de vino y anís para los adultos.
El día de Navidad se dedicaba a ¨hacendera¨ en la que los hombres reparaban el estado de los caminos que estuvieran en mal estado.
El día de San Silvestre (31 de diciembre), Nochevieja el protagonismo era para la ¨Botarga¨.
Este era un personaje estrafalario que resultaba elegido de entre los mozos para ver quien hacía esa noche el papel. Se vestía con una ¨saya¨ o falda vieja de mujer, una ¨chambra¨ o blusa de mujer y una careta en la cara tiznada previamente. Al cinturón, una ristra de grandes cencerros y en la mano un garrote.

A las doce de la noche salía el botarga acompañado de los mozos, haciendo sonar estrepitosamente los cencerros acompañado del sonido de un gran tambor comunal que se guardaba en la Casa de la Villa.
De esta guisa se iba de ronda casa por casa llamando a las puertas de las mismas con el garrote y entrando hasta la cocina a remover las brasas de la lumbre en busca de patatas asadas. Los mozos que le acompañaban recogían entonces el aguinaldo, consistente en ristras de chorizo con formas de garrota, patatas, judías, trigo, centeno... que iban colocando en dos alforjas a propósito, una para el aguinaldo de los hombres, que se subastaba al día siguiente, y otra para el aguinaldo de los mozos, que lo guardaban para sus reuniones.

Si en la casa había mozas o niños, el botarga bailaba con ellos, cantando los niños:
¨Botarga la larga, cascaruleta, que más vale mi pelo que tu chaqueta¨.
Si había mozos en la casa, estos invitaban a la ronda a torreznos, pastas y anís.
Por último toda la ronda cantaba, con el único son del tambor, el Cantar de San Silvestre aprendido de padres a hijos.
Al día siguiente, Año Nuevo, se juntaban todos los vecinos en la Casa de Villa a celebrar ¨almoneda¨, subastar los bienes recogidos la noche anterior en el aguinaldo de los hombres, siendo el beneficio para los gastos del Común. Un baile con rondalla y vino era el broche final de la fiesta.

- En época de Cuaresma era costumbre que las rondas que habitualmente hacían los mozos a las mozas las noches de los sábados se realizaran con un tambor y no con guitarras como se hacían habitualmente. Las mozas durante este periodo decoraban el armazón del Ramo con picos de enaguas, manteles, cintas de colores y salían con el a pedir a todo forastero que se acercara por La Vereda. Las niñas pequeñas hacían otro tanto con un armazón de madera con forma de aspa o cruz, al que decoraban de igual modo, para pedir iban cantando canciones petitorias y romances.
En Jueves Santo se preparaba el Monumento en la iglesia, con numerosas velas compradas con parte de lo recogido.

-Carnaval. La ¨vaquilla¨ salía el martes de Carnaval por la noche, durante la celebración del baile en la Casa de la Villa. El mozo que ese año quería llevarla se colocaba unas ¨amucas¨ cubiertas con una manta de lana y con una buena cornamenta en la cabeza; hacía sonar ruidosamente los grandes cencerros que se colocaba a la cintura e iba persiguiendo principalmente a las mozas por las oscuras callejuelas del pueblo.

-El Mayo. Los mozos elegían la semana anterior el árbol, preferentemente chopo, que sirviera de ¨mayo¨ , al anochecer del 30 de abril lo colocaban en un profundo hueco excavado en la plaza de Oriente. Lo elevaban mediante sogas y en algunas ocasiones tenían que subirse al tejado de las casas colindantes. El tronco era desmochado de ramas excepto en la punta.
Luego posteriormente salían los mozos de ronda por las calles cantando el mayo a las mozas en general, y a las novias de los mozos en particular. Terminada la ronda, cada mozo preparaba su ¨enramada¨ a su moza, consistente en ramas floridas de jara, tomillo o romero, colocadas en forma de ramos en ventanas, rejas o incluso bajo las lajas de pizarra de los tejados. Si las mozas quedaban contentas correspondían a sus ¨mayos¨ con rosquillas de baño el día de San Pedro. Como broma, los mozos que querían dejar a sus novias, colocaban cardos como enramadas.

La construcción del pantano de El Vado en 1954 fue un mazazo para los veredanos pues desde ese momento se corta el camino que unía La Vereda con Tamajón a través del puente de El Vado. El Estado una vez hecho el embalse no construye una pista alternativa, con lo que La Vereda y Matallana quedan aislados, sin accesos ni ningún tipo de servicios. Tienen que ser los propios vecinos los que realicen penosamente un camino de herradura por el que tardan unas cuatro horas en llegar a Tamajón.
Sin caminos, sin médico cerca, sin servicios básicos se estaba empujando a las gentes de La Vereda y Matallana a emigrar.
Los veredanos se fueron marchando en los años 50 y 60 en su mayoría a San Sebastián de los Reyes (Madrid) en un efecto dominó en el que las primeras familias que se instalaron en este pueblo fueron arrastrando a otras. Otro grupo de personas eligió Madrid como lugar para iniciar una nueva vida.

En el año 1971 cuando aun dos familias residían en La Vereda, ICONA ejecuta la expropiación forzosa de todo el término municipal, con el interés público de la realización de trabajos hidrológicos forestales en la zona.
En el otoño de ese año los últimos habitantes de La Vereda tuvieron que recoger sus pertenencias en baúles y fardos y cargarlas en las mulas para bajar a Tamajón y de allí a su nuevo lugar de destino.
Los últimos de La Vereda fueron por un lado el matrimonio formado por Julián Lozano y María Mínguez con un hijo que vivía con ellos y por otro lado el matrimonio formado por Segundo Mínguez y Anastasia Moreno con un hermano soltero de esta, Jerónimo Moreno.
Paradójicamente en 1974 llegó a La Vereda lo que nunca había llegado hasta el pueblo: un camino rodado para vehículos realizado por el Estado.

En 1977 un grupo de personas solicitó la concesión del pueblo de La Vereda y su entorno y para ello crearon la Asociación Cultural La Vereda con el objetivo de rehabilitar y dar vida al pueblo. Pero eso ya forma parte de la historia moderna de La Vereda.
Desde 1989 los antiguos vecinos y descendientes de La Vereda, Matallana y El Vado se reúnen el 29 de junio en La Vereda para celebrar y recordar el día festivo organizado por la Asociación Cultural Hijos de La Vereda. Asociación que trata de que no se pierdan las costumbres y tradiciones del pueblo así como de conseguir la reversión de las casas que un día fueron suyas.

**Todos los datos aquí publicados están extraídos del blog creado por la Asociación Cultural Hijos de la Vereda y de conversaciones con Francisco Martín Moreno**


http://lospueblosdeshabitados.blogspot.com/2014/03/la-vereda-guadalajara.html






 
Cortiguera (Burgos)

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Cortiguera es un bellísimo pueblo de aire medieval situado por encima del Cañón del Ebro. Ha sido desde antiguo un pueblo de recio abolengo como lo atestiguan sus nobles casonas solariegas.
Veinticinco viviendas formaban este núcleo aislado y mal comunicado con duros inviernos y pocas infraestructuras, pues aunque llegaron a tener luz eléctrica, una riada del Ebro se llevó por delante la presa del molino de Pesquera de Ebro que suministraba la energía por lo que tuvieron que volver a la luz de los candiles.

Se cultivaba trigo y legumbres principalmente que se complementaba con la ganadería disponiendo de vacas, cabras y ovejas.
El médico venia cuando era necesario desde Sedano a caballo.
Andando venia el cartero desde Valdelateja, en un recorrido circular que incluía también Pesquera de Ebro.
La fiesta principal del pueblo era el 29 de septiembre para San Miguel, patrón del pueblo. Se celebraba una misa y una procesión por las calles del pueblo. Era típico en estas fiestas comer alubias verdes. Para el final quedaba el baile con los músicos de Pesquera de Ebro al son de gaita y tambor. Había costumbre entre los mozos de cortar una rama de chopo y colgarlas en las fachadas de las viviendas donde habitaban mozas.

Se celebraba otra fiesta pequeña para San Pantaleón el 27 de julio, donde se iba en procesión a una ermita ya desaparecida en el camino de Valdelateja.
En los años 60 empezó la decadencia del pueblo, como sucedió también en muchos pueblos de la comarca, debido al citado aislamiento que padecían, a la falta de alicientes para la gente joven y a la emergente industria que afloraba en el País Vasco. La gente marchó a Bilbao principalmente y algunas familias a Burgos y Santander. Felipe Varona y su hermano fueron los últimos en salir del pueblo hacia el año 1965.

Cortiguera ha servido de escenario para la película El disputado voto del señor Cayo, novela de Miguel Delibes que fue llevada al cine y protagonizada por Paco Rabal en 1986.

Después de estar bastantes años vacío, en la década de los 90 un grupo de jóvenes neo-rurales se instaló en el pueblo aislándose del mundo y viviendo a su libre albedrío unos cuantos años hasta que decidieron marcharse.
En la actualidad Cortiguera le está ganando la batalla al abandono, pues se ha arreglado el camino de acceso y se han rehabilitado varias viviendas. Una autentica delicia de pueblo para recorrer pausadamente sin prisas y deleitarse con la multitud de rincones que van apareciendo ante nuestros ojos.

http://lospueblosdeshabitados.blogspot.com/2009/12/cortiguera-burgos.html



Cortiguera (Burgos),pueblo semi-abandonado






 
Jánovas (Huesca)


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Jánovas (Chanovas en aragonés) es una localidad española perteneciente al municipio de Fiscal, en el Sobrarbe, provincia de Huesca, Aragón. Se encuentra en el valle del Ara.




Historia del desalojo
El 14 de abril de 1951 se encargó a la empresa Iberduero (actualmente Iberdrola) un proyecto hidroeléctrico en el valle del Ara que como resultado inundaría los pueblos de Jánovas, Lavelilla y Lacort entre otros. Todas estas localidades y terrenos pasarían a formar parte de la propiedad de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que destinaría parte de esa agua a la comarca de los Monegros.

A principio de 1960 aunque no habían aún comenzado las obras del embalse, comenzaba la expropiación de las tierras y casas de los habitantes del pueblo. La resistencia de algunos habitantes llevaría incluso al dinamitado de sus casas.

Ante la negativa del gobierno de Huesca de cerrar la escuela mientras hubiera escolares en 1966 el estado nacional dispuso retirar de la escuela por la fuerza a todos los profesores y escolares. La empresa con ayuda del gobierno continuó arando los campos, talando los frutales y olivos, destruyendo las acequias y finalmente cortando la luz y el agua. La mayoría de los habitantes decidieron finalmente marcharse principalmente a Zaragoza, Barcelona y Barbastro y para 1984 se desalojó el pueblo definitivamente.

https://es.wikipedia.org/wiki/Jánovas



El pueblo abandonado de Janovas ( Huesca )




 
Gallicant (Tarragona)


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No fue fácil la vida en esta aislada pedanía del municipio de Arbolí en la comarca del Baix Camp a la vista de su ubicación en un terreno abrupto y mal comunicado.

A 880 metros de altitud, situada sobre un rellano dando la espalda al cañón por donde se mueve el río Siurana y teniendo de frente al Puig de Gallicant, ocho viviendas situadas en hilera de manera compacta componían la aldea de Gallicant, hoy día agonizantes todas ellas, sin tejado, sin vigas interiores ni tabiques que soporten un poco el peso del abandono y del golpeo de los fenómenos atmosféricos.
La dureza del terreno y la falta de servicios hizo que varias casas se cerraran en los años 30 y 40 aun cuando mantenían en uso la vivienda en la temporada alta de trabajo agrícola.

Se bajaron a vivir a Arbolí y desde allí subían a realizar las faenas del campo.

Trigo, avena, centeno, garbanzos era lo que se cultivaba en sus fincas, teniendo también viñas en las zonas más llanas, de menor altura.
Cal Casat, Cal Manuel, Cal Joanet y Ca l´Anyep eran las viviendas que tenían prensa para elaborar el vino. También fabricaban una variedad de aguardiente que llevaban a vender a Reus, a la misma población bajaban a vender los excedentes de productos agrícolas.
Con pueblos del Priorato (Poboleda o La Vilella) hacían intercambio de patatas por aceite.

A moler el grano acudían al molino Salvat junto al río Siurana en el termino del pueblo del mismo nombre.
De sus montes extraían buenas cargas de leña de pino que llevaban a vender a Arbolí, Alforja o Les Borges del Camp.
La ganadería quedaba en un plano secundario y alguna casa mantenía pequeños rebaños de ovejas.
Cada casa tenía su horno para hacer pan.

Nunca llegó la luz eléctrica a Gallicant. Los candiles de aceite y carburo fueron su fuente de iluminación.
Uno de los problemas principales que tenían era el agua. Hicieron un deposito junto a las casas para canalizar el agua desde una fuente pero en tiempo de sequía escaseaba y tenían que ir a buscarla a 15 minutos de trayecto del pueblo. Cal Casat y Cal Joanet construyeron sendos pozos para recoger el agua de lluvia y paliar así la escasez del preciado liquido.

Para los diversos oficios religiosos tenían que bajar a la iglesia de Arbolí (bodas, bautizos, comuniones, defunciones o escuchar misa dominical).
Asimismo a la cabecera municipal se tenían que desplazar los niños y niñas en edad escolar para recibir enseñanza en la escuela (50 minutos diarios de caminar).

El médico (don Francisco Pàges) venía en contadas ocasiones desde Alforja. Primeramente lo hacía en una mula y luego lo hacía en coche a raíz de que se hizo una pista aceptable para llegar a Gallicant. Se realizó en el año 1950 y fue hecha por los vecinos a pico y pala.
No había servicio de cartero y era cualquier vecino que bajaba a Arbolí el que traía o llevaba la correspondencia.
A Arbolí y Cornudella del Montsant eran a los dos pueblos que con más frecuencia se desplazaban para hacer compras de productos básicos que no tenían en la aldea.

La creación en el año 1950 del campamento militar de Los Castillejos situado a tres km. de Gallicant supuso un leve auge para todos los pueblos del contorno.

Aunque Gallicant ya agonizaba demográficamente, la búsqueda de ocio y de pasar el tiempo libre (sábados tarde y domingos) de los soldados que no bajaban a los lugares más cercanos a la costa hizo que varios de estos grupos visitaran con frecuencia el pueblo. Así encargaban la preparación de comidas en algunas casas a base de conejo o pollo principalmente dejando buenas ganancias a las familias que lo preparaban. Como también alguno de estos soldados encargaban la tarea de lavar la ropa en alguna casa con la que llegaba a un acuerdo.

Todo esto no sirvió para evitar que Gallicant pasara a engrosar la lista de lugares despoblados en Cataluña.
Sin luz, ni agua, ni escuela, ni servicio médico y con un terreno áspero para la agricultura la vida se hacía complicada según avanzaba el tiempo.

Las pocas casas que quedaban abiertas siguieron el camino que ya habían hecho anteriormente las demás. Así se marcharon para Arbolí, Alforja, Reus o Vilaplana.
Joan Juncosa y Dolors Nadal, con tres hijos que había viviendo con ellos fueron los últimos de Gallicant. Cerraron Cal Joanet a principios de los 60 y se bajaron al pueblo de Arbolí.

Más fotos:
http://lospueblosdeshabitados.blogspot.com/2016/09/gallicant-tarragona.html

















 

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