EL ROBO DE LA COLECCIÓN ‘DUQUE DE HERNANI’ POR LA FAMILIA REAL ESPAÑOLA

Todas las joyas de Patrimonio Nacional que el emérito se ha quedado no caben en Wallapop​

Por qué los regalos de lujo no declarados por Juan Carlos I no tienen sitio en la nueva Galería de las Colecciones Reales, mientras que los regalos sí declarados solo podrían ser exhibidos en un Todo a Cien​

Foto: Las imágenes no representan el Patrimonio Nacional del emérito. (L. Martín)

Las imágenes no representan el Patrimonio Nacional del emérito. (L. Martín)
Por
Carlos Prieto

Ilustración: Laura Martín
12/07/2023 - 05:00
  • 27
Escena primera: En abril de 2006, Juan Carlos I fue de visita oficial a Arabia Saudí. No volvió de vacío, sino con un Hummer H2 amarillo, coche de 100.000 euros, cortesía del rey Abdalá. Quizá porque el bólido corría mucho (325 caballos), Patrimonio Nacional ni lo olió: años después, y tras unas carreras por el Pardo, Juan Carlos I lo vendió por 80.000 euros a Arturo Fernández, histórico líder de la patronal madrileña… y habitual usuario del mercado persa borbónico: también compró (por 100.000 euros) el Maserati Quattroporte II que un jeque árabe regaló al emérito. "El Rey, que no tiene amigos, pero sí súbditos, tenía muchos coches. Yo solo se lo compré. Y aún lo tengo", confesó Fernández.

Escena segunda: Rafael Nadal ganó Roland Garros en 2019 en presencia del Rey emérito. Cuando el monarca de la tierra batida saludó al monarca de la transición, se produjo un duelo de titanes con pelucos: los dos lucían sendos Richard Millet valorados en 799.000 y 350.000 euros, respectivamente.
Foto: Las dos esmeraldas colombianas regaladas por el rey Juan Carlos a Corinna y, a la derecha, una de ellas después de quebrarse en el taller de Amberes (Bélgica). (El Confidencial)

Juan Carlos I regaló a Corinna dos esmeraldas de 250.000€ que se perdieron en Bélgica
José María Olmo
Patrimonio Nacional posee 721 relojes usados por monarcas españoles desde el siglo XVI. Alguno de ellos está en la nueva Galería de las Colecciones Reales. Ninguno es de Juan Carlos I, que acumula más de 400 relojes. Los regalados en actos oficiales por altos dignatarios deberían ser del Estado, pero como los deportivos de lujo, el emérito nunca los cedió a Patrimonio Nacional.

Todo esto se cuenta en King Corp., investigación sobre los tejemanejes del Juan Carlos I tardío de José María Olmo y David Fernández.

Me los quitan de las manos​

En 2014, en plena zozobra por la caída de Juan Carlos I, Felipe VI forzó a su familia a declarar anualmente los regalos "de alto valor económico". El emérito ha declarado 34 regalos desde entonces. Comparadoa con la lista de objetos no declarados —de áticos londinenses de 62 millones, vía Omán, a coches de hasta medio millón de euros (un Rolls-Royce Phantom Drophead Coupé de origen desconocido)— lo sí declarado tiene algo de broma punk: no desentonaría en una cuenta de Wallapop de un fontanero de Parla.

Atentos a las joyas cedidas por el emérito a Patrimonio Nacional:

-Un libro sobre el centenario de la Universidad Pontificia Comillas.
-Una camiseta de la final de la Europa League (2016) entre el Liverpool y el Sevilla.
-Un plato de porcelana.
-Un llavero.
-Unos gemelos.
-Un poemario.
-Una caja de nácar.
-Un libro sobre el Defensor del Pueblo.
-Una escultura del Camino de Santiago.
-Una daga.
-Una maqueta de barco.
-Etc.
Foto: El rey emérito Juan Carlos en su visita a Sanxenxo del año pasado. (EFE/Lavandeira Jr.)

El rey Juan Carlos tiene una hija secreta llamada Alejandra de una relación con una aristócrata
José María Olmo David Fernández
Si hubiera que escoger solo uno, quizás habría que quedarse con este: un libro con los mejores discursos de Juan Carlos I en los premios Príncipe de Asturias.

A la lista de regalos declarados, en definitiva, solo le falta una cadena Panasonic con doble pletina para entrar en Wallapop por la puerta grande.

Se podría alegar que los regalos al emérito menguaron a medida que lo hizo su agenda internacional, pero, en mayo de 2016, el emérito viajó a Arabia Saudí, zona cero de los bisnes reales; pues bien: Patrimonio Nacional solo sacó de ese viaje una medalla conmemorativa y dos hagiografías de Al Faisal, rey saudí hasta 1975. Si en ese viaje se movieron más cosas bajo cuerda, lo desconocemos.
Foto: Juan Carlos I saluda al sultán de Omán Qaabos Bin Said. (Casa Real)

Juan Carlos I recibió un ático en Londres de 62M tras abdicar y 20M volaron en su venta
José María Olmo
Lo que nos lleva a un asunto de fondo (de reptiles): una cosa eran las asignaciones públicas a la Casa Real y otra lo que los Reyes manejaban bajo el radar. Como ha documentado este periódico profusamente los últimos años, Juan Carlos I recibió comisiones por engrasar negocios españoles internacionales, el dinero estaba en cuentas en el extranjero y se utilizó en parte para cubrir el tren de vida de Juan Carlos I y su familia.

Dentro de este trasiego económico, estaba la subtrama de los regalos oficiales que no verá usted nunca en el Museo de las Colecciones Reales (que, por cierto, los reyes Felipe y Leticia inaugurarán a finales de este mes).

"Los coches solían ponerse a nombre del Estado para que no tuviera que pagar impuestos, pero luego los usaba y vendía a su antojo"

"A Juan Carlos I no le daban regalos porque sí, sino por su condición de jefe de Estado. Los coches solían ponerse a nombre del Estado para que el Rey no tuviera que pagar los impuestos correspondientes, pero luego los usaba y vendía a su antojo. Todo desde la máxima opacidad", cuenta José María Olmo, jefe de investigación de El Confidencial.

Es lo que en King Corp. se llama la "casa de empeños" borbónica. "El sistema funcionó durante décadas y fue aplicado a todo tipo de activos de la Casa Real y del Estado. Cualquier objeto que estuviera bajo el control de Juan Carlos I podía acabar convertido en dinero con el que luego pagaba los viajes, restaurantes, vuelos privados y nuevos objetos de lujo que no cubría su asignación oficial. El método operaba al margen del presupuesto declarado de la Zarzuela y los beneficios obtenidos no revertían en el Patrimonio Nacional… Era un modo de conseguir efectivo más rápido que repatriar dinero de Suiza".

La ganga real​

Durante mucho tiempo, la sociedad española presumió de monarquía barata. En 2010, la asignación estatal a la Casa Real fue de 8,9 millones de euros, misma cifra que el año anterior, congelamiento vendido a la prensa como ejemplo de austeridad real en tiempos de crisis económica.
Foto: Montaje: EC.

Dos testaferros pagaron la factura de Juan Carlos I en un hotel de Londres en 2015
José María Olmo Beatriz Parera
Sin embargo, al Rey no parecía llegarle con ese dinero, pues en 2010 sacó 1,5 millones de euros opacos de su cuenta en Suiza para sus gastos cotidianos en España.

Cuando Juan Carlos I empezó a ingresar mucho en B, la grieta entre lo que el Estado decía que gastaba la monarquía y lo que la monarquía gastaba en realidad se convirtió en un cráter (que nos negamos a mirar de frente durante 30 años). En la España feliz de 40 millones de juancarlistas, la psique nacional tenía un problema de negación de la realidad: nos fascinaban los episodios glamurosos de nuestros Reyes, como el viaje a Mallorca de Carlos de Inglaterra y Lady Di, pero casi nadie advirtió que las vidas de los ricos ni son baratas, ni se pagan solas.
Foto: Montaje: EC.

Juan Carlos I sacó 100.000 euros al mes en billetes de su cuenta suiza entre 2008 y 2012
José María Olmo
Igual que, en 2004, a casi nadie le llamó la atención que la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin gastaran 10 millones de euros (reforma incluida) en una casa en Barcelona (más que la asignación de ese año para la Casa Real). ¿Cómo se pagó la entrada de esa mansión? Con un préstamo de un Juan Carlos I que, por lo que sea, tenía cash para soltarle a su hija 1,2 millones de euros de golpe.

Era el quiero y no puedo español hacia su monarquía. Habla un experto en juancarlismo que prefiere no dar su nombre: "¿A qué jugábamos esos años? ¿No queríamos una monarquía que mostrara su grandeza en el extranjero? ¿No ansiábamos una escenografía como la británica? Pues ese cuento costaba dinero. Cuando se desveló que se pagaba en parte con dinero obtenido por Juan Carlos de aquella manera, la ensoñación se vino abajo".

De repente, un extraño​

Cuando en King Corp. se dice que "todo lo que había en palacio se monetizaba", quiere decir TODO. Poco se sabía hasta ahora del misterioso robo (1989) de dos cuadros pequeños de Velázquez y Carreño de Miranda en las estancias privadas del Palacio Real. Ningún signo de violencia, ninguna pista, escasas posibilidades de que el Velázquez (valorado en 100 millones de pesetas del 89) pudiera venderse sin dejar rastro.
Foto: Imagen: Learte.

Juan Carlos I cobró 4,6 M en Suiza por un resort en Riviera Maya de Sanginés-Krause
José María Olmo Beatriz Parera
En las crónicas de la época, la policía aseguró que el ladrón se había movido "como Pedro por su casa".

Román Ledesma, subdirector general de Bienes Muebles Históricos, dijo tras el robo: "Es muy difícil para un extraño acceder a la zona donde se encontraban los cuadros, ya que dispone de un sistema automático de detención de intrusismo".

Difícil para un extraño

Basándose en una confesión privada hecha por Sabino Fernández Campo antes de morir, King Corp. sostiene que el fontanero real vio los cuadros desaparecidos colgados en la casa de una de las amantes del emérito. Y tras este terremoto de nueve grados en la escala Ritcher berlanguiana, lo dejamos aquí.
  • 27
 
Back