El reino del desierto se rompe: juego de tronos en Arabia Saudí

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El príncipe heredero Mohamed bin Salman ha conseguido deshacerse de un plumazo de varios posibles enemigos, pero a la vez abre un nuevo periodo de incertidumbre en el que se lo juega todo

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El rey Salman de Arabia Saudí (centro) posa con los ministros de la Guardia Nacional, Khaled Bin Ayyaf, y de Economía, Mohammed al Tuwaijri, en Riad, el 6 de noviembre de 2017. (Reuters)


ITXASO DOMÍNGUEZ. RAMALA (CISJORDANIA)
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TIEMPO DE LECTURA8 min
06.11.2017 – 17:36 H.
Podría decirse que no pasa una semana sin que Arabia Saudísorprenda al mundo con noticias de distinto calibre —un robot que obtiene la ciudadanía saudí, mujeres que después de años de activismo pueden ponerse tras el volante, ciudades futuristas en pleno desierto…—. Este domingo, las noticias relacionadas con Riad fueron cinco, y todas ellas representaron un claro indicador de la situación que atraviesa el país en la actualidad.


La primera noticia de la noche fue el despido del príncipe Mitab ibn Abdullah, al que desde hace meses le esperaba el mismo destino que al ex príncipe heredero Muhammad bin Nayef, defenestrado y puesto bajo arresto domiciliario el pasado mes de julio. El príncipe Mitab era el hijo favorito del difunto rey Abdullah, así como jefe de la Guardia Nacional Saudí, fuerza tribal creada para proteger a la familia real y las zonas petroleras clave del Reino. El flamante príncipe heredero Mohammed bin Salman (MbS) consiguió así deshacerse de cualquier aspirante a las riendas del Reino en el seno del último cuerpo de seguridad que podría socavar su influencia. Irónicamente, la Guardia Nacional Saudí fue diseñada para defender a la familia real saudí de cualquier golpe de Estado. El ‘golpe’ del que somos testigos lleva sin embargo teniendo lugar estos últimos meses, a plena luz del día, y sus sacudidas todavía se hacen sentir en el Reino.

La segunda noticia llegó en forma de un real decreto que creaba un comité anticorrupción, encabezado por el propio MbS, a cargo ya del Ministerio de Defensa y de todos los dosieres económicos del país. El nuevo órgano decretó la detención masiva —en una jaula dorada también llamada hotel de cinco estrellas— de 11 príncipes, junto con varios ministros y hombres de negocios saudíes. La purga del sábado no tiene precedentes y apuntaba al más alto nivel tan dentro de la casa real como entre los príncipes de segunda generación, además de individuos con medios, todos ellos potencialmente capaces —bien gracias a su árbol genealógico, bien gracias a su fortuna— de cuestionar la autoridad y legitimidad de MbS en futuros pulsos por el poder. El comité se perfila así como un medio adicional para castigar a cualquier oponente de MbS.

Precisamente es en el ámbito regional en el que se enmarca la tercera noticia del sábado noche: un misil balístico fue lanzado desde Yemen, con destino el aeropuerto de Riad. Horas antes, Saad Hariri anunciaba desde la capital saudí su dimisión como primer ministro del Líbano, apuntando a una creciente influencia iraní en el Líbano de la mano de Hezbollah. Irán también ha ganado sendas partidas de la ‘guerra fría de Oriente Próximo’ en Siria e Irak. Con tan solo 32 años, MbS se ha sumergido de pleno en una política regional impulsiva e inusitadamente agresiva, que encuentra como principales aristas una catastrófica guerra en Yemen de la que no se ve la luz al final del túnel, un boicot a Qatar y la consecuente crisis intra-Golfo que no han dado sus frutos, y un aumento exponencial de las tensiones con Irán en estos y otros escenarios.

El balance es cuanto menos pesimista, a pesar de las palabras de aliento del presidente Trump y de cuantiosos contratos suscritos en Moscú o Pekín. Aun así, el futuro rey saudí no parece dispuesto a abandonar ningún frente de batalla —más bien todo lo contrario—, y sí que obtiene algún rédito de estos tejemanejes regionales: desviar la atención de la delicada situación domestica que atraviesa Arabia Saudí. Desviar la atención se ha convertido en la especialidad del joven príncipe, asesorado por el príncipe heredero de Emiratos Árabes Unidos, por múltiples firmas de relaciones públicas y recurriendo con cada vez mayor regularidad a medidas cosméticas que mantengan satisfecha a la rejuvenecida población, muchos de los cuales comparten generación e inquietudes con el príncipe.

La quinta y última noticia en inundar titulares fue un accidente aéreo el domingo noche en el que murieron oficiales saudíes y un miembro de la familia real. Aunque todavía se ignora qué ocurrió exactamente, no tardaron en saltar a la palestra distintas teorías de la conspiración, lo que no hace sino arrojar luz sobre una sensación de pavor continua en las mas altas esferas del Reino. MbS es consciente de que su ascenso al poder ha alienado a muchos en la familia real, que se han visto marginados y/o silenciados a lo largo de los últimos meses.



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Un joven pasa por delante de la Torre Central del Reino en Riad, el 5 de noviembre de 2017.

El trono reclama el poder
Mientras que Arabia Saudí siempre ha sido gobernada, siguiendo un principio de división funcional, por múltiples feudos compuestos por príncipes de alto rango, MbS se erige hoy en día como el líder más centralizador de la historia del país, sin ningún mecanismo en el seno de su familia que pueda resistirse a, o influenciar sobre, las políticas del errático príncipe. Las últimas rondas de arrestos no hacen sino reforzar la sensación de que el debate sobre la sucesión es extremadamente espinoso, e incluso tabú. Han sido arrestados tanto clérigos ultraconservadores como activistas cosmopolitas, dejando así claro que ni habrá privilegios (salvo para el rey y su hijo) ni excepciones cuando de asegurar la fidelidad al nuevo rumbo Saudí se trate. Algunos han comparado estos últimos movimientos con el modelo seguido en China, Rusia o Singapur.

A lo largo de los últimos meses, la determinación de consolidar el poder se ha hecho sentir con mayor intensidad, y se levanta sobre dos pilares: ambición y nerviosismo. MbS tiene prisa, y así lo demuestra continuamente, en poner en marcha el cambio de paradigma que ha diseñado para transformar radicalmente su país. Para ello, necesita sentirse seguro, incluso dentro de palacio, y algunas de sus acciones apuntan a una cierta tendencia paranoica. Estas últimas semanas, varios clérigos, periodistas y empresarios han sido encarcelados, simplemente por negarse a ser vocales contra Qatar.

MbS parece incapaz de medir la dimensión y consecuencias de sus acciones, mientras va acumulando esqueletos en el armario, que amenazan con ver la luz tras cada intento a la desesperada de reforzar su posición. Tal y como demuestra su facilidad para apretar el gatillo, el príncipe no es quizá plenamente consciente de lo mucho que está poniendo en juego, tanto en el extranjero, en donde se enfrenta a dosis de descrédito, al establecimiento de ejes enemigos, a la necesidad de financiar conflictos sin fin, o a vacíos de poder que se vuelvan en su contra (como puede ocurrir en el Líbano), como también en el ámbito doméstico, donde ni la mayoría de ciudadanos parecen dispuestos a apretarse el cinturón, ni gran parte de la Casa Real a renunciar al sentimiento de falsa igualdad del que venían gozando.

Todo ello en el periodo más volátil para la monarquía saudí en más de 60 años, simbolizado por la salida a bolsa del 5% de Aramco, la joya de la corona saudí. Una gran parte de las reformas económicas planificadas o adoptadas en el marco de la necesaria estrategia de dinamización económica del país, el Plan Visión 2030 —‘niño mimado’ de MbS— ha sido cuestionada, suavizada y/o modificada, y las perspectivas económicas se han visto revisadas a la baja. Como símbolo de la insatisfacción creciente entre la población, fueron convocadas el pasado 15 de septiembre protestas para denunciar la austeridad creciente y la desigualdad de oportunidades.

Estas medidas sin precedentes —dado que aunque no se trata de la primera lucha por el poder en el seno de la Casa Saud, las anteriores fueron limitadas en extensión y publicidad— avivan un miedo que nunca había estado presente a tan alto nivel y/o con tanta intensidad en Arabia Saudí, en donde una economía moderna y una imagen exterior amable no parecen compatibles con una tensión y violencia cada vez más palpables y públicas entre oficiales, autoridades y príncipes, por no hablar del 'establishment' religioso, tremendamente dividido ante los anuncios y declaraciones de modernización de estas últimas semanas y meses.

El objetivo claro es consolidar y concentrar el poder en manos de MbS, al que en vista de su juventud le espera un mandato ciertamente duradero. Y para ello recurrir a un marco de 'liberalización autocrática'simbolizado por la adopción de medidas sociales y económicas populares y populistas mientras que al mismo tiempo —y no precisamente entre bastidores— se estrecha el margen de maniobra del que puedan gozar sociedad civil y miembros de la familia real para criticar las reformas de palacio. ¿El dilema? El Reino, al contrario que estas últimas décadas, no es ya predecible —¡ni siquiera tan aburrido como lo pintaban diplomáticos y emprendedores!— y sus acciones dejan tras de sí un regusto a impredecibilidad e incluso inestabilidad de las que sus monarcas y aliados huían hace bien poco. Un escenario sin duda, y de momento, poco atractivo para inversores dispuestos a convertir Arabia Saudí en la nueva Dubái o turista

https://blogs.elconfidencial.com/mu...ompe-juego-de-tronos-en-arabia-saudi_1473353/
 
buff, aquí lo que hay es una guerra que vamos va a salir alguno por la ventana.

Por cierto, un acordaros que uno de los amigos caídos en desgracia es el príncipe Alwaleed, el mismo que fue acusado de violar a una modelo en un yate en Ibiza. Muy fuerte.

El príncipe saudí caído en desgracia, íntimo de Don Juan Carlos y Corinna
    • EDUARDO ÁLVAREZ
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  • 7 nov. 2017 02:50
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El príncipe Alwaleed Bin Talal, en una imagen de archivo. LUCAS DOLEGAEFE
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La detención de Alwaleed bin Talal ha causado consternación en la jet set occidental de la que él formaba parte con notable ostentación

El verano blindado del rey Salman en el palacete de Felipe González

De nada le ha servido ser uno de los 20 hombres más ricos del planeta, con un patrimonio estimado en 18.000 millones de dólares (17.000 millones de euros). Alwaleed bin Talal -uno de los cientos de nietos del fundador de la moderna Arabia Saudí, el rey Abdul Aziz Al Saud- es uno de los 11 príncipes detenidos por presunta corrupción en la mayor purga en la historia del Reino del Desierto. Todo un golpe palaciego del actual heredero al trono, que está decidido a aplastar cualquier conato de disidencia en el seno de la extensa familia real saudí. Porque su designación como sucesor directo del actual monarca, el rey Salman, ha levantado ampollas en no pocos sectores de Palacio.

La detención de Alwaleed bin Talal ha provocado ya un terremoto en las finanzas mundiales. Pero también ha causado consternación en la jet set occidental de la que él formaba parte con notable ostentación. Al príncipe le gustaba disfrutar de los veranos en su yate recalando en los refugios más exclusivos de la Costa Azul y en el Mediterráneo español. Eran frecuentes sus visitas a Mallorca e Ibiza y, ya en la Península, a ciudades como Barcelona.

Un apuro para Don Juan Carlos
Alwaleed bin Talal contaba con grandes amigos entre la realeza europea. Entre sus íntimos destacan el príncipe Carlos de Inglaterra -por lo que estuvo presente en la boda de Guillermo y Kate Middleton, junto a su entonces esposa, la princesa Ameerah al Taweel- y el Rey emérito Juan Carlos. Fueron muchos los encuentros entre el soberano español y el príncipe árabe, tanto en Riad como en nuestro país. Una amistad que en cierto momento se tornó incómoda y puso en un aprieto a Don Juan Carlos.

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Don Juan Carlos y Alwaleed bin Talal, en una imagen de archivo. http://www.alwaleed.com.sa
Porque, hasta su detención, el episodio más polémico protagonizado por Alwaleed bin Talal fue la acusación de violación que le interpuso la modelo española Penélope Heilmann. La joven relató en su denuncia que había acudido el 12 de agosto de 2008 al yate Turama, atracado en el puerto de Ibiza, para participar en una fiesta con presencia de varios príncipes árabes. Según su relato, fue drogada y violada por Alwaleed bin Talal. Éste negó siempre los hechos. Y presentó algunas pruebas para demostrar que aquella noche se encontraba junto a varios de sus hijos y nietos en un punto de descanso de la Costa Azul, a muchos kilómetros por tanto de Ibiza.

El caso es que la apertura de juicio aireó en la prensa internacional el escándalo y el príncipe se puso muy nervioso. Y no dudó en enviar cartas pidiendo ayuda a su amigo, el todavía Rey de España, y al mismísimo presidente del Gobierno de entonces, José Luis Rodríguez Zapatero. Se sabe que ambos atendieron sus misivas y le trataron de hacer entender que en nuestro país rige la separación de poderes y el Estado de derecho, y le recomendaron que contratara a un abogado y colaborara para que se esclareciera toda la verdad en el juicio. Por lo que se publicó en su momento, no le gustó demasiado el consejo al príncipe, quien probablemente se ha sentido toda su vida intocable e impune en calidad de su rango.

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Don Juan Carlos y Alwaleed bin Talal, en una imagen de archivo. http://www.alwaleed.com.sa
En honor a la verdad hay que decir que nunca se demostró que Alwaleed bin Talal fuera culpable de una acusación tan grave como la de la violación de la modelo. Pero resultó muy comprometedor para Don Juan Carlos que se hiciera pública una carta que le envío al príncipe tras sobreseerse el caso por falta de pruebas. Era 2012 y el Rey, en un gesto bastante imprudente -sobre todo porque aún cabía recurso judicial-, se apresuró a felicitar calurosamente a su amigo por su buena fortuna y a expresarle su enorme alegría.

Corinna y Urdangarin
El nombre de Alwaleed bin Talal está ligado en la hemeroteca no sólo a Don Juan Carlos, sino también a la ex princesa Corinna y a Iñaki Urdangarin, marido de la Infanta Cristina.

En el caso de Corinna, la amistad del príncipe con el monarca español le abrió puertas en el campo de los negocios. Por ejemplo, la rubia danesa formó parte de la nutrida comitiva político-empresarial que acompañó a Don Juan Carlos y Doña Sofía en el viaje de Estado que realizaron a Arabia Saudí en abril de 2006. En Riad, Corinna se reunió con Alwaleed bin Talal, quien entre otros innumerables cargos ostentaba entonces la presidencia de Kingdom Holding Company, en calidad de "consejera estratégica de la delegación" española. Varios periódicos informaron de que, un año después, Corinna volvió a reunirse en la capital saudí como representante de Don Juan Carlos.

Por su parte, Iñaki Urdangarin también estuvo de algún modo ligado al hoy caído en desgracia príncipe Alwaleed, porque éste era dueño de uno de los holdings internacionales propietarios de la inmobiliaria con sede en Barcelona Mixta África, de la que el hoy ex duque de Palma llegó a tener el 0,09% de las acciones. La consultora Aizoon, una de las sociedades de Urdangarin investigadas por la Justicia en la trama de corrupción que a buen seguro acabará con el marido de la Infanta en la cárcel, facturó por ejemplo a Mixta África 365.000 euros entre 2006 y 2009, por los supuestos conocimientos de Urdangarin y sus socios en el negocio de la expansión inmobiliaria en varios países del continente negro.

Hoy pintan bastos para Alwaleed bin Talal, con un negro presente en su propio país en el que quizá eche de menos el garantista sistema judicial español que ya conoce. Pero aún es pronto para saber si los royals que un día le profesaron tanta amistad ahora prefieren olvidar que le conocieron.

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El príncipe saudí Miteb bin Abdolá, considerado en su día como posible sucesor al trono, fue liberado tras alcanzar un acuerdo para pagar más de $ mil millones.

Miteb, hijo del difunto rey Abdolá bin Abdulaziz, fue puesto en libertad el martes tras firmar un “acuerdo aceptable” con las autoridades gobernantes, en el que reconocía su responsabilidad en casos de corrupción, según fuentes oficiales saudíes.

Las fuentes afirmaron además, que otras tres personas presuntamente implicadas en casos de corrupción habían finalizado acuerdos con las autoridades, si bien no trascendieron otros detalles al respecto.

Miteb fue detenido junto a otros príncipes, altos cargos y empresarios el pasado 4 de noviembre en el marco de una purga “anticorrupción” ordenada por el rey Salman bin Abdulaziz Al Saud que ha sido vista como un intento por parte de su hijo, el príncipe heredero Mohamad bin Salman, de neutralizar a posibles rivales para la sucesión al trono.


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El príncipe Miteb, considerado un día futuro rey saudí, estuvo entre los seis príncipes que fueron torturados durante su detención, confirma un informe.

El portal web Middle East Eye (MEE), citando este viernes a fuentes conocedoras del caso bajo condición de anonimato, ha reafirmado que Miteb —hijo del fallecido rey, Abdolá bin Abdulaziz Al Saud (2005-2015) y hermanastro del actual rey saudí, Salman bin Abdulaziz Al Saud— se encontraba entre los príncipes golpeados y torturados que tuvieron que recibir atención médica.

Según las fuentes, los seis príncipes torturados fueron ingresados en un hospital 24 horas después de su detención, que se produjo a principios de noviembre, por supuestos casos de corrupción. Si bien, hay especulaciones sobre intentos de eliminar a los rivales del príncipe heredero saudí, Mohamad bin Salman.

Uno de los príncipes estaba en condiciones tan precarias que fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos (UCI), han precisado las fuentes, para luego añadir que todos los ingresados habían sido golpeados, pero ninguno tenía fracturas.


‘Purga saudí’: Príncipes detenidos son brutalmente torturados | HISPANTV
Varios de los príncipes y altos funcionarios saudíes detenidos esta semana han sido torturados con gran crueldad, según fuentes gubernamentales.



Se le había explicado al personal del hospital que las heridas en los cuerpos de cada uno fueron resultado de “intentos del su***dio”, aunque, las señales vistas en sus cuerpos eran coherentes con las huellas dejadas por botas militares, han agregado.

El portal ha averiguado que Abdulaziz bin Fahd, hijo del difunto rey Fahd bin Abdulaziz Al Saud (1982-2005), también estuvo ingresado en el hospital tras su detención, que tuvo lugar a principios de septiembre. Nadie sabe por el momento qué le pasó.

Middle East Eye, asimismo, ha entendido que el régimen de Al Saud ha instalado unidades médicas en el hotel Ritz-Carlton en Riad, capital saudí, uno de los centros de detención de los príncipes y ministros, donde los interrogan y torturan.

Otros hoteles, como Courtyard y Diplomatic Quarter, también sirven para este fin. Todos estos hoteles parecen ser haber sido reservados de antemano para el mes de diciembre, de acuerdo con sus respectivas páginas web.

ask/ctl/snz/mkh
 
ACUSADO DE ESPIAR A JEFF BEZOS
La misteriosa vida de Mohamed bin Salman, el 'supervillano' tras el espionaje a Bezos
Polémico en todos los sentidos, tiene una esposa oficial y otra secreta. Estos días ha vuelto a la actualidad debido a su supuesto espionaje al fundador de Amazon tras enviarle un mensaje infectado



Foto: Mohamed bin Salman, heredero al trono saudí, en Londres. (Getty)


Mohamed bin Salman, heredero al trono saudí, en Londres. (Getty)


AUTOR
JORGE C. PARCERO
Contacta al autor
24/01/2020

"Estrictamente protocolario y sin trascendencia institucional". Así calificaba la Casa Real, allá por 2018, un saludo entre el rey Juan Carlos y el príncipe heredero al trono de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman. Una foto sin duda desafortunada, aunque inevitable teniendo en cuenta que el Rey emérito ha mantenido a lo largo de su vida una relación muy estrecha con la familia real saudí, y que saltó a los titulares porque todo apuntaba a que MBS –como le gusta hacerse llamar– era el responsable intelectual de la muerte del periodista Jamal Khashoggi en la Embajada saudí de Estambul. Dos años más tarde, el príncipe heredero saudí vuelve a ser noticia por razones que también parecen fruto del villano de una película de superhéroes: un mensaje de Whatsapp infectado que envió a Jeff Bezos (también en 2018) podría ser el origen del hackeo del teléfono del fundador de Amazon y propietario de 'The Washington Post'.

El ministro de Exteriores saudí, Faisal bin Farhan al Saud, no ha tardado en responder. "Pienso que absurdo es exactamente la palabra adecuada. La idea de que el príncipe heredero pirateara el teléfono de Jeff Bezos es absolutamente estúpida", ha dicho. Los informes de expertos, sin embargo, dicen otra cosa. Agnes Callamard, de la ONU, asegura que "esta vigilancia informada del Sr. Bezos, supuestamente a través de un software desarrollado y comercializado por una empresa privada y transferido a un Gobierno sin control judicial de su uso, es, si es cierto, un ejemplo concreto de los daños que resultan del marketing sin restricciones, venta y uso de spyware"

¿Pero qué hay más allá de este último y truculento capítulo en la vida de este hombre fuerte del desierto? Se le atribuye, por ejemplo, haber permitido que las mujeres de su país pudieran conducir y los fans del cine hayan vuelto a ver los estrenos de Hollywood en Arabia Saudí por primera vez en más de treinta años. La inversión extranjera crece mientras él propugna un regreso al islam más moderado en una nación ultraconservadora. Ese es su lado amable.



El príncipe saudí, con los Reyes en el Palacio Real durante su última visita a España. (Cordon Press)


El príncipe saudí, con los Reyes en el Palacio Real durante su última visita a España. (Cordon Press)



Sin embargo, como un Stalin del Medio Oriente, se ha dedicado a purgar sistemáticamente a ministros, empresarios, activistas por los derechos humanos y hasta a miembros de su propia familia real. Algunos ven en él al Kim Jong Un del Golfo Pérsico. Al menos, no parece tener ambiciones nucleares... y desde luego, al contrario que el dictador norcoreano, cuenta con el total apoyo de Donald Trump.
En su última visita a los EEUU en marzo, su recibimiento fue el de una estrella del rock. Desde Washington a Silicon Valley, donde coincidió, además de con el presidente, con titanes de la industria como el fundador de Amazon, Jeff Bezos, dueño casualmente del 'Washington Post', que publicaba las columnas de Khashoggi criticando su Gobierno.

Hoy, a sus 34 años, es el ministro de Defensa más joven del mundo y el futuro líder de una de las últimas monarquías absolutistas del mundo. Su vida privada está envuelta en el secretismo. Está casado con su prima, Sara bint Mashur bin Abdelaziz, con la que este año cumple una década de matrimonio, y tiene cuatro hijos –los príncipes Salman y Mashur y las princesas Fahda y Nuras–, de los que ni siquiera se conoce la edad. Pasaron la luna de miel en Japón, una de las pasiones de MBS. Fuentes de la corte apuntan que, además de su esposa oficial, tiene otra secreta.




MBS, rey entre bastidores. (Cordon Press)


MBS, rey entre bastidores. (Cordon Press)


La tragedia humanitaria en Yemen es otro desastre que se atribuye al príncipe, que ha involucrado a su país en una guerra civil ajena que ha causado al menos 10.000 muertos y ha dejado a millones sin recursos debido a los continuos bloqueos. Más que con su imagen de reformista, casos como este y el del desaparecido periodista confirman la impresión de los expertos internacionales de que simplemente cree que puede salirse con la suya, haga lo haga.
Su hipotético espionaje a Bezos supone otra demostración de poder a gran escala de MBS, que demuestra el fulgurante ascenso de un príncipe desconocido hace apenas unos años.

 
NO LE HA TEMBLADO LA MANO
El azote del príncipe heredero saudí: conspiración y familiares detenidos
Guardias de la corte real vestidos de negro y que cubrían sus rostros con máscaras, arrestaron al hermano del rey Salman, el príncipe Ahmed bin Abdulaziz, y a un sobrino



Foto: Mohamed bin Salman, heredero al trono saudí. (Getty)


Mohamed bin Salman, heredero al trono saudí. (Getty)


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R. RIAÑO
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PRÍNCIPE SALMAN BIN ABDELAZIZ
07/03/2020



Las sospechas, el recelo y el miedo a una traición han puesto patas arriba a la familia real saudí. Durante la madrugada de este viernes, la tensión latente estalló por los aires.

Guardias de la corte real vestidos de negro y que cubrían sus rostros con máscaras, arrestaron sin miramientos al único hermano vivo del rey Salman, el príncipe Ahmed bin Abdulaziz, y a un sobrino del monarca, Mohammed bin Nayef. El primero, como hermano del monarca, puede suponer una clara amenaza al ascenso al trono del príncipe heredero. El segundo, ya se encontraba bajo arresto domiciliario desde 2017, cuando el príncipe heredero le retiró de sus funciones como ministro del Interior.

[LEA MÁS: Borbones y saudíes, historia de una amistad tan rentable como polémica]

La detención se produjo por orden del príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman, responsable intelectual de la muerte del periodista Jamal Khashoggi en la Embajada saudí de Estambul, tras sospechas de una conspiración en su contra y de posibles obstaculizaciones a su ascenso al trono.



MBS, rey entre bastidores. (Cordon Press)


MBS, rey entre bastidores. (Cordon Press)


A estas dos detenciones, 'The New York Times' suma una tercera, la del hermano menor del príncipe Nayef, Nawaf bin Naayef.
Hoy, a sus 34 años, el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman es el ministro de Defensa más joven del mundo y el futuro líder de una de las últimas monarquías absolutistas. Su vida privada está envuelta en el secretismo. Está casado con su prima, Sara bint Mashur bin Abdelaziz, con la que este año cumple una década de matrimonio, y tiene cuatro hijos –los príncipes Salman y Mashur y las princesas Fahda y Nuras–, de los que ni siquiera se conoce la edad. Pasaron la luna de miel en Japón, una de las pasiones de MBS. Fuentes de la corte apuntan que, además de su esposa oficial, tiene otra secreta.



Mohamed bin Salmán en una imagen de archivo. (Reuters)


Mohamed bin Salmán en una imagen de archivo. (Reuters)


A pesar de sus cuestionados actos, el rey Juan Carlos no tuvo reparos a finales del 2018 en fotografiarse junto a él y darle la mano afectuosamente en el circuito de Yas Marina (Abu Dabi). El encuentro fue inevitable (algunas fuentes sugieren que el príncipe 'buscó' la foto) y los medios oficiales saudíes se ocuparon y preocuparon de difundirlo mundialmente. Así fue como el rey Juan Carlos se convirtió en el primer líder de Europa continental en mostrarseamistoso con el príncipe saudí desde el caso Khashoggi.

 
Las frenéticas purgas de Mohamed bin Salman para asegurarse el trono saudí
Un misterioso tuit de la Autoridad Penitenciaria saudí revela que el anterior príncipe heredero está encarcelado y quizás haya padecido un infarto


Foto: Mohamed bin Salman, heredero al trono saudí. (Getty)


Mohamed bin Salman, heredero al trono saudí. (Getty)



AUTOR
IGNACIO CEMBRERO
Contacta al autor
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CASA REAL
12/05/2020



¿A cuántos miembros de la familia real saudí deberá el príncipe heredero Mohamed bin Salman, más conocido por sus iniciales (MBS), de 34 años, recluir, encarcelar y hasta poner en peligro su salud para asegurarse de que el día en que su padre enfermo, el rey Salman bin Abdulaziz al Saud, de 84 años, fallezca, él le sucederá en el trono?

Hace un mes, los desgarradores tuits puestos desde la prisión de Al Hayar, gracias a un intermediario, por la princesa Basma, de 56 años, revelaron que la hija del difunto rey Saud bin Abdulaziz al Saud, llevaba 14 meses encarcelada junto con una de sus hijas. En la red social imploraba a su primo, MBS, y a su padre, el rey, su puesta en libertad porque su salud era muy delicada y su vida estaba en peligro.



La princesa Basma, en una imagen de archivo. (Getty)



Desde el pasado fin de semana se sospecha que otro de los príncipes que MBS envió a prisión está en grave riesgo. La Autoridad Penitenciaria de Arabia Saudí puso, el domingo por la mañana, un tuit anunciando que el príncipe Mohamed bin Nayef Abdulaziz, de 59 años, había sufrido un infarto y estaba ingresado en la UCI de un hospital. Desmentía así los insistentes rumores de su fallecimiento.

Ministro y heredero
Mohamed bin Nayef fue nada menos que ministro del Interior y desde abril de 2015 a junio de 2017 llegó a ser incluso el príncipe heredero designado por el rey Salman, que es su tío. Hace ahora tres años, MBS logró, sin embargo, convencer a su padre, aquejado de alzhéimer, de que le eligiese a él como sucesor pese a tener entonces solo 30 años, una edad inaudita en los anales de la monarquía saudí para ostentar tal título.

Horas después, la Autoridad Penitenciaria volvió a manifestarse ese mismo domingo. Borró el tuit anterior e informó a sus seguidores que su cuenta en la red social había sufrido un fallo de seguridad, dando así a entender que fue pirateada. La cadena de televisión Al Arabiya, voz oficiosa de la monarquía saudí, insistió en el “hackeo”.

Del tuit borrado se puede sacar una conclusión y muchas preguntas. Deja claro que el que fue príncipe heredero está también, desde su desaparición desde el 7 marzo, detrás de los barrotes, sin haber sido juzgado ni imputado. No está sometido a un arresto domiciliario como se sospechaba en un principio.



Mohamed bin Nayef. (Reuters)



Las preguntas giran en torno a su estado de salud. Aunque pertenezca a una autoridad saudí, una cuenta pirateada no se recupera en horas. El mensaje en Twitter borrado fue quizás escrito por un funcionario de prisiones que quería dar a conocer lo sucedido a Mohamed bin Nayef. Acaso fue la propia Administración penitenciaria la que se arrepintió de haber informado sobre el agravamiento de su estado de salud de ese reo tan especial.
“Me pregunto si esa quiebra de la seguridad no presagia” el anuncio del fallecimiento del antiguo príncipe heredero, se cuestionó en las redes el activista Omar Abdulaziz, según la cadena de televisión catarí Al Jazeera, que recoge sus palabras.

Morir entre rejas
Las negligencias médicas pueden causar la muerte en las mazmorras saudíes. Abdulá Al-Hamid, de 69 años, un conocido defensor de los derechos humanos, fundador de la Asociación Saudí de Derechos Civiles, encarcelado desde 2013, falleció el 24 de abril a causa de un derrame cerebral. Padecía hipertensión. Un médico que le visitó a principios de año en la prisión afirmó que necesitaba una operación urgente de corazón. Se programó para mayo o junio, pero no llegó a tiempo.

Mohamed bin Nayef fue apresado hace dos meses en su domicilio por conspirar para derrocar al rey Salman y a su heredero, MBS, según el diario estadounidense 'The Wall Street Journal'. Ese mismo día fue además detenido el príncipe Ahmed bin Abdelaziz al Saud, de 78 años, hermano pequeño del rey Salman. Otra veintena de príncipes, de menor rango, fueron también arrestados por esas fechas. Si llegasen a ser juzgados, podrían ser condenados a cadena perpetua o incluso a muerte.



Mohamed bin Salman, en una imagen de archivo. (Reuters)




El príncipe Ahmed es uno de los pocos miembros de la familia real saudí que osó formular una velada crítica a MBS, considerado como el autor intelectual del asesinato del periodista disidente saudí Jamal Khashoggi en Estambul, en octubre de 2018. Durante una estancia en Londres se topó con unos manifestantes que arremetían contra la intervención militar saudí en la guerra de Yemen. “¿Qué tiene que ver la familia [real] con todo esto?”, les preguntó. “Algunos individuos son responsables (…), el rey y el príncipe heredero”, les lanzó, disociándose así de la política yemení de su primo.

Purgar para reinar
Desde que fue designado príncipe heredero, MBS ha recluido a decenas de miembros de la familia real, activistas, feministas y hasta clérigos. Se estrenó recluyendo en el lujoso hotel Royal Carlton de Riad a un centenar de personas, lo más granado de la sociedad saudí. Entre ellas figuraba el príncipe Al-Walid bin Talal, de 65 años, el hombre más rico del mundo árabe. Presentado como un escarmiento a los corruptos, aquel encierro le sirvió para demostrar su autoridad y ganar cierta popularidad. La corrupción está muy generalizada en el país.
La nueva purga persigue allanar su acceso al trono pese al asesinato de Khashoggi, los reveses de la intervención militar en Yemen y la crisis económica provocada por la brutal caída del precio de los hidrocarburos, a la que se añade la paralización del reino a causa de la pandemia de la covid-19.



Trump saluda Mohamed bin Salman en la cumbre del G20. (EFE)



Es posible que parte de los purgados en la segunda oleada, la de marzo, planearan impedir a MBS consolidar aún más su poder subiendo al trono después de la muerte del rey Salman o quizás incluso antes si alegaba la incapacidad de su padre para seguir reinando. El monarca “no es plenamente consciente de lo que está pasando. Repite las mismas frases. Olvida lo que dijo o lo que otros dijeron unos minutos antes. No puede concentrarse”, señalaba 'The Middle East Eye', una publicación londinense especializada en el mundo árabe, en una crónica dedicada a su estado de salud.

El hombre fuerte de la familia Al Saud desde 2017 no ha hecho pública ninguna prueba y no ha querido, por ahora, someter a juicio a la legión de encarcelados. Entre ellos hay tres miembros del llamado Consejo de Lealtad, que, en teoría, debe dar el visto bueno al sucesor designado, y también hay otros príncipes emparentados con integrantes de esa institución. Quizás sea su estancia en prisión una manera de convencerles de que, cuando llegue el momento, quizás este otoño, no obstaculicen que MBS se convierta en rey.

 
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