EL REINO DE LAS HADAS

  • AutorDeleted member 63177
  • Fecha de inicio
Dicen que sí, pero yo veo bien difícil eso de tener sueños lúcidos. :)

http://www.elartedelaestrategia.com/sueno_lucido.html


521264_508097039238308_1520566751_n1.jpg

Ooohhh...! Gracias, Berilo... justo, he pillado tu comentario cuando me iba a dormir :love:
 
LA COPA DE LAS HADAS

POEMA DE RUBÉN DARÍO


¿Fue en las islas de las rosas,
en el país de los sueños,
en donde hay niños risueños
y enjambre de mariposas?
Quizá.
En sus grutas doradas,
con sus diademas de oro,
allí estaban, como un coro
de reinas, todas las hadas.
Las que tienen prisioneros
a los silfos de la luz,
las que andan con un capuz
salpicado de luceros.
Las que mantos de escarlata
lucen con regio donaire,
y las que hienden el aire
con su varita de plata.
¿Era día o noche?
El astro
de la niebla sobre el tul,
florecía en campo azul
como un lirio de alabastro.
Su peplo de oro la incierta
alba ya había tendido.
Era la hora en que en su nido
toda alondra se despierta.
Temblaba el limpio cristal
del rocío de la noche,
y estaba entreabierto el broche
de la flor primaveral.
Y en aquella región que era
de la luz y la fortuna,
cantaban un himno, a una,
ave, aurora y primavera.
Las hadas ?aquella tropa
brillante?, Delia, que he dicho,
por un extraño capricho
fabricaron una copa.
Rara, bella, sin igual,
y tan pura como bella,
pues aún no ha bebido en ella
ninguna boca mortal.
De una azucena gentil
hicieron el cáliz leve,
que era de polvo de nieve
y palidez de marfil.
Y la base fue formada
con un trémulo suspiro,
de reflejos de zafiro
y de luz cristalizada.
La copa hecha se pensó
en qué se pondría en ella
(que es el todo, niña bella,
de lo que te cuento yo).
Una dijo: ?La ilusión;
otra dijo: ?La belleza;
otra dijo: ?La riqueza;
y otra más: ?El corazón.
La Reina Mab, que es discreta,
dijo a la espléndida tropa:
?Que se ponga en esa copa
la felicidad completa.
Y cuando habló Reina tal,
produjo aplausos y asombros.
Llevaba sobre sus hombros
su soberbio manto real.
Dejó caer la divina
Reina de acento sonoro,
algo como gotas de oro
de una flauta cristalina.
Ya la Reina Mab habló;
cesó su olímpico gesto,
y las hadas tanto han puesto
que la copa se llenó.
Amor, delicia, verdad,
dicha, esplendor y riqueza,
fe, poderío, belleza...
¡Toda la felicidad!...
Y esta copa se guardó
pura, sola, inmaculada.
¿Dónde?
En una isla ignorada.
¿De dónde?
¡Se me olvidó!...
¿Fue en las islas de las rosas,
en el país de los sueños,
en donde hay niños risueños
y enjambres de mariposas?
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Esto nada importa aquí,
pues por decirte escribía
que esta copa, niña mía,
la deseo para ti.


e66efc3da88a316b5d61b0bbbf8dec7a.jpg
 
https://www.muyinteresante.es/curiosidades/preguntas-respuestas/como-surgio-la-creencia-en-las-hadas-471427892473

¿Cómo surgió la creencia en las hadas?

Famosas por su aura infantil e inocente, por sus pequeñas alas y su simpatía, lo cierto es que la imagen de las hadas que tenemos hoy difiere enormemente de la primigenia. Su origen se remonta a las mitologías griega y romana, cuando se las llamada hados –destino– y se las consideraba protectoras de la naturaleza. Eran criaturas fantásticas y mitológicas que, en ocasiones, interactuaban con los hombres. Pero también se hablaba de ellas en otras culturas.

En el norte de Europa, se las equiparaba con los duendes, los gnomos y los trasgos, todos ellos lúmenes de la naturaleza que solían aparecer alrededor de los túmulos funerarios. Eran seres del inframundo, creados en la imaginación humana para perpetuar la creencia de la vida tras la muerte y darle un sentido a ésta. Con el tiempo, fueron abandonando esa relación con la parca y, durante la Edad Media, se les otorgó una imagen más benigna a través de los libros de caballería, donde se las presentaba como altas, aristócratas y de gran belleza.

Las tramas hablaban continuamente de amores entre mortales y hadas, con toda la problemática romántica que tal relación atesoraba. Una de esas historias relataba cómo Gerbert de Reims (940-1003), el hombre más ilustrado de su época, se topó en el bosque con una bella mujer que lo llamó por su nombre. Estaba sentada en una alfombra de seda, junto a una enorme pila de dinero. Se trataba de un hada llamada Meridiana, quien le rogó que tomara el dinero y se convirtiera en su amante, a lo que el interpelado accedió sin dudar.

Cuando Gerbert se convirtió en el papa Silvestre II, Meridiana le aseguró que no moriría hasta que celebrara una misa en Jerusalén. Como el pontífice se encontraba en Roma, se sentía siempre a salvo, hasta que un día, al oficiar misa, vio a Meridiana revolotear a su alrededor, aguardando para llevárselo al inframundo. Intrigado, preguntó cómo se llamaba la iglesia donde estaba celebrando la eucaristía y la respuesta fue: “Santa Cruz de Jerusalén”.

Con relatos como este, no es de extrañar que varias familias nobles, como la de los condes de Poitou, la dinastía de Luxemburgo o la de Enrique II de Inglaterra, afirmaran descender de las hadas, en especial, de la más famosa de todas, Melusina.

mermaid.jpg

Hada Melusina

No fue hasta la llegada de William Shakespeare, cuando estos personajes encogieron en tamaño y se convirtieron en seres diminutos, casi etéreos, difíciles de ver, luminosos y dotados de pequeñas alas. La imagen gustó tanto que los sucesivos poetas y dramaturgos la perpetuaron en sus obras, hasta convertirla en la representación del hada que hoy todos tenemos en mente.

Artículo completo en:
https://www.muyinteresante.es/curiosidades/preguntas-respuestas/como-surgio-la-creencia-en-las-hadas-471427892473
 
Las Hadas (Charles Perrault)



Cierta viuda tenía dos hijas; la mayor tanto se la asemejaba en el carácter y el rostro, que quien la veía, a su madre miraba; y una y otra eran tan poco amables y tan orgullosas, que no había manera de vivir con ellas. La menor era el exacto retrato de su padre por su dulzura y honestidad, y cuantos la conocían afirmaban que era una joven hermosísima de alma y de cuerpo. Como cada cual ama a su semejante, con delirio quería la madre a la mayor y era grande su aversión por la otra, a quien obligaba a comer en la cocina y la condenaba a un trabajo incesante. Así se veía obligada la pobre criatura a ir dos veces al día en busca de agua a un punto que distaba más de media legua de la casa, regresando con una enorme jarra llena. Un día que estaba en la fuente, se la acercó una pobre mujer y le rogó que la diese de beber.

-Con mucho gusto, mi buena madre - le contestó la hermosa joven; levantando la jarra la llenó de agua en el sitio de la fuente donde más cristalina era, y luego la sostuvo presentándola a la vieja para que bebiera con toda comodidad.
Una vez hubo apagado su sed la pobre mujer, le dijo:
-Eres tan bella, tan hermosa y tan honesta que quiero hacerte un don: a cada palabra que dirás saldrá de tu boca una flor o una piedra preciosa.
La vieja era una hada que había tomado las apariencias de una pobre mujer de aldea por ver hasta dónde llegaba la bondad de la joven.

En cuanto llegó a su casa, la riñó su madre porque volvía tan tarde de la fuente.
-Perdón os pido, madre mía - contestó la pobre joven, por haber tardado tanto tiempo.
Al decir estas palabras, le salieron de la boca dos rosas, dos perlas y dos gruesos diamantes.
-¡Qué veo! - Exclamó la madre llena de admiración. - ¡Me parece que te saltan de la boca perlas y diamantes! ¿A qué se debe eso, hija mía?
Fue la vez primera que la llamó hija. La pobre joven le contó candorosamente lo que le había pasado, y mientras habló saltaron diamantes en número infinito de sus labios.

-Es necesario que envíe mi otra hija a la fuente - se dijo la madre. - Mira lo que sale de la boca de tu hermana cuando habla. ¿No te gustaría poseer el mismo don? - la preguntó. - Para alcanzarlo no tienes más que ir por agua a la fuente, y cuando una pobre mujer te pida de beber, complacerla con mucha amabilidad.
-¡No faltaba más! - exclamó la mayor - ¡ir yo a la fuente!
-Quiero que vayas en seguida, - ordenó la madre.

A la fuente fue, pero murmurando durante todo el camino. Se llevó la más hermosa jarra de plata que había en la casa, y en cuanto llegó a la fuente vio salir del bosque una dama magníficamente vestida que le pidió de beber. Era la misma hada que se había aparecido a su hermana, pero esta vez se presentaba con las maneras y vestidos de una princesa, por ver hasta dónde llegaba la maldad de la joven.

-¿Acaso he venido aquí, - le contestó con rudeza la orgullosa-, para daros de beber?. ¿Creéis que para eso he traído una jarra de plata?. Aquí está la fuente, si tenéis sed, bebed.
Le contestó el hada, sin que sus palabras revelasen irritación:
-No eres buena, y puesto que tan poca es tu amabilidad, te concedo un don: a cada palabra que pronuncies saldrá de tu boca una culebra o un galápago.

Al regresar a la casa la gritó su madre en cuanto la vio.
-¿Y bien, hija mía?.
-¿Y bien, madre mía?, contestó secamente, mientras saltaban de su boca dos víboras y dos galápagos.
- ¡Cielo santo! - exclamó la madre - tu hermana tiene de ello la culpa y me las pagará.

Dicho esto corrió detrás de la menor para golpearla, y la pobre joven escapó y fuese al bosque próximo donde se refugió. La halló el hijo del rey que volvía de caza, y al verla tan hermosa la preguntó qué hacía sola en tal sitio y por qué lloraba.
-¡Ah, señor, mi madre me ha echado de casa! - sollozó-
El hijo del rey, que vio salir de su boca cinco o seis perlas y otros tantos diamantes, le rogó le dijera a qué se debía tal maravilla. La joven le refirió su aventura de la fuente. El príncipe se enamoró de ella, y considerando que el don que poseía valía más que la dote que pudiese tener otra mujer, la llevó al palacio de su padre y casó con ella.

En cuanto a la hermana mayor, tanto se hizo aborrecer que su madre la echó fuera; y después de haber andado mucho la desgraciada sin encontrar quien quisiera recibirla, murió en un rincón del bosque.

Moraleja
Con diamantes y dinero
mucho se obtiene en verdad,
pero con dulces palabras
aún se obtiene mucho más.


Otra moraleja
La honradez, tarde o temprano
alcanza su recompensa,
y con frecuencia se logra
cuando en ella no se piensa.




https://es.wikisource.org/wiki/Las_hadas_(Perrault)
 
Última edición por un moderador:
EL HADA OLVIDADA
Poema de Estrella Montenegro


Tras una campanilla
¡Una hada!
Quedó olvidada
Fue un olvido de un niño
Que quiso crecer y crecer
No la pretendía perder
Solo… ¡la olvidó!

El hada se siente sola
No le preocupa…
Ni el frio…
Ni la noche
Tan solo que aquel pequeño…
No sueñe al dormir

Mirando como nace…
La luna entre las estrellas
El hada dice…
¡Luna… luna!
Ve y despierta al niño
Ve y despiértale
Que ha perdido sus sueños
Y así no podrá crecer

https://www.educapeques.com/lectura-para-ninos/poemas-para-ninos/poema-de-hadas.html

importancia-cuento-hadas-ninos-pixabay-600x338.jpg
 
Back