El Principe Henrik ha fallecido. Febrero 13, 2018. Funerales.

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Si Henrik tenía demencia senil entonces su muerte sí es un alivio para la familia. Lo recuerdo con el Alzheimer de mi padre, es como que queda la cáscara de la persona, pero su esencia ya no está. Eso duele más que verlo morir. El duelo se va haciendo desde el momento en el que ya no te conocen más, o cuando se transforman en una persona agresiva, distinta. Ahí está la verdadera pérdida.
 
A mi si me parece bien lo de elevar a la mujer a Reina y dejar a los consortes masculinos en Príncipes. Quienes lo instituyeron fueron muy sabios. En una sociedad donde se le otorga el papel preponderante a los hombres mentalmente y by default *y no soy feminista como casi todo el foro sabe* enseguida se le otorgarían atribuciones a quien no las tiene, por ejemplo en cuanto Victoria fuese Reina y Daniel Rey, tal parecería que el Rey es Daniel y Victoria su mujer a aquellos que no les conocen, no todos siguen estos temas. Con los caracteres tan fuertes de Henrik y Phillipe por ejemplo, tal parecería que eran ellos los Reyes en lugar de Margrethe o Elizabeth aunque a Lilibeth le dejo un poco fuera porque es archiconocida. Nosotros porque seguimos los temas, el que no sepa es lo que va a pensar. Hoy tal y como están las cosas se puede distinguir fácilmente quien es el Rey por derecho y quien es su pareja y a algunos no les gusta así pero a los monárquicos si, para ellos y para la historia no es lo mismo el heredero que quien se casa con el heredero, aunque tenga incluso mas cualidades, porque son Reyes por provenir de donde provienen, no hay otra razón, pues que se distingan, máxime hoy en día que se casan con personas fuera de la monarquía.
Pues siendo lógico y justo lo que dice usted, yo preferiría que tampoco a las consortes femeninas se les diera título de reinas.
 
Amar, amar cada día de nuestra vida con si fuera el último, decir te quiero, ayudarnos, pedir perdón por el daño que sin querer hacemos y aprender que a morir empezamos el día que nacemos.

Absolutamente de acuerdo; trascendemos por nuestros actos, nuestro amor y dedicación a nuestras familias y amigos. Sólo al fallecer se hace notar nuestra presencia, en las palabras de quienes nos despiden; lamentablemente ya no estamos para oírlas. Hace un tiempo reflexioné respecto de esto y me prometí, es más, solicité a mi familia y amigos que a cada cumpleaños, compartiéramos lo que sentimos por el festejado, como si fuese su despedida, es muy triste ver que en vida, poco nos decimos y el que ha partido ya no puede recibir, ni las palabras, ni el cariño, ni nuestros abrazos.
 
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