@monicacotilleando ¿No estás de acuerdo? Cierto es que no le caen exactamente encima de cada glúteo, pero eso es porque llevaba el pandero un pelín "desparramao".
Letizia y los mantones de Manila
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Ya lo corregí.
Quise poner un flipando y como a veces entro con el teléfono, los iconos quedan muy cerca y suele salir un error. Generalmente me doy cuenta en el momento y lo corrijo, pero otras veces, como en esta ocasión, el error queda .
Gracias por advertirme
Lo suponía, pero me apetecía enredar un poco
Ya lo corregí.
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Ni los Jefes de Estado ni los miembros del Gobierno puede considerar "regalo personal" los obsequios que superen los 30 euros de valor, sino que, por Ley, lo ha de entregar a Patrimonio Nacional, para su inscripción, tutela y conservación. Según la Ley.
No vaya a ser que palacios que disfrutan decidan ponerlos a subasta; y los cuadros y tapices pertenecientes al Tesoro Nacional con los que adornan sus palacios, los "apañen" para que hagan juego con el Lladró y las mesas de metacrilato... porque "son un regalo", puesto que no pagaron por ello.
Una cosa son los palacios donde viven o veranean, que NO estan a su nombre por lo que no son suyos (y ahi entran los tapices, muebles etc) y otra cosa que les regalen ropa u objetos. Mas que nada porque muchas marcas les regalan cosas para promocionarse.
Orbyt.
DOÑA LETIZIA
10/04/2021
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Y no era la primera vez que Doña Letizia reciclaba algún mantón de los que le han regalado en prenda ponible. Porque ella no se ve luciendo uno, pese a su innegable belleza y a tantos siglos de tradición como representan estas piezas artísticas.
Esa es precisamente una de las críticas que se le han vuelto a hacer a la Reina a raíz de esta polémica: que no apoye el rico acervo cultural y el variadísimo folclore de España a través de la moda. Antes al contrario, en cuanto Felipe VI fue proclamado en junio de 2014, Doña Letizia dejó clara su nula querencia por complementos tan vinculados al boato de la Monarquía como la mantilla española.
‘TYPICAL SPANISH’
No es ésta una prenda fácil, sin duda. Y tiene una carga de connotaciones que genera rechazo en determinados sectores. Pero también hay que subrayar la elegancia que desprende la mantilla española y el esfuerzo que muchos diseñadores y agrupaciones amantes de la tradición vienen realizando para que sea vista con una óptica más moderna y acercarla a un gusto más juvenil.
Siendo princesa de Asturias, a Doña Letizia no le quedó más remedio que tragar. Y, así, por ejemplo, poco después de casarse, presidió un acto en Logroño en 2005 como madrina de la Guardia Civil al que acudió de negro riguroso y con una impecable mantilla que ella no lucía a gusto.
Pero en 2014 ya pudo imponer las reglas. Y la consorte desterró enseguida el protocolo no escrito para algunos solemnes actos que venían cumpliendo la Reina Sofía y las Infantas Elena y Cristina, y antes que ellas todas las damas de la realeza desde el reinado de Isabel II. Y, así, Doña Letizia, en pos de la modernidad y de dejar su huella personal, hizo entrega de la enseña nacional a la XI Zona de la Guardia Civil en el País Vasco, en 2015, con un look de los suyos en el que la mantilla había pasado a mejor vida. Como volvería a ocurrir en otros actos similares, como la entrega de la bandera en la Escuela Nacional de Policía de Ávila o su acto como madrina de la Bandera Nacional en Salamanca en junio de 2016.
También ha dejado clara su alergia a la españolísima mantilla en otros acontecimientos como la visita al Vaticano en junio de 2014. A la audiencia privada con el Papa llegó con un traje blanco impoluto, haciendo uso del privilegio de las reinas católicas de presentarse de este color ante el Santo Padre. Pero la mantilla prefirió dejarla en la maleta. La polémica obligó a Palacio a explicar que su uso no resultaba obligado en una audiencia privada, que no debía confundirse con una ceremonia oficial en el Vaticano. Aunque es bien sabido que a ese tipo de encuentros las consortes de Bélgica, Luxemburgo o Mónaco, o las princesas italianas, todas ellas católicas, siempre acuden bien tocadas por velos y mantillas de encaje en señal de respeto y por el mantenimiento de la tradición.
La periodista Marta Robles, que acaba de publicar Pasiones carnales. Los amores de los reyes que cambiaron la Historia de España, subraya a LOC el gran papel que está desempeñando la Reina: “Lo está haciendo muy bien, contra viento y marea, con un papel muy complicado. Ella era una chica muy moderna, muy alejada de todo lo que tuviera que ver con la monarquía, incluso de ideología. Y su tesón, su voluntad, han sido muy positivos para la Monarquía, para el Rey y para los españoles. Doña Letizia tiene mucho mérito”. Pero, al mismo tiempo, Robles es crítica con su total desapego por cosas como la mantilla o los mantones. “Eso no le favorece ni a ella ni a la Monarquía ni a la tradición cultural española, que está muy bien que quede representada a través de las instituciones, supone un valor. Borrar toda esa tradición de tanto tiempo es un error. Ahí podemos bajar un poco el listón en la valoración del papel de la Reina”.
La falta de apego a las tradiciones españolas demostradas por la Reina, con la que además están creciendo la Princesa Leonor y su hermana la Infanta Sofía, es algo que se le critica con frecuencia porque supone una desconexión clara entre la Corona y una parte importante de la ciudadanía. Acaba de concluir otra Semana Santa atípica y marcada por las restricciones a las que obliga la pandemia, en la que este país ha vuelto a quedarse huérfano de procesiones. Pero hasta la llegada del maldito virus ya se venía echando en falta a los Reyes y sus hijas en las ciudades en las que sus respectivas Semanas Santas, además de manifestación de fe, constituyen una riqueza artística, cultural y socioeconómica que bien justifican un mayor apoyo de la Monarquía.
Y otro tanto cabría decir de las muchas fiestas populares de fama mundial con las que cuenta España y que, incomprensiblemente, nunca cuentan entre sus visitantes a Don Felipe, su mujer y sus hijas. Uno de los casos más significativos es el de la Feria de Abril de Sevilla, sobre todo porque, antes de la pandemia, recibía prácticamente cada año a algún miembro de la realeza o la aristocracia internacional. Recordemos, sin ir más lejos, que en una caseta de la capital hispalense se conocieron en 1999 el entonces príncipe heredero Guillermo de Holanda y Máxima Zorreguieta, hoy popularísima reina de los Países Bajos.
A los andaluces, pero a muchos españoles en general, les gustaría sin duda ver a Doña Letizia con uno de los maravillosos trajes de gitana que también son marca distintiva del país. En la retina de muchos aún están las imágenes de Doña Sofía vestida de gitana en el recinto ferial sevillano en 1968. También se puso flamenca en algunas de las visitas al Rocío que hizo en las décadas siguientes, junto a sus hijas Elena y Cristina, entonces aún dos tímidas niñas.
Tras seis años de reinado, a Don Felipe y Doña Letizia, pero todavía mucho más a sus hijas, se les achaca que pisen tan poco el país, su realidad social, que ejerzan de verdad de embajadores de nuestras tradiciones y contribuyan a su proyección mundial.
Por lo pronto, quizá veamos a la Reina con un mantón de manila en un próximo acto oficial que supondría tanto una disculpa como el reconocimiento a una tradición artística centenaria que hasta ahora Zarzuela no ha valorado lo suficiente.
DOÑA LETIZIA
10/04/2021
UNA REINA CON ‘ALERGIA’ AL MANTÓN Y A LA MANTILLA
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Y no era la primera vez que Doña Letizia reciclaba algún mantón de los que le han regalado en prenda ponible. Porque ella no se ve luciendo uno, pese a su innegable belleza y a tantos siglos de tradición como representan estas piezas artísticas.
Esa es precisamente una de las críticas que se le han vuelto a hacer a la Reina a raíz de esta polémica: que no apoye el rico acervo cultural y el variadísimo folclore de España a través de la moda. Antes al contrario, en cuanto Felipe VI fue proclamado en junio de 2014, Doña Letizia dejó clara su nula querencia por complementos tan vinculados al boato de la Monarquía como la mantilla española.
‘TYPICAL SPANISH’
No es ésta una prenda fácil, sin duda. Y tiene una carga de connotaciones que genera rechazo en determinados sectores. Pero también hay que subrayar la elegancia que desprende la mantilla española y el esfuerzo que muchos diseñadores y agrupaciones amantes de la tradición vienen realizando para que sea vista con una óptica más moderna y acercarla a un gusto más juvenil.
Siendo princesa de Asturias, a Doña Letizia no le quedó más remedio que tragar. Y, así, por ejemplo, poco después de casarse, presidió un acto en Logroño en 2005 como madrina de la Guardia Civil al que acudió de negro riguroso y con una impecable mantilla que ella no lucía a gusto.
Pero en 2014 ya pudo imponer las reglas. Y la consorte desterró enseguida el protocolo no escrito para algunos solemnes actos que venían cumpliendo la Reina Sofía y las Infantas Elena y Cristina, y antes que ellas todas las damas de la realeza desde el reinado de Isabel II. Y, así, Doña Letizia, en pos de la modernidad y de dejar su huella personal, hizo entrega de la enseña nacional a la XI Zona de la Guardia Civil en el País Vasco, en 2015, con un look de los suyos en el que la mantilla había pasado a mejor vida. Como volvería a ocurrir en otros actos similares, como la entrega de la bandera en la Escuela Nacional de Policía de Ávila o su acto como madrina de la Bandera Nacional en Salamanca en junio de 2016.
También ha dejado clara su alergia a la españolísima mantilla en otros acontecimientos como la visita al Vaticano en junio de 2014. A la audiencia privada con el Papa llegó con un traje blanco impoluto, haciendo uso del privilegio de las reinas católicas de presentarse de este color ante el Santo Padre. Pero la mantilla prefirió dejarla en la maleta. La polémica obligó a Palacio a explicar que su uso no resultaba obligado en una audiencia privada, que no debía confundirse con una ceremonia oficial en el Vaticano. Aunque es bien sabido que a ese tipo de encuentros las consortes de Bélgica, Luxemburgo o Mónaco, o las princesas italianas, todas ellas católicas, siempre acuden bien tocadas por velos y mantillas de encaje en señal de respeto y por el mantenimiento de la tradición.
La periodista Marta Robles, que acaba de publicar Pasiones carnales. Los amores de los reyes que cambiaron la Historia de España, subraya a LOC el gran papel que está desempeñando la Reina: “Lo está haciendo muy bien, contra viento y marea, con un papel muy complicado. Ella era una chica muy moderna, muy alejada de todo lo que tuviera que ver con la monarquía, incluso de ideología. Y su tesón, su voluntad, han sido muy positivos para la Monarquía, para el Rey y para los españoles. Doña Letizia tiene mucho mérito”. Pero, al mismo tiempo, Robles es crítica con su total desapego por cosas como la mantilla o los mantones. “Eso no le favorece ni a ella ni a la Monarquía ni a la tradición cultural española, que está muy bien que quede representada a través de las instituciones, supone un valor. Borrar toda esa tradición de tanto tiempo es un error. Ahí podemos bajar un poco el listón en la valoración del papel de la Reina”.
La falta de apego a las tradiciones españolas demostradas por la Reina, con la que además están creciendo la Princesa Leonor y su hermana la Infanta Sofía, es algo que se le critica con frecuencia porque supone una desconexión clara entre la Corona y una parte importante de la ciudadanía. Acaba de concluir otra Semana Santa atípica y marcada por las restricciones a las que obliga la pandemia, en la que este país ha vuelto a quedarse huérfano de procesiones. Pero hasta la llegada del maldito virus ya se venía echando en falta a los Reyes y sus hijas en las ciudades en las que sus respectivas Semanas Santas, además de manifestación de fe, constituyen una riqueza artística, cultural y socioeconómica que bien justifican un mayor apoyo de la Monarquía.
Y otro tanto cabría decir de las muchas fiestas populares de fama mundial con las que cuenta España y que, incomprensiblemente, nunca cuentan entre sus visitantes a Don Felipe, su mujer y sus hijas. Uno de los casos más significativos es el de la Feria de Abril de Sevilla, sobre todo porque, antes de la pandemia, recibía prácticamente cada año a algún miembro de la realeza o la aristocracia internacional. Recordemos, sin ir más lejos, que en una caseta de la capital hispalense se conocieron en 1999 el entonces príncipe heredero Guillermo de Holanda y Máxima Zorreguieta, hoy popularísima reina de los Países Bajos.
A los andaluces, pero a muchos españoles en general, les gustaría sin duda ver a Doña Letizia con uno de los maravillosos trajes de gitana que también son marca distintiva del país. En la retina de muchos aún están las imágenes de Doña Sofía vestida de gitana en el recinto ferial sevillano en 1968. También se puso flamenca en algunas de las visitas al Rocío que hizo en las décadas siguientes, junto a sus hijas Elena y Cristina, entonces aún dos tímidas niñas.
Tras seis años de reinado, a Don Felipe y Doña Letizia, pero todavía mucho más a sus hijas, se les achaca que pisen tan poco el país, su realidad social, que ejerzan de verdad de embajadores de nuestras tradiciones y contribuyan a su proyección mundial.
Por lo pronto, quizá veamos a la Reina con un mantón de manila en un próximo acto oficial que supondría tanto una disculpa como el reconocimiento a una tradición artística centenaria que hasta ahora Zarzuela no ha valorado lo suficiente.
Les anticipo que tiene un kimono regalo del pueblo de Japón, invaluable de la dinastía ming, que acaba de llevarlo con modas Joselín junto con una revista Burda para que lo vuelvan chandal.... Les digooo? Ezzzta señora es un peligro!!
Parece el periodo
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Sí, pero de esa guisa no te presentas más que en una fiesta o en un sarao nocturno.
Para para una visita oficial no me parece apropiado disfrazarse de folclórica.
A mí del modelito de Letizia lo que menos me gusta es la blusa blanca.
Cargarse un mantón cortándolo es una salvajada, lo entiendo.
Que hubiera cogido otra cosa. Mira que hay opciones en vez de meterle la tijera
a un mantón.
Pero a Letizia tampoco le va vestirse de mantón porque es muy menuda.
La gente que le regale mantones que se haga a la idea, porque no es su estilo.
Y Marta Robles diciendo que Letizia lo está haciendo muy bien a pesar de tener un papel muy difícil. que con su tesón ha hecho mucho bien a la monarquía, a Felipe y a España.
¡Toma ya!
La monarquía que va de capa caída, Felipe que parece siempre tenso y malhumorado y a ¿España? ¿En qué?
Muchos periodistas parece que compiten a ver cuál es más pelota con la monarquía
¡Toma ya!
La monarquía que va de capa caída, Felipe que parece siempre tenso y malhumorado y a ¿España? ¿En qué?
Muchos periodistas parece que compiten a ver cuál es más pelota con la monarquía
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Es bajita, olvídate.
