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Yo tuve un pasaje bastante raro cuando tenía 10 o 12 años, al que de vez en cuando le doy vueltas, y fantaseo. Probablemente fuera un día tal como hoy, pues me habían regalado una escopetilla de plomo y puntería tenía porque en las fiestas del pueblo me gané una copa en la competición de tiro con carabina.
Pues eso, lo estaba flipando en mi habitación, acariciando, manipulando el arma, ajustando y mirando por el objetivo, apuntando a todas partes. Mi madre estaba haciendo las tareas de la casa en el pasillo, cerca de la puerta de la calle a unos 5-6 metros de mi habitación.
Asomé el caño de la escopeta por la puerta de mi habitación y le apunté a la cabeza. Así estuve durante unos segundos. No sabría decir cuantos, pero si los suficientes como para pensar que como la escopeta estaba descargada, igual si apretaba el gatillo, no le pasaría nada y analizarlo varias veces.
Y me decidí a apretar el gatillo!. Acaso alguien cree que un niño de 10 o 12 años adrenalítico perdido y sobre excitado no podría tomar esa decisión?. Pero en el último instante, en décimas de segundo, desvié el objetivo unos centímetros. Un estruendo y un cuadro de cristal que estaba colgado en la pared, con la figura de una virgen grabada con tinta china que mi hermano había traído de la mili en Melilla, con un enorme corazón en las manos, hecho añicos.
Ese cuadro estuvo durante mucho tiempo en el trastero, y ya de adulto traté de buscarle, pero no le encontré.
Pues eso, lo estaba flipando en mi habitación, acariciando, manipulando el arma, ajustando y mirando por el objetivo, apuntando a todas partes. Mi madre estaba haciendo las tareas de la casa en el pasillo, cerca de la puerta de la calle a unos 5-6 metros de mi habitación.
Asomé el caño de la escopeta por la puerta de mi habitación y le apunté a la cabeza. Así estuve durante unos segundos. No sabría decir cuantos, pero si los suficientes como para pensar que como la escopeta estaba descargada, igual si apretaba el gatillo, no le pasaría nada y analizarlo varias veces.
Y me decidí a apretar el gatillo!. Acaso alguien cree que un niño de 10 o 12 años adrenalítico perdido y sobre excitado no podría tomar esa decisión?. Pero en el último instante, en décimas de segundo, desvié el objetivo unos centímetros. Un estruendo y un cuadro de cristal que estaba colgado en la pared, con la figura de una virgen grabada con tinta china que mi hermano había traído de la mili en Melilla, con un enorme corazón en las manos, hecho añicos.
Ese cuadro estuvo durante mucho tiempo en el trastero, y ya de adulto traté de buscarle, pero no le encontré.