Muy fácil: Piensa mal y acertarás. De toda la vida.
Piensa bien aunque te equivoques, me decía mi tata de León.
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Muy fácil: Piensa mal y acertarás. De toda la vida.
Hablando de apariciones de muertos. Fue un sueño-aparición. Tan real que todavía dudo si estaba soñando o estaba despierta y la vi. Yo salía con un chico de Vallecas que en mi familia ni conocían. Mi abuela materna había muerto hacía 10 años. Una noche, oí el ruido de su bastón. Tac, tac, tac...Y de repente la vi, con su traje color cereza, con su pelazo blanco bien peinado, sus zapatos de medio tacón. Era una visión imponente. Se paró, me miró y dijo esto dos veces: Tienes que dejar a ese chico, tienes que dejar a ese chico.
Luego desapareció, pero nunca me olvidé de aquel sueño.
Al cabo de un año lo dejé, pero porque era un maltratador psicológico y un coñazo de tío.
Ostras yo he soñado con mi abuela pero si se me aparece no tengo suficientes carreteras para correr, y es que no sé por qué pero ver a los fallecidos me da yuyu. Es que ni cuando ha muerto alguien de la familia me he asomado a ver el cadáver...repelús.
Una madrugada me desperté con un estruendo enorme como de cristales rotos y me desperté a ver qué había ocurrido. Pensaba que me había roto un cristal de alguna ventana desde la calle ya que vivo en un bajo. Me asomé y nada, me asomé a ver si había sido en la calle y nada...
Unos días más tarde abro un armario para coger una olla y bingo, la tapa de la más grande que era de vidrio estaba totalmente reventada, hecha añicos. ¿Eso por qué puede ser? En mi tierra decimos que al cristal "le da aire". Pero ¿de madrugada y dentro de un armario?
Armadillo, el cristal a veces estalla solo, .En casa de una amiga mía en Guadalajara, estallan los vasos en el fregadero "porque sí". Son espíritus los que los rompen, nada de "el aire".
Hablando de apariciones de muertos. Fue un sueño-aparición. Tan real que todavía dudo si estaba soñando o estaba despierta y la vi. Yo salía con un chico de Vallecas que en mi familia ni conocían. Mi abuela materna había muerto hacía 10 años. Una noche, oí el ruido de su bastón. Tac, tac, tac...Y de repente la vi, con su traje color cereza, con su pelazo blanco bien peinado, sus zapatos de medio tacón. Era una visión imponente. Se paró, me miró y dijo esto dos veces: Tienes que dejar a ese chico, tienes que dejar a ese chico.
Luego desapareció, pero nunca me olvidé de aquel sueño.
Al cabo de un año lo dejé, pero porque era un maltratador psicológico y un coñazo de tío.