EL FUTURO DEL PSOE

Pedro Sánchez volverá a decir que es de izquierdas, pero apretando los morritos
Su familia teme que entonces no se le entienda
Toni García 30 Diciembre 2017 13


El secretario general del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez, volverá a convocar a la prensa para intentar desmentir, de nuevo, la idea que muchos ciudadanos tienen sobre el PSOE y que tanto está haciendo llorar a los perros y vomitar a los niños pequeños. El líder socialista ya ha dicho que apretará tanto los morritos que Joseph Stalin parecerá un pastel de crema a su lado. Su esposa y sus hijos, sin embargo, temen que si cierra tanto la boca no se le entienda bien lo que dice.

El lugar elegido por Sánchez para insistir en su posición ideológica será el paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid, donde no solo volverá a decir que es de izquierdas sino que, según ha confirmado la directiva socialista, hará posturas de izquierda tanto con los brazos y la cabeza como con las piernas y otras extremidades. “Quiero que la gente me oiga decir que soy de izquierdas pero también quiero que me vea andar, sentarme, ponerme a la pata coja o cruzar las piernas como un hombre de izquierdas”, ha declarado Sánchez. “Apretaré tanto la boca que los veinticuatro años que ha gobernado el PSOE sin tocar un pelo a la Iglesia, a la Banca y al franquismo parecerán los seis meses de la batalla de Stalingrado, mira lo que os digo”, ha adelantado el líder socialista a los medios de comunicación.

Dos masajistas maxilofaciales, tres médicos y un mimo han estado preparando a Sánchez durante las tres últimas semanas. “Tiene unas buenas comisuras, las mejillas son especialmente duras y es un hombre bien parecido”, ha asegurado el equipo médico para tranquilizar a los militantes sobre la actuación en el Paraninfo de la Complutense
 
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"No hay debate del estado de la nación porque Rajoy no puede ofrecer ningún logro social"


"Es muy difícil una dinámica parlamentaria de colaboración con Unidos Podemos por los vetos del Gobierno", dice Robles, en relación a las dificultades del Legislativo frente al Ejecutivo

"El Grupo Socialista está trabajando con rigor en las propuestas de ámbitos sociales y en eso vamos a seguir sin entrar en competición con nadie ni compararnos con nadie"

Sobre su eventual candidatura al Ayuntamiento de Madrid: "Es un debate que no toca en este momento. Mi compromiso es en este momento con el grupo parlamentario"

Irene Castro
03/02/2018 - 19:49h
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La portavoz socialista en el Congreso, Margarita Robles. PATRICIA J. GARCINUÑO

La ausencia de Sánchez en el Congreso tiene efectos: el PSOE no ve prioritario el debate sobre el estado de la nación
Margarita Robles (León, 1956) se incorporó al equipo de Pedro Sánchez como número dos de la candidatura. Tras imponerse en la batalla por el liderazgo, dio un giro al grupo parlamentario y la colocó como portavoz, una decisión que sentó mal en un sector crítico que permanece replegado. Atiende a eldiario.es en su despacho de la Carrera de San Jerónimo en el que, más allá de unas plantas, no ha hecho más cambios. A pesar de que dice que "en principio" quiere quedarse toda la legislatura al frente de la portavocía del grupo, no lo ha llenado. Evita hablar de una hipotética candidatura al Ayuntamiento de Madrid, que en privado descarta, y tampoco entra en la colaboración que inició sin mucho éxito con Unidos Podemos. Cree que el PSOE debe revindicarse en solitario como principal fuerza de la oposición. Tras la entrevista, Pablo Iglesias y Albert Rivera pactan impulsar la reforma electoral y Ciudadanos cambia de criterio sobre la prisión permanente revisable. Robles responde por teléfono.

Si tuviera que hacer una predicción de qué va a pasar en la política catalana, ¿cuál sería?

No me gusta hacer predicciones porque los políticos no estamos para hacer predicciones sino para dar respuesta a los problemas. Lo que quiero es que termine este esperpento, esta pesadilla que está viviendo Catalunya, que de una vez haya un presidente en la Generalitat que no elude la acción de la justicia, como es el caso de Carles Puigdemont y pasar página de algo que es muy malo para la sociedad catalana y que vivimos desde el 6 de septiembre. Catalunya no se merece estar pendiente de la decisión de un prófugo.

¿El 'no es no' a Rajoy es compatible con apoyar el 155 y la estrategia del Gobierno en la respuesta al desafío independentista?

Tiene que quedar claro que históricamente el PSOE ha sido un partido de gobierno y un partido de Estado. Hay que distinguir entre lo que son políticas de Estado y lo que no. Hay materias, como la lucha antiterrorista o la defensa de la legalidad y la Constitución, que son políticas de Estado. El PSOE, cuando hay una vulneración de la Constitución, lo que tiene que hacer es defender la legalidad y el ordenamiento vigente. Tiene que quedar muy claro que el PSOE intentó hasta el final que no se aplicara el artículo 155, que fue Puigdemont, con la decisión que tomó al final de no querer convocar las elecciones él, llevó a la aplicación del 155. Pero que nadie tenga ninguna duda de que el PSOE va a hacer siempre políticas de Estado en aquellas materias que lo exijan.

¿Se arrepiente de haber dicho que el PSOE no apoyaría el 155?

No, no me arrepiento en absoluto. Cuando se dice una cosa en un momento determinado es porque en aquel momento concreto la situación política era una situación que no llevaba a la aplicación del artículo 155. Desgraciadamente, desde el momento en que dije aquello, hubo una fuga hacia adelante por parte del independentismo, por parte de Puigdemont, y pasamos de una situación en la que todo era preocupante a una vulneración clarísima de la Constitución. Y cuando se produce una vulneración de la Constitución y del ordenamiento jurídico, la obligación de cualquier partido de Estado es preservar la Constitución. Si el artículo 155 se ha aplicado fue porque Puigdemont no quiso convocar elecciones.

¿Qué le parece que Carmen Calvo restara importancia al debate del estado de la nación porque no sirve para “conseguir nada”? ¿Coincide con ese criterio?

Cada uno tiene sus opiniones. El debate del estado de la nación lo puso en marcha Felipe González y creo que es una manifestación más de control democrático. Pero realmente en lo que nos tenemos que fijar no son en manifestaciones que pueden hacerse desde la oposición sino que este Gobierno en todo este periodo de sesiones ha boicoteado lo que podemos hacer en el Parlamento y está desde que no haya propuesto el debate de la nación, que llevemos vetadas 47 iniciativas de la oposición por parte del Gobierno, que se amplíen indefinidamente los plazos de enmiendas y lo que de verdad es preocupante es que haya un Gobierno que no gobierna, que con el pretexto de Catalunya ha dejado a un lado la agenda social.

¿Le preocupa a Pedro Sánchez que su voz quede desdibujada en ese debate por no tener escaño?

Pedro Sánchez tiene una presencia social absolutamente importante y fundamental, pero vuelvo a decir que en el debate del estado de la nación de lo que se trata es de que el presidente del Gobierno explique a los ciudadanos qué es lo que está haciendo. Entiendo que no hay debate del estado de la nación porque el señor Rajoy no tiene nada que explicar a los ciudadanos porque en esta legislatura, más allá de agarrarse a su sillón de presidente, no puede ofrecer ningún logro social. No se trata de lo que pueda decir la oposición sino que en este momento el Gobierno trata de eludir cualquier protagonismo del Parlamento y trata de eludir una dación de cuentas, entre otras cosas, porque desgraciadamente en políticas sociales tiene poco o nada que ofrecer.


Si se produce en primavera, como dice el Gobierno, a usted le tocará defender la postura del PSOE. Catalunya centrará parte del debate. Ustedes han renunciado, por ejemplo, a reprobar a la vicepresidenta. ¿Le preocupa que en ese debate el PSOE quede relegado a un segundo plano, que no pueda sacar la cabeza?

El debate del estado de la nación quien tiene que rendir cuentas de lo que está haciendo es el Gobierno y a la oposición lo que nos corresponde es controlar la labor del Gobierno. El debate del estado de la nación no supone un control a la oposición. En esta legislatura el PSOE es el partido que más proposiciones de ley está presentando en defensa de los ciudadanos que más lo necesitan y está haciendo verdaderas políticas de Estado. No caigamos en la trampa del PP: en el debate del estado de la nación corresponde al Gobierno dar cuenta de lo que está haciendo y, lamentablemente, este Gobierno no está haciendo ninguna política social para el día a día de los dependientes, los parados, los estudiantes, las mujeres...

Hay muchos ejemplos, como que al presidente del Gobierno parece que la brecha salarial no va con él o que todavía no se haya realizado un decreto ley para los 200 millones que corresponden al plan para la lucha contra la violencia de género que el propio Gobierno se comprometió a ello. Vivimos con un Gobierno que no hace y, además, incumple y es él el que tiene que dar cuenta en el debate del estado de la nación. Esto no es un examen del PSOE, ojalá en su momento Pedro Sánchez hubiera sido presidente y la situación en España y en Catalunya sería diferente.

El PSOE ha descartado una moción de censura. Hasta que no haya unas elecciones Pedro Sánchez no va a tener la oportunidad de ser presidente. ¿Descarta una moción de censura instrumental?

La política es una cosa muy seria. Me he incorporado porque está para resolver los problemas de los ciudadanos, no para hacer representaciones teatrales. Cuando una moción de censura ha fracasado recientemente como ha fracasado, no tiene ningún sentido volver a llevar al país a una situación de tensión cuando todo el mundo sabe que esa no es la cuestión. Sería muy bueno que algunos dirigentes políticos empezando por el presidente del Gobierno y siguiendo por Albert Rivera dejaran de hacer política meramente show y de fotos. Los ciudadanos están hartos ya de tantas fotos y de tantas performance. Lo que quieren son soluciones. No me gusta la política que únicamente quiere titulares y fotos.

En este momento no, pero ¿cuándo se acerque el ecuador o el fin de la legislatura puede ser?

Tenemos que vivir el día a día. Nuestra obligación como personas que prestamos servicio en la política es dar respuesta a los problemas y no buscar otros escenarios que lo que hagan sea salvar esa ineficacia en este momento está teniendo el Gobierno.

Usted dijo que el informe del Consejo de Estado en contra de impugnar la investidura de Puigdemont era un varapalo. ¿Qué le parece que el Gobierno siguiera adelante y presentara el recurso ante el Constitucional?

Apoyamos al Gobierno en la defensa de la Constitución y del ordenamiento jurídico. Después el Gobierno es el que gobierna y tendrá que saber los resortes jurídicos que utiliza. Es evidente que el Consejo de Estado que es un órgano consultivo le puso pegas a la actuación del Gobierno. Al final serán los ciudadanos los que tendrán que decir la última palabra; pero estoy absolutamente de acuerdo con lo que decía Pedro Sánchez: precisamente porque estamos apoyando al Gobierno en cuestiones de Estado, le pedimos al señor Rajoy que gobierne y que haga cosas, que lo haga en la agenda social, en el tema de Catalunya y que ya vale de una legislatura, que como decía Fernández Vara, huele a formol porque el Gobierno se ha empeñado en paralizarlo todo.

Me cuesta entender cómo se pasa de decir que fue un varapalo a que...

Cuando jurídicamente uno pide un informe y no le dan la razón, se le puede llamar varapalo o como se le quiera llamar. Pero hay un órgano consultivo de este país que ante una petición de informe del Gobierno le dice que no procede esa petición que hace el Gobierno. A partir de ahí, cada uno que lo llame como quiera, pero hay un hecho real que es que el Consejo de Estado hizo un informe que no sostenía la pretensión del Gobierno.

Y de ahí que el Tirbunal Constitucional no le diera la razón al Gobierno aunque sí que se pronunció en contra de la investidura a distancia de Puigdemont. ¿Esta decisión del Constitucional qué le parece?

Por deformación profesional creo que es muy importante que desde la política se respeten siempre las decisiones de los tribunales. La crítica a las resoluciones judiciales es un logro democrático, pero entiendo que desde las fuerzas políticas tiene que haber siempre un respeto a las decisiones judiciales.

Tras su definición de varapalo a la decisión del Consejo de Estado. Pedro Sánchez pidió no polemizar. ¿Va Margarita Robles por libre?

Eso no es una polémica, es una realidad. Se le puede llevar varapalo, contradicción... Cuando se pide un informe y el Consejo de Estado dice lo que dice no es ir por libre, es un hecho objetivo, eso no es una valoración. La prueba de que no se está polemizando es que hay un compromiso no con el Gobierno sino con la defensa de la legalidad.


Lo que pasa es que cuando la vicepresidenta anunció la petición de un informe al Consejo de Estado para luego recurrir al Constitucional, Pedro Sánchez dijo que apoyaba esas medidas. Entonces, sí tenían el ok del PSOE...

Pero para llegar a medidas políticas hacen falta instrumentos jurídicos. El Derecho es opinable, como todo, pero es evidente que el Consejo de Estado dijo lo que entendió que tenía que decir. El debate no es en las cuestiones jurídicas, que no nos corresponde a quienes estamos en política, sino el debate en su caso sobre cuestiones políticas. El PSOE va a estar siempre defendiendo el ordenamiento constitucional.

¿Le consultó Pedro Sánchez su opinión sobre ese visto bueno a que el Gobierno diera pasos hacia el Consejo de Estado y el Constitucional?

Las decisiones jurídicas el corresponden exclusivamente al Gobierno. El PSOE apoyará las decisiones políticas, las jurídicas no le corresponde a ningún partido de la oposición. Cuando el PSOE llegue al Gobierno, que espero que sea pronto, entonces tomará las decisiones jurídicas como instrumento para decisiones políticas.

¿Se ve como ministra?

No me veo como nada. Llevo muchos años como servidora pública, empecé a trabajar con 23 años y lo único que me importa es prestar un servicio a los ciudadanos. Por eso cuando veo que en política se habla de un gran titular o de una foto, yo no lo comparto. Creo mucho más en la política callada, con menos fotos y menos titulares, en la política de calle que piensa en lo que le importa a los ciudadanos en el día a día.

¿Tiene previsto a día de hoy ser portavoz parlamentaria toda la legislatura?

En la vida no se pueden hacer cálculos nunca de nada. Lo único que puedo decir es que me siento muy orgullosa de ser portavoz del grupo parlamentario socialista. Tenemos un equipo de diputados que están trabajando muy bien. Somos el partido que más propuestas está haciendo. Para mí, como una persona progresista, es un auténtico honor ser portavoz del grupo.

¿Y si le piden ser candidata al Ayuntamiento de Madrid?

Creo que ese es un debate que no toca en este momento. Falta mucho tiempo para eso. Mi compromiso es en este momento con el grupo parlamentario socialista. Lo que sí que creo que de verdad es que España necesita un cambio de Gobierno. En Madrid haría falta un alcalde o una alcaldesa socialista.

No me ha dicho que no.

Creo que no es ese tema de debate. Estoy absolutamente comprometida con mi trabajo como portavoz parlamentaria en el que cuento con el apoyo de los diputados, me siento orgullosa y en este periodo de sesiones hay muchas cosas por hacer sobre todo porque nos encontramos con un Gobierno que no hace, que no está pendiente de los ciudadanos y esa ineficacia estamos intentando salvarla o por lo menos denunciarla.


¿Por qué dejaría de ser portavoz parlamentaria?

En principio por nada. Yo estoy muy cómoda como portavoz y creo que en este momento no es el debate más que vivir cada día, hacer el trabajo de cada día y tenemos un periodo de sesiones absolutamente apasionante y un momento político muy difícil, con una agenda social inexistente por parte del gobierno y con una problemática en Catalunya que exige todo el esfuerzo y toda la dedicación. El PSOE es una pieza clave en la resolución de los problemas que tiene España.

Si el PSOE, más allá de la candidatura a la alcaldía de Madrid, le ofreciera otro puesto institucional, ¿lo aceptaría o solo se ve como portavoz?

Yo me incorporé al proyecto de Pedro Sánchez porque creía que era el proyecto que más posibilidades tiene para cambiar España en clave progresista y sigo creyendo que España necesita un Gobierno en clave socialista que continúe las transformaciones sociales que en su momento hicieron Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Ese es mi compromiso: que España pueda tener un Gobierno progresista porque creo que va a ser el que mejor resuelva los problemas de los ciudadanos.

Pedro Sánchez se reunió con la dirección parlamentaria para marcar la hoja de ruta del grupo para este periodo de sesiones. ¿Cuál va a ser la línea de actuación?

La que tenemos hasta ahora: denunciar la inacción del Gobierno y hacer propuesta de contenido social porque para nosotros temas como las pensiones, la educación, la brecha salarial son temas prioritarios y ahí vamos a seguir cada día haciendo propuestas y exigiendo un control del Gobierno.

Ustedes quieren llevar una proposición de ley para regular la eutanasia en la que el partido ya ha avanzado. ¿En qué consistirá su propuesta?

Se está trabajando en ello. Vamos a esperar a que quienes están trabajando en ese texto lo tengan ultimado para hacer la presentación. Hay una cosa importante del trabajo parlamentario es que exige rigor y seriedad y más en temas de esta trascendencia.

Votaron en contra de la propuesta de Unidos Podemos para despenalizar la eutanasia. No sé en qué puede cambiar para que ustedes ahora lleven una al Congreso...

No nos corresponde juzgar las propuestas de otros grupos políticos. En su momento hicimos una valoración y llegamos a la conclusión de que nuestra posición era no. El PSOE, como partido líder de la oposición, en temas tan importantes tiene que tener sus propias posiciones con el respeto obviamente a las posiciones de otras fuerzas políticas con las que, en otras ocasiones, habrá que colaborar.

¿Por qué no se apoyó la toma en consideración de esa proposición y, a partir de ahí, se planteó el planteamiento del PSOE?

Con todo el respeto, creemos que la propuesta del PSOE es más adecuada a las necesidades sociales y científicas en este momento.

¿Cuáles son los cambios respecto a la otra?

Cuando llegue el momento y cuando hagamos la presentación. La política no la podemos entender como una competencia a ver quién llega primero, a ver qué grupo parlamentario es el que presenta una proposición... No se trata de una carrera a ver quién llega primero ni de ir mirando por el retrovisor a ver lo que hacen los demás grupos. El Grupo Socialista está trabajando con seriedad, con rigor, lo está haciendo en las propuestas de ámbitos sociales y en eso vamos a seguir sin entrar en competición con nadie ni compararnos con nadie. Tenemos un compromiso con nuestros votantes y tratamos de hacerlo lo mejor posible.

¿Qué le parece el endurecimiento de las penas y el mantenimiento de la prisión permanente revisable que propone Ciudadanos?

No lo he visto, pero lo que le pido a Ciudadanos es que deje de dar bandazos y aclare de una vez cuál es su posición sobre la prisión permanente revisable.

¿Qué le parece que Pablo Iglesias y Albert Rivera quieran un pacto para reformar el sistema electoral?

En el pacto de investidura de PP y Ciudadanos ya está contemplado. No entiendo por qué pese a que hay una subcomisión en el Congreso, y pese a que tiene ese pacto, Ciudadanos no le exige cuentas al PP. Quienes más iniciativas estamos haciendo en el tema de reforma electoral somos el PSOE con el tema del voto rogado o de los dependientes.

¿Pero el PSOE está dispuesto a estudiar una mayor proporcionalidad en el sistema electoral?

Siempre estamos dispuestos a abrir vías de diálogo, pero entendemos que ya está abierta en la subcomisión del Congreso.

Sobre la colaboración. ¿Tiene en mente recuperar la mesa de colaboración parlamentaria con Unidos Podemos que anunciaron en verano?

Bueno, vamos a ver lo que va surgiendo. Cada vez que se ha presentado una propuesta de carácter social por los partidos de la oposición, tanto por el PSOE como por Unidos Podemos, nos hemos encontrado con el veto del Gobierno. Llevamos 47 proposiciones de ley de contenido social vetadas por el Gobierno. A partir de ahí es muy difícil que pueda haber una dinámica parlamentaria de colaboración con ninguna fuerza política porque el trámite previo es el veto que nos pone el Gobierno.

¿Que no haya habido más reuniones con Unidos Podemos es culpa del Gobierno?

No, son cuestiones distintas. En el ámbito parlamentario es culpa del Gobierno que las proposiciones de ley que se realizan desde la oposición se estén vetando. Igual que somos muy rigurosos apoyando las políticas de Estado vamos a ser implacables en denunciar las trabas que están poniendo al ejercicio de la oposición y a la ineficacia que tienen a la hora de dar respuesta a los problemas sociales.


¿Por qué no se ha vuelto a sentar la mesa de colaboración?

El PSOE tiene que tener muy claro su actuación como principal partido de la oposición y trabajar parlamentariamente en aquellas cuestiones en las que en su momento haya que llegar a acuerdos parlamentarios. Lo que me importa como portavoz es el liderazgo de la oposición en la presentación de propuestas sociales y en la denuncia de la inactividad del Gobierno.

Entonces, al principio cuando se anunció esa mesa de colaboración y la dirección del PSOE dijo que Podemos era su socio preferente, ¿había más complejos?

No se trata de un problema de complejos. No me gusta hablar de otras fuerzas pero es evidente que el liderazgo lo tiene el PSOE y nosotros vamos a trabajar por lo que creemos que es una prioridad en este momento: que en España haya un cambio de Gobierno progresista. Lo otro a veces son cuestiones internas de los grupos políticos. Mi concepción de la política es lo que importa de verdad a los ciudadanos. Para España quiero un presidente, como Pedro Sánchez, que salga a la calle, que escuche a los ciudadanos y vea sus problemas. No me gustan aquellos otros que buscan titulares y fotos.

¿Pablo Iglesias busca titulares?

No tengo por qué hablar de nadie. Todo el mundo me merece el máximo respeto.

Su principal diferencia siempre ha sido Catalunya. ¿Ahora hay más?

En Catalunya es evidente que hay unas diferencias clarísimas. Lamentablemente la vida política parece que se está centrando en este momento sobre el tema de Catalunya. Vamos a ver si de una vez el Parlament es capaz de dar salida a la situación y Puigdemont deja de pensar solo en sí mismo y vamos a ver si Catalunya puede superar esta página nefasta.

http://www.eldiario.es/politica/debate-nacion-Rajoy-ofrecer-social_0_735626891.html

Constitución, Constitución y vuelta a la Constitución. Sra Robles ¿Donde estaba usted cuando se vulnero la sacro santa Constitución cesando a un president de CA y su Parlament cuando no se recoge eso en la Constitución? Su partido saltándose la CE apoyó un decretazo de Rajoy para saltarsela a su gusto.

Y lo mas indignante es que no le importa que no haya debata del Estado de la Nación, que es donde se tendría que pedir cuentas al Gobierno por su actuación, porque no puede presentar ningún logro social. ¡Ahí queda eso!

¿Donde están las modificaciones que según PS pactó con Rajoy para su apoyo al 155? ¿Otro engaño a los españoles de parte de su líder PS?

Y por supuesto que a pesar de que no puede haber ningún debate de Estado de la Nación porque no hay ningún logro que ofrecer...eso parece que a usted ni a los de su partido les debe importar muy poco poque no se plantean una moción de censura, no lo intentan por lo menos hablándolo con los otros partidos, para que así sigamos sin debates de la Nación porque Rajoy tampoco tiene intención de ofrecer logros a no ser seguir mangoneando Cataluña a su gusto con el apoyo de jueces y demás instancias jurídicas.

¡Chapeau Sra. Robles! Y lo de saltar al Ayuntamiento de Madrid como que no le importa nada. Pues no me lo creo Sra. Robles, usted es una persona de no fiar dado el curriculum que tiene tanto en la responsabilidad que tuvo al echar a Baltasar Garzón de la magistratura por prevaricación haciendo lo mismo que su sustituto con las escuchas telefónicas como en el ejercicio de su magistratura con la salpicadura en el asunto de bebés robados, asunto muy grave.

http://cadenaser.com/ser/2012/06/12/espana/1339458615_850215.html

http://www.periodistadigital.com/periodismo/tv/2017/06/26/villarejo-margarita-robles-infome-veritas-contra-baltasar-garzon-orgias-drogas.shtml

http://www.publico.es/politica/posible-victima-del-robo-bebes-pide-tome-declaracion-margarita-robles.html


Claro que eso los medios palmeros no lo cuentan ni lo recuerdan ¿Verdad?
 
Moción de censura: Sí se puede, pero el PSOE no quiere


Lo que no podemos hacer es engañar más a la ciudadanía. No podemos decir que estamos escandalizados por la corrupción y luego no hacer nada para sacar al PP del Gobierno lo antes posible

Ni el apoyo de los nacionalistas, ni los números, ni la estabilidad: la única razón por la que no se presenta la moción es porque Pedro Sánchez no quiere. Por más eufemismos que se pretendan utilizar al respecto

Pedro Antonio Honrubia Hurtado - Unidad de Análisis de la Secretaría General de Podemos
02/02/2018 - 21:35h
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Afirmar, como ha hecho Odón Elorza en un reciente artículo en este mismo medio, que la presentación de una moción de censura beneficiaría a la “derecha bicéfala de PP y Cs”, es la gota que colma el vaso de toda una cadena de excusas y argumentos falseados que diferentes dirigentes del PSOE vienen utilizando estas últimas semanas para justificar su negativa. Excusas y más excusas que tratan de esconder y justificar, cada vez con menos éxito, la irresponsable decisión de haber renunciado ya a echar lo antes posible al Gobierno del PP de Moncloa. Excusas que no se sostienen por ningún lado a poco que analizamos la realidad.

La cuestión de los números es meridianamente clara, y así quedó en evidencia en el resultado de la votación de la moción de censura presentada por Unidos Podemos: el PP no cuenta con la confianza de la cámara y está en minoría. Todos los partidos, a excepción de PP y Cs (amén de los socios electorales del PP -UPN y FA- y la duda de CC), se han mostrado además favorables a la posibilidad de echar al PP del Gobierno. Los números dan y no hace falta ser doctorado en Matemáticas para verlo. Lo que falta es la voluntad política del PSOE. La referencia a que la moción de censura debería ser apoyada por los partidos nacionalistas e independentistas igualmente no es ninguna justificación válida. Primero porque estos partidos ya se han mostrado favorables a esa posibilidad, como se pudo ver recientemente en el programa El Objetivo de Ana Pastor, sin pedir nada “independentista” a cambio y por una mera cuestión de higiene democrática. Segundo porque en ningún caso esos partidos pasarían a formar parte del Gobierno del Estado. Y tercero porque tampoco el desarrollo de lo que queda de legislatura dependería de ellos más de lo que ya pudiera estar dependiendo.

La cuestión de la estabilidad del Gobierno, pues, tampoco sería un problema. No al menos un problema mayor del que ya tiene ante sí el actual Gobierno del PP y sus socios naranjas. Basta recordar que este comienzo de año el Gobierno se ha visto obligado a prorrogar los Presupuestos Generales del Estado por segundo año consecutivo. Unos Presupuestos que el año pasado pudo acabar sacando adelante gracias, precisamente, a, ¡oh sorpresa!, un pacto con el nacionalista PNV y una cesión de un diputado de Nueva Canarias que fue en las listas del PSOE y al que el PSOE no hizo nada para presionar en sentido contrario su voto.

¿Qué quiero decir con esto? Pues que el nuevo Gobierno resultante de una moción de censura sería, efectivamente, un Gobierno en minoría, pero de la misma forma que ya lo es el actual Gobierno del PP. Se trataría, en definitiva, de cambiar un Gobierno del PP que debe negociar ley a ley y PGE a PGE con el resto de la cámara para tener estabilidad, por un Gobierno de PSOE y Podemos, que en suma tendría de partida más diputados de los que tiene el Gobierno en minoría del PP (156 por 137), y que igualmente, como ya tiene que hacer el PP, debería negociar ley a ley y PGE a PGE con el resto de partidos y Grupos Parlamentarios de la cámara.

Pero con una diferencia fundamental, y esto es clave para entender la necesidad y la conveniencia de la moción: en ese nuevo escenario ya no sería el PP quien tuviera capacidad de veto gubernamental a las leyes presentadas a tramitación en el Congreso. Viendo el uso abusivo y descaradamente antisocial que el Gobierno del PP está haciendo del veto presupuestario, ¿no es eso ya en sí mismo un motivo más que determinante para justificar la moción si lo que se pretende es de verdad impulsar una agenda social?

Lo que no podemos hacer es engañar más a la ciudadanía. No podemos decir que estamos escandalizados por la corrupción y luego no hacer nada para sacar al PP del Gobierno lo antes posible. Como tampoco podemos decir que queremos usar la mayoría alternativa que existe en el Congreso para impulsar una “agenda social” y luego no hacer nada para que la capacidad de veto que el Gobierno del PP tiene para impedir esa agenda social, sea revertida.

Una ley de subida y blindaje de las pensiones, una ley de blindaje de la dependencia, una ley de renta mínima garantizada, una ley antidesahucios, una ley contra la pobreza energética o de limitación de los privilegios del oligopolio eléctrico, una ley de igualdad retributiva entre hombres y mujeres, derogar las reformas laborales, impulsar subidas dignas del SMI, una reforma fiscal progresiva para que paguen más los que más tienen, un impuesto a la banca, leyes de apoyo a la autonomía financiera de las CC AA y los Ayuntamientos o cualquier otra medida social que se nos ocurra, solo serán posibles si el PP no tiene en sus manos el veto.

Insisto, no engañemos a la gente: echar al PP del Gobierno y arrebatarle su capacidad de veto es condición necesaria e indispensable para poder impulsar una verdadera agenda social. Mientras el PP siga el frente del Gobierno esa agenda social será la que el PP quiera que sea y obviamente ya sabemos todos y todas cuál es el tipo de “agenda social” que interesa al PP y sus socios de la extrema derecha naranja: la austeridad. Es decir, ninguna.

Desde Unidos Podemos hemos presentado un Proyecto de Ley dirigido a limitar la capacidad de veto presupuestario del Gobierno, pero no nos conformamos. No nos podemos resignar a que sea el PP quien la tenga en sus manos. Debemos arrebatar al PP su control sobre el BOE. Ciertamente existe una mayoría alternativa al PP que podría impulsar, desde ya, una agenda social que ayudase a poner fin a las políticas impulsadas por el PP desde 2011 (y los remanentes que todavía quedan de las impulsadas por el PSOE desde 2010), pero mientras el PP siga en el Gobierno esa mayoría no servirá de nada y no tendrá ninguna utilidad.

No comprendemos que, por ello mismo, el PSOE haya renunciado a impulsar esa agenda social y mucho menos que, pese a la evidencia de los números y las posibilidades que ellos abren, haya decidido, según sus propias palabras, “dar por muerta la legislatura”. La ciudadanía no puede dar por muerta esta legislatura. Básicamente porque cada minuto más que sigue el PP en el Gobierno es un minuto más que tiene para llevar a buen puerto sus planes de normalización y blanqueo de la corrupción (vía control y parasitación de los aparatos del Estado y la propia Justicia) y de normalización de la excepcionalidad social, la precariedad y los recortes (vía control de los PGE, del veto presupuestario y del uso arbitrario de toda la arquitectura legal derivada del artículo 135: ley de estabilidad presupuestaria, regla de gasto, techo de gasto, capacidad para presionar e intervenir sobre CCAA y Ayuntamientos, etc.). Y dos años y medio dan para mucho a este respecto. Es una urgencia democrática echarlos.

Si el PSOE no quiere impulsar una moción de censura contra Rajoy y prefiere condenar a los ciudadanos y ciudadanas a dos años y medio más de Gobierno corrupto y antisocial del PP, sus motivos tendrán y es de suponer que, en algún momento, deberá explicarlos a sus votantes. Pero sería de agradecer que dejen de poner excusas que no son reales y no traten a la ciudadanía por idiota (en su sentido literal). Ni el apoyo de los nacionalistas, ni los números, ni la estabilidad: la única razón por la que no se presenta la moción es porque Pedro Sánchez no quiere. Por más eufemismos que se pretendan utilizar al respecto, esa es la principal y fundamental razón: que Pedro Sánchez no quiere. Nada más y nada menos.

Y esto lo sabe Odón Elorza, lo sabe Óscar Puente, lo sabe Pedro Sánchez, lo sabe José Luís Ábalos, lo sabe Susana Díaz, lo sabe Albert Rivera, lo sabe M. Rajoy, lo sabemos en Unidos Podemos y pronto, ahora que el monotema catalán empieza a decaer y llega la hora de dar explicaciones, por más que intenten ocultarlo con excusas varias, lo sabrá toda la ciudadanía.

http://www.eldiario.es/tribunaabierta/Mocion-censura-puede-PSOE-quiere_6_736036413.html
 
Destapan que Díaz recorta en sanidad y educación para contratar constructoras
Tras la pérdida de 800 millones de los andaluces en formación, Susana Díaz recorta además en empleo
Daniel Bellaco 30 enero 2018
El gobierno supuestamente de izquierdas de Susana Díaz ha dado un tijeretazo a los fondos destinados a sanidad, educación y empleo para dárselo a las constructoras que repararán carreteras y autovías.

Desconocemos si estos fondos irán a parar a empresas como Ferrovial, que lleva décadas trabajando con la Junta, y que se ha visto salpicada, como publicó EL MUNDO por el escándalo del 4% de comisión en Cataluña.

Esta polémica medida acaba de ser desvelada por el Partido Popular de Andalucía. La tomó el Ejecutivo de la lideresa del PSOE-A el pasado mes de diciembre y no fue publicada por la prensa.

El recorte de Susana Díaz en sanidad, educación, cultura y empleo alcanza los 52 millones de euros y proceden de fondos europeos destinando más de la mitad a las constructoras que realizarán mantenimiento de carreteras.

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Del total de 160,3 millones que recibe Andalucía del Fondo de Compensación Interterritorial de la Unión Europea el gobierno de Díaz ha dado un “recorte brutal” según los populares.

Sanidad pasa de 9,5 millones a 16,8, educación sufre un recorte de 2,6 millones pasando a 6 millones.
El mayor recorte lo hace Díaz en Empleo, curiosamente en una comunidad situada a la cola de las oportunidades de trabajo en Europa.

De 16,6 millones destinados a políticas de empleo iniciales se quedan tan solo en 1,8 millones.
A esta cifra hay que sumar los 600 millones que perdieron los parados y trabajadores andaluces por una medida personal de Susana Díaz de mantener paralizados los cursos de formación debido al descontrol reinante. La oposición entonces tildó esta medida como algo realizado para que no le salpicara su carrera personal a liderar el PSOE, que finalmente se vio dramáticamente truncada más allá de Despeñaperros.

Anteriormente, el expresidente imputado por los ERE, José Antonio Griñán había paralizado la formación perdiendo Andalucía otros 200 millones tras destaparse el multimillonario fraude masivo detectado por la Policía y la Guardia Civil.

El hecho de que no se haya publicado por la prensa nos recuerda que en Andalucía se han gastado 600 millones de euros en financiar una “Armada mediática” por la Junta de Díaz según denunció Teresa Rodríguez, coordinadora general de Podemos Andalucía.

https://www.digitalsevilla.com/2018...ta-sanidad-educacion-contratar-constructoras/
 
Primeras grietas en el equipo de Sánchez a los ocho meses de su formación
  • Algunos miembros de la dirección ya están desencantados con Pedro II y él, arrepentido de haber nombrado a algunos de ellos
Gonzalo López Alba

Publicada 04/02/2018 a las 06:00 Actualizada 03/02/2018 a las 19:28 PSOE
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    Ocho meses después de la reconquista del liderazgo por Pedro Sánchez, el PSOE es un barco a la deriva, sin rumbo ni proyecto definido, sin pulso político en el timón de mando que debería gobernar el capitán, que prefiere estar a refugio en la cabina, con una tripulación menguante y desconcertada, y con claros indicios de que el bloque sanchista ha empezado a cuartearse, aunque todos lo nieguen y se esfuercen en evitar que trascienda.


    En el balance positivo, hay unanimidad interna en que, después de casi tres años con el partido en ebullición, hasta que estalló como una olla a presión en el Comité Federal que forzó la renuncia de Sánchez a la Secretaría General y su posterior regreso tras las primarias de mayo de 2017, la vida interna se ha pacificado y el PSOE ha dejado de desangrarse en peleas internas, algo a lo que desde Ferraz se concede extrema importancia porque “sin esa premisa es imposible hacer nada”. “Se ha disipado la idea creada interesadamente de que la gente se iba a ir en masa, el partido se iba a romper y todo iba a ser un caos. Nada de eso ha ocurrido”, subrayan fuentes de la dirección. Pero, aunque para que ello sea así ha sido muy importante el papel desempeñado por el secretario de Organización, José Luis Ábalos, al igual que en el giro de Sánchez hacia el pragmatismo, es sobre todo el fruto de que todos han tenido que plegarse a la contumacia de la realidad. Sánchez ha aprendido que el secretario general tiene que convivir, sí o sí, con los líderes territoriales, a los que no logró desbancar en los congresos regionales que se celebraron tras el que ratificó su elección, y éstos han aprendido que tampoco les conviene el pulso con el secretario general.


    La paradoja de Sánchez


    La gran paradoja a la que se enfrenta Sánchez es que construyó su capital político con el “no es no” a Mariano Rajoy, pero desde el estallido de la crisis catalana los planteamientos que defiende no son los que le devolvieron al trono de Ferraz, sino aquellos que defendía la gestora encabezada por Javier Fernández con el respaldo de la inmensa mayoría los barones: la abstención que permitió la investidura del candidato del PP se justificaba en la situación de excepcionalidad provocada por el bloqueo político del país producto del terremoto sufrido por el sistema de partidos, la consiguiente fragmentación parlamentaria y la imposibilidad numérica de formar un gobierno alternativo sin contar con el apoyo de fuerzas que ya estaban emprendiendo el camino hacia la ruptura unilateral de Cataluña con el resto de España. En suma, por una razón de Estado, la misma que, una vez que el trabajo sucio de romper el bloqueo político lo hicieron los susanistas, invoca ahora el líder socialista para dar un apoyo sin fisuras al Ejecutivo de Rajoy no solo en la intervención del autogobierno catalán a través del artículo 155, decidida a sabiendas de que otra actitud habría provocado la explosión del PSOE, sino también en los aspectos más controvertidos con los que lo ha ejecutado el Gobierno. Pero entonces Sánchez seguía enrocado en un “no es no” que solo podía abocar a una segunda repetición de las elecciones generales.


    La pacificación
    interna del partido es el gran logro de este periodo, pero es fruto de la tozudez de los hechos y del trabajo de Ábalos
    Desde la dirección se sostiene que, gracias a ese alineamiento sin fisuras en contra de cualquier pretensión de romper España, Sánchez ha logrado el reconocimiento de Moncloa como el interlocutor más válido de la oposición, es decir, “como la única alternativa real al gobierno del PP”. Pero este ir del brazo de Rajoy en la puesta en marcha y aplicación del 155 es precisamente lo que más disgusta a los sanchistas más radicales y, en realidad, Sánchez está siendo utilizado por Rajoy para ningunear al que considera su auténtico rival, Albert Rivera, a quien, según personas conocedoras de su relación, el presidente “no soporta”, pese a ser su único aliado parlamentario, porque, hoy por hoy, es la auténtica amenaza para el PP.

    En las primarias, que más que ganar Sánchez perdió Susana Díaz por una inconcebible acumulación de errores, se impusieron las tesis del príncipe destronado por el golpe de los coroneles ejecutado en el ya histórico Comité Federal del 1 de octubre de 2016. Pero, repuesto en el trono por el pueblo de los militantes, la estrategia que está siguiendo ante los asuntos de raíz democrática es la que defendían los perdedores de aquellas elecciones internas, que ni mucho menos fue únicamente la baronesa andaluza. La tozudez de los hechos le ha obligado a rectificar. Sánchez, a juicio de los que son críticos con él, “solo acierta cuando rectifica”; sin embargo, para muchos que le apoyaron en las primarias, es justamente al contrario, “son las rectificaciones las que nos hunden”.

    El dilema

    Y este empieza a ser el gran dilema al que ahora se enfrenta el secretario general porque lo que le fue útil para ganar las primarias, tanto en términos de relato como de personas, puede no serlo para ganar las elecciones y convertirse en presidente del Gobierno, su única y exclusiva ambición.

    Lo negarán todos, pero en los cenáculos socialistas se comenta que Sánchez ha empezado a darse cuenta de que para ganar las elecciones no le basta con rodearse de su club de fans; que ya está arrepentido de haber incluido en la Ejecutiva a algunos a los que tuvo que pagar la deuda de su apoyo en las primarias; y que, a su vez, algunos de estos empiezan a sentirse desencantados con Pedro II porque ellos sí querían cambiar de raíz el funcionamiento del partido y actualizar el proyecto socialdemócrata. En estos cenáculos se interpreta como un claro indicio de estas grietas el intento de empujar a la candidatura del Ayuntamiento de Madrid a Margarita Robles, lo que delata —junto a la propuesta lanzada por la federación madrileña de hacer una lista única de la izquierda— la falta de capital humano y confirma que la diputada independiente no ha cuajado como portavoz parlamentaria. Y se habla también de los roces entre Ábalos y la vicesecretaria general, Adriana Lastra —cuyo papel nadie sabe explicar con claridad, pero que hubiera querido ser secretaria de Organización— por el control de los resortes orgánicos del partido. Además, es fácilmente presumible que Sánchez, que como economista siempre estuvo muy próximo a las tesis del ala liberal encarnada por Miguel Sebastián o Carlos Solchaga, no ha de estar muy cómodo teniendo como responsable de esa área a Manuel Escudero, que nunca formó parte de esos círculos de economistas y se ha erigido ahora en guardián de unas esencias históricas de la socialdemocracia que para los liberales del PSOE están periclitadas desde hace mucho.

    El desconcierto de la militancia

    Aunque no sea de su competencia, tampoco debe estar muy entusiasmado Escudero, que siempre ha estado en los movimientos de vanguardia para la democratización interna, viendo que nada se ha avanzado en el prometido empoderamiento de las bases —como tampoco los cuadros intermedios han ganado capacidad de influencia— por más que se intente ocultar bajo el marketing propagandístico de las asambleas abiertas con las que Sánchez arrancó el año. Las comprometidas consultas a las bases para decidir sobre los asuntos importantes, después de utilizarse como instrumento de refuerzo al líder en el pacto que suscribió con Ciudadanos, se guardaron en el cajón cuando llegó el momento de decidir sobre algo auténticamente importante: la unidad de España.

    Desde Ferraz se argumenta, contradiciendo los planteamientos con los que Sánchez sedujo a la militancia, que “hay determinadas decisiones en las que se tiene que ejercer el liderazgo y no pasar la pelota a las bases”. Sin embargo, lo cierto es que el secretario general, en línea con los usos y prácticas de Podemos, era partidario de convocar esa consulta a las bases sobre el respaldo a la aplicación del artículo 155 y fue Ábalos, el secretario de Organización y la persona más sólida de la Ejecutiva, quien le convenció de que, además de que un partido como el PSOE no puede someter ni a debate ni a votación la defensa de la legalidad constitucional sin traicionarse a sí mismo y abdicar de su historia, era imposible en la práctica porque su aplicación estuvo pendiente hasta el último minuto de la posibilidad de que Puigdemont decidiera convocar nuevas elecciones y todo el proceso que se hizo para la consulta sobre el pacto con Ciudadanos llevó un mes. No obstante, sí se reconoce como un error que, en julio, Margarita Robles hubiera proclamado un no rotundo del PSOE a este recurso para frenar la secesión catalana, un error que Sánchez ha anotado, junto con algún otro, en la columna del debe de la portavoz parlamentaria.

    Y así, la militancia está de nuevo sumida en el desconcierto porque durante la campaña de las primarias se le dijo que quienes decidieron permitir con la abstención socialista la investidura de Rajoy eran unos “traidores”, y ahora resulta que Sánchez está poniendo en práctica las ideas de esos “traidores”. “Yo ya no entiendo nada”, es un comentario frecuente entre militantes, ante los que, atenazado por la imposibilidad práctica de mantener el “no es no”, con lo que ha perdido la mitad del relato que le permitió volver a la Secretaría General y la parte consiguiente de credibilidad, Sánchez intenta ahora recuperar con las asambleas abiertas el otro as con el que ganó las primarias, el de presentarse como “el candidato de las bases”.

    En estos ocho meses, y esta es la segunda gran paradoja de Sánchez, el capitán de la nave socialista, que siempre quiso ser diputado, se ha refugiado en la cabina del barco porque ha descubierto que sin estar sometido a la presión cotidiana de los periodistas que implica para un político estar en el Congreso, se vive más cómodo y hay mucho menos riesgo de meter la pata porque solo aparece y habla cuando él quiere, aunque esto genere un sentimiento de orfandad entre los votantes socialistas.

    El referente y el proyecto

    En ese desconcierto influye también que unos días Sánchez quiere ser la versión española del británico Jeremy Corbyn y otros la del portugués António Costa, mientras que la referencia histórica del PSOE, el SDP alemán, está a punto de reeditar la gran coalición con Ángela Merkel; unos días quiere representar el PSOE de toda la vida y otras convertirlo en una versión podemita; unos días se presenta como el líder de un partido de Estado y monárquico y otros apela el asambleísmo de Podemos; unos días (hasta el estallido de la crisis catalana) dice que España es un Estado plurinacional y otros (ahora) pone pie en pared contra el independentismo sin máscaras del nacionalismo catalán y revindica la Declaración de Granada; y hay días en los que hasta es capaz de señalar como objetivo prioritario del PSOE combatir la desigualdad y, al mismo tiempo, poner el foco de atención en los pensionistas, el colectivo menos castigado por la crisis, en lugar de empezar por la pobreza infantil que ha alcanzado niveles de récord, los millones de jóvenes en precario o en el exilio y/o los mayores de 50 años que han visto cercenada su vida laboral sin posibilidad de encontrar empleo ni de acogerse a una jubilación anticipada. Y, en definitiva, cuando se corre la cortina del eslogan “somos la izquierda”, se ven algunas propuestas deslavazadas, pero no un proyecto, que no es la mera acumulación de propuestas sino la clara definición de qué España propone construir el PSOE a medio plazo.


    Ferraz diseña 2018 como "un año de siembra" para construir un nuevo relato y proyecto e intenta poner en valor que Rajoy le haya "reconocido como la única alternativa" al PP
    Desde Ferraz se alega que pretender que tengan ya ese proyecto definido —aunque solo sea esbozado con algunos trazos nítidos, sin vaivenes y de forma coherente— es una exigencia desmedida para una dirección que apenas ha cruzado el ecuador de su primer año de mandato. Se argumenta también que la extrema gravedad de la crisis catalana ha impedido hasta ahora desarrollar otra agenda política, al tiempo que se reconoce que este conflicto le está sirviendo para sentar su primer pilar: fijar la base territorial del proyecto, y el consiguiente relato, con la defensa de la unidad de España y, al mismo tiempo, de una reforma pactada de la Constitución que facilite el encaje de Cataluña, habiendo conseguido de paso que el PSC abandone sus coqueteos con el llamado “derecho a decidir”, expresión eufemística del derecho a la autodeterminación.

    Y se anuncia que 2018 será “un año de siembra”, durante el que el PSOE se propone desplegar y dotar de contenido lo que ha bautizado como “10 acuerdos de país”, que, según la información disponible hasta ahora, pretenden dar respuesta a “los tres grandes retos que tiene hoy España: el combate contra la desigualdad, la regeneración democrática y una recuperación económica justa”, para lo que se formularán compromisos “centrados en pensiones, educación, ciencia y reindustrialización, pacto de rentas, igualdad de género, rescate a los jóvenes, política de agua o ingreso mínimo vital, y “tendrán su reflejo en los presupuestos alternativos que se presentarán a principios de febrero y en otras iniciativas parlamentarias”. Tiempo habrá para analizar su contenido cuando, en mayo, culmine su elaboración tras un proceso de “conversación con los colectivos sociales” que ya está en marcha, pero, como ya está señalado, un proyecto no es una mera acumulación de iniciativas ni tampoco una carta a los Reyes Magos, y sin proyecto no es posible construir un relato, porque éste no es otra cosa que argumentos sólidos para conquistar el apoyo de la mayoría social.

    La descapitalización de ‘inteligencia’

    Para lograr esto es necesario atraer y captar a “los mejores”, como en su momento hicieron Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, aunque este último pecó en exceso en la selección de algunos nombramientos por su simbolismo más que por su competencia como el primero pecó en fijarse únicamente en la gente de su generación. Aun así, si en los años 80, los de la época dorada del PSOE, había un puñado de personas que, por su trayectoria y conocimientos aportaban un plus al partido, como José María Maravall, Javier Solana, Carlos Solchaga o Joaquín Almunia, ahora es el PSOE el que aporta un plus a muchos de los que están en la dirección porque de no ser así apenas serían nadie. Incluso muchos de los jóvenes talentosos que se acercaron al PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba, captados en la mayoría de los casos por Ramón Jáuregui, acabaron tan desencantados que algunos se acercaron a Podemos y, ahora, decepcionados también con este partido, algunos han sucumbido al atractivo de Ciudadanos. Y así, al final, con algunas notables excepciones, los que se han quedado en el PSOE son “los de toda la vida” y nunca antes habían accedido a puestos de relevancia.

    Cierto es que colectivamente la nueva dirección y la inmensa mayoría de sus miembros no lleva ni un año en el cargo, muy poco tiempo como para exigirle la definición de un proyecto, pero no menos cierto es que, a pesar de las muchas zancadillas internas que sufrió entonces, Sánchez no puede borrar de su cómputo los dos años y tres meses de su anterior mandato al frente del partido, como tampoco puede borrar que, a pesar de la evidente dificultad de la situación, ha comenzado su segundo mandato con una derrota en Cataluña, igual que acabó el primero tras un racimo de derrotas electorales. Hoy por hoy, la mejor baza de la que dispone Sánchez es que no tiene alternativa, pero la historia demuestra que cuando uno no cumple con las expectativas creadas, aparece otro. Acuérdense de Almunia —a muchos años luz de Sánchez en consistencia intelectual y política— y de Zapatero.
 
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