El estilo de las Primeras Damas de ·Estados Unidos.

1603446645827.png


  • De 1993 a 2001: Hillary Clinton

    FOTO: @ CYNTHIA JOHNSON/THE LIFE IMAGES COLLECTION VIA GETTY IMAGES/GETTY IMAGES
    De 1993 a 2001: Hillary Clinton
    Clinton dijo una vez: "Si quiero eliminar una historia de la primera plana, simplemente cambio mi peinado". No estaba bromeando: durante gran parte de su tiempo como Primera Dama, atrajo más atención por sus peinados y trajes de pantalón que por su intelecto.
    Sin embargo, la suya nunca fue la imagen de una primera dama al uso. Con sus chaquetas y pantalones representaba a la mujer con ambición de los años noventa: formada, intelectual y ambiciosa en una esfera -la del poder- hasta entonces reservada para los hombres. Porque además de primera dama, Clinton ha sido política, diplomática, abogada, escritora y conferenciante. La historia tenía un papel reservado para ella que no incluía la iconografía de moda: llegó a ser secretaria de Estado, senadora de Nueva York e incluso la primera mujer candidata a la presidencia de los Estados Unidos por uno de sus dos principales partidos cuando ganó la nominación del Partido Demócrata en 2016. Las elecciones, sin embargo, las ganó su contrincante republicano, Donald Trump.
 

  • De 2001 a 2009: Laura Bush, el ideal republicano

    De 2001 a 2009: Laura Bush, el ideal republicano
    Laura Bush comenzó su mandato como Primera Dama con un vestuario que reflejaba un estilo sobrio y conservador. Sin embargo, en poco tiempo llamó la atención al aparecer con más frecuencia en trajes de pantalón estrechos y hechos a medida, siguiendo el precedente de Hillary Clinton. El color siempre jugaba un papel esencial y solían gustarle los verdes, rosas y naranjas, y su estilo nunca fue objeto de conversación en la prensa especializada.
    Aunque durante los numerosos viajes que hizo como Primera Dama siempre respetó las costumbres locales y a menudo usaba pañuelos en la cabeza, una de sus imágenes más famosas se tomó en Arabia Saudí, al posar sonriente y con la cabeza descubierta junto a dos mujeres ataviadas con una abaya que cubría completamente su cuerpo y que solo a una de ellas permitía vislumbrar sus ojos.
 

Adjuntos

  • 1603446722408.png
    1603446722408.png
    339,2 KB · Visitas: 2
1603446816674.png


De 2008 a 2016: Michelle Obama, el carisma
Su carisma hizo de ella un icono desde el momento en que pisó la Casa Blanca como primera dama. Los Obama simbolizaban, de nuevo, esa ilusión tan americana de que todo lo bueno puede llegar. Y Michelle, abogada, activista y con una arrolladora personalidad, hizo de su papel un emblema para el mundo.
Con un estilo funcional y colorista, ejerció como embajadora fiel de la moda norteamericana y sus diseñadores y, de hecho, su influencia en esta industria ha sido todo un catalizador de talentos. Su vestido blanco en la gala de inauguración del mandato de su marido en 2009 puso al joven diseñador estadounidense Jason Wu en el mapa y todas las marcas que vestía en su día a día (como J.Crew) disparaban su popularidad: algunos analistas económicos estiman que una aparición suya luciendo el trabajo de algún diseñador podía generar un incremento de ventas de hasta 11 millones de euros.
Sin temor a la hora de arriesgar o variar su vestuario, y con un gran dominio de la imagen, era habitual que apoyara a diseñadores independientes como María Cornejo, Thakoon o Isabel Toledo, que vieron en ella un empujón definitivo a sus negocios. Además, a diferencia de otras antecesoras -vestidas siempre con el uniforme de primera dama-, Michelle hizo de la naturalidad su herramienta más apropiada. Así, no era raro verle con prendas informales, mallas o zapatillas deportivas cuando la ocasión lo exigía, ni tampoco con fabulosos vestidos de gala en las grandes noches de la Casa Blanca.
 
1603446901028.png


  • Un soplo de modernidad

    Un soplo de modernidad
    Consciente de que el rol como primera dama es visual, pero también de la plataforma que supone, Obama posó dos veces para la portada de la revista Vogue USA, donde declaró: "Podría haberme pasado ocho años sin hacer nada y, de algún modo, habría estado bien. Podría haberme centrado en las flores. En la decoración. Podría haberme centrado en el entretenimiento. Porque cualquier primera dama, por derecho, tiene la opción de definir su rol. No hay una autoridad legislativa; no has sido elegida por los votantes. Y eso es un gran regalo de libertad". Sin embargo, centró su activismo en una campaña contra la obesidad infantil.
 

  • De 2016 a la actualidad: Melania Trump, la controvertida

    De 2016 a la actualidad: Melania Trump, la controvertida
    En una ocasión, trascendió que a Melania Trump no le gustaba que hablaran de su ropa. Cómo no hacerlo, se preguntaba la prensa, cuando la voz de la esposa del 45º presidente ha sido apenas audible, y cuando su puesta en escena es siempre tan extravagante, tan dramática y tan excepcional que exige ser titular de la noticia.
    Melania, rodeada de un halo de hieratismo y misterio, es tan pluscuamperfecta que parece inventada, irreal, un personaje a años luz de la opinión pública, algo a lo que han contribuido sus numerosas polémicas estéticas. En 2018, en plena crisis migratoria, cuando varios niños fueron arrebatados de sus padres migrantes en territorio americano, Melania eligió una chaqueta de Zara que rezaba 'Really don't care, Do you?' (Realmente no me importa, ¿y a ti?) para visitar uno de los hogares que acogía a aquellos pequeños. Ese mismo año, en África, la mecha prendió de nuevo cuando se puso el sombrero salacot, símbolo de la ocupación colonial de los británicos. Coronó el viaje con un posado frente a las pirámides egipcias vestida como el malo de Indiana Jones (Belloq, el personaje nazi) tan fotogénica que parecía una (desfortunada) producción de moda. Otra de sus sonadas polémicas fue cuando se vistió de Top Gun con unos impresionantes tacones para acudir a una zona devastada por el huracán Harvey. Al tiempo, una exasesora y examiga de la primera dama, ha revelado con unas cintas grabadas que a Melania poco le importaban los titulares: "Estoy volviendo locos a los liberales, eso es seguro", se oye decir a Melania.
    Con más o menos revuelo, lo cierto es que en sus apariciones oficiales la señora Trump tiene un sensacional dominio de la imagen. Y no parece, desde luego, que quiera pasar desapercibida.
 

Adjuntos

  • 1603446966846.png
    1603446966846.png
    226,1 KB · Visitas: 3
Aura de millonaria y un apodo: Melania Antonieta

Aura de millonaria y un apodo: "Melania Antonieta"
Desde el comienzo de la legislatura la relación de Melania con la moda ha sido algo tensa. Cuando su marido ganó la presidencia muchos diseñadores -de ideología demócrata- decidieron boicotear a Melania, pero poco podían hacer ante su poder como clienta. Si Melania quiere ponerse algo, le basta con comprarlo.
En su retrato oficial, posó con su anillo de compromiso de 1,5 millones de dólares. A su antecesora, Michelle Obama, le regaló una enorme caja de Tiffany's en el momento del traspaso de poderes, en lugar de algún detalle más simbólico, histórico o intelectual (y más decoroso). Ha hecho prácticamente de todo, de jardinería a leer cuentos infantiles, subida a unos tacones de Louboutin de 12,5 centímetros (y sin plataforma). Es una mujer cuyo presupuesto en una chaqueta (de Dolce&Gabbana, en este caso) puede ser el mismo que el sueldo de una familia estadounidense aen todo unl año (51.500 dólares, la llevó al G7 en 2017). En definitiva, Melania es muy millonaria y no le importa que se le note.
Lo más llamativo de este caso, más allá de su ilimitado dispendio, es que si bien su marido hizo del proteccionismo estadounidense su lema ("America first"), ella apenas viste de marcas americanas, sino que prefiere firmas europeas como Givenchy, Stella McCartney, Hervè Pierre, Karl Lagerfeld o Gucci.
Su abierta devoción por el lujo ahí le le ha ganado el apodo de "Melania Antonieta".
 

Adjuntos

  • 1603447062775.png
    1603447062775.png
    276,6 KB · Visitas: 2
  • 1603447113598.png
    1603447113598.png
    276,6 KB · Visitas: 2
1603480977431.png1603481060969.png1603481090221.png
JACKIE KENNEDY Jacqueline Lee Bouvier, una joven de ascendencia irlandesa y católica, educada en la aristocracia estadounidense; fue la primera “first lady” en llevar la alta costura a la casa Blanca. Esposa del presidente JFK, durante su breve y fatídico mandato (1961-1963), consiguió gracias a su elegancia innata y un buen gusto; ser recordada como un icono de moda de los 60 y 70’s.
1603481106906.png
NANCY REAGAN Actriz convertida en primera dama, ocupó la Casa Blanca entre 1981 y 1989 con su marido Ronald Reagan. En medio del esplendor de los 80’s: colores flúor, prendas oversized, desproporcionadas hombreras e imposibles cardados; Nancy apostó por un estilo extremadamente sencillo y protocolario.
1603481126487.png
HILLARY CLINTON La que fuera Secretaria de Estado con Barack Obama lleva media vida ligada a la Casa Blanca; pero su primer paso fue como primera dama de Bill Clinton, de 1993-2001. Reflejo de mujer práctica su estilo “working girl” contó como conjunto estrella con trajes pantalón, aunque en su papel como “first lady” los alternara con faldas y vestidos.
 

Adjuntos

  • 1603481155529.png
    1603481155529.png
    784,2 KB · Visitas: 4
Última edición:
1603481182011.png
MICHELLE OBAMA La ex primera dama de origen afroamericano (razón por la que pasará a los libros de Historia), ex abogada y madre de dos hijas adolescentes (Malia, de 17 años, y Sasha, de 14); ha destacado por su espontaneidad, independencia y por la cariñosa complicidad que mostraba con su presidencial marido (2009-2017). Reflejo de ello creó su propio estilo. Un look en el que destacaba su apuesta por diseños que dejaban al descubierto sus brazos trabajados a base de ejercicio y que no buscaba ocultar sus curvas.
1603481199367.png
MELANIA KNAUSS TRUMP Actual primera dama de Estados Unidos, esta ex modelo de origen esloveno y empresaria (fallida), es la “first lady” más atípica de Estados Unidos. Poseedora de una envidiable y estilizada figura, se ha visto obligada a restar sensualidad a sus looks apostando por la sobriedad y sofisticación. Así, la evolución de su estilo a lo largo de la campaña hasta llegar a primera dama; ha puesto en evidencia sus prendas fetiche.
1603481212036.png

 
Back