El Diario de Delizia Mondariz

Diario

Hoy me siento como Lina Morgan: agradecida, emocionada, MUCHAS GRACIAS POR LEER.

He estado comiendo con mamá y el abuelo en Ópera, le he dicho al jefe de cocina que prepare unas gallinejas y entresijos, el abuelo rejuvenece cuando me ve aparecer con la comida de palacio, es que está harto del besugo al horno de mamá.

JA, me he saltado la audiencia del ébola. Estoy harta de abrir mucho los ojos en este tipo de audiencias para simular algo de interés. Le he dicho a mi tontito que vaya el sólo, que esta noche le recompensaré, todavía no lo sabe, pero la recompensa es invitarle a un restaurante vegetariano, le encantan.

Leo se ha revelado, me ha dicho que está harta de las trencitas, se las he hecho de todos modos.

El capítulo 3 de la autobiografía, habla del verano y más cosas....sólo espero poder colgarlo esta noche.



Ahora en serio, me alegra muchísimo que os esté gustando la autobiografía de Delizia. Soy buena lectora, pero no he escrito en mi vida, me disculpo por los leísmos, laísmos, comas mal puestas, etc. Esto dificulta la lectura de los relatos, y os agradezco vuestra indulgencia. Conseguir que os riáis me produce una satisfacción indescriptible, me ha sucedido siempre, me gusta hacer reír a la gente. Vuestro sentido del humor e imaginación son, como mínimo, iguales a los míos, de otro forma sería imposible que os hiciesen gracia mis chorradas. Lo mismo sucede cuando se reconoce una virtud en otro, hay que tener dicha virtud para apreciarla en los demás.

Muchísimas gracias.
 
Para ti Angostura...que ensanchas con tus escritos la sonrisa!!
aplausos.gif
 
Buenísimo, no he parado de reirme, lo de "el agua bendita me quema" es tronchante y surrealista y lo del running en pelotas con las sneakers y pelos al viento igual...

me temo que no te vamos a dejar respirar pidientote nuevos capítulos, así empezó Proust a lo tonto y míralo.
 
Diario

Hoy me siento como Lina Morgan: agradecida, emocionada, MUCHAS GRACIAS POR LEER.

He estado comiendo con mamá y el abuelo en Ópera, le he dicho al jefe de cocina que prepare unas gallinejas y entresijos, el abuelo rejuvenece cuando me ve aparecer con la comida de palacio, es que está harto del besugo al horno de mamá.

JA, me he saltado la audiencia del ébola. Estoy harta de abrir mucho los ojos en este tipo de audiencias para simular algo de interés. Le he dicho a mi tontito que vaya el sólo, que esta noche le recompensaré, todavía no lo sabe, pero la recompensa es invitarle a un restaurante vegetariano, le encantan.

Leo se ha revelado, me ha dicho que está harta de las trencitas, se las he hecho de todos modos.

El capítulo 3 de la autobiografía, habla del verano y más cosas....sólo espero poder colgarlo esta noche.



Ahora en serio, me alegra muchísimo que os esté gustando la autobiografía de Delizia. Soy buena lectora, pero no he escrito en mi vida, me disculpo por los leísmos, laísmos, comas mal puestas, etc. Esto dificulta la lectura de los relatos, y os agradezco vuestra indulgencia. Conseguir que os riáis me produce una satisfacción indescriptible, me ha sucedido siempre, me gusta hacer reír a la gente. Vuestro sentido del humor e imaginación son, como mínimo, iguales a los míos, de otro forma sería imposible que os hiciesen gracia mis chorradas. Lo mismo sucede cuando se reconoce una virtud en otro, hay que tener dicha virtud para apreciarla en los demás.

Muchísimas gracias.

Qué crack Angostura! Escribes muy bien, fuera complejos absurdos.. Deseando leerte..!! besazos
 
Angostura, muy divertido. Gracias por compartir este ingenioso diario.

Y andate con ojo, vaya a ser que te encuentres corta y pega de tu obra en un futuro premio "saturno" escrito por algun periodizta avispado, ya sabes, cuando la Leti caiga en desgracia y se abra la veda editorial en toda regla...(ya ocurrio con JC, tan protegido que estuvo toda su vida..)
 
Capítulo 3



De nuestros veraneos y de como conocí a mi primo Delfín



Zulema se adaptó muy bien a la rutina hogareña. Mamá no pudo encontrar un kinder que se adaptase a nuestras necesidades, nuestra singular inteligencia requería de una educación que no existía y sigue sin existir. Fuimos autodidactas hasta los 6 años. Mamá, experta en la economía doméstica, decidió no contratar a alguien para que cuidase de nosotras. ¿Quién nos cuidaba entonces? La respuesta es sencilla: mamá. Ella trabajaba martes y jueves de 10 a 14 horas, no olvidéis que es sindicalista. Los días que trabajaba nos dejaba en la biblio.



Las tardes las pasábamos con la abuelita Mirentxu, salíamos a pasear por las calles de Zarautz, y la abuela nos invitaba a merendar en la pastelería Zalacaín, nos tomábamos un té, earl grey el mío, acompañado de un milhojas de nata, no de merengue. La pastelería estaba llena de señoras de la edad de la abuelita que se pasaban la santa tarde ocupando las pocas mesas que allí había, pero a mi abuela le reservaban una. Se acercaban las señoras a saludar a la abuela y a pellizcarnos los mofletes. Siempre que nos preguntaban cualquier cosa, Zulema y yo, las respondíamos en alemán y nos miraban con una mezcla de repulsión y admiración.



Los días de sol la abuela nos llevaba a Donosti. Lauro, el chófer, nos dejaba en la puerta del hotel Londres, allí la abuela tomaba un gintonic con unas gotitas de angostura, más animadas recorríamos la Concha. Debo hacer una pausa en el relato y explicar algo que a mi hermana y a mí nos traumatizó: en San Sebastián había siempre mucha prensa y muchos admiradores de mi abuela, ella era muy famosa en toda Guipúzkoa, nuestros agradables paseos se veían perturbados por la presencia de dichos admiradores y periodistas. Zulema y yo no aguantábamos, nos agobiaban mucho, y los admiradores nos daban palmaditas en la cabeza, que horror, así que salíamos corriendo hasta Monte Igueldo, de ahí nuestra afición al running. Sin embargo, mi abuela disfrutaba con sus admiradores, le pedían autógrafos y que hablase, querían escuchar su voz y su gran dicción. Y ella, toda ufana, se ponía a recitar “Carta de Pablo a los corintios”, la gente lloraba de la emoción, hasta las galernas hacían una pausa antes de estropear la tarde y el recital de mi abuela. Esto explica porque Zulemita y yo tenemos fobia a los reporteros de calle.



Nuestros veraneos comenzaban el 1 de mayo y terminaban el 1 de noviembre, no veraneábamos en Benidorm los 6 meses, íbamos a Baden-Baden 3 meses y luego a Benidorm. Esto fue gracias a papá:



_Abubilla mía, no es normal que las niñas estén 6 meses en Benidorm.



_Las niñas disfrutan en la playa, tu opinión no me importa.



_Palomita mía, mi colibrí, escúchame, las niñas se asilvestran con tanta playa, son 6 meses.



_Me pones frenética con tantos nombre de aves, que bobos son los hombres de esta familia. Está bien, mitad en Benidorm y la otra en Baden-Baden.



Abubilla Rocsun, mi madre, tomó una decisión justa para todos. Que inteligente ha sido siempre.



Los tres meses en Benidorm eran fantásticos, pasábamos el día en la playa, el abuelo iba cargado con todas las viandas para pasar el día: tortilla de patata, bocadillos de merluza rebozada, muchas latas de cerveza, vino con trozos de fruta, mirindas y pastelillos del mercadona. Plantaba las mesas plegables y las sombrillas en la arena y a disfrutar. El abuelo llevaba su pequeña radio que se pegaba al oído todo el día para estar informado. Por la noche regresábamos a casa y asábamos sardinas, más tarde se llenaba el jardín de gatos, y yo no lo soportaba, que asco he tenido siempre a los animales.



Es injusto que los medios de comunicación hablen más y mejor de mi abuela Mirentxu, mi abuela Julieta era tremendamente divertida, es verdad que cuando fui princesa no la visitábamos tanto como a Mirentxu, pero la abuela Julieta era una señora sensacional, no tenía la dicción de Mirentxu, pero sabía pescar salmonetes con la mano, y hacía un arroz a banda para chuparse los dedos. Además, el abuelo de Julieta, el padre de Visitación la pescadera, era pirata y se instaló en Filipinas. Nos contaba un montón de aventuras que vivió su abuelo, el de Filipinas. En definitiva, una señora muy interesante.



Uno de aquellos gloriosos veranos en Benidorm conocimos a Delfín Rocsun, hijo de Manolillo Rocsun hermano de mi madre. Cara redondita y afable, algo retraído, pero muy simpático y listo, pero no tanto como los Mondariz. Le caía un mechoncillo de pelo sobre la frente que yo le apartaba constantemente. A pesar de ser un niño, ya estaba un poco calvo, tenía muchas entradas y yo no tenía pelo en la coronilla, eso nos unió mucho. Me recitaba leyes de memoria y yo le corregía, eso le irritaba, pero nos queríamos. Jugabamos a ir de médicos, he dicho bien, ir de médicos, no a los médicos; por ejemplo, me vendaba un tobillo e íbamos a urgencias para que me lo “curasen” cuando en realidad no tenía nada. En una de estas ocasiones, me puse un cojín debajo de un vestido, y fuimos mi primo y yo a una clínica de alborotos, me tenían que alborotar al futuro bebé, que risa, aunque más tarde supimos que este juego sería profético.



Delfín siempre ha sido muy conocedor de la historia familiar y de nuestros antepasados, al parecer, los Rocsun tenemos origen noble, nuestros antepasasados franceses fueron los rochesoleilano. Nadie puede dudar del origen noble de mis familias paterna y materna.



La segunda quincena de mayo nos venían a visitar la abuelita Mirentxu y su mamá, Doña Aránzazu del Lago alias “la cebolluca”, más tarde os hablaré de “la cebolluca”, merece un capítulo propio.



Los domingos el abuelo llevaba a Julieta a misa en el milqui, a él no le gustaba ir a misa y Zulemita y yo no podíamos entrar, así que nos daba un paseo con el milqui por Benidorm, que gozada montar en taxi sin que bajen la bandera. El abuelo es un hombre muy dicharachero y majo, gracias a esto le daban generosas propinas, y pudo vender el viejo citroen 11 y comprar un seat 1500, el milqui. En aquella época, el milqui era como hoy el skoda octavia de los taxistas, un coche robusto y que consumía poco.



Los tres meses en Baden-Baden transcurrían de forma distinta, Zulemita y yo acudíamos todos los días al palacio de pioneros, o centro cultural de la ciudad, e impartíamos clases de teoría económica marxista y de euskera. Así hasta que llegaba el 1 de noviembre y otra vez en la brecha.



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El abuelo con el "milqui"


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El abuelo en la casa de Benidorm. El bebé creo que es Delfín.


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La Atlantic City íbera: Benidorm.


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El abuelo cuando fue mecánico en la posguerra. Es el que está subido en los camiones.


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Comenzando por la izquierda: mi abuela Julieta; mi bisabuela "la cebolluca" madre de Mirentxu; mi abuela Mirentxu; mi tía Motilla, hermana de mi madre. Mis familias de padre y madre siempre se han llevado muy bien, esta foto lo demuestra.



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Los abuelos en el centro, la niña del gorro soy yo, el de la derecha es Delfín, detrás su padre Manolillo. Al lado de los abuelos mamá con Zulemita, y Motilla al lado de Delfín. Las niñas de la izquierda son las hijas de unos vecinos.
 
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