En mi opinión, habría de hacerse un estudio serio, realista y constatable de los gastos que comportan cada una de las dos formas de Estado y con esos datos, ya tendríamos base suficiente para poder decidir, sin olvidar que los presidentes de Republicas también viven a todo trapo.
Con respecto a que estos últimos son removibles de sus cargos, no se puede obviar que también se les sigue manteniendo aunque ya no ejerzan.
Lamentablemente siempre se va a parar a lo mismo, el gasto. Gasto que nos pueden camuflar o engordar, depende de quien lleve las riendas, pero que no es el punto principal de la cuestión a mi modo de ver.
Antes del gasto está la honestidad de la persona, y ¿quien puede ponerla en duda con la inviolabilidad como espada dispuesta a blandirse?
Tambien la inamovibilidad, escandaloso.
Los principios no son válidos, se mire por donde se mire. Y con unos principios de cartón piedra no hay edificio que se mantenga.