El Cancer, enfermedades, envejecimiento - causas & tratamiento, todo un uno

Qué teoría os convence más como explicación del cáncer, esta o la de la medicina oficial?


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HISTORIAS REALES

I. La historia de Cris


"My name is Chris Wark.
I was diagnosed with stage 3 colon cancer in 2003, at 26 years old.
I had surgery, but refused chemo.
Instead I used nutrition and natural therapies to heal myself.
By the grace of God, I'm alive and kicking, and cancer-free!"


http://www.chrisbeatcancer.com/why-i-didnt-do-chemo/

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HISTORIAS REALES

I. La historia de Cris


"My name is Chris Wark.
I was diagnosed with stage 3 colon cancer in 2003, at 26 years old.
I had surgery, but refused chemo.
Instead I used nutrition and natural therapies to heal myself.
By the grace of God, I'm alive and kicking, and cancer-free!"


http://www.chrisbeatcancer.com/why-i-didnt-do-chemo/

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Como éste hay miles,pero no interesa estudiar tratamientos baratos y accesibles,no dan beneficios.No hay que convencer a nadie.Hay que extender la informacion para que cada uno elija su opción.Los ataques furibundos demuestran intereses espurios.
 
http://naukas.com/2014/10/22/tenemos-maria-hasta-en-la-rae/
Tenemos maría hasta en la RAE
  • Por Oihana Iturbide on 22 octubre, 2014
  • DIVULGACIÓNQUÍMICA
  • 41 COMENTARIOS
Hace unos días, mi sangre se convirtió en lava al leer un titular que decía: “La marihuana salva vidas”. Continué leyendo y constaté que… sí, algunas de las cosas que se decían en él eran ciertas. No obstante, el titular era absolutamente confuso, ¿no se podía haber utilizado otra manera de presentar la noticia? No es que yo sea una quisquillosa (que lo soy) sino que existen expresiones que, sin querer (o queriendo), pueden dan lugar a malas interpretaciones. Veamos un ejemplo de hace unos días:

  • Ana Mato dijo: “Probablemente no hemos hecho todo bien”.
  • Ana Mato podría haber dicho (pero no lo hizo): “Seguro que hemos hecho cosas mal”.
En ambos casos la información es cierta pero, ¿qué connotaciones tiene el primer titular? Pues eso.

Cuando salí del curro para tomarme el café con mis compañeras, saqué el tema para ver cómo opinaban y… ¡voilà! No lo veían como yo. Claro, yo estoy absolutamente condicionada, lo sé, nunca conseguiré ser objetiva ante cuestiones que hacen referencia a las drogas. Sin embargo, mientras trataba de ejercitar mi mirada critica en ambos sentidos, pensé: vamos a ver qué quieren decir mis contertulias, y voy a intentar verlo poniendo mi opinión en cuarentena.

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Una de mis compañeras es de una astucia insultante, así que opté por acomodar en un hueco de mi obtusa cabeza a algunos de sus argumentos para que reverberaran durante un rato. Después, me dediqué a leer un poco sobre el tema y, finalmente, me puse a escribir.

Es un hecho que la marihuana (Cannabis sativa) está muy de moda (hasta los de la RAE le han dado un espacio en su mesa) y también lo es que contiene algunos compuestos químicos que pueden ser útiles para tratar determinadas enfermedades o síntomas (mi amigo Oscar Huertas lo explica de lujo aquí). Sólo por eso, creo que es importante que aquellos que somos tan contrarios a ella, reconsideremos nuestras posiciones. Pero, ¿¿¿es suficiente argumento para hacerle la ola???

No debemos confundir las cosas: el término “marihuana terapéutica” se utiliza generalmente para referirse a la planta sin procesar, y respecto a ella, debemos saber que no está reconocida a nivel terapéutico por La Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA); otra cosa es cuando nos referimos a algunos de sus principios activos, los llamados cannabinoides, que -tras muchas investigaciones- sí han pasado por el temido filtro de la FDA y sí se están comercializando en forma de medicamentos: el Marinol® cuyo principio activo es eldronabinol, una versión sintética del delta-9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC), y elCesamet®, ambos indicados para el tratamiento de la anorexia asociada a la pérdida de peso en pacientes con VIH, así como para las náuseas y vómitos que acompañan a los efectos de la quimioterapia en algunos pacientes con cáncer.

También contamos, por otro lado, con el Sativex® cuyos principios activos son el cannabidiol y el mismo dronabinol, aprobado actualmente en Reino Unido y en algunos países de Europa como tratamiento para los síntomas en pacientes adultos con espasticidad (tensión inusual o aumento del tono muscular) moderada o grave debida a la esclerosis múltiple (EM). El Sativex se encuentra, además, en fase III de ensayos clínicos en EEUU para tratar el dolor en pacientes con cáncer. Finalmente, nos encontramos con el Epidiolex™ indicado para algunas formas de epilepsia infantil pero que todavía no ha completado los ensayos clínicos para establecer su eficacia y seguridad.

¿Que de dónde han sacado la marihuana para poder investigar hasta conseguir la comercialización de estos fármacos? Atención al video:


Pero no nos desviemos del tema… ¿puede, la comercialización y promoción de estos nuevos medicamentos, provocar una percepción errónea de seguridad? ¿Qué responsabilidad tienen los medios de comunicación a la hora de redactar sus titulares?

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Es un hecho que, al mismo tiempo que aumenta la aceptación del uso terapéutico de la marihuana (e incluso de su legalización), disminuye en las personas más jóvenes la percepción de riesgo, al tiempo que aumenta su uso.

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Percepción del riesgo asociado a la marihuana durante los últimos años.
Entonces… si tan segura es la marihuana, ¿por qué la FDA no aprueba su uso a nivel terapéutico?

Pues me temo -en contra de todo lo que están pensando los conspiranoicos sobre la industria farmacéutica- que hasta ahora no ha habido suficientes ensayos clínicos a gran escala que demuestren que los beneficios de la planta de marihuana (y no sus derivados cannabinoides específicos) sean mayores que los riesgos asociados a su consumo. ¿Y qué riesgos son esos? -te estarás preguntando-. Pues bien, mencionaré sólo algunos (si queréis más, acudid a las referencias):

  • Deterioro de la memoria a corto plazo.
  • Juicio y toma de decisiones alterada.
  • Efectos en el estado de ánimo: ansiedad grave, paranoia y psicosis, especialmente después de altas dosis.
  • Reducción de la capacidad de coordinación motora y aumento del tiempo de reacción.
  • Riesgos de problemas o enfermedades respiratorias.
  • Deterioro de la capacidad cognitiva (fantástico artículo de Materia aquí).
  • Problemas neurológicos en el bebé si se fuma estando embarazada.
  • Adicción: el 10% de las personas que prueban la marihuana se vuelven adictas a ella (otro artículo aquí). Es decir, 1 de cada 10 (piensa en tu pandilla de colegas) sufrirá la mayoría de las consecuencias que acabo de mencionar, probablemente de forma irreversible.
Dicho esto -y para terminar- creo que cualquier medicamento sólo se debe consumir si responde a una necesidad. Es decir, ¿estás enfermo? pues consúmelo (bajo prescripción médica, por supuesto) ¿Estás sano? no lo consumas (a no ser que quieras terminar siendo un “farmayonki”). Desde mi punto de vista (¿qué sería de este artículo si no lo diera…?), el problema no es la marihuana en sí o sus derivados, sino -como todo- el uso que se hace de ella/os. No voy a entrar en la cuestión del uso recreativo puesto que, sinceramente, creo que no hace ninguna falta fumarse un porro para entregarse al ocio; no obstante, si me centro en el aspecto terapéutico del THC, diré que siempre aplaudiré que se prescriba en aquellos casos en los que sea absolutamente necesario; y que aplaudiré todavía más fuerte, si se informa al paciente de las contraindicaciones que van indisolublemente unidas a dicho medicamento.

Por si no las conocéis, os incluyo un tentempié:

  • Historial de alcoholismo o adicción a las drogas (para esto se necesitará en la Sanidad Pública especialistas capaces de hacer un buen diagnóstico… ).
  • Epilepsia u otro trastorno que se manifieste con convulsiones.
  • Presión arterial alta o baja.
  • Enfermedad del corazón, hígado o riñón.
  • Transtorno mental en el pasado o presente (depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar, psicosis, etc).
Referencias:

  1. National Institute of Drug Abuse (October 17, 2014). Marijuana Retrieved
  2. National Institute of Drug Abuse (Revised March 2014). Research on the Therapeutic Benefits of Cannabis and Cannabinoids
  3. Independently Funded Studies Receiving Research Grade Marijuana (1999 to present)
 
Última edición por un moderador:
http://naukas.com/2014/06/17/quimioterapia-frente-al-cancer-los-origenes/
Quimioterapia frente al cáncer – Los orígenes
En los tiempos de relativismo postmodernista que corren, en los que cualquier avance realizado por la “casta cientificista” es puesto en duda empleando la negación de los hechos o es contrapuesto por la magia y la charlatanería, uno de los avances contra los que más frecuentemente se dirigen los ataques es la quimioterapia del cáncer.

Contra la quimioterapia como tratamiento se dice que conocemos a mucha gente que ha muerto de cáncer pese a recibir tratamiento basado en quimioterapia, o que dicho tratamiento no sirve para otra cosa más que para enriquecer a las malvadas farmacéuticas destruyendo la calidad de vida del paciente de una manera vil y sin escrúpulos.

Por eso, me propongo (no prometo nada, esto es solo una declaración de intenciones) realizar una serie de entradas que traten de aclarar qué es la quimioterapia del cáncer, de dónde viene, qué tratamientos existen y para qué sirven (si es que sirven de algo).

Comencemos por el principio. La quimioterapia del cáncer es el tratamiento con agentes farmacológicos que normalmente busca matar a las células del tumor. Su acción, en general, es poco específica y está basada en la capacidad para destruir a las células que se encuentran activamente en división. Dado que una hiperactivación de la división celular es una característica esencial de las células del cáncer, los agentes quimioterapéuticos se emplean por su acción extremadamente tóxica hacia las células del tumor. Pero claro, en el organismo existen otras células que pueden encontrarse en división. Fundamentalmente las células del epitelio digestivo (las que forman la capa que recubre el intestino), las de la piel y las de la sangre. Aunque pueda sorprender, en un organismo adulto son pocos los tejidos que se encuentran activamente en división y estos se limitan a aquellos que requieren unas constante renovación. Literalmente estamos soltando a nuestro paso millones de células a diario que proceden de los tejidos mencionados anteriormente; pero el resto de los tejidos parece el paisaje desolador de un western.

Pero, ¿de dónde procede el uso de estos compuestos? ¿por qué los usamos?

Para entender el inicio del uso de la quimioterapia hay que situarse en la primera mitad del siglo pasado. En aquel momento, las alternativas terapéuticas para un paciente de cáncer eran muy escasas, limitadas exclusivamente a la cirugía o al tratamiento compasivo en espera de una muerta segura. La resección quirúrgica de las masas tumorales suponía únicamente un retraso en el desarrollo de la enfermedad en la mayoría de los casos, lo que llevó a algunos cirujanos a proponer que cuanto más extensas fuesen las áreas extirpadas a los pacientes, mayores serían las expectativas de éxito. Esta hipótesis derivó en el desarrollo de lo que se dio en llamar “cirugía radical” que resultaba en unas tremendas desfiguraciones, cuando no directamente en la muerte de los pacientes en la mesa del quirófano.

En aquel momento, eran pocos los científicos que especulaban con la posibilidad de encontrar lo que en su momento se dio en llamar una “bala mágica” que pudiese controlar el desarrollo tumoral y pusiese freno a la enfermedad. Es necesario hacer el ejercicio mental de situarse en un momento en el que el origen y la causa de este conjunto de enfermedades era desconocido y permanecía como objeto de investigación y debate. Una de las propuestas existentes era el origen vírico de la enfermedad y dado el enorme éxito de las campañas de vacunación del momento, viruela y polio como las más destacadas, surgieron voces que pedían una vacuna frente al cáncer también.

Una de las primeras aproximaciones al uso de agentes quimioterapéuticos se produjo, como en muchas otras ocasiones en ciencia, con una cierta dosis de casualidad. Una casualidad que nació de un grave hecho criminal que se tornó una bendición.


El SS John Harvey de la armada de EEUU liberando su carga tóxica en el puerto de Bari durante la II Guerra Mundial
El 2 de diciembre de 1943, un ataque de la aviación nazi al puerto de Bari en Italia, en donde se encontraba atracada la armada de los EEUU, se saldó con cientos de muertos y 17 barcos hundidos. Entre ellos, el SS John Harvey que al recibir las bombas nazis liberó su letal carga química al mar y al aire, provocando una enorme nube tóxica. El buque de carga estadounidense llevaba a bordo un cargamento secreto que solo los más altos cargos militares conocían, unas 2.000 bombas del tipo M47A1 cargadas cada una con alrededor de 30 kilos de gas mostaza. Este agente químico se había desarrollado a principios del siglo XX y había sido utilizado en los campos de batalla durante la I Guerra Mundial, con resultados devastadores. Por ello, su uso fue prohibido en convenciones internacionales firmadas por la comunidad internacional, y entre otros, por EEUU. Pese a este acuerdo, los EEUU continuaron su plan secreto de producción y almacenaje de armas químicas y, en el escenario de la II Guerra Mundial y ante un hipotético uso de armas químicas por parte del ejército nazi, la armada estadounidense había decidido pertrecharse de su propio arsenal químico en Europa.

Las consecuencias de la liberación de este gas letal fueron desastrosas para la armada de EEUU albergada en Bari y para la población de la ciudad italiana. Cuando el Dr Stewart Alexander, de la armada de los EEUU, recibió el encargo de analizar las consecuencias del desastre sus observaciones destacaban la fuerte reducción en células sanguíneas, en concreto células linfoides y mieloides. Esta peculiaridad llegó a oídos de Louis S. Goodman y Alfred Gilman, dos farmacólogos del Departamento de Defensa de los EEUU quienes formularon una hipótesis. Si el compuesto tóxico del letal gas mostaza resulta en la eliminación de las células mieloides y linfoides, células que se caracterizan por su rápida división, quizás también resulte especialmente tóxico en el caso de las células de un linfoma, una enfermedad neoplásica resultado de una proliferación excesiva e incontrolada de células linfoides.

Tras una primera prueba exitosa de su hipótesis en un modelo animal, un ratón al que se le inducía el linfoma, se decidieron por probar el efecto de esta aproximación en un paciente de linfoma. El resultado fue espectacular y el paciente mostró una reducción muy importante de las células del tumor, eso sí, de manera transitoria; pero era un paso muy prometedor, la primera demostración de que el crecimiento tumoral podía ser controlado con agentes farmacológicos.

Una segunda vía de desarrollo inicial de la quimioterapia del cáncer se produjo dentro del área de investigación en antimetabolitos y fue el resultado de una deducción derivada de la investigación biomédica y bioquímica, y no de la simple casualidad, como en el caso del gas mostaza. En esta aproximación jugó un papel fundamental el patólogo Sidney Farber, para muchos el padre de la quimioterapia racional del cáncer. Farber se encontraba estudiando desde hacía años las leucemias y linfomas pediátricos en el Hospital Infantil de Boston y sabía del descubrimiento del ácido fólico, un compuesto identificado hacía poco tiempo por la británica Lucy Wills en la India como imprescindible para regular el correcto crecimiento de los linfocitos y cuya carencia era la base de la anemia que sufrían los pobres de entre los pobres que habitaban Bombay.

En 1946 el patólogo estadounidense pensó que quizás administrar ácido fólico a los niños con leucemia de su hospital resultaría en un mejor control del crecimiento de sus células tumorales. El resultado fue un terrorífico desastre. Lo que el ácido fólico provocaba en los niños era un empeoramiento de su leucemia debido a una proliferación aún mayor de sus células tumorales. Razonó entonces que si a estos niños se les administrase un compuesto antagonista del ácido fólico es decir, con acción contraria, las células de la leucemia quizás dejarían de crecer. El ácido fólico es necesario para que una enzima celular funcione correctamente, la dihidrofolato reductasa (DHFR). Esta enzima utiliza el ácido fólico como base para la generación de piezas básicas de la estructura de la hebra de ADN, el material genético. Las células de la sangre, como decíamos antes, se dividen y renuevan constantemente a un ritmo vertiginoso y por ello en ellas es tan importante mantener un metabolismo de ácidos nucleicos (los compuestos base del ADN) correcto.

El químico de origen indio hindú Yellapragada_Subbarao, uno de esos personajes esenciales en la historia de la ciencia que fueron relegados al olvido en su tiempo, se encontraba por aquel entonces trabajando en la compañía farmacéutica Lederle intentando aislar ácido fólicode fuentes naturales para su comercialización. La compañía farmacéutica Lilly había ganado bastante dinero vendiendo un concentrado de vitamina B12, necesaria para tratar la anemia perniciosa, y siguiendo esa misma estrategia se proponía conseguir una preparación de fólico. En su etapa anterior en Boston, Subbarao había demostrado su pericia química consiguiendo aislar el ATP (la molécula que opera como una moneda energética en la célula) y la creatina, pero al no conseguir continuar con una carrera académica pese a estos éxitos, había cambiado su orientación hacia el mundo industrial. Todos sus esfuerzos intentando purificar fólico resultaban en fracaso, hasta que decidió cambiar de estrategia y producir el compuesto en el laboratorio de manera sintética. Finalmente lo consiguió, pero además el éxito llegó con premio extra. Como resultado del proceso de síntesis química Subbarao fue obteniendo productos intermedios y derivados. Alguno de ellos resultó ser un compuesto antagónico alácido fólico, es decir, tenía la capacidad de oponerse a la actividad natural del fólico porque es reconocido por la enzima que en condiciones normales lo usa, la DHFR, pero no es capaz de ejercer la función normal, lo que bloquea a la enzima.


El químico de origen hindú, Subbarao, descubridor (entre otros) de los antifolatos con su equipo de la farmacéutica Lederle
Farber conocía a Subbarao de su etapa en Boston y dado su interés por el fólico y su hipótesis de cómo debía comportarse un antifólico con sus pacientes de leucemia, pidió al químico hindú si podría suministrarle alguno de estos compuestos intermedios en la síntesis de fólico. Subbarao envió aminopterina a Farber y éste se puso manos a la obra.

Durante 6 meses entre 1947 y 1948, el patólogo de Boston trató 16 niños con leucemia linfoblástica aguda (LLA), una enfermedad muy agresiva y mortal. Diez de ellos respondieron positivamente al tratamiento, y 5 sobrevivían entre 4-6 meses tras el diagnóstico, algo que para este tipo de leucemia no tenía precedentes. Los resultados se publicaron en la revista médica más prestigiosa, New England Journal of Medicine. Pese a que la publicación fue acogida con escepticismo, cuando no directamente con oposición (fue acusado de experimentar inútilmente con los niños en vez de dejarlos morir “piadosamente“) esta publicación sentaba todo un precedente y abría la puerta a una posibilidad realmente esperanzadora.

El trabajo de Farber demostraba que era posible emplear agentes químicos que actuaran como venenos de las células tumorales y que la estrategia de búsqueda de compuestos tóxicos que fuesen potentes y lo más selectivos posible, ofrecía esperanzas en la lucha frente al cáncer. Tras la aminopterina por ejemplo vino el metotrexato, con mejor índice terapéutico y mayor éxito como antitumoral. Desde entonces, se inició una carrera por encontrar nuevos agentes que pudiesen ser empleados como medicinas frente a los distintos tipos de cáncer.

Hoy en día, la LLA infantil tiene unas muy buenas tasas de supervivencia, cercanas al 95%.


Supervivencia de los niños con LLA antes de 1960

Supervivencia de los niños con LLA después de 1960 (con mejores tratamientos de quimioterapia)
 
El 65% de los cánceres son por casualidad
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SI TE DA UN CÁNCER ES POR EL AZAR

¡No puedo creerme que las 2/3 partes de los cánceres que se producen sean por casualidad!


Es muy sencillo decir que el azar es el causante de enfermedades, como el cáncer, cuando lo que sucede, en realidad, es que los científicos que se ocupan de estudiar la medicina alopática desconocen las verdaderas causas. Con que prestaran un poco de atención a estudios como los del Dr. Hamer (Nueva Medicina Germánica) comprenderían el origen de la mayoría de los cánceres que padecemos. Entrar en noticia: http://www.narom.org/Cancer al azar.html


ME NIEGO A CREERLO

No es posible que "Dios" haya creado un organismo que produce cánceres al azar. Os recuerdo que estamos hablando del 65% de los cánceres. Todo en la naturaleza tiene un sentido. Que no lleguemos a entenderlo no significa que no tenga una explicación. Esto es aplicable a todas las disciplinas científicas. Cada vez que no acertamos a entender cualquier teoría metemos el azar para explicarla.



LA MALA SUERTE

Un estudio cuantifica por primera vez que el 65% del riesgo de cáncer se debe al azar

En uno de sus cuentos, Jorge Luis Borges inventó la lotería de Babilonia, controlada por una organización cada vez más secreta y poderosa que acaba dominando las vidas de todos los habitantes. El premio en algunos casos era la muerte y la lotería, una variante del destino. “Babilonia no es otra cosa que un infinito juego de azares”, escribió el argentino.

En el mundo real, el cáncer es también un infinito juego de azares. Gran parte de los tumores conocidos no se deben a factores externos y evitables, como fumar, ni a razones hereditarias escritas en los genes, sino también al puro azar. Ahora, un estudio ha cuantificado cuánto pesa ese factor suerte en el cáncer. Sus resultados, publicados hoy en Science, confirman que la “mala suerte” explica dos tercios de todo el riesgo de cáncer en un tejido mientras que las variables genéticas y ambientales explican otro tercio.

La mala suerte se debe a “mutaciones aleatorias que suceden durante la división normal de las células madre cuando estas se producen en genes que intervienen en el desarrollo del cáncer”, explica el estadístico y matemático de la Universidad Johns Hopkins (EE UU) Cristian Tomasetti, coautor del trabajo. “Posiblemente esto no contradice lo que ya se pensaba, pero es la primera vez que se mide la contribución de esa mala suerte, y resulta que juega un papel más importante del que se creía”, argumenta.




En el colon hay unas 150 veces más divisiones de células madre que en el duodeno, lo que explica por qué los tumores sean 30 veces más frecuentes
En el cuerpo hay tejidos que tienen millones de veces más probabilidades que otros de desarrollar un tumor. Ni los factores externos ni los genéticos podían explicar toda esa diferencia, por ejemplo, por qué los tumores de pulmón son mucho más frecuentes que los de hueso incluso en no fumadores. El trabajo cuantifica ahora el papel de la otra gran pieza del puzle: las células madre. Cada vez que una célula madre se divide para generar otra, su ADN se copia y en ese proceso suceden erratas que, acumuladas, explican gran parte de los tumores. Junto a su compañero Bert Vogelstein, oncólogo de la Johns Hopkins y Premio Príncipe de Asturias de las ciencias en 2004, Tomasetti ha calculado cuántas divisiones celulares hay en 31 tejidos del cuerpo a lo largo de toda una vida y ha demostrado que ese número está fuertemente correlacionado con el riesgo de sufrir un tumor en esos tejidos. Cuantas más divisiones, más riesgo. En total, en torno al 65% de los tumores se explicarían por este factor suerte, según sus datos.

Un ejemplo: en el colon hay unas 150 veces más divisiones de células madre que en el duodeno, lo que explica por qué en él los tumores son hasta 30 veces más frecuentes aunque los riesgos hereditarios sean los mismos. Algo parecido sucede al comparar las células basales de la piel y los melanocitos. Ambas reciben idéntico riesgo externo en forma de radiación solar, pero las basales se dividen mucho más y por eso el carcinoma de células basales es mucho más frecuente que el melanoma.

Con sus datos estadísticos en la mano, los autores dividen los 31 tumores estudiados en dos grandes tipos. En uno figuran el cáncer de pulmón en fumadores, el cáncer de hígado en pacientes con hepatitis C y otros siete tipos en los que factores externos y los hereditarios se suman al riesgo inherente de que esos órganos desarrollen un tumor. En el otro figuran 22 tumores como el cáncer de pulmón en no fumadores, el glioblastoma, la leucemia linfocítica crónica o el cáncer de esófago, cuya causa es primordialmente ese factor suerte basado en la división de las células madre.



El bioestadístico Tomasetti resalta dos conclusiones importantes. La primera es que, aunque hasta ahora el hecho de que una persona no tuviese cáncer a pesar de estar expuesta a compuestos cancerígenos como el humo del tabaco se atribuía a que tiene “buenos genes”, lo cierto es que en la mayoría de casos solo tuvo “buena suerte”. La segunda es que “mientras cambiar los malos hábitos es una ayuda enorme para prevenir algunos tipos de cáncer, esto no es tan efectivo para otros”. “Por eso deberíamos poner más esfuerzo de investigación y recursos en desarrollar formas de detección temprana para detectar esos otros tipos de cáncer en las primeras etapas, cuando aún son curables” concluye.

Cada vez que una célula madre se divide para generar otra, su ADN se copia y en ese proceso suceden erratas que, acumuladas, explican gran parte de los tumores

El investigador de la Universidad de Oviedo Carlos López-Otín es escéptico sobre este estudio. Por un lado, hablar de “mala suerte” en el cáncer puede “conducir a confusión”, dice, y hacer que la gente baje la guardia asumiendo que gran parte de su riesgo de cáncer es inevitable. Por otro, señala, este estudio no aporta conceptualmente nada nuevo, más allá de cuantificar estadísticamente la contribución de factores genéticos, ambientales y los debidos al mero azar.

Entrar en noticia: http://www.narom.org/Cancer al azar.html
http://www.narom.org/Cancer al azar.html
Mas informacion:
http://time.com/3651785/cancer-bad-luck/
 
Uno se levanta con esa noticia que el 2/3 de los canceres son por "mala suerte biologica ", o que no tienen razón alguna de aparecer como en el caso de cáncer de pancreas, leucemia, huesos, testicular, ovarios y cancer del cerebro. Los investigadores han llegado a la conclusion que evitar el tabaco, comer saludable y estar lejos del sol ayuda aunque no siempre previene ni garantiza que no aparezcan tumores de la nada.

Y bueno, yo en mi opinion personal, estoy de acuerdo con esta nueva teoría, gente que ha llevado vidas casi espartanas que están pendientes literalmente de cada latido del corazon, que son casi hipocondríacos, que se chequean cada 6 meses, que evitan los excesos y de momento te enteras que padecen un cancer terminal y sin remedio.
Los bebes enfermos de cancer, los deportistas, los ninos, la gente joven saludable, ninguno está exento de padecer la enfermedad aunque resulte inexplicable como la adquirieron.

Me parece interesante este nuevo debate sobre el cabrón cáncer.
 
El 65% de los cánceres son por casualidad
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SI TE DA UN CÁNCER ES POR EL AZAR

¡No puedo creerme que las 2/3 partes de los cánceres que se producen sean por casualidad!
Es muy sencillo decir que el azar es el causante de enfermedades, como el cáncer, cuando lo que sucede, en realidad, es que los científicos que se ocupan de estudiar la medicina alopática desconocen las verdaderas causas. Con que prestaran un poco de atención a estudios como los del Dr. Hamer (Nueva Medicina Germánica) comprenderían el origen de la mayoría de los cánceres que padecemos. Entrar en noticia: http://www.narom.org/Cancer al azar.html


ME NIEGO A CREERLO

No es posible que "Dios" haya creado un organismo que produce cánceres al azar. Os recuerdo que estamos hablando del 65% de los cánceres. Todo en la naturaleza tiene un sentido. Que no lleguemos a entenderlo no significa que no tenga una explicación. Esto es aplicable a todas las disciplinas científicas. Cada vez que no acertamos a entender cualquier teoría metemos el azar para explicarla.


LA MALA SUERTE

Un estudio cuantifica por primera vez que el 65% del riesgo de cáncer se debe al azar

En uno de sus cuentos, Jorge Luis Borges inventó la lotería de Babilonia, controlada por una organización cada vez más secreta y poderosa que acaba dominando las vidas de todos los habitantes. El premio en algunos casos era la muerte y la lotería, una variante del destino. “Babilonia no es otra cosa que un infinito juego de azares”, escribió el argentino.

En el mundo real, el cáncer es también un infinito juego de azares. Gran parte de los tumores conocidos no se deben a factores externos y evitables, como fumar, ni a razones hereditarias escritas en los genes, sino también al puro azar. Ahora, un estudio ha cuantificado cuánto pesa ese factor suerte en el cáncer. Sus resultados, publicados hoy en Science, confirman que la “mala suerte” explica dos tercios de todo el riesgo de cáncer en un tejido mientras que las variables genéticas y ambientales explican otro tercio.

La mala suerte se debe a “mutaciones aleatorias que suceden durante la división normal de las células madre cuando estas se producen en genes que intervienen en el desarrollo del cáncer”, explica el estadístico y matemático de la Universidad Johns Hopkins (EE UU) Cristian Tomasetti, coautor del trabajo. “Posiblemente esto no contradice lo que ya se pensaba, pero es la primera vez que se mide la contribución de esa mala suerte, y resulta que juega un papel más importante del que se creía”, argumenta.




En el colon hay unas 150 veces más divisiones de células madre que en el duodeno, lo que explica por qué los tumores sean 30 veces más frecuentes
En el cuerpo hay tejidos que tienen millones de veces más probabilidades que otros de desarrollar un tumor. Ni los factores externos ni los genéticos podían explicar toda esa diferencia, por ejemplo, por qué los tumores de pulmón son mucho más frecuentes que los de hueso incluso en no fumadores. El trabajo cuantifica ahora el papel de la otra gran pieza del puzle: las células madre. Cada vez que una célula madre se divide para generar otra, su ADN se copia y en ese proceso suceden erratas que, acumuladas, explican gran parte de los tumores. Junto a su compañero Bert Vogelstein, oncólogo de la Johns Hopkins y Premio Príncipe de Asturias de las ciencias en 2004, Tomasetti ha calculado cuántas divisiones celulares hay en 31 tejidos del cuerpo a lo largo de toda una vida y ha demostrado que ese número está fuertemente correlacionado con el riesgo de sufrir un tumor en esos tejidos. Cuantas más divisiones, más riesgo. En total, en torno al 65% de los tumores se explicarían por este factor suerte, según sus datos.

Un ejemplo: en el colon hay unas 150 veces más divisiones de células madre que en el duodeno, lo que explica por qué en él los tumores son hasta 30 veces más frecuentes aunque los riesgos hereditarios sean los mismos. Algo parecido sucede al comparar las células basales de la piel y los melanocitos. Ambas reciben idéntico riesgo externo en forma de radiación solar, pero las basales se dividen mucho más y por eso el carcinoma de células basales es mucho más frecuente que el melanoma.

Con sus datos estadísticos en la mano, los autores dividen los 31 tumores estudiados en dos grandes tipos. En uno figuran el cáncer de pulmón en fumadores, el cáncer de hígado en pacientes con hepatitis C y otros siete tipos en los que factores externos y los hereditarios se suman al riesgo inherente de que esos órganos desarrollen un tumor. En el otro figuran 22 tumores como el cáncer de pulmón en no fumadores, el glioblastoma, la leucemia linfocítica crónica o el cáncer de esófago, cuya causa es primordialmente ese factor suerte basado en la división de las células madre.


El bioestadístico Tomasetti resalta dos conclusiones importantes. La primera es que, aunque hasta ahora el hecho de que una persona no tuviese cáncer a pesar de estar expuesta a compuestos cancerígenos como el humo del tabaco se atribuía a que tiene “buenos genes”, lo cierto es que en la mayoría de casos solo tuvo “buena suerte”. La segunda es que “mientras cambiar los malos hábitos es una ayuda enorme para prevenir algunos tipos de cáncer, esto no es tan efectivo para otros”. “Por eso deberíamos poner más esfuerzo de investigación y recursos en desarrollar formas de detección temprana para detectar esos otros tipos de cáncer en las primeras etapas, cuando aún son curables” concluye.

Cada vez que una célula madre se divide para generar otra, su ADN se copia y en ese proceso suceden erratas que, acumuladas, explican gran parte de los tumores

El investigador de la Universidad de Oviedo Carlos López-Otín es escéptico sobre este estudio. Por un lado, hablar de “mala suerte” en el cáncer puede “conducir a confusión”, dice, y hacer que la gente baje la guardia asumiendo que gran parte de su riesgo de cáncer es inevitable. Por otro, señala, este estudio no aporta conceptualmente nada nuevo, más allá de cuantificar estadísticamente la contribución de factores genéticos, ambientales y los debidos al mero azar.

Entrar en noticia: http://www.narom.org/Cancer al azar.html
Mas informacion:
http://time.com/3651785/cancer-bad-luck/

Gracias, bambina, por traer la noticia.
Ya la había visto...

Me parece que ocurre que una de esas dos variantes:
a. los científicos no tienen ni idea cual es la verdadera causa que desencadena un cancer, o
b. suponen algo que dista años luz de la versión oficial hasta ahora, versión que se ha llevado financiamientos en cuanto a investigación, publicidad y tratamientos, y por eso que prefieren ni entrar en discutir el tema profundidad, por el desastre que supondría "desmontar" lo ya montado" como teorías, para la comunidad científica y para la industria.
Yo me inclino más por variante "a." Con poquísimas exepciones.

Un saludo, bambina :)
 
Yo creo que habria que tratarlo como un virus, mas bien, casi tipo epidemia.
yo a los tratamientos, epdlc, les tengo su respeto y creo en su efectividad cuando los canceres no están regados por todo el sistema linfático, hay cientos de miles de casos con resultados felices y exitosos de cura del tumor a base de extirpaciones y distintos tratamientos que se podrian complementar si gustan con medicina natural tambien siempre y cuando no interfieran con los químicos de las otras medicinas. Mantenerse positivo ayuda en un 100%, eso esta probado.

Yo lo mas que quisiera en el 2015 es que hallaran la cura del cáncer, de los cientos tipos de diferentes canceres, en serio. El proceso de la curación es duro y el proceso final cuando no hay nada que hacer es demasiado duro para el que lo padece y para los que sufren viendo a los que padecen esa enfermedad tan cruel.

Pero bueno, hay que recordar que no siempre resulta en una enfermedad terminal. Como digo, hay muchísima gente que lo superan con mucho exito .
 
http://www.lamentiraestaahifuera.com/2011/10/03/el-cncer-no-se-cura-con-bicarbonato/

Por si alguien queire saber quién ese ese tal Simoncini...
El cáncer no se cura con bicarbonato


Javier, un lector de este blog, me enviaba hace unos días el vídeo de un médico italiano, Tullio Simoncini, en el que se afirmaba que el cáncer no está provocado por la reproducción descontrolada de las células cancerígenas, sino como resultado de una infección por hongos.


El tratamiento del cáncer con bicarbonato es una práctica peligrosa, completamente ineficiente y sin ninguna base científica. Las infecciones micóticas oportunistas, como la cándida albicans, son muy frecuentes en pacientes con el sistema inmunológico debilitado o con enfermedades crónicas. Es usual que se presenten estos cuadros infecciosos en enfermos de cáncer, pero esto no quiere decir en absoluto que la causa de la enfermedad sean los hongos, sino que al estar el organismo debilitado es más fácil que la infección ocurra.

En cuanto al “doctor”, Tullio Simoncini fue expulsado en 2003 del colegio de médicos italiano y condenado por estafa. Aunque la causa de la muerte de varios de sus pacientes no fue la aplicación de su terapia, se benefició económicamente de ellos aplicándoles unos métodos no testados anteriormente sobre seres humanos, e infundiéndoles falsas esperanzas. También fue acusado de homicidio involuntario, ya que al parecer laceró el intestino de uno de sus pacientes terminales.

Pero es más, tratar los tumores cancerígenos con bicarbonato sódico ha sido sujeto a una investigación, resultando que además de inútil es potencialmente peligroso.

Pero a pesar de ello, en publicaciones que se autoproclaman dedicadas a la salud, se recogen frecuentemente noticias o eventos relacionados con tratamientos alternativos del cáncer. Por ejemplo Discovery Salud colaboró en la organización en 2009 del III congreso internacional sobre tratamientos complementarios y alternativos al cáncer, al que invitaron a Tullio Simoncini, dedicado ahora a la farándula de las conferencias alternativas. Este era el resumen en DSalud de su intervención:

Tras el descanso de la mañana llegaría el turno de los planteamientos más innovadores. Comenzando por Tullio Somincini, oncólogo italiano que apoyándose en espectaculares imágenes del interior del organismo trató de demostrar que el cáncer está siempre causado por un hongo, la cándida albicans, y que el tumor es el resultado de su invasión más el intento del sistema inmune por contenerlo. A través de los vídeos que mostró se pudo ver cómo se pueden hacer llegar a cualquier órgano soluciones de bicarbonato sódico, una sustancia en su opinión a la que el hongo no puede adaptarse y por tanto es capad de destruirlo. Simoncini denunciaría con contundencia el fracaso actual de la oncología y presentó testimonios visuales de pacientes que habrían revertido su situación con simple bicarbonato sódico.

DSALUD
 
http://naukas.com/2014/10/22/tenemos-maria-hasta-en-la-rae/
Tenemos maría hasta en la RAE
Hace unos días, mi sangre se convirtió en lava al leer un titular que decía: “La marihuana salva vidas”. Continué leyendo y constaté que… sí, algunas de las cosas que se decían en él eran ciertas. No obstante, el titular era absolutamente confuso, ¿no se podía haber utilizado otra manera de presentar la noticia? No es que yo sea una quisquillosa (que lo soy) sino que existen expresiones que, sin querer (o queriendo), pueden dan lugar a malas interpretaciones. Veamos un ejemplo de hace unos días:

  • Ana Mato dijo: “Probablemente no hemos hecho todo bien”.
  • Ana Mato podría haber dicho (pero no lo hizo): “Seguro que hemos hecho cosas mal”.
En ambos casos la información es cierta pero, ¿qué connotaciones tiene el primer titular? Pues eso.

Cuando salí del curro para tomarme el café con mis compañeras, saqué el tema para ver cómo opinaban y… ¡voilà! No lo veían como yo. Claro, yo estoy absolutamente condicionada, lo sé, nunca conseguiré ser objetiva ante cuestiones que hacen referencia a las drogas. Sin embargo, mientras trataba de ejercitar mi mirada critica en ambos sentidos, pensé: vamos a ver qué quieren decir mis contertulias, y voy a intentar verlo poniendo mi opinión en cuarentena.



Una de mis compañeras es de una astucia insultante, así que opté por acomodar en un hueco de mi obtusa cabeza a algunos de sus argumentos para que reverberaran durante un rato. Después, me dediqué a leer un poco sobre el tema y, finalmente, me puse a escribir.

Es un hecho que la marihuana (Cannabis sativa) está muy de moda (hasta los de la RAE le han dado un espacio en su mesa) y también lo es que contiene algunos compuestos químicos que pueden ser útiles para tratar determinadas enfermedades o síntomas (mi amigo Oscar Huertas lo explica de lujo aquí). Sólo por eso, creo que es importante que aquellos que somos tan contrarios a ella, reconsideremos nuestras posiciones. Pero, ¿¿¿es suficiente argumento para hacerle la ola???

No debemos confundir las cosas: el término “marihuana terapéutica” se utiliza generalmente para referirse a la planta sin procesar, y respecto a ella, debemos saber que no está reconocida a nivel terapéutico por La Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA); otra cosa es cuando nos referimos a algunos de sus principios activos, los llamados cannabinoides, que -tras muchas investigaciones- sí han pasado por el temido filtro de la FDA y sí se están comercializando en forma de medicamentos: el Marinol® cuyo principio activo es eldronabinol, una versión sintética del delta-9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC), y elCesamet®, ambos indicados para el tratamiento de la anorexia asociada a la pérdida de peso en pacientes con VIH, así como para las náuseas y vómitos que acompañan a los efectos de la quimioterapia en algunos pacientes con cáncer.

También contamos, por otro lado, con el Sativex® cuyos principios activos son el cannabidiol y el mismo dronabinol, aprobado actualmente en Reino Unido y en algunos países de Europa como tratamiento para los síntomas en pacientes adultos con espasticidad (tensión inusual o aumento del tono muscular) moderada o grave debida a la esclerosis múltiple (EM). El Sativex se encuentra, además, en fase III de ensayos clínicos en EEUU para tratar el dolor en pacientes con cáncer. Finalmente, nos encontramos con el Epidiolex™ indicado para algunas formas de epilepsia infantil pero que todavía no ha completado los ensayos clínicos para establecer su eficacia y seguridad.

¿Que de dónde han sacado la marihuana para poder investigar hasta conseguir la comercialización de estos fármacos? Atención al video:


Pero no nos desviemos del tema… ¿puede, la comercialización y promoción de estos nuevos medicamentos, provocar una percepción errónea de seguridad? ¿Qué responsabilidad tienen los medios de comunicación a la hora de redactar sus titulares?



Es un hecho que, al mismo tiempo que aumenta la aceptación del uso terapéutico de la marihuana (e incluso de su legalización), disminuye en las personas más jóvenes la percepción de riesgo, al tiempo que aumenta su uso.


Percepción del riesgo asociado a la marihuana durante los últimos años.
Entonces… si tan segura es la marihuana, ¿por qué la FDA no aprueba su uso a nivel terapéutico?

Pues me temo -en contra de todo lo que están pensando los conspiranoicos sobre la industria farmacéutica- que hasta ahora no ha habido suficientes ensayos clínicos a gran escala que demuestren que los beneficios de la planta de marihuana (y no sus derivados cannabinoides específicos) sean mayores que los riesgos asociados a su consumo. ¿Y qué riesgos son esos? -te estarás preguntando-. Pues bien, mencionaré sólo algunos (si queréis más, acudid a las referencias):

  • Deterioro de la memoria a corto plazo.
  • Juicio y toma de decisiones alterada.
  • Efectos en el estado de ánimo: ansiedad grave, paranoia y psicosis, especialmente después de altas dosis.
  • Reducción de la capacidad de coordinación motora y aumento del tiempo de reacción.
  • Riesgos de problemas o enfermedades respiratorias.
  • Deterioro de la capacidad cognitiva (fantástico artículo de Materia aquí).
  • Problemas neurológicos en el bebé si se fuma estando embarazada.
  • Adicción: el 10% de las personas que prueban la marihuana se vuelven adictas a ella (otro artículo aquí). Es decir, 1 de cada 10 (piensa en tu pandilla de colegas) sufrirá la mayoría de las consecuencias que acabo de mencionar, probablemente de forma irreversible.
Dicho esto -y para terminar- creo que cualquier medicamento sólo se debe consumir si responde a una necesidad. Es decir, ¿estás enfermo? pues consúmelo (bajo prescripción médica, por supuesto) ¿Estás sano? no lo consumas (a no ser que quieras terminar siendo un “farmayonki”). Desde mi punto de vista (¿qué sería de este artículo si no lo diera…?), el problema no es la marihuana en sí o sus derivados, sino -como todo- el uso que se hace de ella/os. No voy a entrar en la cuestión del uso recreativo puesto que, sinceramente, creo que no hace ninguna falta fumarse un porro para entregarse al ocio; no obstante, si me centro en el aspecto terapéutico del THC, diré que siempre aplaudiré que se prescriba en aquellos casos en los que sea absolutamente necesario; y que aplaudiré todavía más fuerte, si se informa al paciente de las contraindicaciones que van indisolublemente unidas a dicho medicamento.

Por si no las conocéis, os incluyo un tentempié:

  • Historial de alcoholismo o adicción a las drogas (para esto se necesitará en la Sanidad Pública especialistas capaces de hacer un buen diagnóstico… ).
  • Epilepsia u otro trastorno que se manifieste con convulsiones.
  • Presión arterial alta o baja.
  • Enfermedad del corazón, hígado o riñón.
  • Transtorno mental en el pasado o presente (depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar, psicosis, etc).
Referencias:

  1. National Institute of Drug Abuse (October 17, 2014). Marijuana Retrieved
  2. National Institute of Drug Abuse (Revised March 2014). Research on the Therapeutic Benefits of Cannabis and Cannabinoids
  3. Independently Funded Studies Receiving Research Grade Marijuana (1999 to present)

¡Qué curioso!
La marijuana - que en sí no se puede patentar - está prohibida para tratamientos terapéuticos
pero sus principios activos - que sí se pueden incluir en medicamentos patentables (tanto ® & demás que cobra su "prima") - sí son bienvenidos...

No sé a vosotros, pero a mí me hace reflexionar...:confused::cautious::bookworm::bookworm:

Es así, porque la marijuana, fuera de los medicamentos con la bendición de la FDA (abriremos un hilo sobre la misma, para seguir la historia de su creación, su funcionamiento y el principio de las "revolving doors" entre los cargos directivos en ella y en las grandes farmacéuticas...:eek:(y)) tiene muchos efectos secundarios indeseados.

...hmmm!...como si cualquiera de estos ® medicamentos no los tuviesen...todos conocemos las listas larguísimas de precauciones&efectos indeseados en los prospectos de cada pastillita que nos toca tomas...y cuanto más complicada, la lista se vuelve más larga...

Hace 6-7 años a mi suegra le exportaron parte del pecho izquierdo y los ganglios de la axila izquierda por un principio de cáncer de mama...le dieron sólo radiografía y allá, gracias a Dios, terminó todo (tiene muchos años la mujer) Para "contener eventuales metástasis" le recetaron tamoxifeno®...Del día 1º que empezó a tomarlo y durante los próximos 5 años esta mujer que es super positiva, luchadora con muchas pe*otas en la vida...entró en una fortísima depresión agresiva: no paraba de llorar día y noche, "lo veía todo negro" y si se le cruzabas por el camino directamente te mataba con las palabras bruscas y fuera de lugar, como si fueses peor criminal en el mundo...y sí, en el prospecto del dichoso tamoxifeno® estaba señalado como posible efecto secundario depresión fuerte..

Y para que no haya malentendidos:
No fumo marijuana, ni porros de ningún tipo...La única vez que probé un cigarrillo estuve dos días lavandome los dientes del mal sabor que deja...no soporto el humo y no puedo entender cómo es que haya gente que le pueda gustar fumar...

Información, lógica y ojos abiertos, eso es lo que pretendo aplicar yo. Y nunca fiarse ciegamente. Siempre investigar las fuentes - origen y fehaciencia...(y)
 
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