El Cancer, enfermedades, envejecimiento - causas & tratamiento, todo un uno

Qué teoría os convence más como explicación del cáncer, esta o la de la medicina oficial?


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Como superviviente de un cáncer de mama quiero enviar un mensaje positivo y de esperanza a tod@s l@s que en estos momentos se encuentran en un proceso de la enfermedad. El optimismo no cura pero ayuda enormemente. Por propia experiencia sé lo que supone todo el proceso y la preocupación que genera en el entorno familiar pero hay que ser fuertes, confiar en el equipo médico y mirar con ilusión el futuro. Cambiará nuestro aspecto físico y hasta nuestro carácter pero será la experiencia de vida que más enseñanzas nos dejará.

No quisiera parecer frívola pero hoy La Oreja de Van Gogh presenta "La chica del espejo"
Este sábado 20 de octubre, Madrid tiene una cita con la música y la solidaridad. Por sexto año consecutivo, Cadena 100 celebra su concierto Por ellas, un evento único donde los mejores artistas nacionales ponen voz a todas aquellas personas que luchan contra el cáncer de Mama.

Junto con el lazo rosa esta canción pretende ser emblemática. Está llena de esperanza.




Mil abrazos llenos de ánimo.
 
CÁNCER
La medicina de precisión sale al rescate de la quimioterapia en los tumores más agresivos
Un grupo de investigadores presenta en el congreso europeo de oncología la primera inmunoterapia para cáncer de mama triple negativo

JESSICA MOUZO QUINTÁNS

Barcelona 30 OCT 2018 -

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Células de cáncer de mama. GETTY


El germen de la quimioterapia olía a ajo quemado, a rábano picante, a mostaza, recuerda Siddhartha Mukherjee en su obra El emperador de todos los males. Una biografía del cáncer. Este oncólogo y divulgador científico se refiere al gas mostaza, un compuesto tóxico utilizado como arma química que se escondía en los obuses durante la Primera Guerra Mundial. De ahí, de una guerra, salió precisamente uno de los grandes tratamientos que desarrolló la ciencia del siglo XX para librar su particular batalla contra el cáncer: la quimioterapia. La exposición a ese gas mostaza, que a corto plazo provocaba quemaduras en la piel, ampollas, ceguera y problemas respiratorios, producía a largo plazo un efecto inesperado: dejaba bajo mínimos los glóbulos blancos de la médula ósea. Pasaron muchos años desde los primeros bombardeos con gas mostaza hasta que se cayó en la cuenta de que esos efectos que producía, en un contexto controlado y con dosis reducidas, podrían servir para fulminar, por ejemplo, esos glóbulos blancos que crecen anormalmente rápido (leucemia).

Las posibilidades terapéuticas del gas mostaza y sus descendientes se fueron puliendo con los años hasta desarrollar un arsenal quimioterápico que ahora funciona como primera línea de tratamiento en muchos tumores. Sin embargo, estas terapias a veces fallan: por un lado, la quimioterapia dispara por aspersión, matando a las células malignas, pero también las sanas, lo que provoca importantes efectos secundarios; por otra parte, en su afán natural de supervivencia, el cáncer ha aprendido a sortear estos tratamientos tóxicos y no responde a los ataques.

Pero al rescate de la quimioterapia ha llegado en los últimos años un ejército de fármacos de precisión para reforzar la línea defensiva. Por ejemplo, medicamentos que son capaces de quitarle el disfraz a las células tumorales y hacer que los linfocitos del propio sistema inmune reconozcan estas células y las maten (inmunoterapia). También se han desarrollado tratamientos que, literalmente, matan de hambre a las células malignas (antiangiogénicos), y otras terapias que inhiben las funciones de proteínas que ayudan a que los tumores proliferen. Todo ese arsenal terapéutico está en marcha y ya ha dado sus frutos en el campo de batalla.

Durante el congreso europeo de oncología celebrado el pasado fin de semana en Munich, se ha vuelto a constatar, de hecho, el potencial que tiene la combinación de fármacos de precisión con quimioterapia para mejorar la supervivencia y la progresión de los tumores más agresivos. En esta conferencia se ha presentado, por ejemplo, la primera inmunoterapia para el cáncer de mama triple negativo, un tumor que afecta al 15% de las mujeres y que tenía un pronóstico de 18 meses. Este estudio, en el que han participado nueve hospitales españoles, demuestra que la combinación de quimioterapia con atezolizumab —una inmunoterapia comercializada por la farmacéutica Roche, la compañía que ha pagado la presencia de EL PAÍS en este congreso—, mejora la supervivencia y la progresión libre de enfermedad (el tiempo que el enfermo está sin que rebrote el tumor) en un subtipo de pacientes muy concreto y con escasas alternativas terapéuticas: aquellas mujeres con cáncer de mama de tipo triple negativo, que ya tiene metástasis en otros órganos del cuerpo y que, además, tiene la particularidad molecular de que sus células tumorales tienen sobreexpresada una proteína (llamada PDL-1), que hace que el sistema inmune no reconozca estas células. Lo que hace el atezolizumab es, precisamente, bloquear esta proteína y espabilar a los linfocitos para que reconozcan estas células malignas.

"Es el primer estudio que marca un hito en cáncer de mama triple negativo", apunta la doctora Eva Ciruelos



Este estudio, publicado en la revista científica New England Journal of Medicine (NEJM), prueba por primera vez el éxito de la inmunoterapia en un subtipo de tumor donde este tratamiento nunca había cosechado grandes éxitos. “El 40% de las pacientes tenían expresado el marcador PDL-1 y es en esta población donde el fármaco ha demostrado este impacto tan importante: el riesgo de progresión o de muerte por el tumor se reduce un 40%”, apunta la doctora Eva Ciruelos, oncóloga del hospital 12 de octubre de Madrid y participante del estudio. La mediana de supervivencia entre las pacientes con PDL-1 positivo que recibieron una combinación de quimio e inmunoterapia fue de 7,5 meses frente a los cinco meses de aquellas que solo recibieron quimio. “Es el primer estudio que marca un hito en cáncer de mama triple negativo, con un parámetro de biomarcador [la presencia de sobreexpresión de la proteína PDL-1] que tiene un valor predictivo de beneficio indiscutible y donde el beneficio no solo se ve en supervivencia libre de progresión, sino en supervivencia global”, zanja Ciruelos.

En el congreso de ESMO también se presentaron buenos resultados del atezolizumab con otra combinación de quimioterapia para un tipo de tumores pulmonares. Se trata del cáncer de pulmón metastásico no microcítico y no escamoso, un subgrupo que supone alrededor del 80% de los casos. Los pacientes tratados con esta combinación de fármacos tenían una media de supervivencia de 18,6 meses, cinco más que en los pacientes tratados con quimioterapia y placebo. “Hasta hace un tiempo, el tratamiento para estos pacientes era la quimioterapia. Lo que vemos es que al añadir inmunoterapia a la quimio mejora los resultados. Y esto es un cambio en el estándar de tratamiento”, valora la doctora Margarita Majem, del hospital Sant Pau de Barcelona, que ha participado en el estudio. La oncóloga señala que, aunque una mejora de cinco meses pueda parecer un resultado modesto, “lo importante de estos estudios es la cola de largos supervivientes”: “Ves que a los dos años un porcentaje de pacientes siguen vivos y estos son los que sacan más beneficio”, agrega.

Inhibidores de PRPA tras la quimio
Pero no solo la inmunoterapia acompaña a la quimio en la lucha contra el cáncer. Un estudio presentado en cáncer de ovario y publicado también en el NEJMconstata que el olaparib, un inhibidor de PRPA —una proteína que participa en la reparación del ADN— mejora la supervivencia de las pacientes si se usa como tratamiento de mantenimiento después de la terapia inicial (cirugía para eliminar la mayor cantidad de tumor posible y quimioterapia). El estudio se ha realizado en mujeres con carcinoma epitelial de alto grado (estos suponen el 80% de los tumores de ovario diagnosticados) y mutaciones en el gen BRCA. “Se ha logrado reducir hasta un 70% el riesgo de progresión de la enfermedad”, apunta la doctora Ana Oaknin, del Vall d’Hebron Instituto de Oncología y coautora del estudio

“Estos estudios cambian la práctica o confirman el cambio de la que ya se estaba haciendo, pero no de forma definitiva”, señala el oncólogo Josep Tabernero


Los genes BRCA activan proteínas que ayudan a reparar el adn. Cuando sufren una mutación (el 20% de las mujeres con cáncer de ovario avanzado), los procesos de reparación del adn fallan y aumenta el riesgo de cáncer de ovario a edades tempranas y que proliferen las células tumorales. Lo que hace el olaparib es, precisamente, dirigirse a las células tumorales para desactivar la función de la enzima PRPA como reparadora de su adn y dejar que mueran. “El 60% de las pacientes estaban libres de progresión. No hay lugar a dudas de la robustez del fármaco. La adición del olaparib reduce el riesgo de recurrencia”, zanja Oaknin.

El presidente de ESMO, Josep Tabernero, apunta que estudios como el de mama y el de ovario marcan un antes y un después en la atención a los pacientes. “Estos estudios cambian la práctica clínica o confirman el cambio de práctica que ya se estaba haciendo pero no de forma definitiva”, asegura.

https://elpais.com/elpais/2018/10/26/ciencia/1540577559_443655.html
 
UN ANÁLISIS DE SANGRE QUE DETECTA EL TUMOR DIEZ AÑOS ANTES DE QUE APAREZCA

Beatriz de Vera

Este análisis localiza biomarcadores incluso antes de que un pólipo se acabe convirtiendo en un tumor. Así, se puede extirpar hasta 10 o 12 años antes de que aparezca el cáncer



Ganarle la carrera al cáncer con una simple extracción de sangre. Esto, que parece una heroicidad, podría ser un procedimiento rutinario en los hospitales españoles dentro de poco tiempo. La responsable es Amadix, una empresa nacida hace ocho años en Valladolid, que ha desarrollado la manera de alargar la vida de un paciente hasta 12 años encontrando en su plasma la evidencia de un tumor que todavía no se ha formado. Se prevé que a mediados de 2019 esté disponible en los hospitales públicos de Castilla y León, y con el tiempo, se extienda a los centros sanitarios de todo el país.

“Queríamos adelantar el momento del diagnóstico, lo que impacta en alargar varios años la esperanza de vida de los pacientes”, resume la directora del proyecto, la investigadora farmacéutica Rocío Arroyo. Según explica, es posible detectar biomarcadores en la sangre incluso antes de que un pólipo se acabe convirtiendo en un tumor. De este modo, “antes de hacerle una colonoscopia ya sabemos si tiene pólipos en el intestino y se pueden extirpar, a veces, hasta 10 o 12 años antes de que aparezca el cáncer. Además del evidente beneficio personal, también supone un ahorro para el sistema público de salud”.

VIDEO : https://www.elconfidencial.com/tecn...analisis-sangre-detecta-tumor-cancer_1636662/


Los biomarcadores, explica Arroyo, son moléculas que se encuentran en distinta concentraciones en la sangre de las personas sanas y de las que tienen un tumor. Amadix tiene en desarrollo tres proyectos que captan estas señales de manera no invasiva: Colofast, para la detección temprana del cáncer de colon; Pancreadix (páncreas) y Diagnolung (pulmón). De ellos, el que se encuentra en una fase más avanzada es Colofast: “La incidencia del cáncer de colon es muy alta, con más de 40.000 personas diagnosticadas cada año. Y, además, es un proceso muy lento, así que realizando análisis de sangre periódicos tenemos muchas oportunidades de detectar el pólipo y extirparlo a tiempo, o detectar el tumor en una fase temprana”, señala.

El análisis irá dirigido a cualquier persona mayor de 50 años sin síntomas de cáncer. Necesitará prescripción médica y la extracción se realizará en un centro público de salud. “Si el paciente obtiene un colofast negativo se va tranquilo a casa hasta la prueba del año siguiente; si es positivo, se hará una colonoscopia para eliminar pólipos y, después, se hará un seguimiento anual”.

“La incidencia del cáncer de colon es muy alta, con más de 40.000 personas diagnosticadas cada año”

Por ahora, la compañía ha realizado estudios clínicos en más de 20 hospitales en España, Alemania y Polonia, para diferentes tipos de cáncer “con unos resultados muy robustos, que se publicarán pronto en revistas de alto impacto”. El siguiente paso, cuenta, son los ensayos con población estadounidense y asiática: “Estamos ya hablando con la FDA -la agencia de EEUU para regular los medicamentos-, queremos empezar a trabajar con la FDA China y durante 2019 esperamos conseguir la aprobación para comercializar el producto en la Unión Europea. La idea es empezar a venderlo en paralelo en todo el mundo”.

Arroyo lleva desde 2010 tirando para adelante esta idea que puede revolucionar la medicina. Al principio se ayudaron de inversores “que apostaron por el proyecto cuando aún conllevaba mucho riesgo”. Pero el último empuje importante ha sido a cuenta de la Comisión Europea, a través de los fondos del Proyecto Horizonte 2020: 2,8 millones de euros para el único proyecto español beneficiado en su convocatoria. Además, la compañía ha sido reconocida como la mejor startup del mundo en la South Summit 2018, entre 3.000 empresas participantes. “Además del reconocimiento, la empresa ha despertado mucho interés entre inversores especializados en salud y estamos en conversaciones con muchos de ellos”.

La compañía ha sido reconocida como la mejor startup del mundo en la South Summit 2018

Parte del premio es realizar un programa de inmersión en Estados Unidos que les prepara para la Startup Worl Cup, que se celebrará en mayo en Sillicon Valley (California, EEUU). En las “olimpiadas” de la innovación, como las define Arroyo, se juegan un millón de euros. “¿Qué haríamos con el premio? Lo primero sería empezar a estudiar población estadounidense, que por desgracia tiene costes mucho más elevados que Europa. Además, queremos abrir oficinas allí, aumentar el equipoy tener presencia en varios mercados”, cuenta la empresaria vallisoletana. Y apuntar tan alto, dicen, necesita de un gran impulso: “Nosotros queremos ir muy rápido, queremos llegar al mercado cuanto antes”.
 
Quimiocerebro, un efecto secundario de la quimioterapia




Los tratamientos oncológicos a día de hoy siguen siendo muy agresivos. Así, y aunque en una buena parte de los casos se logra superar la enfermedad, quedan sin duda importantes secuelas de las que no siempre se habla. Algunas de ellas son el deterioro cognitivo, la baja concentración o las pérdidas de memoria. Son efectos secundarios asociados a lo que se conoce como quimiocerebro.


Desde hace años la documentación clínica y los estudios relativos a este fenómeno están dejando constancia de una realidad no tan conocida por la mayoría. Cuando una persona sobrevive a un cáncer tiene por delante una nueva batalla donde hacer frente a una amplia amalgama de complejas secuelas, tanto físicas como psicológicas.




El quimiocerebro es una bruma mental, un velo que dificulta los procesos cognitivos más simples como la evocación de palabras, la concentración, la orientación espacial…


Sin embargo, a esas dimensiones ya tan conocidas como puede ser el agotamiento, las bajas defensas, los problemas digestivos, la debilidad, las infecciones, la pérdida ósea, la sensación de frío.., se le añade otra más. Hablamos del deterioro cerebral, concretamente de esos procesos cognitivos como pueden ser la atención, la resolución de problemas, la memoria de trabajo, etc.






Quimiocerebro, la bruma mental como efecto de la quimioterapia

A menudo definimos al cáncer como una batalla. Sin embargo, para muchos es una auténtica prueba de resistencia donde no se trata solo de seguir ese tratamiento basado en la quimioterapia. Un cáncer son intervenciones quirúrgicas, esas que a menudo se combinan distintos tratamientos como los farmacológicos, la radioterapia, la inmunoterapia…


Así, y aunque a menudo los profesionales en oncología sugieren a los pacientes que cada persona vive y reacciona a los tratamientos de un modo particular, siempre hay unos mismos efectos que acaban confluyendo. El quimocerebro es uno de ellos. Es una realidad tan desgastante como lo pueden ser las secuelas físicas y que, a menudo, muchos pacientes asociaban al estrés o la ansiedad de la propia enfermedad.




Sin embargo, tal y como nos revelan los estudios clínicos, el quimiocerebro es una secuela directa del propio tratamiento, un efecto que experimenta cerca del 80% de los pacientes. Veamos datos más concretos a continuación.


Viviendo con el quimiocerebro: efectos y características

  • La investigaciones revelan que los dominios cognitivos que más suelen verse afectados por la quimioterapia son la memoria visual y verbal, la atención y el funcionamiento psicomotor.
  • Sabemos que cada tipo de cáncer recibe un tratamiento determinado. Hay tratamientos de mayor duración y otros de menor intensidad ajustados siempre a las particularidades de cada paciente. Bien, se ha podido comprobar que prácticamente todos los pacientes que han pasado por quimio experimentan este desgaste cognitivo. Sin embargo, y como es esperable, los tratamientos más largos e intensos dejan mayores secuelas. El efecto es acumulativo.
  • Los pacientes experimentan por término medio, problemas para recordar fechas, citas pendientes, problemas para recordar palabras comunes y terminar una frase…
  • Asimismo, es común que tengan problemas para realizar varias tareas a la vez: hablar por teléfono y ponerse un vaso de agua u orientarse mientras caminan… Todo ello son actividades que tras la quimio ejecutan con elevada dificultad (y frustración).
  • Se perciben además como más desorganizados y lentos a la hora de reaccionar… Tras la quimio, el mundo se vuelve más complejo y ellos más “apagados” a la hora de poder reaccionar ante cosas antes tan comunes y familiares.



Quimiocerebro: tratamientos y estrategias para revertir su efecto

Lo decíamos al inicio. Sobrevivir al cáncer es todo un logro, es felicidad y es esperanza. Sin embargo, tras esa etapa se abre una nueva orientada a reinterpretarnos. Una donde el autocuidado es más importante que nunca, una donde buscar esos enfoques clínicos, naturales, psicológicos e incluso espirituales que más puedan ayudarnos a revertir los efectos psicológicos y emocionales de la enfermedad y el propio tratamiento.


Claves para optimizar la función cerebral tras el tratamiento con quimio

La respuesta a si es posible revertir la secuela que la quimio deja en el cerebro, es simple: se puede. Ahora bien, esa rehabilitación cognitiva requiere tiempo, esfuerzo y un enfoque multidisciplinar.


  • En la actualidad se están experimentando con diversos fármacos para revertir el efecto de la quimio a nivel neurológico. Sin embargo, a día de hoy aún no existe en el mercado ese componente, ese medicamento clave y efectivo al 100%.
  • Se sabe por ejemplo las terapias herbarias a base de ginseng y ginkgo biloba son positivas.
  • Asimismo, se recomienda también a estos pacientes que organicen su propia rehabilitación cognitiva. A día de hoy disponemos de múltiples apps y programas en nuestros móviles y ordenadores orientados a ejercitar nuestra memoria y concentración. Todos ellos son de gran utilidad.
  • Se aconseja también hacer uso de agendas donde poder estructurar el tiempo y las actividades. Es recomendable que el paciente entienda que siempre será mejor hacer las cosas de forma secuenciada y poco a poco antes que derivar en la multitarea. La acumulación de actividades intensifica la ansiedad y la baja autoeficacia.
  • Por otro lado, y no menos importante, se necesita también de un adecuado apoyo familiar y social. El entorno debe ser cercano y comprensible, conocedor ante todo de los efectos asociados al quimiocerebro.



Para concluir, lo más recomendable, lo más lógico y esperable es que cada paciente pudiera tener acceso a una adecuada rehabilitación cognitiva especializada en esta condición clínica. No obstante, a medida que avancen los tratamientos, también lo hará la propia terapia de rehabilitación oncológica, esa orientada a garantizar la calidad de vida de quienes han superado un cáncer. Esperemos que así sea.

Por Valeria Sabater
 
Cáncer de mama, las diversas fases ante el afrontamiento de la enfermedad



En esta ocasión queremos compartir con vosotros las distintas fases a las que se enfrenta una mujer cuando le detectan cáncer de mama. Así, intentemos un ejercicio de empatía, por complicado que parezca. Imaginemos que el médico le acaba de dar la noticia. ¿Qué siente, qué piensa, cómo actúa esta mujer ante el impacto de la enfermedad? ¿Cuáles son las fases por las que pasa esta mujer a nivel mental?


El cáncer de mama consiste en la proliferación acelerada e incontrolada de células del epitelio glandular. Son células que han aumentado enormemente su capacidad reproductiva. Las células del cáncer de mama pueden diseminarse a través de la sangre o de los vasos linfáticos y llegar a otras partes del cuerpo, generando de esta forma las metástasis. Que se hay dado o no este proceso es una información muy importante para hablar del pronóstico de la enfermedad.




En cuanto a la epidemiología y los factores de riesgo, se puede mencionar que es el más frecuente en la mujer española. No obstante, gracias a los avances en la medicina la mortalidad por cáncer de mama ha descendido en los últimos años.


¿Cómo tratamos el cáncer de mama?

Por una parte, el médico especialista en oncología se va a encargar del proceso físico de la enfermedad a través de la cirugía con la extirpación del tumor, llevando a cabo la radioterapia, la elección y la aplicación de la quimioterapia y la decisión de la terapia hormonal. Además, en esta planificación del la intervención, el médico tiene que tener en cuenta las características propias del paciente, como la fortaleza psicológica.





Por otra parte la figura del psicólogo es esencial en todo proceso terapéutico de la enfermedad. ¿El paciente sabe, entiende y acepta la enfermedad? Es necesario desde el primer momento del diagnóstico estar al lado de la persona para apoyarla, ayudarla y favorecer la ventilación emocional y el correcto manejo de la información. Además, el psicólogo puede ser una figura clave a la hora de incrementar la adhesión al tratamiento por parte del paciente, así como en la gestión de sus expectativas.


“Puedes ser una víctima o un superviviente del cáncer. Es una forma de pensar”


-Dave Pelzer-




Las distintas fases por las que pasa una persona cuando le detectan cáncer

Como mencionaba Kübler-Ross existen diferentes fases por las que pasa una persona cuando le detectan cáncer. Por ello es fundamental que se detecte en qué fase esta la persona, ya que el apoyo, la ayuda y el módo de actuar en el proceso terapéutico será distinto.


En el primer momento la persona entra en la fase de negación, la persona se niega a creer que tenga cáncer, en muchas ocasiones el propio paciente quiere que le realicen las pruebas varias veces para verificarlo, pide diferentes puntos de vista por si ha habido un error en el diagnóstico.


A continuación, la negación se va desvaneciendo y se convierte en rabia, ira y hostilidad echando en ocasiones la culpa de su situación a los médicos, a sí misma o a familiares. Después la persona a que se le ha detectado el cáncer puede entrar en una fase de depresión en la que se siente sin fuerzas, sin ganas de luchar en donde la tristeza y el miedo son el centro de su estado de ánimo en su día a día.


Llega la negociación. Podemos decir que la frase de esta fase es… ¿Qué hubiera sucedido si…?. En secreto consigo mismo, la persona intenta hacer un trato. Es un mecanismo de defensa para protegerse de la realidad del cáncer, todavía no está preparado/a para aceptar que está enfermo/a.




La última fase a la que se enfrenta y a la que llega la persona es la aceptación de la enfermedad, la aceptación de su cáncer. A partir de este momento el paciente empezará a convivir con su problema, pudiendo comenzar a luchar de forma directa contra el cáncer.


“Expulso el dolor y la tristeza cuando bailo, y atraigo felicidad y ritmo”


-Igna Muscio-


¿Cómo ayudar ante estas fases?

Desde el punto de vista de la terapia, se debe acompañar a la mujer diagnosticada de cáncer de mama a pasar por las distintas fases, paliando su dolor hasta que llegue a la aceptación de su enfermedad. A partir de ese momento seguiremos caminando a su lado durante el proceso terapéutico. Es importante y fundamental reducir la incertidumbre que pueda tener la mujer sobre el cáncer, proporcionándole una psicoeducación sobre la propia enfermedad, sobre las terapias y las técnicas que vamos a usar para mejorar su estado físico y mental.


“El cáncer es una palabra, no una sentencia”


-John Diamond-





Por ello mismo, es fundamental que se recuerde que paso a paso, se van superando las distintas fases, con ayuda, con apoyo, con ganas y energía se va caminando a lo largo del proceso. Por supuesto, habrá días no tan buenos, pero dentro de los días no tan buenos habrá detalles positivos que te hagan que la persona siga adelante, ya sea la sonrisa de un hijo, el beso de la pareja, una palabra cariñosa de una amiga, el pasear por las montañas de la sierra…


Cada fase tiene su momento, pero de una u otra manera, para que se dé una evolución, la persona tiene que aceptar la enfermedad. Que tiene una enfermedad, no que es una enferma. A partir de ahí, incluso sabiendo y reconociendo los miedos, ansiedades e incertidumbres, la fuerza, la energía, la positividad será mayor para ganar la batalla.


¡Mujeres con cáncer de mama, sois valientes, bonitas y luchadoras! ¡Ánimo en el camino!

Por Barbara Arenas
 
El síndrome de Damocles




En varias ocasiones se utilizan figuras de la historia o mitología parea poner nombre y explicar diferentes vivencias psicológicas, una de esta figuras es la de Damocles, de quien se utiliza su historia para explicar cómo una persona que ha superado una enfermedad muy peligrosa y dura puede ser presa del miedo a que reaparezca. De este modo, hablamos de síndrome de Damocles cuando existe un miedo desmesurado a la recaída de una enfermedad.


Este síndrome se observa sobre todo en pacientes con cáncer (pacientes oncológicos). En estos casos, tener un cierto miedo a la recaída es normal e incluso es un miedo fundamentado. Sin embargo, cuando esta incertidumbre o este miedo a que la enfermedad reaparezca se hace intenso y afecta la vida diaria de las personas, nos referimos entonces al de síndrome de Damocles: estamos en una situación en la que la preocupación y el miedo se han vuelto patológicos. En este artículo explicaremos qué es el síndrome de Damocles y cómo puede manejarse de manera adecuada para su superación.




¿Por qué se le llama síndrome de Damocles al miedo a la recaída en la enfermedad?

Al miedo y a la incertidumbre patológica de que una enfermedad vuelta a atacar se le llama síndrome de Damocles porque, según a la historia de Damocles, este fue cortesano en la corte Dionisio II e intercambiada su lugar en la mesa con Dionisio para disfrutar de los beneficios de estar en su sitio.


Una noche, durante un banquete, Damocles miró hacia arriba y se dio cuenta de que encima de él había una espada colgando de un hilo muy delgado. Al ser consciente de esta realidad, Damocles es incapaz de seguir disfrutando del banquete y solo piensa en que en cualquier momento la espada caerá sobre él.


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Un caso similar ocurre con los pacientes oncológicos, quienes después de superar la enfermedad desarrollan miedos irracionales a la recaída. Además estos miedos aumentan cuando se acercan los momentos de exámenes rutinarios, porque la persona siente que el fantasma de la enfermedad puede volver a hacerse realidad, y así, todo lo que han ganado en lo que respecta a recuperar la normalidad se puede desvanecer.


“Hablamos de síndrome de Damocles cuando existe un miedo desmesurado a la recaída de una enfermedad”




¿Por qué aparece el síndrome de Damocles?

El síndrome de Damocles aparece como resultado de una experiencia vital que conecta al individuo con un miedo muy intenso, la baja tolerancia a la incertidumbre que tenemos todos los seres humanos y la situación de no-control que se tiene frente a la recaída en una enfermedad como el cáncer.


Todos estos aspectos hacen que una sobrevivir a una enfermedad importante pueda ocasionar una vivencia como este síndrome, el cual además puede acompañar al paciente durante el resto de su vida. Y lo peor, es que a pesar de que las revisiones médicas sean positivas, el miedo puede no desaparecer. Lo que puede pensar en realidad la persona es que estas revisiones no son efectivas y que por eso no detectan la recaída.




Por otro lado, quienes sobreviven a un cáncer infantil con una alta probabilidad tendrán este síndrome. Así, a pesar de que la tasa de supervivencia en cáncer infantil ha pasado del 60% al 80% según un estudio de la Mayo Medical School (Cupit-Link, Syrjala & Hashmi, 2018), el diagnóstico de cáncer sigue conectando a las personas con los miedos más primitivos.


Porque, más allá de temer la muerte, se le teme al dolor y a la pérdida de la “normalidad”. Y así, cualquier señal que pueda presagiar que quizás haya que volver a la casilla de salida es vivida como algo sumamente impactante y amenazante.


Cómo actuar frente al síndrome de Damocles

En primer lugar, es importante seguir las indicaciones médicas que ha dado el especialista que lleva el caso. Por contra, no es raro que, aunque sea con su mejor intención, las personas que nos rodean terminen haciendo más grande nuestro miedo con su opinión o relato.


En segundo lugar, hay que vivir las emociones, comunicarlas y aceptarlas. De hecho, en personas que son sobrevivientes de situaciones que les marcan un antes y un después en su vida puede ser muy útil acudir a grupos de terapia o ayuda. Porque en estos grupos, se aprende a gestionar de manera más adaptativa las emociones.


Y en este sentido, el trabajo con la familia del ex-paciente de cáncer es fundamental. Tal y como se publicó en la revista Journal of Cancer Education (Curda, 2010), el trabajo con la familia del enfermo es un aspecto clave para superar el síndrome de Damocles, porque la familia es un contexto que puede incrementar o apaciguar el miedo a la recaída.


Si hablas de una enfermedad con alguien que la ha superado, sin que esa persona te lo pida, le estás impidiendo seguir adelante.





Por otro lado, la persona puede entrenar habilidades que le ayuden a vivir en el presente y a manejar las preocupaciones anticipatorias. Porque, siendo realistas, el miedo a la recaída se sustenta en los datos: existe en muchos casos una probabilidad de recaída. El problema es cuando esta probabilidad se infla o la anticipación empieza a limitar la vida cotidiana de la persona de una manera seria.


Finalmente, al igual que con otros síndromes o vivencias psicológicas, es más fácil dejar el síndrome de Damocles atrás con ayuda cualificada. En este sentido, tanto los grupos de terapia como la atención psicológica especializada son una herramienta fundamental para gestionar el miedo ante una posible recaída.

Por Julia Arrico
 
CONTROLAR LAS CÉLULAS DORMIDAS DEL CÁNCER PARA EVITAR RECAÍDAS

Natalia Lázaro Prevost


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El doctor Héctor G. Palmer está desarrollando medicamentos para eliminar las células tumorales durmientes, responsables de la resistencia a los tratamientos y las recaídas


El cáncer "tiene la tendencia innata a sembrar unas semillas que le sirven de ahorro para volver a crecer en el futuro. Son células dormidas que se encuentran en estado de latencia, como si hibernasen. Son resistentes a todos los tratamientos convencionales disponibles y conservan toda la malignidad. Esto significa que, en circunstancias en las que el paciente está aparentemente curado, después de meses, años e incluso décadas son las responsables de las recaídas”.

Así explica el doctor Héctor G. Palmer, investigador principal del Grupo de Células Madre y Cáncer de Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), uno de los principales hallazgos de su investigación, publicada este año en The Journal of Clinical Investigation. Si bien la lucha contra el cáncer mueve a gran parte de la comunidad científica, según el doctor, “el fenómeno de las células tumorales durmientes es un campo en la investigación del cáncer muy poco desarrollado. Los trabajos son muy recientes, escasos y centrados en la fase de metástasis”.

Por el contrario, el suyo es “el primer estudio que demuestra de una manera transversal que las células dormidas no solamente están presentes en la metástasis sino a lo largo de la enfermedad, en todas las fases del cáncer”, explica a El Confidencial. Sus datos acreditan que estas células son, por tanto, un fenómeno global. Identificado en diferentes tipos de cáncer como el de colon, mama, pulmón, glioblastoma o melanoma, entre otros.

Según Héctor G. Palmer, “la tecnología disponible a día de hoy no permite detectarlas por imagen. Esto significa que, aún cuando parece que el paciente se ha curado, siguen existiendo estas células resistentes capaces de volver a crecer”. En el caso de la metástasis, agrega, “por motivos aún desconocidos, en un momento determinado se despiertan y actúan como células madre, regenerando todo el tumor original y propagándose en nuevos órganos”.

“El estudio demuestra que las células dormidas están en la metástasis y a lo largo de la enfermedad”


Hasta la fecha, la mayoría de los fármacos frenan el crecimiento de los tumores matando a las células que proliferan y no aquellas que están dormidas. No obstante, la investigación del Grupo de Células Madre y Cáncer, llevada a cabo durante diez años, ha dado lugar al descubrimiento de una nueva diana terapéutica. Su método, pionero en el mundo, permite identificar estas células con una biopsia del paciente y aislarlas.

“Tratando de entender por qué estas células se quedaban dormidas identificamos varios factores fundamentales en este proceso. Uno de ellos es el factor epigenético TET2, que es relevante hasta el punto que su eliminación o bloqueo provoca la muerte de las células dormidas”, apunta Palmer. Estos hallazgos abren la puerta a nuevas posibilidades para el tratamiento del cáncer.


NUEVOS MEDICAMENTOS EN DESARROLLO
Aunque la cura del cáncer sigue quedando muy lejos, el equipo de Héctor G. Palmer lleva dos años trabajando en el desarrollo de nuevos fármacos para modular la actividad de TET2 que permitirían cronificar la enfermedad. En concreto, tienen abiertas dos estrategias para fabricar dos tipos de medicamentos distintos que esperan empezar a probar con personas en 2021.

Por un lado, señala el doctor, “fármacos inhibidores de TET2, que bloquean su función permitiendo la eliminación de las células dormidas de los tumores y erradicando así la recaída del paciente”. Por otro, “fármacos activadores de TET2, que inducen a un estado de latencia aquellas células del cáncer que están dividiéndose y creciendo de forma muy descontrolada, agresiva, con el objetivo de frenar la progresión de la enfermedad”.

Los primeros serían beneficiosos para pacientes con cualquier tipo de cáncer; los segundos, serían especialmente beneficiosos para pacientes con mielodisplasia –una fase previa al cáncer, huérfana de tratamiento- y cáncer hematológico –leucemias, mielomas, etc.-. “En pacientes con un estado de la enfermedad muy avanzado nos interesa dormir las células para frenar la enfermedad. Posteriormente, si estuviese controlada, podríamos utilizar los fármacos inhibidores para destruirlas”.

VIDEO: https://www.elconfidencial.com/soci...s-dormidas-cancer-recaidas-pacientes_1642391/
 
CÁNCER DE PANCREAS
El tercer tumor más “asesino” solo recibe un 2% de los fondos dedicados a la investigación del cáncer
Un informe europeo critica la falta de inversión contra el cáncer de páncreas, culpable de 95.000 muertes en la UE



MANUEL ANSEDE
15 NOV 2018



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Juan Carlos García Calvo, superviviente de un cáncer de páncreas, en Alicante. PEPE OLIVARES


“No conozco a nadie que haya sobrevivido al cáncer de páncreas. Parece que soy el único”. El madrileño Juan Carlos García Calvo, un militar en la reserva de 54 años, todavía habla de sí mismo con asombro. Un lunes de hace siete años, estaba desayunando en su casa de Alicante cuando su mujer le dijo: “Tienes los ojos amarillos”. Acudió al hospital y se encontró con una sentencia de muerte: un tumor en el páncreas. Inmediatamente, entró en el quirófano y se sometió a quimioterapia y radioterapia. Y sigue vivo.

García Calvo es una feliz excepción. El cáncer de páncreas mata a 95.000 europeos cada año, de manera fulminante. Después de recibir el diagnóstico, la supervivencia media es de apenas cuatro meses y medio, según un informe publicado hoy por la Unión Europea de Gastroenterología, con motivo del Día Mundial del Cáncer de Páncreas. El 97% de los pacientes muere antes de cinco años.

El tumor va a contracorriente. Desde 1990, su tasa de mortalidad ha aumentado un 5%, rozando ya los 10 fallecidos por cada 100.000 habitantes. En el mismo plazo de tiempo, la tasa de mortalidad del cáncer colorrectal ha bajado un 14%, la del cáncer de pulmón ha caído un 20% y la del de mama se ha recortado un 25%. “Pese a ser el tercer tumor más asesino de Europa, el cáncer de páncreas solo recibe el 2% de los fondos dedicados a investigación oncológica”, denuncia el informe europeo.

“No conozco a nadie que haya sobrevivido al cáncer de páncreas. Parece que soy el único”, explica Juan Carlos García Calvo



“Nadie se preocupa de este tumor, porque no somos muchos, que es lo que da dinero a las farmacéuticas”, opina García Calvo. Su médico en el Hospital General Universitario de Alicante, Enrique de Madaria, entregó el miércoles 265.000 firmas en el Ministerio de Ciencia con varias asociaciones médicas y de pacientes para exigir una partida presupuestaria específica para investigar el cáncer de páncreas. “Se calcula que en 20 años será la segunda causa de muerte por cáncer”, alerta De Madaria, vicepresidente de la Asociación Española de Pancreatología.

El cáncer de pulmón, con una supervivencia del 13% a los cinco años, mata anualmente a unos 296.000 europeos. El cáncer colorrectal, con una supervivencia de más del 60%, provoca la muerte de unos 173.000 europeoscada año. El cáncer de páncreas, mucho menos frecuente pero mucho más agresivo, mata a 95.000, una cifra similar a los tumores de mama, que tienen una supervivencia de más del 85%.


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El médico Enrique de Madaria, la presidenta de la Asociación Cáncer de Páncreas, Cristina Sandín, y la paciente Mamen Borreguero entregan las firmas en el Ministerio de Ciencia. CHANGE.ORG


El cáncer de páncreas es una sentencia de muerte. Hay que avanzar como sea. Tenemos que lograr una mayor visibilidad pública y que haya más financiación”, señala De Madaria. El principal organismo público de investigación biomédica de España, el Instituto de Salud Carlos III, se ha comprometido a estudiar un aumento de la inversión tras recibir las 265.000 firmas. “No es un problema español, es a nivel global”, subraya su directora, Raquel Yotti.

El cáncer de páncreas está infrainvestigado en relación al número de muertes que provoca”, advierte el oncólogo Paco Real

“Sabemos que la incidencia está aumentando y no sabemos por qué”, confirma la epidemióloga Núria Malats, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en Madrid. Sin embargo, la científica es “mucho más optimista” que hace una década. Diversas investigaciones han mostrado que la población de microbios de un páncreas con cáncer es 1.000 veces mayor que la de un órgano sano. El grupo de Malats trabaja en una de las líneas más prometedoras: intentar modificar este microbioma para evitar que progrese el tumor.

“El cáncer de páncreas está infrainvestigado en relación al número de muertes que provoca”, advierte el oncólogo Paco Real, también del CNIO. Su equipo investiga marcadores genéticos para facilitar el diagnóstico precoz y el tratamiento de la enfermedad. El cáncer de páncreas es muy silencioso. Sus síntomas —como el dolor abdominal, las náuseas, la pérdida de peso y la coloración amarilla de los ojos— son poco específicos y habitualmente se relacionan con otras enfermedades. Cuando el tumor se detecta, es demasiado tarde. Sin embargo, Real también es optimista: “Estamos en un escenario cambiante. Sabemos más y este conocimiento tendrá un impacto terapéutico”.

“Yo creo que en España se dedica incluso menos del 2% a la investigación del cáncer de páncreas”, lamenta Luis Bujanda, presidente de la Asociación Española de Gastroenterología. Lleva 20 años pasando consulta, ahora en el Hospital Universitario de San Sebastián, y no recuerda a nadie que haya sobrevivido más de cinco años. “A la industria farmacéutica no le interesa mucho este tumor porque tiene pocos pacientes. Hace falta inversión pública”, clama Bujanda.

Cristina Sandín, presidenta de la Asociación Cáncer de Páncreas, urge a las autoridades a impulsar la investigación. Su organización nació en enero de 2015 del empeño de dos pacientes, Carmen Delgado y Olga Lamarca, para convertir la enfermedad en “una batalla por la vida”. Las dos murieron meses después, pero su asociación continúa la batalla. En los últimos tres años han recaudado 180.000 euros para investigar el cáncer de páncreas. Ayer también entregaron las 265.000 firmas en el Ministerio de Ciencia para exigir más dinero contra el cáncer más letal.

https://elpais.com/elpais/2018/11/15/ciencia/1542307014_297360.html
 
ONCOLOGÍA
Día Mundial del Cáncer de Pulmón


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    • LAURA TARDÓN
    • Madrid
    • 17 NOV. 2018


El de pulmón no sólo es uno de los cánceres con mayor incidencia. Es el más mortal de todos, equivalente a la suma de las defunciones causadas por colon y mama. Sólo el 15% de los afectados consigue sobrevivir a los cinco años. Sin embargo, en medio de este escenario desolador, la inmunoterapia muestra un papel cada vez más esperanzador y hay iniciativas españolas recientemente presentadas en congresos internacionales en las que se observan remisiones del tumor en hasta un 80% de los pacientes avanzados con una combinación de quimio e inmunoterapia antes de la cirugía.

Aunque estos últimos son "resultados iniciales aún, las altas tasas de respuestas patológicas completas observadas no tienen precedentes en este estadío. Nunca antes se habían visto y son muy prometedoras", explica Mariano Provencio, presidente del Grupo Español de Cáncer de pulmón (GECP). Este trabajo, en el que participan 25 hospitales de España, ha sido presentado este año tanto en la 54 Reunión de la Asociación Americana de Oncología Médica (ASCO) como en el Congreso Mundial sobre esta patología celebrado en octubre en Toronto.


El diagnóstico precoz, un desafío
El problema es que "el diagnóstico de esta enfermedad suele realizarse en fases avanzadas porque la manifestación clínica es tardía (sólo el 15% se detecta en estadíos iniciales). De ahí la alta mortalidad. La supervivencia a cinco años está en el rango del 15%", argumenta Luis Paz Ares, jefe de servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid. Ésta, asegura, es una de las claves para reducir el sufrimiento por cáncer de pulmón, por el que en España muere una persona cada 20 minutos.


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Imagen de un tumor durante su proceso de expansión en un pulmón humano SPL




"En Europa todavía no hay claras políticas de implementación de cribado como en cáncer de mama y de colon, y sería aconsejable que se hiciera", según apuesta Paz Ares. En la misma línea opina Juan Carlos Trujillo-Reyes, coordinador del área de Oncología de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), quien afirma que "el diagnóstico precoz es el caballo de batalla en el que se debería de invertir para desarrollar programas eficaces".

En palabras de Paz Ares, "se está viendo que un TAC de baja radiación disminuiría probablemente la mortalidad por este tumor entre un 20% y un 30%". De esta manera, aumentaría el porcentaje de curación. En la actualidad, menos de un 20% de los pacientes son candidatos a una cirugía potencialmente curativa y de estos, sólo la mitad se cura. "Si fuéramos capaces de detectar estos tumores cuando miden menos de un centímetro o entre uno y dos, las tasas de curación superarían el 80%.

'Prioridad nacional'
Otra de las claves se centra en la causa del 80%-85% de los casos de cáncer de pulmón: el tabaco. "Son necesarias políticas reales: aumentar su precio, reducir la facilidad de consumo en lugares públicos... Que la ley sea más restrictiva, y establecer ayudas para dejar de fumar. No hay soporte en la dimensión adecuada y deseable, en cuanto a apoyo psicológico y financiero", arguye Paz Ares.

Educación, campañas de concienciación social, medidas más restrictivas contra el tabaco, mejores estrategias de diagnóstico precoz y más inversión en I+D. Estas son algunas de las reclamaciones que los expertos del GECP reclaman a través de un manifiesto en el que piden la creación de una estrategia nacional sanitaria para que el cáncer de pulmón se convierta en "prioridad nacional". Como subraya Provencio, "a pesar de tratarse del tumor más mortal, es el sexto en financiación pública para la investigación [...] El volumen de fondos es menor a su carga social".

A nivel mundial, este tumor aparece en 1,6 millones de personas cada año y se cobra la vida de 1,3 millones. En España, los nuevos diagnósticos rondan los 28.000 el último año, siendo más de 23.000 los fallecimientos. Y cada año se baten récords porque las cifras no dejan de aumentar. Si la tendencia no cambiar, se estima que en 2035, más de 40.000 personas en nuestro país escucharán y leerán las palabras cáncer de pulmón en su informe médico. "Un tumor de gran impacto y poca visibilidad que sigue siendo el más mortal y aglutina el 20,55% de todas las defunciones por cáncer en España", remarca Provencio.

Cada vez más mujeres
En todo este conglomerado de números, y a tenor de los datos mundiales que recoge Globocan periódicamente, el cáncer de pulmón va escalando puestos en el ranking de tumores en la mujer. Así, ocupa el tercer lugar en incidencia y el segundo en número de muertes que ocasiona (en hombres, lidera ambos conceptos). "Ya hay muchos países de Europa en los que ha alcanzado la mortalidad del cáncer de mama y es esperable que también ocurra en España", señala Paz Ares.

"Esto se debe su incorporación más tardía en el tabaquismo", apunta Javier de Castro, oncólogo médico del Hospital Universitario La Paz de Madrid y presidente del grupo ICAPEM, dedicado a la investigación del cáncer de pulmón en mujeres.

Nuevos fármacos dirigidos
Afortunadamente, el arsenal terapéutico cada vez es mayor y van apareciendo novedades estrechamente ligadas con la medicina personalizada. Hace dos décadas, el tratamiento se centraba exclusivamente en la quimioterapia. Ahora, ya no se trata igual a todos los pacientes. Se buscan las alteraciones moleculares de cada afectado para encontrar la mejor alternativa terapéutica disponible.

Si antes sólo existían el cáncer de pulmón microcítico y no microcítico, ahora hay muchos subtipos definidos por anomalías genómicas (ALK, ROS1, KRAS, EGFR...). Esto es lo que posibilita el desarrollo de nuevos fármacos dirigidos, que sumados a los avances inmunoterápicos que potencian, reactivan y revitalizan la respuesta inmune del individuo contra el tumor, podrían cambiar el panorama y lograr que el cáncer de pulmón deje de ser número uno en mortalidad


Un subtipo especialmente agresivo
Uno de los trabajos más prometedores, aún en ensayo clínico, parece ofrecer altas expectativas en un subtipo de cáncer de pulmón, el de células pequeñas. "Representa alrededor del 15%-20% de los casos, resulta muy agresivo y no ha habido avances relevantes en los últimos 15 años", comenta el oncólogo del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, Paz Ares. Se trata de la lurbinectedina (Pharmamar), que según los datos observados hasta la fecha, ofrece un alto porcentaje de respuestas en los pacientes con recaída en este tipo de tumor. "Está siendo evaluado en fase III. Esperamos tener resultados a finales de 2019. Tenemos esperanza".


VIDEO:

https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2018/11/17/5beee4e8268e3e6b428b4607.html
 
La investigadora que traerá a España la 'terapia milagro' contra el cáncer
Historias

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La investigadora Alena Gros, en el Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO), en Barcelona. JAVIER LUENGO



Alena Gros traerá a España un ensayo con la terapia que salvó la vida de la paciente 'milagro' Judy Perkins, capaz de eliminar los tumores más letales en casos sin alternativa terapéutica

El milagro de Judy, la mujer que derrotó a un cáncer letal

CCOO recurrirá las becas Grisolía por discriminar a las investigadoras

Judy Perkins ha esquivado dos veces a la muerte. La primera, hace 10 años tras un cáncer de mama. La segunda, hace apenas 20 meses cuando un tumor metastásico en la mama le causó un cáncer en el hígado del tamaño de una pelota de tenis. Pero Judy tuvo que guardar en un cajón la lista de deseos a cumplir antes de morir que llegó a hacer. Una rompedora terapia 'milagro' le salvó la vida y la noticia dio la vuelta al mundo. Pero hasta ahora sólo se ha aplicado en EEUU.

Eso puede cambiar en los próximos meses gracias a una joven investigadora española,Alena Gros (38 años). Según ha sabido Papel, está dando actualmente los primeros pasos para que en uno o dos años se pueda iniciar en España un estudio similar al que ayudó a Judy a librarse del cáncer metastásico por el que apenas le daban tres meses de vida. Incluso cuenta con sus tres primeros posibles candidatos: Mariann, Eliezer y José Manuel.

Alena Gros estuvo siete años trabajando con el científico responsable de la curación de Judy Perkins, el estadounidense Steve Rosenberg. Hace nueve años, tras acabar su doctorado, se fue a Estados Unidos muy ilusionada porque el mismo Rosenberg la había seleccionado para formar parte de su equipo en el National Cancer Institute. «Su investigación me parecía muy interesante. Había conseguido curar melanoma metastásico en un gran número de pacientes con terapia celular». Con este estímulo, Alena cruzó el Atlántico, para «aprender su técnica, traerla a España y que los pacientes de nuestro país también pudieran beneficiarse».

Ahora, lleva dos años capitaneando el grupo de Inmunoterapia e Inmunología de Tumores del Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO), en Barcelona, y, aunque ella querría que todo fuera más rápido y sencillo, la realidad es que este tipo de ensayos tan personalizados requieren mucho trabajo y paciencia. «En el National Cancer Institute éramos 60 personas entre médicos, oncólogos, cirujanos, investigadores... Aquí empecé yo sola y ahora somos siete personas», cuenta Gros.


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MI SUEÑO ES PODER VIVIR EL RESTO DE MI VIDA CON MI FAMILIA. ESTE ENSAYO CLÍNICO PODRÍA SER LA ÚNICA ESPERANZA PARA PACIENTES CON CÁNCER METASTÁSICO AVANZADO


Mariann (38 años), afectada por cáncer de mama metastásico.



Ninguno de los tres afectados por cáncer metastásico con los que ha hablado Papelconocía la historia de la investigadora cuando leyeron el caso de Judy Perkins el pasado mes de junio. En aquel momento, como explica Rubén, el marido de Mariann (38 años), «nosotros estábamos a punto de volver de Hungría (país de origen de su mujer) a Valencia con la ilusión de someterse a un nuevo tratamiento experimental para su cáncer de mama metastásico».

Dado que al final no pudo beneficiarse del mismo y, por desgracia, «la enfermedad seguía avanzando», su mente le recordó el milagro de Judy. «El resultado fue tan espectacular que la esperanza que genera es muy grande», remarca Rubén, quien explica que Mariann lleva dos años «luchando sin descanso», pasando por varias terapias en tres países diferentes y sin resultados optimistas. Por esta razón y sin dudarlo, cogió el teléfono y marcó el número que aparecía en la página web del National Cancer Institute de Estados Unidos, donde trabajaba el cirujano Rosenberg, creador de la terapia experimental que le salvó la vida a Perkins. «Sólo contestaban por mail. Me dijeron que estaban saturados de pacientes. Ya estaban tratando al máximo de pacientes que sus recursos les permitían».

A partir de ahí, mientras acompañaba a su mujer en una sesión de quimio en el hospital, se le ocurrió abrir una petición a través de la plataforma Change.org que ahora cuenta con más de 412.000 firmas para pedir al Ministerio de Sanidad y al de Ciencia que dieran los pasos necesarios para crear un ensayo clínico como el estadounidense en España.

Gracias a esta propuesta pública, conoció a Sarai, la hija de Eliezer (56 años, de Sevilla), y a Inés, la mujer de José Manuel (48 años, de Chantada, en Lugo). Todos se encontraban en una situación muy parecida. A los tres se les removió algo por dentro al conocer el éxito terapéutico experimentado por Perkins. «A mi padre le diagnosticaron cáncer de colon metastásico hace algo más de un año y ninguno de los tratamientos recibidos han sido efectivos», argumenta Sarai.


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ENTRAR EN EL ENSAYO SERÍA UN ARMA MÁS PARA SEGUIR LUCHANDO, SIEMPRE ES BUENO QUE TE DIGAN QUE SE ABRE UNA PUERTA. VIVIMOS PENDIENTES DE UNA LLAMADA DE UN MILAGRO


José Manuel (48 años), afectado por cáncer de colon.



Sabiendo que entrar en el ensayo de Rosenberg era imposible, la hija de Eliezer se planteó si habría alguien que trabajara en la misma línea en España. «No sé qué combinación de palabras puse en Google, pero encontré dos enlaces en los que se hablaba de una investigadora que pondría en marcha este estudio clínico en España».

Fue entonces cuando se encendió una nueva luz de esperanza para las tres familias, que se comunican frecuentemente a través de un grupo de WhatsApp. «Es como una red de investigadores privados buscando tratamiento para sus familiares», describe Inés. Su marido, José Manuel, también tiene cáncer de colon metastásico y «la quimio no está funcionando. Por eso andamos como peregrinos, buscando ensayos clínicos en distintos hospitales de España donde pueda tratarse mi esposo».

Nada más saber lo que Alena tenía entre manos, tanto Rubén como Sarai e Inés se pusieron en contacto con ella. Son conscientes de que el ensayo en España no podrá comenzar hasta 2020, pero mientras tanto, confían en la posibilidad de llegar a ese momento a través de otros posibles tratamientos experimentales. De hecho, cuenta Sarai, «Alena me derivó al oncólogo del Vall d'Hebron para que me informara de otros ensayos clínicos en los que mi padre sí pudiera enrolarse». En el caso de Mariann, tal y como cuenta Rubén, «estamos en contacto con varios hospitales de distintas ciudades para ver si hubiera alguna posibilidad de entrar en otro ensayo mientras tanto».

En palabras de Alena, «estamos a año y medio o dos años de poder iniciar un ensayo clínico en el que tratemos con terapia celular a pacientes con tumores sin alternativa terapéutica, concretamente con cáncer de mama y de colon metastásicos avanzados». En estos momentos, «aún estamos en fase de validaciones y esto lleva su tiempo».

Los tres afectados lo saben y aguardan con «la esperanza de poder vivir», cuenta Eliezer. «Si mi deseo no se cumple, mover todo esto para que otras personas puedan salvarse habrá merecido la pena», dice. «Siempre es bueno que se abra una puerta», apunta José Manuel, en la misma línea que Mariann. «Este ensayo clínico representa la esperanza para muchos pacientes con cáncer en situación difícil».


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ES LA ESPERANZA DE PODER VIVIR [...] SI MI DESEO NO SE CUMPLE, MOVER TODO ESTO PARA QUE OTRAS PERSONAS PUEDAN SALVARSE HABRÁ MERECIDO LA PENA


Eliezer (56 años), afectado por cáncer de colon metastásico.




La idea de Alena es replicar en unos dos años lo que hizo Rosenberg con Judy Perkins en EEUU, aunque cabe advertir que su técnica aún no tiene la efectividad deseada. Sólo entre el 10% y 15% de los pacientes responde. De hecho, compañeros de ensayo de la paciente americana no tuvieron su misma suerte. «Conocí a otras personas en el ensayo que no lograron sobrevivir», lamenta Judy, con quien también Rubén pudo contactar. «Nos explicó un poco más en qué consistía el tratamiento y, sobre todo, nos sentimos reconfortados».

El tratamiento experimental que eliminó todo rastro de tumor y metástasis en el organismo de Perkins (conocido como linfocitos que infiltran el tumor (TIL, por sus siglas en inglés) consistía en secuenciar el ADN y el ARN de uno de sus tumores y comprobar qué mutaciones eran exclusivas de su cáncer. Después, a través de un complejo trabajo de ingeniería, seleccionaron los linfocitos T más potentes del propio sistema inmune de Perkins para cultivarlos en grandes cantidades en el laboratorio, administrarlos a la afectada y dirigirlos hacia las proteínas que provoca el gen mutado y se expresan en la superficie de las células malignas.

Así, según relataba la revista científica Nature, la paciente recibió unos 90.000 millones de células inmunes a través de una inyección, junto a otros dos fármacos: penbrolizumab (un anticuerpo inmunoterápico que ayuda a evitar que el sistema inmune se duerma y actúe contra las células tumorales) y la interleuquina (factor de crecimiento para que los linfocitos T se multipliquen más rápidamente).


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Se trata de una terapia altamente personalizada, basada en un ejército de linfocitos T del propio paciente. El problema, puntualiza la investigadora española, es que en estos momentos, «aunque somos capaces de expandir linfocitos T en el laboratorio, no se pueden utilizar en pacientes». Son necesarias unas «condiciones muy estrictas que garanticen la calidad, la seguridad y la identidad del producto celular». Para ello, el paso siguiente supone la colaboración con el banco de tejidos, para poder producir los linfocitos T en condiciones adecuadas y compatibles con el paciente.

Mientras se completa esta fase de validaciones (que están siendo financiadas por elprograma CAIMI que cuenta con la colaboración de la Fundación BBVA) y protocolos, la idea de Alena es encontrar la manera de dotar a la tropa de más soldados y más específicos, para que cuando pueda ponerse en marcha en ensayo clínico en España, tenga mayor efectividad. La clave está en la forma de expandir los linfocitos T. «Nos gustaría añadir un producto celular más eficaz, para aumentar la capacidad de multiplicarse y matar al tumor». También con esta intención, mantiene otra línea de investigación para entender mejor qué es lo que reconocen los linfocitos T. En este sentido, agrega, existe una máquina de selección capaz de conseguir un producto celular mejorado, pero «cuesta medio millón de euros».

Aunque en este periodo de validaciones «el dinero no es un problema», aclara la investigadora, lo que sí requerirá nuevas ayudas económicas más adelante será la puesta en marcha del ensayo clínico, «que costará entre uno y dos millones de euros. Ahí es donde está el reto. No me voy a dar por vencida. Voy a luchar al máximo para conseguir fondos».

https://www.elmundo.es/papel/historias/2018/11/22/5bf55bbf22601d99708b459f.html
 
Luchadoras contra el cáncer que no tiene cura
SOCIEDAD
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De izquierda, a derecha, Nuria, Esther, Ana y Encarna, en Alicante . MANUEL LORENZO



EL MUNDO entrevista a cuatro mujeres con cáncer de mama metástasico, enfermedad que afecta a 100.000 pacientes en España

Pertenecen a una asociación española creada específicamente para esta dolencia, que les presta apoyo y recauda fondos para la ciencia

Las cifras del cáncer de mama metastásico

Esther y Encarnación se conocen desde hace un año, aunque todavía no habían podido saludarse físicamente. Los efectos secundarios de sus respectivas medicaciones lo habían impedido. «Ahora me ves perfecta pero cuando me ponen la quimio estoy al menos una semana sin salir de casa», explica Esther Sancho, empleada de banca de 41 años (actualmente de baja) y madre de una niña de dos años y medio. Padece un cáncer de mama con metástasis en huesos, pulmones e hígado que le fue diagnosticado en 2017 tras una complicada (y dolorosa ) sucesión de pruebas para «poner nombre y apellidos» a su enfermedad.

Encarnación Díaz ya no trabaja. Se prejubiló con 60 años para «poder vivir un poco», después de haber trabajado cuatro décadas en la misma empresa. «Con la mala suerte de que al mes siguiente me detectaron un cáncer de mama». Aunque lo superó, su dolencia regresó a mediados de 2015, esta vez acompañada de una metástasis que le había destrozado las vértebras. «El médico me dijo que tenía un cáncer galopante. Salí del centro de salud y corrí tanto, que cuando llegué a casa tenía sangre en los pies». Desde entonces se ha sometido a una operación quirúrgica y a varios tratamientos, incluido un ensayo clínico en Madrid que consiguió paralizar el avance del primer cáncer. Pese a ello, los dolores seguían y al poco tiempo le detectaron cinco metástasis más. «Mi día a día es una toma continua de pastillas. Esta mañana ya llevo 11. Nunca puedes planificar nada, ni saber cómo vas a amanecer».

Sentada frente a ambas, Ana López asiente mientras da un sorbo a su café cortado. Ella ha ejercido de administrativa con idiomas durante casi dos décadas. Sin embargo, también está de baja desde que dio a luz hace cinco años, ya que a los pocos meses le diagnosticaron su cáncer. Fue por casualidad, ya que en un primer momento lo que preocupaba a los doctores era un trombo en la yugular que posiblemente le había producido el esfuerzo del parto y nadie prestó importancia hasta mucho después a la contracción de su pezón derecho ni a los problemas para dar de mamar a su hija. El posparto de Ana enmascaró la gravedad de la situación y su cansancio extremo fue entendido por todos como una depresión posparto.

Sin embargo, durante el seguimiento de su trombo los médicos vieron finalmente algo más:era un tumor bastante grande infiltrante en el pecho y dos ganglios en axila afectados. «Me acompañó toda mi familia para conocer los resultados y cuando, en vez de entrar una ginecóloga entraron tres, todas con cara de tribunal, me derrumbé». Su cáncer también tenía metástasis ósea y requería extirpar los ovarios y aplicar un tratamiento hormonal. «Al principio me chocó que no me dieran quimioterapia, lo que no esperas es que el tratamiento en pastilla, en mi caso, me generó todos los dolores posibles», reconoce Ana, quien desde diciembre de 2014 ha dado una respuesta metabólica completa. Es decir, su cáncer está durmiendo.

Si ella es la «decana» de estas cinco mujeres con cáncer de mama metastásico, Nuria Bernabeu es la de más reciente diagnóstico. A sus 40 años, con una carrera en banca y dos hijos, su vida en Elche estaba encarrilada. Por eso le fastidiaba el dolor de huesos que arrastraba desde hacía meses y que achacaba a su escoliosis. «Estaba fatal, me sobraban mis hijos, estaba enfadada con el mundo porque me dolía todo».

Un día, comprando un regalo de cumpleaños para su hija, empezó a ver doble, el primer síntoma que tuvo también su padre del cáncer de pulmón que acabó con su vida. Tras varias visitas infructuosas a Urgencias y mucho insistir, un TAC le dio el peor resultado. «La cuestión es que yo había avisado de que notaba un bulto en el pecho, aunque nadie lo vio en las mamografías que me había hecho. No concebía que esas pruebas pudieran fallar».

Los resultados de la biopsia tardaron un mes (tiempo que estuvo sin tratamiento), mientras el ojo se le iba cerrando y la visión cada vez iba a peor. Cuando le confirmaron que se trataba de un cáncer de mama con metástasis en la pelvis, tres vértebras y en la cuenca del ojo, añadieron una coletilla que aún resuena en su cabeza: «Sólo te podemos dar años, en tu caso diez». Desde entonces, Nuria reconoce que va «sumando años a todo», ha empezado a elaborar listas de cosas que quiere que su marido haga por ella y escribe libretas a sus hijos para que la conozcan mejor.

"Nuestro única esperanza es la investigación"
Algo que destacan estas cuatro mujeres es el desconocimiento existente sobre el cáncer de mama metastásico, una dolencia que afecta a unas 100.000 mujeres en toda España y que supone el 20% del total de cánceres de mama contabilizados.

Este tipo de cáncer es el que se ha extendido a otras partes del cuerpo, generalmente a los huesos, el hígado, el pulmón y el cerebro. Es incurable -«de momento...esa es la esperanza que tenemos», puntualiza Esther-, aunque esto no significa que sea intratable. Se intenta cronificar. Sin embargo, la medicación con la que se trata es distinta a la que se le administra a una persona con una enfermedad crónica, que no suele variar. «Tenemos la poca suerte de que nuestra medicación va cambiando según si funciona o no», añade. Además, los tratamientos tienen fecha de caducidad y los tumores pueden mutar a un triple negativo, que es el único -de las cinco variantes existentes- que no responde a ningún tipo de tratamiento hormonal, solo la quimioterapia. «En nuestra asociación han muerto ahora dos chicas porque nada les ha funcionado, ningún tratamiento. El cáncer va avanzando, se va expandiendo mientras cambian de medicamento» indica Esther.

Se refiere a la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico, a la que pertenecen también estas cuatro mujeres. «Encontrar una entidad dedicada específicamente a este tipo de cáncer ayuda muchísimo, sobre todo para encontrar a gente como tú, que te entiende, ya que muchas veces nadie puede hacerse idea de la pena que llevamos dentro, del peso psicológico de la enfermedad, aparte de lo físico. A veces te dan ganas de gritarle al mundo: 'Joder, me veis bien pero no lo estoy'», añade Nuria.

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Las cuatro mujeres se conocieron personalmente durante la entrevista de EL MUNDO. MANUEL LORENZO




Otra de las principales labores de la asociación -que se identifica con el símbolo del Ave Fénix- es la investigación, «lo único que nos puede ayudar actualmente, ya no solo a nosotras, sino especialmente a nuestras hijas y a todas las mujeres que puedan sufrir esta enfermedad, de la que cada vez registra más casos», explican.

Para investigar hace falta dinero. Sin embargo, del total de lo recaudado para la investigación del cáncer de mama, únicamente un 6% se destina al cáncer de mama metastásico. Por este motivo, desde la asociación están llevando a cabo campañas de sensibilización y captación de fondos para incentivar la investigación y desarrollar proyectos como CronosHope, cuyo objetivo es ofrecer a pacientes con cáncer de mama metastásico la oportunidad de un tratamiento específico según las alteraciones genéticas detectadas en su tumor.

La entidad está presente en redes sociales como Facebook, donde cuenta con varios grupos y ofrece información desde la página web cancerdemamametastasico.com, donde además se puede acceder a las cuentas para contribuir con un donativo, hacerse socio (está abierto para cualquier persona, no únicamente pacientes)o voluntario. «Cada vez somos más jóvenes y tenemos mucho que vivir. Por eso, la investigación es nuestra única esperanza», subrayan.

"MI PRIMERA 'QUIMIO' FUE EL 'DIABLO ROJO'. CREÍ MORIR"
El cáncer de Esther estaba tan extendido que cuando se sometía a un PEC-TAC, la sustancia radioactiva que reacciona ante la presencia de actividad metabólica maligna se iluminaba en varios puntos de su cuerpo. «Parecía un árbol de Navidad», bromea. El primer tratamiento que recibió para atacar su cáncer fue el conocido como 'diablo rojo'. Es la quimioterapia más fuerte que existe, es muy invasiva y cardiotóxica. «Era un despojo humano. Tuve que irme a vivir a casa de mis suegros y me pasaba el día de la cama al sofá. Mi hija con poco más de un año me cogía de la mano y me decía: 'mamá, no llores'». La medicación le produjo efectos secundarios importantes y llegó a ingresar dos veces en el Hospital. Actualmente, recibe una segunda línea con dos tipos de quimioterapia combinada que le funciona muy bien y cuyos efectos secundarios son más 'leves', aunque tiene que inyectarse EPO para generar glóbulos rojos y para las defensas por los efectos en sangre de una de las quimios, así como ponerse un reservorio, ya que la otra quimio le quema las venas. En el segundo PEC-TAC al que se sometió tras iniciar el tratamiento ha dado una respuesta metabólica completa, por lo que por el momento, el cáncer está en letargo.

Años de vida
Ana, Esther y Nuria tienen muchas cosas en común, aparte de una edad muy similar. También pertenecen al 5% de mujeres que debutan con cáncer de mama metastásico, a diferencia de los casos recurrentes -como el de Encarnación- en los que el cáncer original vuelve y se propaga. Aparte del porcentaje en el que estas tres mujeres se incluyen, también están incluidas en el 20% que debuta con menos de 40 años, algo especialmente descorazonador para ellas porque abre la posibilidad de no ver crecer a sus hijas e hijos. «Esa es la gran pena que llevamos dentro», subraya Nuria.

Pese a todo, reconocen que la enfermedad también tiene aspectos positivos. Cambia la perspectiva de todo, se aprende a sacar el lado positivo de las cosas y a alejar las cosas (y las personas) superfluas o tóxicas. «Dar la vida a mi hija me salvó la mía porque no tenía ningún síntoma y fue a partir de las complicaciones cuando me detectaron el cáncer. Pienso que me podría haber muerto primero de los trombos o después del cáncer que estaba muy avanzado. Y aquí sigo. Hace poco leí que la esperanza media de vida en nuestros casos es de cinco años y estoy a punto de superarlos, y estoy bien, así que cada día es un regalo», explica Ana, quien ha adelantado a mayo del próximo año el viaje a Eurodisney que siempre había querido hacer. «Yo soy fan de Manolo García y este verano lo he seguido por toda España», añade Nuria, quien admite que ya no puede vivir como antes, «me planteo la vida sin plazos».

Ana, Esther, Nuria y Encarnación, como miles de mujeres en su situación, se enfrentan cada día al dolor y a una montaña rusa de emociones que, a veces, les sobrepasa. Pese a ello, no quieren dar pena. Son luchadoras contra el cáncer que (por ahora) no tiene cura.

https://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/alicante/2018/11/26/5bfad953ca4741247d8b45db.html
 
Yo siempre pienso en Jacqueline Kennedy una mujer que se alimentaba super bien, que se cuidaba muchisimo, que tenia a su disposicion los mejores doctores especialistas del mundo y tuvo el fin que tuvo. O sea que no depende mucho de lo que hagas o no hagas, es mas tu composición genética y la predisposición a ciertas enfermedades lo que cuenta.
A NO OLVIDARSE DE LAS EMOCIONES TAN TOXICAS COMO CUALQUIER ALIMENTO MALO
 
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