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Qué teoría os convence más como explicación del cáncer, esta o la de la medicina oficial?


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La dieta alcalina es muy importante,como preventivo y para ayudar al tratamiento.De hecho es el modo de alimentación más sano y natural.Hay también alimentos que son específicamente beneficiosos para el cáncer.Hay un libro escrito por una doctora que se curó de un cáncer de ovarios muy agresivo y con mal pronóstico.Se llama Odile Fernández y el libro no se si es Alimentos anticancer o algo parecido.Lo debería leer toda persona que tenga cáncer y todo el que quiera evitarlo



http://www.misrecetasanticancer.com/p/alimentos-y-cancer.html
 
Mujer usa para tratar la etapa 4 del cáncer ... El jugo de zanahoria!

Una forma en la que el cáncer de mama se desarrolla en el tejido es a través de la proteína del cáncer resistente (BCRP / ABCG2), pero hay un modo de bloquear de manera efectiva esta proteína, tanto en la prevención y tratamiento del cáncer ya existente.

En realidad, sólo una comida (en realidad, compuesto), que es posible que ya comer (o beber) tiene la capacidad de inhibir esa proteína sea absorbido por el cuerpo y la propagación de las células cancerosas como 'población lado.' Se llama falcarinol, y ocurre naturalmente en las zanahorias.

Se trata de alguien de información llamada Ann Cameron ya sabe. Trataba a la etapa 4 del cáncer con el uso de las zanahorias, y lo hizo sin quimioterapia, radiación, u otros cambios en la dieta drásticas.

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Ella fue diagnosticada con la etapa 4 del cáncer de colon, y más tarde un cáncer con metástasis a los pulmones. Ella rechazó la quimioterapia, y su oncólogo le dijo que la radiación no ayudaría.

A continuación leyó grandes cantidades de información sobre "curas naturales para el cáncer". Así que sabiendo que su esperanza de vida era corta de acuerdo con su pronóstico, trató algunas alternativas naturales.

Cameron simplemente juiced 5 libras de zanahorias al día, por un importe de alrededor de un cuarto de galón por día. Después de ocho semanas, regresó a la oficina de su médico para un chequeo, y estaban en shock.

Ellos no encontraron el crecimiento del cáncer, una cierta contracción de los tumores, y menos ganglios linfáticos hinchados. En sólo ocho semanas, el crecimiento de los tumores se había detenido.

Ella continuó jugo sus zanahorias. A los 6 meses en, sus tumores continuaron disminuyendo, no hay nuevos tumores se habían desarrollado, y ella estaba casi libre de cáncer. Cuatro meses más tarde - no había ningún signo de cáncer que sea.

Falcarinol es probable que sólo uno de los elementos / curado para prevenir el cáncer en las zanahorias. Dr. Max Gerson era famoso por su uso en sus terapias naturales para el tratamiento de pacientes con cáncer.

Las zanahorias también son ricos en antioxidantes que reducen los radicales libres y la vitamina A, que ayuda en la síntesis de ARN mientras que también estimula la tiroides y la función adrenal.

Puede tomar el jugo de zanahorias si ya ha sido diagnosticado con cáncer en etapa avanzada, o simplemente les puede añadir a diferentes recetas si quieres ser más proactivo en la prevención de la enfermedad.

Las zanahorias son sabrosos en las ensaladas, palideció suavemente con la canela y la mantequilla, o incluso en magdalenas y productos horneados.
 
http://www.fitnessrevolucionario.com/2013/09/22/mitos-sobre-las-dietas-alcalinas/

Mitos sobre las dietas alcalinas

Después de recibir en los últimos meses múltiples consultas respecto a las dietas alcalinas (o del pH), incluso escuchar a más de un médico hablar de sus bondades, creo que es el momento de dedicarle un artículo.

Versión corta: No tiene base científica. Utiliza pseudo-ciencia y asociación de ideas. Es uno de esos conceptos que parecen lógicos en la superficie (como que al comer grasa acumulas grasa), pero que al profundizar mínimamente y analizar la fisiología humana, pierden todo el sentido. Es una idea tentadoramente simple, pero falsa.

Pasemos a la versión larga.

La ‘lógica’ de la dieta alcalina
El pH es una medida de acidez o alcalinidad, que se mide normalmente en una escala de 0 a 14, siendo 0 muy ácido y 14 completamente alcalino (aunque también existen ácidos con pH negativo). Se considera neutro un pH de 7 (ni ácido ni alcalino), que corresponde por ejemplo al agua destilada.

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En nuestro cuerpo tenemos diferentes niveles de PH, por ejemplo:

  • Nuestro estómago es tremendamente ácido (entre 1.5 y 3.5), ya que esto permite descomponer los alimentos y eliminar posibles agentes patógenos.
  • Nuestra piel es ligeramente ácida, con un pH de 5.5. Curiosamente, cuando anuncian productos dermatológicos con “pH neutro”, es un truco de marketing. Siendo rigurosos son productos ácidos, que no dañan la piel porque tienen su mismo pH, pero supongo que una “crema ácida anti-arrugas” no se vendería muy bien. Muchos jabones por el contrario son excesivamente alcalinos, y poco recomendables para la piel (tema para otro artículo).
  • Nuestra sangre es muy levemente alcalina, con un pH que oscila entre 7.35 y 7.45. Me centraré en este punto porque es el principal argumento que esgrimen los defensores de las dietas alcalinas.
Para que nuestro cuerpo funcione correctamente debemos mantener el pH de la sangre en ese estrecho rango. Hasta aquí estamos de acuerdo.

El razonamiento principal de la dieta alcalina es que muchos de los alimentos que comemos son ácidos, y por tanto acidifican la sangre, desbalanceando el pH del cuerpo y dando lugar a todo tipo de enfermedades, como osteoporosis y cáncer. De ahí la recomendación de comer fundamentalmente productos alcalinos.

Los alimentos alcalinos son los que contienen magnesio, calcio, potasio…. y los ácidos los que contienen compuestos como fosfatos y sulfuros. Algunos alimentos, que no contienen ni unos ni otros, pueden considerarse neutrales (como azúcar o grasas).

La siguiente gráfica refleja una división de ciertos alimentos según esta dieta, recomendando consumir los alcalinos y evitar los ácidos.

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De partida, lo que hace que esta teoría no se sostenga, es que si aceptamos que al comer productos ácidos disminuye el pH de nuestra sangre, por la misma lógica, al comer muchos productos alcalinos el pH de la sangre aumentaría. Esto es igualmente peligroso. Si el nivel de pH se hace más alcalino de 7.45 tienes un problema (alcalosis).

¿Cuál es la lógica por tanto de que los productos ácidos acidifican la sangre pero puedes comer todos los alcalinos que quieras sin ningún problema? Extraño.

Desde un punto de vista evolutivo, parece bastante absurdo pensar que el cuerpo dejaría algo tan sensible como la regulación del pH de la sangre, con tan poco margen de error, al albedrío de lo que la persona decida (o en muchos casos pueda) comer.

Afortunadamente, nuestro cuerpo no se fía de nosotros, y tiene mecanismos autónomos para mantener el pH. Bien pensado!.

Regulación del pH, la realidad

Tenemos 3 mecanismos principales para controlar el pH:

  • Buffers o amortiguadores: En nuestros líquidos corporales (tanto extra como intracelulares) contamos con buffers que amortiguan los cambios de acidez. Estos buffers tienen los dos componentes, ácido y alcalino, para regular un posible exceso de cualquiera de ellos.
  • Sistema respiratorio: Los pulmones se encargan de eliminar los ácidos volátiles, como el CO2, generados en parte por los amortiguadores.
  • Sistema renal: Los riñones eliminan los ácidos no volátiles, como el sulfúrico o fosfórico.
Si estos sistemas funcionan correctamente, tu sangre se mantendrá en su rango adecuado, independientemente de lo que comas.

Para los interesados, este estudio explica en detalle cómo estos sistemas regulan el PH de la sangre, y este otro estudio concluye que no hay cambios en el pH de la sangre al aumentar o disminuir la carga ácida en la dieta.

Los seguidores de la dieta alcalina utilizan tiras para medir el pH de la orina, interpretando que si la orina es ácida, su cuerpo está ácido y por tanto ‘desequilibrado’. Sin duda la alimentación influye en el PH de la orina, pero esto no nos dice nada sobre el PH de la sangre.

El hecho de que tu orina sea algo más ácida simplemente indica que tus riñones están funcionando correctamente, eliminando los ácidos naturales que se producen en los procesos metabólicos del cuerpo.

Una de las principales confusiones de esta dieta es el de la proteína animal, la que clasifica como producto a evitar. En esto me centraré en el resto del artículo.

Proteína animal y osteoporosis
La teoría de la dieta alcalina propone que para reducir la acidez de la sangre, el cuerpo hace uso del calcio de los huesos, por lo que los alimentos ácidos tienden a producir osteoporosis. Esta teoría utiliza como argumento principal la mayor excreción de calcio en la orina al seguir dietas con más productos ácidos. Sin embargo, la idea de que este calcio procede de los huesos no es correcta juzgando por lo que nos dice la gran mayoría de estudios.

De hecho, la proteína ayuda en la absorción del calcio, por lo que una teoría más plausible desde mi punto de vista es que el calcio eliminado en la orina es el sobrante, el que tu cuerpo no necesita.

Es cierto que uno de los amortiguadores de nuestro cuerpo es el óseo, pero sólo juega un papel relevante en caso de acidosis crónica, debido por ejemplo a una falla renal, no como parte de la regulación normal.

Un meta-análisisque revisó 12 estudios de intervención sobre el efecto del fosfato (responsable del carácter ácido de las proteínas animales) concluye “No se encuentra evidencia de que la ingesta de fosfato contribuya a la desmineralización de los huesos“.

Otro meta-análisis de 5 estudios encuentra evidencia de que consumir más proteína aumenta el calcio en la orina, pero sin producir un cambio en el balance global de calcio en el organismo, lo que indica que el calcio no procede de los huesos. La conclusión es “No hay evidencia de que el incremento de carga ácida en la dieta promueva pérdida de mineral de los huesos u osteoporosis. Cambios en el nivel de calcio de la orina no representan necesariamente cambios en el equilibrio de calcio. La promoción de la dieta alcalina para prevenir pérdida de calcio no está justificada“.

Estudios observacionales (como éste, éste o éste) tampoco encuentran relación entre la carga ácida de la dieta y la densidad ósea.

El hueso se compone en buena parte de proteína (en forma de cartílago), por lo que es necesaria una ingesta adecuada de proteína animal para su regeneración, y así lo demuestran múltiples estudios.

Por ejemplo éste indica que en adultos mayores se detectó menor pérdida de mineral óseo en las dietas con más proteína, no en las de menos. Este otro estudio en mujeres con menopausia indica que aquellas con mayor ingesta de proteína animal sufrieron menos roturas de cadera. Otro estudio concluye lo mismo, con la particularidad de que también identifica una relación inversa entre proteína vegetal y densidad ósea (un motivo más para dejar de comer soja).

Proteína animal y cáncer

La otra cantinela que repiten constantemente los promotores de la dieta alcalina es que un entorno ácido favorece el desarrollo del cáncer, y se basan en la observación de que el cáncer se desarrolla con más rapidez en entornos ácidos (estudio).

Se confunde sin embargo la causa y el efecto. Es el cáncer lo que genera un entorno ácido a su alrededor, y no al revés. De hecho, para que la teoría fuera válida, la dieta debería alterar permanentemente el pH de la sangre o los tejidos del cuerpo, que como hemos comentado, no ocurre.

Múltiples factores contribuyen a la aparición del cáncer, pero cada vez hay más evidencia de que los desajustes metabólicos están en la raíz de muchos de estos factores. Esta teoría no es nueva, y fue ya anunciada por Otto Warburg (premio Nobel en medicina) en 1924.

El descubrimiento del ADN, y secuenciación posterior del genoma humano, nos llevó durante décadas a olvidar la teoría del cáncer como enfermedad metabólica y perseguir ciegamente la idea del cáncer como enfermedad genética, producida por ciertas mutaciones todavía sin explicación.

De momento hemos tenido pocos avances prácticos en esta segunda línea. Podemos ‘medir’ con precisión el riesgo de que Angelina Jolie contraiga cáncer (84%), pero no podemos hacer nada al respecto (salvo extirparle los senos).

El cáncer genera ácido, pero se alimenta (con hambre voraz) de glucosa. Una característica común de casi todos los tipos de cáncer es el mal funcionamiento de las mitocondrias (las ‘plantas generadoras de energía’) de las células cancerígenas, lo que las obliga a consumir mucha más glucosa que las células sanas. Dietas ricas en carbohidratos (como la recomendada por la terrible pirámide alimenticia oficial) contribuyen al desarrollo de problemas metabólicos y por tanto al cáncer.

Este estudio confirma que los niveles de glucosa en sangre están ligados a varios tipos de cáncer. También sabemos que los diabéticos tipo II tienen mayor probabilidad de desarrollar esta enfermedad, y que tratamientos como la metformina, que disminuyen el nivel de azúcar en sangre, reducen las probabilidades (estudio).

Alimentos de los que abusamos hoy día, como el azúcar, son uno de los principales culpables de los desajustes metabólicos (precursores de cáncer) de la sociedad moderna, y curiosamente el azúcar no es ácido, es neutral. A favor de la dieta alcalina debo decir que desincentiva el consumo de productos procesados y azúcar, a pesar de que no concuerda con el principio de su teoría (ácido=malo, alcalino=bueno).

Por otra parte, sabemos que algunos tipos de tumores responden muy bien a dietas que minimizan la producción de glucosa (dieta cetogénica), que por naturaleza son ácidas (estudio, estudio).

En resumen, tenemos muchas evidencias que asocian diferentes factores de la dieta con el cáncer, pero ninguno relacionado con el nivel de alcalinidad o acidez de los alimentos que consumimos.

¿Qué nos dice la evolución?
Uno de los principios básicos de cualquier enfoque nutricional es que sea coherente con la forma en la que evolucionamos.

Hay varios estudios sobre el pH de las dietas de las sociedades ancestrales, que consideran tanto restos fósiles de nuestros antepasados como las dietas actuales de las pocas sociedades cazadoras-recolectoras que sobreviven.

Un estudio de 229 sociedades cazadoras-recolectoras propone que entre el 40 y 60% de los grupos sociales estudiados tenían dietas ácidas. Otro estudio indica que el grado de alcalinidad de las dietas en estas poblaciones depende de la latitud, tendiendo a dietas más ácidas cuanto más se alejan del ecuador, al depender más de animales y menos de plantas.

Y desde luego no hay evidencia de que unas sociedades tengan mejor salud que otras. El factor principal es la capacidad de nuestro cuerpo de procesar los alimentos, y esto depende en gran medida del tiempo que convivimos con ellos (pirámide alimentaria evolutiva), y no su pH.

¿Es mala la dieta alcalina?
Cualquier dieta que elimine los productos procesados, reduzca el consumo de cereales y promueva comer más vegetales y frutas es una mejora respecto a la alimentación del 80% de la población, por lo que es incuestionable que ofrece algunos beneficios a la salud, pero no por el motivo que explica.

Mi problema principal con esta dieta es que perpetúa falsos mitos sobre alimentos como la carne, huevos o pescado, simplemente porque son ‘ácidos’, en vez de analizar las propiedades nutricionales y su efecto real en el organismo.

Por tanto, si bien la dieta alcalina en la práctica es razonablemente saludable (a pesar de ser conceptualmente errónea), no es óptima, y te hace temer alimentos que benefician tu salud.

Seleccionar alimentos por su nivel de pH es un criterio arbitrario, sin base científica (al estilo de la dieta macrobiótica con los alimentos Yin y Yang), que simplemente contribuye a la enorme confusión que existe sobre la nutrición.

No compliquemos artificialmente algo que es sencillo.
 
http://loquedicelacienciaparadelgaz.../dieta-alcalina-o-del-ph-muchas-promesas.html
Dieta alcalina o del pH, muchas promesas y pocas pruebas

Imaginen que les digo que he descubierto que en el interior de algunos alimentos, en concreto de los vegetales, las verduras, las frutas y el pescado, hay un aura vital supradimensional positiva y que al comerlos éste aura se transmite a nuestro cuerpo y lo llenan de vitalidad y salud. Y que hay otros que la tienen negativa, por lo que hay que evitarlos, tales como las carnes y los alimentos industriales y procesados. Supongo que ustedes pensarían que o estoy muy despistado o soy un estafador, asignando a alimentos que son saludables por otras razones nutricionales propiedades extraordinarias o inventadas.

Pues les adelanto que algo así es lo que han hecho los inventores de la dieta alcalina o del pH. Aunque existen diferentes formas de interpretarla, en este artículo me voy a referir a aquellos planteamientos que piensan que seguir una dieta basada en reducir la supuesta acidez que los alimentos producen en nuestro organismo, tiene como consecuencia una enorme cantidad de beneficios para la salud.



Uno de los más populares promotores de esta idea es Robert O Young (que previamente fue misionero en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días), conocido practicante de la medicina alternativa en EEUU (rama en la que ha obtenido sus títulos clínicos, ninguno en medicina de verdad) y que ha publicado una buena cantidad de libros sobre el tema. El título de uno de los más vendidos, The pH miracle (El milagro del pH), lo dice todo. Este señor ha sido acusado de practicar la medicina sin licencia y recomendar a enfermos de cáncer sustituir la quimioterapia por sus productos de herboristeria, entre otras cosas. También suele promover el "live blood analysis", con el que , según su opinión, observando detenidamente la sangre al microscopio pueden identificarse muchas enfermedades relacionadas con el sistema inmunológico. Unas ideas en contra de la opinión científica seria, como se contaba en el artículo de 1995 "Unproven (questionable) cancer therapies".

Young y otros extremistas defensores de esta forma de comer han hecho un refrito con diversos conceptos para crear su modelo: Una interpretación particular de la acidosis metabólica, la supuesta capacidad alcalinizante de vegetales y frutas y algunos estudios sobre las células cancerosas y el equilibro ácido-base le ha servido para desarrollar una completa teoría que incluye los tópicos más habituales en este tipo de iniciativas pseudocientíficas: enfermedades, peligros, enemigos, conspiranoias... y, por supuesto, como contrapartida, resultados milagrosos y salud para muchos años si se siguen sus consejos.

Le bastará con darse una vuelta por Amazon para comprobar que la iniciativa ha tenido bastante éxito. La enorme cantidad de libros existentes con los términos "dieta alcalina" o "dieta del pH" es espectacular, por no hablar de los cientos de webs y blogs que nos aseguran que siguiéndola libraremos nuestro cuerpo de las malísimas toxinas que nos inyecta el agresivo entorno de la sociedad moderna. Por supuesto, como suele ser habitual, muchos de los que defienden estas teorías también venden los productos paralelos que ayudan a seguir este tipo de dietas: Suplementos, agua alcalina o aparatos para aumentar su pH, hierbas...


No voy a entrar a valorar en profundidad si las propuestas dietéticas (que tienen versiones y matices) son buenas o malas, porque no es ese el asunto. Están sobre todo basadas en alimentos vegetales y reducen drásticamente las proteínas animales, los alimentos procesados y los lácteos, así que sus efectos suelen ser los mismos que siempre han tenido este tipo de dietas. Pero el mérito no está en la gestión del pH o en alcalinizar nuestro organismo, sino en que se trata de una dieta muy restrictiva, baja en grasas y calorías, especialmente vegetariana, con poca proteína animal y sin lácteos. ¿Les suena?

Lo que desmonta todos sus planteamientos es que no hay pruebas de que sus principios sean verdaderos. Por ejemplo, el más importante, que la dieta occidental acidifica nuestro cuerpo (en concreto la sangre), sigue sin demostrarse. Nuestro organismo se mantiene en unos márgenes de pH muy ajustados, con variaciones muy localizadas, por ejemplo, en el estómago. Los alimentos únicamente puede llegar a acidificar la orina, sin que se hayan probado que ello tenga mayores consecuencias.

Otro ejemplo: una de sus principales afirmaciones es que la ingesta de leche aumenta la acidez, cuando es algo que no parece tener demasiado respaldo científico. En el estudio "Milk and acid-base balance: proposed hypothesis versus scientific evidence" (2011), se concluyó que no existe relación entre ambos factores.

Respecto a los supuestos beneficios, van más allá de los que podrían asociarse a una dieta basada en vegetales como esta, y eso ya es grave. Una de las promesas más destacadas es la prevención de la osteoporosis. De nuevo, los estudios llegan a conclusiones bien diferentes. En el estudio de 2010 "Low urine pH and acid excretion do not predict bone fractures or the loss of bone mineral density: a prospective cohort study" se observó que la acidez de la dieta no está asociada a más fracturas ni pérdida de densidad ósea. Y en el meta-análisis de 2011 "Causal assessment of dietary acid load and bone disease: a systematic review & meta-analysis applying Hill's epidemiologic criteria for causality", tampoco se encontró ninguna correlación entre la acidez de la dieta y la osteoporosis, ni ninguna prueba de la eficacia de la dieta alcalina para su prevención.

Otro de los supuestos milagros de la dieta alcalina es la prevención y curación del cáncer, basándose en unos modelos bioquímicos mal interpretados sobre la acidez del entorno y las células cancerosas. Algunas investigaciones in vitro han observado que las células cancerígenas crecen más rápidamente en un entorno ácido. Pero no se sabe si algo así ocurre in vivo, es decir, en un cáncer real de un ser vivo. Además, aunque así fuera, la dieta no tiene capacidad de modificar de forma significativa la acidez del cuerpo. Evidentemente, quienes defienden todo esto no presentan ni un solo estudio epidemiológico riguroso que lo demuestre y, por lo que se ha publicado recientemente en el Washington Post, en breve podremos ver alguno que precisamente llega a la conclusión más predecible: que la dieta alcalina no sirve para prevenir ni tratar el cáncer. Incluso el American Institute of Cancer Research ha tenido que desmentir su utilidad en el comunicado "Cancer and acid-base balance: Busting the myth".

En 2012 un médico canadiense hizo una sencilla revisión científica de la dieta alcalina, "The Alkaline Diet: Is There Evidence That an Alkaline pH Diet Benefits Health?", intentando hacer una aproximación con algo de sentido común y más moderada. Y aunque el autor en sus conclusiones es bastante condescendiente (pero tampoco se moja demasiado), reconoce que no hay pruebas sobre su eficacia contra la osteoporosis y el cáncer. Sugiere que podría tener algunas ventajas en otros temas, pero basta leerlo detalladamente para comprobar que las referencias y evidencias son muy circunstanciales, basadas en estudios aislados y bastante preliminares. Además, mezcla con bastante frecuencia el concepto de "dieta alcalina" con "comer más frutas y verduras", algo que nadie discutiría.

En resumen, la mayoría de los principios y beneficios de la dieta alcalina están por demostrar y sus enfoques más radicales tienen todos los ingredientes que utilizan de los vendedores de milagros. Así que, por el momento, poco podemos fiarnos de sus recomendaciones.

Actualización
Si tras leer este post está pensando en escribir un comentario sobre el vídeo de Alberto Martí Bosch y sus tratamientos anti-cáncer, le recomiendo leer antes este artículo.

Actualización 2:
Robert O Young ha sido detenido por sus prácticas pseudomédicas ilegales, más información en este enlace.

 
http://mitosytimos.blogspot.com.es/2014/04/10-mitos-desmentidos-sobre-el-cancer.html
10 mitos desmentidos sobre el cáncer

Si googleamos las palabras “curar cáncer” encontraremos millones de páginas web y otra cantidad igualmente enorme de vídeos de YouTube. El problema es que gran parte de la información que hay es, en el mejor de los casos, inexacta y, en el peor, peligrosamente engañosa. Hay un montón de páginas sobre el cáncer de fácil comprensión y basadas en evidencia, pero hay otras que sólo se dedican a difundir mitos.
por Oliver Childs*
Así, nos puede resultar difícil distinguir la realidad de la ficción, ya que mucha de la información inexacta se ve y suena perfectamente posible. Pero si rascamos un poco la superficie y observamos bien las evidencias, muchas de las "verdades" continuamente perpetuadas van a terminar por desprenderse.

En este post, vamos a analizar diez mitos sobre el cáncer con los que nos encontramos regularmente. Motivados por la evidencia y no por la retórica o la anécdota, describiremos lo que muestran en realidad las investigaciones.
Mito 1: El cáncer es una enfermedad moderna hecha por el hombre

Puede ser que hoy esté más en boga en la conciencia pública que en el pasado, pero el cáncer no es una enfermedad "moderna" hecha por el hombre de la sociedad occidental. El cáncer ha existido desde que existen los seres humanos. Fue descrito hace miles de años por médicos egipcios y griegos, y los investigadores han descubierto signos reveladores de cáncer en un esqueleto de 3000 años de antigüedad.
Si bien es cierto que las enfermedades globales relacionadas con el estilo de vida como el cáncer están en aumento, el mayor factor de riesgo para el cáncer es la edad.
El simple hecho es que más personas viven lo suficiente para desarrollar cáncer debido a nuestro éxito en la lucha contra las enfermedades infecciosas y otras causas históricas de muerte como la desnutrición. Es normal que el daño en el ADN de nuestras células aumente a medida que envejecemos y es ese daño el que puede conducir al desarrollo de cáncer.
Además, ahora somos capaces de diagnosticar los cánceres con mayor precisión, gracias a los avances en detección, diagnóstico por imágenes y patología.
Claro, el estilo de vida, la dieta y otras cosas como la contaminación del aire en conjunto tienen un gran impacto en nuestro riesgo de padecer cáncer -fumar, por ejemplo, está relacionado con la cuarta parte de todas las muertes por cáncer en el Reino Unido- pero eso no es lo mismo que decir que es una enfermedad moderna hecha por el hombre. Hay un montón de causas naturales de cáncer -por ejemplo, uno de cada seis cánceres en todo el mundo es provocado por virus y bacterias-.
Mito 2: Los superalimentos previenen el cáncer

Se dice que hay que comer arándanos, remolacha, brócoli, ajo, té verde... y la lista sigue. A pesar de los miles de sitios web que afirman lo contrario,no existe tal cosa como un "súper alimento". Es un término de marketing utilizado para vender productos y carece de base científica.
Eso no quiere decir que no debemos pensar en lo que comemos. Algunos alimentos son claramente más saludables que otros. El arándano o una taza de té verde sin duda podría ser parte de una dieta sana y equilibrada. Abastecernos de frutas y verduras es una gran idea, y comer una variedad de diferentes verduras es útil también, pero qué verduras específicas elijamos en realidad no importa.
Nuestros cuerpos son complejos y el cáncer también lo es, por lo que es una burda simplificación decir que cualquier alimento, por sí solo, podría tener una gran influencia sobre la probabilidad de desarrollar cáncer.
La constante acumulación de evidencia durante varias décadas apunta a que la mejor manera de reducir el riesgo de cáncer es mediante una serie de conductas saludables a largo plazo, tales como no fumar, ser activo, mantener un peso corporal saludable y reducir el alcohol.

Mito 3: Las dietas “ácidas” producen cáncer


Algunos mitos sobre el cáncer son sorprendentemente persistentes, a pesar de contradecir principios básicos de biología. Una de esas ideas es que las dietas excesivamente “ácidas” hacen que la sangre se vuelva “demasiado ácida”, lo que puede aumentar el riesgo de cáncer. Entonces, proponen aumentar la ingesta de alimentos “alcalinos” saludables como verduras y frutas (incluyendo, paradójicamente, a los limones).
Esto es un sinsentido biológico. Es cierto que las células de cáncer no pueden vivir en un ambiente excesivamente alcalino, como tampoco lo podría hacer ninguna de las otras células de nuestro cuerpo.
La sangre suele ser ligeramente alcalina, esto es regulado por los riñones dentro de un rango muy estrecho y perfectamente saludable. No podemos modificarlo durante una cantidad significativa de tiempo por algo que comamos. Y, si bien comer verduras verdes es saludable, no tiene ningún efecto en cuán ácido o alcalino sea nuestro cuerpo.
Hay algo que se llama acidosis, se trata de una condición fisiológica que se produce cuando los riñones y los pulmones no pueden mantener el pH del cuerpo en equilibrio. A menudo es el resultado de una enfermedad o de envenenamiento grave, puede ser mortal y requiere atención médica urgente, pero no ocurre debido a dietas ácidas.
Sabemos que el ambiente inmediato alrededor de las células cancerosas (o microambiente) puede volverse ácido. Esto es debido a la forma diferente en que los tumores crean energía y usan el oxígeno en comparación con el tejido sano. Los investigadores están intentando comprender cómo sucede esto, con el fin de desarrollar tratamientos contra el cáncer más efectivos.
Pero no hay buena evidencia que demuestre que la dieta pueda manipular el pH del cuerpo o que tenga algún impacto sobre el cáncer.

Mito 4: El cáncer se alimenta de los dulces
Según otro mito, una gran cantidad de azúcar 'alimenta' las células cancerosas, lo que sugiere que los dulces deben ser totalmente eliminado de la dieta de un paciente. Varios estudios determinaron que las células cancerosas consumen más azúcar (glucosa) que las células sanas. Pero ningún estudio reveló que el consumo de azúcar implique que el cáncer empeore. Sin embargo, la alimentación con un alto contenido en azúcar sí puede causar obesidad, que está asociada a un riesgo elevado de padecer algunos tipos de cáncer.
Otra idea muy repetida es que una gran cantidad de azúcar "alimenta las células cancerosas", lo que sugiere que debería ser completamente desterrada de la dieta de un paciente.
Este mito surge como una simplificación de un área de gran complejidad que estamos empezando a entender.
El término “azúcar” refiere a una serie de moléculas que incluyen azúcares simples que se encuentran en las plantas, glucosa y fructosa. El azúcar blanca de mesa se llama sacarosa y se hace a partir de la glucosa y la fructosa. Todos los azúcares son carbohidratos, moléculas hechas de carbono, hidrógeno y oxígeno. Los carbohidratos –provengan de un pastel o de una zanahoria- se descomponen en nuestro sistema digestivo para liberar glucosa y fructosa. Éstos son absorbidos en el torrente sanguíneo para proporcionarnos energía para que vivamos.
Todas las células, sean cancerosas o no, utilizan la glucosa para obtener energía. Dado que las células cancerosas generalmente crecen muy rápido en comparación con las células sanas, tienen una demanda particularmente alta de este combustible. También hay pruebas de que utilizan la glucosa y producen energía de manera diferente a las células sanas. Los investigadores trabajan para entender esas diferencias en el uso de energía con el fin deexplotarlas para desarrollar mejores tratamientos (incluyendo a la interesante droga DCA, aunque aún lejos de ser aprobada).
Pero todo esto no significa que el azúcar de los pasteles, caramelos y otros alimentos azucarados alimenten específicamente a las células cancerosas, o de manera diferente que cualquier otro tipo de carbohidratos. Nuestro cuerpo no elige qué células obtienen ese combustible, sólo convierte la mayoría de los carbohidratos que ingerimos en glucosa, fructosa y otros azúcares simples y son luego absorbido por los tejidos cuando necesitan energía.
Si bien es una buena idea limitar los alimentos azucarados como parte de una dieta saludable para evitar el aumento de peso, eso está muy lejos de decir que los alimentos azucarados alimenten específicamente a las células cancerosas .

Mito 5: El cáncer es un hongo y el bicarbonato de sodio es la cura
Esta "teoría" proviene de la observación -no muy atenta- de que "el cáncer es siempre blanco".
El problema obvio con esta idea -aparte del hecho de que las células cancerosas claramente no son de origen fúngico- es que el cáncer no siempre es de color blanco. Algunos tumores los son, pero otros no. Pregúntele a cualquier patólogo o cirujano de cáncer, o haga una búsqueda de imágenes en Google.
Los defensores de esta teoría dicen que la causa del cáncer es debida una infección por el hongo Cándida y que los tumores son en realidad un intento del cuerpo de protegerse de esta infección. Sin embargo, no hay evidencia para demostrar que eso es cierto.
Además, un montón de personas perfectamente sanas pueden estar infectadas por cándida -es parte de la matriz normal de microbios que viven en (y de) todos nosotros. Por lo general, nuestro sistema inmunológico mantiene la cándida bajo control, pero las infecciones pueden ser más serias en personas con sistemas inmunes comprometidos, como en las VIH-positivas.
La "solución simple" aparentemente es inyectar bicarbonato de sodio en los tumores. Esto ni siquiera es el tratamiento usado para tratar infecciones por hongos probadas, menos aún para el cáncer. Por el contrario, hay buena evidencia de que altas dosis de bicarbonato de sodio pueden conducir a graves consecuencias, incluso mortales.
Algunos estudios sugieren que el bicarbonato de sodio puede afectar cánceres trasplantados en ratones o en células cultivadas en el laboratorio, mediante la neutralización de la acidez en el microambiente inmediato al tumor. Investigadores en EE.UU. llevan adelante un pequeño ensayo clínico para determinar si las cápsulas de bicarbonato de sodio pueden ayudar a reducir el dolor del cáncer y para encontrar la dosis máxima que puede ser tolerada, en lugar de probar si tiene algún efecto sobre los tumores.
Por lo que sabemos, no ha habido ensayos clínicos publicados de bicarbonato de sodio como tratamiento para el cáncer.
También vale la pena señalar que no está claro si es posible dar dosis de bicarbonato de sodio que puedan lograr algún efecto significativo sobre el cáncer en los seres humanos, a pesar de que es algo que se está investigandoactualmente.
Debido a que el cuerpo se resiste fuertemente a los intentos de cambiar su pH -por lo general mediante la eliminación de bicarbonato a través de los riñones- hay un riesgo de que las dosis suficientemente altas como para afectar de manera significativa el pH alrededor de un tumor podrían causar una afección grave conocida como alcalosis.
Una estimación sugiere que una dosis de alrededor de 12 gramos de bicarbonato de sodio por día (basado en un adulto de 65kg) sólo sería capaz de contrarrestar el ácido producido por un tumor de menos un milímetro cúbico de tamaño. Pero, una dosis de más de 30 gramos al día puede causar graves problemas de salud. ¡Haga las cuentas!
Mito 6: Hay una cura milagrosa para el cáncer
Desde el cannabis a los enemas de café, Internet está lleno de videos y anécdotas personales sobre curas "naturales" "milagrosas" del cáncer.
Pero las afirmaciones extraordinarias requieren de pruebas extraordinarias. Yvídeos de YouTube o mensajes de Facebook no son evidencia científica y no tienen la buena calidad que la evidencia revisada por pares.
En muchos casos es imposible saber si los pacientes que aparecen en dichas fuentes anecdóticas han sido "curados" por tal tratamiento alternativo en particular o no. No sabemos nada acerca de su diagnóstico médico, estadio de la enfermedad, perspectiva, incluso tampoco estamos seguros si tenía cáncer en primer lugar. Tampoco sabemos si llevó adelante otros tratamientos contra el cáncer.
Por lo general, sólo oímos hablar de las historias exitosas: ¿qué pasa con las personas que lo han intentado y no han sobrevivido? Los muertos no pueden hablar, y con frecuencia las personas que hacen afirmaciones audaces sobre “curas milagrosas" sólo recogen los mejores casos, evitando mostrar la imagen completa.
Esto pone de relieve la importancia de la publicación de los datos de ensayos clínicos y de investigaciones científicamente rigurosas de laboratorios con revisión por pares. En primer lugar, debido a la realización de estudios clínicos adecuados permite a los investigadores probar que un tratamiento del cáncer prospectivo es seguro y eficaz. Y, en segundo lugar, la publicación de estos datos permite a los médicos de todo el mundo juzgar por sí mismos y utilizarlos en beneficio de sus pacientes. Esta es la norma a la que todos los tratamientos contra el cáncer se deberían ceñir.
Eso no quiere decir que el mundo natural no sea una fuente de posibles tratamientos, desde la aspirina (corteza de sauce) a la penicilina (moho). Por ejemplo, el taxol, un medicamento contra el cáncer, se extrajo por primera vez de la corteza y las agujas del Tejo del Pacífico.
Pero eso está muy lejos de afirmar que masticando corteza de tejo se combaten los tumores. Es un tratamiento eficaz debido a que el ingrediente activo se ha purificado y probado en ensayos clínicos, así sabemos que es seguro y eficaz y qué dosis prescribir.
Por supuesto, las personas con cáncer quieren superar su enfermedad por cualquier medio posible y es totalmente comprensible querer probar nuevas curas potenciales. Pero nuestro consejo es tener cuidado con cualquier cosa etiquetada como un "cura milagrosa", sobre todo si hay personas tratando de vendérselas.
En Wikipedia hay una excelente lista de tratamientos ineficaces contra el cáncer, que a menudo se promocionan como curas milagrosas. Y si quiere saber acerca de la evidencia científica sobre el cannabis, cannabinoides y cáncer eche un vistazo a esta extensa entrada.

Mito 7: Las grandes farmacéuticas lo están suprimiendo

De la mano con la idea de que hay una gran abundancia de "curas milagrosas", está también la idea de que los gobiernos, la industria farmacéutica e incluso organizaciones de caridad están en connivencia para ocultar la cura para el cáncer, porque ganan más dinero con los tratamientos existentes.
Sea cual fuere la "cura" en particular que se promocione, la lógica suele ser la misma: está disponible fácilmente, es barata y no puede ser patentada, por lo que el establishment médico la está suprimiendo con el fin de llenar sus propios bolsillos. Pero, como hemos escrito antes, no hay conspiración -a veces simplemente no funciona-.
No hay duda de que la industria farmacéutica tiene una serie de problemas con la transparencia en los ensayos clínicos que tienen que abordar (el libro Bad Pharmade Ben Goldacre habla sobre ello). Presionamos duro a los reguladores y a las compañías farmacéuticas para asegurarnos de que estén disponibles medicamentos efectivos a un precio justo para el Servicio de Salud -aunque es importante recordar que el desarrollo y ensayo de nuevos fármacos cuesta mucho dinero, que las empresas necesitan recuperar-.
Que haya problemas con la medicina no prueba automáticamente que las 'curas' alternativas funcionan. Para utilizar una metáfora, que a veces se produzcan choques de automóviles no convierte a las alfombras voladoras en una opción de transporte viable.
Simplemente no tiene sentido que las compañías farmacéuticas quisieran suprimir una posible cura. ¡Encontrar una terapia altamente eficaz les garantizaría enormes ventas en todo el mundo!
Y el argumento de que los tratamientos no pueden ser patentados no se sostiene. Las compañías farmacéuticas no son tontas, se apresuran a saltar sobre las terapias prometedoras. Siempre hay maneras de volver a empaquetar y patentar moléculas, lo que les proporcionaría un retorno de la inversión necesaria para desarrollar y ponerlos a prueba en ensayos clínicos (un costo que puede ser de muchos millones de dólares) si el tratamiento funciona.
También vale la pena señalar que las organizaciones benéficas como las de la Investigación del Cáncer del Reino Unido y científicos financiados por el gobierno son libres de investigar tratamientos prometedores sin ánimo de lucro. Y también sería difícil de entender por qué la mayoría de los médicos -que a menudo prescriben medicamentos genéricos sin protección de patentes- no utilizarían tratamientos baratos, si éstos hubieran demostrado ser eficaces en ensayos clínicos.
Por ejemplo, estamos financiando ensayos a gran escala de la aspirina, una droga obtenida por primera vez en 1897 y ahora uno de los fármacos más utilizados sin patente en el mundo. Estamos investigando si puede prevenir el cáncer de colon en personas con alto riesgo , reducir los efectos secundarios de la quimioterapia, e incluso prevenir que el cáncer regrese y mejorar la sobrevida.
Por último, vale la pena recordar que todos somos humanos -incluso los políticos y ejecutivos de las grandes empresas farmacéuticas- y el cáncer puede afectar a cualquiera. La gente en las compañías farmacéuticas, los gobiernos, las organizaciones benéficas y el "establishment médico", todos pueden y de hecho mueren de cáncer también.

Mito 8: El tratamiento contra el cáncer mata más de lo que cura
Seamos claros, los tratamientos contra el cáncer -quimioterapia, radioterapia o cirugía- no son un paseo por el parque. Los efectos secundarios pueden ser difíciles. Después de todo, los tratamientos que están diseñados para matar a las células cancerosas afectarán inevitablemente a las células sanas también.
Y a veces, por desgracia, el tratamiento no funciona. Sabemos que es muy difícil tratar un cáncer avanzado que se ha extendido por todo el cuerpo, y mientras que el tratamiento puede proporcionar un alivio de los síntomas y prolongar la vida, no va a ser una cura para cánceres muy avanzados.
La cirugía sigue siendo el tratamiento más eficaz que tenemos contra el cáncer, siempre que se diagnostique lo suficientemente temprano como para hacer la operación. Y la radioterapia ayuda a curar a más personas que medicamentos para el cáncer. Sin embargo, la quimioterapia y otros medicamentos para el cáncer desempeñan un papel muy importante en el tratamiento -en algunos casos, ayudar a curar la enfermedad y en otros ayudan a prolongar el tiempo de vida-.
Las afirmaciones de internet de que la quimioterapia es "sólo es un 3 por ciento efectiva" son altamente engañosas y anticuadas, y se exploran con mayor profundidad en estos dos artículos del blog de Medicina Basada en Ciencia.
También escribimos este post en respuesta a las preocupaciones de que la quimioterapia podría “fomentar el cáncer".
Es importante señalar que, en un número creciente de casos, los medicamentos sí funcionan. Por ejemplo, más del 96 por ciento de todos los hombres hoy se curan de cáncer testicular, en comparación con menos del 70 por ciento de la década de 1970, gracias en parte a un medicamento que ayudamos a desarrollar denominadocisplatino. Y tres cuartas partes de los niños con cáncer en la actualidad se curan, en comparación con alrededor de un cuarto a finales de 1960 -la mayoría de ellos están vivos hoy en día gracias a la acción directa de la quimioterapia-.
Sabemos que todavía tenemos un largo camino por recorrer hasta que tengamos tratamientos eficaces para todos los tipos de cáncer. Y es importante que los médicos, los pacientes y sus familias sean realistas y honestos acerca de las mejores opciones para el tratamiento, especialmente cuando el cáncer está muy avanzado.
Puede que sea mejor optar por un tratamiento destinado a reducir el dolor y los síntomas en lugar de tratar de curar la enfermedad (cuidados paliativos). Equilibrar la calidad y cantidad de vida siempre va a ser un problema en el tratamiento del cáncer, y cada paciente debe decidir por sí mismo.

Mito 9: No hemos hecho ningún progreso en la lucha contra el cáncer
Esto simplemente no es cierto. Gracias a los avances en investigación, la supervivencia del cáncer se ha duplicado en el Reino Unido durante los últimos 40 años, y las tasas de mortalidad han disminuido un 10 por ciento durante la última década. Este artículo de nuestro médico jefe, El profesor Peter Johnson, describe algunos de los factores clave.
Por definición, estas cifras refieren a personas tratadas por lo menos hace 10 años. Es probable que los pacientes que sean diagnosticados y tratados hoy en día tengan una mejor chance de sobrevida.
Para ver cómo ha cambiado el panorama, puedes prepararte una taza de té y sentarse a ver este documental de una hora que hemos ayudado a realizar:The Enemy Within: 50 years of fighting cancer. Desde los primeros días de la quimioterapia en los años 50 y 60 a los últimos fármacos "inteligentes" y la radioterapia de precisión, que pone de relieve lo lejos que hemos llegado en los últimos años. Aún así, todavía hay un largo camino por recorrer. Hay algunos tipos de cáncer, donde el progreso ha sido más lento -como el de pulmón, cerebro, páncreas y el cáncer de esófago.

Mito 10: Los tiburones no enferman de cáncer

Falso. Sí que lo hacen.Los científicos siempre han sabido que lostiburones pueden padecer cáncer. Sin embargo, aún hoy persiste la idea de que esos animales no sufren esta enfermedad. Esta aseveración es rentable para los vendedores de cartílago de tiburón que afirman que la sustancia ayuda a curar el cáncer. Ningún estudio ha demostrado que el cartílago de tiburón sea un método eficaz de tratamiento, aunque su demanda ha causado la destrucción de poblaciones enteras de tiburones. Se matan cerca de 100 millones de tiburones al año (aunque muchos otros factores contribuyen a la muerte de estos animales, incluso la demanda de sus aletas, que se utilizan para preparar una sopa).
A finales del año pasado investigadores australianos advirtieron un tumor de gran tamaño junto a la boca de un gran tiburón blanco, así como el crecimiento de un tumor maligno en la cabeza de un tiburón ballena.


* Artículo traducido y adaptado del original Don’t believe the hype – 10 persistent cancer myths debunked, escrito por Oliver Childs para Cancer Research UK.
 
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Tratamientos



Los avances científicos y tecnológicos de los últimos años han proporcionado nuevos conocimientos sobre la aparición, desarrollo y crecimiento del cáncer.

Estos avances, en la práctica, se traducen en una mejora de los tratamientos oncológicos de la enfermedad y una disminución de los efectos secundarios derivados ellos.

Por ejemplo, la cirugía que se realiza en nuestros días permite tratar los tumores malignos con igual eficacia pero siendo más conservadora (permite preservar el órgano y su función) que hace unas décadas.

Asimismo, en la actualidad, se dispone de máquinas de radioterapia de alta precisión, que permiten administrar altas dosis de radiación sobre un tumor maligno, con efectos secundarios mínimos. El desarrollo de nuevos fármacos para el tratamiento del cáncer o para reducir los efectos de la quimioterapia, permite la realización de terapias más intensivas y eficaces.

Las principales modalidades de tratamiento son: la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia. Aunque también puede administrarse otro tipo de terapias específicas para algunos tumores como lahormonoterapia, la inmunoterapia, el tratamiento con láser, etc…

La eficacia de estos tratamientos está comprobada científicamente, a diferencia de los tratamientos alternativos, cuya eficacia no está demostrada, ya que desgraciadamente, en la actualidad no existen los fármacos milagrosos.
 

No sé cómo te fías de un portal que tiene publicidad de empresas farmacéuticas asesinas...

El artículo habla de una encuesta a 115 médicos! y que han dado su opinión... ¿y? Yo no pido la opinión personal de un médico, pido que ese médico me diga qué funciona no qué haría él. HAy médicos que beben alcohol a diario, hay médicos que fuman, médicos que practican s*x* sin protección... ¿y? que yo lo que quiero son estudios que PRUEBEN que DEMUESTREN que hay otra alternativa a la quimio, a la radio o a lo que sea... es tan fácil, coges unos pacientes con el mismo tipo de cáncer, unos reciben tratamiento tradicional y otro el que elijan ellos libremente... homeopatía, alimentarse de sol, comer lechuga, zanahoria y tomate, tomar alimentos alcalinos... y luego estudiamos cómo evolucionan los casos, si vemos que los enfermos tratados con esas terapias se salvan y los de la medicina tradicional no, todos esos tratamientos pasan a ser tratamientos médicos y dejan de ser alternativos. Lo que no entiendo es por qué si sabemos qué hay que hacer para demostrarlo... no lo demuestran.
 
http://rt.com/news/205907-cannabis-brain-cancer-disappear/

Cannabis combined with radiotherapy can make brain cancer ‘disappear,’ study claims
Published time: November 15, 2014 21:01
Edited time: November 17, 2014 10:59
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cannabis-good-brain-cancer.si.jpg

Reuters / Alessandro Bianchi

Biology, Drugs, Science
Two cannabis components can have a significant effect on the size of cancerous tumors in the brain, especially when combined with radiotherapy, according to new research. The study says the growths can virtually “disappear.”

The research was carried out by specialists at St Georges, University of London and published in the Molecular Cancer Therapeutics journal.

There are some 85 cannabinoids in the cannabis plant, but the two that had a demonstrably positive effect were tetrahydrocannabinol (THC) and cannabidiol (CBD).

Combining their use alongside radiotherapy shows a drastic effect, the study claims.

Brain cancer killed around 5,200 people in Britain in 2012.

Tests involving THC and CBD carried out on mice showed that any cancerous growth slowed right down, the scientists said.

“The results are extremely exciting. The tumors were treated in a variety of ways, either with no treatment, the cannabinoids alone, and irradiation alone or with both the cannabinoids and irradiation at the same time, Dr. Wai Liu, senior research fellow and lead researcher on the project, told Science Daily.

“The benefits of the cannabis plant elements were known before but the drastic reduction of brain cancers if used with irradiation is something new and may well prove promising for patients who are in gravely serious situations with such cancers in the future.”

Possibilities of human trials are being considered by the team responsible for the research.
 
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