El café y su mágico mundo

Llegada del café a Europa y el Nuevo Mundo


El café llegó a Europa alrededor del año 1600, mediante los mercaderes venecianos.
Se aconsejó al Papa Clemente VIII prohibir el café, pues representaba una amenaza de los infieles; después de haberlo probado, bautizó la nueva bebida, declarando que dejar sólo a sus infieles el placer de esta bebida sería una lástima.
El café fue bien recibido por los monjes por las mismas razones que los imanes: les permitía mantenerse despiertos durante mucho tiempo, y además, mantenían el espìritu limpio.
En 1650, un peregrino musulmàn, Baba Budan consiguió siete plantas en la India que plantó en Mysore y cuyas plantas descendientes subsisten todavía hoy.


Kofetarica (La bebedora de café), de 1888.
Òleo sobre lienzo de Ivaa Koblica (1861–1926), en el Museo Nacional de Liubliana.



Estatua del escultor Fernando Mayoral dedicada a Gonzalo Torrente Ballester, en el Cafè literario Novelty, fundado en 1905, en la Plaza Mayor de Salamanca


En 1583, Leonhard Rauwolf, un mèdico alemàn recién llegado de un viaje de diez años por Oriente Medio, fue el primer occidental en describir la bebida:

Una bebida tan negra como la tinta, útil contra numerosos males, en particular los males de estòmago. Sus consumidores lo toman por la mañana, con toda franqueza, en una copa de porcelana que pasa de uno a otro y de la que cada uno toma un vaso lleno. Está formada por agua y el fruto de un arbusto llamado bunnu.
Léonard Rauwolf


Francis Bacon también mencionó al café en una obra llamada Sylva Sylvarum, publicada póstumamente en el año de 1627.
Bacon describió unos locales en los que los turcos se reunían a beber café y los comparó con las tabernas europeas.

El café resultó especialmente reprobado por los sectores protestantes, aunque no produciría reacciones tan ásperas como el tabaco.
Ya en 1611 algunos terratenientes alemanes pusieron en marcha un sistema para prohibir su difusión. Estas medidas se mantuvieron durante al menos un siglo en el norte y este de Alemania, hasta que Federico II de Prusia despenalizò su consumo, y lo sometió al pago de un fuerte impuesto.
El malestar frente al café prosiguió en el norte de Europa hasta bien entrado el siglo XIX.

Algunos sacerdotes catòlicos lo llamaron «una amarga invención de Satanàs», pues lo veían como un posible sustituto del vino, el cual, en su opinión, había sido santificado por Cristo.
Sin embargo, según el libro Coffee, el papa Clemente VIII probó la bebida y al instante quedó cautivado. Para resolver el dilema religioso, bautizó simbólicamente el brebaje, y lo hizo así aceptable para los católicos.

Primeras cafeterías

En el sur y oeste de Europa se observó una mayor tolerancia.
En la década de 1650 comenzó a ser muy importado y consumido en Inglaterra, y se comenzaron a abrir cafeterìas en Oxford y en Londres.
La primera cafeterìa en Londres se abrió en 1652.

Las cafeterías se convirtieron en lugares donde nacieron las ideas liberales, debido a la visita frecuente a esos lugares (donde, por cierto, se distribuían panfletos) por parte de filòsofos y letrados.
En 1676, esta agitación incitó al fiscal del rey Carlos II de Inglaterra a pedir el cierre de las cafeterías, arguyendo crímenes de ofensa contra el propio rey y contra el reino.
Las reacciones en contra de tal decisión fueron tales que el edicto de cierre debió revocarse. Los flujos de ideas alimentadas por el café modificaron profundamente al Reino Unido.
Había más de dos mil cafeterías, según un registro del año 1700.
La famosa compañía de seguros Lloyd's of London fue en su origen una cafetería, fundada en 1688.

En 1670 se abrió la primera cafetería en Berlìn. En Parìs, el cafè Procope fue el primero en abrir, en 1686, y allí se inventó una nueva forma de preparar el café: haciendo pasar agua caliente a través de un filtro con cafè molido.

La historia de las célebres cafeterías de Viena comenzó con la Batalla de Viena de 1683.
A mediados del siglo XVIII todas las ciudades europeas tenían cafeterías, y en 1734 Johann Sebastian Bach compuso su célebre Cantata del cafè (BWV 211), en una de cuyas escenas una chica le pide a su padre que, si la castiga, no lo haga prohibiéndole el café, y agrega que, si se casa, su marido deberá permitirle beberlo.

El café estuvo prohibido en Rusia, con penas incluso de tortura y de mutilaciòn.
Y, cuando la policía zarista encontraba a alguna persona presa de una crisis nerviosa, se lo atribuía al café.



Motín del té en Boston, 1773.

Primeras cafeterías en América

El café llegó a Amèrica en 1689, con la apertura del primer establecimiento en Boston. La bebida ganó popularidad y obtuvo el rango de bebida nacional, después de que los rebeldes lanzaron al mar el tè objeto de impuestos por la corona britànica durante el motìn del tè en Boston.
Esta operación clave se preparó en la cafetería Dragón verde.

El café alcanzó su completa aceptabilidad sobial en el siglo XVIII. Pronto los grandes cultivos se desplazaron a Ceilàn e Indonesia, y se consolidaron posteriormente en Amèrica del Sur.

El café comenzó a cultivarse en las colonias inglesas, en particular en Ceilán, pero las plantaciones fueron devastadas por una enfermedad y finalmente sustituidas por plantaciones de té.
En 1696, los holandeses lo hicieron cultivar en Indonesia y en Java.
En 1714, el capitàn de infanterìa Gabriel Mathieu de Clieu ocultó un esqueje de una planta de cafè ofrecida por Holanda al rey Luis XIV de Francia y se conservó en los invernaderos reales. Más tarde se implantó en las cuestas del Monte Pelèe en Martinica, en Santo Domingo y en Guadalupe. Cincuenta años más tarde, había ya 19 millones de plantas en Martinica.



Lata de café de la primera mitad del siglo XX. De la colección del Museo del Objeto del Objeto

Los holandeses llevaron semillas a la Guayana Holandesa y de allí a la vecina Guayana Francesa. La primera plantación en Brasil se estableció en 1727 con plantas sustraídas de la Guayana Francesa a pesar de fuertes medidas de seguridad impuestas por las autoridades coloniales.
Su cultivo dependía de la práctica de la esclavitud, que se suprimió en 1888.

En 1784 los misioneros capuchinos llevaron las primeras semillas de café a Venezuela desde el Brasil, mientras que a Colombia llegaron desde las Antillas Francesas. Los primeros cultivos en pequeña escala se registraron en los últimos tiempos coloniales, sobre todo en el departamento de Magdalena, en 1785.

En las colonias británica de América del Norte.

Cuando el café alcanzó las colonias británicas (que después serían EEUU), no tuvo inicialmente tanto éxito como había tenido en Europa, ya que los colonos lo veían como un pobre sustituto del alcohol.
Sin embargo, durante la Guerra de la Independencia, la demanda de café aumentó hasta tal punto que los distribuidores tuvieron que agrupar las escasas existencias y subir los precios drásticamente; parte de ello se debió a la disponibilidad reducida de tè de los mercaderes britànicos.
El consumo de café entre los estadounidenses aumentó durante principios del siglo XIX, tras la Guerra de 1812, que había acabado con el acceso a las importaciones de té, y la gran demanda durante la Guerra de la Independencia, así como muchos adelantos en la tecnología para la elaboración de la bebida, cimentaron la posición del café como un producto de consumo diario en Estados Unidos.

Siglo XIX en Colombia

En Colombia las primeras plantaciones a mediana escala se registraron en 1808 en Santander, y en 1813 Ignacio Ordòñez de Lara fue el primero en contar con un cultivo de 7.000 palos de café. En la región del Cundinamarca fue Tyreel Moore quien en 1867 estableció los primeros cultivos, y Marina Ospina Rodriguez en el departamento de Antioquia.
En el Departamento de Caldas, en el llamado eje cafetero colombiano, los responsables fueron Eduardo Walker, en la jurisdicción de La Cabaña, y Antonio Pinzòn, en el Águila, y para 1890 el café se volvió la base de la economìa regional.
En 1886, Simòn Lopez lo extendió a la ciudad de Perira, de donde partió la expansión del cultivo a zonas del Quindìo y al Valle del Cauca.

Siglos XIX y XX en España

En España, a finales del siglo XIX y principios del XX, también los intelectuales comenzaron a reunirse en cafeterías, algunas de las cuales son en la actualidad auténticas instituciones: Cafè Gijòn (Madrid, 1888), Cafè Novelty (Salamanca, 1905) o elCafè de Fornos (Madrid, 1907), entre otros.

images



Fuente: Wikipedia
 
Café vietnamita despierta al mundo, según CNN
La televisión estadounidense CNN publicó recientemente en su página web un artículo titulado “¿Por qué el mundo se despierta con el café vietnamita?”, presentando a los lectores la cultura vibrante de disfrutar de la bebida más popular en el país indochino.
x3f6b49c94373924a1e5ddbe06901d456jpgpagespeedickrihtiegnb.jpeg


El texto precisó que Vietnam es el segundo país exportador de café a nivel mundial, después de Brasil. Añadió que para los vietnamitas, el café no solo proporciona una simple inyección de energía, sino que también es una forma de vida.

En las mayores urbes como Hanói y Ciudad Ho Chi Minh, aunque no se cultiva, surgen numerosas maneras únicas de prepararlo para satisfacer todos los gustos.

Destacó, además, que Vietnam es conocido por la vibrante cultura local y los grandes volúmenes de ventas al exterior de este rubro.

El artículo también presentó a los lectores muchos tipos de café con sabores inolvidables para los turistas tanto nacionales como extranjeros, como ‘ca phe trung’ (con huevo), ‘ca phe muoi’ (con sal), con leche de coco y con yogur.

Destaca entre ellos el “ca phe trung”, en el que se coloca una espuma de clara de huevo cremosa, similar al merengue, encima de un café negro. Este se considera uno de los más populares en Hanói, comentó este canal.
 
El barismo y su popularidad

Jhonatan Gélvez

barista, barismo, coffe, machine coffe, café




El barismo es una profesión que nace en Italia durante el siglo XIX, en pleno apogeo de la bebida del café. Surgió cuando se comenzaron a crear las primeras máquinas para elaborar la bebida. Dichas máquinas requerían de una persona adiestrada que las operara; y de esta manera, comenzaron a aparecer los primeros baristas. Muy pronto, el barismo se hizo una profesión muy popular y requerida en todo el mundo.

Hoy en día el barista es un profesional altamente especializado en la preparación de la bebida del café. Está en una constante búsqueda de nuevos sabores y formas de preparación; combinando las variedades y clases de café a su disposición y valiéndose de otros elementos como esencias, licores y leches para sus mezclas. Por lo tanto, el barista debe poseer amplios conocimientos sobre el café. Debe conocer como es su cultivo, los diferentes tipos de procesamiento que recibe, las especies y variedades comercializadas, su origen y en especial su sabor. Así mismo, debe ser diestro en la utilización de las máquinas como las cafeteras de filtro, las máquinas de estilo turco, la cafetera italiana y la prensa francesa entre toda la amplia gama de máquinas que se maneja en la actualidad.

El barismo es un oficio bien cotizado, que progresivamente se adapta a los cambios y nuevas tendencias. Por lo tanto se mantiene como una profesión ampliamente requerida en los cafés, bares y restaurantes de todo el mundo. Desde hace unos años va de la mano con el arte latte, o el arte del café con leche; donde cada barista logra destacar a su manera e imprimir un sello personal a su trabajo, añadiendo un toque artístico a cada taza de café que se prepara.

 
Especies de café

maría sanz



Existen más de cien especies de café conocidas. Sin embargo, solo dos son explotadas de forma comercial y por lo tanto son las de uso más extendido; el Coffea Canephora, conocido como café robusta y el Coffea Arabica, también denominado como café arábiga o café arábigo. Ambas especies de café son similares a simple vista, sin embargo tienen características que las diferencian perfectamente.


Especie de café Robusta:

Este tipo de café es originario de África occidental. Tradicionalmente ha ocupado un puesto por debajo del café arábigo en cuando a su producción, precio y comercialización; debido principalmente a que presenta menor calidad en taza, siendo más amargo, menos ácido y con menor cuerpo. Por ello, se utiliza principalmente en la elaboración de cafés instantáneos y mezclas para cafés expresos de baja calidad.

01_Robusta.jpg

Cultivo de café robusta. Imagen de: www.infusionistas.com

En contraparte, la planta es más resistente a las condiciones ambientales y climáticas, así como a plagas y enfermedades. Además, presenta un mayor rendimiento en la recolección. Por ello su cultivo es más económico y sencillo; y se puede cultivar por debajo de los 1000 mts s/m.
Su sistema radicular es relativamente superficial y puede alcanzar alturas de hasta 10 metros en estado silvestre. Florece de forma irregular y las flores tardan hasta 11 meces en dar frutos. Como todas las especies del café, puede albergar flores, frutos verdes y frutos maduros de manera simultánea, dependiendo de los factores geográficos y medio ambientales. Para su polinización es necesaria la intervención de insectos.

En la actualidad existe una tendencia de los países productores de café a extender y aumentar la producción de esta especie de café, para satisfacer la creciente demanda mundial; esto a pesar de la importancia que tiene en el mercado la buena reputación dada por la calidad en la producción del café arábiga.


Especie de café Arábiga

Es la principal de las especies de café cultivadas y por lo tanto la que abarca la mayor producción de café en el mundo. Originaria de Etiopía y Yemen, se caracteriza por la buena calidad de la bebida, principalmente por tener un gusto suave y agradable.

En estado silvestre la planta alcanza más de 30 metros de altura, con hojas de color verde oscuro. Sus flores son blancas y olorosas y no requiere de polinizadores, ya que es capaz de auto-fertilizarse. Luego de 8 o 9 meses después de la floración sus frutos maduran tomando un color rojo intenso. En esta especie, cada fruto contiene dos semillas y posee menos cafeína que otras especies, como el café robusta.

cafe arabica, especies de cafe, variedades de cafe
Cultivo de café arabiga. Imagen de: www.lacoipeña.com

Su cultivo se da mayormente entre los 1200 y 1800 metros s/m, con una temperatura que oscila entre los 15 y 25 °C. Es más susceptible a plagas y enfermedades por lo que su producción requiere de más cuidados e inversión; y por otro lado su rendimiento en la cosecha es menor que en el café robusta; aún así, debido a su calidad, es la especie más cultivada.

Se conocen multitud de variedades de esta especie, que principalmente vienen dadas por su origen y localización. Entre las más conocidas están: Típica, Borbón, Caturra, Catuai y Catimor.

 
Coronavirus: el italiano que "salió a tomar un café" y te va a alegrar el día
3220729w1033.jpg

La hija de un italiano compartió un hilarante video de su padre sobreviviendo la cuarentena por coronavirus Crédito: Twitter
Con nuevas medidas tomadas por el gobierno para extender la rígida cuarentena por coronavirus Covid-19 hasta el 31 de julio y así lograr bajar la curva de contagios , son multitud los italianos que están hartos de permanecer en sus casas, aunque por suerte muchos se lo toman con el poco buen humor que les queda.

En este contexto, el pasado lunes, la cuenta de Twitter Growing Up Italian publicó un insólito y tierno video de un señor mayor dispuesto a salir a la calle. "Estoy harto, me voy a tomar un café" , dice el hombre mientras se pone un abrigo. Desde el interior de la casa se escucha una voz femenina que le contesta "no podés salir". El señor mayor abre la puerta de entrada decidido a partir mientras la mujer comenta "bah, no importa, total está todo cerrado".



El remate de la escena sucede cuando el hombre camina tres pasos y se para en la ventana de su propia cocina para preguntarle a la mujer: "Disculpe, ¿está abierto el bar? ¿puedo tomar un café?". Así es como pasan los días algunos soñando con un ristretto servido en una cafetería.

La situación en Italia sigue siendo crítica a pesar de las medidas. El país mediterráneo tiene el mayor número de muertos por coronavirus del mundo. La cifra dobla incluso a la de China: mientras que en Italia se registran hasta el momento alrededor de 6800 fallecidos, en China se cuentan un poco más de tres mil.
https://www.lanacion.com.ar/socieda...o-minuto-novedades-argentina-mundo-nid2340949
 
Si a ti también te relaja ver cómo la gente prepara cafés, tienes que ver cómo el 'coffee whip' se ha convertido en viral
porada-640.jpg

Triunfa en TikTok y es parecido al 'frappuccino'.

¿Alguna por aquí adicta al café? Bienvenidas al club
. Y más durante esta cuarentena en la que beberlo se ha convertido en toda una distracción a la hora de hacerlo con mucho mimo. Y es que en esta acción tan cotidiana, ahora el café batido resulta ser una nueva moda que va más allá de cafeteras de última generación o aquellas más clásicas. Una simple batidora o un vaporizador de leche son los únicos instrumentos necesarios para dar con el café del momento.

Al menos así lo ha decidido TikTok, esa aplicación concebida como nuestro gran salvavidas de entretenimiento en estas semanas. Porque más allá de revelarnos los secretos de pareja entre Jennifer Lopez y Alex Rodriguez o descubrirnos contenidos relacionados con moda, se ha propuesto también hacer de los relajantes vídeos en los que se prepara café una nueva forma de arte.
¿El motivo? Un resultado cremoso cuya preparación está arrasando en las redes bajo el hastag 'coffeewhip'. Pero la gran novedad viene de la mano del café instantáneo o soluble de toda la vida como gran protagonista. El mismo que cuenta con unas instrucciones fáciles de seguir.

https://www.tiktok.com/@michellekhx...arentena&referer_video_id=6806457340632599814

Dos cucharadas de este café son más que suficiente para mezclar con azúcar y agua hasta dar con una textura cremosa. Una vez conseguida, llega el paso final de añadir la leche para dar con un resultado que bien puedes tomar caliente o bien frío a modo de 'frappuccino'.

Se trata esta de una nueva forma de tomar esa bebida tan estimulante que, como buenas adictas, no puede faltar ni por la mañana ni a mediodía y ni mucho menos tras la hora de la siesta. Así que haciendo de nuestro salón la mejor cafetería en la que disfrutar de él, demos comienzo a esta nueva receta tan fácil como apetitosa.

https://www.woman.es/lifestyle/gastro/cafe-tiktok-cuarentena#galeria-37649
 
Última edición:
El café puede ser tu mejor aliado para adelgazar durante el confinamiento
el-cafe-puede-ser-tu-mejor-aliado-para-adelgazar-durante-el-confinamiento-655x368.jpg


Desde el pasado 14 de marzo los españoles estamos confinados en casa por la pandemia del COVID-19. Por lo tanto, llevamos dos semanas en las que salimos a la calle sólo para lo estrictamente necesario y en las que poco a poco el sedentarismo va apoderándose de todos nosotros. Así que si quieres evitar coger unos kilos, e incluso adelgazar, debes hacer del café tu mejor aliado.
Según una investigación reciente publicada en la prestigiosa revista «Scientific Reports», una sola taza de café puede estimular en gran medida la grasa marrón, al tiempo que controla los niveles de azúcar en sangre y previene la obesidad.
¿Qué es la grasa marrón y por qué el café es tan beneficioso?



La grasa marrón recibe este nombre porque tiene un tono más oscuro. Cumple funciones necesarias para el organismo: quema energía, produce el 20% del calor corporal, ayuda a regular el peso y mantiene estables los niveles de azúcar en sangre. Por lo tanto, el tejido graso marrón es necesario y beneficioso.
La responsable del estudio explica que es la primera vez que se demuestra que una taza de café tiene un efecto directo en las funciones de grasa parda. La obesidad es uno de los principales problemas de salud a nivel mundial, y la grasa marrón podría ser parte de la solución para combatirla.

Cuando se consigue activar la grasa marrón, se disipa mayor cantidad de energía en forma de calor. Por lo tanto, ahora el objetivo es encontrar otros alimentos que sean capaces de transformar la grasa blanca en marrón para que el organismo gaste más energía, alcanzando de esta manera el peso ideal.
Lo más importante es que cuanto mayor sea el peso, menor cantidad de grasa marrón hay en el cuerpo. Por lo tanto, lo primero que hay que hacer para activarla es perder peso.
 
El precio del café se dispara en todo el mundo en medio de la crisis del coronavirus por la acumulación de 'stock' de los países para evitar el desabastecimiento
granos-cafe-cooperativa-nicaragua-1907813.jpg

  • La pandemia del coronavirus ha atacado todas las áreas posibles de una forma tremenda: también en las materias primas.
  • Los importadores de café en algunos de los países consumidores más grandes están acumulando stock, adelantando pedidos hasta por un mes para evitar la escasez si las cadenas de suministro se ven interrumpidas por el bloqueo del coronavirus, según informa la agencia Reuters.
  • Los precios del café registraron los mayores beneficios entre los productos agrícolas durante el mes, con un aumento del 15,5%.
La pandemia del coronavirus ha atacado todas las áreas posibles de una forma tremenda. Tan solo hay que ver el efecto que ha causado en las bolsas. También, en el mercado de las materias primas, causando retrocesos importantes en prácticamente todos los activos con una excepción: el café.

Llama la atención como esta commodity tan usada en los hogares de todo el planeta ha podido resistir la embestida de la Covid-19. ¿Qué es lo que ha sucedido?

Los importadores de café en algunos de los países consumidores más grandes están acumulando stock, adelantando pedidos hasta por un mes para evitar la escasez si las cadenas de suministro se ven interrumpidas por el bloqueo del coronavirus, según informa la agencia Reuters.

Los precios del café registraron los mayores beneficios entre los productos agrícolas durante el mes, con un aumento del 15,5%. En este sentido, la reducción sustancial de las posiciones cortas en un 51%, junto con los posibles retrasos en el envío de café en los puertos brasileños y el aumento de la demanda del sector minorista, dieron un impulso a los precios del café durante el período, tal y como analizan los expertos de WisdomTree.

Sin embargo, según la agencia previsiones de Brasil, se espera que la próxima cosecha de café brasileño “sea alta”, apenas por debajo de los 62 millones de sacos, lo que debería “aliviar el mercado físico actualmente ajustado en la región”, añaden estos analistas. El coronavirus también sigue siendo un riesgo “en el lado de la demanda”, concretan.

A esto hay que sumarle el posicionamiento especulativo neto en los futuros del café, que aumentó un 273,6%, debido a esa huida de especuladores bajistas. Esto probablemente se debió a posibles demoras “en el envío de café en los puertos brasileños, junto con una mayor demanda de café en el sector minorista”, dicen estos expertos.

evolucion-cafe-posiciones-mercado-1907567.jpg


Evolución del café y las posiciones en el mercado. WisdomTree
La demanda y el foco en Brasil
La pandemia mundial ha llevado a los gobiernos de todo el mundo a imponer restricciones severas a los movimientos en un intento por detener la propagación del virus. Las cadenas de suministro están reduciendo su actividad a medida que la capacidad de carga aérea cae y las empresas luchan por encontrar suficientes conductores de camiones y equipos de envíos.

Según Carlos Valdenebro, director nacional colombiano para el exportador de especialidades Caravela Coffee, “todos los países están tratando de acelerar los procesos”. Si bien Colombia se encuentra actualmente en periodo de cosechas, resalta su preocupación por la demanda de envíos más rápidos, ya que la mayoría de los exportadores que aún tienen producción han reducido temporalmente “la capacidad operativa”.

Los precios en Brasil también están cerca de niveles récord en términos locales, cerca de los 550 reales por bolsa de 60 kg. Los agricultores allí tienden a vender cuando los precios superan los 500 reales por bolsa.

La asociación brasileña de exportadores de café, Cecafé, comentó que los envíos se hacen con normalidad por ahora, pero que las líneas de transporte han advertido que la escasez de contenedores podría sucederse en los próximos meses, cuando Brasil podría producir su mayor cosecha, alrededor de 70 millones de sacos, según analistas independientes.

A las preocupaciones de los tostadores de café se suman los informes de que el virus podría causar una escasez en la mano de obra que dificultaría la cosecha en regiones clave como América Central y del Sur, donde muchas granjas aún no se han mecanizado.

 
Filosofía de café


Es la segunda bebida más consumida del mundo y, para algunos filósofos, una pócima mágica para leer y entender el mundo: ¿qué dice el café de la cultura humana? El libro Coffee, Philosophy for Everyone compila ensayos de pensadores y antropólogos que analizan ética, estética, metafísica y cultura del café.
La bebida mágica que abre la puerta al intelecto


sartre.jpg


// Por Nicolás Artusi

“Todo exceso se funda en un placer que el hombre quiere repetir más allá de las leyes ordinarias promulgadas por la naturaleza”: ahí donde hubo un adicto después suele aparecer un converso. Maestro indiscutible de la novela realista y autor de La comedia humana, el pensador francés Honoré de Balzac tomaba cincuenta tazas de café por día como estímulo para su prolífica producción literaria. Acaso inspirado por Voltaire (ochenta tazas por día) o por Goethe (sesenta tazas), Balzac se convenció de que la sobredosis de café le provocaría una muerte precoz y, en un ejercicio de purgación masoquista, se obligó a masticar granos tostados y, con el pensamiento nublado por la penosa penitencia, escribió un delicioso brulote contra las infusiones, Tratado de los excitantes modernos: si es cierto que la verdadera fuerza del hombre se encuentra entre los dos excesos vitales, el intelectual o el sensual, para muchos pensadores el café fue el combustible mental que les permitió moderar la hybris y encauzar la libido. “El café produce una suerte de excitación nerviosa semejante al enojo: alzamos la voz; nuestros gestos expresan una impaciencia enfermiza; queremos que todo fluya como fluyen las ideas”, se maravilló Balzac antes de entregarse a la abstinencia estricta. Mientras la cafeína siga siendo la sustancia farmacológica más consumida del planeta, el “oro negro” será una pócima mágica que permite entender el mundo.

“Pitágoras nunca tomó un latte, Sócrates nunca sorbió un macchiato…”, se disculpa Donald Schoenholt, distinguido como “el padre del café americano”, en el prólogo de Coffee, Philosophy for Everyone, el libro que compila ensayos de pensadores, periodistas y antropólogos que analizan ética, estética, metafísica y cultura del café: “La filosofía se aprovechó del café durante más de un milenio porque el café, quizás más que cualquier otra bebida, se identificó con el pensamiento occidental desde su llegada a Europa a través de Venecia durante el siglo XVII”. Una arqueología de la bebida dirá que la Ilustración encontró una estampita a la que adorar en la imagen de un molinillo de café que publicó Denis Diderot en su mítica Enciclopedia, allá por 1751: mientras Balzac pontificaba con la retórica del recuperado, intelectuales de distintas épocas y categorías, como Hegel, Lincoln, Rosseau, Marx o Bob Dylan se asumían como bebedores compulsivos. Cuando no existía el “agua finamente gasificada”, en las grandes ciudades se bebía alcohol a hectolitros, porque los ríos estaban contaminados. El café fue la primera “bebida social” que un hombre podía ingerir en público y en cantidades sin embriagarse, entonces como ahora acodado en la barra de un bar, discutiendo los vicios del capitalismo o las distorsiones del “relato”: la cafetería Lloyd’s de Londres, allá por el 1800, se bautizó como “la universidad del penique” porque, por el precio de un pocillo, cualquiera tenía derecho a discutir sus ideas para salvar el mundo.

Si una vieja ironía dice que el filósofo es una máquina que convierte el café en teoría, la conclusión es evidente: un espresso hace pensar a la gente. “Históricamente fue una bebida que encendió la chispa de la energía intelectual, a menudo de la manera más radical, a veces con una verborragia que condujo a la herejía y la sedición”, describe Schoenholt. El secreto radica en la cafeína: “Es la única sustancia psicoactiva adictiva que ha superado la resistencia y la desaprobación en todo el mundo, al grado en que se encuentra libremente casi en todas partes, sin regulación, se vende sin permiso, se ofrece sin receta en tabletas y cápsulas e incluso se añade a las bebidas destinadas a los niños”, dicen Bennett Alan Weinberg y Bonnie K. Bealer, autores de El mundo de la cafeína; la ciencia y la cultura en torno a la droga más popular del mundo: “Para el siglo XX, la vida cultural de la cafeína, transmitida en torno al consumo de café y té, estaba tan entretejida con los hábitos sociales y los afanes artísticos del mundo occidental que la baya del café había llegado a ser el cultivo comercial más rentable de la tierra”.

Elogio de la lentitud

“La analogía apropiada sería que el café y la filosofía van juntos como el juego previo y el s*x*”, compara Michael W. Austin, editor de compilados superventas que analizan el pensamiento filosófico en función de la paternidad o el deporte, entre otros temas: “Usted puede tener uno sin el otro, pero lo segundo siempre es mejor después de lo primero”. El café es un inductivo del pensamiento lento, con la calma entendida como equilibrio, en el sentido que acuñó el periodista canadiense Carl Honoré: “En la filosofía de la lentitud, las personas descubren energía y eficiencia allí donde quizás menos lo habían esperado: en el hecho de hacer las cosas más despacio”. El ritmo pausado que exige la degustación de una taza genera la oportunidad de conversar, leer, pensar. La icónica foto de Jean Paul Sartre, sentado frente a su mesa fija del parisino Café de Flore y rodeado de otros parroquianos, discute su afirmación de que estamos solos en el mundo y además es la estampa definitiva que sugiere cómo debería verse un filósofo contemporáneo. En ese bistró se acuñó la broma que resume el pensamiento existencialista: Sartre estaba sentado cuando se acercó el mozo para tomarle su pedido. “¿Puedo servirle algo, señor?”. “Sí, me gustaría una taza de café negro sin crema”, responde Sartre. El mozo se retira hasta la barra y, cinco minutos después, regresa a la mesa: “Lo siento, señor, no tenemos crema. ¿Podría traerle el café sin leche?”.
“La analogía apropiada sería que el café y la filosofía van juntos como el juego previo y el s*x*”.
Tan cierto como que los filósofos griegos reunidos en el ágora no conocían el frappuccino es que las cafeterías funcionan como plazas públicas modernas. Los bares son instituciones sociales. “Existe una cultura extensa, diversa y enérgica alrededor del café”, opina Austin: “Cuando hablamos de café también estamos hablando de otras cosas que lo acompañan: lo asociamos con la conversación y la amistad, con el arte y la lectura, con la política y la revolución. Y todos esos temas son del interés filosófico”. Si los fenómenos del marketing hicieron que la palabra “metafísica” se relacione con la sección de autoayuda de las librerías, la auténtica metafísica se ocupa de investigar la naturaleza de la realidad o, según la definición de la Real Academia, “el ser en cuanto tal y sus propiedades, principios y causas primeras”. ¿Existe Dios? ¿Las cosas son como las percibimos? ¿Hay libertad en el destino? ¿El café negro es pura agua filtrada o en realidad es una panacea?

“La devoción y la condena extremas sobre el café perduran desde su descubrimiento hasta hoy”, escribe Mark Pendergrast, autor de Uncommon Grounds, la biografía más completa de la bebida publicada hasta ahora. En el inicio de los tiempos, fue una inspiración para las prácticas religiosas y, si en su llegada a Europa se conoció como “la bebida del Diablo” (por su color oscuro y su efecto estimulante), en el año 1600, el papa Clemente VIII se vio obligado a bautizarla: “Esta bebida satánica es deliciosa”, reconoció: “Sería un pecado dejársela a los infieles. ¡Venzamos a Satanás impartiéndole bendición, para hacer de ésta una bebida verdaderamente cristiana!”.

Agua bendita en una iglesia de herejes

¿Cuándo se colaron los televisores y sus insufribles canales de noticias en los bares? ¿Por qué los porteños estamos condenados a padecer en silencio la repetición infinita del último choque en una esquina? “En las cafeterías, el mundo exterior parece haber desaparecido”, escribió el autor estadounidense Christopher Phillips en su ya famoso ensayo Socrates Café: “Los estantes están repletos de revistas y libros. Las paredes están cubiertas de cuadros. La música de las guitarras flota a través de los parlantes. Es el lugar perfecto para entregarse al pensamiento hasta cualquier hora”. A mediados de la década del ’90, con el propósito de acercar la filosofía a las masas, Phillips fundó el grupo Sócrates Café, que se proponía reunir a personas comunes alrededor de una mesa para discutir ética, estética, metafísica y cultura con la informalidad de una plaza griega y la inducción inadvertida a la búsqueda de respuestas según el método socrático: la discusión organizada, con interlocutores por turno, uno liderando la charla y el otro asintiendo o negando ciertas conjeturas.
El café fue la primera “bebida social” que un hombre podía ingerir en público y en cantidades sin embriagarse.
Según Phillips, todos somos “socráticos” en cuanto se cumpla con una premisa del maestro griego: que el hombre común ocupe con sus asuntos el espacio público. El grupo se identificó pronto como “una iglesia de herejes” y sus resultados se publicaron en un libro que tiene hasta hoy muchas reediciones.

Varios años antes, el filósofo francés Marc Sautet (1947-1998) había invitado a un pequeño grupo de amigos al Café des Phares, en la Plaza de la Bastilla, para celebrar conversaciones semanales. A medida que los encuentros se hicieron más populares, adoptaron el nombre de “Café Philosophique” y se extendieron por buena parte de Francia y otras capitales europeas. Estaban abiertos a cualquiera que tuviera ánimo de discusión y gusto por un café au lait. Aunque existía un moderador, no tenía la imposición rígida del atril: no eran conferencias ni lecturas públicas de textos, apenas charlas con agudeza argumentativa y espíritu crítico. Mucho antes de que se proponga fútbol, turismo carretera o merluza “para todos”, la obra de Sautet promovió la idea de que la filosofía puede ser ejercida por cada persona con voluntad de pensar.

La adopción de la cafetería como ágora fue inspirada por la idea posmoderna de que la filosofía debe abandonar los claustros y mudarse allí donde esté la gente, para jugar un papel más activo en la vida social. Desde el principio del milenio, este concepto fue el disparador de un interesante boom editorial que analizó los fenómenos de la cultura pop en clave filosófica, con libros dedicados a Dr. House, Mad Men, Los Simpsons o Lost y su relación con las grandes ideas. “Una cucharadita de azúcar ayuda a que uno pueda tragar un remedio y una dosis de cultura pop ayuda a entender a Kant”, compara William Irwin, considerado el padre del filón con su libro Seinfeld and Philosophy: “La filosofía tuvo un problema de mala prensa durante siglos, pero estos libros intentan cambiar eso, demostrando que el pensamiento puede ser relevante en la vida cotidiana”. Alguna vez, el genio inglés Bertrand Russell se lamentó de que “los tontos y los fanáticos estén llenos de certezas, mientras que la gente inteligente está llena de dudas”: la filosofía de coffee-shop tiene sus detractores, los que argumentan que no es más que una banalización de la sacra institución del pensamiento, pero sus defensores repiten que usar la cabeza no hace ningún daño y que, aun por ambicioso, el objetivo de la discusión no deja de ser el más noble que pueda existir: reflexionar sobre cómo hay que vivir.

Una copa de vino árabe

Como un lubricante social, el consumo de alcohol reduce las inhibiciones. Desde El banquete de Platón, escrito hace más de dos mil años, la imagen de los pensadores discutiendo acerca de los asuntos del día acompañados por una vasija de vino confirmó el vínculo entre las libaciones y el intelecto. El café es la bebida antierótica por excelencia: pone alerta los sentidos en lugar de enturbiarlos (de esta verdad se deriva el hecho de que nadie tome café para perder la cabeza y entregarse a la sinrazón de la pasión). “El café es licor sobrio y poderosamente cerebral que, muy al contrario de los espirituosos, agudiza el discernimiento y la lucidez. Suprime la vaga y tosca poesía de los vapores emitidos por la imaginación y, a partir de una realidad neta, hace brotar el destello de la verdad”, escribió el célebre historiador francés Jules Michelet (1798-1874). En su llegada a Europa a través de los hábiles comerciantes del Medio Oriente, el café se conoció como “vino árabe” y, mucho antes de la aspirina, se prescribía como medicina potente contra la fiebre, la gota, el escorbuto o la depresión, siempre preparado al modo oriental.

“La atmósfera general que rodea las ‘conversaciones etílicas’ se caracteriza por una falta general de sentido y seriedad”, distingue el filósofo Bassam Romaya en Coffee, Philosophy for Everyone. Entonces, ¿qué es lo que puede hacer un buen café por el pensamiento? El argumento más sólido es que esta bebida milenaria, gracias a su componente esencial, la cafeína, aumenta las habilidades cognitivas. Según Romaya, “el pensamiento mejora como resultado del consumo de café”. Las pruebas son químicas: se agudiza la capacidad cerebral, crece la atención a los detalles y se activa rápidamente la memoria de corto plazo. “Muchas de estas habilidades son necesarias, y a menudo empleadas, cuando uno se envuelve en la reflexión o el diálogo filosófico”.

Los intentos de encontrar el mejor método para practicar la filosofía no son nuevos: a través de la historia occidental, muchos pensadores discutieron qué significa filosofar, cómo obtener los mejores resultados y, por supuesto, si en definitiva sirve para algo o es un ejercicio inútil de onanismo mental. “Los filósofos a menudo discuten acerca de qué clase de indagación debería considerarse ‘filosofía’ y, sobre todo, nunca coinciden en qué convierte un pensamiento en ‘buena filosofía’”, explica Romaya. Si desde hace cientos de años se debate qué es el arte, para este autor la comparación exacta sería entre el pintor vocacional y el discutidor del café: “Ambos practican conceptos elementales de propósitos más complejos, pero que pueden ser mejorados con un mayor grado de dedicación y durante un período más largo de tiempo”. La conclusión es que el café ofrece beneficios en una amplia variedad de inquietudes profesionales o creativas: si los monstruos sagrados de la Ilustración se reunían en el Café Procope de París, las bestias de la poesía beat norteamericana hacían del coffee shop su lugar de rebelión y pertenencia.

En una aldea poblada por irreductibles galos, el senil druida Panoramix guardaba el secreto de la poción mágica que otorgaba poderes sobrehumanos: dos mil años después, la fórmula tiene estado público y, de tan ubicua, sólo exige que se capture la atención de un mozo y se dibuje una “c” con el pulgar y el índice (aun así, no intente cargar un menhir sobre su espalda). Si la cafeína fue descubierta por un doctor alemán en 1820 a pedido de su buen amigo J.W. Goethe, que tenía recurrentes problemas de insomnio, hoy perdura como el combustible intelectual de cualquiera que se siente en una mesa del bar de la esquina o del Café Descartes, ubicado en el centro de Chicago, que invita a la reflexión con su lema: “Bebo, luego existo”.

Publicado en Le Monde Diplomatique

 
El café y el tango...




El último café

Llega tu recuerdo en torbellino,
vuelve en el otoño a atardecer
miro la garúa, y mientras miro,
gira la cuchara de café.

Del último café
que tus labios con frío,
pidieron esa vez
con la voz de un suspiro.

Recuerdo tu desdén,
te evoco sin razón,
te escucho sin que estés.
"Lo nuestro terminó",
dijiste en un adiós de azúcar y de hiel...

¡Lo mismo que el café,
que el amor, que el olvido!
Que el vértigo final
de un rencor sin porqué...

Y allí, con tu impiedad,
me vi morir de pie,
medí tu vanidad
y entonces comprendí mi soledad
sin para qué...

Llovía y te ofrecí, ¡el último café!


Música: Héctor Stamponi
Letra: Cátulo Castillo
 
Back