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Jesús Tavira, propietario de un desguace con el que trabajaba la familia Sala, fue interrogado hasta en tres ocasiones tras el asesinato, la última de ellas después de que Miguel López fuera detenido. Sin embargo, quedó fuera de la investigación al no prosperar las sospechas de los investigadores. La Policía vuelve a interesarse por él tras haber analizado la tablet y el teléfono móvil de López, introduciendo de esta manera una posible nueva vía en las pesquisas.
En un informe al que ha tenido acceso EL MUNDO, la Policía Judicial destaca que el intenso contacto telefónico que mantuvieron Tavira y López cuatro meses antes del crimen se interrumpió bruscamente tras el crimen. Y aportan fechas: desde agosto de 2016 se registraron un total de 232 llamadas entre ambos. «Ninguna en fechas anteriores y especialmente ninguna en fecha posterior a la ejecución del crimen salvo una llamada de un minuto el 15 de diciembre», indica el escrito.
Los agentes añaden: «En lo referente a las llamadas con Jesús Tavira, se debe hacer referencia a que, como se desprende de las declaraciones del mismo y de Miguel López, su relación no era demasiado estrecha no siendo esto lo que se desprende del análisis de las llamas entre ambos». Sin embargo, la Policía precisa que después del crimen ambos estuvieron en contacto a través del teléfono de un empleado de Tavira, donde este «le dice a Miguel que se acerque al concesionario para hablar de unos papeles». Eso sí, figura un mensaje que escribió a López dos días después del asesinato «Te acompaño (sic) el sentimiento».
El día del asesinato, estuvo en el concesionario entre las 17.30 y las 17.45 horas para, según él, recoger la documentación del coche. Después se marchó. «Estaba anocheciendo», apuntó en su declaración.
UNA LLAMADA A LAS DOS HORAS DEL CRIMEN
La figura de Jesús Tavira no ha sido ajena a la investigación puesto que sólo dos horas después del crimen llamó a Miguel López para interesarse en cómo estaba y lo hizo desde el móvil de su mujer, no desde el suyo, lo que alertó a los investigadores. Aseguró que, consta en su declaración, «quería informarse sobre lo que había pasado». Ahora, el análisis de los dispositivos de López -que han realizado agentes de la Sección de Ingeniería e Informática Forense de la Comisaría General- vuelve a situarlo en los contornos del crimen, a pesar de que la investigación se dirige única y exclusivamente hacia Miguel López. A lo largo del dossier, los agentes vuelven una y otra vez sobre Tavira. «Resulta de interés el contacto permanente entre López y él, contactos que se inician de forma frecuente con la escalada de tensión familiar y que se corta a raíz del crimen, salvo encuentros propiciados por terceras personas (trabajador de Jesús Tavira)». En este tiempo, la Policía siempre lo ha calificado como una persona «peculiar».
En un informe al que ha tenido acceso EL MUNDO, la Policía Judicial destaca que el intenso contacto telefónico que mantuvieron Tavira y López cuatro meses antes del crimen se interrumpió bruscamente tras el crimen. Y aportan fechas: desde agosto de 2016 se registraron un total de 232 llamadas entre ambos. «Ninguna en fechas anteriores y especialmente ninguna en fecha posterior a la ejecución del crimen salvo una llamada de un minuto el 15 de diciembre», indica el escrito.
Los agentes añaden: «En lo referente a las llamadas con Jesús Tavira, se debe hacer referencia a que, como se desprende de las declaraciones del mismo y de Miguel López, su relación no era demasiado estrecha no siendo esto lo que se desprende del análisis de las llamas entre ambos». Sin embargo, la Policía precisa que después del crimen ambos estuvieron en contacto a través del teléfono de un empleado de Tavira, donde este «le dice a Miguel que se acerque al concesionario para hablar de unos papeles». Eso sí, figura un mensaje que escribió a López dos días después del asesinato «Te acompaño (sic) el sentimiento».
El día del asesinato, estuvo en el concesionario entre las 17.30 y las 17.45 horas para, según él, recoger la documentación del coche. Después se marchó. «Estaba anocheciendo», apuntó en su declaración.
UNA LLAMADA A LAS DOS HORAS DEL CRIMEN
La figura de Jesús Tavira no ha sido ajena a la investigación puesto que sólo dos horas después del crimen llamó a Miguel López para interesarse en cómo estaba y lo hizo desde el móvil de su mujer, no desde el suyo, lo que alertó a los investigadores. Aseguró que, consta en su declaración, «quería informarse sobre lo que había pasado». Ahora, el análisis de los dispositivos de López -que han realizado agentes de la Sección de Ingeniería e Informática Forense de la Comisaría General- vuelve a situarlo en los contornos del crimen, a pesar de que la investigación se dirige única y exclusivamente hacia Miguel López. A lo largo del dossier, los agentes vuelven una y otra vez sobre Tavira. «Resulta de interés el contacto permanente entre López y él, contactos que se inician de forma frecuente con la escalada de tensión familiar y que se corta a raíz del crimen, salvo encuentros propiciados por terceras personas (trabajador de Jesús Tavira)». En este tiempo, la Policía siempre lo ha calificado como una persona «peculiar».