El Arte de la Orfebrería y Joyería

domingo, 15 de septiembre de 2013

UNA OBRA MAESTRA DE LA ORFEBRERÍA MANIERISTA: "LA SALIERA" DE BENVENUTO CELLINI



¡Saludos!
Entre los grandes orfebres y escultores del Manierismo, esto es, la crisis del modelo clásico patentizado en la etapa final del Renacimiento, descuella la figura apasionante de Benvenuto Cellini (1500-1571).
Artista polifacético de origen florentino, de natural violento, impulsivo y pendenciero, su vida no pudo ser más aventurera. Transcurrió entre lances amorosos y artísticos y disputas que acabaron con algún que otro herido e incluso asesinado.
Nos ha dejado un increíble relato de sus aventuras y desventuras -y no sólo artísticas- en su libro "Autobiografía o Vida de Benvenuto Cellini escrita por sí mismo".
Su carácter egocéntrico -como buen artista que se precie- muestra el conflicto entre virtud y suerte o fortuna, uno de los temas características de la cultura del Renacimiento. Su autobiografía es un texto vital para conocer la época del Renacimiento y la sociedad italiana y francesa de su tiempo.
El papa Clemente VII, Cosme I de Médici -para quien realizó el célebre Perseo- o el rey Francisco I de Francia fueron sus principales mecenas.




Son inevitables los paralelismos con Caravaggio, aunque de época y arte bien distintos...

Aunque fue un gran escultor, él se consideraba ante todo un orfebre.

Es indudable que su pieza maestra fue la "saliera" o salero-pimentero que realizó para el rey francés Francisco I en Fontainebleau.






Fechado circa 1540-1543, de 26 cm de alto, responde a la tipología de "monumento de mesa", muy habituales en los banquetes suntuosos de reyes y mecenas renacentistas.

Se conserva en el Kunsthistorisches Museum de Viena (Austria).

Este prodigio de virtuosismo realizado en oro, ébano y esmaltes, simboliza la unión entre la Tierra y el Agua, por eso presentan las dos figuras principales las piernas entrelazadas, tal y como las describe el propio autor en su Autobiografía.
Todos los datos son de este magnifico blog- Historias de Ana
http://artpower-ana.blogspot.com/2013/09/una-obra-maestra-de-la-orfebreria.html
 
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Fechado circa 1540-1543, de 26 cm de alto, responde a la tipología de "monumento de mesa", muy habituales en los banquetes suntuosos de reyes y mecenas renacentistas.

Se conserva en el Kunsthistorisches Museum de Viena (Austria).

Este prodigio de virtuosismo realizado en oro, ébano y esmaltes, simboliza la unión entre la Tierra y el Agua, por eso presentan las dos figuras principales las piernas entrelazadas, tal y como las describe el propio autor en su Autobiografía.




La figura femenina representa a Tellus, divinidad terrestre productora de la pimienta. Va sentada sobre un cojín con la flor de lis, homenaje al rey francés comitente de la obra

La figura masculina es claramente Poseidón (mitología griega) o Neptuno (mitología romana), que aparece con su símbolo parlante, el tridente y además, caballitos de mar, tres delfines y una tortuga.

Las figuras alegóricas de esta pieza excepcional muestran claramente la influencia de Miguel Ángel Buonaorroti y nos remiten a sus tumbas mediceas de Florencia. También guarda concomitancias con los cuerpos manieristas de la producción escultórica del artista español Alonso Berruguete.

La cara externa de la base está hecha de ébano y muestra diversos motivos ornamentales relativos al mar y la tierra. Aquí vemos la alegoría de la "mañana":

Del blog Historias de Ana
http://artpower-ana.blogspot.com/2013/09/una-obra-maestra-de-la-orfebreria.html
 
Esta figurita alegórica representa "el día":


El pimentero tiene forma de templete jónico de resonancias clásicas. En torno a él aparecen las figuritas de Hércules y la Abundancia:






Detalle del salero propiamente dicho con forma de barca rodeada por delfines:

Detalle de una figura alegórica que representa el "atardecer".( ver imagen en el blog)


Detalle del mascarón del barco:



Esta extraordinaria pieza fue robada del Museo de Historia del Arte de Viena en el año 2003 y fue recuperada en el 2006. Sobre este rocambolesco robo, véase esteenlace. Y sobre la restauración de esta obra, aquí.





Cellini ha sido fuente de inspiración para numerosos artistas, escultores, músicos o escritores como la gran novelista de ciencia-ficción Lois McMaster Bujold quien en su obra "The spirit ring" (1992) se inspira en el escultor y orfebre florentino.

Hay una ópera de Berlioz llamada "Benvenuto Cellini", aquí dejo un extracto



Existen varias versiones cinematográficas sobre este artista, la última llamada "Benvenuto Cellini. Una vita scellerata", con música del genial Franco Battiato (1990).


Del blog Historias de Ana.

http://artpower-ana.blogspot.com/2013/09/una-obra-maestra-de-la-orfebreria.html
 
El secreto de la corona de Carlos de Inglaterra que se ha desvelado 50 años después
David Mason, el hombre que fabricó la pieza con la que el príncipe Gales fue investido, ha revelado recientemente un dato que ni el propio heredero a la Corona británica conocía
06 DE MARZO DE 2019 - 22:59 CET BY HOLA.COM

Este lunes la reina Isabel II reunía a los miembros de su familia en el Palacio de Buckingham para conmemorar los 50 años de Carlos de Inglaterra como príncipe de Gales. Fue en 1969 cuando la monarca colocó a su hijo en en el Castillo de Caernarfon una corona de oro que, en los últimos días, ha sido centro de todas las miradas después de que David Mason, el hombre que la fabricó, haya revelado el asombroso secreto que esconde.





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Según ha confesado, el futuro heredero al trono británico fue declarado príncipe de Gales con una corona cuyo orbe es una pelota de ping pong bañada en oro. Un dato que el propio Carlos de Inglaterra desconocía en aquel momento y que, tal y como admite el propio orfebre, puede que en la actualidad siga sin conocer.



Este gerente de investigación química retirado, de 74 años, ha desvelado al Daily Mail no sólo este secreto sino cómo fue la ardua elaboración de esta corona, diseñada por el célebre orfebre Louis Osman, a la que algunos denominaron la "corona impostora".

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Fue en marzo de 1969 cuando David Mason, que por aquel entonces tenía 28 años, recibió en su oficina de Elgelhard Industries, en Cinderfold, la llamada de Osman, quien reveló al joven orfebre que se le había designado diseñar la corona para la investidura del príncipe de Gales. El hijo de la reina Isabel II deseaba un diseño ovalado que se ajustara a un "joven moderno" y en el que se viese su corte de pelo y sus orejas.

La joyería oficial de la corona británica presentó una propuesta pero fue rechazada por el gobierno laborista de entonces por ser demasiado lujosa. Para entonces, sólo quedaban cuatro meses para la investidura y el diseñador esperaba que se pudiera realizar con un proceso revolucionario con el que se podía replicar hasta el más mínimo detalle de la base de madera creada en una primera fase. Además, se utilizó mucho menos oro de lo normal.


Sin embargo, la primera versión, que en un primer momento quedó perfecta, se desintegró en sus manos cuando fue golpeado con un sello. Casi sin tiempo, tuvieron que realizar una segunda versión en la que perfeccionar el orbe, que Osman había exigido que fuera completamente esfeérico. "Reflexioné sobre cómo diablos hacer este objeto electroformado tridimensionalmente, ya que nadie antes lo había hecho. Cuando solo quedaban unos días y viendo un partido de ping pong, me acerqué a la televisión y vi la solución. El proceso funcionó, pero como no había forma de sacra la pelota tuvimos que dejarla dentro", confesó.
https://www.hola.com/realeza/casa_i...e-inglaterra-secreto-corona-pelota-ping-pong/
 
El arte de la joyería a lo largo de la historia
Se conocen objetos antiguos hechos como complementos de materiales muy diversos como piedra, cuerno, madera, hueso, conchas, tela y se han hallado ejemplares que se remontan a tiempos prehistóricos. Durante toda la evolución de la joyería los materiales más nobles y difíciles de encontrar han quedado relegados a las clases principales, y habitualmente las piedras preciosas y los metales se reutilizaban, retallaban o restauraban para hacer nuevas joyas más acorde con la moda del momento. En el post de hoy os contamos más acerca del arte de la joyería a lo largo de la historia.

Materiales más comunes en la joyería
Los materiales más comunes y los más utilizados siempre han sido el oro, el platino y la plata, aunque también es habitual encontrar joyas realizadas en bronce, hierro, vidrio y otros materiales. Por ejemplo, durante el siglo XIX se empleaban materiales tales como cabello trenzado que formaba pulseras, pendientes…

Por otro lado, el uso de piedras preciosas engarzadas en las piezas de joyería es muy habitual, existen ejemplares muy antiguos realizados con pedrería. Aunque, actualmente, las piedras preciosas más deseadas y utilizadas son los diamantes, rubíes, zafiros, esmeraldas, topacios, aguamarinas, turmalinas, espinelas, peridotos, granates, cuarzos, turquesas y perlas.

Las joyas como objetos de deseo
Balclis incluye en todas sus subastas de joyas online de todos los estilos y épocas. Desde joyas antiguas renacentistas, pasando por piezas barrocas, Belle Époque o Art Déco, hasta joyería moderna.

Los coleccionistas tienen en cuenta diferentes aspectos a la hora de comprar una pieza, aunque uno de los más importantes es su marca o autor.

Balclis es un gran escaparate para poder adquirir joyas por internet de autores tan cotizados como Masriera, Fuset y Grau, Mercadé, Manolo Hugué, Paco Durrio o Teixé. Pero también es habitual que nuestras subastas incluyan piezas must have de grandes marcas como Cartier, Boucheron, Van Cleef and Arpels, Bulgari, Chopard, Chaumet o Pomellato entre otras.

Por lo tanto, las joyas se valoran por diferentes aspectos, tales como diseño, autor, marca, gemas, material, época… los coleccionistas de joyas tienen en cuenta todos estos valores a la hora de comprar una pieza.

Pero para entender el valor de la joyería, es necesario conocer su historia y evolución.

Las joyas en la antigua Grecia
En la joyería en la antigua Grecia era frecuente el uso de joyas que respondían a la necesidad de adornarse. En el ámbito habitual, encontramos el uso de collares o gargantillas, pendientes, pulseras y anillos o sortijas. Durante las ceremonias, era frecuente el uso de diademas y cadenas o cinturones. Y en las vestimentas, se usaban fíbulas y alfileres, para sostener las prendas.

Las técnicas más frecuentes era el trabajo de granulado, filigrana, cincelado y es habitual encontrar piezas en oro repujado. Los griegos ya trabajaron el engaste de piedras en sus joyas, así como el uso de esmalte.

La iconografía de las joyas era muy diversa, son muy habituales los motivos vegetales tales como rosetas, palmetas, hojas y bellotas. También los animales como los carneros, leones, serpientes y esfinges. Y las representaciones humanas como divinidades y héroes. Estos motivos se repiten tanto en gargantillas, diademas, pendientes, sortijas o anillos y pulseras.

Dentro del periodo griego, marcado por la tapa arcaica, clásica y helenística, cabe destacar que ésta última fue la más prolífera en materia de joyería.

En una época donde la cultura griega se universaliza, se introdujeron nuevos modelos y nuevas técnicas y materiales. Las joyas son suntuosas y hay una exageración de las formas. Es poco habitual encontrar piezas de estos periodos a la venta, aunque sí que existen ejemplares en museos tan importantes como el British Museum.

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El arte de trabajar el oro de la civilización etrusca
La historia de la joyería etrusca tiene su origen en una antigua región del centro de Italia, Etruria. Culturas como los fenicios, griegos y egipcios influyeron en esta civilización gracias al flujo de comercio que había en esa región. Esto permitió que los etruscos fueran excelentes artesanos, joyeros y metalúrgicos.

Su joyería destaca por el uso de técnicas como el esmalte, el oro granulado y el engaste de piedras. Y los motivos más frecuentes fueron básicamente animales como leones y patos y esfinges. En el siglo IV a.c la joyería etrusca perdió su carácter único y aconteció en gran parte indistinguible de la joyería clásica griega.

La joyería romana
La joyería romana destacó tanto por su valor artístico como por la riqueza en la utilización de una gran cantidad de materiales. Los romanos tuvieron acceso a una gran variedad de materiales y recursos naturales de los territorios que estaban bajo su dominio. Además, como buenos comerciantes, accedieron a exóticas piedras preciosas que venían del lejano oriente.

Las joyas más utilizadas, y de las que han quedado muy buenos ejemplares, fueron broches, pulseras, pendientes, sortijas, botones y gargantillas entre otras. Los materiales utilizados para estas piezas fueron diversos, siendo el oro el metal más preciado. Además, también se usaron otros metales como la plata y el bronce.

Las piedras preciosas y las perlas también fueron muy apreciadas por la antigua civilización romana, encontrando así piezas generosamente adornadas con perlas, esmeraldas y otras piedras preciosas.

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La joyería en la Edad Media
Tras la caída de Roma, las joyas continuaron teniendo mucha importancia. La joyería medieval destacó por la calidad de sus piezas. Anillos o sortijas, pulseras, pendientes, broches, collares y fíbulas eran engarzadas con importante pedrería y eran muy usadas por la civilización de la época. Las piedras preciosas eran adquiridas a través del comercio y las que se usaron más frecuentemente fueron los zafiros que venían de Ceilán y Persia, las esmeraldas de Egipto y los diamantes de la India y África Central.

Aunque las piezas de índole religioso fueron las que gozaron de mayor popularidad. Se limitó el uso de motivos simbólicos con figuras de animales y predominó la representación de formas asociadas al cristianismo.

La importancia de las joyas en el Renacimiento
El Renacimiento surge como movimiento cultural en Italia a partir del siglo XIV y fue extendiéndose por el resto de Europa durante el siglo XVI.

En el siglo XV, las joyas adquirieron mucha relevancia en la moda del momento y era habitual que los trajes de terciopelo y seda fueron bordados con pedrería y perlas. Tal como podemos apreciar en los retratos de la época, las joyas eran entendidas como símbolo de prestigio y poder y estaban muy ligadas a la Corte.

Los gremios tuvieron una gran importancia durante este periodo, siendo prácticamente imposible realizar alguna pieza sin su tutela. Durante el proceso de creación, los colgantes, gargantillas, sortijas eran primeramente dibujados o grabados y después se empezaba la labor de labrado del oro, esmaltado y engarce de las piedras. Precisamente, actualmente podemos conocer este procedimiento por los dibujos conservados. Por ejemplo, en el caso español, los “Llibres de Passanties” conservados en el Museo de Historia de la ciudad de Barcelona, son un claro testimonio de estas obras.

En el siglo XV, las joyas adquirieron mucha relevancia en la moda del momento y era habitual que los trajes de terciopelo y seda fueron bordados con pedrería y perlas
Los joyeros y orfebres renacentistas se las ingeniaron para enriquecer las técnicas aplicadas en joyería y, por lo tanto, hubo una evolución en su realización. Las nuevas “tecnologías” del momento permitiendo tallar piedras de una mayor dureza y realizar grabados tallados sobre gemas.

Se extendió el uso del colgante, y concretamente los pinjantes, combinados con piedras barrocas, gemas engastadas y esmalte y se gozaron de gran popularidad los broches con retratos en miniatura. La ornamentación de animales fantásticos del tipo de sirenas, cabezas de monstruos y centauros fue muy habitual, aunque en un periodo dominado por la religión se siguieron haciendo cruces y medallas que combinaban, oro, gemas y esmalte.

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La joyería Barroca
La época del barroco supuso una gran evolución en el ámbito de la joyería. A las piezas de índole religiosa y simbólica heredadas del pasado, se sumaron otras joyas puramente ornamentales, que empezaron a tener como objetivo realzar la calidad de ejecución y la riqueza de los materiales, y mostrar el status del portador.

Las formas seculares o fantasiosas, que respondían a criterios estéticos o de capricho, fueron imponiéndose paulatinamente frente a las religiosas o votivas, los colgantes de tipo altaret, piezas que podrían considerarse verdaderas esculturas o cuadros portátiles, e incluso verdaderos frentes arquitectónicos en miniatura. Balclis ha subastado ejemplares muy parecidos a los que podemos encontrar en colecciones tan importantes como la Fundación Lázaro Galdiano.

Otras piezas habituales de la época fueron los aderezos o parures, como los broche lazo realizado en oro y diamantes. Estas piezas fueron la materialización física de los lazos de terciopelo y seda y se utilizaba en el peto, cosida, para marcar la línea horizontal del escote, que en aquel entonces había descendido considerablemente.

La mayor parte de los diseños de joyas de esta época se realizaron en los talleres parisinos, y se fabricaron en los gremios de orfebres locales que, en el caso español, contaban con gran maestría, sobre todo los talleres de Madrid, Córdoba y Zaragoza.

En el siglo XVIII las gemas se presentaban siempre en monturas cerradas, hecho que no permitía que la luz se reflejara al traspasar entre las piedras. Los joyeros de la época se dieron cuenta de la importancia de destacar el brillo de la pedrería y empezaron a abrir las monturas y sujetar las gemas al aire para que lucieran en todo su esplendor.
https://www.balclis.com/es/el-arte-de-la-joyeria-a-lo-largo-de-la-historia/
 
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La joyería en el siglo XIX
Durante el siglo XIX se sucedieron una gran variedad de modas y estilos en todos los ámbitos artísticos, y por supuesto lo mismo sucedió en el ámbito de la joyería, donde destacó el historicismo con fuentes de inspiración numerosísimas, desde clásicas hasta barrocas.

A toda esta renovación social, técnica y material, habría que añadir la emocional, que se intensificó tras la aparición del Romanticismo. La joyería se convirtió en una manifestación más de este sentir general y a las joyas se les dotó de una gran carga simbólica y emotiva. Ya fuera como recuerdo de un difunto o de un ser amado, hubo un empleo generalizado de joyas con guardapelos o portarretratos, e incluso piezas elaboradas con cabello humano.

Otro punto importante a destacar es el empleo de joyas transformables y polivalentes, según el protocolo social. La etiqueta de día era diferente de la etiqueta de noche. Así, el día requería de joyas más sutiles, mientras que en las veladas era más frecuente llevar conjuntos de perlas o exuberantes gargantillas repletas de diamantes. Prueba de ello son los pendientes desmontables, que se podían acortar según la ocasión, o los broches florares de diamantes, cuya flor central es desarmable y con posibilidad de usarlo independientemente.

Finalmente, el siglo XIX es la época de los neos y los revivals. En todas las artes se emula a las grandes épocas del pasado, como el Barroco o el Imperio Romano. Es habitual encontrar en Balclis colgantes que reproducen en técnica, estética y temática, las piezas de la época del Renacimiento.

La gran variedad de estilos y técnicas, y la presencia significativa de las joyas en la sociedad de esta época, hacen del siglo XIX una era apasionante en la historia de la joyería.

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La seductora joyería de principios del siglo XX
Los últimos coletazos del colonialismo europeo decimonónico coincidieron con una era de riqueza, de refinamiento y de sofisticación sin igual que se vio bruscamente interrumpida con la llegada de la Primera Guerra Mundial. Este período, que denominamos Belle Époque, a nivel de las artes no significó una ruptura respecto al pasado ni tampoco una novedad, sino más bien una reelaboración de antiguos temas y motivos.

El gran representante de la joyería de esta época fue el francés Louis Cartier, quien encargaba a su taller la búsqueda de patrones en documentos antiguos, para así recuperar diseños del pasado. En concreto, el siglo XVIII fue su principal fuente de inspiración.

Las piezas de principios de siglo XX también tienen mucha importancia para los coleccionistas de joyas. Las alhajas Belle Époque, tan características por sus delicados diseños, gozan de gran aceptación entre los compradores más exigentes. Las modas de principios del siglo XX fueron evolucionando, el Art Déco se caracterizó por sus vestidos de líneas mucho más rectas, y por complementos de un aire más geométrico y diseños de mayor colorido.

El diamante fue la gema más popular junto con la perla, y era habitual enmarcarlo en líneas de esmalte negro o de ónix, de modo que muchos lo consideraban una estética muy “blanco y negro”. Los orfebres se inspiraron en la aportación estilística de los ballets rusos de Diaghilev y el redescubrimiento de culturas tales como la egipcia o la japonesa. La segunda guerra mundial supuso el final de los locos años 20 y dio paso a una nueva década mucho más explosiva.

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Años 40-50: La joyería como antídoto a la austeridad
En la década de 1940 el oro pasó a ser el principal metal precioso, aunque se empleara en hojas más delgadas y ligeras. Se pusieron de moda las cadenas cilíndricas, huecas, tubos de oro sinuosos y los broches grandes con motivos florales.

Con el fin de la guerra, las casas de alta costura parisinas como Christian Dior, Yves Saint Laurent y Chanel recobraron el brío, vistiendo a las mujeres más glamurosas de la sociedad. El oro amarillo siguió gozando de gran popularidad y se combinó con gemas como turquesas, amatistas y por supuesto, las siempre deseadas joyas en oro y diamantes. Figuras como Grace Kelly y Jackie Kennedy fueron un referente de estilo y pusieron en gran valor los collares de perlas, que tuvieron un renacimiento convirtiéndose en la pieza que toda mujer debía tener en su joyero.

Otra figura destacada del momento fue el platero Georg Jensen, cuyos diseños escandinavos son muy valorados por los coleccionistas de todo el mundo y de los que Balclis ha vendido varios ejemplares.

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Joyas exuberantes de la segunda mitad del siglo XX
Durante la década de 1960, fueron los ingleses y su estética más pop quiénes dominaron el mercado de la moda y las joyas. Los complementos se llevaban grandes, las pulseras, gargantillas y enormes pendientes de colores saturados o metalizados de inspiración futurista revolucionaron el mercado.

Italia relevó a Francia como referente de estilo y firmas como Gucci o Ferragamo eran los símbolos del cool juvenil.

En la década de los 70 las joyas comenzaron expresar espiritualidad en vez de opulencia. Van Cleef and Arpels marcó la pauta de la era con piezas en oro engastadas con rubíes, esmeraldas y diamantes. La casa italiana Bulgari cobró mucha importancia en esta época y diseñó piezas como gargantillas, pulseras o pendientes que tanto podrían ser usadas de día como de noche.

Y con los años 80 llegó el poder y la gloria. El color negro dominó la moda y servía de fondo para las llamativas y ostentosas joyas en oro pulido. La mujer de los años 80 se presenta poderosa y femenina y las mujeres ejecutivas se vestían con grandes joyas para reflejar su poder sobrenatural.

Actualmente, en el siglo XXI, la joyería vive un revival del siglo XX, encontrando en el mercado tanto piezas de estilo Belle Époque o Art Déco como piezas de estilo vintage como en los años 50 o piezas más exuberantes como las de los años 80-90.

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https://www.balclis.com/es/el-arte-de-la-joyeria-a-lo-largo-de-la-historia/
 
Street art aplicado a la joyería. El surrealismo pop de Okuda San Miguel
27 noviembre, 2017


El arte urbano de Okuda
De cuna santanderina y juventud madrileña, se licenció en Bellas Artes y comenzó un trabajo destreet art en fábricas abandonadas y vías de tren de su ciudad de origen. Su estilo en pintura yescultura, fácilmente reconocible, se caracteriza por colores vibrantes, diversos y un estilo descarado, moldeado en siluetas geométricas de personas y animales atrapados en formas grises.


Okuda San Miguel trabajando en uno de sus murales.
Todo ello, por aturullante que pueda parecer, nos plantea un trabajo de reflexión sobre muchos aspectos de la vida que solemos pasar por alto, de mano de un arte urbano intenso y singular.

Siguiendo ese patrón ha creado también piezas de estudio, de índole más personal, y su obra ha sido expuesta en numerosos países como EE.UU, India, Japón y Sudáfrica, entre otros.


‘Joyería Suárez’ e ‘Ink and Movement’ se unen al surrealismo
Okuda es uno de esos artistas que no se achican por cualquier cosa. Viene y va entre lienzos y figuras, el material no es primordial mientras se tenga color.

Bajo esa especie de premisa que podemos observar en sus obras, esta vez se ha embarcado en un proyecto totalmente nuevo en compañía de Joyería Suárez e Ink and Movement, una promotora de artistas urbanos vigente en Madrid desde hace más de 10 años. Lo ha titulado “I am Suárez”, y es su primer trabajo de joyería.


Colgante flamenco, ©Okuda San Miguel.
Su estilo de confección estaba claro, comenta el artista cántabro en una entrevista. La inspiración le llega de sus murales y esculturas, por lo que el objetivo era obvio: mantener el surrealismo pop que le caracteriza, cambiando de escala las obras y simplificando los personajes presentados en su trabajo.


Brazalete serpiente, ©Okuda San Miguel.
Añade también que, a partir de ahora, quiere continuar con esta nueva faceta. Su colaboración conJoyería Suárez está dando fantásticos frutos, y pretende seguir explotando esa nueva vía de creatividad que ha descubierto, usando la confección y la moda para llegar a todavía más público.


Anillo unicornio, ©Okuda San Miguel.

https://arteentodo.com/otras-discip...-la-joyeria-surrealismo-pop-okuda-san-miguel/
 
Las joyas de la corona rusa: historias de poder, amor y sangre
written by Secretos Cortesanos



La corte imperial rusa fue una de las más ricas de Europa. Diamantes, rubíes y zafiros brillaban esplendorosamente y creaban un aura de superioridad, algo sobre lo que los embajadores y monarcas europeos escribieron en sus memorias después de ser recibidos por los zares rusos. El portal Russia Beyond recuerda cinco de las historias más misteriosas relacionadas con los tesoros de la Corona Rusa.

El Gorro de Monomakho
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Este es el objeto más antiguo de todas las insignias zaristas conservadas. Las planchas de oro de la corona están decoradas con más de 40 piedras: esmeraldas, zafiros, rubíes y perlas, y el borde está hecho de piel de marta. Los zares apoyaron la leyenda de que el gorro había sido un regalo del emperador bizantino Constantino a su nieto, el príncipe de Kiev, Vladimir Monomakh, que gobernó durante el siglo XII.

Originalmente había venido de Babilonia, donde se encontró entre los tesoros de Nabucodonosor. Los príncipes kiev lo transmitieron a los príncipes de Vladimir, quienes a su vez lo entregaron a los príncipes de Moscú, quienes unieron los principados en una sola nación. El concepto de que Moscú era la Tercera Roma estaba así justificado y se hizo hincapié en el poder de los príncipes de Moscú.

Una teoría más realista dice que el gorro, que tiene la forma del tocado asiático tradicional, fue hecho a finales del siglo XIV por maestros asiáticos y regalado al príncipe moscovita Iván Kalita por su lealtad. A partir de entonces, la “gorra de oro” siempre fue legada del padre a hijo mayor. Los zares rusos lo usaban solo una vez durante sus vidas: cuando eran coronados. Se utilizó por última vez en 1682, en la coronación de Ivan V.

El Diamante Orlov
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Durante la mayor parte del siglo XVIII, Rusia fue gobernada por mujeres, y durante este tiempo la corte del imperio realmente brillaba, literalmente. Catalina “La Grande” era conocida por su amor por las joyas. No es de extrañar que durante su reinado la corte rusa llegó a poseer una de las piedras más famosas del mundo, el Diamante Orlov, que en 1774 se convirtió en parte del cetro real.

Según la leyenda, su amante, Grigory Orlov, le entregó la piedra de 189,62 quilates a Catalina. Otra teoría dice que la emperatriz secretamente compró la piedra con dinero de las arcas reales. El diamante fue encontrado en las minas de Golkonda, India en el siglo XVII y fue propiedad de los Grandes Mughals. A mediados del siglo XVIII, el gobernante persa Nader Shah capturó Delhi y se llevó la piedra junto con otros tesoros.

El diamante se incrustó en el ojo de la estatua de la deidad Ranganatha en un santuario hindú, pero fue robado por un soldado francés. Se había convertido al hinduismo para llevar a cabo el atraco y sirvió en el santuario hasta ganarse la confianza de los brahmanes. Gracias al francés, el diamante apareció en Londres, donde cambió de manos varias veces antes de terminar en la colección del joyero de Catalina la Grande, Ivan Lazarev, quien se lo vendió a la emperatriz.

El Diamante del Shah
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Otro diamante único apareció en Rusia debido a circunstancias más trágicas y sangrientas. En 1829, un príncipe persa se lo llevó al zar Nicolás I como compensación por la destrucción de la embajada rusa en Teherán y por el asesinato de Alexander Griboyedov, diplomático y autor de “Woe from Wit”. El gran diamante de 88.7 quilates no tiene facetas, solo está pulido, y la ranura en la parte estrecha demuestra que fue trabajado por un maestro.

La historia comenzó en una mina india a mediados del siglo XV. Los nombres de los gobernantes que lo poseyeron en varios períodos están tallados en sus tres facetas: Nizam Shah (quien lo llamó “El dedo de Alá”), el gobernante Jahan Shah, y el persa Fath Ali Shah). Curiosamente, cada vez que se tallaba un nombre, las guerras y la agitación aparecían y el diamante intercambiaba las manos.

El último apellido fue grabado en ella en 1824, después de lo cual el ejército del sha fue destruido en la guerra ruso-persa. De conformidad con el tratado de paz, el territorio de Armenia oriental se le dio a Rusia y el sha tuvo que pagarle al emperador ruso 20 millones de rublos en plata. Y aunque el diamante es famoso por ser una compensación por la sangre de un emisario ruso en Teherán, los historiadores creen que el emperador lo recibió como un pago de indemnización.

La Tiara Vladimir
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La historia de la diadema de diamantes con las perlas en forma de gota, que a menudo utiliza la reina británica Isabel II, comenzó en el Imperio ruso en el siglo XIX. En 1874, el gran duque Vladimir Alejandrovich, hermano menor del emperador Alejandro III, se lo regaló a su novia, la duquesa María de Mecklenburg-Schwerin, para su boda. Fue hecho por el joyero de la corte Carl Edvard Bolin y se hizo conocido como “Tiara Vladimir”.

Después de la Revolución, la gran duquesa se escondió en Kislovodsk y, de milagro, gracias a la ayuda del diplomático y anticuario inglés Albert Stopford, pudo llevarse su dinero y joyas del depósito de San Petersburgo antes de sacarlos a escondidas de Rusia en 1920. Después de la muerte de la duquesa, su hija vendió las joyas a la reina inglesa María de Teck, consorte del rey Jorge V. Más tarde, Isabel II heredó la tiara de su abuela.

Las joyas de la última emperatriz
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La esposa del emperador Nicolás II, Alejandra Feodorovna, poseía una magnífica colección de joyas. Tenía objetos únicos como un broche de Faberge en forma de una rosa de té con diamantes de colores y una lanza de dos metros hecha de perlas perfectas del tamaño de una uva. Cuando en 1917 los bolcheviques trasladaron a la familia real a Siberia, la emperatriz y sus hijas se llevaron algunas de las joyas, escondieron los collares bajo sus ropas, reemplazaron los botones con diamantes y cosieron todo lo demás en el forro de sombreros, cinturones de terciopelo, y ropa interior. Después de que la familia fue ejecutada, todas las joyas fueron tomadas por los bolcheviques.

Entre 1925 y 1926 se publicó un catálogo ilustrado del tesoro de diamantes. Incluía las joyas y regalias reales. La publicación de cuatro partes se tradujo a los principales idiomas europeos y se distribuyó entre los posibles compradores. En octubre de 1926, un representante de un sindicato angloamericano – Norman Weis – compró casi 10 kg de las joyas reales, pagando solo £ 50,000 libras. Vendió algunos de ellos a “Christie’s”, pero subastó las principales obras maestras en la subasta de joyas estatales rusas en Londres en marzo de 1927. Entre los 124 lotes había una corona imperial de bodas, una diadema con orejas y el ramo de rubíes del joyero de Catalina la Grande.

porSecretos Cortesanos
Darío Silva D'Andrea es el creador y autor de Secretos Cortesanos.
https://secretoscortesanos.com/2018/02/05/las-joyas-de-la-corona-rusa/
 
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