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En Blade Runner, con 21 años.
Aunque en los últimos años ha engordado y afeado dramáticamente, Daryl Hannah se mantuvo en buena condición física hasta bien entrada la madurez. En el videoclip Feel (2002) de Robbie Williams, o en la película Kill Bill: Volume 1 (2003) de Quentin Tarantino, con 43 años, aún estaba esbelta, atractiva, reteniendo buena parte del esplendor de su figura de 178 cm.
Hannah tiene unas cuantas películas que aprecio y tres que reverencio: Summer Lovers (1982), Blade Runner (1982) y Wall Street (1987). Es en la primera de ellas, bajo el sol de Santorini, donde diría que se halla su apogeo físico. Otra película de mi agrado que deseo mencionar es Memoirs of an Invisible Man (1992), donde su papel es más pequeño pero contribuye a elevar una historia que genera adicción inmediatamente.
Una actriz carismática de la que echo de menos sus tiempos de gloria.