DROGAS-ALCOHOL-OTRAS DEPENDENCIAS

lo que habría que ver, aunque está más que visto, es xq por ejemplo en EEUU reaparece este fenómeno de la heroína.
cómo "apareció" en euskadi en los 80

en EEUU un país donde las igualdades son brutales, donde las jornadas de trabajo pa sobrevivir, los que tengan trabajo, son inhumanas
donde es necesario tener dos trabajos pa malvivir
dónde incluso existen muchísimas personas que viven en un motel xq aún trabajando muchísimas horas su sueldo no le da para pagar el primer mes que conlleva fianza
donde el mayor empleador del país tiene en sus centros de trabajo un lugar dedicado a que los consumidores dejen un importe pa ayudar a esos empleados a llegar a final de mes

donde millones no tienen acceso a sanidad y comen con cupones, aún trabajando claro.

donde existen grandes zonas donde las personas vivian aisladas. zonas deprimidas y devastadas bien x la política de energías limpias de obama
o ese cinturón del óxido totalmente devastado y no por un huracán como nos lo suelen contar. vino la deslocalización, como un huracán o una tormenta que te pilla de improviso, y se llevó todo.
no, vino la rapiña que acabó con sindicatos, obreros cualificados y ese relativo bienestar que duró lo que duró. y la rapiña decidió explotar a mexicanos en méxico.

no en vano es en estas zonas donde la heroína, la oxycodona y demás arrasa con todo. es lo que les queda.

xq toda esta gente podrían ser presidentes de EEUU en potencia, en el país dónde todo el mundo puede llegar a donde quiera y si no llegas es xq eres mu tonto, mu gandul o ambas cosas jajajjejejijijojo, pero mira, pobres, enfermos y abandonados les da por la heroína y los opiáceos, qué raro, tú.

por no hablar del tema este de recetar opiáceos como si tal cosa en ese maravilloso sistema sanitario??? del país de la libertá
dónde la medicina es un negocio sucísimo

pero claro, la heroína ha venío y no sabemos como ha sío
 
EL PAÍS

MIL VOCES
Ocho jóvenes nos cuentan por qué no beben ni una gota de alcohol
"No me compensa pasar un día entero hecha polvo por unas horas de diversión"

BRENDA VALVERDE 28 ENE 2018 - 10:17 CET

Con 16 años, en España te puedes casar y conducir una moto que no sobrepase los 125 centímetros cúbicos. Sobre esa edad ya eliges en el instituto si te interesan más las ciencias o las letras y es probable que empieces a salir de fiesta con tus amigos. 16 es la edad media en la que se consume alcohol por primera vez en nuestro país, según el Observatorio Español de las Drogas y Adicciones, aunque la ley no te permite comprarlo; también es el momento en el que algunos chavales dicen por primera vez “no” a consumir alcohol.

Los últimos datos del Observatorio (2015) indican que el consumo de alcohol en la franja 15-34 años se mantiene más o menos estable en la última década, con un ligero descenso. Tanto para ellos como para ellas: el 37,5% de los varones y el 22,6% de las mujeres de esa edad reconoce haberse emborrachado en el último mes.


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Fuente: OEDA. Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES 1997-2015)


El informe advierte del aumento de los "atracones de alcohol" (binge drinking), una práctica en aumento entre los jóvenes que consiste en beber en abundancia en muy pocas horas (entre una y tres). En 2005, el 5% de los españoles consumía alcohol de este modo, mientras que en 2015 los adeptos habían ascendido hasta casi el 18%. Además, la última Encuesta Europea de Salud en España (2014)evidencia que el 7,1% de los hombres entre 25 y 34 años y un 3,8% de las mujeres confiesan ser bebedores intensivos entre 1 y 4 días a la semana. ¿Qué se considera intensivo? Consumir más de 50-60 gramos de alcohol puro en unas cinco horas, lo que equivale a algo más de cinco copas de vino.

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Fuente: OEDA. Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES 2003-2015)


Los hábitos de consumo a lo largo de los años muestran la tolerancia social que existe en nuestro país hacia el alcohol desde la adolescencia. Ante esta realidad, hemos hablado con ocho jóvenes abstemios, de entre 18 y 28 años, para que nos cuenten cómo viven sus primeros botellones, qué les ha llevado a tomar la decisión de no beber, qué sienten cuando ven a sus amigos borrachos o cómo se relacionan al conocer gente nueva. Todos aseguran que no buscan amigos que sigan su tendencia antialcohol y respetan la decisión de los demás, aunque están cansados de contestar la misma ronda de preguntas cada vez que conocen a alguien: "¿nunca lo has probado?, ¿ni una cerveza?, ¿cómo puedes saber si te gusta si no has bebido jamás?, ¿y cómo aguantas de fiesta?".

Laura Moro, 20 años: “No he sido capaz de acabarme una copa”

A esta aficionada al atletismo no le atrae el alcohol, ha visto “muy mal a algunos amigos por sus efectos” y prefiere quedarse al margen de las borracheras. Hasta el punto de que asegura que intentó beberse una copa en 2017 y fue incapaz de terminársela. Sus amigos suelen presentarla como “la sana del grupo”. “Cada vez cuesta más encontrar a jóvenes que no beben porque empiezan muy pronto a ingerir alcohol. Yo me apunto a cualquier plan festivo, pido otra cosa y listo”, asegura.

David Rodríguez, médico, investigador, profesor de Bioquímica de la Universidad de Salamanca y autor del libro Alcohol y Cerebro, afirma a Verneque para los jóvenes es esencial sentirse aceptado por el grupo, de ahí que intenten seguir las conductas que este establece. Esta especie de “rito de iniciación” tiene mayor riesgo entre los adolescentes, ya que un adulto cuenta con mejores herramientas para enfrentarse a un entorno en el que no se siente del todo cómodo.

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Imagen cedida por Laura Moro


Shifa Rostom Ajlani, 27 años: “Al ser musulmana y llevar el hijab la mayoría de gente no me pregunta si bebo alcohol, es obvio”


Esta madrileña residente en Liverpool nunca ha probado el alcohol. El motivo principal es que su religión, el Islam, lo prohíbe: “Según el Corán, el alcohol tiene beneficios, pero sus prejuicios son mayores que sus bondades”. Como dentista, también tiene muy en cuenta lo perjudicial que es esta sustancia para la salud. “Recomiendo a mis pacientes reducir el consumo de alcohol y tabaco, algunos aceptan mi reto y en menos de un año han disminuído mucho la dosis o lo han dejado definitivamente”, cuenta orgullosa.

Rostom asegura que nadie suele preguntarle si bebe alcohol porque al llevar el hijab la mayoría entiende que no: “Mis amigos me invitan a sitios donde no hay alcohol, algunos incluso evitan beber delante de mí, aunque siempre me he relacionado tanto con bebedores, como con abstemios. Nunca me he sentido discriminada por no consumir, al contrario, me respetan más”.

Álvaro Varela, 23 años: “Mi pasión por el deporte y la natación es uno de los motivos para no beber”

Este estudiante de Medicina cree que tuvo suerte con su grupo de amigos de la adolescencia. “Crecí en un ambiente en el que éramos todos deportistas y nunca bebimos para relacionarnos. Me gusta mucho el deporte y siempre he practicado natación, lo que sin duda ha contribuido a que no beba”, reconoce. Años después, la formación médica le ha dado otra perspectiva del alcohol, que considera “terriblemente perjudicial”. Y añade: “He percibido situaciones límite por culpa de esta sustancia”.

Varela reconoce tener una mentalidad diferente a la mayoría de sus amigos. Cree que muchos jóvenes empiezan a beber para relacionarse con el s*x* opuesto o para conseguir bailar en una discoteca, por ejemplo. “Cuando empecé a salir me generaban ansiedad esas cosas, sentía vergüenza, entonces pensé que o hacía frente a ese sentimiento o me iba a quedar solo. Pero jamás decidí beber para combatirlo, podía ser sociable y vencer esos miedos sin necesidad del alcohol”, afirma.

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Imagen cedida por Álvaro Varela

Lucas Sánchez, 26 años: “Cuando descubrí el daño que me hacía beber, lo dejé”

No bebo alcohol, ni fumo, ni consumo drogas. ¿Por qué no bebo? Por lo mismo por lo que no ingiero veneno. ¿Hay más abstemios por aquí? ¿Cómo lo vivís?”. Estas son las palabras de Lucas Sánchez en un foro de escritores en el que el barcelonés buscaba compartir cómo es su vida desde que a los 25 años decidió dejar de consumir alcohol. “Bebía para desinhibirme y para olvidar mis problemas durante unas horas, pero no solucionas nada en estado de embriaguez, pierdes todas tus capacidades cognitivas y contribuyes inútilmente a matarte un poco más”, afirma.

El doctor Rodríguez está de acuerdo con esta afirmación. Insiste en recalcar que el alcohol es una droga tóxica: “Tiene un efecto depresor, es ansiolítico, cuando la dosis aumenta influye en la transmisión cerebral. El alcohol se aprovecha de los circuitos de recompensa y hace que volvamos a él porque nos produce placer, el cerebro se maladapta y se hace dependiente de esta sustancia”.

Lucas es muy crítico con el ocio nocturno orientado a los jóvenes y asegura que, una vez dejas de beber te das cuenta de lo sobrevalorado que está socialmente estar borracho. “El alcohol te vuelve estúpido, y gran parte del ocio nocturno está pensado para eso mismo. Hay quien dice que si no bebes es imposible pasárselo bien en las fiestas. Eso puede llegar a ser comprensible porque uno no puede socializar en la mayoría de discotecas debido al volumen de la música, porque, en realidad no es un ocio pensado para socializar, sino para tener una excusa para beber”, afirma.


Claudia Sánchez, 27 años: “No sé cómo puedes, yo no podría, ¿nunca lo has probado?”


Ser abstemia no es ningún inconveniente para esta sevillana, que disfruta de su Feria de Abril y demás festejos como la que más. “Desde siempre me ha generado rechazo el alcohol, mis padres me concienciaron mucho y, después, al ver a mis amigos borrachos sentía vergüenza”, cuenta a Verne.

Sánchez nunca se ha sentido discriminada, aunque le da rabia que la gente piense que es aburrida y que no se sabe divertir por no beber: “Hay personas que cuando se emborrachan no quieren que yo esté cerca, porque a la mañana siguiente me voy a acordar de todo y eso les supone algún problema”. Rodríguez afirma que muchas veces el miedo de sentirse raros fomenta la invisibilidad de la realidad abstemia. “Debería ser como a los que no les gusta el fútbol, tienen una vida social como cualquier otra persona”, dice.

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Imagen cedida por Claudia Sánchez

Jaime Llorente, 28 años: “La gente defiende el alcohol para autojustificarse”

“El típico sorbo de champán en Año Nuevo”, sí. Pero a Llorente el alcohol le sabe a colonia. El publicista ha crecido en los alrededores de la Casa de Campo madrileña, donde se celebran botellones a los ha acudido, aunque sin consumir alcohol. “He ido como el que más, al principio me aburría un poco, pero luego cerraba discotecas”, dice.

Reconoce que cuando conoce gente nueva le bombardean a preguntas sobre su decisión. Aunque también que su entorno intenta protegerlo para que no tenga la tentación de beber un trago o coger un cigarrillo. Llorente asegura que ha bebido alguna vez para demostrar al resto que no habla con desconocimiento. Además, cree que muchas personas intentan justificar de algún modo el consumo de alcohol porque necesitan respaldar su hábito.

El doctor Rodríguez explica que la resaca, una situación físicamente desagradable, no es considerada por la sociedad como algo malo, sino como “una medalla, una cicatriz de guerra que hace que seamos más fuertes, que saquemos pecho de la noche anterior”.

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Imagen cedida por Jaime Llorente

Patricia Peribáñez, 28 años: “No me compensa pasar un día entero hecha polvo por unas horas de diversión”

“No me gusta el sabor”, “me suele aparecer una reacción alérgica en la cara”, “me duele la tripa y la cabeza”... Motivos no le faltan a esta madrileña para rechazar el alcohol. La licenciada en Ciencias Ambientales tiene claro que, con la cantidad de veces que se pone mala a lo largo del año, no le compensa pasar un día entero hecha polvo por la resaca a cambio de unas horas de fiesta.

El doctor y autor del libro alcohol y cerebro, que participa en talleres de concienciación sobre los efectos del alcohol en colegios, cree que se está dando un mensaje demasiado bondadoso sobre una sustancia tóxica, y que es necesario explicar los beneficios que tiene prescindir de ella: “Si has consumido alcohol durante años y dejas de hacerlo, tu hígado puede recuperarse casi al 100%, tendrás un sueño más reponedor, lo notarás en las células de la piel, incluso tendrás mejor humor…”.

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Imagen cedida por Patricia Peribáñe

Sandra Moro, 18 años: “Me parece un robo que por un refresco te cobren 3 euros y por una cerveza, la mitad"

Con la mayoría de edad recién cumplida, Moro estudia Terapia Ocupacional y alguna vez la han acusado de amargada por no tomarse una copa. A Sandra le indigna pagar 3 euros por un refresco o un zumo cuando las cervezas cuestan la mitad y ver a la gente borracha le reafirma en su decisión de ser abstemia. No beber no le impide pasárselo bien, es capaz de irse a las fiestas de un pueblo de Cáceres con amigas y no dejar de bailar en toda la noche. “Y terminar a las 11 de la mañana jugando al voleibol, sin una gota de alcohol en el cuerpo”.

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Imagen cedida por Sandra Moro

Una ley en fase de estudio
En España no existe una ley nacional que intente frenar el consumo de alcohol entre los menores y prevenga los futuros hábitos de los jóvenes. Después de que la polémica “ley antibotellón” de 2002 no se aprobase, algunas Comunidades Autónomas tomaron el relevo en esta materia. En noviembre de 2016 la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, anunció un proyecto legislativo ambicioso que aún se encuentra en fase de estudio. Las entidades e instituciones que forman la Movilización Alcohol y Menores, impulsada por la Federación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), han pedido estos días que la futura ley no sea solo represiva y contemple medidas educativas y de prevención.

https://verne.elpais.com/verne/2018/01/25/articulo/1516898583_033778.html





Por desgracia estos casos son una excepción de una gran mayoría.
Ojalá cuando mis hijos sean adolescentes que queda mucho se haya trabajado para crear alternativas reales de ocio adaptadas a ellos.
 
Seguimos flipando: vuelve el LSD a los 75 años del primer 'viaje'


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Vuelve el LSD a los 75 años del primer 'viaje' IRENE FERNÁNDEZ JUBITERO

VIDEO:

http://www.elmundo.es/papel/historias/2018/04/19/5ad7408be2704e924a8b45be.html


La droga con la que se colocaron los hippies e inspiró 'Lucy in the Sky with Diamonds' casi duplicó su consumo en España entre 1995 y 2015

Y no sólo está en la calle; también ha vuelto al laboratorio: "Se investigan sus acciones neurobiológicas", afirma un experto

«Todo centelleaba y refulgía con una luz viva. El mundo parecía recién creado. Todos mis sentidos vibraban en un estado de máxima sensibilidad».

Son las palabras exactas que el químico suizo Albert Hofmann, padre del LSD, utilizó para describir el colocón que experimentó tras consumir por primera vez la sustancia alucinógena que él mismo había descubierto: el compuesto farmacológico que probablemente mayor impacto cultural ha tenido en el siglo XX.

Aquel primer viaje en ácido tuvo lugar el 19 de abril de 1943, hace hoy justo 75 años. La noticia es que, a pesar de su avanzada edad y de la mala prensa que durante décadas ha arrastrado, la dietilamida de ácido lisérgico (más conocida por las siglas LSD) disfruta en estos momentos de una segunda juventud.

No es sólo que en Suiza sea legal utilizar el LSD como medicamento compasivo en aquellas personas con enfermedades terminales. Ni que su consumo en forma de microdosis (dosis infinitesimales) esté creciendo en numerosos lugares del mundo (España incluida), popularizado en buena medida por empleados de Silicon Valley que aseguran que esta práctica les ayuda a aumentar su creatividad y estar más alerta. Es que, además, la investigación con ácido lisérgico, interrumpida desde hacía tres décadas, se ha retomado.

«El ácido nunca ha sido tan popular como lo es hoy en día, está más de moda que nunca», confirma José Carlos Bouso, una de las máximas autoridades mundiales en sustancias psicoactivas y autor del prólogo, el epílogo y las notas a pie de página de LSD: cómo descubrí el ácido y qué pasó después con el mundo, el libro autobiográfico escrito por Albert Hofmann que ahora reedita en España la editorial Arpa para celebrar los 40 años de la publicación de este clásico de la literatura de drogas y los 75 años del primer viaje.

Hofmann sintetizó por primera vez la dietilamida de ácido lisérgico en 1938 en los laboratorios en Suiza de Sandoz, la compañía farmacéutica para la que trabajaba. «La intención era obtener un estimulante para la circulación y la respiración», asegura en su libro. De hecho, se probaron los efectos de esa nueva sustancia en animales y se detectó que la administración de la sustancia les generaba cierta intranquilidad.

Pero dado que el LSD-25, como el propio Hofmann abrevió a su compuesto, no despertó ningún interés especial entre médicos o farmacólogos, la sustancia fue dejada de lado. Él mismo se puso a trabajar en otra dirección. Durante cinco años el LSD durmió en el más absoluto silencio.

Pero Hofmann, tal y cómo él mismo relata, no llegó nunca a quitarse de la cabeza la dietilamida de ácido lisérgico. «Un extraño presentimiento de que esta sustancia podría poseer otras cualidades que las comprobadas en la primera investigación me motivaron a volver a producir LSD-25 cinco años después de su primera síntesis», escribió. En la primavera de 1943 se metió en el laboratorio para producir de nuevo LSD y, el 16 de abril, ingirió por accidente una pequeña cantidad y descubrió sus efectos
alucinógenos.


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El científico Albert Hofmann muestra una maqueta de una molécula de LSD .


ME LEVANTÉ Y GRITÉ PARA LIBERARME DE ÉL, PERO LUEGO VOLVÍ A HUNDIRME IMPOTENTE EN EL SOFÁ. LA SUSTANCIA CON LA QUE HABÍA QUERIDO EXPERIMENTAR ME HABÍA VENCIDO

ALBERT HOFMANN




Y no sólo eso: decidió ensayar el compuesto en sí mismo. Así que el 19 de abril de ese mismo 1943, a las 16.20 exactas, ingirió 0,5 centímetros cúbicos de una solución acuosa al 1/2 por mil de LSD: el primer viaje intencionado de la historia. A las 17.00 empezó a sentir un extraño efecto: "Comienzo del mareo, sensación de miedo. Perturbaciones en la visión. Parálisis con risa compulsiva», escribió con dificultad en su informe.

En vista de su estado, pidió a su ayudante que le acompañara a casa en bici. Todo se tambaleaba en mi campo visual y aparecía distorsionado como en un espejo alambeado. También tuve la sensación de que la bicicleta no se movía. Luego mi asistente me dijo que habíamos viajado muy deprisa".

De hecho, y aunque resulte paradójico, es justo en recuerdo de ese trayecto por lo que el 19 de abril se festeja en todo el mundo el Día Mundial de la Bicicleta. Fue Thomas B. Roberts, un profesor de Psicología de la Educación estadounidense, quien en 1984 puso en marcha la conmemoración de la efeméride.

Pero volvamos a ese primer viaje en ácido de Hofmann. Ya aparcada la bicicleta, ya en su casa, el LSD comenzó a hacerle efecto a lo bestia. «Todo lo que había en la habitación estaba girando, y los objetos y muebles familiares adoptaron formas grotescas y generalmente amenazadoras [...] Todos los esfuerzos de mi voluntad de detener el derrumbe del mundo externo y la disolución de mi yo parecían infructuosos. Un demonio había penetrado en mí y se había apoderado de mi cuerpo, mis sentidos y de mi alma. Me levanté y grité para liberarme de él, pero luego volví a hundirme impotente en el sofá. La sustancia con la que había querido experimentar me había vencido. Me invadió un miedo terrible de haber enloquecido».

Tras el descubrimiento de sus insólitos efectos psíquicos, el LSD volvió a ser objeto de pruebas y experimentos. No tardó mucho en empezar a emplearse en psiquiatría. Sandoz puso el ácido lisérgico a disposición de institutos de investigación y del cuerpo médico en forma de un preparado experimental gratuito que llevaba el nombre de marca Delysid. El fármaco en cuestión empezó a utilizarse para el tratamiento de la psicosis y para conseguir mejores resultados en las sesiones de psicoanálisis.

«Además, algunos profesionales lo empleaban para tratar problemas como la depresión o el alcoholismo», cuenta Bouso. «Es público y notorio que el actor Cary Grant, por ejemplo, se sometió a sesiones de psicoterapia con LSD para vencer su alcoholismo, popularizando el uso de esta droga. Y lo mismo hizo Bill Wilson, el fundador de Alcohólicos Anónimos».

El LSD, como era de esperar, tampoco pasó desapercibido a los ejércitos ante su posible uso militar. A principios de los 50, y hasta al menos 1967, los gobiernos estadounidense y canadiense realizaron experimentos con LSD, administrándolo sin su consentimiento o bajo coerción a ciudadanos, agentes de la CIA y al menos 1.500 soldados para estudiar su posible uso como arma de control mental.

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TODO SE TAMBALEABA DISTORSIONADO COMO EN UN ESPEJO ALABEADO. LA BICICLETA NO SE MOVÍA PERO LUEGO MI ASISTENTE ME DIJO QUE HABÍAMOS VIAJADO MUY DEPRISA




El propio Hofmann se hace eco de esas monstruosas pruebas en su libro autobiográfico y cita por ejemplo el caso del doctor Olson, a quien el ejército de EEUU suministró ácido lisérgico sin que él lo supiera. Olson se suicidó saltando por una ventana, y sus familiares no conseguían explicarse por qué. Sólo lo entendieron 15 años después, cuando salieron a la luz los papeles secretos de aquellos experimentos, recreados en la reciente serie televisiva Wormwood.

Mientras tanto, y gracias en gran medida a Cary Grant, el LSD se había convertido en la droga que tomaban famosos e intelectuales en fiestas en las mansiones de Los Ángeles. «En un principio no tenía nada de contracultural, era una droga completamente insertada en la cultura del glamour», señala Bouso.

Unos años después, de la mano del movimiento hippie y de los estudiantes californianos que se oponían al materialismo y al consumismo, esa misma sustancia se convirtió en la droga contracultural y antisistema por excelencia. Las autoridades, en cambio, la prohibieron por el riesgo de que desencadenara brotes psicóticos, ataques de pánico y los temidos flashbacks.

«Jamás hubiera esperado que el LSD encontraría una aplicación mundial como estupefaciente», señala en su libro Hofmann. «Lo que más contribuyó a la transformación del LSD de medicamento a estupefaciente fueron las actividades del doctor Timothy Leary», señala acusatorio el químico suizo.

Hofmann siempre consideró al profesor adjunto de Psicología en la Universidad de Harvard, apóstol del LSD y cofundador del movimiento hippie, como el principal responsable de que no se le concediera el Nobel de Química. «Hofmann no sólo descubrió el LSD, descubrió otras muchas sustancias interesantes desde el punto de vista médico», señala Bouso. «Descubrió sustancias con un poder potencial contra la demencia, sustancias que evitaban la hemorragia postparto en embarazadas, permitiendo que se salvaran muchas vidas. Sólo por eso habría merecido el Nobel. Paradójicamente, no se lo dieron por culpa del LSD. Digo paradójicamente porque esas otras medicinas ya están superadas y retiradas del mercado mientras que el LSD, tan demonizado, ha vuelto con más fuerza y probablemente para quedarse».

Sólo hay que echar un vistazo a las cifras para entender la resurrección del LSD. Los datos del Plan Nacional sobre Drogas muestran cómo su consumo -y el de los alucinógenos en general- ha ido creciendo paulatinamente en los últimos años. Si en 1995 únicamente decía haberlo consumido el 2,1% de la población española, en 2015 la cifra alcanzaba el 3,8%.

«Con la globalización, con internet, con la difusión ultrarrápida de la información, el LSD sí que se ha puesto muy de moda», subraya Bouso. «Y no sólo en fiestas y consumido en forma de microdosis. Sobre todo ha vuelto a los laboratorios y a las clínicas, donde se están investigando por ejemplo sus acciones neurobiológicas».

No lograr el Nobel fue para Hofmann algo especialmente doloroso hasta su muerte hace justo una década, a los 102 años. Y más aún tras ver que científicos comoFrancis Crick o Kary Mullis, consumidores ambos de ácido, sí que lograron hacerse con ese galardón.

Crick, descubridor junto a James Watson de la estructura molecular del ADN, tomaba bajas dosis de LSD con sus colegas de Oxford. Y Mullis, Nobel de Química en 1993, admitió en su autobiografía Dancing naked in the mind field la influencia del consumo de LSD en su descubrimiento de la técnica de replicación de fragmentos de ADN. Pero nadie le arrebatará a Hofmann un galardón tan simbólico como influyente: haber realizado el primer viaje de la Historia, aunque fuera en bicicleta.


 
La batalla por legalizar la marihuana en las escuelas de Estados Unidos
La marihuana medicinal ya es consumida en centros escolares gracias a normas cada vez más flexibles. En el condado de Broward (Florida), los estudiantes pueden usarla en forma de aceites o lociones


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Plantación de marihuana en Milford, Estado de Massachusetts. AP


Las escuelas públicas del condado de Broward, que forma parte del área metropolitana de Miami, en Florida, cambiaron esta semana sus normas para permitir que los estudiantes con enfermedades como epilepsia o cáncer puedan usar marihuana medicinal en las instalaciones escolares. Es la última de una serie de autorizaciones en todo Estados Unidos para el consumo de esta sustancia que se logra gracias a la presión de padres de los estudiantes.

Aunque 31 Estados del país han reformado sus leyes recientemente para permitir la marihuana medicinal, los activistas que llevan años luchando por la legalización se quejan de que en lugares de trabajo o en escuelas siga vigente la prohibición sobre estos productos. En el condado de Broward (el segundo más poblado de Florida con casi 2 millones de habitantes) los cambios han sido posibles gracias a la labor de padres como Seth Hyman, que espera que la reforma palíe la enfermedad de su hija. "No es una ayuda al cien por cien pero le sirve para atenuar su epilepsia", dijo Hyman,al canal local de Miami 7 News.

Según un informe de la Comisión de Educación de los Estados de 2016, solo Colorado, Nueva Jersey, Maine y el Estado de Washington permitían el uso de marihuana médica en las escuelas. California está estudiando un proyecto de ley para permitir el uso de esta sustancia con fines terapéuticos en los colegios. Los cambios se han visto obstaculizados por la ley federal de Estados Unidos que sigue considerando a la marihuana como una droga de grado I, el de mayor riesgo de adicción, junto a la heroína, el LSD o el éxtasis.

Los detractores del uso de marihuana médica en las escuelas advierten de que el Gobierno federal podría dejar de financiar estas escuelas públicas. Por ahora, el Ejecutivo no ha penalizado a ninguno de los estados o distritos escolares que han permitido el uso médico de la marihuana.

Los conflictos han ido creciendo conforme la marihuana medicinal ha ido ganando popularidad en Estados Unidos. En enero, los padres de una niña de 11 años con leucemia demandaron al distrito escolar de Schaumberg, en el estado de Illinois, porque fue expulsada a causa de un parche de marihuana. Un juez federal sentenció a favor de la niña, pero por ahora, la decisión solo se aplica a su caso.

https://elpais.com/internacional/2018/08/10/mundo_global/1533913736_175622.html
 
Estudiarán si es cierto que tomar microdosis de LSD incrementa la creatividad y la concentración

04.09.2018 -
Se ha puesto de moda en sitios como Silicon Valley sin que haya evidencia científica que lo avale. Confirmado: El consumo de LSD afecta seriamente al cerebro


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Imágenes que muestran la actividad extra del cerebro de un paciente que ha consumido LSD, facilitadas por los investigadores autores del estudio. IMPERIAL COLLEGE LONDON



En lugares como Silicon Valley, hace ya algunos años que se ha convertido en tendencia el uso de microdosis de LSD (dietilamida del ácido lisérgico) de manera regular. Sus adeptos aseguran que incrementa la capacidad de concentración y la creatividad, pero sin ninguna base científica, únicamente basándose en su propia experiencia. Por eso ahora el Imperial College de Londres y la Beckley Foundation han iniciado un estudio con la intención de comprobar si es cierto o de si se trata únicamente de un placebo y qué otros efectos puede tener.

David Erritzoe, uno de los principales investigadores, cree que en este caso es especialmente probable que se produzca el efecto placebo. El estudio, que no se llevará a cabo en laboratorio, seguirá a los participantes, que no sabrán si están tomando microdosis de la droga o un placebo, durante cuatro semanas. Y sus autores han aclarado que las personas a las que estudiarán, todas adultas, ya están tomando estas microdosis o tienen intención de tomarlas. También han aclarado que no facilitarán drogas ilegales a nadie y que tampoco animan a ninguna persona a tomarlas. Precisamente el Imperial College condujo un estudio cuyas conclusiones se publicadon en 2016 y que mostraba la relación directa existente entre el consumo de LSD y las alteraciones en el cerebro humano.

https://www.20minutos.es/noticia/34...sis-lsd-incrementa-creatividad-concentracion/
 
'Shabú', una droga para aguantar en el trabajo que causa estragos en la comunidad filipina de Barcelona


Los efectos del abuso de metanfetamina entre algunos migrantes filipinos, asociado a largas jornadas laborales, preocupan a entidades de la comunidad y profesionales sanitarios

El CAP Raval y el Hospital del Mar detectan cuadros psiquiátricos y cardiovasculares graves derivados de la adicción, así como mujeres embarazadas consumidoras

Shabú es el nombre que se da en Filipinas a la metanfetamina y su elevado consumo está en el origen de la dura campaña antidrogas de su presidente, Duterte

Pau Rodríguez
24/02/2019 - 20:26h
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Gally, en el local de la Iglesia Jesús Reino Ministerio / P. R.

Los muertos en la guerra contra la droga en Filipinas suben a 4.948
La primera vez que, en Barcelona, Gally decidió tomar shabú fue porque se lo ofreció su compañero de trabajo, en la cocina de un restaurante céntrico. Él lo había consumido a menudo en su país natal, Filipinas, pero cuando emigró a España, a principios de siglo, quiso dejarlo. Sin embargo, la jornada laboral de 12 horas a la que estaba sometido diariamente le puso de nuevo en manos de esta droga. "Es que te da mucha fuerza para aguantar, puedes estar días activo, sin dormir", explica este hombre de 47 años, al finalizar el culto en la Iglesia Jesús Reino Ministerio, que ocupa unos bajos en la calle Carretes del Raval.

El shabú, que no es más que el nombre con el que los filipinos se refieren a la metanfetamina –también llamada cristal o ice– está causando estragos en esta comunidad, sobre todo entre varones de mediana edad que trabajan en la hostelería. La alerta la dieron hace un tiempo las entidades filipinas del Raval y lo corroboran médicos, psiquiatras, autoridades y entidades de atención a drogodependientes. Lo que les preocupa no es tanto el nivel de consumo como sus hábitos: vinculados a la explotación laboral y con el añadido de que muchos adictos recurren solo al sistema sanitario a través de Urgencias, cuando padecen ya episodios cardiovasculares o psiquiátricos graves.

"Esto se debe a que es un tabú para las familias y para los consumidores, que lo llevan con mucha vergüenza y por eso a veces acaban en la calle y sin trabajo antes de reconocerlo", sostiene Marivic Pitogo, la pastora de la Iglesia Jesús Reino Ministerio y fundadora de la entidad Ágape, con la que ofrece acompañamiento a los que sufren problemas de adicción al shabú y los deriva a centros sanitarios. Esta mujer explica que hace más de una década que se empezó a detectar el consumo de esta droga en el Raval, donde viven 4.000 de los 9.000 filipinos que hay en la ciudad, pero que en los últimos años se ha agravado.

En el CAP Raval Nord, la médica Sandra Santuré ha recibido una quincena de personas en 2018 que venían con problemas derivados del consumo de shabú. Antes había oído hablar poco de ello. Acuden al ambulatorio, resume, con "problemas de ahogos" que esconden afecciones cardiovasculares y a menudo episodios psicóticos. Y es que la metanfetamina es un psicoestimulante muy potente, mucho más que la cocaína, que más allá de los efectos inmediatos –euforia, hiperactividad, falta de apetito o sueño– puede provocar a la larga problemas de corazón y cuadros de ansiedad, depresión o psicosis.

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El ambulatorio CAP Raval Nord, al que va la mayoría de filipinos de la ciudad P. R.



El factor laboral, clave
Cuando llegó a España, hace 14 años, a Gally le hacían trabajar 12 horas seguidas. Empezaba a las 16 h., en la cocina de un restaurante, y terminaba a las 4 horas, sirviendo copas en ese mismo local. Era un ritmo frenético, explica, sin descansos, lo que le llevó a aceptar el shabú que otros compañeros suyos ya consumían en el mismo establecimiento para aguantar. "Aunque no fue slo eso, también se le sumaron problemas familiares", reconoce este hombre, que asegura que fue gracias a la ayuda de Pitogo que consiguió salir de la adicción.

"Muchos de los que hemos tenido hacían jornadas de 14 o 16 horas de trabajo, y no solo hay filipinos, también otros migrantes, también relacionados con la precariedad laboral", explica Ferran Soler, coordinador técnico de la Fundació CECAS, dedicada a la atención de personas drogodependientes en el Raval, en la que estuvo interno Gally durante unos meses.

Con todo, Soler quiere remarcar que el consumo de shabú entre los filipinos no es superior al que puede haber con la cocaína o el cannabis entre la población española. Pero a diferencia de los consumos relacionados con el ocio, en estos casos el proceso de reinserción, explica, es mucho más complicado, puesto que pasa porque el usuario abandone el ámbito laboral en el que mejor se desempeña.

"Si necesitas dinero para ganarte la vida y solo sabes dedicarte a la restauración, la tentación es mucho mayor", lamenta Soler. Además, muchos de ellos no tienen papeles para acceder a un empleo regularizado. Por eso, el programa de CECAS ayuda a drogodependientes incluye la formación para acceder a otros horizontes laborales.

En esta línea, el Ayuntamiento de Barcelona ha puesto en marcha iniciativas no sólo de carácter sociosanitario, como la formación intercultural de los profesionales del barrio y la incorporación de técnicos de salud comunitaria, sino también de asesoramiento laboral. Gala Pin, concejal del distrito de Ciutat Vella, asegura que este es uno de los objetivos detrás de la creación del Punto de Defensa de los Derechos Laborales en su distrito. El shabú afecta sobre todo entre una población que, por la falta de papeles, se ve obligada a trabajar "jornadas maratonianas" y en condiciones de precariedad en hostelería. Un perfil en el que encajan muchos miembros de la comunidad filipina en Barcelona.

El consumo de metanfetamina
La metanfetamina es una droga que toman miles de personas en todo el mundo. Las áreas en las que tiene mayor implantación son los Estados Unidos y el sureste asiático, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito recabados a partir de las incautaciones. En Filipinas, el 77% de los que están en tratamiento por drogas es por esta sustancia, según la misma organización. De hecho, el shabú está en el tuétano de la dura y cuestionada campaña antidrogas de su presidente Rodrigo Duterte, que ha acabado con la vida de más de 4.000 supuestos consumidores.

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Un agente de la policía antidroga filipina con un alijo de metanfetamina EFE



En Barcelona, las principales redes de compra-venta se concentran en el Raval, según cuentan a eldiario.es varios exconsumidores y según detectaron los propios Mossos d’Esquadra en una de sus mayores operaciones, en 2016, cuando detuvieron a 28 personas implicadas en el tráfico de esta sustancia. La policía, tras una larga investigación, detectó incluso que entre los compradores había tripulantes de buques y cruceros que hacían parada en la ciudad.

"El shabú se compra en la calle, en pisos o lo pillan en los restaurantes", explica Petra, una mujer checoslovaca que también cayó en la adicción de esta droga. Se consume fumando el cristal sobre papel de plata y cuesta unos 50 euros el gramo, aunque hay quienes lo compran en dosis de 0,2 o 0,3. "Ahora es más barato que antes", explica Gally. Él lo dejó hace dos años. Su hipótesis es que la metanfetamina que se vende en el Raval es cada vez de peor calidad.

En otros ambientes, según la entidad Energy Control, el precio puede superar los 80 o 90 euros el gramo. Núria Calzada, coordinadora de esta entidad de reducción de riesgos, explica que esto es lo que cuesta la metanfetamina cuando se toma en entornos de ocio, que son sobre todo entre gente muy habituada a consumir drogas o en prácticas como el chemsex (la práctica sexual que se alarga durante días e incluye el consumo).

Las mujeres y el shabú
Aunque los profesionales coinciden al afirmar que el consumo de metanfetamina entre las mujeres es muy inferior al de los hombres, hubo un dato en 2016 que hizo saltar las alarmas en el Servicio de Pediatría del Hospital del Mar. Tres años antes, al detectar por primera vez a una mujer embarazada, de origen filipino, que había consumido shabúdurante la gestación, decidieron iniciar una investigación. María Ángeles López-Vílchez, jefa de Pediatría, se sorprendió al ver que nueve de las 131 mujeres de esa nacionalidad que habían ido a dar a luz a su hospital daban positivo en metanfetamina en los tests toxicológicos. Una prevalencia del 6,8%, muy superior a la de la población general, que es inferior al 1%.

En su investigación de los casos, detectaron en un bebé una grave malformación cerebral. En el resto de análisis coincidieron sobre todo bajo peso y prematuridad, pero no secuelas conductuales a largo plazo. Además, López-Vílchez puntualiza que nada de esto se puede atribuir directamente al consumo de shabú, puesto que todas esas mujeres tenían una problemática social grave y consumos asociados como alcohol o tabaco. Desde que cerró la investigación, en 2016, esta doctora celebra que han recibido a menos gestantes consumidoras, un total de tres.

El consumo entre las mujeres es más complicado de detectar, explica Pitogo, y, a diferencia de los hombres, no siempre está asociado al trabajo. "Hay mujeres que toman shabú porque su pareja lo hace, porque tienen problemas familiares y no pueden más", detalla esta pastora y activista. Aun así, alerta que de entre las que han acudido a su parroquia en busca de ayuda sí que las hay que han empezado a consumir en el entorno laboral, que en su caso es principalmente el sector doméstico.

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Marivic Pitogo, pastora de la Iglesia Jesús Reino Ministerio



"Aquí atendemos a todos"
La iglesia que dirige Marivic Pitogo abre los martes y los domingos. Además de las celebraciones religiosas, entre semana se dedica a atender a las personas drogodependientes. La mayoría son de origen filipino, pero no sólo. "Aquí atendemos a todos, y cada vez hay más gente del barrio de otros nacionalidades", asegura.

Una de ellas es Petra, también vecina del Raval, que explica que cayó en el consumo de metanfetamina después de que la Generalitat le retirara la tutela de sus tres hijos, según detalla, por motivos relacionados con la violencia machista que sufría por su pareja entonces. Ella había probado esta sustancia en su país, de joven, pero nunca en España, hasta que, al perder la tutela de sus hijos, se emparejó con una persona que consumía shabú y acabó tomándolo ella también.

24/02/2019 - 20:26h
https://www.eldiario.es/catalunya/Shabu-aguantar-estragos-comunidad-Barcelona_0_870013109.html
 
Cómo se convirtió Portugal en un referente mundial en la regulación de las drogas
Se cumplen 20 años desde que el país luso descriminalizó el consumo de estupefacientes, que ha traído consigo reducciones del consumo de heroína y cocaína y bajada del VIH



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Mario, de 53 años, consume crack en la Casa Velha, a las afueras de Oporto. STEVE FORREST HRI / WORKERS' PHOTOS




Oporto 6 MAY 2019


Las drogas entraron con fuerza en Portugal al terminar la dictadura. Llegaron de la mano de la libertad hasta crear una auténtica crisis social. “No había familia sin algún adicto”, recuerda João Goulão, director del Servicio de Intervención de Comportamientos Adictivos y Dependencias (SICAD). Los Gobiernos democráticos trataron de atajar el problema con mano dura: tolerancia cero con traficantes, y también con consumidores, a quienes les caía el peso del sistema penal si eran sorprendidos in fragranti. Pero la situación no hacía sino empeorar: el consumo crecía al mismo ritmo que las enfermedades infecciosas y la saturación de las prisiones. Hasta abril de 1999. Hace 20 años el país dio un giro a sus políticas y lo convirtieron en un referente mundial.

Fue entonces cuando el Gobierno aprobó una nueva estrategia que se empezaría a implementar dos años después, tras largos debates con la sociedad civil y en el Parlamento. La legislación no era ni mucho menos revolucionaria: despenalizar el consumo a aquellos que portasen un máximo de 10 dosis de una determinada sustancia ilícita. No muy distinto de lo que sucede en España, por ejemplo. Pero lo que marcó la diferencia fue el cambio de sensibilidad hacia los drogodependientes: dejaron de ser tratados como a delincuentes, se aplicaron programas de atención, sustitución de heroína por metadona, se les incluyó en el sistema sanitario para atender sus enfermedades. Los resultados no tardaron en llegar. Aunque el consumo en general de estupefacientes no ha descendido, el de heroína y cocaína, dos de los más problemáticos, ha pasado de afectar al 1% de la población lusa a un 0,3%; las infecciones de VIH entre los consumidores han caído a la mitad (en el total de la población ha pasado de 104 nuevos casos al año por millón en 1999 a 4,2 en 2015), y la población carcelaria por motivos relacionados con drogas ha bajado del 75% al 45%, según datos de Agencia Piaget para el Desarrollo (Apdes).

Existe una amplia literatura científica que muestra cómo este tipo de políticas reducen la muerte por sobredosis y mejoran la salud de los consumidores. Especialmente, las tasas de VIH caen automáticamente donde se ponen en marcha: el virus del sida, que lleva años bajando en todo el mundo, sigue expandiéndose entre esta población, particularmente en los países del Este de Europa, donde la mayoría de las soluciones de reducción de daños están prohibidas. Una de cada ocho personas que se inyecta drogas en el mundo es seropositivo, y solo un 1% vive en un país donde se apliquen este tipo de políticas, según Harm Reduction International, que ha celebrado su 26º congreso esta semana en Oporto.

Jose Queiroz, su director, define esta política como “una aproximación humanista que no juzga y se basa en la confianza y en la relación con la gente”. La ley puso las bases, pero de poco habría servido si no hubiera sido acompañada por medidas sociales y fondos destinados a servicios de lo que se conoce como reducción de daños, es decir, mitigar en lo posible las consecuencias negativas de las drogas desde una perspectiva no basada tanto en la persecución como en la información, la atención médica y los servicios a los adictos. Los más frecuentes son ofrecer materiales esterilizados a quienes se inyectan, metadona a los que buscan dejar la adicción a la heroína, espacios de consumo supervisado (también conocidos como narcosalas) o, según las tendencias más recientes y progresistas, centros donde examinar las sustancias para que los usuarios sepan exactamente qué se meten en el cuerpo. Cada vez más países, a través de ONG, proporcionan este servicio en lugares lúdicos, como festivales de música y, poco a poco, van abriendo sedes fijas, como sucede en el propio Portugal, Holanda o Suiza.

Algunas investigaciones muestran incluso que la seguridad ciudadana allá donde se llevan a cabo medidas más avanzadas en materia de drogas sube, como sucedió en Vancouver desde que abrió una narcosala. Pero la ideología no siempre se alinea con a evidencia: los países más conservadores siguen restringiéndolas, incluso persiguiendo a los drogadictos, como sucede en Rusia o Filipinas.

Desde que Portugal dio el giro en sus políticas el consenso ha mantenido la ley y ningún Gobierno desde hace 20 años, ni de derechas ni de izquierdas, ha tenido la tentación de revertirla. Pero según cuenta Queiroz, sí que se han visto recortes de fondos, como en la época de la crisis, que dan al traste con todos estos esfuerzos. “No es necesario cambiar la legislación, basta con dejar de invertir para que el sistema deje de funcionar como debería”, relata. Pone el ejemplo de España, que con una legislación similar en todo el país tiene comunidades que son incluso “mucho más avanzadas que Portugal”, como el País Vasco y Cataluña. Y otras donde apenas hay atención a los drogodependientes. “Todo depende de la voluntad política”, resalta Queiroz.

Un buen ejemplo de cómo los fondos se canalizan a la ayuda a los toxicómanos es la propia Apdes. Tiago Teixeira, físico y trabajador del sistema sanitario portugués, es el supervisor del programa de sustitución de opiáceos de la agencia. Comenzó como voluntario, pateando las calles para ofrecer a quienes consumían información sobre VIH y hepatitis C (un 80% de los toxicómanos padece o ha padecido), condones (las prácticas de riesgo son mucho más frecuentes en esta población), agujas esterilizadas para inyectarse, etcétera. Pero el contacto con ellos habría sido prácticamente imposible sin los pares, personas que pasan o han pasado por la misma situación de quienes consumen en las calles, que gozan de su confianza, que no son vistos como parte de un sistema que viene a imponerles conductas. Por eso, decía Queiroz, la receta portuguesa se basa en la comunicación: “Es un colectivo que está sufriendo fuertes situaciones de violencia, estigma, obstáculos para acceder a buenas medicinas, al sistema de salud. Padece normalmente pobreza estructural y exclusión. Nuestro papel es conectar con ellos, que haya una relación de confianza; de lo contrario todas estas políticas de reducción de daños no les llegarían”.

Los pares son una conexión entre los drogadictos y las organizaciones que les ayudan. Y figuras como la de Teixeira, quien los enlaza con el sistema de salud. “Les atendemos, les hacemos controles de VIH, de tuberculosis [otra dolencia que se dispara entre los consumidores de drogas, entre otras circunstancias porque suelen consumir juntos y hacinados, compartiendo el bacilo que viaja por el aire], les ofrecemos la metadona. Cuando ven una de nuestras furgonetas [de Apdes] ya saben que pueden confiar en nosotros. Y esto ha servido para derribar barreras con el hospital. Muchos usuarios han tenido malas experiencias con el sistema sanitario, han sido tratados de forma inadecuada por profesionales que quizás no están acostumbrados estas situaciones. Esto les alejaba del sistema de salud y era un círculo vicioso”, cuenta Teixeira.

También ha cambiado radicalmente la acción policial. Los agentes de Portugal tuvieron que pasar de la noche a la mañana de tratar a los consumidores como delincuentes a hacerlo como enfermos. Ya no se les arresta, aunque se mantienen multas por el consumo, que pueden ser eliminadas con la integración en programas de desintoxicación. “Se tardó en cambiar la mentalidad de los funcionarios. Y ni siquiera podemos decir que estemos 100% adaptados, pero la diferencia es enorme: existe una nueva mirada hacia los usuarios de drogas, el policía ha pasado a ayudarles. Y esto también ha redundado en una reducción drástica del papeleo que antes se producía con cada intervención, las detenciones…”, enumera António Leitão da Silva, jefe de la policía municipal de Oporto.

En las afueras de la ciudad, en lo que se conoce como la Casa Velha, van cada día medio centenar de usuarios a consumir. La mayoría fuma crac, heroína o ambas. Son las ruinas de lo que parece una antigua casa señorial, con vegetación que brota del suelo entremezclada con papelinas, pequeños botes de metadona, trozos de papel de plata… Allí está Mario, 53 años, delgado, con pocos dientes y las secuelas que la heroína marcadas en el rostro. Dejó esta droga hace ocho años. Gracias a las políticas de reducción de daños la cambió por metadona, que toma a diario para suplirla. Sigue enganchado al crac, que fuma en pipa mientras voluntarios de ONG van repartiendo utensilios limpios y comida. Para esto no se ha inventado un sustituto que quite el mono y que sea menos lesivo. Ha estado en la cárcel nueve veces, sobre todo en los noventa, cuando todavía era detenido simplemente por consumir. “Ahora está todo mejor. Voy a un centro de atención donde puedo bañarme, cambiarme de ropa, me siento más limpio. Cada año me vacunan contra la gripe, me atienden si estoy enfermo…”, enumera.

La mejora de la atención de este colectivo no solo redunda en ellos, como señalan los expertos, es beneficioso para la salud pública: redunda en menores costos para la sanidad, que se ahorra atención de casos más graves; contiene brotes de enfermedades contagiosas.

Todas estas medidas hicieron que Portugal se convirtiera en un referente para muchos otros países. Pero las cosas no son ni mucho menos perfectas. Las ONG se quejan de que los fondos son escasos. Las asociaciones de consumidores de que las leyes siguen sin ser suficientemente progresistas: quieren poder consumir de manera informada sustancias legales. Lo más parecido es la marihuana, que sigue prohibida excepto para uso medicinal, siempre bajo prescripción médica y cuando otros remedios no hayan funcionado. Y, pese a todos los avances, en todo el país todavía no existe ni una sala de uso supervisado, algo que se ha demostrado muy valioso para reducir infecciones y sobredosis, pero que suele llegar con enorme polémica entre los vecinos. Según la Red Internacional de Locales de Consumo de Drogas, no suman ni un centenar en todo el mundo. La mayoría están concentrados en Holanda (20), Suiza (18), Alemania (26) y España (15, en su gran mayoría en Cataluña). Australia, Canadá, Francia, Dinamarca, Noruega y Luxemburgo son otros países que tienen centros de este tipo.

Pero el congreso de reducción de daños de Oporto ha traído buenas noticias para los partidarios de la reducción de daños en el país. Durante su inauguración, según cuentan fuentes cercanas, influido por el ambiente proclive a estas políticas, el alcalde de la ciudad, Rui Moreira, anunció que se abriría uno próximamente. Por la improvisación del anuncio se conocen pocos detalles, pero supone un nuevo paso adelante del país al que el mundo de las drogas miraba hace 20 años.

Como recuerda, Alexandre Quintanilha, presidente del comité parlamentario de Educación y Ciencia, muchos por entonces les advertían de que su regulación estaba fuera del sistema legal internacional, de que acabaría en los tribunales. “En tiempos dominados por el miedo y la regresión está bien escuchar una historia de éxito. Pero lo que fue innovador en el pasado tiene que mantenerse bajo control permanente. Las políticas públicas tienen que adaptarse a las nuevas tendencias y abordar los desafíos emergentes y de largo plazo. No nos podemos dormir en los laureles. Todos los países, todas las ciudades, todas las comunidades pueden hacer más y mejor para la reducción de daños”, reflexionaba en Oporto Jorge Sampaio, presidente de Portugal cuando la medida se aprobó.


MÁS ALLÁ DE LA REDUCCIÓN DE DAÑOS


En la 26ª Conferencia de Reducción de daños, que se ha celebrado en Oporto esta semana, ha habido tiempo para repasar casos de éxito como el portugués, pero también para subrayar los enormes retos que hay por delante. Más allá de llevar estas políticas a los países donde no las tienen, algunas voces apostaban por seguir avanzando hacia una regulación más progresista en materia de estupefacientes. Lo dijo la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, quien afirmó que la “guerra contra las drogas ha fracasado”, ya que el consumo en lugar de disminuir crece. Entre 2000 y 2015 ha habido un aumento del 60% en las muertes relacionadas con las drogas: 450.000 fallecimientos en 2015, según la Organización Mundial de la Salud.

Más contundente se muestra Michel Kazatchkine, de la Comisión Global para Política de Drogas: “Necesitamos descriminalizar a los consumidores, pero no solo esto. En muchos países se cree que poniéndoles multas van a solucionar el problema, pero lo normal es que no puedan pagarlas, lo que les lleva al sistema criminal y a la encarcelación. La demanda de drogas existe y seguirá existiendo y si no se encuentra de forma legal, será en el mercado ilegal, con todas sus malas consecuencias: adulteración, mafias, epidemias de VIH, hepatitis, corrupción, violencia e inseguridad”. El comisionado se muestra a favor de legalizar los estupefacientes, como se está haciendo en algunos países con el cannabis, pero también con los duros. “Los gobiernos deberían apostar por un uso seguro de estas sustancias. Hay que enfrentarse al mundo tal como es, y uno libre de drogas no existe”.

https://elpais.com/sociedad/2019/05/02/actualidad/1556794358_113193.html
 
El abuso de los opiáceos más fuertes moviliza a las Administraciones
El consumo de estos fármacos ha aumentado un 79% en siete años. El Gobierno y
las comunidades autónomas crean un grupo de trabajo para evaluar su prescripción





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C. R. B. muestra en su casa de Bilbao los fármacos opiáceos que consume. FERNANDO DOMINGO-ALDAMA




ORIOL GÜELL
Barcelona 8 MAY 2019



La prescripción indebida y el abuso del fentanilo de liberación rápida, el opioidemás potente, han puesto en alerta a las administraciones españolas. El Ministerio de Sanidad y las comunidades han decidido crear un grupo de trabajo “para evaluar y mejorar la utilización de los opiáceos, especialmente las presentaciones con más riesgo de causar dependencia y adicción”, han confirmado a EL PAÍS participantes en el último Consejo Interterritorial, donde se adoptó la decisión.

La puesta en marcha de este equipo de control coincide con la publicación de los datos de consumo de opiáceos, que ha crecido en España un 79% entre 2010 y 2017, según la Agencia Española del Medicamento (Aemps). “Si crece es porque se trata más y mejor el dolor. No hay que estigmatizar a una familia de fármacos muy útiles y que mejoran de forma importante la calidad de vida de los pacientes”, afirma María Ángeles Canos, jefa de la Unidad del Dolor del Hospital La Fe, de Valencia.

Pero sí se han detectado casos puntuales de prescripciones inadecuadas que han llevado a las Administraciones a actuar. Fundamentalmente, los relacionados con el fentanilo de liberación rápida —con inhaladores o en presentaciones que se diluyen en la boca—, que ocupa la cúspide de estos fármacos. Es el más potente —hasta 100 veces más que la morfina— y actúa de forma casi instantánea. Pero su riesgo adictivo —entre otros efectos indeseados— es muy alto, por lo que “su indicación es muy precisa: pacientes oncológicos con dolor irruptivo”, afirma Antonio Alcántara, secretario del grupo de Dolor de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). El dolor irruptivo es una exacerbación súbita y transitoria de gran intensidad del dolor.

“Esto excluye a los pacientes no oncológicos, con mayor esperanza de vida y el tratamiento del dolor crónico de base, que debe hacerse con parches de liberación lenta. El uso del fentanilo de liberación rápida debe limitarse al tratamiento de rescate frente al dolor irruptivo”, añade.

Especialistas y Administraciones, sin embargo, admiten que la prescripción fuera de indicación existe. La Generalitat Valenciana lo detectó en 2016. “Vimos un aumento del consumo que no se adecuaba a los diagnósticos y que excedía las dosis o el tiempo de tratamiento recomendados”, explica Raquel Tena, subdirectora general de Farmacia. La Generalitat revisó 1.518 tratamientos.



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C.R.B. tiene 43 años y admite ser un “adicto al PecFent”, una de las presentaciones comerciales. “Cada día maldigo el día que lo probé”, añade. Sus problemas de espalda empezaron con una hernia discal de la que fue operado en 2000. Un accidente de tráfico desvió uno año más tarde uno de los tornillos que le habían implantado. “Ya ves que estaba acostumbrado a vivir con dolor, pero todo se exacerbó en 2015: los ataques eran cada vez más frecuentes, intensos y no solo en la zona lumbar, sino también en la cervical”.

Para C.R.B. —pide preservar su identidad ya que ha iniciado el proceso para superar su adicción y desea volver a trabajar— empezó entonces un “peregrinar de médico en médico, de la pública a la privada, sin encontrar una solución”. “ Al final entras en lo que los enfermos como yo llamamos la búsqueda de El Dorado, la vía para lograr que te prescriban lo que te aliviará el dolor”, relata. El primer contacto con los opiáceos lo tuvo con el tramadol. Luego llegaron las inyecciones subcutáneas de morfina. Más tarde, los parches de liberación lenta de fentanilo. “Hasta que llegas a los inhaladores. Toqué fondo hace cuatro meses. Mi entorno y el médico que me los precribía me dijeron que hasta aquí había llegado”.

Los expertos consultados cifran entre el 1% y el 5% el porcentaje de pacientes que desarrollan conductas de riesgo. “Aunque no todos llegan ni de lejos a la adicción o dependencia”, afirma María Ángeles Canos, jefa de la Unidad del Dolor del Hospital La Fe, de Valencia. “Es importante conocer bien al paciente y saber si tiene antecedentes de dependencias. El seguimiento ha de ser exhaustivo y ganarte su complicidad para identificar y afrontar conductas de riesgo”, añade. Canos y Alcántara coinciden en que es necesario “establecer guías de manejo de opiáceos que sean conocidas y seguidas por todos los profesionales”.

Todas las fuentes consultadas afirman, aunque existan casos de abuso, “en España son puntuales”. “En ningún caso puede ocurrir aquí lo que ha pasado en Estados Unidos”. Los datos de la Aemps muestran, además, que la mayor parte del consumo —el 75%— y del incremento registrados son aquellas presentaciones “con menor carga opioide y menor riesgo”, destaca Canos.

Alcántara opina que “en los últimos años hemos pasado de la opiofobia a la opiofilia y probablemente lo mejor esté en un punto intermedio”. Este facultativo ve como “positivo” el paso dado por Sanidad y las comunidades. “Servirá para desarrollar y extender el uso de guías que eviten riesgos innecesarios”.



UN PACTO TERAPÉUTICO CON EL PACIENTE

Conocer los antecedentes. Las guías de tratamiento de dolor crónico no oncológico concluyen que los antecedentes de abusos de sustancias son el mejor predictor de un uso indebido de los opiáceos.

La historia clínica. Como la fuente de información sobre el consumo de drogas (o medicación con fines diferentes a los prescritos) es el propio paciente, una historia clínica completa y las revisiones son la mejor medida para detectar posibles usos fuera de la indicación.

Receta electrónica. Permite conocer la medicación prescrita retirada por el paciente en la pública y en la privada.

Consentimiento informado. Se convierte en un pacto terapéutico con el paciente en el que se debe incluir que, ante el incumplimiento del tratamiento, puede suspenderse la prescripción de opioides y remitirlo a servicios específicos para el tratamiento de dependencias.

https://elpais.com/sociedad/2019/05/07/actualidad/1557256845_328324.html
 
LAS MUERTES POR DROGAS SUBEN UN 27%

Escocia, en 'modo Trainspotting': récord de muertes por sobredosis de opioides
Escocia, con apenas 5,4 millones de habitantes y más de mil muertes relacionadas con el consumo de drogas, es la región europea con mayor tasa de fallecimiento por sobredosis



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Policías en Camboya queman drogas incautadas. (EFE)




A. A.
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DROGAS

16/07/2019




El mercado ilegal de estupefacientes está en máximos históricos y las muertes por sobredosis no dejan de aumentar en Europa. Pero en Escocia, la situación es "trágica". La crisis de los opioides, la irrupción de nuevas drogas químicas y el abuso de analgésicos como el fentanilo, 50 veces más potente que la heroína, se han cebado con esta pequeña región británica que, con apenas 5,4 millones de habitantes, sumó más de mil muertes relacionadas con el abuso de drogas

En total, este 2018 se produjeron 1.187 muertes relacionadas con el consumo de estupefacientes en Escocia, la mayoría por sobredosis. Esto supone un aumento del 27% de fallecidos en comparación con el año anterior, según cifras ofrecidas este martes por la Oficina Nacional de Estadística del Reino Unido. El crecimiento porcentual tan brusco es alarmante, admiten las autoridades escocesas. "Es vital que esta tragedia se enfoque como un problema de salud pública", ha declarado el ministro de salud pública escocés, Joe FitzPatrick.


Con las nuevas cifras en la mano, la tasa de mortalidad en Escocia es casi el triple que la del Reino Unido en su conjunto y la más elevada de toda Europa. El perfil de la víctima: hombre (72%) y entre 35 y 44 años. Del total, un 18% eran jóvenes entre 25 y 34 años y la región de Glasgow, la más afectada.

Las muertes por sobredosis en Escocia sueran con creces las de la época de la célebre película 'Trainspotting', que narra las vidas de unos jóvenes heroinómanos en los suburbios de Edimburgo en 1996. En medio del escándalo y la concienciación social, Reino Unido comenzó precisamente ese año a establecer registros de las muertes relacionadas con el consumo de estupefacientes. Eso no ha evitado que el número de decesos haya ido subiendo hasta establecer un récord en 2018, superando en más del doble las 574 muertes registradas en 2008.

Cóctel mortal
Pero no es la primera vez que la cifra de víctimas de las drogas señala a Escocia como una de las zonas negras en el mapa europeo. Según el Centro Europeo para el Control de Drogas y Adicciones (EMCDDA) en su informe anual de 2019, Reino Unido (34%) y Alemania (13%) suman casi la mitad de las muertes por sobredosis notificadas en toda la UE, en Noruega y en Turquía. Aunque esta tendencia se viene repitiendo en los últimos años, los expertos advierten que otros países europeos no contabilizan bien sus cifras de muertes.

El perfil de las víctimas: Hombre (72%) entre 34 y 44 años


Los últimos datos disponibles, de 2017, cifran en al menos 9.461 las muertes por sobredosis asociadas a una o varias drogas ilegales en la UE+2 (Noruega y Turquía), en un ligero pero continuado crecimiento durante los últimos años. El Informe Mundial sobre Drogas 2019 de la ONU, publicado a finales de junio, pinta un panorama en el que el consumo de drogas causa más muertes que nunca: 585.000 en 2017 frente a las 450.000 de 2016.

Pese a que drogas como el cannabis son las más populares, la mayoría de las sobredosis mortales en Europa apuntan a los opioides, principalmente la heroína o sus metabolitos, muchas veces en combinación con otras sustancias. Según el EMCDDA, en el Reino Unido nueve de cada diez muertes por sobredosis (89%) están relacionadas con algún tipo de opioide como la heroína, morfina o metadona.

Las tendencias apuntan, especialmente en Escocia, a que nuevas sustancias psicoactivas como las benzodiazepinas se han unido al cóctel mortal. De hecho, un gran número de las muertes en Escocia se produjeron también por ingesta de píldoras como el diazepam y el etizolam.


https://www.elconfidencial.com/mund...pioides-se-ceba-con-miles-de-muertes_2128195/
 
Marihuana, la razón oculta de las enfermedades pulmonares asociadas al vapeo
El problema de vapear está más relacionado con las sustancias sin control que se utilizan que con los dispositivos en sí.


Una mujer vapea con un dispositivo electrónico.




26/11/ 2019


Los cigarrillos electrónicos, y los dispositivos para vapear en general, se han promocionado como una alternativa inocua al tabaco tradicional. Sin embargo, cada vez es más evidente que implican riesgos para salud. Los cigarrillos de toda la vida son, según los últimos estudios, los responsables de más de 50.000 muertes al año en nuestro país. Es prácticamente imposible dar con un fumador que desconozca las fatales consecuencias que tiene el tabaco, aunque prefiera ignorarlas. Las evidencias sobre los peligros de fumar se han ido multiplicando desde la segunda mitad del siglo XX.
No pasa lo mismo con los cigarrillos electrónicos; la tendencia de vapear comenzó hace relativamente poco. En concreto, los expertos señalan que, como máximo, pueden encontrar pacientes que lo llevan haciendo desde hace una década. Esto supone un problema para poder pronosticar cuáles serán los principales peligros a largo plazo de esta práctica y, sobre todo, cómo de prevalentes serán. Sin embargo, la corta historia del vapeo ya ha dejado algunos episodios de enfermedades agudas, en el corto plazo, que se han popularizado rápidamente en los medios de comunicación.


EVALI son las siglas anglosajonas con las que la comunidad científica ha decidido nombrar a esta alarmante patología. Su significado en español no es otro que enfermedad pulmonar asociada al uso de cigarrillos electrónicos y dispositivos de vapeo. Pero, ¿en qué consiste? Se trata de una combinación de enfermedades distintas que se caracterizan por provocar un daño agudo al pulmón. Suelen ser diferentes infecciones pulmonares, o neumonías, y daños en los alvéolos, los diminutos sacos de aire que hay en los pulmones y que permiten el intercambio de gases entre la sangre y la atmósfera.

La relación entre la EVALI y el THC
Todas las semanas los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) emiten un informe en el que actualizan los datos epidemiológicos sobre la famosa EVALI en su país. Hasta el 20 de noviembre, se habían registrado 2.290 casos de esta enfermedad y, de todos ellos, 47 personas habían muerto. Uno de los aspectos que más ha llamado la atención es que la edad media de los afectados era muy corta: 24 años. Entre las personas que murieron la media de edad subió. Se situó en torno a los 53 años, una cifra superior, pero igualmente llamativa. Además, el 70% de los pacientes que se observaron en este estudio eran hombres

Los CDC analizaron los datos de 29 personas que habían muerto por esta enfermedad pulmonar aguda. De todos ellos, el 84% había vapeado nicotina, pero también productos que contenían tetrahidrocannabinol, o THC, más conocido por ser el principal componente psicoactivo del cannabis. Sólo el 16% de la población que se analizó había utilizado el cigarrillo electrónico exclusivamente para fumar nicotina. Lo que sí pudo encontrarse en todas las muestras fueron rastros de acetato de vitamina E, la partícula que los científicos observan como principal sospechosa de causar la EVALI. Esta sustancia es uno de los ingredientes de los líquidos para vapear ilegales que llevan THC.

"Este estudio, a pesar de ser una simple observación de casos, es muy importante. Ha establecido una conexión entre esta enfermedad aguda pulmonar y los líquidos que contienen THC. Además, parece ser que la nicotina per sé no es el problema por el que se producen estos episodios", explica John Britton, director del Centro para el estudio del alcohol y el tabaco de Reino Unido y profesor de Epidemiología en la Universidad de Nottingham, a EL ESPAÑOL. El experto formó parte del plantel de científicos de la E-cigarrete Summit 2019, una conferencia mundial que cita a productores de cigarrillos electrónicos y a investigadores para discutir sobre las últimas evidencias, y que se celebró en Londres recientemente. "No podemos decir que los porcentajes sean absolutos, pero son bastante precisos. Es posible que algunos pacientes no dijeran que consumían THC por vergüenza o que, incluso, la vapearan sin saber qué era".
Aunque el consumo de THC no es completamente ilegal en Estados Unidos, Britton explicó que la mayoría de los cartuchos que lo contienen se producen en el mercado negro. "Hay personas que hacen soluciones en sus garajes y luego las venden en la calle. Sin embargo, es la marca Dank Vapes la que más se relacionó con los casos de EVALI en Estados Unidos". La práctica de utilizar dispositivos de vapeo en Estados Unidos para consumir derivados del cannabis es conocida entre los jóvenes. De hecho, suelen llamar a los instrumentos con los que vapean weed pens que, literalmente, quiere decir bolígrafos de marihuana.


El 'e-cig' no es seguro
Esto no significa que los cigarrillos electrónicos que no incorporan THC sean seguros y completamente inocuos. Los cigarrillos electrónicos liberan un vapor que contiene nicotina, propilenglicol y glicerina, por el contenido de sus líquidos; y partículas de metal, nitrosaminas, formaldehído, propionaldehído y acetonas, entre otras sustancias, por la vaporización del líquido. Además, el vapeo altera el tejido epitelial de los bronquios y de las fosas nasales, provoca rigidez en los vasos sanguíneos de los alvéolos e interactúa con la composición de los esputos que segrega el sistema respiratorio.

La sanidad inglesa aporta, sin embargo, el siguiente dato: el vapeo es un 95% menos dañino que el tabaco tradicional. "En realidad, es una estimación", explica Britton. "Yo era editor del informe que emitió el Royal College of Physicians y que aportó el dato. En realidad, dijimos que era poco probable que vapear excediera el 5% de los daños que provoca el tabaco, pero depende de la composición de los vapores que se inhalan. Es posible que la reducción posible de los daños sea, incluso, menor. Nadie lo sabe todavía".

En este sentido, el experto afirma que podemos esperar un incremento en el riesgo de cáncer de pulmón, enfisema, fibrosis e infección pulmonar, eventos cardiovasculares e hipersensibilidad a neumonías entre quienes vapean, aunque en una proporción menor que entre los fumadores tradicionales. "No hay acción que no tenga consecuencias. El vapeo no es seguro, pero no es tan dañino como el tabaco". Por esta razón, algunas marcas de cigarrillos electrónicos se muestran favorables a la limitación en la publicidad de sus productos y a la restricción de opciones de sabores que puedan llamar la atención de nuevos fumadores y, sobre todo, entre los más jóvenes. Pretenden vender sus e-cigs como un producto para gente que ya es fumadora y que quiere dejarlo reduciendo la proporción de nicotina poco a poco.

 
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