Dos años de reinado de Felipe VI

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Dos años de reinado de Felipe VI
Felipe VI lleva dos años como rey de España. El 19 de junio de 2014 España vivió un día histórico y festivo. Un día soleado que terminó con una recepción a más de 2000 invitados a los que recibieron en el besamanos del Salón del Trono.

El 19 de junio de 2014 Felipe VI fue proclamado rey de España, tras la abdicación de don Juan Carlos I.

Fue un día soleado y festivo en Madrid, que se inició en el Congreso de los Diputados, con la llegada de los reyes y sus hijas. En el recuerdo estaba las imágenes que casi 40 años antes se habían vivido en la carrera de San Jerónimo. El día estuvo plagado de gestos y de imágenes históricas, pero desde entonces muchas han sido las anécdotas y los momentazos que han protagonizado los reyes de España.

Dos años en los que los reyes han marcado una diferencia con respecto a don Juan Carlos y a doña Sofía, no solo en las agendas, sino en sus anécdotas y gestos y en la politíca de comunicación.

Para valorar estos años de reinado hemos hablado con dos expertos periodistas en monarquía, Jaime Peñafiel y Carmen Enríquez. Mientras que para la periodista almeriense, Carmen Enríquez, doña Letizia ha exagerado la privacidad en torno a sus hijas, la princesa de Asturias y la infantas Sofía, Jaime Peñafiel cree que Felipe VI es "un pobre hombre y debería haber aprendido más de su padre".

Danos tu opinión sobre el reinado de Felipe VI y vota en la encuesta.

http://vozpopuli.com/gritos/84348-dos-anos-de-reinado-de-felipe-vi
 
En lo único que ha cambiado es en la puesta en escena, sale un guey pusilánime detrás de una ególatra. Estéticamente, cambia la mantilla por el tanga.
La opacidad es la misma, han presentado cuatro númeritos entregados a un gestor, para callar bocas. Hay más Ley Mordaza que nunca. El programa de promoción en TVE1 más rastrero que al principio. A él se le nota cada vez más, la falta de carisma y lo calzonazos. Y a ella ¿Qué demonios hace ahí?
Artículos mandados desde Zarzu intentando ensalzarles.
Se tendría que hacer viral
#loestanhaciendomuybien. :cry:
 
Más o menos lo que se comenta por aqui (creo que nos leen y aprovechan los comentarios)

-Bartolo el preparado no lo estaba;parece alelado y asustado con la situacion politics..con su mujer un calzonazos .Vale para maleer discursos,saludar y descorrer cortinas
-chonizia no entendió de que iba esto.Quiere horario de funcionaria y total privacidad con las niñas,amigos,vacaciones.Si único interés es ella cara,cuerpo,ropa y zapatos como cualquier famosillo de photosop.Demuestra que quien manda en casa es ella y cuidadin con no hacer lo que en la quiere.Ha logrado apartar a Felipe de toda su familia con los años.Cada vez más rara y con actitudes intolerables y desafiantes.
 
En lo único que ha cambiado es en la puesta en escena, sale un guey pusilánime detrás de una ególatra. Estéticamente, cambia la mantilla por el tanga.
La opacidad es la misma, han presentado cuatro númeritos entregados a un gestor, para callar bocas. Hay más Ley Mordaza que nunca. El programa de promoción en TVE1 más rastrero que al principio. A él se le nota cada vez más, la falta de carisma y lo calzonazos. Y a ella ¿Qué demonios hace ahí?
Artículos mandados desde Zarzu intentando ensalzarles.
Se tendría que hacer viral
#loestanhaciendomuybien. :cry:

Que bueno eso de que cambia la mantilla por el tanga.
Muy acertado
 
El reinado de Felizpito lo resumo asi:
La monarquía fue bajada hasta las alcantarillas, se desmembro a la familia real original, Juan Carlos, Sofia, Elena, Cristina y Felipe. Y fue reemplazada por un reality tipo big brother o las Kardashians. Patetico!
 
Más o menos lo que se comenta por aqui (creo que nos leen y aprovechan los comentarios)

-Bartolo el preparado no lo estaba;parece alelado y asustado con la situacion politics..con su mujer un calzonazos .Vale para maleer discursos,saludar y descorrer cortinas
-chonizia no entendió de que iba esto.Quiere horario de funcionaria y total privacidad con las niñas,amigos,vacaciones.Si único interés es ella cara,cuerpo,ropa y zapatos como cualquier famosillo de photosop.Demuestra que quien manda en casa es ella y cuidadin con no hacer lo que en la quiere.Ha logrado apartar a Felipe de toda su familia con los años.Cada vez más rara y con actitudes intolerables y desafiantes.

Tal como está la cosa, tanto uno como la otra, tendrían que moverse más y verseles trabajar más a fondo.
Están haciendo los mismos actos, se ven moverse igual que siempre cuando eran príncipes.
Esto, correr cortinas, recepciones y fotos de 15 minutos...
 
En lo único que ha cambiado es en la puesta en escena, sale un guey pusilánime detrás de una ególatra. Estéticamente, cambia la mantilla por el tanga.
La opacidad es la misma, han presentado cuatro númeritos entregados a un gestor, para callar bocas. Hay más Ley Mordaza que nunca. El programa de promoción en TVE1 más rastrero que al principio. A él se le nota cada vez más, la falta de carisma y lo calzonazos. Y a ella ¿Qué demonios hace ahí?
Artículos mandados desde Zarzu intentando ensalzarles.
Se tendría que hacer viral
#loestanhaciendomuybien. :cry:

Me ha gustado, especialmente, tu frase sobre Letizia: "Que demonios hace ahí?".
Exactamente, es la impresión que a mí también me da cuando sale en las fotos de los actos.
Da la impresión que no encaja en la escena.
 
dos años han pasado ya?

pero si parece que fue ayer

cuando dijeron ahi llevais

a este par de lelos

no sabemos que hacer con ellos

los españoles que son generosos

no les haran ascos

todo sera tan hermoso

pero a mi me parece

sencillamente asqueroso
 
El Mundo Orbyt.

Descubra Orbyt
19/06/2016

Felipe VI, un Rey sin Gobierno
El Monarca cumple el segundo año de su reinado maniatado por la crisis institucional /
Secreta preocupación en la jefatura del Estado ante el riesgo de unas terceras elecciones

















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Tratándose de un país de tan accidentada y menguada tradición monárquica, aquella fue con creces una prueba superada. Pero lo cierto es que desde entonces, y pese a haber ido ganando en popularidad, contadas han sido las ocasiones en que el nuevo Rey se ha expuesto ante las multitudes. Y eso que ha venido cosechando algunas ovaciones. No había más que ver el recibimiento que, hace apenas un mes, les dispensaron a Don Felipe y a Doña Letizia los vecinos del pueblo manchego de Tomelloso.

En todo caso, en estos dos primeros años de reinado, ni el sello del nuevo Monarca ha sido la campechanía ni su prioridad ha sido la calle. Desde junio de 2014 hasta junio de 2016, Felipe VI se ha ocupado de lavar la imagen de la Casa y de consolidar su relación con las instituciones, convirtiendo lo primero en lo urgente y lo segundo, en lo importante.

La retirada del ducado de Palma a su hermana, la Infanta Cristina, días antes de que la Audiencia le abriera juicio oral por el caso Nóos, constituyó el acto de blindaje más certero y astuto del Monarca, justo en el primer aniversario de su proclamación.

Comparado con ello, y con el inédito desmentido que la propia Casa del Rey hizo a la ex duquesa cuando ésta argumentó que la renuncia al título había sido a petición propia, las reformas internas se quedaron pequeñas. Ni el despido del secretario de las infantas, ni la aprobación del nuevo código ético de los empleados de la Casa, ni la prohibición de hacer negocios a los miembros de la Familia Real, ni el encargo de una auditoría externa sobre las cuentas, ni la publicación de la lista de regalos obtenidos y de su correspondiente destino... Nada como la fría y terminante ruptura institucional con su hermana le valió al joven Monarca para hacer creíbles sus recurrentes promesas de ejemplaridad y sus llamadas al rearme moral.

Discursos que le condujeron, también hace unos meses, a otras rupturas con amistades peligrosas como la del empresario Javier López Madrid, tras su imputación en un caso de corrupción y la publicación de unas escandalosas escuchas telefónicas.

Claro que si el Rey hubiera seguido cultivando fuera de foco estas relaciones personales y familiares, poco o nada se sabría. Tal es el férreo blindaje que el Monarca ha establecido sobre su vida privada, ayudado por los propios servicios de la Seguridad del Estado. De las vacaciones, las escapadas, las salidas en pareja o en familia, los españoles sólo han conocido lo que de manera expresa la Casa ha querido que conocieran. Y es que la amabilidad y máxima corrección del personaje que el Monarca ha construido de sí mismo y en el que mejor se reconoce, se compatibiliza con la distancia y la autoridad del más alto y primer funcionario del Estado, escrupulosamente cumplidor y celoso de su privacidad.

Todo lo que no es Familia Real, son considerados parientes lejanos por los que hay que preguntar en otra ventanilla que no sea La Zarzuela; aunque sean primos hermanos y figuren en los papeles de Panamá. De la misma forma, todo lo que no esté en agenda es privado, siendo el 80% de lo que ésta incluye, actos estrictamente institucionales. Tanto es así que aquellas apuestas del arranque de reinado con las que, junto a la Reina Letizia, pareció querer conectar con las nuevas generaciones y grupos sociales menos arraigados, han ido decreciendo con el tiempo.

Y es que, yendo ya de lo urgente a lo importante, se diría que la seriedad –la rigidez a veces– de Felipe VI ha suplido a su inexperiencia en unos momentos especialmente críticos y cambiantes en España. Joven y más preparado que efectivamente rodado, el nuevo Rey se ha ido transformando en este corto tiempo en el único símbolo perenne del Estado.

No en vano, un tercio de su incipiente reinado ha debido ejercerlo sin Gobierno. Una situación que aún podría prolongarse. De hecho, las fuentes consultadas cerca de la Casa no ocultan su preocupación por el resultado del 26-J. Más en concreto, sobre la posibilidad de que ni siquiera esta vez pueda formarse un Ejecutivo y haya unas terceras elecciones.

La apuesta institucional del nuevo Rey –que dejó muy clara desde su discurso de proclamación: «Soy el primer Rey constitucional», remarcó– le resultó muy rentable en los meses de desfile de candidatos a la presidencia del Gobierno, que se representó por dos veces ante La Zarzuela. Pese a los numerosos cantos de sirena que le animaban a mediar en los acuerdos, el Monarca se ciñó a la letra de la Carta Magna, que reduce su intervención institucional a la de mero oyente y proponente.

Un papel ciertamente modesto, en comparación con el de otros colegas europeos; en particular el del rey de los belgas, a quien sus súbditos reconocieron de manera explícita el trabajo de desbloquear la más larga crisis de Gobierno de la reciente Historia europea. Un papel, no obstante, que el hijo de Juan Carlos I ha defendido en los últimos meses a capa y espada. Traducido: hasta el punto de ejercerlo en dirección contraria a la pretendida por el presidente del Gobierno en funciones y primero de los políticos a los que el Rey ofreció la candidatura. Un episodio sobre el que ya se han escrito algunos ríos de tinta (Ver EL MUNDO 1-V-16 ) y que le granjeó el particular elogio de la izquierda. Un éxito no menor, cabe recordar, para el biznieto de Alfonso XIII, cuyos errores históricos pudo estudiar a conciencia su sucesor durante largos años de formación.

Y es que existe un segundo motivo de inquietud en el entorno de la Casa, ésta nunca confesada, sobre el singular y poderoso avance de Podemos; algo más que un futurible en el horizonte político, que el metódico y concienzudo Monarca ha tomado en serio desde el primer momento.

Felipe VI ha cuidado sus relaciones con Pablo Iglesias con absoluta pulcritud. Facilitó un encuentro con él en la sede del Parlamento Europeo cuando ya era hiperpopular –cuando le regaló los ya célebres CD de Juego de Tronos–, pero no le recibió en La Zarzuela hasta que no fue bendecido por las urnas como diputado y candidatable a la presidencia. Y ya en su terreno, Don Felipe aguantó el tirón de las faltas protocolarias del joven político –el tuteo, la camisa arremangada...– sin un solo rictus de contrariedad. Un trabajo hecho a conciencia –a juzgar por el respeto con que desde entonces se expresa Iglesias acerca del Monarca–, posiblemente equiparable al que su padre hizo en su día con Carrillo. Igual de escrupulosas pero más incómodas han sido sus relaciones con el nuevo Ejecutivo catalán. A Artur Mas, a quien le unía una rara química, Don Felipe le tenía ya tomada la medida. En su sexto mes de reinado, –en una de sus frecuentes visitas a Cataluña, a la factoría de la Seat–, el Rey se las apañó para conducir un coche y acomodar al sonriente presidente de la Generalitat en el puesto de copiloto. Una imagen simbólica sobre la unidad y la jerarquía en las relaciones entre el Estado y la Comunidad Autónoma.

Claro que conforme crecía el órdago soberanista, los gestos del Monarca fueron variando. Nada más cumplir su primer año como Rey, Felipe VI le recibía en Zarzuela con gesto severo, mientras el político bromeaba: «Vengo en son de paz». Pero la situación fue a peor en enero de este año, porque el Monarca vivió un arranque de legislatura algo más accidentado con el nuevo Parlamenty el mandato de Carles Puigdemont. Y es que el Jefe del Estado apeó a la presidenta de la Cámara del privilegio –que no la norma– de recibirla en Palacio para oficializar el cambio de Gobierno autonómico.

De nuevo, y al precio que fuera –no le faltaron críticas– el Monarca se mantuvo en su sitio. Tan en su sitio que –al igual que ocurrió con el trámite de consultas tras el 20-D–, un mes antes había decidido desoír las llamadas a su intervención frente a la declaración independentista del Parlament. Algunos llegaron a tentarle con hacer de esta ocasión histórica un blindaje semejante al que su padre, el Rey Juan Carlos, disfrutó a raíz del 23-F. Felipe VI apenas se hizo unas fotos en el despacho como testimonio gráfico de su función vigilante, pero esperó tres semanas a la anulación unánime de la Declaración por parte del Constitucional.

En los dos años transcurridos, pocos han sido los síntomas que permitan asimilar su reinado al de Juan Carlos I. Al decir de todas las fuentes, el nuevo Rey es algo más frío pero mucho más organizado; menos relaciones públicas, pero más profundo conocedor de los temas; más aconfesional, y forzosamente menos viajado... Pero no ha habido rupturas de ninguna clase. Por más político que esté resultando el nuevo Jefe del Estado, no es propio de una dinastía moderna matar al padre. Más bien al contrario, paso a paso, Felipe VI está rehabilitando a Juan Carlos I.

m
 
Felipe VI, un rey por coj*nes y por los coj*nes
18jun 2016


Se cumplen dos años de la coronación de Felipe VI (19 de junio) y casi nada ha cambiado. Seguro que muchos de los que se hacen llamar periodistas se dedicarán a ensalzar la imagen de “El Preparado” casi tanto como lo hicieron con “El Campechano”. Esperemos que la cruda realidad no les deje en el mismo lugar que a los que durante décadas nos engañaron, que no sean los Cebrianes de turno que luego aparecen vinculados a Panamá.

Dejando a un lado la indefendibilidad intelectual de una monarquía en un sistema democrático, la realidad es que la Casa Real ha hecho muy poco, desde un punto de vista objetivo, por adaptar su institución a los mínimos requisitos exigibles en una democracia.

Un rey por los coj*nes: coronación machista

Un rey que no fuera machista jamás habría ascendido al trono por encima de una hermana mayor (dos) y un país que no lo fuera tampoco lo habría permitido. Aunque nuestra sociedad hace tiempo que ha redoblado esfuerzos para terminar con esta lacra, poco parece haberle importado a Felipe. Quería reinar y nada ni nadie se lo ha impedido, ambición que recuerda a la de su padre cuando pasó por encima de Juan de Borbón.

Por desgracia, ejemplos tan machistas como el de la coronación suponen una falta de legitimación considerable. Los partidos políticos se esfuerzan en las listas cremallera o en la paridad, los medios de comunicación denuncian las diferencias salariales entre hombres y mujeres y las grandes personalidades se apuntan a campañas de concienciación. Sin embargo, todos enmudecen ante el caso de Felipe VI y su coronación machista. Parece que para alguno las hermanas mayores del rey ni existen. ¿Qué legitimidad puede tener el rey, la reina o cualquier miembro de la Casa Real para posicionarse en contra del machismo si son los primeros en practicarlo? Ninguna.

Un rey por coj*nes: sin consulta popular

El monarca, al igual que su padre y antepasados, no parece muy demócrata. Hay muchos que afirman que no “borbonea”, como si fuera suficiente muestra de valores democráticos que no participe de un golpe de estado o conspire contra el presidente. Pienso que nos conformamos con muy poco.

Se deberían haber emprendido dos reformas que adecuarían la existencia de la monarquía, si ello es posible, a una democracia moderna (que no somos). Las medidas son evidentes: referéndum previo a la coronación y posibilidad de revocación. De esta forma, se conseguiría que el reinado estuviera subordinado a los ciudadanos. Si la soberanía emana del pueblo, tendrá que ser este el que decida qué gobierno prefiere, qué rey o reina desea que ostente la corona y hasta qué momento quiere que esto suceda. Parece que lo de la subordinación y la soberanía popular no son valores del gusto de la realeza.

Un rey con privilegios anacrónicos

Sin ningún género de dudas, convertir al rey en un ciudadano más a efectos jurídicos debería ser una prioridad de los partidos políticos, los ciudadanos y los medios de comunicación. De momento no está en la agenda. Llegados a esta situación, si alguien debería ser el primero en dar ejemplo y terminar con la inviolabilidad jurídica tendría que ser el propio Felipe. El rey no es que esté aforado, es que es inviolable jurídicamente hablando. Resulta muy grotesco que en un país democrático uno de sus ciudadanos pueda legalmente atentar contra todos y todo y salir indemne de semejante crimen. Algunos dirán que no pasará, pero por desgracia ahí está el comportamiento de Juan Carlos I durante su reinado.

Puede que uno de los motivos para que se mantenga este privilegio sea que si el rey emérito pudiera ser juzgado tendría muchas dificultades para evitar la cárcel.

Un rey con un salario desorbitado

En lo salarial el rey no es ejemplar. Un país en el que un tercio de los ciudadanos gana menos de 650 euros no parece el mejor escenario para el salario real (236.544 euros). Somos muchos los que reclamamos una mejor redistribución de rentas y quién mejor que el rey para aplicar medidas en este sentido. El problema es que para ello se requiere ejemplaridad y cuando se habla de dinero (y de otras cuestiones) en la Casa del Rey, la ejemplaridad ni está ni se la espera.

No es en ningún caso procedente, menos aún en mitad de una de las mayores crisis que se recuerdan, ganar casi el cuádruple que el presidente del Gobierno y que diversos miembros de su familia sumen salarios superiores a los de este (el rey emérito, 189.228 euros, la reina emérita, 106.452 euros, o la reina, 130.092 euros). Entre los cuatro salarios reales (662.316 euros) multiplican por más de siete lo que recibe la familia presidencial. No está mal. Podrían haber rebajado su salario hasta el nivel del presidente del Gobierno y haber eliminado el resto de salarios, dejando en todo caso el salario del rey emérito (equiparándole al de los expresidentes de Gobierno). Ni que decir tiene que comprobar que los reyes ganan más que las reinas es de bastante mal gusto después de la reclamación que tantas mujeres hacen en cuanto a equiparación salarial.


Otro punto que resulta bastante anacrónico es que sea el propio rey el que se suba o baje el sueldo.

Un rey jefe de las Fuerzas Armadas: otro anacronismo real

No es solo una cuestión de seguir teniendo a un rey como Jefe de las Fuerzas Armadas, que también. Lo peor de todo es que en estos dos años de reinado no ha instado a un cambio profundo del mundo militar (justicia militar, órganos de control, macrocefalia o excedente de oficiales, despilfarro y corrupción, abusos y acosos, precariedad laboral y despido de la tropa, abandono de los discapacitados, etc.). No ha tenido ni una palabra para los militares heridos o discapacitados que reclaman pensiones y/o justicia, no ha compartido un gesto con aquellos militares que son enviados al desempleo, no ha exigido el fin del excedente de oficiales que ya se dibujaban a la perfección en los relatos literarios del siglo XX y tampoco ha creído oportuno abanderar la lucha contra una corrupción militar que hasta Santiago Ramón y Cajal describió a finales del siglo XIX.

Un rey compi-yogui

Por desgracia, hay pocos cambios destacables salvo que el rey actual no es amigo de Villar Mir como lo fue el emérito, sino de su yerno… y que el nuevo monarca es más del gusto del yoga que de los elefantes, blancos y cazados. Cosas de compi-yoguis que la plebe y los medios de “mierda” (tal y como afirmó Letizia, La Republicana) no estamos preparados para entender
Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra
 
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