Gracias a @GlamorosaKA ..... la cortesía de ella.
Tanto Diana de Gales como Kate Middleton supieron ganarse la simpatía del pueblo inglés, pero solo una de ellas ha conseguido granjearse el cariño de la reina. ¿Cómo lo ha hecho la duquesa Catherine —en español Catalina— de Cambridge? “Se convence antes a una abuela que a una suegra”, dice la española lady Pilar Brennan con mirada pícara.
Lady Brennan vive en esta zona desde que se casó con un miembro de la Cámara de los Lores y Consejero de la Reina. Invitada frecuente a eventos reales y tardes de té en el Castillo de Windsor, ella ofrece un retrato robot de lo que los británicos en general piensan de Kate Middleton: “Es muy natural y muy sincera. Inteligente, se adapta con facilidad. Se ha comportado de una forma muy digna”. Según los sondeos de popularidad de los royals, Kate Middleton está detrás de la reina Isabel y muy por delante de su propio marido, el príncipe Guillermo.
Middleton se ha adaptado perfectamente a la nada flexible vida de los Windsor. Según cuenta alguien que conoce personalmente a Kate Middleton, la escritora, aristócrata y amiga de la reina Isabel Una-Mary Parker, “la duquesa de Cornualles [Camilla] ha sido quien más ha ayudado a Catherine [Kate] a adaptarse a su nueva vida. Ella también tuvo que aprender a ser una Royal Lady”. ¿Existe un manual que dicte cómo serlo? “No. Si lo hubiese sería interminable: hay que saber cómo sentarse, cómo saludar, cuándo hablar, cuándo callarse…”.
Mientras Diana se quejaba de que nadie la acompañaba en sus quehaceres cotidianos, a Kate la ha guiado en todo momento Guillermo. La duquesa de Cambridge es, además, una persona con formación universitaria. “Aunque no proceda de una familia de aristócratas, nunca fue vulgar”, apostilla Lady Brennan. Si a Diana la obligaron a someterse a un examen médico para comprobar si era virgen y fértil, William y Kate compartieron apartamento durante sus años académicos.
“ACABO DE SER MAMÁ Y QUERÍA ALGUNAS PRENDAS PARA MI RECIÉN NACIDO. ES UN NIÑO”, DICE KATE A LAS PATIDIFUSAS DEPENDIENTAS, COMO SI SU ROSTRO NO FUESE UNO DE LOS MÁS POPULARES DEL MUNDO Y EL NIÑO DEL QUE HABLA, EL PRÍNCIPE GEORGE, NO ESTUVIESE A TODAS HORAS EN TODOS LOS CANALES DE TELEVISIÓN DEL PAÍS.
Diana solo había sido cuidadora de niños en una guardería. Kate Middleton es licenciada en Historia del Arte. “A la princesa de Gales le costó mucho comprender a los Windsor. Tienen un sentido del humor muy particular. Por ejemplo, en Navidades juegan a regalarse los objetos más horteras y baratos que sean capaces de encontrar en la calle. Diana, en sus primeras Navidades en palacio, se gastó un dineral para hacer buenos regalos y agradar. Cuando se dio cuenta de su error sintió una vergüenza terrible. Catherine, en cambio está muy a gusto siendo quien es. No es altiva, no es problemática. La reina aprueba todo lo que hace”.
Poco después de casarse, Kate y William vivieron una temporada en pleno centro de Londres pero se dieron cuenta de que los paparazzi no les iban a dejar en paz. Para la pareja real la solución anti-intrusos fue mudarse al condado de Norfolk, a un pequeño pueblo de 60 habitantes llamado Anmer Hall. El príncipe Guillermo es ahora conductor de helicópteros de emergencias. La duquesa, ama de casa. Su núcleo de confianza que está formado por miembros de las familias más prominentes del reino, diez amigos con dinero de varias generaciones, estudios en Eton y excelentes relaciones con la Casa Real a quienes no les hace falta en absoluto la notoriedad mediática : “No es que no quiera hablar de ellos porque seanroyals. Es que jamás le diría nada a los periodistas sobre mis amigos”, le explicó a Vanity Fair con amabilidad uno de ellos, el broker inmobiliario Nick Van Custem. Las filtraciones constituyen alta traición.
Una-Mary Parker no duda en señalar que Isabel II que su aceptación de la plebeya Middleton tiene mucho que ver con las lecciones que aprendió tras la muerte de Lady Diana. “Nadie va a ser jamás feliz en una relación en la que no se deja a alguien ver a su familia. El matrimonio funciona porque Guillermo insiste muchísimo en que ella vea a sus padres tanto como quiera”. Como invitados especiales, los Middleton han conseguido pasearse por Ascot junto a la Familia Real. Algo inédito.
“El príncipe tiene una voluntad de hierro. Si se empeña en algo lo consigue”, dice Una-Mary, quien admite que es cierto que durante años, en los círculos más selectos, cuando la madre de Middleton entraba en una habitación, alguien siempre cuchicheaba la cantinela de las azafatas de avión: “Cierren rampas”. En 2014, la novelista ganadora de un Booker Prize Hillary Mantel dijo en una conferencia universitaria que Kate Middleton tenía una “sonrisa de plástico” y que parecía una máquina de precisión. “Es muy diferente a Diana, cuya terrible humanidad e incontinencia emocional eran evidentes en cada uno de sus gestos”.
Se armó tal revuelo que hasta David Cameron salió en defensa de la duquesa. “Mantel está muy desorientada”, dijo. La directora de Tatler, el heraldo social de los aristócratas británicos, tiene muy claro su juicio sobre la duquesa: “Es callada, pero no significa que no sea plenamente consciente de su poder. El que piense que es bidimensional está muy equivocado. Es una persona muy inteligente con una habilidad extraordinaria para leer el estado de ánimo de su país”.
Y que según Una-Mary Parker, sabe que nunca debe robarle protagonismo a su marido: “La increíble popularidad de Lady Diana fue una de las razones de que su matrimonio con Carlos se rompiese. Él se puso muy celoso. Kate tiene muy presente que el importante es él”. Recientemente, tanto Kate como Guillermo han recibido acusaciones de “vagancia” en la prensa del Reino Unido. Él acude a menos compromisos públicos que su abuelo, el Duque de Edimburgo, de 95 años, y Middleton aún solo es patrona de ocho organizaciones (frente a las 340 que encabeza la princesa Ana) pero Lady Brennan explica las razones: “Si se hubiese metido de lleno desde el principio la hubiesen acusado de pretenciosa. La filantropía es toda una cultura en este país”. Lady Parker añade: “La reina les ha dado permiso para ir con calma. Les queda mucho aún para ser reyes”. Es cierto. Aún tienen que pasar por el trono Carlos y Camila. Y según Kate Reardon, Middleton, con su discreción, está s siguiendo el consejo de la Reina Madre: “Nunca dejes que la luz del día entre en tu magia”.
ESTO ES SOLO UN RESUMEN. A CONTINUACIÓN, UN AVANCE DEL PRINCIPIO DEL REPORTAJE:
"Se convence antes a una abuela que a una suegra”, dice la española lady Pilar Brennan con mirada pícara mientras nos servimos un té de menta en un animado café de la londinense Sloane Square. Lady Brennan vive en esta zona desde que se casó con un miembro de la Cámara de los Lores y Consejero de la Reina y se integró de lleno en los usos y costumbres de la alta sociedad británica. Invitada frecuente a eventos reales y tardes de té en el Castillo de Windsor, ella ofrece un retrato robot de lo que los británicos en general piensan de Kate Middleton: “Es muy natural y muy sincera. Inteligente, se adapta con facilidad. Se ha comportado de una forma muy digna”. Según los sondeos de popularidad de los royals, Kate Middleton está detrás de la reina Isabel y muy por delante de su propio marido, el príncipe Guillermo.
Fuera caminan con brío de aquí para allá impecables mujeres que portan bolsas de las tiendas cercanas: Club Monaco, Anya Hindmarch, Gucci, Armani. Al otro lado de la acera está el centro comercial de lujo Peter Jones, donde tantas veces se pudo ver a Kate Middleton cuando aún era solo la novia del príncipe comprar cosméticos. Es también el lugar donde lady Diana Spencer solía pasear con sus amigas, niñas bien a la caza de aristócratas conocidas como Sloane Rangers. La estrategia de aquellas aspirantes a esposas distinguidas era dejarse ver por las calles y locales del barrio más exclusivo de la ciudad. La de Kate, como cuentan las crónicas, fue escoger la misma universidad que el futuro heredero de la Corona y armarse de una paciencia a prueba de bombas (y donde dice bombas léase deslices con otras damas, fiestas escandalosas y una sonadísima ruptura) para después de diez años de noviazgo acabar casándose con el futuro rey de Inglaterra. Tanto Diana como Kate supieron ganarse la simpatía del pueblo inglés, pero solo una de ellas ha conseguido granjearse el cariño de la reina. ¿Cómo lo ha hecho la duquesa Catherine —en español Catalina— de Cambridge?
Una mañana de verano de 2015, no muy lejos de Sloane Square, una joven de larga melena, vestida con vaqueros y una camiseta de rayas marineras, entra en una pequeña tienda de ropa infantil. “Acabo de ser mamá y quería algunas prendas para mi recién nacido. Es un niño”, dice a las patidifusas dependientas, como si su rostro no fuese uno de los más populares del mundo y el niño del que habla, el príncipe George, no estuviese a todas horas en todos los canales de televisión del país. La acompaña su madre, Carole Middleton, quien le aconseja qué escoger.
“Desde entonces viene siempre dos veces por temporada”, me cuenta Amaia Arrieta, antigua ejecutiva de banca que recicló su carrera para abrir esta pequeña tienda que ahora es la favorita de la duquesa de Cambridge. Ella tiene contacto también con la niñera española que se hace cargo del cuidado de los dos hijos de William y Kate. “No viene con cofia, vestida de institutriz, aunque su acento es inglés tan perfecto que casi no me doy cuenta de quién era”. “Hay prendas del niño que ahora utilizan para la niña, adaptando el look, evidentemente”.
Arrieta cuenta que la duquesa compra de forma comedida. Aunque Kate Middleton viste prendas de marcas de lujo, es habitual verla con ropa de grandes cadenas. El famoso Kate Effect —eso de que cada vez que se pone algo asequible el efecto se nota inmediatamente en tiendas— no es una leyenda urbana: “El último traje premamá que lució públicamente se agotó en menos de veinticuatro horas”, confirman desde la cadena británica ASOS. “Cuando aún solo era la novia del príncipe recibía cientos de cajas de zapatos de LK Bennet, su marca favorita. Las devolvía todas”, dice una relaciones públicas de una firma de lujo.
“En una ocasión fue a arreglar unos zapatos de Prada que tenía viejísimos. En la tienda le ofrecieron unos nuevos completamente gratis y se negó en redondo”. Estos detalles, que podrían parecer nimios, ilustran de forma muy elocuente características de la personalidad de la duquesa de Cambrige que la han ayudado a ganarse la simpatía de la opinión pública.
FUENTE: http://www.revistavanityfair.es/la-...illermo-de-inglaterra-isabel-ii-windsor/22055
Tanto Diana de Gales como Kate Middleton supieron ganarse la simpatía del pueblo inglés, pero solo una de ellas ha conseguido granjearse el cariño de la reina. ¿Cómo lo ha hecho la duquesa Catherine —en español Catalina— de Cambridge? “Se convence antes a una abuela que a una suegra”, dice la española lady Pilar Brennan con mirada pícara.
Lady Brennan vive en esta zona desde que se casó con un miembro de la Cámara de los Lores y Consejero de la Reina. Invitada frecuente a eventos reales y tardes de té en el Castillo de Windsor, ella ofrece un retrato robot de lo que los británicos en general piensan de Kate Middleton: “Es muy natural y muy sincera. Inteligente, se adapta con facilidad. Se ha comportado de una forma muy digna”. Según los sondeos de popularidad de los royals, Kate Middleton está detrás de la reina Isabel y muy por delante de su propio marido, el príncipe Guillermo.
Middleton se ha adaptado perfectamente a la nada flexible vida de los Windsor. Según cuenta alguien que conoce personalmente a Kate Middleton, la escritora, aristócrata y amiga de la reina Isabel Una-Mary Parker, “la duquesa de Cornualles [Camilla] ha sido quien más ha ayudado a Catherine [Kate] a adaptarse a su nueva vida. Ella también tuvo que aprender a ser una Royal Lady”. ¿Existe un manual que dicte cómo serlo? “No. Si lo hubiese sería interminable: hay que saber cómo sentarse, cómo saludar, cuándo hablar, cuándo callarse…”.
Mientras Diana se quejaba de que nadie la acompañaba en sus quehaceres cotidianos, a Kate la ha guiado en todo momento Guillermo. La duquesa de Cambridge es, además, una persona con formación universitaria. “Aunque no proceda de una familia de aristócratas, nunca fue vulgar”, apostilla Lady Brennan. Si a Diana la obligaron a someterse a un examen médico para comprobar si era virgen y fértil, William y Kate compartieron apartamento durante sus años académicos.
“ACABO DE SER MAMÁ Y QUERÍA ALGUNAS PRENDAS PARA MI RECIÉN NACIDO. ES UN NIÑO”, DICE KATE A LAS PATIDIFUSAS DEPENDIENTAS, COMO SI SU ROSTRO NO FUESE UNO DE LOS MÁS POPULARES DEL MUNDO Y EL NIÑO DEL QUE HABLA, EL PRÍNCIPE GEORGE, NO ESTUVIESE A TODAS HORAS EN TODOS LOS CANALES DE TELEVISIÓN DEL PAÍS.
Diana solo había sido cuidadora de niños en una guardería. Kate Middleton es licenciada en Historia del Arte. “A la princesa de Gales le costó mucho comprender a los Windsor. Tienen un sentido del humor muy particular. Por ejemplo, en Navidades juegan a regalarse los objetos más horteras y baratos que sean capaces de encontrar en la calle. Diana, en sus primeras Navidades en palacio, se gastó un dineral para hacer buenos regalos y agradar. Cuando se dio cuenta de su error sintió una vergüenza terrible. Catherine, en cambio está muy a gusto siendo quien es. No es altiva, no es problemática. La reina aprueba todo lo que hace”.
Poco después de casarse, Kate y William vivieron una temporada en pleno centro de Londres pero se dieron cuenta de que los paparazzi no les iban a dejar en paz. Para la pareja real la solución anti-intrusos fue mudarse al condado de Norfolk, a un pequeño pueblo de 60 habitantes llamado Anmer Hall. El príncipe Guillermo es ahora conductor de helicópteros de emergencias. La duquesa, ama de casa. Su núcleo de confianza que está formado por miembros de las familias más prominentes del reino, diez amigos con dinero de varias generaciones, estudios en Eton y excelentes relaciones con la Casa Real a quienes no les hace falta en absoluto la notoriedad mediática : “No es que no quiera hablar de ellos porque seanroyals. Es que jamás le diría nada a los periodistas sobre mis amigos”, le explicó a Vanity Fair con amabilidad uno de ellos, el broker inmobiliario Nick Van Custem. Las filtraciones constituyen alta traición.
Una-Mary Parker no duda en señalar que Isabel II que su aceptación de la plebeya Middleton tiene mucho que ver con las lecciones que aprendió tras la muerte de Lady Diana. “Nadie va a ser jamás feliz en una relación en la que no se deja a alguien ver a su familia. El matrimonio funciona porque Guillermo insiste muchísimo en que ella vea a sus padres tanto como quiera”. Como invitados especiales, los Middleton han conseguido pasearse por Ascot junto a la Familia Real. Algo inédito.
“El príncipe tiene una voluntad de hierro. Si se empeña en algo lo consigue”, dice Una-Mary, quien admite que es cierto que durante años, en los círculos más selectos, cuando la madre de Middleton entraba en una habitación, alguien siempre cuchicheaba la cantinela de las azafatas de avión: “Cierren rampas”. En 2014, la novelista ganadora de un Booker Prize Hillary Mantel dijo en una conferencia universitaria que Kate Middleton tenía una “sonrisa de plástico” y que parecía una máquina de precisión. “Es muy diferente a Diana, cuya terrible humanidad e incontinencia emocional eran evidentes en cada uno de sus gestos”.
Se armó tal revuelo que hasta David Cameron salió en defensa de la duquesa. “Mantel está muy desorientada”, dijo. La directora de Tatler, el heraldo social de los aristócratas británicos, tiene muy claro su juicio sobre la duquesa: “Es callada, pero no significa que no sea plenamente consciente de su poder. El que piense que es bidimensional está muy equivocado. Es una persona muy inteligente con una habilidad extraordinaria para leer el estado de ánimo de su país”.
Y que según Una-Mary Parker, sabe que nunca debe robarle protagonismo a su marido: “La increíble popularidad de Lady Diana fue una de las razones de que su matrimonio con Carlos se rompiese. Él se puso muy celoso. Kate tiene muy presente que el importante es él”. Recientemente, tanto Kate como Guillermo han recibido acusaciones de “vagancia” en la prensa del Reino Unido. Él acude a menos compromisos públicos que su abuelo, el Duque de Edimburgo, de 95 años, y Middleton aún solo es patrona de ocho organizaciones (frente a las 340 que encabeza la princesa Ana) pero Lady Brennan explica las razones: “Si se hubiese metido de lleno desde el principio la hubiesen acusado de pretenciosa. La filantropía es toda una cultura en este país”. Lady Parker añade: “La reina les ha dado permiso para ir con calma. Les queda mucho aún para ser reyes”. Es cierto. Aún tienen que pasar por el trono Carlos y Camila. Y según Kate Reardon, Middleton, con su discreción, está s siguiendo el consejo de la Reina Madre: “Nunca dejes que la luz del día entre en tu magia”.
ESTO ES SOLO UN RESUMEN. A CONTINUACIÓN, UN AVANCE DEL PRINCIPIO DEL REPORTAJE:
"Se convence antes a una abuela que a una suegra”, dice la española lady Pilar Brennan con mirada pícara mientras nos servimos un té de menta en un animado café de la londinense Sloane Square. Lady Brennan vive en esta zona desde que se casó con un miembro de la Cámara de los Lores y Consejero de la Reina y se integró de lleno en los usos y costumbres de la alta sociedad británica. Invitada frecuente a eventos reales y tardes de té en el Castillo de Windsor, ella ofrece un retrato robot de lo que los británicos en general piensan de Kate Middleton: “Es muy natural y muy sincera. Inteligente, se adapta con facilidad. Se ha comportado de una forma muy digna”. Según los sondeos de popularidad de los royals, Kate Middleton está detrás de la reina Isabel y muy por delante de su propio marido, el príncipe Guillermo.
Fuera caminan con brío de aquí para allá impecables mujeres que portan bolsas de las tiendas cercanas: Club Monaco, Anya Hindmarch, Gucci, Armani. Al otro lado de la acera está el centro comercial de lujo Peter Jones, donde tantas veces se pudo ver a Kate Middleton cuando aún era solo la novia del príncipe comprar cosméticos. Es también el lugar donde lady Diana Spencer solía pasear con sus amigas, niñas bien a la caza de aristócratas conocidas como Sloane Rangers. La estrategia de aquellas aspirantes a esposas distinguidas era dejarse ver por las calles y locales del barrio más exclusivo de la ciudad. La de Kate, como cuentan las crónicas, fue escoger la misma universidad que el futuro heredero de la Corona y armarse de una paciencia a prueba de bombas (y donde dice bombas léase deslices con otras damas, fiestas escandalosas y una sonadísima ruptura) para después de diez años de noviazgo acabar casándose con el futuro rey de Inglaterra. Tanto Diana como Kate supieron ganarse la simpatía del pueblo inglés, pero solo una de ellas ha conseguido granjearse el cariño de la reina. ¿Cómo lo ha hecho la duquesa Catherine —en español Catalina— de Cambridge?
Una mañana de verano de 2015, no muy lejos de Sloane Square, una joven de larga melena, vestida con vaqueros y una camiseta de rayas marineras, entra en una pequeña tienda de ropa infantil. “Acabo de ser mamá y quería algunas prendas para mi recién nacido. Es un niño”, dice a las patidifusas dependientas, como si su rostro no fuese uno de los más populares del mundo y el niño del que habla, el príncipe George, no estuviese a todas horas en todos los canales de televisión del país. La acompaña su madre, Carole Middleton, quien le aconseja qué escoger.
“Desde entonces viene siempre dos veces por temporada”, me cuenta Amaia Arrieta, antigua ejecutiva de banca que recicló su carrera para abrir esta pequeña tienda que ahora es la favorita de la duquesa de Cambridge. Ella tiene contacto también con la niñera española que se hace cargo del cuidado de los dos hijos de William y Kate. “No viene con cofia, vestida de institutriz, aunque su acento es inglés tan perfecto que casi no me doy cuenta de quién era”. “Hay prendas del niño que ahora utilizan para la niña, adaptando el look, evidentemente”.
Arrieta cuenta que la duquesa compra de forma comedida. Aunque Kate Middleton viste prendas de marcas de lujo, es habitual verla con ropa de grandes cadenas. El famoso Kate Effect —eso de que cada vez que se pone algo asequible el efecto se nota inmediatamente en tiendas— no es una leyenda urbana: “El último traje premamá que lució públicamente se agotó en menos de veinticuatro horas”, confirman desde la cadena británica ASOS. “Cuando aún solo era la novia del príncipe recibía cientos de cajas de zapatos de LK Bennet, su marca favorita. Las devolvía todas”, dice una relaciones públicas de una firma de lujo.
“En una ocasión fue a arreglar unos zapatos de Prada que tenía viejísimos. En la tienda le ofrecieron unos nuevos completamente gratis y se negó en redondo”. Estos detalles, que podrían parecer nimios, ilustran de forma muy elocuente características de la personalidad de la duquesa de Cambrige que la han ayudado a ganarse la simpatía de la opinión pública.
FUENTE: http://www.revistavanityfair.es/la-...illermo-de-inglaterra-isabel-ii-windsor/22055