Lo de los nombres en los cojines tienes toda la razón, parece una cosa de niños.Tonta del culo es quedarse corto. El momento "confidencia en el dormitorio" (o como ella lo llamó, "el nido de amorrrrr"), subiendo esas escaleras que parecían las de un desván, con esas almohadas bordadas con los nombres en letras de a metro no vaya a ser que uno use la del otro y se peguen los microbios, fue p'a nota. Vamos, que a su lado el Bertín hasta parece tener un cierto talento, y nunca creí que pudiese decir tal cosa.