Descubrimientos científicos

La lucha contra el coronavirus frena la investigación de otras enfermedades
Los institutos científicos confirman que la actividad se ha ralentizado por las limitaciones del confinamiento y por falta de recursos humanos


Labor de investigación científica en un centro universitario español.


Labor de investigación científica en un centro universitario español. / EUROPA PRESS


CRISTIAN SEGURA
Barcelona -
06 ABR 2020

Multitud de ensayos clínicos en España tienen el coronavirus y el tiempo en contra. La pandemia de la Covid-19 ha frenado la investigación en otras enfermedades. Las causas de ello son las limitaciones por seguridad sanitaria, el cambio de prioridades de Gobiernos y compañías farmacéuticas, y el personal que ha sido destinado a la primera línea de asistencia en hospitales. La situación puede ser crítica para muchos proyectos si continúan trabajando a medio gas más allá de los tres meses, apuntan expertos como Isabel Orbe, directora de la fundación científica de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), o Gabriel Capellá, director del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell).

Mientras la Administración pública y los laboratorios se vuelcan en encontrar un remedio para la Covid-19, la mayoría de ensayos para el resto de patologías se han visto alterados, teniendo que recurrir a métodos de comunicación a distancia y al suministro de los medicamentos en el hogar de los pacientes. “Empresas farmacéuticas y científicos”, resume Capellá, “se han conjurado para ralentizar los ensayos, adaptando protocolos para reducir la movilidad”. La incorporación de nuevos pacientes se ha congelado en la mayoría de pruebas, confirma Emili Esteve, director de ensayos de la patronal Farmaindustria.

De los 10 organismos consultados para este reportaje, solo el Instituto de Investigaciones Biomédicas del Hospital Clínic (Idibaps) ha mantenido el reclutamiento de pacientes sin restricciones destacables, sobre todo en oncología, informa Elías Campo, director de investigación del Clínic. “Es complejo generalizar, pero sería ingenuo pensar que lo que sucede no tendrá un efecto en la investigación”, concede Campo. El Clínic actualiza cada día el número de nuevas líneas de trabajo dedicas a la Covid-19: el pasado jueves ya contabilizaban 45. Las convocatorias para otros estudios se han prorrogado.

El Instituto de Investigación Biomédica de Lleida (IRBLleida) mantuvo hasta marzo las visitas de sus 157 ensayos y estudios observacionales, y corrobora que el reclutamiento se ha aplazado excepto en oncología. Pese a ello, el IRBLleida anuncia que por petición del laboratorio norteamericano promotor han tenido que detener un nuevo ensayo en oncología. El instituto leridano precisa que pueden verse afectados un 80% de los estudios en neumología, cardiología, medicina intensiva, interna y enfermedades infecciosas. Hasta el momento estiman que el decrecimiento medio de la actividad ha sido del 25%.

“¿Cuánto puede durar el teletrabajo en un laboratorio?”, se pregunta Orbe, que supervisa 380 proyectos de investigación abiertos por la AECC. “Los equipos están siendo creativos y la actividad científica no ha retrocedido porque se ha dado un aumento de trabajos de análisis de datos. Pero más allá de tres o cuatro meses, va a costar”, apunta la responsable científica de la AECC. Capellá coincide en que se puede mantener una normalidad hasta los 90 días: “Más allá de este tiempo no sabemos qué impacto puede tener”. El director del Idibell especula que en un mes, cuando se hayan descongestionado las unidades de cuidados intensivos, se pueda volver a reclutar y a elevar la movilidad.

La estrategia ha sido mantener aquello imprescindible para no perder ningún resultado de experimentos en marcha e iniciar investigaciones relacionadas con la Covid-19
MANEL ESTELLER, DIRECTOR DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN CONTRA LA LEUCEMIA JOSEP CARRERAS

Manel Esteller, director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, detalla que su procedimiento ha sido reducir el trabajo presencial, “manteniendo aquello imprescindible para no perder ningún resultado de experimentos en marcha e iniciar investigaciones relacionadas con la Covid-19”. Esteller añade que sus profesionales están aprovechando para redactar resultados de trabajos, y con el análisis de datos “están profundizando más en el mundo de la bioinformática de los cánceres hematológicos”.

El riesgo es que la crisis acabe alterando los resultados de las investigaciones hasta tener que descartarlos. “Las dificultades presentes podrían tener un impacto en la evaluación de las pruebas, en la realización de las visitas de las pruebas y en el suministro de los productos médicos”, valoraba la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en su normativa para la modificación de los ensayos clínicos en la Unión Europea durante la pandemia. La Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) también publicó sus directrices en una circular que resaltaba que se están priorizando los estudios para prevenir o tratar el coronavirus.

La AEMPS asegura que no tiene constancia de que ya se hayan interrumpido pruebas. Pese a ello, sí hay casos en los que los estudios se ha detenido. José Luis Molinuevo, director científico del Programa de Prevención del Alzheimer de la Fundación Pasqual Maragall, avanza que se ha tenido que pausar un estudio observacional que se desarrolla en Barcelona porque requiere intervenciones físicas. El estudio se podrá reemprender más adelante porque no hay un fármaco de por medio, según Molinuevo. “La principal diferencia es el tipo de fármaco. Los hay de fácil uso que pueden enviarse a casa, pero los hay que requieren una preparación más compleja. Estos son los que pueden perderse”.


Única esperanza
Francisco Tinahones, director científico del Instituto de Biomedicina de Málaga (Ibima), explica que hay un paro general para incorporar a nuevos participantes en los estudios, lo que ha generado angustia “en muchos pacientes que estaban esperando en la fase de inclusión”. “Era la única esperanza que tienen para su enfermedad”. Tinahones afirma que ni los ensayos oncológicos ni los de endocrinología del Ibima han sufrido paralizaciones, pero admite que sí se han producido en proyectos que requieren tratamientos presenciales, como uno vinculado a la nutrición en personas con obesidad.

La Federación Española de Enfermedades Raras (Feder) pinta un presente más aciago. Juan Carrión, presidente de la federación, asegura que están en stand by prácticamente todos los estudios en marcha vinculados a las más de 7.000 enfermedades raras identificadas. Solo un 5% tienen tratamiento, según la Feder. “Los proyectos y sinergias que mantenemos con órganos como el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) o el Centro de Investigación Biomédica en Enfermedades Raras (Ciberer) han quedado en estado de espera hasta que la situación mejore”.


Las grandes compañías van a destinar gran parte de los recursos a virología

FRANCISCO TINAHONES, DIRECTOR CIENTÍFICO DEL INSTITUTO DE BIOMEDICINA DE MÁLAGA (IBIMA)

Tinahones plantea su temor a que la lucha contra el virus “merme recursos en otras áreas menos urgentes”. “Las grandes compañías van a destinar gran parte de los recursos a virología”. Orbe indica que planea la amenaza de que haya investigadores que pierdan el empleo. Tanto ella como Molinuevo se muestran convencidos de que pasado el periodo de choque contra la Covid-19, los recursos volverán. “El coronavirus supondrá un antes y un después para que seamos conscientes de que la investigación ha de ser la prioridad número uno”, dice Carrión.


Las farmacéuticas cambian prioridades
Multinacionales farmacéuticas como Roche, Pfizer, Bristol Myers Squibb o Moderna, el primer laboratorio que presentó la primera vacuna experimental contra el coronavirus, han comunicado alteraciones en sus programas de ensayos clínicos para aplicar las medidas de seguridad sanitaria y para priorizar la lucha contra la Covid-19. Han detenido la incorporación de pacientes excepto en proyectos críticos, incluso se han producido interrupciones de estudios. “Estamos observando efectos en la continuidad de nuestros ensayos clínicos en todas las regiones”, aseguró un portavoz de Roche a Nature. “Veremos un cierre casi completo en la investigación clínica”, dijo en la misma revista Tim Dyer, director general de la farmacéutica Addex Therapeutics.

Emili Esteve, director de ensayos de la patronal Farmaindustria, remarca que no teme que se pierdan ensayos, que las afectaciones son globales e ilustra el momento como una emergencia en la que “hay que derrotar a un enemigo universal declarado”. Esteve es optimista porque cree que “la ciencia acostumbra a avanzar cuando hay un descubrimiento muy importante. Y la investigación sobre la Covid-19 no se quedará solo en este, ayudará en otros ámbitos de la virología”.


 
El texto de las mutaciones genéticas
La relación entre el I Ching y el ADN la desarrolló el biólogo molecular Martin Schönberguer que fue Premio Nobel de bi
oquímica en 1969


MONTERO GLEZ

02 ABR 2020 -



Secuencia del rey Wu” o “secuencia recibida” que figura en el 'Libro de las Mutaciones'.
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Secuencia del rey Wu” o “secuencia recibida” que figura en el 'Libro de las Mutaciones'.



Científicamente estamos formados por átomos, pequeñas unidades de materia que provienen de la explosión de antiguas estrellas. Pero también somos memoria, un cúmulo de relatos que se han ido transmitiendo a lo largo de nuestra existencia. Lo queramos o no, estaban ahí antes de que llegáramos al mundo.

Algo así nos descubrieron James Watson y Francis Crick cuando, en 1953, determinaron la estructura física de nuestra herencia genética, la misma que se ha ido transmitiendo de padres a hijos siguiendo las pautas del libro de instrucciones del ADN. Porque aunque seamos distintos en apariencia, en el fondo somos textos escritos en un mismo idioma. Si comprendemos esto, entenderemos la relación que nos une con el I Ching o libro de las mutaciones, considerado el texto más antiguo de la China; un tratado oracular que considera que la esencia de la vida es el tiempo y que la esencia del tiempo es la mudanza.

El citado libro tiene más de 3.000 años de antigüedad y en Europa fue introducido por los jesuitas a finales del siglo XVII. Por extensión, fue el origen del sistema binario que no solo rige el juego del universo con sus opuestos (estabilidad-movimiento, luz-oscuridad, macho-hembra) sino que también es el sistema que procesan las computadoras. Porque fue Leibniz el que obtuvo la idea del sistema binario a partir del I Ching, libro que conoció a través de un jesuita. Carlo Frabetti, -quién si no- lo explicó en una pieza publicada en esta misma sección.

El ADN está formado por un sistema de codones o tripletes, formados a su vez por cuatro bases; cuatro letras que tienen su correspondencia en los cuatro bigramas del I Ching y que también se combinan en tríos dando forma a los hexagramas, siendo así que los 64 hexagramas del I Ching corresponden a los 64 codones del ADN.

Esta idea no es nueva, la desarrolló el biólogo molecular Martin Schönberguer que fue Premio Nobel de bioquímica en 1969. Poco después, a principios de los años setenta publicó un libro titulado: El I Ching y el Código genético, un trabajo polémico desde el momento en que el ADN es por definición una molécula estable. Sin embargo, durante los últimos años, una nueva rama de la genética, llamada epigenética, ha venido a dar cierta razón a Schönberguer.

La esencia de la epigenética es la mudanza, un hecho que transforma la información contenida en el código genético

Porque la esencia de la epigenética es la mudanza, un hecho que transforma la información contenida en el código genético. El término “epigenética” fue acuñado por el biólogo británico Conrad Hal Waddington a principios de los años cuarenta y le sirvió para referirse al estudio de las modificaciones en la expresión genética, cambios en la cadena de ADN que también son heredados; mutaciones que podrían hacer de eslabón entre el funcionamiento del ADN y el I Ching.

Por si fuera poco, el 14 de abril del 2003, el denominado Proyecto del Genoma Humano completaba el mapa genético, mostrando que existen más atributos e interacciones entre las bases moleculares de lo que se pensaba en un principio. Una vez descifrado el lenguaje de nuestro código, podremos profetizar nuestro propio futuro a partir de nuestra propia expresión genética. Por estas cosas, no es descabellado encontrar una sincronía entre el libro de las mutaciones y el libro de nuestro ADN.

Mientras tanto, sigamos enfrentándonos a nuestro propio ser interior que, lo queramos o no, también ha sido determinado en buena parte por la genética. Y no olvidemos que, en el fondo, solo somos idénticos a nosotros mismos.

El hacha de piedra es una sección donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad científica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.


 
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