Déborah Fernández: hallada muerta en Vigo en 2002, sin culpables. Una pista reactiva el caso.

Una pista reactiva el caso de una joven muerta hace 17 años

El cuerpo de Déborah Fernández se halló en un escenario preparado para despistar

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Un cartel con la foto de Déborah Fernández, cuando desapareció en 2002. EFE

SILVIA R. PONTEVEDRA

Alguien se tomó la molestia de desnudarla y lavarla; de conducir con su cadáver hasta una cuneta en penumbra a 40 kilómetros de Vigo; de colocar el cuerpo cuidadosamente, sin arrastres, entre matorrales, como si fuese una muñeca dormida de pelo negro. Acostada de lado, con las piernas y los brazos flexionados; con hojas de acacia tapándole el pubis y los pechos. Antes se preocupó por conservar a su víctima en un lugar frío, seco y sin aire durante siete u ocho días para que tardase en corromperse, e introdujo s*men, presuntamente ajeno, de forma artificial en su vagina. La persona que creó este escenario teatral sigue sin cara y sin nombre para el juzgado número 2 de Instrucción de Tui 17 años después de la muerte de Déborah Fernández-Cervera. Ahora la familia reclama nuevas pesquisas judiciales con técnicas más modernas que las que existían cuando pasó todo esto, en mayo de 2002, porque dentro de tres años prescribirá el delito.

De momento, una pista que ha llegado por sorpresa durante una campaña de recogida de 300.000 firmas que pide "justicia para Déborah" ha servido para que los investigadores vuelvan a poner el foco en el suceso, ahora con una pieza más para recomponer el puzle. Un equipo especializado en homicidios ha viajado a Vigo para revisar el caso de la chica de 22 años que salió a correr por los alrededores de la playa de Samil y ya nunca regresó. El de la UDEV (Unidad contra la Delincuencia Especializada y Violenta) es el sexto grupo investigador, entre policía y Guardia Civil, además de tres jueces instructores, por el que pasa este crimen. A lo largo del tiempo, las pesquisas se reactivaron ya unas 15 veces, pero jamás ha habido suerte, aunque casi todo apuntase a que el verdugo era alguien muy próximo a la víctima.

Déborah Fernández, en aquel preciso momento sin pareja, había ido a clase en la escuela de diseño gráfico por la mañana y después a la peluquería para depilarse. Avanzada la tarde salió a correr con su prima y se despidió de ella a varios kilómetros de su casa familiar, cuando se disponía a regresar. Al día siguiente era festivo, primero de mayo, así que planeaba aprovechar el camino de vuelta para pasar por el vídeo club y alquilar Amélie para aquella noche. Pero no llegó a hacerlo. Durante 17 años su rastro se perdió en el relato de un testigo, que aseguró haberla visto en dirección a su domicilio en el barrio litoral de Alcabre, a tan solo unos 500 metros de casa, sobre las nueve menos cuarto de la tarde. Ahora, explica Rosa Fernández-Cervera, hermana de la víctima y portavoz de la familia, entre "un montón de información" ha aparecido un hilo aparentemente fiable del que tirar.

Un nuevo testimonio ubica después a la joven en un punto alejado del radio de acción que se manejaba; lo que supuestamente sugiere que Déborah se encontró con alguien y subió por su propio pie, sin forcejeo, a un vehículo en lo que parece un cambio de planes. La portavoz no quiere dar más detalles sobre este dato inesperado que puede cambiar la reconstrucción de los hechos.

El cuerpo de Déborah Fernández fue hallado 10 días después de su desaparición por una vecina del municipio de O Rosal junto a la carretera que une Baiona y A Guarda (antigua C-550, hoy PO-552), en la localidad de Portocelo. Supuestamente había sido abandonado dos o tres días antes y el deterioro de este tiempo a la intemperie fue interpretado hasta que se le practicó la autopsia como el daño propio de una acción violenta. Luego los forenses revelaron, sin embargo, que la muchacha no presentaba lesiones externas. Tampoco signos de violación. Y la hipótesis más lógica de todas las que llegaron a formularse es la de que había muerto por sofocación con un objeto blando.

"Pero el cuerpo apareció depositado como en una escena teatral", describía Ángel Galán, el comisario que estuvo al frente de las indagaciones durante ocho años. Junto al cadáver de la chica había un preservativo usado, su correspondiente funda, un pañuelo de papel y un cordón que podía ser el de su chándal desaparecido. El s*men, en el cuerpo, había sido colocado post mórtem. El caso, que alguien tuvo la lucidez de bautizar como Operación Arcano, encalló al principio en estos engaños, pasó durante ocho años por las manos de equipos policiales y jueces, y desde 2010 permanece archivado provisionalmente por falta de pruebas sólidas contra el único sospechoso, que nunca llegó a estar imputado. Esa persona se había dejado ver en lugares bastante alejados de Alcabre y su ADN no coincidía con el del esperma hallado.

No se pudo confirmar si había un móvil sexual, o sentimental, o si nada tenía que ver con estas dos cosas. Pero quien preparó el atrezo para desorientar a la policía eligió con mimo incluso el rincón en el que depositar el cadáver. Era el único ángulo oscuro que quedaba entre dos farolas de la carretera.

https://elpais.com/politica/2019/03/21/actualidad/1553179386_812015.html
 
Este crimen parece cometido por una mujer, pero necesitaría ayuda para mover el cuerpo y dejarlo limpiamente....
Es raro esa escenificación, nada de violencia, el cuidado del cadáver, el poner s*men ajeno para que pensaran que era algo sexual con un hombre....
Recuerdo el caso de aquella que mató a la compañera de trabajo después de sacar seguros de vida a su nombre, también montó un número con s*men de un hombre para que pensasen que había sido un crimen sexual...
 
Una pista reactiva el caso de una joven muerta hace 17 años
El cuerpo de Déborah Fernández se halló en un escenario preparado para despistar
Alguien se tomó la molestia de desnudarla y lavarla; de conducir con su cadáver hasta una cuneta en penumbra a 40 kilómetros de Vigo; de colocar el cuerpo cuidadosamente, sin arrastres, entre matorrales, como si fuese una muñeca dormida de pelo negro. Acostada de lado, con las piernas y los brazos flexionados; con hojas de acacia tapándole el pubis y los pechos. Antes se preocupó por conservar a su víctima en un lugar frío, seco y sin aire durante siete u ocho días para que tardase en corromperse, e introdujo s*men, presuntamente ajeno, de forma artificial en su vagina. La persona que creó este escenario teatral sigue sin cara y sin nombre para el juzgado número 2 de Instrucción de Tui 17 años después de la muerte de Déborah Fernández-Cervera. Ahora la familia reclama nuevas pesquisas judiciales con técnicas más modernas que las que existían cuando pasó todo esto, en mayo de 2002, porque dentro de tres años prescribirá el delito.

De momento, una pista que ha llegado por sorpresa durante una campaña de recogida de 300.000 firmas que pide "justicia para Déborah" ha servido para que los investigadores vuelvan a poner el foco en el suceso, ahora con una pieza más para recomponer el puzle. Un equipo especializado en homicidios ha viajado a Vigo para revisar el caso de la chica de 22 años que salió a correr por los alrededores de la playa de Samil y ya nunca regresó. El de la UDEV (Unidad contra la Delincuencia Especializada y Violenta) es el sexto grupo investigador, entre policía y Guardia Civil, además de tres jueces instructores, por el que pasa este crimen. A lo largo del tiempo, las pesquisas se reactivaron ya unas 15 veces, pero jamás ha habido suerte, aunque casi todo apuntase a que el verdugo era alguien muy próximo a la víctima.

fue hallado 10 días después de su desaparición por una vecina del municipio de O Rosal junto a la carretera que une Baiona y A Guarda (antigua C-550, hoy PO-552), en la localidad de Portocelo. Supuestamente había sido abandonado dos o tres días antes y el deterioro de este tiempo a la intemperie fue interpretado hasta que se le practicó la autopsia como el daño propio de una acción violenta. Luego los forenses revelaron, sin embargo, que la muchacha no presentaba lesiones externas. Tampoco signos de violación. Y la hipótesis más lógica de todas las que llegaron a formularse es la de que había muerto por sofocación con un objeto blando.

"Pero el cuerpo apareció depositado como en una escena teatral", describía Ángel Galán, el comisario que estuvo al frente de las indagaciones durante ocho años. Junto al cadáver de la chica había un preservativo usado, su correspondiente funda, un pañuelo de papel y un cordón que podía ser el de su chándal desaparecido. El s*men, en el cuerpo, había sido colocado post mortem. El caso, que alguien tuvo la lucidez de bautizar como Operación Arcano, encalló al principio en estos engaños, pasó durante ocho años por las manos de equipos policiales y jueces, y desde 2010 permanece archivado provisionalmente por falta de pruebas sólidas contra el único sospechoso, que nunca llegó a estar imputado. Esa persona se había dejado ver en lugares bastante alejados de Alcabre y su ADN no coincidía con el del esperma hallado.

No se pudo confirmar si había un móvil sexual o sentimental, o si nada tenía que ver con estas dos cosas. Pero quien preparó el atrezo para desorientar a la policía eligió con mimo incluso el rincón en el que depositar el cadáver. Era el único ángulo oscuro que quedaba entre dos farolas de la carretera


https://elpais.com/politica/2019/03/21/actualidad/1553179386_812015.html
 
No hay derecho a que estos casos prescriban.
O sea ,que dentro de tres años,el asesino o la asesina se irá de rositas y lo tendremos campando a sus anchas ,un asesino sin haber pagado ni cumplido pena,qué ascazo!
 
No sabía nada de esto ni he visto los carteles. Recuerdo que hace un año, a raíz de la detención del Chicle, se planteó si este estaría relacionado pero rápidamente se descartó.

También leí uno vez una entrevista con un comisario que decía que este caso era su espinita. Siempre que paso por la zona donde desapareció me acuerdo de esta chica, ojalá se resuelva.

Del comentario del comisario también me acuerdo. Desde luego que hay muca probabilidad de que el asesino fuera de su confianza, empezando por el cuidado con el que fue depositada como por la falta de toda violencia. También que el asesino utilizara algo blando.

Él o la asesina se me hacen notablemente mayores de 22 años, por lo menos 10 más. En caso de que se trate de una mujer, cosa que considero poco probable, necesitaría ayuda masculina porque el cuerpo no presenta huellas de haber sido arrastrado, entonces sería la pareja del presunto amante.

No me acordaba del s*men introducido postmortem. Me descolocó un poco, el s*men debe de ser un desconocido del assino, nadie implica en esto a una persona a la que tiene apego y además podría conducir a él directamente. Ahora pensándolo bien lo considero fácil, tan fácil como ir a uno de esos parques en los que hay encuentros fortuito y hurgar en la papelera.
 
Una pista reactiva el caso de una joven muerta hace 17 años
  • El cuerpo de Déborah Fernández se halló en un escenario preparado para despistar
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Alguien se tomó la molestia de desnudarla y lavarla; de conducir con su cadáver hasta una cuneta en penumbra a 40 kilómetros de Vigo; de colocar el cuerpo cuidadosamente, sin arrastres, entre matorrales, como si fuese una muñeca dormida de pelo negro. Acostada de lado, con las piernas y los brazos flexionados; con hojas de acacia tapándole el pubis y los pechos. Antes se preocupó por conservar a su víctima en un lugar frío, seco y sin aire durante siete u ocho días para que tardase en corromperse, e introdujo s*men, presuntamente ajeno, de forma artificial en su vagina. La persona que creó este escenario teatral sigue sin cara y sin nombre para el juzgado número 2 de Instrucción de Tui 17 años después de la muerte de Déborah Fernández-Cervera. Ahora la familia reclama nuevas pesquisas judiciales con técnicas más modernas que las que existían cuando pasó todo esto, en mayo de 2002, porque dentro de tres años prescribirá el delito.

De momento, una pista que ha llegado por sorpresa durante una campaña de recogida de 300.000 firmas que pide "justicia para Déborah" ha servido para que los investigadores vuelvan a poner el foco en el suceso, ahora con una pieza más para recomponer el puzle. Un equipo especializado en homicidios ha viajado a Vigo para revisar el caso de la chica de 22 años que salió a correr por los alrededores de la playa de Samil y ya nunca regresó. El de la UDEV (Unidad contra la Delincuencia Especializada y Violenta) es el sexto grupo investigador, entre policía y Guardia Civil, además de tres jueces instructores, por el que pasa este crimen. A lo largo del tiempo, las pesquisas se reactivaron ya unas 15 veces, pero jamás ha habido suerte, aunque casi todo apuntase a que el verdugo era alguien muy próximo a la víctima.

fue hallado 10 días después de su desaparición por una vecina del municipio de O Rosal junto a la carretera que une Baiona y A Guarda (antigua C-550, hoy PO-552), en la localidad de Portocelo. Supuestamente había sido abandonado dos o tres días antes y el deterioro de este tiempo a la intemperie fue interpretado hasta que se le practicó la autopsia como el daño propio de una acción violenta. Luego los forenses revelaron, sin embargo, que la muchacha no presentaba lesiones externas. Tampoco signos de violación. Y la hipótesis más lógica de todas las que llegaron a formularse es la de que había muerto por sofocación con un objeto blando.

"Pero el cuerpo apareció depositado como en una escena teatral", describía Ángel Galán, el comisario que estuvo al frente de las indagaciones durante ocho años. Junto al cadáver de la chica había un preservativo usado, su correspondiente funda, un pañuelo de papel y un cordón que podía ser el de su chándal desaparecido. El s*men, en el cuerpo, había sido colocado post mortem.El caso, que alguien tuvo la lucidez de bautizar como Operación Arcano, encalló al principio en estos engaños, pasó durante ocho años por las manos de equipos policiales y jueces, y desde 2010 permanece archivado provisionalmente por falta de pruebas sólidas contra el único sospechoso, que nunca llegó a estar imputado. Esa persona se había dejado ver en lugares bastante alejados de Alcabre y su ADN no coincidía con el del esperma hallado.

No se pudo confirmar si había un móvil sexual o sentimental, o si nada tenía que ver con estas dos cosas. Pero quien preparó el atrezo para desorientar a la policía eligió con mimo incluso el rincón en el que depositar el cadáver. Era el único ángulo oscuro que quedaba entre dos farolas de la carretera.

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Déborah Fernández

La joven hallada entre pistas falsas en una cuneta
  • Déborah Fernández-Cervera desapareció en Samil en 2002 cuando regresaba de hacer footing
  • Su cuerpo desnudo se halló diez días después en O Rosal, a más de 40 kilómetros
  • ¿Asfixia o muerte súbita? La autopsia dejó estas hipótesis en un caso criminal aún sin resolver
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  • Por Marta Fontán

El 30 de abril de 2002 comenzó para Déborah Fernández-Cervera sin aparentes sobresaltos. Como todas las mañanas acudió a la escuela donde estudiaba diseño gráfico. Creativa y apasionada de la fotografía y las artes plásticas, estaba en su último curso. Aquel día, sin embargo, se fue antes de clase. Dijo que se encontraba mal. Estuvo en su domicilio en la avenida Atlántida de Alcabre (Vigo) y a mediodía acudió a la peluquería. Tenía cita para depilarse. Avanzada la tarde salió a correr. Se enfundó en ropa deportiva y fue a hacer footing por el entorno de la playa de Samil. Una parte del recorrido lo compartió con una prima. Era víspera de festivo, pero la joven, al despedirse de su familiar a la altura del puente del Lagares, le dijo que aquella noche no pensaba salir. Que iría al videoclub y cogería una película. Se quedaría en casa a ver “Amelie”.

Déborah, entonces una joven de 22 años, nunca llegó a alquilar esa comedia romántica francesa. No fue al videoclub ni llegó a casa. Tras dejar a su prima, emprendió el camino de vuelta. Un conocido se cruzó con ella en la curva del matadero, en la zona de Alcabre, cuando solo le faltaban unos cientos de metros para llegar a la vivienda. Eran las 20.45 horas. Y en esa zona se le perdió la pista. Nadie vio nada. Ningún movimiento raro en una carretera de playas y habitualmente transitada que permitiese en los días posteriores aventurar quién se había cruzado en su camino y qué le había ocurrido.

Lo que tuvo claro la familia desde el principio, sus padres y sus tres hermanos, es que Déborah no se había ido voluntariamente. “Descartamos esa posibilidad; es una chiquilla seria que tiene una buena relación familiar, que tiene un novio, con el que en este momento se había dado un compás de espera en su relación, pero que seguía ilusionada con él…”, aseguraba entonces su padre José Carlos Fernández-Cervera en una entrevista a FARO. Su hija no se había llevado ni ropa ni dinero, y toda su documentación personal y tarjetas de crédito seguían en casa.

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Situémonos de nuevo en ese 30 de abril. El de la desaparición. Los padres de Déborah habían ido aquella noche a cenar al centro de Vigo y, al llegar a casa y no verla, no se extrañaron. Era una chica joven que seguramente había quedado con una amiga. Su madre se levantó dos veces aquella madrugada. Aunque seguía sin volver, aún no había cundido la alarma. Pero a las nueve de la mañana del 1 de mayo aquello ya no le pareció normal.

[El último testigo que la vio con vida la sitúa muy cerca de su casa; pero ya nunca llegó]

La familia no perdió el tiempo. “Ese mediodía me llamó José [padre de la joven] y me dijo que Déborah no aparecía en casa”, cuenta Jaime Barreras, un cercano familiar que se acabaría convirtiendo también en el abogado que los sigue representando en el caso. Llamaron a sus amigas, “a todas”, y nadie sabía nada. También al resto de sus personas próximas e idéntica respuesta. Las horas avanzaban sin noticias. Ese mismo 1 de mayo ya formularon denuncia de desaparición en la comisaría de la Policía Nacional de Vigo. “No nos lo permitían, nos decían que tenían que pasar 48 horas”, recuerdan. Pero “mi marido insistió y la puso”, explica Rosa Neira, la madre de Déborah.

La desesperación empezó a cundir. Al tiempo que la Policía Nacional iniciaba las pesquisas, familiares, amigos y compañeros de estudios de la desaparecida se implicaban en los rastreos y empapelaban Vigo con carteles con la foto de la joven. El teléfono del domicilio familiar no paraba de sonar. Innumerables llamadas de apoyo, de ciudadanos que creían haber visto a la chica. Algunas fueron también de desalmados que proferían barbaridades. Como uno que aseguró que tenía “a la niña ardiendo”. Otro les soltó: “La tengo en mi poder, ven a buscarla”. Mentiras y exabruptos que incrementaban el terrible dolor.

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Una mujer que daba un paseo halló el cuerpo

Las esperanzas de encontrarla con vida se esfumaron diez días después de la desaparición. El 10 de mayo de ese 2002, Adelaida, una vecina de O Rosal, municipio a más de 40 kilómetros de Vigo, había salido por la tarde a dar un paseo cuando en una cuneta en la antigua C-550 (la actual PO-552) vio “algo extraño”. Al principio lo confundió con una “muñequita con el pelo negro”. Asustada, llamó a un vecino y a su marido. Allí comprobaron que en realidad estaban ante el cadáver de una mujer. “Estaba desnuda, medio tapada por las ramas …”, describió entonces.

Desde un bar llamaron a la Guardia Civil. La zona fue acordonada. Faltaba que las pruebas forenses lo confirmaran, pero aquella noche ya no había dudas de que ese cadáver era el de Déborah. El sumario del caso concreta las circunstancias en las que apareció. En el punto kilométrico 170,720 de la C-550, en el barrio de Portocelo. La joven estaba a poco menos de tres metros del arcén, en una zona con arbustos y hojas verdes donde no había marcas de arrastramiento. Acostada de lado, con piernas y brazos flexionados. Sus zonas más íntimas, el pecho y el pubis, estaban tapadas con hojas de acacias.

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Ángel Galán, el comisario que estuvo durante años al frente del caso, insistiría después en lo desconcertante de la escena. No tanto por el hecho de que el cuerpo fue depositado allí para que fuese hallado, sino porque lo dejaron con “mimo”, a modo de “posado”. La familia de la joven no tenía ni tiene dudas de que el autor “sabía lo que hacía”. La madre de Déborah, tiempo después, pasó en coche por allí. Toda la zona estaba iluminada con farolas, pero no donde apareció el cadáver. “Era un lugar estratégico”, argumenta. Si quien dejó allí el cuerpo escogió esa “zona sombría” para asegurarse que no sería descubierto mientras lo hacía, consiguió su propósito.

Con el hallazgo del cuerpo el caso adquiría un cariz criminal. La joven aparecía desnuda a decenas de kilómetros del lugar donde se la había visto con vida por última vez. Al cadáver se le practicó una autopsia en Pontevedra, otra en Santiago y hubo estudios complementarios en el Instituto Nacional de Toxicología de Madrid. Las pruebas forenses aportaron algunas respuestas, pero dejaron abiertas incógnitas que aún hoy son claves y extienden un manto de misterio sobre el caso.

[El cuerpo de la chica fue desnudado tras su muerte; todo apunta a que también lo lavaron]

¿Qué se sabe de las circunstancias de la muerte de Déborah? Que murió, según la autopsia, entre seis y nueve días antes de que fuese hallada. Que el fallecimiento se produjo por tanto muy cerca del día de su desaparición. O incluso esa misma jornada. Que cuando ocurrió estaba vestida. Que así siguió entre 12 y 17 horas después de su muerte, como evidenciaron las marcas de ropa en su cuerpo. Y que la desnudaron después.

Su hermana Rosa, que ahora lucha para que se reabra el caso, está convencida de que lavaron su cuerpo. No encuentra otra explicación al hecho de que la chica no conservara restos de cera en las piernas. “El día de su desaparición se hizo la cera y siempre quedan marcas; cualquier mujer lo sabe”, razona. También parece claro que desde su muerte y hasta que su cadáver fue depositado en la cuneta, Déborah permaneció en un lugar oscuro y frío. Quizá en un arcón refrigerador. Quizá en un sótano… Quizá.

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Y la gran pregunta: ¿cómo?

Pero ¿cuál fue la causa de la muerte? Esta incógnita no se pudo despejar. El cuerpo no tenía signos de violencia ni de agresión sexual. Los forenses aventuraron dos hipótesis. Una, la muerte súbita. Los allegados de Déborah rechazan esta posibilidad. El propio informe de la necropsia parece identificarla como opción remota. “No se aprecian alteraciones morfológicas miocárdicas en el origen de las coronarias, válvulas o sistema de conducción que puedan ser causa de muerte súbita”, detalla. Más allá de los tecnicismos de la técnica forense, la hermana de la joven recurre a la lógica: “Si estás con alguien y esa persona se muere no tienes nada que ocultar; lo lógico es que llames a una ambulancia”.

La otra hipótesis fue la muerte violenta por sofocación. Los especialistas que examinaron el cuerpo no encontraron fracturas ni señales típicas de estrangulación en lengua, laringe o tráquea. Aun así no descartan la “sofocación por oclusión de orificios respiratorios” con un objeto blando. Y esto, piensa la familia, se aproxima mucho más a la realidad. Porque todos estaban y siguen convencidos de que Déborah fue víctima de un homicidio.

[La necropsia apunta a una posible “sofocación” con un objeto blando que no dejó signos violentos]

En torno al cadáver aparecieron lo que en un primer momento parecían pistas. Un preservativo usado junto a una funda, un pañuelo de papel y un cordón verde bajo el cuerpo. En el cuerpo también se hallaron restos de s*men y el ADN que se obtuvo parecía entonces la clave para dar con el autor. Se hicieron multitud de pruebas, incluido al que siempre se consideró el principal sospechoso. Y nada. No se halló ninguna coincidencia. Así que todo ese conjunto de presuntos indicios llevaría durante años la investigación por derroteros equivocados.

La cruel realidad, como venía advirtiendo la familia y como al final también concluyó la Policía Nacional, es que Déborah apareció entre pistas falsas, en una escena ficticia creada para simular un móvil sexual. La sospecha es que el autor incluso introdujo “postmorten” el s*men en la vagina de la chica, "de forma artificial". Una conducta perversa, pero que dadas las circunstancias sería la única explicación. Desde una perspectiva científica era imposible que el s*men conservara esas características desde diez días antes, cuando la joven todavía vivía. O sea, que se introdujo tiempo después de su muerte.
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Una investigación “con errores” en la actualidad archivada

Aunque durante un breve lapso de tiempo la investigación recayó en un tribunal de Vigo, ha sido el Juzgado de Instrucción 2 de Tui el que llevó el caso, una muerte misteriosa que desde 2010 está archivada provisionalmente. La familia denuncia todavía hoy que las pesquisas estuvieron plagadas de “errores”. “El principio de la investigación fue un fiasco”, resume la hermana de Déborah.

Desde la desaparición, varios equipos de la unidad de homicidios de Madrid de la Policía Nacional se trasladaron a Vigo. Sin embargo, su hermana mantiene que tuvieron que transcurrir ocho años hasta que dieron con “el ángel” de la familia, el inspector Luis Muñoz, el último que tomó las riendas y que llegó de la mano de Ángel Galán. “Él fue el mejor, sin duda; el problema es que ya era demasiado tarde”, lamenta.

Las pesquisas de este responsable policial se recogen en el último atestado que consta en el sumario. Fechado en 2010, desmenuza las conclusiones de la que se llamó “Operación Arcano”. Allí se concretan cuatro hipótesis de lo que le pudo suceder a Déborah. Una, que fuese abordada “bajo intimidación” por desconocidos y obligada a mantener relaciones sexuales. Pero el propio informe la descarta. “Nada sólido” la sostiene, admite.

También se analizó la posibilidad de que la joven tuviese una relación oculta. Otra línea que se rechazó porque, de ser así, alguna íntima amiga debería saber algo. Además, visto el tráfico de llamadas telefónicas de la chica, ningún dato apuntalaba a esa teoría.

La hipótesis identificada como D es la que parece aproximarse más a la realidad. Déborah habría coincidido aquel 30 de abril de 2002 de vuelta a casa con alguien muy cercano. Eso explicaría que nadie viese ninguna escena violenta. Esta teoría descarta también que hubiese relaciones sexuales y observa que Déborah falleció “por causas naturales o homicidas”. La Policía sospecha que el autor se construyó una rápida coartada apareciendo en lugares públicos, para que no lo relacionasen con el destino de la chica, y se las ingenió para dejar rastros falsos que, como ocurrió, entorpeciesen las pesquisas.
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Esta última fue la principal línea de investigación. De hecho, hubo un claro sospechoso que, sin embargo, no llegó a estar imputado judicialmente. Sí fue interrogado en sede policial. En 2016, en un curso en Vigo, el comisario Galán mostró su convencimiento de que el autor de lo que le ocurrió a Déborah era alguien “muy cercano” a ella. Él mismo tomó declaración a ese sospechoso. Esa persona negó que el día de la desaparición hubiese hablado por teléfono con Déborah, pero las pesquisas determinaron que sí lo había hecho al mediodía, cuando ella estaba en la peluquería. Además la investigación certificó que el recorrido habitual en coche que acostumbraba a realizar el sospechoso discurría por donde se vio por última vez a la joven. Sin embargo, mantuvo que el día de la desaparición, coincidiendo con los momentos en que ella practicaba footing, él había tomado otro camino. ¿Casualidad?

El último atestado de 2010 evidencia que la Policía no se daba por vencida con esa línea de investigación. En varios días de 2009 se reconstruyeron, por ejemplo, rutas y horarios del sospechoso en el día de la desaparición. O se tuvieron en cuenta circunstancias como que en aquel período clave, el de los días posteriores a perdérsele la pista a Déborah, el vigilante de un parking donde esa persona había dejado su coche le llamó la atención por el “fuerte olor” que desprendía el vehículo. Pero él también tenía respuesta para esa circunstancia: se le había descongelado “una caja de langostinos”.

Así que, pese a toda la labor investigadora realizada, las sospechas no pasaron de ahí. Nunca adquirieron la suficiente solidez para perfilar una imputación judicial.

Un caso en busca de una nueva oportunidad

Y desde entonces no se produjeron avances. Nada. Pero el caso Déborah busca ahora una nueva oportunidad. La familia trabaja para que la causa se reabra. La ocasión viene de la mano del esclarecimiento del caso Diana Quer, la joven desaparecida en A Pobra cuyo cuerpo apareció el último día de 2017 en el pozo de una nave de Rianxo.

Aunque la posibilidad es remota, Rosa, la hermana de Déborah, clama para que se investigue si José Enrique Abuín Gey, “El Chicle”, autor confeso de la muerte de la chica madrileña, tiene algo que ver con lo que le ocurrió a Déborah, una hipótesis que hasta ahora ningún mando policial ha respaldado. Pero ella va más allá. La familia de la joven viguesa, con el amparo de SOS Desaparecidos, quiere que se revise todo el caso. Que se aclaren las dudas. Que se repasen todos esos “indicios” que apuntaban a una misma dirección, hacia una misma persona, por si aparece alguna nueva pista, alguna luz, que permita avanzar. Algo.

Y es que Rosa se resiste a dejar que la causa caduque. “En solo cinco años la mayoría de cargos habrán prescrito y jamás podré encerrar al mal nacido que se llevó a mi hermana”, alerta en la página de Facebook sobre su hermana que abrió hace solo unas semanas. El recuerdo de Déborah sigue muy vivo casi 16 años después del hallazgo de su cadáver. Hoy, como entonces, su familia y sus amigos siguen pidiendo justicia. Quieren un nombre. Y una condena.

https://mas.farodevigo.es/crimenes-misteriosos/deborah-fernandez.html#2
 
Me permito publicar este Post del 2002 que trae datos, que supongo al dia de hoy o bien fueron acreditados o desmentidos

ENTIERRO
Vigo despide a la joven asesinada Deborah Fernández
La autopsia confirma que la mujer, desaparecida hace diez días en Vigo, fue asesinada
AGENCIAS
Vigo 12 MAY 2002 - 00:00 CEST


Deborah Fernández-Cervera, de 22 años, que desapareció hace diez días en la playa viguesa de Samil, y cuyo cadáver fue localizado anteayer oculto y desnudo entre unos matorrales junto a la carretera C-550, que une las localidades pontevedresas de Baiona y A Guarda, ha sido enterrada en el cementerio vigués de Pereiró.


Minutos antes de las 13.00 horas, su cadáver ha recibido sepultura en un entierro en el que se han congregado unas 50 personas entre las que figuran familiares, amigos y autoridades.

Hallado el cuerpo de la joven que desapareció hace 11 días en Vigo
Entre los asistentes al sepelio se encontraba la conselleira de Asuntos Sociais, Corina Porro, amiga personal de la familia; la diputada socialista Dolores Villarino; el alcalde de Vigo, Lois Pérez Castrillo; y varios concejales de la corporación viguesa; así como numerosas personalidades del mundo de la empresa, ya que la familia de la fallecida era muy conocida en la ciudad.

A su llegada al lugar del sepelio, Pérez Castrillo ha calificado de "crimen execrable" la muerte de Deborah y ha expresado su deseo de que "los culpables de esta monstruosidad lo paguen muy caro, porque este crimen no puede quedar sin castigo". El regidor vigués ha manifestado el cariño de la ciudad a la familia y ha subrayado: "Todos lloramos hoy su muerte". Previamente al entierro, tuvo lugar una misa que se desarrolló en la más estricta intimidad por expreso deseo de la familia.

Una brutal paliza

Según han informado fuentes de la investigación, la autopsia de Déborah confirmó ayer que la joven viguesa, desaparecida el pasado 30 de abril, fue asesinada tras recibir una brutal paliza. El cuerpo de Deborah, de 22 años, se encontraba en avanzado estado de descomposición y con la cara desfigurada, por lo que en un primer momento no se pudo conocer la identidad del cadáver, que llevaba varios días abandonado en una cuneta.

Una vecina del municipio pontevedrés de O Rosal fue la que dio la voz de alarma al encontrar un cuerpo desnudo y semitapado con unas ramas, junto a la carretera C-550, entre Baiona y A Guarda. Inmediatamente se desplazaron al lugar los agentes de la Guardia Civil, hasta que el juez de instrucción de Tui ordenó el levantamiento del cuerpo y su traslado al Anatómico Forense del Hospital Provincial de Pontevedra.


Tras realizarse la autopsia y cotejar las huellas dactilares y las pruebas dentales de la joven, el delegado del Gobierno, Arsenio Fernández de Mesa, dio a conocer los primeros resultados de los análisis en los que se confirmaba la identidad de la fallecida.

En declaraciones a los medios de comunicación, Fernández de Mesa mostró su pesar por lo sucedido y aseguró que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado han intensificado la búsqueda de los homicidas sobre los que, aseveró, "caerá todo el peso de la Ley".

El delegado del Gobierno aseguró que se emplearán "todos los medios" para localizar a los responsables de estos hechos, al tiempo que transmitió a los familiares de Déborah su "pésame y solidaridad".

Fuentes de la investigación indicaron que por el momento se desconoce el móvil del asesinato, así como la forma en que se produjo, y apuntaron que centran los rastreos en el entorno de social de la víctima.

La familia de la joven denunció su desaparición después de que Deborah saliera a footing por la playa de Samil junto a una prima suya, que la dejó cerca de su domicilio, al que nunca regresó.

Había recibido amenazas

Durante los 10 días de ausencia de la joven, la familia, en colaboración con la policía, no cesó de buscarla e hizo llamamientos a través de los medios de comunicación y por Internet, para pedir la colaboración ciudadana.

Los padres de la víctima, José Carlos Fernández-Cervera y Rosa Neira, descartaron desde el principio que su hija pudiera haber desaparecido por voluntad propia, sin embargo, a medida que pasaban los días sin tener noticia alguna, y sobre todo, al conocer que ésta había sido víctima de una amenaza, comenzaron a reconsiderar esta posibilidad.

"Supimos por sus amigos que la niña había recibido una amenaza hacia finales de febrero", aunque no quisieron especificar, en su momento, la naturaleza del problema en que se vio involucrada para no entorpecer la investigación. "Creemos que estaba tensa porque, al parecer, durmió tres o cuatro noches con las luces encendidas, y eso quiere decir que tenía miedo a algo", dijo su padre el jueves.

Por otra parte y tras confirmarse este suceso, los vecinos de Vigo expresaron su consternación por lo sucedido y recordaron su preocupación por la falta de vigilancia existente en la zona donde la joven fue vista con vida por última vez.
 
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