Cursach, el rey de la noche, acusado de homicidio y corrupción de menores

"Policías locales descargaban droga para Cursach en un amarre frente a Tito's"

Una testigo ha relatado que "el sistema por el que introducían la droga, especialmente cocaína, en las discotecas del grupo, sobre todo en Tito's, era a través del grupo de Los iraníes”.

Ella mantuvo una relación sentimental con un antiguo director del Grupo Cursach y director de Tito's por lo que, asegura, tiene información de primera mano. En una de sus comparecencias ante el juez y el fiscal explica que "la droga llegaba en barco a un amarre enfrente de Tito's y era descargada por policías locales que trabajaban para el Grupo Cursach". Añade la testigo que estos agentes introducían la cocaína "en maletas al interior de la sala".

La mujer dice sentirse presionada por el hijo y el sobrino de Cursach e incluso explica al juez y al fiscal que siente miedo no sólo por su persona sino por la de su hijo menor que vive con ella. Dice que sabe que hay un par de bailarinas de Tito's y camareros que no van a declarar ante la policía porque el hijo de Cursach les amenazó con dejarles sin trabajo si declaraban.
 
Testigo protegida del caso Cursach dice que había menores y drogas en las fiestas

Una mujer contó en sede judicial en 2016 que trabajó en una discoteca de Can Pastilla en la que se hacían fiestas privadas con menores de edad. Acudían policías locales, investigados en la trama de corrupción, que proporcionaban drogas a las chicas y luego mantenían relaciones sexuales. La testigo protegida 25 relata que también estuvo en dos fiestas en «una finca muy grande de s’Aranjassa». La mujer recuerda que había políticos, funcionarios y policías con prost*tutas menores de edad y que accedían a las habitaciones de la casa con las mujeres. Orgías con policías y políticos.

La mujer, según se desprende en una declaración del sumario desvelada este viernes, dice que vio en estas fiestas al diputado Álvaro Gijón y al entonces concejal de Seguridad Ciudadana de Cort Guillermo Navarro. «Accedían a las habitaciones de la casa con las mujeres». Le «chocó» e «indignó» que hubiera adolescentes de 16 años. «Había muchas chicas de nacionalidad rumana ofreciendo sus servicios», dice.




Otro testigo protegido, el número 26, que ha trabajado durante más de 30 años en s’Arenal, denuncia que muchos agentes del Grup d’Actuació Preventiva (GAP) se llevaban parte de las ganancias de la prostit*ción. El hombre dice que unos cuatro o cinco miembros del GAP se repartían parte del dinero de las ganancias desde el año 2008/09. Este testigo afirma que ha trabajado en BCM entre los años 1990 y 1993. El testigo protegido reconoce que en aquella época era adicto a la cocaína. Cursach, según el testigo, «es una persona que infecta a sus empleados en el sentido de que les facilita droga con la excusa de que les ayudará a aguantar mejor las jornadas de trabajo». La droga, según explica el testigo 26, llega a Tito’s en un velero modelo Superpescadou que amarra en las inmediaciones.
 
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La testigo de la corrupción en Mallorca que destapó las orgías de s*x* y drogas: "Me dieron una paliza en el portal de mi casa"
Ha desvelado los entresijos del club de alterne al que acudían presuntamente dos políticos implicados en la trama, José María Rodríguez, expresidente del PP de Palma, y el diputado Álvaro Gijón. Según la testigo, ambos disfrutaban de orgías de s*x* y drogas pagadas por Bartolomé Cursach.
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Un agente de la policia declaró que otros compañeros de la Policía Local "se dedicaban a transportar paquetes de cocaína" a las discotecas de Cursach, concretamente desde un chalé situado en Santanyí, propiedad del empresario, hasta sus locales en S'Arenal.

Un empleado de Cursach aseguró que «Cursach siempre ha movido droga» e implicaba a Sbert en esas supuestas actuaciones. Además, relató de forma vaga un supuesto lance con un empleado al que identificó como «Chema» y del que dijo que era «un cabeza de turco» que estaba «enganchado a la droga» y que, tras un incidente con «un paquete de cocaína», fue «recluido en una de las fincas de Tolo Cursach donde cumplía la tarea de cuidarla, y apareció muerto por una sobredosis». En su declaración, incorporada al sumario judicial que investiga la corrupción en la Policía Local y que acumula más de 24.000 folios, llegó a decir que tenía sospechas de que «Cursach se lo cargó». Una acusación muy grave que complementó con otras de igual calibre como que el empresario «siempre ha tenido matones a sueldo que se encargan de propinar palizas». También dijo que había policías de la Playa de Palma que preavisaban al empresario de las inspecciones, como hacían con otros negocios de la zona dedicados a la prostit*ción, como «el Julius», a cambio de «putas gratis».
 
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Cursach ya operaba en los 80: "dinero, mujeres y droga"

En una carpeta localizada en un despacho de un comisario de la Policía Local y que remitida -junto a abundante documentación- por la regidora de Seguridad Ciudadana, Angélica Pastor, se encontraron documentos fechados en el año 1987 que detallan un entramado de presunta corrupción, con actuaciones ilegales realizadas por un agente de Policía Local como "detenciones discrecionales, siguiendo órdenes de quien identifica como Bartolomé Cursach". Así, se llega a decir que Cursach, "no escatimaba recursos (dinero, mujeres, droga)" con la intención de crear o ampliar su "dominio empresarial" en la zona y que se "propinaba palizas a aquellos no accedían a sus pretensiones".

Tal como se indica en este informe de más de 700 páginas, "la connivencia de tal proceder se extendía, al menos, a varios agentes y un cabo de la Policía Local, dos inspectores del Cuerpo Superior de Policía, un agente de Extranjería, que conocía perfectamente la forma en que debía actuar al respecto, gente 'comprada' en el Ministerio de trabajo y funcionarios de la Delegación de Gobierno encargados de tramitar expulsiones de extranjeros".
 
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Un empleado de Cursach, que declara haber estado durante años en el tercer escalafón de mando del grupo empresarial investigado y que pidió a la Policía Nacional que proteja su identidad por miedo a sufrir represalias y la venganza de sus antiguos jefes contra él y sus hijos, asegura que tener a la policía comprada facilitaba que el grupo Cursach hiciera «las obras que quería sin permisos ni licencias ni proyectos para que luego se legalizara todo a toro pasado». El testigo afirma que para ello «contaban con el apoyo del Ayuntamiento de Calviá» y pone ejemplos que sitúa en la década pasada. En su declaración enumeró 19 presuntas irregularidades en locales de ocio del Grupo Cursach.

Cuando fue preguntado por las fiestas sexuales que, como han indicado al menos dos testigos protegidos más (dos mujeres vinculadas al mundo de laprostitución), se organizaban presuntamente en la finca de Cursach en Es Puntiró, este testigo relató que «sabe que en la época en que Cursach se construía la casa de Puntiró había una construcción más pequeña que se conoce como sa caseta y que allí se celebraban habitualmente las fiestas, algunas de ellas auténticas orgías». Agregó que «en la única ocasión» en que acudió a a esa finca para solucionar un problema técnico «le enseñaron fotografías de esas fiestas de contenido sexual y con absoluta seguridad puede afirmar que en una de ellas se veía a numerosas chicas desnudas y al político José María Rodríguez, entre otros». No ha quedado constancia de que diera más identidades. «En estas fotografías era evidente que Rodríguez no estaba posando y las fotos se tomaron sin que se percatara de ello».
 
Un testigo del Caso Cursach: "Los policías incautaban droga y la vendían tras mezclarla con cal"

La ex compañera sentimental de uno de los policías investigados, con el que ha mantenido una relación de pareja durante once años, dice conocer de primera mano las actividades de él y el grupo de «compinches» que investiga el juez. Según explicó a los investigadores, todo empezó cuando su pareja, que asegura que le «presionó» y le «maltrató» y con quien tuvo «40 procedimientos abiertos habiendo sido todos archivados», fue destinado a la unidad motorizada de la Policía Local. Fue entonces cuando, según ella, junto a otros compañeros empezó a trabajar de portero en discotecas del Paseo Marítimo de Palma. Desde entonces, según explicó, empezaron a organizarse para realizar tareas paralelas «absolutamente extraoficiales» como «trabajos de seguridad» en locales nocturnos, instalación de cámaras de seguridad en esos establecimientos o «tareas de guardaespaldas».

En su declaración, esta testigo protegida explicó cómo se celebraban reuniones nocturnas en casas o en una discoteca de la Playa de Palma. «Cuando la discoteca se cerraba al público, todos empezaban a consumir cocaína y hablaban de sus asuntos». «La droga que tomaban procedía de las intervenciones que realizaban» por motivo de su trabajo policial, agregó. Ella misma «era obligada a bajar al garaje de su casa para coger cal de la pared y volver a rellenar las bolsas que habían intervenido». «Para disimular, las cantidades mayores de cal se depositaban en la parte baja de la bolsa, mientras que en la parte superior se ponía algo de sustancia para que así nadie se diera cuenta». La mujer explicó que «la cocaína que era sustituida por cal en una pequeña parte era consumida por ellos, aunque en mayor medida era vendida».
Esa presunta venta era organizada en connivencia con el dueño de los locales donde trabajaban como porteros. «Llevaban esta droga al dueño del local, quien la vendía con la total seguridad de que nadie iba a hacer una inspección, ya que el resto de agentes confiaban en que todo estaba en orden al ver a otro policía en la puerta de la discoteca». Para obtener la droga «controlaban a los consumidores y vendedores con cámaras de seguridad que instalaban en los locales y les chantajeaban con las imágenes para quitársela».



 
@Forovoguecerró hay un tema en el foro dedicado a Malén, veo que has metido varias noticias sobre su desaparición y del tema de los ángeles del infierno y creo que no tienen que ver con este hilo.

La investigación de la Audiencia Nacional sobre la banda alemana de moteros Hells Angels y la trama en que se vieron envueltos cargos del PP balear que destapó orgías con prost*tutas y drogas estaban unidas por un nexo común. Un policía imputado por dar chivatazos a los Ángeles del Infierno resultó clave para detectar la red con centro en Palma de Mallorca, conocida como caso Cursach, y en el que se unen agentes corruptos y políticos de la zona.

Un empleado de la discoteta Tito’s de Cursach dijo que los clientes de la zona vip iban en persona al despacho del director para conseguir cocaína y que, parte de esta sustancia, provenía de los agentes. A cambio, éstos policías recibían un trato especial. Según declara otro testigo, este grupo de policías locales eran, junto a los Ángeles del Infierno, los únicos clientes que recibían ese trato preferente. Según consta en las declaraciones ahora reveladas a las partes, un empleado del grupo, de nacionalidad rumana, se encargaba de llevar prost*tutas para los policías.
 
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