Los miembros más antiguos del aparato cortesano británico quedaron encantados con la princesa venida de Grecia, y dijeron no haber visto una dama tan regia y hermosa desde los tiempos de la Emperatriz Eugenia de Montijo.
“Fue una fiesta magnífica –declaró uno de ellos—, nos recordó el esplendor de las bodas de antes de la guerra. La princesa Marina estaba radiante y feliz y sus bellos dotes nos han impresionado”.
“Fue una fiesta magnífica –declaró uno de ellos—, nos recordó el esplendor de las bodas de antes de la guerra. La princesa Marina estaba radiante y feliz y sus bellos dotes nos han impresionado”.
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