Cupo Vasco

Zasca de C's al PP

Toni Roldán. "Ahora dice que la solución a los problemas de los españoles pasa por hacer un sistema como el concierto vasco para todas las autonomías", señalaba con indignación, y añadía que "estamos acostumbrados a que el PP y el PSOE pacten cuponazos en un cuarto oscuro, pero nosotros vamos a seguir defendiendo la igualdad y la solidaridad entre españoles, que es en lo que creemos, un modelo de ciudadanos, y no un modelo de privilegios por territorios".

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La gestión de los presos de ETA y el resto de cesiones de Sánchez al PNV, en juego el 28-A
El Gobierno pretende transferir siete competencias al Ejecutivo vasco antes de las generales para asegurar un buen resultado del PSOE en Euskadi, pero el caso de las prisiones dependerá del resultado

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Iñigo Urkullu y Pedro Sánchez, en La Moncloa EFE
ALBERTO LARDIÉS
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VITORIAPUBLICADO 22.03.2019 - 05:15ACTUALIZADOhace 4 horas

Hablar de transferencias es una costumbre casi ancestral en el País Vasco. Desde la aprobación del Estatuto de Gernika, allá por 1979, una serie de competencias quedaron pendientes de ser transferidas desde el Estado a la comunidad autónoma. Poco a poco el PNV, que ha gobernado desde entonces salvo durante el paréntesis del gobierno de Patxi López (2009-2012), ha ido arañando algunas de esas materias. Los diferentes gobiernos de PSOE y PP han cedido a las exigencias de los peneuvistas a cambio de sus votos en el Congreso de los Diputados. Las célebres transferencias han estado siempre, por todo ello, en el centro del debate político en Euskadi. Ahora, vuelven a estarlo y serán decisivas para las generales del 28-A y las municipales y forales del 26-M.

Las 33 transferencias acordadas
Siguiendo esa tónica de negociación con los nacionalistas, el Gobierno dePedro Sánchez, quien salió victorioso de su moción de censura contra Mariano Rajoy gracias al apoyo definitorio del PNV, se comprometió a ceder hasta 33 transferencias al País Vasco. Para ello, el pasado enero remitió un calendario al Ejecutivo autonómico que dividía las transferencias en tres bloques que tendrían que finiquitarse en enero de 2020.

El primer bloque está compuesto por siete transferencias: productos farmacéuticos, seguro escolar, ayudas a la jubilación de trabajadores afectados por eres, transporte ferroviario en línea de cercanías y Feve, escuelas viajeras, centros de estudio y experimentación y obras públicas, y administración institucional e innovación tecnológica. La gestión de las prisiones en el País Vasco, clave por encontrarse en dichas cárceles muchos presos de ETA y por ello la más polémica, quedó relegada al tercer bloque.




Un plan perfecto para Urkullu
El escenario era perfecto para el partido y el gobierno liderados por Íñigo Urkullu. En varias fases, el PNV iría logrando más y más competencias del Gobierno central. Sería, tanto para su parroquia como para la sociedad vasca en su conjunto, la demostración perfecta de que su política pactista es efectiva y eficaz. El camino alfombrado para las elecciones vascas, previstas para septiembre de 2020, en las que el lehendakari se presentaría a la reelección como el artífice del milagro: el Estatuto de Gernika, hecho carne. O casi, porque lo cierto es que el PNV amplía las exigencias hasta 37 materias e incluye una joya de la corona que el PSOE no incluyó en su esquema: la Seguridad Social propia. En todo caso, las cartas de Urkullu eran ganadoras en esta partida. Y siempre habría tiempo para reclamar también la Seguridad Social más adelante.

Sin embargo, Sánchez adelantó las elecciones generales. Eso lo cambió todo. Porque el 28-A paralizó el plan acordado por PSOE y PNV. La plasmación de esas 33 transferencias depende ahora de qué ocurra en las elecciones generales. Si los partidos de centro derecha logran una mayoría absoluta, no habrá competencias para el País Vasco. Se acabó el chollo para los nacionalistas que, de hecho, temen una “involución”, puesto que Ciudadanos y Vox ya han hablado de recentralizar algunos asuntos clave que ahora están transferidos a las comunidades. Esa hipótesis cobraría forma de terremoto de imprevisibles consecuencias en Euskadi.

El primer bloque antes del 28-A, clave para el PSE
Los planes de Sánchez pasan por aprobar las siete transferencias del primer bloque antes de las elecciones generales. Isabel Celáa, actual ministra de Educación y portavoz del Gobierno y que ya fue consejera de Educación en el Ejecutivo vasco de Patxi López, afirmó hace unos días en una entrevista a ‘Diario de Noticias’ que “nuestra intención es transferir a Euskadi esas siete materias” antes del 28-A. En el Gobierno consideran que “hay tiempo”.

Sería, en caso de concretarse, un gran paso para que los socialistas intenten recuperar el terreno perdido en el País Vasco. Porque Idoia Mendía y los suyos se presentarían ante los ciudadanos con la vitola de que el PSOE favorece el autogobierno por la vía de cumplir el Estatuto de Gernika. El partido gubernamental ha obtenido tradicionalmente buenos resultados en esta comunidad. Siempre era el más votado entre los no nacionalistas. Sin embargo, en las generales del 20-D de 2015 y el 26-J de 2016, el PSOE perdió miles de votos y fue tercera fuerza, por detrás de Podemos, que ganó, y del PNV, que quedó en segundo puesto. Además, los socialistas casi empataron tanto con Bildu como con el PP; ambos quedaron separados por pocos miles de votos.




Para los socialistas vascos, por tanto, es básico que se aprueben esas primeras transferencias antes de la cita con las urnas. Y para el PNV, otro tanto. Una vez disueltas las Cortes, el Gobierno de Sánchez tiene que legislar por decreto para sacar adelante sus propuestas. Y en la Diputación Permanente depende de los votos de lo peneuvistas. Blanco y en botella. Eso sí, los nacionalistas necesitan algo más porque esas siete transferencias del primer bloque acordado son menores. Como ha publicado Vozpópuli, Urkullu quiere que el PSOE saque a la Guardia Civil de Navarra, tal y como acordaron el presidente de Gobierno y la presidenta del Ejecutivo foral, Uxue Barkos, de Geroa Bai, coalición que allí aglutina al PNV y otras formaciones.

Pase lo que pase antes del 28-A, después habrá, en cualquier caso, transferencias pendientes. O las 37 que pide el Gobierno vasco, o las 33 acordadas o al menos 26 (si se aprueban las siete). Entre ellas, por supuesto, estará la más polémica: la gestión de las prisiones vascas. Como se ha dicho, dependerá del reparto de escaños en el Congreso. El PNV y la izquierda 'abertzale', cuyos votos también podría volver a necesitar Sánchez, reclamarán esta cesión. Por ahora, el Gobierno sigue acercando a presos de ETA a cárceles del País Vasco. Pero la realidad es que el 28-A dificulta esa hipótesis. Lo único seguro es que en Euskadi, tierra fértil en tradiciones, se seguirá hablando de transferencias.
 
Euskadi lleva 18 años pagando el Cupo por encima de lo que le corresponde por su PIB
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Montoro y el consejero Azpiazu, tras la firma del último acuerdo sobre el Cupo. / EFE
[paste:font size="5"]Los últimos datos del INE reflejan que el País Vasco supone el 6,13% de la riqueza nacional, por debajo del 6,24% que sirve como referencia
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MANU ALVAREZViernes, 10 mayo 2019, 00:51
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Aunque suponga reconocer que la economía vasca vivió tiempos mejores, que ya no es lo que era y que otras regiones españolas le han quitado una parte, por pequeña que sea, de su participación en la generación de riqueza nacional, el PIB de la comunidad autónoma sigue sin rozar el 6,24%. Esa tasa ya mítica, pactada en 1981 en la negociación con el Estado de la primera Ley Quinquenal del Cupo y que se ha mantenido invariable desde entonces. En realidad, en los últimos 18 años, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística, Euskadi ha pagado el Cupo al Estado con una tasa superior a la que le correspondería en función de su participación en el PIB español.

El cálculo del Cupo, la aportación que hace el País Vasco al Estado para financiar el gasto público no transferido -Casa Real, el Ejército, las embajadas o el sueldo de los ministros, sin ir más lejos-, siempre ha resultado controvertido. No sólo las cifras que se manejan para componer el resultado final, sino también el propio mecanismo de cálculo. Una fórmula, financiar las competencias no transferidas y quedarse con el resto de la recaudación fiscal, que tan sólo se utiliza en el País Vasco y Navarra. Pero lo cierto es que los datos del INE demuestran que ese 6,24% que se utiliza como eje del cálculo pudo ser real en 1981, pero hace tiempo que ha dejado de serlo. Desde entonces han sido muy contadas las ocasiones en las que el PIB vasco ha superado ese umbral. El año 2000, momento en que se alcanzó el 6,30%, marcó el punto de inflexión.



Desde el año 2000, que se alcanzó el 6,3%, el PIB vasco se ha mantenido por debajo de la tasa del Cupo

Crecimiento dispar[/paste:font]
Los datos sobre la distribución del PIB regional que acaba de publicar el INE -los que corresponden a 2017 y 2018 aún están matizados con la advertencia de que son «provisionales»- dibujan una fotografía bastante clara. En los años de la burbuja inmobiliaria, cuando la construcción se reveló como la locomotora del crecimiento económico español, el País Vasco perdió peso relativo. El furor del ladrillo no afectó a la comunidad autónoma, ya que ni vivía entonces un aumento de población significativo ni había razones turísticas que justificasen una oferta desmedida de segundas viviendas. Así, en 2007, el último gran año de la economía española antes de la crisis, el PIB vasco tocó suelo para suponer tan sólo el 6,02% del valor agregado de los productos y servicios generados en España. Desde entonces, y aunque de una forma moderada, la economía vasca ha recuperado posiciones gracias al mayor peso de la industria y a que ésta se comporta en formato 'diésel': no es tan brillante en los momentos de subida, pero retiene mejor la inercia en las etapas de recesión.

Teóricamente, al menos, el porcentaje de referencia que sirve para el cálculo del Cupo -el reiterado 6,24%- debe revisarse cada cinco años. Es lo que determina el Concierto para la Ley de Cupo que debe formularse en cada quinquenio y que -seguimos en el plano teórico- tiene que recoger los cambios sustanciales que se hayan producido en ese periodo.







Inamovible
Pero lo cierto es que la tasa jamás se ha modificado pese a que existan razones técnicas para ello. Los responsables políticos de cada momento, tanto en la Administración central como en el Gobierno vasco, siempre han argumentado que no merecía la pena entrar en una batalla para modificarlo.

Para el Ejecutivo de Vitoria y las diputaciones siempre ha sido una especie de as en la manga -con la estadística del INE en la mano se puede exigir una rebaja-, que han cedido para conseguir mayor flexibilidad en otros criterios que se tienen en cuenta en el cálculo final del Cupo. Pervive con ello una idea que se extendió desde los primeros momentos de vigencia del Concierto Económico: la de que el pacto, además de una componente técnica, tenía muchas dosis de componenda política.

En la última renegociación de la Ley de Cupo -el acuerdo se alcanzó a mediados de 2017-, tampoco se modificó el peso teórico de la economía vasca en el modelo de cálculo. El texto en vigor, que mantiene como referencia el 6,24%, es el que servirá para liquidar las aportaciones al Estado desde 2017 a 2021. Nadie se atrevió a abrir aquel melón, en medio de una negociación que ya tenía muchos ingredientes para la polémica. Tantos como la devolución de 1.300 millones de euros por parte del Estado a las arcas vascas -era la liquidación final del periodo de 2007 a 2016-, una decisión que mereció el calificativo de 'cuponazo' por parte de la oposición al Gobierno de Mariano Rajoy.

La estadística de economía regional del INE también incluye una referencia a la población. Un capítulo en el que el País Vasco también ha perdido peso relativo en las últimas décadas. Así, Euskadi albergaba en el año 2000 el 5,14% de la población en España, pero esa tasa ha descendido hasta el 4,65%, según los datos de 2018. Una cifra que, por cierto, también esgrimen las voces más críticas con el sistema de Concierto Económico, al considerar que debido a este 'privilegio', hay una sobrefinanciación en manos de las instituciones públicas vascas.

https://www.elcorreo.com/economia/euskadi-lleva-anos-20190510205257-nt.html
 
Euskadi lleva 18 años pagando el Cupo por encima de lo que le corresponde por su PIB
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Montoro y el consejero Azpiazu, tras la firma del último acuerdo sobre el Cupo. / EFE
[paste:font size="5"]Los últimos datos del INE reflejan que el País Vasco supone el 6,13% de la riqueza nacional, por debajo del 6,24% que sirve como referencia
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Aunque suponga reconocer que la economía vasca vivió tiempos mejores, que ya no es lo que era y que otras regiones españolas le han quitado una parte, por pequeña que sea, de su participación en la generación de riqueza nacional, el PIB de la comunidad autónoma sigue sin rozar el 6,24%. Esa tasa ya mítica, pactada en 1981 en la negociación con el Estado de la primera Ley Quinquenal del Cupo y que se ha mantenido invariable desde entonces. En realidad, en los últimos 18 años, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística, Euskadi ha pagado el Cupo al Estado con una tasa superior a la que le correspondería en función de su participación en el PIB español.

El cálculo del Cupo, la aportación que hace el País Vasco al Estado para financiar el gasto público no transferido -Casa Real, el Ejército, las embajadas o el sueldo de los ministros, sin ir más lejos-, siempre ha resultado controvertido. No sólo las cifras que se manejan para componer el resultado final, sino también el propio mecanismo de cálculo. Una fórmula, financiar las competencias no transferidas y quedarse con el resto de la recaudación fiscal, que tan sólo se utiliza en el País Vasco y Navarra. Pero lo cierto es que los datos del INE demuestran que ese 6,24% que se utiliza como eje del cálculo pudo ser real en 1981, pero hace tiempo que ha dejado de serlo. Desde entonces han sido muy contadas las ocasiones en las que el PIB vasco ha superado ese umbral. El año 2000, momento en que se alcanzó el 6,30%, marcó el punto de inflexión.



Desde el año 2000, que se alcanzó el 6,3%, el PIB vasco se ha mantenido por debajo de la tasa del Cupo

Crecimiento dispar[/paste:font]
Los datos sobre la distribución del PIB regional que acaba de publicar el INE -los que corresponden a 2017 y 2018 aún están matizados con la advertencia de que son «provisionales»- dibujan una fotografía bastante clara. En los años de la burbuja inmobiliaria, cuando la construcción se reveló como la locomotora del crecimiento económico español, el País Vasco perdió peso relativo. El furor del ladrillo no afectó a la comunidad autónoma, ya que ni vivía entonces un aumento de población significativo ni había razones turísticas que justificasen una oferta desmedida de segundas viviendas. Así, en 2007, el último gran año de la economía española antes de la crisis, el PIB vasco tocó suelo para suponer tan sólo el 6,02% del valor agregado de los productos y servicios generados en España. Desde entonces, y aunque de una forma moderada, la economía vasca ha recuperado posiciones gracias al mayor peso de la industria y a que ésta se comporta en formato 'diésel': no es tan brillante en los momentos de subida, pero retiene mejor la inercia en las etapas de recesión.

Teóricamente, al menos, el porcentaje de referencia que sirve para el cálculo del Cupo -el reiterado 6,24%- debe revisarse cada cinco años. Es lo que determina el Concierto para la Ley de Cupo que debe formularse en cada quinquenio y que -seguimos en el plano teórico- tiene que recoger los cambios sustanciales que se hayan producido en ese periodo.







Inamovible
Pero lo cierto es que la tasa jamás se ha modificado pese a que existan razones técnicas para ello. Los responsables políticos de cada momento, tanto en la Administración central como en el Gobierno vasco, siempre han argumentado que no merecía la pena entrar en una batalla para modificarlo.

Para el Ejecutivo de Vitoria y las diputaciones siempre ha sido una especie de as en la manga -con la estadística del INE en la mano se puede exigir una rebaja-, que han cedido para conseguir mayor flexibilidad en otros criterios que se tienen en cuenta en el cálculo final del Cupo. Pervive con ello una idea que se extendió desde los primeros momentos de vigencia del Concierto Económico: la de que el pacto, además de una componente técnica, tenía muchas dosis de componenda política.

En la última renegociación de la Ley de Cupo -el acuerdo se alcanzó a mediados de 2017-, tampoco se modificó el peso teórico de la economía vasca en el modelo de cálculo. El texto en vigor, que mantiene como referencia el 6,24%, es el que servirá para liquidar las aportaciones al Estado desde 2017 a 2021. Nadie se atrevió a abrir aquel melón, en medio de una negociación que ya tenía muchos ingredientes para la polémica. Tantos como la devolución de 1.300 millones de euros por parte del Estado a las arcas vascas -era la liquidación final del periodo de 2007 a 2016-, una decisión que mereció el calificativo de 'cuponazo' por parte de la oposición al Gobierno de Mariano Rajoy.

La estadística de economía regional del INE también incluye una referencia a la población. Un capítulo en el que el País Vasco también ha perdido peso relativo en las últimas décadas. Así, Euskadi albergaba en el año 2000 el 5,14% de la población en España, pero esa tasa ha descendido hasta el 4,65%, según los datos de 2018. Una cifra que, por cierto, también esgrimen las voces más críticas con el sistema de Concierto Económico, al considerar que debido a este 'privilegio', hay una sobrefinanciación en manos de las instituciones públicas vascas.

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De esto no cacarean.
 
Euskadi lleva 18 años pagando el Cupo por encima de lo que le corresponde por su PIB
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Montoro y el consejero Azpiazu, tras la firma del último acuerdo sobre el Cupo. / EFE
[paste:font size="5"]Los últimos datos del INE reflejan que el País Vasco supone el 6,13% de la riqueza nacional, por debajo del 6,24% que sirve como referencia
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MANU ALVAREZViernes, 10 mayo 2019, 00:51
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Aunque suponga reconocer que la economía vasca vivió tiempos mejores, que ya no es lo que era y que otras regiones españolas le han quitado una parte, por pequeña que sea, de su participación en la generación de riqueza nacional, el PIB de la comunidad autónoma sigue sin rozar el 6,24%. Esa tasa ya mítica, pactada en 1981 en la negociación con el Estado de la primera Ley Quinquenal del Cupo y que se ha mantenido invariable desde entonces. En realidad, en los últimos 18 años, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística, Euskadi ha pagado el Cupo al Estado con una tasa superior a la que le correspondería en función de su participación en el PIB español.

El cálculo del Cupo, la aportación que hace el País Vasco al Estado para financiar el gasto público no transferido -Casa Real, el Ejército, las embajadas o el sueldo de los ministros, sin ir más lejos-, siempre ha resultado controvertido. No sólo las cifras que se manejan para componer el resultado final, sino también el propio mecanismo de cálculo. Una fórmula, financiar las competencias no transferidas y quedarse con el resto de la recaudación fiscal, que tan sólo se utiliza en el País Vasco y Navarra. Pero lo cierto es que los datos del INE demuestran que ese 6,24% que se utiliza como eje del cálculo pudo ser real en 1981, pero hace tiempo que ha dejado de serlo. Desde entonces han sido muy contadas las ocasiones en las que el PIB vasco ha superado ese umbral. El año 2000, momento en que se alcanzó el 6,30%, marcó el punto de inflexión.



Desde el año 2000, que se alcanzó el 6,3%, el PIB vasco se ha mantenido por debajo de la tasa del Cupo

Crecimiento dispar[/paste:font]
Los datos sobre la distribución del PIB regional que acaba de publicar el INE -los que corresponden a 2017 y 2018 aún están matizados con la advertencia de que son «provisionales»- dibujan una fotografía bastante clara. En los años de la burbuja inmobiliaria, cuando la construcción se reveló como la locomotora del crecimiento económico español, el País Vasco perdió peso relativo. El furor del ladrillo no afectó a la comunidad autónoma, ya que ni vivía entonces un aumento de población significativo ni había razones turísticas que justificasen una oferta desmedida de segundas viviendas. Así, en 2007, el último gran año de la economía española antes de la crisis, el PIB vasco tocó suelo para suponer tan sólo el 6,02% del valor agregado de los productos y servicios generados en España. Desde entonces, y aunque de una forma moderada, la economía vasca ha recuperado posiciones gracias al mayor peso de la industria y a que ésta se comporta en formato 'diésel': no es tan brillante en los momentos de subida, pero retiene mejor la inercia en las etapas de recesión.

Teóricamente, al menos, el porcentaje de referencia que sirve para el cálculo del Cupo -el reiterado 6,24%- debe revisarse cada cinco años. Es lo que determina el Concierto para la Ley de Cupo que debe formularse en cada quinquenio y que -seguimos en el plano teórico- tiene que recoger los cambios sustanciales que se hayan producido en ese periodo.







Inamovible
Pero lo cierto es que la tasa jamás se ha modificado pese a que existan razones técnicas para ello. Los responsables políticos de cada momento, tanto en la Administración central como en el Gobierno vasco, siempre han argumentado que no merecía la pena entrar en una batalla para modificarlo.

Para el Ejecutivo de Vitoria y las diputaciones siempre ha sido una especie de as en la manga -con la estadística del INE en la mano se puede exigir una rebaja-, que han cedido para conseguir mayor flexibilidad en otros criterios que se tienen en cuenta en el cálculo final del Cupo. Pervive con ello una idea que se extendió desde los primeros momentos de vigencia del Concierto Económico: la de que el pacto, además de una componente técnica, tenía muchas dosis de componenda política.

En la última renegociación de la Ley de Cupo -el acuerdo se alcanzó a mediados de 2017-, tampoco se modificó el peso teórico de la economía vasca en el modelo de cálculo. El texto en vigor, que mantiene como referencia el 6,24%, es el que servirá para liquidar las aportaciones al Estado desde 2017 a 2021. Nadie se atrevió a abrir aquel melón, en medio de una negociación que ya tenía muchos ingredientes para la polémica. Tantos como la devolución de 1.300 millones de euros por parte del Estado a las arcas vascas -era la liquidación final del periodo de 2007 a 2016-, una decisión que mereció el calificativo de 'cuponazo' por parte de la oposición al Gobierno de Mariano Rajoy.

La estadística de economía regional del INE también incluye una referencia a la población. Un capítulo en el que el País Vasco también ha perdido peso relativo en las últimas décadas. Así, Euskadi albergaba en el año 2000 el 5,14% de la población en España, pero esa tasa ha descendido hasta el 4,65%, según los datos de 2018. Una cifra que, por cierto, también esgrimen las voces más críticas con el sistema de Concierto Económico, al considerar que debido a este 'privilegio', hay una sobrefinanciación en manos de las instituciones públicas vascas.

https://www.elcorreo.com/economia/euskadi-lleva-anos-20190510205257-nt.html

Es tremendamente difícil de saber a ciencia cierta el resultado de las negociaciones del Cupo.

Creo que todos (tanto los que somos favorables al Concierto y el Convenio como los que no lo son) queremos más transparencia.
 
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