Cuando la historia te pone en tu sitio/Bastardos Borbones en el trono

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martes, 28 de febrero de 2017
BORBONES, PERO BASTARDOS



Borbones, pero bastardos
LOS historiadores que estudian los anales de la dinastía borbónica española, saben que no se le debe aplicar esa denominación al menos desde Fernando VII, pero mantienen la ficción de aceptar que los hijos sucedían a sus padres legales, y no a los biológicos, por muy probada que esté su filiación bastarda. Es cierto que la endogamia característica de esta familia degenerada facilitaba que los tíos se casasen con las sobrinas, y los primos con las primas, todos borbones, de modo que los hijos eran borbones por las esposas adúlteras, no por los padres cornúpetas.

El llamado Carlos IV (1788—1808), segundo hijo varón del III, heredó el trono además del nombre de su padre porque el primogénito, Felipe, era subnormal profundo, y en cambio él disimulaba su estupidez congénita. Casó con su horrorosa prima hermana María Luisa de Borbón, quien tuvo 24 embarazos. Su confesor en Roma, fray Juan de Almaraz, declaró que estaba autorizado por ella para revelar que ninguno de sus hijos lo era de su legítimo esposo. Resultó un atrevimiento por su parte, ya que fue secuestrado por orden de Fernando VII y encerrado en el castillo de Peñíscola, en donde se le hizo enloquecer para así poder explicar que todos sus comentarios eran demenciales y no podían ser tenidos en cuenta.
Pero era verdad, y por eso los hijos de Carlos IV eran borbones solamente por su madre. No debían heredar legítimamente el trono al ser adulterinos, y no llevar en primer lugar el apellido, según la costumbre española.

Al infante Francisco de Paula se le conocía en palacio como “el del abominable parecido”, por ser el retrato en versión infantil de Manuel Godoy, el verdadero y todopoderoso rey de España, encumbrado con todos los títulos posibles, aunque para el pueblo fue siempre El Choricero. Resultó el amante más constante de María Luisa, aunque no el primero, y al parecer también de Carlos IV, según aseguró el hijo de Francisco de Paula, llamado Francisco de Asís, casado con su prima Isabel II, rey consorte y cornudo.

La reina Carolina de Nápoles, cuñada de Carlos IV, censuró públicamente la corrupción sexual en la corte madrileña. A su nuera María Isabel, presunta hija de Carlos IV, la llamaba “pequeña bastarda epiléptica”, y se burló de su yerno Fernando VII, casado en primeras nupcias con su hija María Antonia de Borbón. Una familia envilecida y perversa.

El reinado tiránico de Fernando VII
Este Fernando, conocido popularmente por el apodo de Narizotas, no quiso esperar a la muerte de su presunto padre para sucederle en el trono. Se rebeló contra él el 17 de marzo de 1808, en el famoso motín de Aranjuez, secundado por algunos cortesanos y el pueblo, hartos de los escándalos protagonizados por el trío Carlos—María Luisa—Godoy. El día 19 abdicó el rey en su supuesto hijo, que fue proclamado rey Fernando VII. Para justificar su rebelión, el nuevo monarca les contó a sus compinches que no era hijo legítimo de Carlos, con lo cual rechazaba sus dudosos derechos sucesorios, lo que demuestra la poca inteligencia de que se hallaba dotado.
La situación hereditaria se complicó con la entrada en Madrid de Joachim Murat, duque de Berg y lugarteniente de Napoleón, que invitó a toda la decadente familia borbónica a ir a Francia. En Bayona padre e hijo se disputaron la corona ante el asqueado emperador de los franceses, y los dos acabaron cediéndosela voluntariamente a Napoleón, quien se la concedió a su hermano José, por lo tanto legítimo rey de España, y así lo reconoció Fernando en la carta de felicitación que le envió por su designación.
Pero el embrutecido pueblo español dijo que no aceptaba un rey francés, olvidando que el primer Borbón, Felipe V, duque de Anjou, nieto de Luis XIV, se había educado en Versalles y desconocía la lengua, la historia, la geografía y las costumbres españolas, además de estar loco. Tras una guerra de desgaste muy perjudicial para la economía española, el 11 de diciembre de 1813 Napoleón reconoció a Fernando VII como rey de España.

Fue un tirano sanguinario, por lo que durante se reinado se sucedieron los motines y las sublevaciones militares. Una nueva invasión militar francesa, en 1823, dirigida por Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema, esta vez bien recibida por el populacho, repuso a Fernando VII en el absolutismo. Se sucedió la llamada década ominosa, hasta la muerte del tirano el 29 de setiembre de 1833, día que debiera estar declarado de fiesta nacional.

El reinado corrupto de Isabel II
Su hija y sucesora Isabel, apodada Isabelona por sus gorduras, no tenía aún cumplidos tres años entonces, por lo que desempeñó ilegalmente la Regencia su madre, María Cristina de Borbón. Fue ilegal porque se había casado morganáticamente con un guardia de Corps, llamado también Fernando, y conocido por Fernando VIII, porque el matrimonio supuestamente secreto era un secreto a voces tolerado por todos. La pareja cometió tantas corrupciones que el general Espartero se cansó de soportarlas, y obligó a la regenta a renunciar a su cargo el 12 de octubre de 1840. Se hizo él con la Regencia, aunque la desempeñó tan mal que sus compañeros de armas le empujaron al exilio el 30 de julio de 1843. En evitación de otro fracaso, las Cortes aprobaron adelantar anticonstitucionalmente la mayoría de edad de Isabelona, para que empezase el reinado el 8 de noviembre de 1843.
Casó con su primo Francisco de Asís, apodado Doña Paquita, hijo del que tuvo un abominable parecido con Godoy. El marido era declarada y descaradamente homosexual, y no consumó el matrimonio. Sin embargo, Isabelona tuvo doce embarazos, de los que se lograron cinco. Son conocidos los nombres de sus progenitores. Al rey consorte le parecía muy adecuado que su esposa putativa saciase su lujuria con otros hombres, lo mismo que hacía él, y solamente se dolía de que no le compartiera los amantes, como había hecho, según su confesión, su abuela María Luisa, que permitía a su real esposo Carlos IV gozar de los encantos de Godoy.
El padre del que sería heredero del trono con el nombre de Alfonso XII fue el teniente Enrique Puig Moltó, creado vizconde de Miranda. Debido a ello se le apodó El Puigmoltejo. Era Borbón solamente por parte de madre, hijo adulterino, y en consecuencia incapacitado para reinar. Sin embargo, a pesar de ser un hecho conocido por todos los responsables de la política, e incluso del pueblo, se fingió que Alfonso era hijo de Doña Paquita.
A Isabelona la desterró la Revolución Gloriosa el 18 de setiembre de 1868, porque sus corrupciones escandalizaban a toda Europa, con la única excepción del estúpido papa Pío IX, que le concedió la Rosa de Oro, máxima distinción vaticana a los reyes distinguidos por sus virtudes cristianas. El papa era tan golfo como la reina.

Un golpe de Estado militar restauró la monarquía tras la experiencia republicana, el 29 de diciembre de 1874, y dio el trono a Alfonso, el hijo de Enrique Puig Moltó, que inauguró así la dinastía puigmolteja, todavía en el poder. Si esta historia repugnante es conocida por todos los historiadores, no debiera seguirse denominando dinastía borbónica a la que usurpa indebidamente el trono, despues de haber sido expulsada dos veces por la voluntad mayoritaria de los españoles: en 1868 revolucionariamente, y en 1931 por medio de unas pacíficas elecciones.
ARTURO DEL VILLAR
PRESIDENTE DEL COLECTIVO REPUBLICANO TERCER MILENIO​

Publicado por Republicano en 12:15

http://fresdeval.blogspot.com/2017/02/borbones-pero-bastardos.html
 
La Casa de Borbón no quedó “extinta” puesto que Isabel II, su hija, se casó con un Borbón. Lo de meterse y hacer caricaturas sobre los Borbones en España parece un negocio...
 
La Casa de Borbón no quedó “extinta” puesto que Isabel II, su hija, se casó con un Borbón. Lo de meterse y hacer caricaturas sobre los Borbones en España parece un negocio...
Los bastardos eran bastardos y los hijo que tuvieron también ya que no eran Borbones de padre y lo que contaba era el padre, no la madre. El primer apellido debería haber sido Godoy o Puigmoltó y por lo tanto no tenian derecho al trono.
 
martes, 28 de febrero de 2017
BORBONES, PERO BASTARDOS



Borbones, pero bastardos
LOS historiadores que estudian los anales de la dinastía borbónica española, saben que no se le debe aplicar esa denominación al menos desde Fernando VII, pero mantienen la ficción de aceptar que los hijos sucedían a sus padres legales, y no a los biológicos, por muy probada que esté su filiación bastarda. Es cierto que la endogamia característica de esta familia degenerada facilitaba que los tíos se casasen con las sobrinas, y los primos con las primas, todos borbones, de modo que los hijos eran borbones por las esposas adúlteras, no por los padres cornúpetas.

El llamado Carlos IV (1788—1808), segundo hijo varón del III, heredó el trono además del nombre de su padre porque el primogénito, Felipe, era subnormal profundo, y en cambio él disimulaba su estupidez congénita. Casó con su horrorosa prima hermana María Luisa de Borbón, quien tuvo 24 embarazos. Su confesor en Roma, fray Juan de Almaraz, declaró que estaba autorizado por ella para revelar que ninguno de sus hijos lo era de su legítimo esposo. Resultó un atrevimiento por su parte, ya que fue secuestrado por orden de Fernando VII y encerrado en el castillo de Peñíscola, en donde se le hizo enloquecer para así poder explicar que todos sus comentarios eran demenciales y no podían ser tenidos en cuenta.
Pero era verdad, y por eso los hijos de Carlos IV eran borbones solamente por su madre. No debían heredar legítimamente el trono al ser adulterinos, y no llevar en primer lugar el apellido, según la costumbre española.

Al infante Francisco de Paula se le conocía en palacio como “el del abominable parecido”, por ser el retrato en versión infantil de Manuel Godoy, el verdadero y todopoderoso rey de España, encumbrado con todos los títulos posibles, aunque para el pueblo fue siempre El Choricero. Resultó el amante más constante de María Luisa, aunque no el primero, y al parecer también de Carlos IV, según aseguró el hijo de Francisco de Paula, llamado Francisco de Asís, casado con su prima Isabel II, rey consorte y cornudo.

La reina Carolina de Nápoles, cuñada de Carlos IV, censuró públicamente la corrupción sexual en la corte madrileña. A su nuera María Isabel, presunta hija de Carlos IV, la llamaba “pequeña bastarda epiléptica”, y se burló de su yerno Fernando VII, casado en primeras nupcias con su hija María Antonia de Borbón. Una familia envilecida y perversa.

El reinado tiránico de Fernando VII
Este Fernando, conocido popularmente por el apodo de Narizotas, no quiso esperar a la muerte de su presunto padre para sucederle en el trono. Se rebeló contra él el 17 de marzo de 1808, en el famoso motín de Aranjuez, secundado por algunos cortesanos y el pueblo, hartos de los escándalos protagonizados por el trío Carlos—María Luisa—Godoy. El día 19 abdicó el rey en su supuesto hijo, que fue proclamado rey Fernando VII. Para justificar su rebelión, el nuevo monarca les contó a sus compinches que no era hijo legítimo de Carlos, con lo cual rechazaba sus dudosos derechos sucesorios, lo que demuestra la poca inteligencia de que se hallaba dotado.
La situación hereditaria se complicó con la entrada en Madrid de Joachim Murat, duque de Berg y lugarteniente de Napoleón, que invitó a toda la decadente familia borbónica a ir a Francia. En Bayona padre e hijo se disputaron la corona ante el asqueado emperador de los franceses, y los dos acabaron cediéndosela voluntariamente a Napoleón, quien se la concedió a su hermano José, por lo tanto legítimo rey de España, y así lo reconoció Fernando en la carta de felicitación que le envió por su designación.
Pero el embrutecido pueblo español dijo que no aceptaba un rey francés, olvidando que el primer Borbón, Felipe V, duque de Anjou, nieto de Luis XIV, se había educado en Versalles y desconocía la lengua, la historia, la geografía y las costumbres españolas, además de estar loco. Tras una guerra de desgaste muy perjudicial para la economía española, el 11 de diciembre de 1813 Napoleón reconoció a Fernando VII como rey de España.

Fue un tirano sanguinario, por lo que durante se reinado se sucedieron los motines y las sublevaciones militares. Una nueva invasión militar francesa, en 1823, dirigida por Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema, esta vez bien recibida por el populacho, repuso a Fernando VII en el absolutismo. Se sucedió la llamada década ominosa, hasta la muerte del tirano el 29 de setiembre de 1833, día que debiera estar declarado de fiesta nacional.

El reinado corrupto de Isabel II
Su hija y sucesora Isabel, apodada Isabelona por sus gorduras, no tenía aún cumplidos tres años entonces, por lo que desempeñó ilegalmente la Regencia su madre, María Cristina de Borbón. Fue ilegal porque se había casado morganáticamente con un guardia de Corps, llamado también Fernando, y conocido por Fernando VIII, porque el matrimonio supuestamente secreto era un secreto a voces tolerado por todos. La pareja cometió tantas corrupciones que el general Espartero se cansó de soportarlas, y obligó a la regenta a renunciar a su cargo el 12 de octubre de 1840. Se hizo él con la Regencia, aunque la desempeñó tan mal que sus compañeros de armas le empujaron al exilio el 30 de julio de 1843. En evitación de otro fracaso, las Cortes aprobaron adelantar anticonstitucionalmente la mayoría de edad de Isabelona, para que empezase el reinado el 8 de noviembre de 1843.
Casó con su primo Francisco de Asís, apodado Doña Paquita, hijo del que tuvo un abominable parecido con Godoy. El marido era declarada y descaradamente homosexual, y no consumó el matrimonio. Sin embargo, Isabelona tuvo doce embarazos, de los que se lograron cinco. Son conocidos los nombres de sus progenitores. Al rey consorte le parecía muy adecuado que su esposa putativa saciase su lujuria con otros hombres, lo mismo que hacía él, y solamente se dolía de que no le compartiera los amantes, como había hecho, según su confesión, su abuela María Luisa, que permitía a su real esposo Carlos IV gozar de los encantos de Godoy.
El padre del que sería heredero del trono con el nombre de Alfonso XII fue el teniente Enrique Puig Moltó, creado vizconde de Miranda. Debido a ello se le apodó El Puigmoltejo. Era Borbón solamente por parte de madre, hijo adulterino, y en consecuencia incapacitado para reinar. Sin embargo, a pesar de ser un hecho conocido por todos los responsables de la política, e incluso del pueblo, se fingió que Alfonso era hijo de Doña Paquita.
A Isabelona la desterró la Revolución Gloriosa el 18 de setiembre de 1868, porque sus corrupciones escandalizaban a toda Europa, con la única excepción del estúpido papa Pío IX, que le concedió la Rosa de Oro, máxima distinción vaticana a los reyes distinguidos por sus virtudes cristianas. El papa era tan golfo como la reina.

Un golpe de Estado militar restauró la monarquía tras la experiencia republicana, el 29 de diciembre de 1874, y dio el trono a Alfonso, el hijo de Enrique Puig Moltó, que inauguró así la dinastía puigmolteja, todavía en el poder. Si esta historia repugnante es conocida por todos los historiadores, no debiera seguirse denominando dinastía borbónica a la que usurpa indebidamente el trono, despues de haber sido expulsada dos veces por la voluntad mayoritaria de los españoles: en 1868 revolucionariamente, y en 1931 por medio de unas pacíficas elecciones.
ARTURO DEL VILLAR
PRESIDENTE DEL COLECTIVO REPUBLICANO TERCER MILENIO​

Publicado por Republicano en 12:15

http://fresdeval.blogspot.com/2017/02/borbones-pero-bastardos.html


Va a resultar que la Leti tiene mas pedigre ???
 
Los bastardos eran bastardos y los hijo que tuvieron también ya que no eran Borbones de padre y lo que contaba era el padre, no la madre. El primer apellido debería haber sido Godoy o Puigmoltó y por lo tanto no tenian derecho al trono.

El hecho es que lo asumieron y así es la historia. Todas las monarquías europeas han tenido bastardos y solo en la española se hacen tantos artículos sobre ello.
 
El hecho es que lo asumieron y así es la historia. Todas las monarquías europeas han tenido bastardos y solo en la española se hacen tantos artículos sobre ello.
Con todo el derechos. Finalmente estamos manteniendo a los descendientes de los bastardos. Las otras monarquias son asunto de sus ciudadanos, que los tienen mil veces más controlados que los españoles, por cierto. No hay forma de salirse por los cerros de Úbeda, pusieron a bastardos en el trono que no les correspondia legalmente.
 

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