Me hace gracia lo del ayuno intermitente porque lo llevo practicando ya unos años sin saber que tenía nombre ni que era beneficioso (nota: en normopeso, ni gorda ni delgadísima, guiño, guiño), ceno a las 8 porque es cuando me entra el hambre y desayuno cuando me levanto, nunca antes de las 8 normalmente, pero perfectamente puedo aguantar hasta las 10 o más y tan campante. Soy partidaria de desayunar lo que apetezca, también "comida que haya sobrado" porque es solamente una concepción social. Siempre un café descafeinado sin azúcar y pan integral con: aguacate, o tomate de ensalada, o un poquito de jamón ibérico, o huevo cocido, o pimiento rojo del piquillo con atún... En fines de semana una tortillita francesa o un pincho de tortilla de patata... Y si voy a hacer ejercicio, como me encanta desayunar, si ha sobrado un poco de paellita o hasta unos garbanzos de vigilia, me sientan de vicio, jajaja. Me encanta la nutrición y he leído mucho sobre el tema. Por ejemplo, Aitor Sánchez comenta que si algo es sano a las 3 de la tarde también lo será a las 7 de la mañana, y al revés. Parece que es un crimen terminar el día con una napolitana de chocolate, pero no el empezarlo. Y no, ni lo uno ni lo otro. No te pasará nada por desayunarlo o cenarlo uno o dos días al mes, pero sí, si es algo habitual. En mi familia, donde hemos comido bien y me han educado estupendamente el fallo siempre fueron los desayunos (pobres, algún fallo tenía que haber), precisamente por ese concepto cultural del desayuno dulce, leche con galletas, etc. Y fue a raíz de independizarme, investigar y desaprender cuando me di cuenta de lo mal que me sientan, porque si ceno a las 8 de la tarde, a mi por las mañanas me apetece "llenarme", y no es nada sano llenarse con Galletas María ni con palmeritas porque si no "ya me dirás tú, qué vamos a desayunar". Yo le digo ahora a mi madre lo que desayuno y flipa, pero nunca me he encontrado mejor y hasta he conseguido que ella vaya desaprendiendo algunos conceptos.
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