Cuadernos de Psicología.

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Histeria masculina: detectala a tiempo y huí
Hay hombres que nos llevan del encanto a la decepción sin escalas. Vienen y van; quieren, pero no están seguros; cuando están, ya se aburrieron. Cómo reconocerlos.

Existe un grupo de hombres que exacerba la expansión social, la seducción como objetivo de la conquista (donjuanismo) y una fuerte tendencia a huir una vez logrado su propósito, dejando en el oído de las damas la clásica frase: “Yo no te prometí nada”. Es la histeria masculina o estilo histriónico de la personalidad.

Humor cambiante, caprichos, celos, necesidad permanente de ser el centro de atención, frivolidad, “labia” atractiva, insinuante, cuerpo grácil que atrapa la mirada de los otros, poca disposición a la reflexión, facilidad para amoldarse a los demás para obtener el cuidado, son todas características de los hombres histéricos.

Con frecuencia creen tener “dones” o “capacidades especiales” (inteligencia, creatividad, altruismo, etc.) que las personas “no suelen ver en ellos” y únicamente se fijan en lo que su cuerpo sugiere.

En el área emocional creen brindar mucho amor, cuando en realidad hacen una exhibición “teatral” de los afectos. Una entrega y prodigalidad de la que esperan ser correspondidos con creces, aunque las parejas nunca logran saciar sus demandas, siempre insatisfechas.



La vida sexual de los histéricos

En el área sexual observamos un sinnúmero de conductas conflictivas que favorecen la aparición de disfunciones sexuales: preocupación por el rendimiento sexual, torpeza para el juego previo, actitud “pasiva”, escaso registro de sus sensaciones eróticas, etc.

No están a la altura de lo que prometen. “Mucho ruido, pocas nueces”, “me prometió un manjar y me hizo comer migajas”, dirán las damas decepcionadas.

No hay histeria sin cuerpo. El cuerpo ocupa un lugar privilegiado en la manifestación del estilo de personalidad. Resulta paradójico que tanta movilización corporal sólo sea una fachada preparada inconscientemente para los demás, una especie de “pantalla” en la que se proyecta un mundo ilusorio que capta la atención y el afecto ajeno.

La fragilidad del mecanismo es tal que ante mínimos fracasos la “pantalla” se quiebra y queda al descubierto la inseguridad encubierta. Tanta muestra corpórea “para afuera” merecería un contrapeso, un anclaje interno, que, en caso de existir, “sanaría” la conducta.

Los hombres histéricos son dependientes: necesitan imperiosamente de los otros, seducen a “todas y todos”, son irresponsables en el compromiso, se aburren fácilmente y son impredecibles en sus emociones.

Para Freud el motivo distintivo que gobierna el comportamiento de los histéricos es el “temor a la pérdida del amor”, a partir del cual se vuelven extremadamente dependientes de las personas.



Por el doctor Walter Ghedin, psiquiatra y sexólogo. Autor de “Tipos que huyen. Los hombres prometen pero no cumplen. Las mujeres esperan y desesperan”. www.walterghedin.blogspot.com
https://www.clarin.com/hombres/colu...scapan-psicologo-pareja-amor_0_Sy9faKvme.html
 
Perspecticidio: La técnica de “lavado de cerebro” que usan los manipuladores
Desarrollo Personal



Vivir o relacionarse con personas controladoras y manipuladoras puede ser una experiencia extremadamente confusa y agotadora. Estas personas pueden convertirse en auténticos especialistas de la manipulación mental, llegando a culpar a su víctima absolutamente por todo e incluso arrebatándole su derecho a pensar de manera autónoma, disentir y tomar sus propias decisiones.
De hecho, una de las estrategias de manipulación más peligrosas consiste en cambiar nuestra manera de percibirnos, un fenómeno que la psicóloga de la Universidad de Massachusetts, Lisa Aronson Fontes, llama “perspecticido” y que hace referencia a un cambio de perspectiva tan radical que somos incapaces de ser conscientes de lo que sabemos y somos.
¿Qué es exactamente el perspecticidio?
El término “perspecticidio” es un neologismo, aunque en realidad no es completamente nuevo ya que se utilizó por primera vez para hacer referencia al lavado de cerebro al que se sometían a lo prisioneros de guerra. También se ha utilizado para explicar los mecanismos psicológicos que hacen que las personas terminen atrapadas en las redes de las sectas.
En práctica, el perspecticidio implica perder la perspectiva propia e incluso pensar que no tenemos derecho a tener nuestras ideas, creencias y sentimientos. Es un fenómeno aterrador ya que con el paso del tiempo llegamos a olvidar nuestras opiniones, metas y pensamientos para adoptar los de la persona dominante. Como resultado, no solo renunciamos a nuestros sueños y metas en la vida sino que incluso perdemos nuestra propia identidad.
¿Cómo se produce el perspecticidio?
El perspecticidio siempre implica una relación abusiva, de control y/o manipulación, de manera que con el paso del tiempo la persona dominante cambia la forma de pensar y verse de su víctima. El manipulador termina definiendo el mundo de la persona sometida. Define qué es el amor, cómo debe ser la relación e incluso determina qué debe pensar la otra persona.
Por supuesto, no se trata de la influencia mutua que se produce de manera natural en todas las relaciones cercanas, es un fenómeno mucho más nefasto y de carácter unilateral donde una persona domina completamente y la otra pierde su identidad y capacidad para decidir sobre su vida.

Poco a poco, el manipulador va restringiendo el mundo de su víctima. No solo la aísla de los demás, de manera que estos no puedan alertarla del peligro que está corriendo, sino que también comienza a juzgar sus ideas y sentimientos. De esta forma, el manipulador impone su visión del mundo y de la persona.
Las técnicas más comunes son:
- Decidir cómo la víctima debe invertir su tiempo. Poco a poco, el manipulador convence a su víctima de que solo vale la pena emplear el tiempo en las actividades que él/ella acepta. De esta forma la víctima abandona muchas de las cosas que le apetecían, para plegarse a los deseos del otro, los cuales termina asumiendo como propios.
- Control obsesivo sobre cada detalle cotidiano. El manipulador suele ejercer un control obsesivo sobre cada detalle de la vida de su víctima, hasta el punto que esta pierde todo poder de decisión incluso sobre los aspectos más insignificantes del día a día, los cuales son dictados por quien tiene el control.
- Fijar los términos de la relación. El manipulador no concilia ni negocia, impone los términos de la relación son impuestos. Somete a su víctima imponiendo sus reglas y su visión de cómo debe ser la relación. La otra persona solo tiene dos opciones: se somete o rompe el vínculo.
- Cambio del autoconcepto. El manipulador se asegura de “robarle” el autoconcepto a su víctima, colocando el suyo en su lugar. De esta manera, la percepción de la víctima cambia, quien comienza a verse con los ojos de la otra persona, lo cual puede llevarla a creer, por ejemplo, que realmente no es capaz de lograr nada o que necesita desesperadamente al otro para ser feliz.
Personas prisioneras en sus propias vidas
El perspecticidio es una situación de control y manipulación difícil de detectar porque normalmente proviene de las personas más cercanas, con las cuales tenemos profundos lazos afectivos. Además, en muchos casos esta relación controladora no se basa en la violencia sino que los mensajes están llenos de “buenas intenciones”.
El manipulador le hace creer a su víctima que tiene la razón y que hace todo “por su bien”. A menudo también se presenta como el “salvador” o “guardián” de la persona “desprotegida” que supuestamente necesita ayuda.
Su estrategia consiste en hacernos sentir débiles, impotentes, indefensos e inseguros para tomar el mando. Así nos convertimos en prisioneros de nuestra propia vida sin apenas darnos cuenta pues terminamos usando las etiquetas que el manipulador nos ha colocado, asumimos la identidad que ha fabricado cuidadosamente para nosotros.
El manipulador repetirá hasta el cansancio diferentes mensajes, con el objetivo de que estos se conviertan en nuestra verdad. A menudo terminará exagerando los hechos, para usarlos a su favor. Frases como: “no eres nada sin mí” o “si no te defiendo, los demás se aprovecharán de ti” son comunes y hacen que la persona se sienta desvalida. Este tipo de frases cambian el autoconcepto de la víctima, haciendo que dude de sus capacidades y tenga miedo de todo. El manipulador no empodera ni permite que la persona que está a su lado crezca, al contrario, la humilla y aplasta.
Vale aclarar que no siempre se llega hasta esos extremos. En algunos casos la víctima conserva cierto poder de decisión pero se siente permanentemente culpable por las decisiones que toma pues sabe que no satisfarán a la otra persona.
Existen algunas señales de alarma que pueden indicarte que estás siendo víctima de una situación de sometimiento emocional y mental:
- Cada vez te sientes más insegura de tus decisiones o estas generan un gran sentimiento de culpa.
- Sientes que estás perdiendo los puntos de referencia, es como si caminaras en arenas movedizas pues comienzas a dudar de tus creencias más arraigadas, solo porque estas no se corresponden con las de la otra persona.
- Estas desarrollando una dependencia emocional de esa otra persona, permitiéndole que controle pequeños detalles de tu vida.
- Te sientes incapaz de lograr grandes cosas por tu cuenta, y cada vez necesitas más la opinión del otro.
- Sientes que ya no te reconoces o has comenzado a aplicarte etiquetas negativas que no te permiten crecer ni te empoderan.
- Comienzas a dudar de tus opiniones y capacidades, adoptando como verdades la visión del mundo de la otra persona.
¿Cómo salir de esta situación?
A menudo, cuando la persona descubre que ha sido víctima de una situación de perspecticidio, su mundo se viene abajo. No solo comprueba que ha sido manipulada y abusada por alguien en quien confiaba sino que además, se encuentra confundida y aislada, con la ardua tarea por delante de tener que reconstruir su identidad.
Cuando esta situación se ha prolongado durante años, la persona pierde sus puntos de referencia identitarios, por lo que es necesario que recurra a la terapia psicológica para procesar esos traumas emocionales y volver a encontrar la confianza y la seguridad en sí misma.
No obstante, el primer paso consiste en cortar todo tipo de relación con la persona manipuladora e intentar reconstruir una red de apoyo social con los amigos y familiares. Debemos recordar que cuando una relación limita y asfixia a una de las personas, en vez de empoderarla y ayudarla a crecer, ha llegado el momento de ponerla en tela de juicio y cambiar el rumbo, antes de que sea demasiado tarde.

https://www.rinconpsicologia.com/2018/01/perspecticidio-tecnica-manipulacion.html
Pasas décadas haciendo algo que creías que era tu deseo hasta que te das cuenta de que en realidad era el deseo de otra persona (tu padre, madre, esposo/a, jefe). Es triste.
Y es triste ver a otra persona en esa misma situación y pensar cuánto tiempo le queda para darse cuenta de que está haciendo algo que no quiere.
 
La sexualización de la infancia: por qué es dañina y cómo prevenirla
Los niños y niñas cada vez dejan de serlo a una edad más temprana a través su su erotización.


por Isabel Rovira Salvador
Otorgar una carga sexual a la apariencia infantil cada vez es más corriente. MaxPixel.

Aunque ya en 1955 Nabokov conmocionó a la sociedad con su novela Lolita, los concursos de belleza infantiles tan afamados en estados unidos, la publicidad, los medios, la música o la reciente moda de los centros de estética para niños y niñas han generado en los últimos años una corriente imparable de sexualización de la infancia.

Pero, ¿en qué consiste realmente la sexualización de la infancia y qué peligros conlleva? A lo largo de este artículo hablaremos acerca de este fenómeno y sobre cómo evitarlo.

¿Qué es la sexualización infantil?
A nivel general, la sexualización o hipersexualización se basa en otorgar un valor social a la persona el cual va en relación con nivel de deseo sexual que esta despierte. Esto significa que a una persona considerada como sexualmente deseable o atractiva, se le atribuye directamente un mayor valor o prestigio social que una que no.

Por desgracia, este fenómeno se observa cada vez más y más en niñas y niños de edades tempranas. Tal el es alcance, que en el año 2001 la asociación inglesa Mother’s Union decidió realizar un informe acerca de esta evidencia. En él se definía por primera vez la sexualización infantil, la cual era explicada como “la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de vestimenta en niños y niñas menores de edad”. Además, también denuncia la utilización y sexualización de menores en publicidad; considerándola sumamente peligrosa para el desarrollo de los niños.

Además, la Asociación Americana de Psicología (APA) denunció esta propensión a hipersexualizar a los menores en un documento publicado en el año 2007. En él se advertía de los riesgos de esta sexualización infantil, la cual traslada un mensaje bastante nocivo: a mayor nivel de erotismo, mayores beneficios y éxito social.

Es muy habitual ver a diario casos en los que los niños y niñas integran como propios una serie de patrones de comportamiento y valores personales que no se ajustan a su rango de edad, los cuales tienden a representar una falsa madurez y a priorizar el aspecto físico y la atracción por delante de todo.

Aunque la hipersexualización puede verse reflejada tanto en niños como en niñas, esta tiende a afectar más a estas últimas. En los últimos años se ha podido observar un incremento de lasexualición infantil femenina. Como por ejemplo, en numerosas campañas publicitarias, en los concursos de belleza infantiles o, en el fenómeno más recientemente, los centros de belleza para niñas.

¿Qué consecuencias tiene?
Como era de esperar, esta tendencia puede acarrear un gran número de consecuencias y efectos indeseados tanto en el plano social como a nivel individual en cada niño y niña.

El mayor aspecto personal que se ve afectado por la sexualización es tanto la imagen personal como la autoestima de los menores. Durante estas etapas, los niños y niñas forjan su identidad personal y desarrollan el amor propio.

Cuando este desarrollo se ve condicionado por lo valores y tendencias de la sociedad, como pasa en este caso con la sexualización infantil, los niños tienden a apreciarse y a otorgarse un valor específico según su atractivo físico. El cual es comparado con la idea que transmiten los medios de lo que es socialmente deseable o hermoso.

Como consecuencia, la autoestima se forja en base a ideas superficiales, temporales e irrealizables; formando personas inseguras, con una baja autoestima, frágiles y muy susceptibles a la opinión ajena.

Además, los intentos constantes por conseguir el aspecto ideal en relación con lo socialmente aceptado, genera unos niveles de frustración tan altos que pueden llegar a desencadenar alteraciones psicológicas como los trastornos de la alimentación y los trastornos dismórficos corporales.

¿Qué peligros conlleva?
Además, de las consecuencias directas de la sexualización infantil, existen otros peligro que, a pesar de que no se dan en el 100% están siempre presentes.

El primer riesgo de todos, el cual puede tener un gran impacto en el desarrollo de la identidad y la personalidad de los menores es la transición demasiado precoz a la vida adulta. Los menores adoptan una serie de roles para los que no están preparados psicológicamente y no son capaces de comprender realmente.

Esta precocidad afecta directamente a la autoestima de los menores, los cuales pueden llegar a convertirse en adultos inseguros, manipulables y susceptibles. Además, al centrarse tanto en el aspecto físico, el resto de ámbitos relacionados con el desarrollo de la identidad quedan apartados, creando también adultos crónicamente inmaduros.


Finalmente, se ha generado un peligro que afecta principalmente a las niñas y es que estas integran la idea de que el prototipo femenino es la idea del objeto sexual pasivo, el cual anula a la mujer. Como consecuencia, continúan perpetuando numerosos estereotipos sexistas que acaban por mantener y agravar los problemas de violencia de género y desigualdad.

¿Cómo podemos prevenirla?
Anque acabar de repente con la sexualización de la infancia es algo realmente difícil, está en manos de los adultos el proteger a los menores de este fenómeno.

El hecho de que la hipersexualización infantil se extienda cada día más y más es, en parte, culpa de la sociedad acostumbrada a estas imágenes y que observa, prácticamente impasible, como los niños dejan cada vez más pronto de ser niños.

Sin embargo, existen una serie de cosas que sí podemos hacer para prevenir la sexualización de la infancia, tanto en niños como en niñas.

1. Repasar nuestros razonamientos y valores
Antes que nada, es necesario realizar una evaluación crítica de nuestros propios valores y principios, ya que son estos lo que estamos transfiriendo a los más pequeños.

Si conseguimos eliminar todos aquellos valores o costumbres que pueden favorecer la sexualización infantil, será mucho más fácil educar a los menores.

2. Educar en valores
Además de repasar nuestros propios valores, también es necesario educar los de los niños. También es necesario difundir valores más humanos, basados en el respeto y en el valor de la persona más allá de sus atributos o aspecto físico.

3. Promover la educación sexual
No se trata de que lo niños sepan cada vez más sobre sexualidad, sino de que la educación sexual mejore en cuanto contenido y calidad. Hablar con ellos acerca del cuerpo y la sexualidad les convertirá en personas más críticas y menos vulnerables.

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4. Regulación de los medios
Reclamar la regulación de contenidos sexuales en los medios, como por ejemplo la publicidad, la televisión e, incluso, en la música o las marcas de moda.

5. Enseñar a ser críticos
Puesto que es complicado doblegar los intereses de los medios de comunicación, publicidad y marcas, se debe desarrollar tanto el sentido crítico de los niños, como el de los adultos.

Los menores deben tener conocimiento de cómo es y qué transmite la sociedad en la que viven, para así poder así desarrollarse en ellas como personas completas.

6. Trabajar la autoestima
Utilizar técnicas y herramientas para mejorar la autoestima de los menores, generando un autoconcepto que tenga en cuenta a la persona de manera integral, no solamente en relación al aspecto físico.

7. Dar ejemplo
Los niños aprenden a formarse como personas mediante la imitación. Por lo tanto, es esencial que tengan a su disposición modelos a imitar que no promuevan o faciliten la sexualización en edades tempranas.

https://psicologiaymente.net/desarrollo/sexualizacion-de-infancia
Ayer mismo en una oficina donde había bastante gente entró una madre con su niña, la niña vestida muy exótica, con un floripondio en la cabeza, era consciente de su atractivo y no paraba de sonreír de forma compulsiva y saltar sin parar moviendo su melena. Era estresante.
 
Cuando la violencia de género se vuelve sutil: mucho más que un golpe
Esta violencia puede cobrar formas que en ciertos contextos son pasadas por alto o normalizadas.
por Melina N. Gancedo
Un problema que conviene no normalizar. Pexels.


Se denomina violencia de género a los maltratos físicos, psicológicos, económicos, sexuales, simbólicos que se producen hacia la mujer por el simple hecho de ser mujer. Esto no significa que no existan casos de violencia de una mujer hacia un hombre, pero por la gravedad, intensidad y frecuencia de la violencia hacia la mujer se construyó esta categoría para poner sobre la mesa la gran cantidad de casos de violencia y muertes de mujeres que no dejan de ocurrir.

Sin embargo, a la práctica solemos prestar atención básicamente a los casos de maltrato físico o asesinato vinculados a este tipo de violencia. Dejamos fuera del mapa otras formas de violencia de género que son sutiles.

¿Cómo se manifiesta la violencia de género?
La violencia de género tiene diferentes caras, vamos a enumerar y caracterizar algunas de ellas.

Violencia Física
Se refiere al maltrato dirigido al cuerpo, como por ejemplo tirones de cabello, empujones, forcejeos, golpes, quemaduras, muerte.

Violencia Psicológica
Incluye insultos, gritos, manipulación, descalificación, menosprecio, indiferencia, celos patológicos, aislamiento, amenazas, hostigamiento, control.

Violencia Sexual
Va desde obligar a alguien a tener relaciones sexuales por la fuerza, o situaciones de acoso, abuso sexual, violación, hasta trata de mujeres.

Violencia Económica
Se utilizan el dinero y los bienes como forma de mantener el control y el poder.

Violencia Simbólica
Consiste en la naturalización del rol de la mujer como débil e inferior. Lo podemos observar en frases, ideas, estereotipos, prejuicios que reproducen la desigualdad entre hombre y mujer vista como inferioridad.

¿Por qué los actos violentos se sostienen en el tiempo?
Seguramente habrás escuchado situaciones (o quizás te pasó a ti) en donde luego de cometerse un acto violento en una pareja, después de horas, días o semanas, la relación parecería continuar como si nada hubiera ocurrido. La persona violenta se disculpa, la persona violentada perdona y reina un ambiente de amor, esperanza y tranquilidad.

Pero con el trascurrir del tiempo, comienzan nuevamente las fuertes discusiones, tensiones, peleas e incluso nuevamente aparece la violencia. Esto se debe a un mecanismo repetitivo con el que se instala la violencia de género en forma de círculo o ciclo.

¿Cuáles son los momentos de este ciclo violento?

Las fases que podemos encuadrar en ese ciclo son las siguientes.

1. Agresiones psicológicas
La violencia no acompaña desde el comienzo la relación. Incluso el primer maltrato físico no aparece sin antes presentar rasgos de violencia psicológica. Se prepara el terreno para el primer golpe. Puede iniciarse con insultos, manipulación, descalificación, celos patológicos, aislamiento, control o violencia indirecta.

2. Tensión y agresión física
Cuando el clima de tensión es grande y las palabras e insultos ya no alcanzan, el violento recurre a la irrupción con el cuerpo, marcando quién manda, quién tiene el poder allí. Empujones, piñas, patadas, quemaduras. La escalada de violencia puede llegar hasta la muerte.

3. Disculpas
Puede haber arrepentimiento en el violento por el acto cometido o un falso arrepentimiento para su propio beneficio. Es en ese momento donde procede con el pedido de disculpas, justificaciones, promesas de no actuar así nunca más.

4. Perdón e ilusión: la luna de miel
Por amor, por conservar la familia “unida”, por creer en las promesas, por ilusionarse en que realmente habrá cambios, o por miedo o dependencia, entre otros factores, la mujer violentada perdona.

5. Paz aparente: el ciclo vuelve a comenzar
El clima de amor y armonía impera, poco o nada queda del acto violento. Todo es amor, reconciliación, ternura, ilusión. Esto se vencerá cuando la tensión vuelva a apoderarse del violento y elija una vez más descargar toda su fuerza y sus problemas en aquella mujer, nuevamente víctima de violencia de género.

Pasará un tiempo, volverán las disculpas, el “amor”, hasta que el ciclo vuelva a comenzar.

¿Qué sucede con los hijos de las víctimas de violencia de género?
La exposición de los hijos, como testigos de la violencia hacia la mujer tiene graves consecuencias en los niños, a nivel emocional, comportamental, evolutivo, cognitivo, vincular. A continuación mencionamos algunas de ellas.

  • Estrés, angustia, tristeza, trastornos de ansiedad, exceso de responsabilidades.
  • Déficit en control de impulsos, irritabilidad, descargas agresivas, oposicionismo.
  • Miedo, impotencia, culpa por no saber cómo ayudar a la madre o por no poder defenderla.
  • Depresión, baja autoestima, frustración, inseguridad, inestabilidad emocional.
  • Dificultades en el aprendizaje, fracaso escolar, problemas en la atención y concentración.
  • Dificultades para vincularse con los demás, para resolver problemas sociales, falta de habilidades sociales, desconfianza, ausencia de empatía.
  • Alteraciones de la alimentación (anorexia, bulimia, falta de apetito).
  • Alteraciones del sueño.
  • Síntomas psicosomáticos como enuresis y encopresis secundarias, asma, alergias.
Finalmente, la violencia percibida puede ser interiorizada y en muchos casos expresada en forma de comportamiento antisocial, mala conducta en la escuela, delincuencia, o consumo de sustancias En resumen, la violencia de género no solo afecta a la mujer. Se extiende a los hijos, quienes sufren consecuencias a corto y largo plazo.


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https://psicologiaymente.net/autores/melina-gancedo
Melina N. Gancedo
Psicóloga en Buenos Aires

Licenciada en Psicología por la Universidad Nacional de La Plata, Buenos Aires, Argentina. Especialidad en tratamiento y prevención de adicciones. Especial interés en áreas de la psicología que refieren al bienestar, desarrollo personal y construcción de una vida mejor y más saludable.

https://psicologiaymente.net/forense/violencia-de-genero-sutil
 
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Los 6 tipos de acosadores y sus motivaciones

Repasamos las diferentes formas que puede adoptar el acoso, una lacra muy extendida.
por Arturo Torres
Existen motivos variados detrás del comportamiento de quien acosa. Unsplash.

Las relaciones sociales son complicadas, y por eso es muy fácil que, en ocasiones, las cosas salgan mal. Pero esto no ocurre solo con aquellas personas con las que nos relacionamos voluntariamente. En ocasiones, los problemas surgen con quienes nos imponen su presencia y ciertos patrones de interacción.

En este artículo hablaremos precisamente sobre los diferentes tipos de acosadores, y los distintos modos en los que su presencia nos afecta negativamente.

¿Qué es el acoso?
El acoso no es solo un problema existente entre dos personas: forma parte de una problemática social, dado que es una actividad más generalizada de lo que puede parecer. De hecho, hay indicios de que aproximadamente el 14% de las mujeres y alrededor del 6% de los hombres han sufrido o sufrirán acoso en algún momento de sus vidas.

Por otro lado, el hecho de que cada vez haya más gente en contacto con las nuevas tecnologías vinculadas a Internet hace que, más que probablemente, a medida que pasen los años el acoso por la red de redes pase a ser algo cada vez más generalizado, especialmente en la edad escolar.

Aunque no existe una definición totalmente consensuada, de un modo aproximado se considera que los acosadores son personas que con cierta regularidad, y de manera sistemática, mantienen un comportamiento centrado en intimidar, dañar o seguir y entrometerse en la vida de una persona de manera ajena a la voluntad de esta última. En la mayoría de los casos no se llegan a producir ataques físicos, sino que el acoso se fundamenta en una presencia perturbadora, ya sea en un entorno real o de manera remota, a través de Internet o de otros medios tecnológicos.

Ahora bien, dentro de este repertorio de la categoría de lo que constituye el acoso tiene cabida un amplio repertorio de comportamientos indeseados. No es lo mismo dejar mensajes ofensivos pintados sobre la fachada del hogar que perseguir por la calle tomando fotos de la víctima, por ejemplo. Dependiendo de estos matices, el impacto físico o psicológico causado por esta actitud pueden diferir mucho, así como el trato que el poder judicial le dará al asunto en caso de acudir a un juez o a la policía.

Por otro lado, también ocurre que dependiendo del perfil psicológico de quien interrumpe el bienestar de la víctima, el primero tenderá más a realizar ciertas acciones que otras. Quien acosa suele hacerlo de manera consistente, cumpliendo ciertas regularidades. Son estos patrones de conducta los que pueden servir para diferenciar entre tipos de acosadores, tal y como veremos a continuación.

Los diferentes tipos de acosadores
Hay algo que está claro: para saber cómo lidiar con un acosador, hay que saber en primer lugar con qué tipo de acosador estamos tratando. A partir de esto, es posible comportarse de manera consecuente teniendo en cuenta sus motivaciones, y tomar medidas al respecto.

Según el Dr. Ronald M. Holmes, profesór emérito de Criminología, podemos diferenciar entre 6 tipos de acosador con sus propias características y estrategias para estar presente en la vida de la víctima. Son los siguientes.

1. Acosador político

El acosador político influye de un modo perjudicial sobre la vida de la víctima a causa de sus convicciones políticas. Eso significa que puede estar de acuerdo o en desacuerdo con la persona a la que se acosa, o puede que esta importante o anónima, pero el atacante le da un valor a esta persona debido al significado que tiene desde el punto de vista de cómo debería ser organizada la sociedad y los recursos.

Por ejemplo, el acosador político puede seguir cada día a un parlamentario hasta su casa para intimidarle, o puede tratar de contactar constantemente con un periodista para poder hablar largamente con él, debido a que cree que comparten opiniones.

2. Acosador de famosos
Este es uno de los tipos de acosador más conocidos, dado que es la viva imagen del fenómeno fan llevado al extremo. Se trata de personas obsesionadas con sus ídolos, referentes que se han hecho famosos, normalmente a nivel nacional o internacional, y que tratan de estar en contacto con ellos a toda costa. Su comportamiento suele ser imprevisible y altamente influido por las emociones

3. Por humillación amorosa
Esta categoría está compuesta por acosadores que se sienten frustrados o humillados porque, tras haber realizado movimientos para despertar el interés romántico de una persona, se sienten rechazadas, con lo cual la convierten en el blanco de sus acosos.

Los casos de erotomanía, un trastorno mental en el que la persona cree que otra está enamorada de ella pero no lo muestra, pueden ser entendidos como un subtipo de esta clase de acosadores.

4. Lujurioso
Este tipo de acosadores se caracterizan por estar motivados por la lujuria y la excitación sexual. Si bien al principio es muy típico que se limiten a seguir a las víctimas, frecuentemente terminan yendo más allá, agrediendo directamente o incluso violando.

5. Acosador doméstico
En este caso se acosa en un entorno relativamente privado, normalmente a la pareja o amante. Se puede considerar que estos acosadores se involucran en violencia doméstica, ya sea mediante claros ataques a la dignidad de la persona o mediante el ataque físico.

6. Profesional
En este caso, el acoso es consecuencia de un acuerdo comercial con una tercera parte, que paga por someter a la víctima.


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Arturo Torres

Psicólogo

Licenciado en Sociología por la Universitat Autónoma de Barcelona. Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona. Posgrado en comunicación política y Máster en Psicología social.

https://psicologiaymente.net/forense/tipos-de-acosadores
 
Las 7 secuelas de las víctimas de violencia de género
Varias señales físicas y psicológicas se arrastran tras vivir una situación así.
por Julia Uliaque Moll
Estos son las señales que deja el maltrato psicológico y físico.


Mucho se ha debatido sobre la violencia de género en estos últimos días con motivo del Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, celebrado el 25 de noviembre. A través de este artículo queremos transmitir de forma sencilla algunas de las secuelas psicológicas que sufren las víctimas de violencia de género, sin atrevernos a afirmar que existe un perfil psicológico de mujer que sufre maltrato, pero sí teniendo en cuenta que existen una serie de secuelas o consecuencias psicológicas que se repiten en muchas de las mujeres que han padecido esta violencia.

Las mujeres víctimas de violencia de género padecen unos daños específicos de la situación de maltrato, que suelen aparecer de forma habitual en todas las víctimas, pero debemos resaltar la heterogeneidad de las personas y remarcar que cada situación entraña matices diferentes y, por lo tanto, las secuelas que vamos a explicar a continuación no se presentarán en todas las víctimas con la misma intensidad ni de la misma manera.

Los 4 tipos de secuelas en víctimas de violencia de género
Vamos a clasificar las consecuencias que sufren las víctimas de violencia de género en cuatro bloques:

  • Secuelas emocionales y afectivas: son las relacionadas con la autoestima de la víctima, sus emociones y sentimientos.
  • Secuelas cognitivas: suelen destacar los problemas de concentración, las pérdidas de memoria, la dificultad para pensar en el futuro y planificar o imaginar el futuro, la confusión, etcétera.
  • Secuelas conductuales: reducción de conductas de interacción social (dar y recibir), dificultades para comunicarse, problemas al negociar, etcétera.
  • Secuelas físicas: morados y lesiones, agotamiento físico, dolor generalizado en el cuerpo, etcétera.
Sin embargo, en este artículo nos vamos a dedicar a explicar las consecuencias emocionales y afectivas que sufren las mujeres víctimas de violencia machista, ya que a menudo son las más difíciles de detectar y las que suponen una de las múltiples dianas de intervención fundamentales de cara al tratamiento psicológico.

Secuelas emocionales y afectivas en víctimas de violencia de género
Aunque pueden presentarse múltiples síntomas a nivel psicológico-afectivo, nos vamos a centrar en las 7 secuelas emocionales más frecuentes.

1. Baja autoestima, problemas de identidad y autoimagen distorsionada
la visión que tienen de ellas mismas está totalmente distorsionada hacia lo negativo. Es frecuente que duden de sus propias capacidades y posibilidades, refieren que son una persona totalmente distinta a la que eran al empezar la relación tóxica. En general, se perciben sin recursos, desamparadas y sin las habilidades necesarias para responsabilizarse de sus vidas. Minimizan sus capacidades y habilidades, y maximizan las probabilidades de equivocarse y de “fracasar”.

Les cuesta fiarse de su intuición (pensemos que durante un tiempo se les ha hecho dudar de sí mismas de forma permanente, pensando que no tienen razón o que lo que piensan o dicen es absurdo y que están equivocadas), por lo que pueden llegar a depender mucho de las opiniones externas.

2. Sentimientos de culpa y mucho miedo
Estos sentimientos surgen a raíz de los mensajes de culpabilización constante que han recibido por parte del agresor. Se sienten culpables por todo, aunque aparentemente no tenga nada que ver con ellas. Piensan que no son buenas como persona (si tienen hijos, pueden llegar a pensar que son una mala madre). La culpa que sienten las suele paralizar y no les permite mirar hacia adelante y avanzar. A raíz de las amenazas del agresor desarrollan tensión constante, hipervigilancia y miedo.

3. Aislamiento emocional
A raíz del aislamiento social que provoca el agresor, la víctima siente que está totalmente sola y que nadie puede entender lo que le sucede. Creen que no pueden confiar en nadie y que, por tanto, nadie las puede ayudar. Paralelamente, dependen cada vez más del agresor. También pueden llegar a creer que lo que están viviendo solamente les sucede a ellas y que nadie las comprendería.

4. Dificultad para reconocer y expresar emociones
Debido a la situación de control absoluto por parte del agresor, se produce una negación de sentimientos y de emociones propias de la víctima. Ellas piensan que sus sentimientos no tienen importancia, que están exagerando o que están equivocadas (desconfían de sus propios sentimientos). De esta manera, suelen optar por esconder sus emociones.


A menudo pueden mostrar rabia mal canalizada: pensemos que la víctima tiene que ser capaz de controlar todas sus emociones para no “irritar” al agresor. Esto provoca un caldo de cultivo perfecto para que más adelante la mujer exprese sus sentimientos de una manera más descontrolada. A veces la rabia contenida va dirigida contra ellas mismas.

5. Trastorno de estrés postraumático o sintomatología afín
Estas mujeres están viviendo o han vivido situaciones muy difíciles y estresantes, traumas recurrentes en muchos casos, por lo que pueden surgir síntomas típicos del TEPT (ansiedad, pesadillas, depresión, hipervigilancia, embotamiento emocional, irritabilidad, ideas de su***dio, insomnio, respuestas emocionales exageradas…).

6. Sentimientos de haber traicionado al agresor
Por haber denunciado, por separarse o por habérselo explicado a otra persona. Sienten que traicionan a su pareja. Este sería uno de los elementos que llevarían a muchas mujeres víctimas de violencia de género a retirar sus denuncias. Se sienten culpables por hablar mal de él, aunque estén en definitiva explicando lo sucedido. Además, las mujeres que han sido víctimas de violencia de género durante largo tiempo pueden llegar a integrar ideas y mensajes que han ido recibiendo por parte del agresor. Se acaban convirtiendo en lo que el agresor quiere que ella sea.

7. Trastornos de apego
Es habitual la dificultad para confiar en los demás, sienten que no son merecedoras de ser queridas o de ser respetadas, mantienen distancia con el entorno por miedo a volver a sufrir, perciben el entorno como una amenaza…

Sobre todo surge la ambivalencia afectiva: no se pueden dar “el lujo” de entregarse de forma totalmente genuina y abierta a las personas que les muestran afecto, ya que en el pasado lo hicieron y las consecuencias fueron nefastas. De alguna manera se intentan proteger de futuras situaciones de violencia. Esta situación de ambivalencia también se produce con el agresor, ya que en una de las partes del ciclo de la violencia el agresor les pide perdón (luna de miel: sienten cariño hacia él y lo perciben como alguien que es digno de ser querido) y en las siguientes fases vuelven las fases de acumulación de tensión y explosión (sienten odio hacia él).

Referencias bibliográficas:
  • Lorente Acosta, Miguel. (2009). Mi marido me pega lo normal: agresión a la mujer. Realidades y mitos. Planeta: Barcelona.

  • Echeburúa, E., y De Corral, P. (1998). Manual de violencia familiar. Siglo XXI de España: Madrid.

  • Colegio Oficial de la Psicología de Gipuzkoa (2016). Manual de Atención Psicológica a víctimas de maltrato machista.

TÓPICOS


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Julia Uliaque Moll
Psicóloga Forense y Sanitaria

Psicóloga graduada en Psicología por la Universitat de Barcelona. Ha realizado el Postgrado en Peritaje Forense y Asesoramiento Psicológico en Derecho Civil, Familiar y Laboral y el Postgrado en Peritaje Psicológico Penal Forense en la UAB.

Cuenta con el Máster Universitario en Psicología General Sanitaria (MUPGS) de la UB y dos años de formación intensiva cognitivo-conductual como psicoterapeuta en la Unidad de Terapia de Conducta de la UB.

Además de haber trabajado con personas que padecían trastorno mental severo, está especializada en terapia en depresión, ansiedad, relaciones tóxicas, baja autoestima, control de la ira, traumas, víctimas de violencia de género, etc. También realiza peritajes psicológicos en materia civil, familiar, laboral y penal.

https://psicologiaymente.net/forense/secuelas-victimas-violencia-de-genero
 
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