Cuadernos de Psicología.

La fuerza interior: ¿Cómo desarrollarla?




A pesar de las dificultades, los obstáculos que en un primer momento parecían insuperables y los problemas aparentemente irresolubles, tenemos una increíble capacidad para superar la adversidad y seguir avanzando. Lo que nos guía a través de las situaciones más duras de la vida es nuestra fuerza interior.

La fuerza interior nos ayuda a recuperarnos de una enfermedad grave, a salir del agujero negro en el que nos sume la pérdida de una persona querida y a levantarnos tras un fracaso recomponiendo los pedazos rotos para seguir adelante. Gracias a la fuerza interior no solo resistimos la adversidad, sino que salimos fortalecidos de las circunstancias más complicadas.

¿Qué es la fuerza interior exactamente?
La fuerza interior es un recurso psicológico que promueve el bienestar y facilita la curación. Es la capacidad para protegernos ante la adversidad manteniendo una actitud positiva, esperanzadora y optimista que nos permita proyectarnos al futuro confiando en nuestros recursos para lidiar con el problema.

La fuerza interior descansa sobre tres pilares fundamentales:

  1. Resiliencia. Es la fuerza que nos empuja hacia la supervivencia incluso en las condiciones más difíciles, la cual se alimenta de la confianza en nuestras capacidades y recursos para salir adelante. Implica un equilibrio entre la perseverancia – mantener nuestro rumbo a pesar de todo y de todos – y la flexibilidad para adaptar nuestro pensamiento y comportamiento a las circunstancias, por duras que sean. La resiliencia nos permite doblarnos sin rompernos, convirtiéndonos en sobrevivientes.
  2. Sentido de la vida. Es la capacidad para encontrar un significado a la vida, para explicarnos lo que nos ocurre y comprender las circunstancias más difíciles, de manera que podamos elegir las estrategias de afrontamiento más adecuadas para lidiar con las situaciones estresantes. Implica además la plena conciencia de que somos libres para elegir nuestra actitud ante lo que sucede, lo cual nos permite empoderarnos y mantener cierto grado de control sobre la situación.
  3. Autotrascendencia. Es la capacidad para moverse intra, inter y transpersonalmente más allá del yo. Implica trascender los intereses personales, de manera que podamos asumir una distancia psicológica que nos ayuda a poner todo lo que nos ocurre en perspectiva para ir un paso más allá de la preocupación. Gracias a la autotrascendencia podemos expandir los límites personales e incluso tomarnos con sentido del humor las experiencias aparentemente más negativas. De esta manera logramos atravesar los periodos difíciles sin venirnos abajo, asumiendo las dificultades con mayor entereza.
¿Por qué necesitamos desarrollar la fuerza interior?

La fuerza interior es una de las herramientas más valiosas para la vida. Es lo que nos mantiene con esperanza y nos anima a seguir adelante, lo que subsiste cuando todo lo demás se ha desmoronado. No solo nos permite superar la adversidad, sino que nos ayuda a capear mejor la tormenta, manteniendo una actitud más positiva que nos permite seguir confiando en nuestras capacidades.

Un estudio desarrollado en la Universidad de Åland, por ejemplo, comprobó que a medida que las mujeres envejecen, el riesgo de sufrir depresión aumenta en un 20%. Sin embargo, la fuerza interior es un factor protector que no solo las mantiene a salvo de la depresión, sino que también las conduce a involucrarse en actividades positivas y significativas que mejoran su salud.

Otra investigación realizada en la Universidad de Utah reveló que la fuerza interior es uno de los factores más importantes para determinar la calidad de vida de las personas que sobreviven al cáncer ya que les permite enfrentar con mayor entereza y positividad la enfermedad.

Debemos pensar en la fuerza interior como en una inversión para la vida. Cuantos más problemas afrontemos, más confiaremos en nuestras potencialidades para salir adelante – pase lo que pase – y más preparados estaremos para lidiar con los problemas futuros sin venirnos abajo. Aunque no tengamos un plan de acción, aunque jamás nos hayamos enfrentado a ese obstáculo, la fuerza interior nos brinda el empuje necesario para no desfallecer.

7 características de las personas con fuerza interior
  1. Tienen un locus de control interno. “Reza como si Dios cuidase de todos, pero actúa como si todo dependiese de ti”, dice un refrán popular. Y las personas que tienen una gran fuerza interior lo ponen en práctica al pie de la letra. Desarrollan un locus de control interno, lo cual significa que toman las riendas de su vida y asumen sus responsabilidades. No culpan a los demás o al mundo por sus problemas, sino que intentan resolverlos.
  2. Obvian las cosas sobre las que no pueden influir. Solemos pensar que la fuerza de voluntad es una fuente inagotable, pero no es así. Si hemos pasado todo el día ejerciendo un férreo autocontrol, durante la noche seremos más propensos a caer en la autoindulgencia. Eso significa que la fuerza de voluntad es una cualidad que debemos aprender a dosificar. Por eso, las personas con fuerza interior suelen concentrarse en lo que verdaderamente cuenta y pasan de las causas perdidas o aquellas que se escapan de su control. Esta actitud les permite focalizar su energía y lograr sus objetivos. Son personas pragmáticas que contribuyen hasta donde pueden y no se martirizan cuando no pueden hacer más.
  3. No se quejan continuamente. De vez en cuando las quejas pueden tener un poder catártico pero los lamentos continuos – una característica endémica de nuestra sociedad – solo sirven para centrarnos en los aspectos negativos de las situaciones y, de paso, perder una energía y un tiempo extremadamente valiosos. Las personas con fuerza interior asumen una actitud diferente: no se sientan a llorar sobre la leche derramada, emplean esa energía para reorganizar su estrategia y volver a la carga. Son capaces de centrar sus recursos en lo que realmente vale la pena.
  4. Son capaces de adaptarse a las circunstancias, por duras que sean. Las personas con fuerza interior son muy flexibles. Incluso manteniéndose fiel a su sistema de valores, logran reorganizar su comportamiento según vayan cambiando las circunstancias. En vez de luchar contra viento y marea malgastando una energía preciosa, siguen la corriente y el fluir natural de las cosas para lograr sus objetivos. Y cuando no es posible, son capaces de cambiar su meta planteándose un objetivo más asequible y racional. No se trata de resignación sino de madurez y sabiduría, de saber distribuir los recursos en aquellas cosas que realmente darán frutos.
  5. No intentan impresionar a nadie, su objetivo es superarse a sí mismas. En una cultura tan competitiva como la nuestra, muchas personas actúan movidas por una motivación extrínseca. Es decir, buscan logros como si fueran medallas para colgarse en el pecho, medallas que le granjeen la aprobación o admiración de los demás. Las personas con fuerza interior no pretenden impresionar a nadie, tienen la suficiente confianza en sí mismas como para perseguir sus propios sueños. Su objetivo no es ser mejor que los demás, sino superar sus propias limitaciones.
  6. Ven el pasado como una fuente de información – nada más. La mayoría de las personas viven atadas, de alguna u otra forma, a su pasado. Sin embargo, a menudo el pasado se convierte en un fardo demasiado pesado que les impide avanzar. Las personas con fuerza interior, al contrario, no se quedan atadas al pasado, aprenden de sus errores y siguen adelante. El pasado no las define. Comprenden que un fracaso es tan solo una oportunidad para aprender y fortalecer su resiliencia. De esta manera el pasado se convierte en una fuente de empoderamiento, más que en un fardo de culpas.
  7. Aplican la gratitud. Las personas con fuerza interior son conscientes del enorme poder de la gratitud, por eso la practican a diario. Eso les permite poner el foco en las cosas positivas, en vez de centrarse únicamente en los problemas y obstáculos de la vida. También les permite comprender mejor sus potencialidades y aprovechar sus fortalezas para enfrentar la adversidad. Al aprovechar los efectos de la gratitud, estas personas encuentran la tranquilidad y el coraje necesarios para enfrentar cualquier problema desde una perspectiva más equilibrada.
¿Cómo desarrollar la fuerza interior?
– Elige un problema. La clave consiste en elegir un problema específico. Puedes pensar que la vida no es justa – y tienes razón, a veces no lo es – pero ello no te ayudará a enfocarte en tus recursos psicológicos y desarrollar la fuerza interior. Céntrate en una situación específica y analiza cómo te está afectando psicológicamente. Comprueba su impacto en tu cuerpo. ¿Cómo reaccionas físicamente cuando piensas en esa situación?

– Asume una distancia psicológica. Todos los problemas no se solucionan siguiendo el mismo camino. Asumir una distancia psicológica de lo que está ocurriendo te permitirá evaluar las cosas en perspectiva. Puedes preguntarte: ¿Qué harías si hubieses tenido ese problema cuando eras un niño? ¿Y si se presentara siendo ya anciano? También te ayudará ponerte en el lugar de otra persona e imaginar qué haría.

– Decide, sin dilación. Muchas veces nos quedamos atrapados en los problemas porque no tomamos decisiones. De esta manera corremos el riesgo de que el problema siga creciendo, y lo que es aún peor, se mantendrá activo como un foco de atención en nuestra mente, provocando un gran desgaste emocional. Por tanto, debes asegurarte de no postergar demasiado la decisión. No esperes al momento «correcto», porque es probable que nunca llegue. Y hazle más caso a tu Inteligencia Intuitiva.

– Empodérate con el pasado. Puedes usar el pasado a tu favor para activar la fuerza interior. Solo tienes que recordar otra situación difícil en la que también te sentías igual de mal y recordar cómo saliste de ella. Este ejercicio de memoria te ayudará a restarle impacto a lo que te está ocurriendo, te permitirá comprender que al final, todo llega y todo pasa, y te servirá para activar la confianza en ti, en tu capacidad para salir adelante.

Fuentes:

Boman, E. et. Al. (2015) Inner strength – associated with reduced prevalence of depression among older women. Aging & Mental Health; 19(12): 1078-1083.

Dingley, C. & Roux, G. (2014) The Role of Inner Strength in Quality of Life and Self-Management in Women Survivors of Cancer. Res Nurs Health; 37(1): 32–41.

Lundman, B. et. Al. (2010) Inner Strength—A Theoretical Analysis of Salutogenic Concepts. International Journal of Nursing Studies; 47: 251–260.

Dingley, C. et. Al. (2000) Inner strength: A concept analysis. Journal of Theory Construction & Testing; 4(2): 30.

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Una relación no se destruye por los conflictos, sino por la distancia emocional

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Existen mil y un motivos por los cuales se puede romper una relación, pero los conflictos no son uno de ellos, a pesar de que normalmente los culpamos de las rupturas. En realidad, los conflictos suelen ser solo la excusa, las relaciones se rompen porque no sabemos gestionar esos conflictos, de manera que terminan generando una distancia emocional insalvable.

Los conflictos sirven para fortalecer la relación
Los conflictos son una extraordinaria fuente de cambios. No son negativos, sino que encierran el germen de la transformación y el crecimiento. Las parejas estables que llevan años, por ejemplo, no son aquellas que no han tenido conflictos sino las que han sido capaces de superarlos y usarlos para fortalecer la relación.

Los conflictos son la expresión de las diferencias y deseos encontrados, por lo que también son una excelente oportunidad para clarificar expectativas. Sirven para reafirmar, por una parte, la individualidad de los miembros de la pareja y, por otra, para animarles a acercar extremos opuestos.

Paulo Coelho no andaba desacertado cuando afirmó que «los conflictos hacen crecer el amor«. Sin duda, lo someten a prueba, por lo que son los ladrillos con los cuales creamos una relación resiliente, a todo y a todos.


Es en ese diálogo, en la búsqueda de puntos en común, que la relación se afianza y crece. Cuando cada quien cede un poco la relación se fortalece y cada miembro se compromete un poco más, aprende a ser un poco más tolerante y avanza otro paso hacia la madurez.

¿El secreto para solucionar los conflictos? Las ofertas emocionales
John Gottman, un psicólogo que ha estudiado durante décadas las relaciones de pareja, ha descubierto que uno de los secretos para lidiar con los conflictos de las relaciones duraderas son las ofertas emocionales, las cuales se utilizan para establecer una conexión aproximadamente el 86% de las veces.

Una oferta emocional es una señal de afecto, atención o cualquier otra forma de conexión positiva que una persona envía a otra. Puede tratarse de un abrazo, una caricia, una simple mirada, unas palabras afectuosas o un acto que implique una señal de paz, arrepentimiento o conexión emocional.

Esas ofertas son esenciales para mantener el vínculo afectivo en la relación y sirven para atenuar la intensidad de los conflictos. Son una especie de puente hacia el entendimiento que permiten mantener el vínculo emocional a pesar de las diferencias que puedan existir.

Cuando una de las personas rechaza continuamente esas ofertas emocionales ignorándolas o respondiendo con críticas y resentimiento, o estas brillan por su ausencia, se instaura una distancia psicológica que, a la larga, acrecienta las diferencias e imposibilita resolver los conflictos.

La distancia emocional separa más que cualquier conflicto
La distancia emocional es aquella que se instaura cuando se ha roto el vínculo afectivo. Su poder devastador es tal que puede terminar convirtiendo a dos personas que antes se amaban en completos extraños. La distancia emocional implica sentirse desconectado del otro, percibiéndolo incluso como un desconocido, generalmente porque la relación ha dejado de satisfacer nuestras necesidades emocionales.

El problema es que cuanto más se acreciente esa distancia, más improbable será que podamos resolver los conflictos porque, de repente, es como si no tuviéramos ningún punto de contacto con la otra persona. Cuando se pierde la comunicación, dejando paso al silencio y la indiferencia, incluso los conflictos pierden su sentido porque existe la sensación de que ya no hay nada que recuperar.

Comunicar, comunicar, comunicar… Hasta la saciedad
Para evitar que se instaure esa distancia emocional, hay que comunicar. Para solucionar los conflictos, es importante hablar de ellos, expresar lo que sentimos y deseamos de manera clara. A su vez, es fundamental ser capaces de escuchar a la otra persona y ponernos en su lugar, cognitiva y emocionalmente.

La comunicación es el mejor antídoto contra la distancia emocional, pero la comunicación asertiva y auténtica, esa que tiene como objetivo solucionar problemas y encontrar puntos en común para que podamos mirar juntos en la misma dirección.

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Estudio revela que el estilo de vida moderno nos está volviendo más estúpidos

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Nuestro estilo de vida moderno está bajo la lupa. Cada vez más personas se cuestionan si nuestra forma de vivir potencia la inteligencia o, al contrario, nos hace caer en una especie de sopor mental, como si estuviéramos en piloto automático. Los científicos también se han planteado esta pregunta y llevan décadas analizando nuestro cociente intelectual. Sus resultados no son esperanzadores.

Efecto Flynn: Los años en los que florecía la inteligencia
Las pruebas para medir el cociente intelectual que se han ido aplicando desde el siglo XX sugirieron que la inteligencia humana estaba aumentando. Es lo que se conoce como efecto Flynn. En 1980 James R. Flynn recopiló datos de 35 países usando los test de inteligencia estandarizados WISC y Raven. Descubrió que el CI aumentaba una media de 3 puntos cada diez años.

¿Por qué se ha producido ese incremento en la inteligencia?

Existen varias hipótesis. Una de ellas apunta a la mejoría de la alimentación, la cual aporta todos los nutrientes necesarios para que el cerebro se desarrolle y alcance su máximo potencial. Otra teoría apunta hacia la tendencia a crear familias con menos hijos, lo cual permite brindarles un ambiente más desarrollador a los pequeños. Una última hipótesis se refiere a la creciente complejización del entorno, la cual actuaría como un estímulo para la inteligencia.

El declive de la inteligencia

En 2004 investigadores de la Universidad de Oslo dieron la voz de alarma indicando lo que podría ser el final del efecto Flynn. A partir del análisis del cociente intelectual de 500.000 personas, observaron que en la década de 1990 se evidenció un pico en los resultados obtenidos en las pruebas de inteligencia, pero posteriormente ese crecimiento se detuvo e incluso se observó una ligera disminución en los subtest de razonamiento numérico.

No han sido los únicos, ese mismo año un grupo de psicólogos de la Universidad de Adelaide del Sur en Australia presentaron los resultados de 20 años de investigaciones con niños de edades comprendidas entre los 6 y 13 años que acudieron a la misma escuela. Sus resultados indican que desde 1981 hasta 2001 el cociente de inteligencia dejó de crecer e incluso constataron una disminución en la velocidad de procesamiento.

¿A qué se debe esa disminución del cociente intelectual?

La teoría disgénica es una de las explicaciones más extendidas. Según esta teoría, las personas más inteligentes y con mayor nivel educativo suelen tener menos hijos, lo cual terminaría afectando estadísticamente el nivel de inteligencia general. A la vez, es probable que las personas con menor cociente intelectual tengan más hijos y estos reciban menos educación, de manera que obtendrán resultados más bajos en los test de inteligencia, lo que contribuiría a una disminución en los resultados con el tiempo y un “embotamiento” de la población general.

¿La era de la «cultura chatarra»?
Un estudio más reciente llevado a cabo en la Universidad de Michigan que evaluó los datos de más de 700 000 personas confirmó el declive de al menos 7 puntos por generación, el cual comenzó a mediados de 1970, como revela el gráfico que aparece a continuación. Estos investigadores afirmaron que “el declive en la inteligencia refleja factores ambientales y no cambios en la herencia disgénica”.

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Estudio realizado en la Universidad de Michigan muestra la disminución del cociente intelectual.
Estos psicólogos compararon precisamente el cociente intelectual de hermanos nacidos en años diferentes y descubrieron que, en vez de ser similares, como sugiere la teorría disgénica, las puntuaciones de CI a menudo difieren significativamente. Esto significa que nuestra inteligencia está determinada por la sociedad en la que crecemos, los intereses que esta promueve y la educación que recibimos.

Si crecemos en una sociedad que promueve el pensamiento libre – de verdad – y fomenta la creatividad, es probable que desarrollemos al máximo nuestra inteligencia. Si la sociedad nos aleja de la reflexión proponiéndonos contenidos exclusivamente pensados para “matar el tiempo” y nos dicta continuamente qué debemos hacer, no tendremos la oportunidad de desarrollar nuestras habilidades de resolución de problemas.

Hoy, más que nunca, la tecnología digital está controlando nuestra atención de manera adictiva. A diferencia del televisior, la “caja tonta” que se quedaba en casa, el móvil nos acompaña a todas partes, convirtiéndose en un agente disruptor que reclama continuamente nuestra atención sumiéndonos en un estado de “conciencia mínima”. Y sin atención, no puede haber pensamiento crítico.

No solo consumimos comida chatarra sino también “cultura chatarra”. Y eso se refleja en nuestra capacidad para resolver problemas, elegir la información relevante y, en última instancia, formarnos un pensamiento crítico. La decisión está en nuestras manos.

Fuentes:

Bratsberg, B. & Rogeberg , B. (2018) Flynn effect and its reversal are both environmentally caused. PNAS; 115 (26): 6674-6678.

Sundet, J. M.; Barlaug, D. G. & Torjussen, T. M. (2004) The end of the Flynn effect? : A study of secular trends in mean intelligence test scores of Norwegian conscripts during half a century. Intelligence; 32(4): 349-362.

Nettelbec, T. & Wilson, C. (2004) The Flynn effect: Smarter not faster. Intelligence; 32(1): 85-93.
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La nueva felicidad se llama resiliencia
Diez consejos para cultivar esta cualidad psicológica y afrontar las crisis con serenidad
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La resiliencia tiene que ver con la capacidad de las personas de gestionar los momentos difíciles en la vida (penguiiin / Getty Images/iStockphoto)
ROCÍO CARMONA
22/06/2019 08:00
Actualizado a 22/06/2019 08:08

Me encuentro con Carolina Torres en una habitación de la planta de Neumología del Hospital Clínic de Barcelona. No es la primera vez que la visito en una situación parecida, y siempre que lo he hecho me ha recibido con la misma sonrisa radiante. La saludo y pienso que la de hoy podría iluminar un estadio de fútbol entero. Carolina ha ingresado esta vez, paradójicamente, porque los síntomas de la enfermedad incurable que padece han mejorado, algo inaudito en sus circunstancias. El suyo es un caso único. Su dolencia se llamahipertensión arterial pulmonar, una enfermedad rara que la situó al borde de la muerte cuando se la diagnosticaron hace dos años. Sobrevivió de milagro, y tras pasar lo peor, sus médicos le explicaron, entre otras cosas, que a partir de entonces debería convivir con una bomba endovenosa de perfusión continua que le suministraría una hormona vasodilatadora directamente al corazón a través de la arteria femoral. Sin esa hormona, sus pulmones y su corazón no podrían funcionar.

Acostumbrada a hacer deporte, pues en su vida pasada, como ella la llama, era instructora de pilates y subpilates, entre otros, Carolinano recibió bien la noticia de su pérdida de movilidad. Tampoco la de que iban a incluirla en la lista de espera para realizarle un doble trasplante pulmonar y de corazón, o que apenas iba a poder moverse o realizar ninguna tarea cotidiana, por no hablar de deporte. Una de sus pasiones, nadar en el mar, quedaba por completo descartada de su vida, pues la bomba de perfusión insertada en un orificio practicado en su vientre lo hacía imposible. Tampoco lo permitía la resistencia de su corazón ni de sus pulmones, le advirtieron.

“La resiliencia es el punto de partida en que te despiertas hacia un camino ético que te puede hacer vivir más y mejor”

CAROLINA TORRES Profesora de Pilates y de Anatomía y Fisiología
Pero con lo que nadie contaba era con la capacidad de resiliencia de la propia Carolina. Cuando me siento hoy junto a su cama me enseña orgullosa la herida cerrada donde hasta ahora llevaba insertado el catéter directo hacia la arteria. Y luego me señala su nueva bomba, pegada al cuerpo mediante un sencillo adhesivo. Es un aparato mucho más pequeño que le suministra un tratamiento subcutáneo. “La medicación se deposita ahora bajo el tejido de mi piel y va drenando poco a poco hacia el torrente sanguíneo”.

Torres me explica que el suyo es uno de los poquísimos casos en los que un paciente de su gravedad ‒la esperanza de vida de una persona con su enfermedad es de unos pocos años‒ no solo no ha empeorado, sino que ha ido a mejor. “Lo suficiente como para que puedan plantearse cambiarme de máquina por una más fácil de llevar y menos invasiva”. Carolina, que ha acabado por desarrollar su propio método de ejercicio físico, llamado flowing health, que ahora enseña a otros pacientes, es capaz de hacer caminatas, bicicleta estática, Pilates e, incluso, de nadar. Me cuenta también que en todo este tiempo, desde que ingresó en la UCI con un pronóstico gravísimo y mortal, ella ha estado convencida de que ella podría ir a mejor, aunque todos le dijeran que eso era imposible. Carolina es el ejemplo perfecto de persona resiliente, es decir, que posee la capacidad psicológica de superar situaciones traumáticas.

Salgo del hospital y me quedo pensando en cómo, demasiado a menudo, la mente juega con nosotros y nos engaña. Pienso en todos eso momentos en los que la pérdida de un trabajo, de un ser querido o de una relación nos hunden y nos hacen creer que no podremos seguir adelante. Nos olvidamos de nuestra capacidad de resiliencia y empezamos a vivir con el miedo a perder o a no conseguir cosas que, si lo pensamos con detenimiento, son innecesarias.

A Carolina, ahora, muchas cosas de su vida anterior al diagnóstico le parecen poco importantes. Ella disfruta con los pequeños logros de su día a día, con sus perros, con sus amigos, con la alegría de ver salir el sol un día más y, según dice, su enfermedad le ha abierto un camino para intentar convertirse en una persona mejor: “La resiliencia es el punto de partida en que te despiertas hacia un camino ético que te puede hacer vivir más y mejor. Yo creo que una persona resiliente es aquella que cree en sí misma y también en su entorno. Tiene voluntad, confianza, y aprovecha cada oportunidad para crecer. Para mí, padecer una enfermedad incurable ha sido el punto de partida para aprender a amar más y mejor. La resiliencia, acompañada de la ética y del amor, ha tenido un efecto en mi estado físico, y la verdad es que estoy mejorando”.

“La resiliencia es realismo con esperanza, es optimismo realista”

MONIA PRESTA Psicóloga y terapeuta
Lo que relata Carolina desde su impresionante experiencia, que también ha explicado en su libro Cómo vivir con una enfermedad incurable (Urano), tiene mucho sentido en el ámbito de la psicología. Ya hace algún tiempo los profesionales señalan que, más que la búsqueda de la felicidad, la cualidad que todos deberíamos aprender cultivar es la de la resiliencia. Durante un par de décadas, quizá influidos por el auge de la psicología positiva, no hemos dejado de oír de hablar de la búsqueda a cualquier precio de la felicidad, entendida esta en la mayoría de los casos como un estado de placer o bienestar. Pero placer y bienestar son necesariamente efímeros, y buscarlos a toda costa a veces nos lleva a negar el dolor e incluso a hacernos más daño mientras no dejamos de buscar en el espejo el reflejo de un falso optimismo que nos conmina a “ser positivos” pase lo que pase.

La resiliencia, en este contexto, cobra mucha importancia, pues es lo que nos permite navegar por los momentos complicados de la vida sin perder el norte. O recuperarlo en el caso de que lo hayamos perdido. En los países anglosajones están empezando a tomárselo muy en serio, y la resiliencia está llegando a las escuelas como una materia más. Un ejemplo lo encontramos en Estados Unidos, donde distintas asociaciones de profesores ofrecen programas continuos para enseñar resiliencia a alumnos de todas las edades.

En la escuela Silver Springs de Maryland, por ejemplo, los alumnos de quinto curso siguen un programa específico en el que aprenden resiliencia para poder enfrentarse a sus problemas de ansiedad. Y la enseñanza de esta cualidad psicológica no se limita solo a los más pequeños. Un estudio del Madison’s Centre for Healthy Minds de la Universidad de Wisconsin, publicado recientemente en la revistaFrontiers for Psychology concluyó que en solo dos semanas sus participantes se volvían más resilientes ante el sufrimiento, gracias, en este caso, a la práctica de la meditación. Parece, pues, que la resiliencia es una cualidad de la que cada vez se habla más a menudo. Y resulta que es algo que se puede aprender, no un don con el que solo unos pocos privilegiados nacen.

“La resiliencia es realismo con esperanza, es optimismo realista” explica la psicóloga y terapeuta Monia Presta. “No es ese optimismo a toda costa, falso, en que negamos el dolor. Lo bueno y lo malo forman parte de la vida, y lo importante es cómo afrontamos los momentos difíciles. Si nos resistimos al cambio estamos destinados al sufrimiento. Si hemos tenido un accidente, una separación, un abuso, asistido a un acontecimiento traumático, podemos transformarlo y proyectar futuro. Eso no significa negar el dolor, sino transitarlo y transformarlo. Si negamos el dolor y nos aferramos a la condición anterior estamos anclados al sufrimiento. Cuando tocamos fondo es cuando podemos volver a renacer”.

¿Y cuáles son las claves para ser como las ostras, por ejemplo, y ser capaces de convertir nuestras desgracias o contratiempos en una preciosa perla? “Ante todo tendríamos que definir el concepto de felicidad. La felicidad es sentir paz interior. No tiene nada a que ver con tener, poseer, con ser reconocidos por los demás, con buscar la felicidad afuera a toda costa. Todo eso genera sufrimiento. La felicidad tiene que ver con conocerse a uno mismo, tal como decía Sócrates. Entonces eso implica ser resilientes, porque no todo lo que descubrimos de nosotros nos va a gustar, porque hay vivencias, situaciones adversas y aceptarlas es el primer paso para evolucionar. Lo que no se acepta persiste y se entierra en vida. Por tanto, hay que cultivar la resiliencia para ser felices, aceptando todos los aspectos de la vida, tanto los positivos como los negativos”.

Consejos para desarrollar la resiliencia
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Un mujer participa en un ejercicio de meditación. FatCamera / Getty Images
Se cuenta que Séneca era una persona muy rica y poseía varias villas amuebladas muy ricamente. A pesar de ello tenía por costumbre dormir regularmente en el suelo y se alimentaba sobre todo de pan duro y agua. Séneca no lo hacía para torturarse o por tacañería, sino porque quería recordarse a sí mismo que no pasaría nada por perderlo todo. Al vivir en estas condiciones de frugalidad se estaba liberando de la preocupación por el desastre, lo que en el fondo reforzaba su confianza en la vida y en su propia capacidad para convivir con cualquier desgracia material. Al obrar así Séneca estaba iniciando un movimiento muy poderoso.

Para Monia Presta, la resiliencia –cuya importancia este filósofo de la antigua Roma captó hace ya tanto tiempo–, es una especie de super competencia que afecta a muchas otras habilidades que necesitamos para convivir: “Si no desarrollamos la resiliencia tenemos menos herramientas para fluir con la vida”, explica la psicóloga. “Una persona que no practica la resiliencia se vuelve rígida, frustrada, amargada con menos capacidad de disfrutar de lo simple, poco creativa y con menos recursos para afrontarla. Cuando practicamos la resiliencia desarrollamos el pensamiento lateral, o sea la capacidad de resolver los problemas de manera creativa, usando un punto de vista diferente que rompe con los esquemas habituales de la lógica. Es un método creativo que nos ayuda a ver la realidad desde otros puntos de vista y que todos podemos cultivar y desarrollar”.

Y si, como explica Monia Presta, la resiliencia es algo que se aprende y se construye, ¿cómo podemos empezar a hacerlo? Algunos consejos de esta terapeuta para desarrollarla son:

1. Aceptar que el cambio es parte de la vida. Aceptar los acontecimientos que no se pueden cambiar enfocarse en los que sí se pueden modificar.

2. Ver las crisis como posibilidades de cambio y no como obstáculos insuperables. Crisis en griego significa “cambio”. Asumir que las dificultades son oportunidades para aprender y crecer.

3. No intentar cambiar las situaciones. Lo único que se puede cambiar es la interpretación y la narración de ellas que hacemos. Si tenemos dificultad para hacerlo se recomienda acudir a un psicólogo/a.

4. Pedir ayuda y aceptar apoyo de las personas que nos quieren fortalece la resiliencia. La red social de apoyo ayuda a tener la esperanza realista. Participar en un grupo de mutua ayuda también puede ser beneficioso. Ver que no somos los únicos en tener problemas ayuda a relativizarlos.

5. Fijarse más en el presente, y no en el pasado o en el futuro. Un exceso de pasado genera depresión, un exceso de futuro genera ansiedad. Una manera para estar en el presente es practicar la meditación, estar en contacto con la naturaleza y, si eso no es posible o no es suficiente, pedir ayuda psicológica.

6. Meditar: La meditación provoca cambios en el cerebro en la zona de la amígdala, responsable de desencadenar la reacción de estrés. En solo ocho semanas de entrenamiento se han detectado estos cambios. El cortisol, la hormona del estrés baja.

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Varais personas practican ejercicios físicos en la azotea de un edificio en Barcelona. Xavier Cervera
7. Cuidarse, cultivando las propias necesidades. Hacer actividades placenteras, relajantes y practicar deporte. Todas estas actividades producen la serotonina, el neurotransmisor del bienestar.

8. Practicar el autoconocimiento. Apuntarse a un curso de crecimiento personal o empezar terapia psicológica para conocerse mejor.

9. Desarrollar el pensamiento lateral. Ver un problema según diferentes enfoques y buscar soluciones creativas a los conflictos.

10. Relativizar los errores y verlos como oportunidades de aprendizaje. Cuando cometemos errores es cuando tenemos la posibilidad de crecer.

Lecturas recomendadas:


Los patitos feos, Boris Cyrulnik(DeBolsillo)

Resilient: How to Grow an Unshakable Core of Calm, Strength, and Happiness, Rick Hanson y Forest Hanson(Harmony)

Resilience form the Heart, Greg Braden(Hay House)

Pase lo que pase no es el fin del mundo: resiliencia para momentos de crisis, Joan Borysenko (Urano)

Reportaje original completo:
https://www.lavanguardia.com/vivo/p...008603765/felicidad-resiliencia-consejos.html
 
Falta de comunicación en la pareja: 8 maneras en las que se expresa

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Un pilar fundamental para hacer que la relación de pareja perdure es la comunicación. Pero no cualquier tipo de comunicación; hace falta aprender a manejar estrategias de comunicación asertiva y honesta para lidiar adecuadamente con los problemas en la convivencia de pareja.

En este artículo vamos a revisar las diferentes maneras en las que la falta de comunicación en la pareja afecta negativamente al vínculo amoroso, impidiendo un desarrollo sano de la calidad de vida de los miembros que la conforman y de su manera de interactuar en el día a día.

La importancia de la comunicación en las relaciones amorosas
Las uniones de pareja se basan principalmente en la confianza para crear un vínculo fuerte que mantenga unidas a dos personas, y la comunicación es parte intrínseca del proceso de confiar en alguien. Cuando confiamos somos capaces de expresar nuestros sentimientos, emociones y opiniones de una manera franca y abierta con la otra persona.

De este modo, se puede entender entonces por qué la falta de comunicación en la pareja complica el hecho de que la relación funcione adecuadamente. Evadir los temas incómodos y hacer como si no existiesen los problemas es contraproducente, lo ideal es conversar para buscar las soluciones, así como mantener a la otra persona al coriente de lo que se piensa y siente acerca de todo tipo de temas significativos.

Es importante que aquellas parejas con problemas de comunicación sean capaces de reconocer esta situación a tiempo, para que puedan buscar las herramientas necesarias con las que mejorar este aspecto de su relación. De lo contrario, el vínculo afectivo se volverá disfuncional.

¿Cómo afecta la falta de comunicación a la pareja?
A continuación vamos a revisar un listado con las principales consecuencias de la falta de comunicación en el vínculo de pareja.

1. Actitud pasivo-agresiva
El modelo de comunicación pasivo-agresiva puede dañar significativamente a la pareja en los momentos de conflicto. La actitud pasivo-agresiva se basa en aparentar compostura, una expresión calmada, un tono de voz moderado, y hacer ver como que no pasa nada cuando en realidad nos encontramos irritados y lo hacemos saber de manera indirecta y ambigua.

Si eres capaz de mantenerte calmado o calmada durante las discusiones, evita que tus palabras sean hirientes directa o indirectamente; no basta con mantener un tono de voz adecuado y un buena compostura cuando lo que dices lastima a la otra persona.

2. No saber escuchar
Este problema representa uno de los más comunes para las parejas, y es consecuencia de la falta de comunicación en la relación. Es habitual ver cómo en las conversaciones las personas escuchan para responder, en lugar de para comprender el mensaje que la otra persona quiere hacerles llegar. Mientras más se prolongue esta situación mayores serán las secuelas negativas que deje.

Cuando esto ocurre durante las discusiones, estas se tornan cada vez más acaloradas, y jamás se consigue llegar a un punto concluyente, porque los miembros de la pareja se interrumpen constantemente evitando que alguno pueda expresar sus puntos de vista con normalidad.

3. Problemas de ira
Las dificultades para controlar las propias emociones, y en especial la ira, repercuten significativamente en la convivencia de la pareja. Esta situación genera un círculo vicioso en el cual la sensación de enfado nos hace transmitir ideas de manera equivocada, y los malos estilos de comunicación nos hacen sentir ira.

Lo mejor ante esta situación es aplicar un buen reconocimiento emocional, de manera que podamos saber inmediatamente que estamos enojados y evitar actuar o decir cosas durante el tiempo que se mantenga esta emoción. Así, seremos nosotros quienes controlemos la ira, y no al revés.

4. Críticas negativas
Cuando nos quejamos de manera excesiva y negativa de nuestra pareja, eso revela que algo estamos haciendo mal en el proceso comunicativo. Las críticas están ligadas a circunstancias problemáticas que no hemos sido capaces de resolver.

Si algo no te gusta de tu pareja, lo mejor será decírselo y encontrar juntos una solución. Pero si en lugar de eso lo que ocurre es que criticas su comportamiento sin tener la menor intención de solucionar el conflicto de origen, es momento de replantearse los estilos comunicativos que se manejan.

5. Ignorar a la pareja
Ignorar a la pareja es la manera más evidente de falta de comunicación que existe. Se trata de la omisión total de cualquier interés por mejorar la situación negativa que daña la relación. Cuando ignoramos, el mensaje implícito que estamos enviando es que no nos interesa hacer algo para mejorar el funcionamiento de la relación.

6. Las faltas de respeto
Las ofensas hacia la pareja únicamente consiguen empeorar la situación inicial. Faltar el respeto del otro mientras tenemos una discusión es el equivalente a poner más leña en el fuego. Generamos un ambiente mucho más tenso donde la ira y la frustración se hacen dueños del momento.

7. Actitud testaruda
No dar el brazo a torcer es una de las cosas que más nos alejan de una comunicación adecuada con nuestra pareja. En ocasiones, es mejor bajar la guardia y aceptar que tal vez hemos actuado de manera exagerada ante alguna situación.

Hacer esto no implica debilidad ni sumisión, todo lo contrario, refleja que somos lo suficientemente maduros como para entender que no siempre tenemos la razón y hay momentos donde se debe aceptar que nos hemos equivocado, siempre aprendiendo de nuestros errores.

8. Enfocarnos únicamente en nosotros
Si bien es cierto que siempre debemos tener amor propio y no permitir que nuestra pareja esté por encima de nuestras necesidades, también es necesario entender que las relaciones son cosa de (al menos) dos personas, y no podemos únicamente centrar el foco en nosotros mismos.

Lo ideal es aprender a ver las necesidades del otro como importantes también, para poder llegar a acuerdos adaptativos, los cuales aporten beneficios a la convivencia y generen un ambiente de igualdad en la pareja.

¿Qué hacer para solucionarlo?
La posibilidad de asistir a terapia de pareja debería ser una de las opciones que se plantee toda pareja que pase por esta clase de problemas. En estas sesiones, el trabajo para mejorar la calidad de la comunicación es un aspecto central de la intervención psicológica. Eso sí, hay que preocuparse por encontrar un buen psicólogo.

Referencias bibliográficas:
  • Fehr, B., Russell, J. (1991). The Concept of Love Viewed From a Prototype Perspective. Journal of Personality and Social Psychology.
TÓPICOS



Andrés Carrillo
Psicólogo

Graduado en Psicología por la Universidad Bicentenaria de Aragua, Venezuela. Diplomado en Psicología Criminal por la Universidad de Carabobo, Venezuela. Redactor en temas de psicología.
https://psicologiaymente.com/pareja/falta-de-comunicacion-pareja
 
Cómo ayudar a un niño víctima de bulling: 7 consejos contra el acoso


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El acoso escolar, también conocido como bullying, es una circunstancia demasiado común dentro de los centros educativos de educación primaria o secundaria. Por lo general suele presentarse con mayor incidencia en la etapa secundaria, cuando los jóvenes están pasando por la edad adolescente.

En este artículo vamos a ver cómo ayudar a un niño o niña víctima de bullying, aprenderemos a identificar cuándo un joven puede estar padeciendo acoso escolar, y conoceremos las mejores maneras de afrontar esta situación asistiéndole.

¿Cómo identificar el acoso escolar?
Para saber cómo ayudar a un niño víctima de bullying, el primer paso es identificar el acoso escolar. Por lo general los jóvenes suelen reservarse la situación para ellos solos y no cuentan nada sobre el tema a los adultos.

Esta negativa de hablar al respecto responde a los sentimientos inadecuados que experimenta el menor cuando es víctima de acoso escolar; normalmente se siente minimizado anímica y emocionalmente, lo que lo lleva a pensar que los adultos lo percibirán de la misma forma.

Tienen miedo de hablar al respecto porque no quieren que sus cuidadores se puedan sentir decepcionados de ellos, por considerar que están teniendo una actitud de “debilidad” ante la situación de ser víctimas de bullying. Como cuidadores de un niño o adolescente, debemos estar atentos a su conducta.

Hay varios indicadores que pueden servirnos como signos de alerta sobre la posibilidad de que el joven pudiera estar siendo abusado en el colegio. El tono emocional aplanado es una constante; pero además de esto existen algunas señales puntuales que pueden ayudarnos a reconocer casos de bullying. Sin los siguientes.

  • Niños evasivos ante el contacto visual.
  • Con dificultades para dormir por la noche.
  • Se resisten a ir al colegio.
  • Están aislados socialmente.
  • Regresan del colegio con moretones o golpes.
  • Regresan de los colegios hambrientos a pesar de llevar comida.
  • Piden más dinero constantemente.
Estos indicadores deben hacer basarse en hechos que surgen con cierta regularidad, además de estar acompañados por una disminución en la afectividad del joven. De no ser así podrían deberse a alguna situación puntual ajena al acoso escolar.

¿Cómo ayudar a los niños víctimas del bullying?
En las próximas líneas veremos una serie de consejos prácticos para ayudar a los niños y adolescentes a afrontar el acoso escolar.

1. Hacerle saber al joven que no debe avergonzarse
Lo primero que debemos hacer es darle la confianza necesaria para que exprese su situación real sin temor alguno, hacerle ver que no es la única persona a la que le ha sucedido dicha situación y que no debe sentirse mal por ello. Se debe hacer énfasis en que quien está cometiendo el error es el abusivo, y no él.

2. Combatir la sensación de culpabilidad
Aquellos jóvenes víctimas de abuso en el colegio desarrollan un intenso sentido de culpabilidad irracional, basado en la idea de que ellos tienen la culpa de sufrir el abuso por no ser capaces de defenderse. Como cuidadores es necesario que hablemos con ellos y les ayudemos a cambiar este pensamiento inadecuado.

Debemos hacerles comprender que no tienen la culpa de que otras personas tengan actitudes erróneas, y que la solución no está en recurrir a la violencia, sino en hablar con las autoridades de la institución respecto a lo que está ocurriendo. Lo mejor será dirigirnos al colegio en compañía del joven y realizar la denuncia.

3. Felicitar al joven por expresarse
Tomando en consideración lo difícil que le puede resultar al joven expresar su experiencia negativa, es buena idea felicitarlo por haberlo hecho. Es importante reafirmar su autoestima, haciéndole saber lo valiente que ha sido por atreverse a contar lo que está sucediendo.

4. Evitar restarle importancia
En algunos casos los padres o cuidadores no le dan la importancia real al asunto y toman esta situación como algo natural en la vida de los jóvenes, cuando la verdad es que si no se toman las medidas a tiempo los resultados podrían ser muy dañinos para el niño o niña. Muchos jóvenes, por sentirse incomprendidos, han llegado a atentar contra su propia integridad física.

Lo ideal es actuar apenas tengamos sospechas de que algo malo puede estar sucediendo en la escuela.

5. Mantener comunicación frecuente con los maestros
Una forma de prevenir y afrontar el acoso escolar cuando ya está sucediendo es mantener buenas relaciones de comunicación con los maestros de los jóvenes, de modo que nos cuenten si ven comportamientos inusuales en el joven, y en caso de tratarse de acoso escolar, actuar juntos para detenerlo.

6. Educar en inteligencia emocional
Inculcarle al menor la capacidad de reconocer sus propias emociones es indispensable para que en una situación de estrés no permita que la rabia o la frustración le hagan hacer cosas contraproducentes para su situación.

Lo que buscamos con esto es que el joven sea capaz de dominar sus emociones y no actuar al primer impulso. Para conseguirlo debemos hablar con él respecto a las ventajas de solucionar las dificultades por los canales regulares y no recurriendo acciones violentas.

7. Enseñarle a primar la calidad de las relaciones
Es útil mostrarle al niño o niña que en ocasiones es beneficioso alejarse de ciertas personas que no aportan nada positivo, a pesar de que aparentemente sean populares o carismáticas a ojos de los demás, y enseñarle que se debe tomar en consideración el cómo se siente uno mismo cuando está con alguien en concreto para valorar si esa relación vale la pena. Así se fomenta que no cambie sus intereses o su manera de ser por formar parte de un grupo en el que es víctima de bullying.

Referencias bibliográficas:
  • De Acevedo, A. (2010). Alguien me está molestando: el bullying. Ediciones B.
  • Barri, F. (2006). S.O.S. Bullying: Prevenir el Acoso Escolar y Mejorar la Convivencia. Praxis, S.A.
https://psicologiaymente.com/desarrollo/como-ayudar-nino-victima-de-bullying
 
No es el pasado lo que nos afecta, sino lo que ese pasado dice de nosotros

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Es imposible que el pasado nos angustie. El pasado se encuentra congelado. Todas nuestras angustias se encuentran en el presente”, escribió el filósofo Igor Sibaldi, cambiando así el foco de atención del pasado al presente, de lo inamovible a aquello que podemos cambiar.

No cabe duda de que el pasado puede convertirse en un fardo pesado que nos impide avanzar o nos mantiene paralizados en un punto de nuestro camino marcado por sentimientos como la culpa, la tristeza y/o el resentimiento. No podemos volver al pasado para cambiarlo. Lo hecho, hecho está. Sin embargo, lo que realmente nos molesta y ata – aunque a menudo nos cuesta reconocerlo – no es el pasado en sí, sino lo que ese pasado dice de nosotros, es lo que ese pasado trae al presente.

Nuestro cerebro se “ancla” al pasado
El único pasado que nos ata es aquel que no logramos aceptar. Un estudio realizado en la Universidad de Harvard comprobó que cuando vivimos una situación muy estresante, esas vivencias se quedan grabadas en el cerebro.

Estos neurocientíficos pidieron a personas que habían sufrido un trauma psicológico, que escucharan una descripción de lo que les había sucedido y, mientras tanto, escaneaban sus cerebros. Descubrieron que cuando las personas revivían el pasado, algunas partes de su cerebro se activaban, especialmente la amígdala, el núcleo del miedo, y el córtex visual. No obstante, también comprobaron que el área de Broca, la zona responsable del lenguaje, se desactivaba.


Esto significa que cuando vivimos una situación muy intensa desde el punto de vista emocional y miramos al pasado, la revivimos como si fuera real, volvemos a experimentar las mismas emociones con idéntica intensidad, porque no hemos podido aceptarla y convertirla en una experiencia narrativa.

Convertir el pasado en una experiencia narrativa significa que le hemos conferido un sentido y lo hemos incorporado en nuestra historia de vida. Eso nos permite seguir adelante. No obstante, muchas veces nos quedamos atrapados en ese pasado porque no logramos integrar en nuestro “yo” lo que esa experiencia dice de nosotros.

Cuando no queremos aceptar partes de nosotros
La disonancia cognitiva implica un conflicto en nuestro sistema de ideas y creencias, una incompatibilidad entre dos cogniciones simultáneas. Se trata de una incoherencia interna entre la imagen que tenemos de nosotros y la nueva imagen que una experiencia ha sacado a colación.

Cuando una situación del pasado implica un cambio en la manera en que nos vemos a nosotros mismos, es más difícil de aceptar. Si hemos infringido nuestras propias normas, valores y creencias, nos resulta muy difícil asumir la escisión que se ha generado en el “yo” ideal que habíamos construido.

Ya en 1980, Weinstein, un psicólogo de la Universidad de Nueva Jersey, había descubierto que solemos mirarnos bajo una luz muy positiva, tan positiva que rompe con las probabilidades hasta el punto de hacer que alberguemos expectativas poco realistas sobre nosotros mismos.

En sus estudios apreció, por ejemplo, que las personas creían que tenían menos probabilidades de desarrollar una adicción que los demás y, a la vez, que tenían más posibilidades de llegar a la vejez con buena salud en comparación con el restod e sus coetáneos.

Eso significa que podemos vernos bajo una luz excesivamente optimista, la cual nos impide aceptar nuestras sombras. Quizá ese pasado nos obliga a aceptar que no somos tan sinceros, empáticos, altruistas y/o fuertes como pensábamos.

Cuando una situación saca a relucir esas sombras, nos resulta difícil aceptarlas porque ello conlleva un cambio en la imagen del “yo”, lo cual significa replantearnos quiénes somos en realidad y comprender que no somos tan perfectos o buenos como creíamos.

Aceptar nuestras sombras no es sencillo, pero es la única manera de conocernos realmente. Es un viaje interior que todos debemos emprender y que nos permitirá liberarnos del peso de nuestro pasado, aceptando nuestros errores, debilidades e incongruencias.



Fuentes:

Rauch, S. L. et. Al. (1996) A symptom provocation study of posttraumatic stress disorder using positron emission tomography and script-driven imagery. Arch Gen Psychiatry; 53(5): 380-387.

Weinstein, N. D. (1987) Unrealistic optimism about susceptibility to health problems: Conclusions from a community-wide sample. Journal of Behavioral Medicine; 10: 481-500.

Weinstein, N. D. (1980) Unrealistic optimism about future life events. Journal of Personality and Social Psychology; 39: 806-820

https://rinconpsicologia.com/como-nos-afecta-pasado/
 
9 consejos para no distraerse estudiando y aprender rapido.


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Para algunas personas, el hecho de disponerse a estudiar para un examen puede significar un verdadero reto, sobre todo si tienen tendencia a distraerse durante los momentos de estudio.

En este artículo repasaremos diferentes consejos para no distraerse estudiando, los cuales te ayudarán significativamente a potenciar tu concentración a la hora de centrarte en los temas que necesitas aprender para conseguir llegar a dominar el tema y aprobar las evaluaciones de la mejor manera posible.

9 consejos para evitar distraerse estudiando
En el siguiente listado vamos a ver varios consejos y recomendaciones para no distraerse estudiando; aplicarlos durante las jornadas de estudio garantizara sacar el mejor provecho de ellas.

1. Encuentra un ambiente apropiado
Lo primero que debemos hacer es seleccionar un lugar adecuado para estudiar. Habrá que tener en cuenta varios factores que influyen en la selección del ambiente de trabajo. Lo ideal es que sea un sitio tranquilo, alejado de cualquier tipo de sonidos molestos (contaminación sónica) entre otros distractores.

También es recomendable que el lugar de estudio no sea un lugar que asociemos con descanso (por ejemplo, nuestra habitación).

2. Reúne previamente los materiales
No basta con encontrar un lugar tranquilo; también debe ser un lugar donde tengamos a la mano los recursos necesarios para el estudio; no vale de nada que estudiemos en un lugar sin ruido si no tenemos el material requerido y eso nos fuerza a levantarnos e ir a buscar cosas muchas veces, lo cual nos expone a distracciones.

Una manera efectiva de simplificar el proceso de estudio es disponer adecuadamente todos los materiales que necesitarás antes de iniciar a estudiar, de manera que el estudio resulte lo menos interrumpido posible.

Si tienes la información en algún dispositivo de almacenamiento externo o correo electrónico, resulta recomendable que la descargues en el ordenador y la tengas a la mano en el escritorio, para disponer de mayor comodidad.

3. Encuentra compañeros de estudio
Encontrar buenos compañeros de estudio es un factor motivacional importante, porque podemos aprender mejor cuando nos relacionamos con personas que tienen unos objetivos y nivel de conocimientos similares a los nuestros.

Hacer grupos de estudio ayuda a abarcar mayor contenido referente a las temáticas de las evaluaciones; cada uno podría dedicarse a estudiar en profundidad un tema, y luego, en las discusiones colectivas de las jornadas de estudio, explicárselo al resto de compañeros y resolver dudas.

4. Lleva comida a la mano
Tener bocadillos disponibles para el estudio es una buena manera de potenciar nuestra manera de aprovechar el tiempo. Podemos premiarnos con un pequeño bocadillo al terminar de estudiar un tema durante una hora, por ejemplo, y luego tomar un descanso. Además, estudiar con hambre es muy difícil, y dependiendo de dónde nos encontremos, buscar un bar o restaurante podría llevarnos demasiado tiempo.

5. Toma descansos
Los descansos son importantes para poder consolidar de la mejor manera los conocimientos que vamos memorizando. Si estudiamos de manera seguida y no le permitimos a nuestro cerebro procesar adecuadamente los nuevos contenidos, nos será más difícil recordar esos contenidos en el futuro.

Lo ideal es tomar descansos programados. Puedes colocar una alarma para asegurarte de que no se te pasará el momento de interrumpir la dinámica de estudio. Por otro lado, es buena idea tener definido el tiempo exacto de cada descanso. Este es uno de los consejos para no distraerse del estudio más fáciles de aplicar, porque tan solo hay que programar avisos en el reloj o el smartphone y obedecerlos cuando suenen.

6. Encuentra la motivación
Disponernos a estudiar contra nuestra propia voluntad no es algo que favorezca mucho nuestra concentración, lo ideal es buscar los motivos por los cuales nos conviene realizar el estudio. De este modo, podremos conseguir una motivación interna que nos ayudará a potenciar nuestra concentración.

Una buena manera de conseguir este tipo de motivación es colocarnos una meta realizable a corto plazo, de modo que podamos ir tras ella y sentir que estamos avanzando positivamente hacia su consecución. Por ejemplo, repasar un capítulo del temario terminándolo en las próximas 4 horas.

7. Evita postergar metas
Una vez que tienes todo lo necesario para comenzar a estudiar, puede que tengas pensamientos intrusivos que te hagan postergar el estudio, y en lugar de sentarte a leer te pongas a hacer cualquier otra cosa. Lo ideal es reconocer estos pensamientos y combatirlos rápidamente.

No dejes que la procrastinación se apodere del control de tus acciones, cuando tengas todo listo frente a ti inicia inmediatamente la actividad de estudio que tienes planeada y verás cómo a medida que avanzas los pensamientos intrusivos y la tentación de dejar la tarea para más adelante se van disipando.

8. Gestiona la ansiedad
Por lo general, la sensación de ansiedad se hace presente cuando sentimos que tenemos muchos temas pendientes y no hemos adelantado nada. Gestionar esta angustia es importante, porque si es muy intensa puede llegar a paralizarnos, al intentar no exponernos a nada que nos recuerde esa obligación.

Una manera de evitar esta sensación tan característica en épocas de examen es hacer un cronograma con los temas a estudiar, todos en orden de relevancia. De ese modo, podremos ir centrándonos en estas tareas de manera secuencial, favoreciendo una percepción inmediata de nuestro progreso, y evitamos que la angustia se apodere de nuestra mente. Cuanto más ordenados seamos al planificar nuestra jornada de estudio, más alejada mantendremos la ansiedad.

9. Regula el uso de la computadora
Actualmente nuestras actividades académicas y laborales giran mucho en torno a nuestros aparatos electrónicos (ordenadores, teléfonos inteligentes, tabletas, etc.), lo cual indudablemente representa una ayuda al conseguir la información. Sin embargo, debemos tener en cuenta que estos aparatos también pueden jugar un papel distractor para nuestra menta. Lo ideal es emplearlos para conseguir el material que necesitamos y los conocimientos puntuales que puedan ayudarnos a estudiar adecuadamente. Si ves que los usas muchos para distraerte, puedes intentar prescindir de ellos mientras estudias, o poner límtes claros a su uso (por ejemplo, tenerlos siempre desconectados de Internet).

Referencias bibliográficas:
  • Fuentes, L. y García-Sevilla, J. (2008). Manual de psicología de la atención: una perspectiva neurocientífica. Madrid: Síntesis.
  • Styles, E.A. (2010). Psicología de la atención. Madrid: Centro de estudios Ramón Areces.
https://psicologiaymente.com/inteligencia/consejos-no-distraerse-estudiando
 
Adictos a la información: Cuando la información se transforma en una “droga”

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¿No puede dejar de revisar tu móvil, aunque no estés esperando ningún mensaje importante? ¿Entras varias veces a los diarios para comprobar las noticias? ¿Sientes curiosidad por saber más sobre tu vecino o compañero de trabajo, aunque no tienes ninguna intención de relacionarte con él? ¿“Espías” lo que los demás comparten en sus redes sociales solo por mera curiosidad?

¡La culpa es de tu cerebro! Investigadores de la Universidad de Berkeley descubrieron que la información actúa sobre el sistema de recompensa del cerebro de la misma manera que los alimentos o las drogas.

A veces, solo queremos saber
Somos curiosos. No es un secreto. La curiosidad nos anima a explorar y descubrir. Pero quizá somos mucho más curiosos y cotillas de lo que estaríamos dispuestos a admitir. Y quizá esa curiosidad puede hacer que nos saturemos con información inútil. O que nos quedemos atrapados en un bucle de búsqueda en el que jamás pasamos a la acción, aturdidos por la cantidad de opciones, la cantidad de factores a considerar y la información nueva que aparece cada día y que contradice a la anterior, generando caos y eliminando el espacio para la necesaria reflexión.

Estos investigadores escanearon el cerebro de las personas mientras estaban inmersas en un juego de apuestas. Cada participante recibió una serie de billetes de la lotería y debía decidir cuánto estaba dispuesto a pagar para obtener más información sobre las probabilidades que tenía de ganar. En algunos casos, la información era valiosa, como cuando había mucho dinero en juego, pero en otros casos esa información no aportaba prácticamente nada, como cuando había poco dinero en juego.


Se apreció una tendencia: los participantes solían sobrevalorar la importancia y el valor de la información. Y cuanto mayor era el riesgo o las probabilidades de ganar, más aumentaba la curiosidad por esa información, aunque en realidad esta no tenía ningún influjo en sus decisiones. Es decir, solo querían saber, por saber.

Los investigadores creen que este comportamiento indica que no solo buscamos información que nos resulte beneficiosa o valiosa por algún motivo, sino que nos gusta obtener información en sentido general, la usemos o no. Es como querer saber si recibiremos una oferta de trabajo, aunque no tengamos la intención de aceptarla.

La anticipación nos sirve para determinar cuán bueno o malo puede ser algo. Anticipar una recompensa más placentera hará que la información parezca más valiosa de lo que es en realidad”, apuntaron los investigadores.

Los escáneres cerebrales revelaron que la información activaba las zonas del cerebro relacionadas con la recompensa, aquellas que provocan una descarga de dopamina y que también se activan en los casos de adicción.

Concluyeron que “para el cerebro, la información es su propia recompensa, independientemente de si es útil o no […] De la misma manera en que a nuestro cerebro le gustan las calorías vacías de la comida chatarra, la información le hace sentir bien, aunque no sea útil”.

Más información no siempre es mejor
Solemos pensar que cuanta más información, mejor. No siempre es así. A veces atiborrarse de información puede implicar un detrimento del análisis, la reflexión y el pensamiento crítico. Consumir información como se consume una droga implica que no existe un procesamiento de la misma, por lo que es un acto inútil.

En un mundo que nos bombardea de información constantemente, debemos tenerlo muy presente o corremos el riesgo de perdernos en un mar de noticias y contenidos específicamente creados para “doparnos”, no para crecer o animarnos a reflexionar.

De hecho, un estudio anterior realizado en la Universidad de California reveló que las redes sociales activan la amígdala y el núcleo estriado, estructuras involucradas en las emociones y la anticipación de las recompensas, que son las mismas que se activan en las adicciones.

El deseo de obtener más y más información, sin hacer nada provechoso con ella, genera el mismo comportamiento impulsivo que se aprecia en las adicciones, silenciando el sistema inhibitorio que nos permite retomar el control.

Por supuesto, eso no significa que debemos dejar de informarnos. Significa que debemos ser críticos con la información que consumimos y, sobre todo, que necesitamos pasarla por un tamiz. ¿Realmente vale la pena perder tanto tiempo de nuestra vida consumiendo información que olvidaremos al día siguiente?

Fuentes:

Kobayashi, K. &i Hsu, M. (2019) Common neural code for reward and information value. PNAS; 116 (26); 13061-13066.

Turel, O. et. Al. (2014) Examination of neural systems sub-serving facebook «addiction». Psychol Rep; 115(3): 675-695.
https://rinconpsicologia.com/adictos-a-la-informacion/
 
Como ayudar a una persona con TOC: 6 consejos para dar apoyo.

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El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) representa un malestar constante e intenso si no se recibe tratamiento psicológico. Por eso, incluso mientras se asiste a terapia, es importante que cuenten con el apoyo de amigos y familiares.

En este artículo vamos a ver cómo ayudar a una persona con TOC, este trastorno de control de los impulsos que se caracteriza por ocasionar una gran necesidad de realizar rituales repetitivos llamados compulsiones.

¿Qué exactamente el Trastorno Obsesivo-Compulsivo?
Para entender mejor cómo ayudar a una persona con TOC, es necesario conocer de qué se trata. El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) se caracteriza por la aparición de pensamientos intrusivos que le producen al sujeto la sensación de malestar, de que las cosas están fuera de control y que algo malo ocurrirá si no se reestablece un cierto orden.

Las personas que padecen este trastorno por lo general presentan un flujo de pensamiento acelerado y con una tendencia catastrófica, es decir, que tienen la percepción de que las cosas les saldrán mal incluso antes de comenzar a realizarlas, lo que les produce la sensación de malestar aguda. Es por este estilo de pensamiento que los pacientes con esta alteración psicológica buscan refugiarse dentro de una burbuja de control excesivo en ciertos ámbitos de sus vidas, mediante la realización de compulsiones. Las compulsiones son rituales repetitivos y muy concretos que la persona con TOC siente la necesidad de realizar inmediatamente para que el malestar producido por las obsesiones (los pensamientos intrusivos) se disipe.

Además, este tipo de conductas repetitivas presentan una marcada tendencia al orden, de manera que estos rituales se realizan siempre siguiendo una secuencia muy estricta que no debe ser interrumpida. Si algo llega a interponerse entre las personas con TOC y su orden característico al realizar estas compulsiones, el malestar se hace presente, hasta tal punto que les resulta imposible desenvolverse tranquilamente en las actividades de su rutina cotidiana, y sienten que es necesario que vuelvan a disponer todo según la manera que ellas consideran adecuada.

¿Cómo ayudar a alguien con TOC?
Ahora vamos a ver algunas maneras de ayudar a las personas que presentan el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC).

1. Acompañar a la persona a terapia
La terapia psicológica ayuda en gran medida a canalizar la necesidad de control de las personas con TOC. El profesional de la conducta será capaz de evaluar adecuadamente el caso particular del sujeto ofreciéndole las herramientas y el acompañamiento profesional requerido en estos casos.

Así pues, hay que hablar con la persona y procurar convencerla para a sistir a psicoterapia, y una vez hayan empezado las sesiones, animarla a no abandonar el tratamiento.

Una manera de brindar soporte como familiar o amigo es acompañar al paciente a las sesiones terapéuticas con el sujeto, y hacerle ver que no se encuentra solo, sino que cuenta con el apoyo personal que le ofreces para superar las situaciones complicadas.

2. No intentar enfrentarse a ellas para impedir compulsiones
Lo principal que se debe tener en cuenta al momento de ayudar a las personas con este trastorno es que no se debe intentar adoptar una actitud de confrontación para intentar modificar alguno de los rituales que realizan para mantener su orden específico.

Lo mejor será siempre adoptar una actitud de comprensión ante sus conductas, entendiendo que más que una manía es una necesidad para ellos. En todo caso, son estos pacientes quienes deben ser el motor de su propio cambio a partir de las pautas y el entrenamiento dados en terapia.

3. No involucrarse en los rituales
Tampoco es buena idea participar activamente de los rituales que tiene la persona, entendiendo que esta situación en lugar de resultar positiva para ella terminaría por fomentar la conducta obsesiva, haciendo que vuelva a empezar. Muchos familiares y amigos intentan brindar apoyo imitando las conductas de sujeto, lo cual no es adecuado.

En lugar de esto debemos mostrarle a la persona que no pasa nada cuando el ritual no se cumple, pero esto lo haremos a través del ejemplo. Sin ser invasivos, vamos a demostrarle que el mundo no es un lugar peligroso y que se puede vivir en él sin la necesidad de un orden exacerbado.

4. Reforzar positivamente sus avances
Un rasgo característico de las personas con el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es que son conscientes de que tienen un problema pero son incapaces de abandonar sus rutinas obsesivas si no reciben ayuda, en vista de que dependen de esa sensación de control para estar cómodos.

Lo que haremos para disminuir estas conductas será darle a la persona muestras de afecto y premios sorpresa cada vez que la persona muestra pequeños avances por dejar de ser tan metódica; de este modo el sujeto se sentirá gratificado y querrá seguir mejorando.

5. Establecer metas claras
Para que el consejo anterior, implementar reforzadores de conducta positiva, pueda funcionar de manera efectiva, es necesario ayudar al sujeto a plantearse unas metas realizables, de modo que sea posible evaluar y determinar la mejora que se ha tenido en ese tiempo. No sirve de nada fijarse objetivos casi imposibles de alcanzar, solo fomenta la frustración y las ganas de abandonar el tratamiento.

6. Incluir al núcleo familiar directo
En caso de que sea posible debemos involucrar al núcleo familiar del sujeto. De esta manera, el ambiente en el hogar mejorará, ya que los familiares directos del sujeto podrán comprender mejor por qué en ocasiones su pariente actúa de forma tan obsesiva, y en lugar de discutir comenzarán a prestar apoyo.

La terapia familiar ayudan mucho en estos casos; el terapeuta no solamente evalúa y ayuda a quien presenta TOC, sino que también les da a los familiares las mejores alternativas para afrontar positivamente la situación.

Referencias bibliográficas:
  • Kodysz, S. (s.f.). Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC). Breve Revisión Bibliográfica. Hojas Clínicas de Salud Mental.
  • Stern, E.R.; Taylor, S.F. (2014). Cognitive neuroscience of obsessive-compulsive disorder. The Psychiatric Clinics of North America. 37 (3): 337 - 352.
TÓPICOS



Andrés Carrillo
Psicólogo

Graduado en Psicología por la Universidad Bicentenaria de Aragua, Venezuela. Diplomado en Psicología Criminal por la Universidad de Carabobo, Venezuela. Redactor en temas de psicología.

https://psicologiaymente.com/clinica/como-ayudar-a-persona-con-toc
 
Desconfianza en la relación de pareja: 11 maneras en las que nos daña.
por Andrés Carrillo
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Las relaciones de pareja son un vínculo que se basa en varios aspectos claves para conseguir una adecuada convivencia entre los miembros. Dentro de este abanico de factores se encuentra la confianza, la cual tiene una importancia determinante en este lazo afectivo.

En este artículo veremos cómo nos afecta la desconfianza en la relación de pareja, y además revisaremos cuáles son las principales señales de que se encuentra presente dentro del vínculo amoroso.

¿Cómo afecta a la pareja la desconfianza en el otro?
Como hemos visto anteriormente, la confianza en la pareja juega un papel determinante dentro de la relación. Y es que cuando nos involucramos con alguien de manera sentimental, necesitamos sentirnos seguros con esa persona, contar con garantías de que esa relación tiene un futuro estable. Cuando no conseguimos dicha estabilidad emocional, somos presas de la ansiedad.

La desconfianza en la relación de pareja es un enemigo silencioso, ya que no implica una ruptura inminente, pero sí se encarga de ir desgastando el vínculo afectivo hasta el punto de dañar la convivencia, a veces de manera permanente.

No tiene sentido estar en una relación donde la mayor parte del tiempo tienes dudas sobre el compromiso de tu pareja contigo.

A medida que la inseguridad y la desconfianza van ganando terreno, el desgaste mental y emocional también comienzan a hacerse mucho mayores, lo cual afecta inevitablemente a la calidad de vida de las personas afectadas por estos sentimientos negativos.

Pensamientos intrusivos que no nos dejan concentrarnos adecuadamente en las cosas más cotidianas de nuestro día a día, falta de ganas de hacer nuestras actividades, necesidad de estar comprobando que todo está bien en la relación... Son solo algunas de las maneras en las que la desconfianza merma las relaciones de pareja y la calidad de vida individual de las personas.

Señales de que hay desconfianza en la relación de pareja
Veamos ahora algunas de las complicaciones más puntuales que suelen ocurrir cuando los sentimientos inadecuados de desconfianza e inseguridad afectan a las personas en su vida de pareja.

1. Problemas de sueño
La desconfianza genera en la persona que la sufre una alteración en el contenido de sus pensamientos recurrentes, los cuales toman una tendencia catastrófica y generadora de ansiedad. Por lo general, al sujeto se le hace difícil conciliar el sueño debido a estos pensamientos negativos, los cuales se intensifican por la noche.

2. Falta de atención
Cuando la desconfianza aparece en la pareja, esta suele ocupar gran parte del tiempo de las personas, e implica el uso de los recursos cognitivos; pensamiento, análisis, y por supuesto la atención, la cual se ve comprometida. Al sujeto se le complica la labor de enfocarse en sus actividades diarias a causa de la ansiedad.

3. Cambios de humor
Los cambios de humor (labilidad afectiva) son frecuentes durante los estados de ansiedad característicos de la desconfianza en la pareja. Estos consisten en pasar de estar tranquilo a estar preocupado, de estar feliz a estar triste; por lo general estas transiciones son bruscas, afectando al sujeto y a su entorno más cercano.

4. Irritabilidad
La irritabilidad se vuelve una constante cuando la desconfianza en la pareja se hace presente. Las personas tienden a ser poco tolerantes ante algunos comentarios o situaciones, sobre todo si tienen que ver con su vida amorosa, o si son vistas como un ataque (directo o indirecto). El sujeto se vuelve colérico al lidiar con una realidad que para él es incómoda.

5. Discusiones frecuentes con la pareja
Los estilos comunicativos se vuelven disfuncionales cuando los miembros del matrimonio o de la relación de noviazgo no confían el uno en el otro. Por lo general se encuentran predispuestos a tener discusiones acaloradas que únicamente van desgastando poco a poco la relación hasta, en muchos casos, ocasionar la ruptura.

6. Tensión en los músculos
Muchasde las consecuencias psicológicas y emocionales que genera la desconfianza de pareja se ven reflejadas también a nivel físico. **La tensión muscular es una de las formas somáticas más comunes **de notar que algo no anda bien con nuestro estado emocional.

7. Cefaleas por tensión
La cefalea por tensión es un dolor de cabeza ocasionado por un nivel elevado e intenso de tensión en ciertos grupos musculares, sobre todo los que se encuentran en la cabeza y el cuello.

8. Tendencia al aislamiento
Cuando las personas tienen dudas referentes a su pareja sentimental, no les gusta que otras personas les puedan recordar este tema, y es por ese motivo que en algunos casos deciden limitar más sus encuentros sociales.

9. Consumo de sustancias
La desconfianza aplicada a la vida amorosa es una situación complicada, la cual puede llevar a la persona a buscar soluciones desesperadas ante sentimiento de incertidumbre que presenta. Una de las supuestas alternativas puede pasar por el consumo de algunas sustancias que brindan un aparente alivio a esta carga a corto plazo, como lo son el alcohol u otras drogas.

10. Propensión a la infidelidad
El dicho de que un clavo saca otro clavo toma una relevancia especial en estas situaciones, donde la pareja se encuentra inmersa en las dudas. Alguna de las dos partes podrían buscar sentir una sensación de seguridad en otra persona, y esto propicia que la infidelidad ocurra.

11. Atracones de comida
Los atracones de comida son una reacción común ante el estrés de no saber lo que puede estar pasando en la relación, al no atrevernos a confrontar a nuestra pareja sobre cuáles son sus sentimientos, puede sobrevenir un apetito irracional y constante como forma de desahogo ante la duda.

Referencias bibliográficas:
  • Fehr, B., Russell, J. (1991). The Concept of Love Viewed From a Prototype Perspective. Journal of Personality and Social Psychology.
  • O'Donohue, W. and Ferguson, K.E. (2006). Evidence-Based Practice in Psychology and Behavior Analysis. The Behavior Analyst Today.
https://psicologiaymente.com/pareja/desconfianza-relacion-pareja
 
«Las parejas felices también son infieles»
La sexóloga, autora del blog y el canal Sexperimentando, se enfrenta a las preguntas que despierta la estación más cálida. ¿La infidelidad va con la edad? ¿Caen igual hombres y mujeres? ¿El verano nos hace más infieles? Malnero responde, tú disfruta

OMAR PARDO

ANA ABELENDA
29/06/2019 20:47 H

1 ¿El verano nos hace más infieles?

Hay más oportunidades, vacaciones, más tiempo libre, menos ropa, playita... Digamos, mejor, que el verano nos lo pone más fácil para ser infieles.

2 El calor influye, pero la última palabra la tiene uno.

Claro, el que no quiere ser infiel no lo es. Esa es una decisión personal.

3 ¿Influyen las horas de luz en el aumento de escarceos?

Hay más ocio, más salidas, más fiestas, socializamos más, y eso se traduce en más oportunidades.

4 ¿Somos muy diferentes en verano?

Estamos de mejor humor, más abiertos.

5 ¿La noche nos confunde?

La noche nos confunde, ¡pero eso en invierno y en verano!


6 Hay estudios que apuntan que la infidelidad suele producirse al cumplirse una década de relación. ¿Depende de la edad la cana al aire?

La madurez es algo importante. No es lo mismo una pareja estable, con recorrido, que una relación adolescente.

7 ¿Son más infieles los adolescentes?

Sí, en principio sí, los más jóvenes, pero, ojo, también se produce la infidelidad cuando se llevan años de relación. Cuando uno está aburrido en pareja, cualquier cosa puede resultar tentadora.

8 ¿Cómo se detecta una infidelidad?

Preguntando. Hace poco he entrevistado a una detective privada y hemos hablado precisamente de eso...


9 ¿Qué pistas te ha dado?

Dice que la infidelidad suele descubrirse con cosas tontas, como tiques de compra, regalos... No estamos hablando de un rollo, sino de infidelidades que se mantienen en el tiempo.

10 ¿Esas son las peores?

Son una mentira mantenida en el tiempo. Yo diferencio bastante entre ser infiel puntualmente y tomarle el pelo a tu pareja.

11 ¿Hombres y mujeres somos igual de infieles, de la misma manera?

Existe el tópico de que ellas lo hacen por amor y ellos por s*x*, pero no es cierto. Lo que parece, eso sí, según los datos, es que ellos perdonan más una infidelidad que ellas.


12 ¿Tiene futuro na relación que empieza con una infidelidad?

Lancé una sexpregunta en Instagram y salieron varias personas que habían sido infieles a su pareja con la pareja actual. Así que sí, puede tener futuro.

13 ¿Eres infiel solo si falta algo en tu relación?

Las parejas felices también son infieles. Lo de que buscas fuera lo que no tienes es un mito del amor romántico.

https://www.lavozdegalicia.es/notic...as-felices-infieles/0003_201906SY29P32991.htm
 
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