Cuadernos de Psicología.

Carlos López-Otín, el científico deprimido que busca la fórmula de la felicidad
Líderes
    • Compartir en Facebook
    • Compartir en Twitter
    • Enviar por email
  • 11 ABR. 2019 02:16
15549148297106.jpg

FOTOGRAFÍAS: ALBERTO DI LOLLI
0comentariosComentar


El prestigioso investigador español busca en un libro las claves genéticas del bienestar tras haber caído en una profunda tristeza por una agresiva campaña de acoso profesional

Carlos López-Otín (Sabiñánigo, 1958) sabe leer el ADN a simple vista. Lo hace con lápiz y papel para buscar enfermedades en la larga cadena de 3.000 millones de unidades básicas de ADN y más de 20.000 genes. Tiene el ojo educado desde que Craig Venter, el padre del genoma humano, le llamara en 2001 para hacer historia escribiendo las frases de la existencia humana en su carrera por descifrar el ADN humano por primera vez. Y no sólo participó, sino que fue el científico que más genes anotó de todos los cerebros que había en aquel entonces en la sede de Celera Genetics -la empresa de Venter-, entre los que había algunos premios Nobel. «Aún conservo los dos regalos que me dio en agradecimiento: el primero, un jersey de Celera Genomics y, el otro, la conferencia que tuve que impartir ante el propio Venter y su perro, el que luego fue objeto de la primera secuenciación del genoma de esa especie canina», cuenta.

Gracias a aquel entrenamiento abrió en la Universidad de Oviedo -en la que trabaja desde hace más de 30 años- la primera consulta de genómica social del mundo. Cada viernes recibe a familias desesperadas que buscan a la desesperada una respuesta que explicase la enfermedad de un hijo, un padre, un amigo... bueno, en realidad lo hacía antes de que una de las campañas de acoso y descrédito científico más agresivas que se hayan vivido en España le hiciese tambalearse y le robara la felicidad plena que le había acompañado durante casi 60 años. El motivo: la mediocridad del sector más endogámico de la universidad que veía como los alumnos de López-Otín ganaban por su calidad científica las plazas de catedrático que sus detractores no han sido capaces de sacar en 40 años de intrascendente carrera científica.

La guinda del pastel fue el día de junio en el que le llamaron para informarle de que una infección había colonizado el animalario donde guardaba el patrimonio genético acumulado durante décadas de trabajo. Tenía que sacrificar a los 6.000 ratones únicos en el mundo que escondían todos los secretos de sus investigaciones. Ese día se derrumbó todo y una carrera brillante y una vida feliz durante décadas se volvió un infierno. López Otín cayó entonces en una profunda tristeza que le obligó a aislarse del mundo durante meses para tratar de recuperar el control de su brillante cerebro, «el ikigai [propósito vital]», dice él mismo.

Pero también le llevó a preguntarse: ¿Qué es la felicidad y cómo se puede actuar sobre la genética para ser feliz? De esos iniciales 28 días de aislamiento en Mallorca, fuera de su ambiente habitual, surgió su libro La vida en cuatro letras (Paidós), en el que rastrea la vanguardia de la biomedicina actual para encontrar las tecnologías que nos permitirán en el futuro encontrar los nuevos elixires de la felicidad.

Para el filósofo Arthur Schopenhauer la felicidad es la ausencia de enfermedad. Si gozamos de salud, si no tenemos dolores, ser felices está al alcance de nuestra mano. Pero a López-Otín siempre le viene a la mente su discípulo Sammy Basso, que a consecuencia de una progeria -una de las peores enfermedades genéticas- tiene 23 años y un cuerpo de octogenario. Sammy está aparentemente condenado a no tener felicidad, y sin embargo ocupa uno de los cinco primeros puestos en el ranking personal de la felicidad para el investigador español. Tiene que haber algo más.

¿Qué necesitamos para construir la fórmula de la felicidad?
La felicidad tiene que encontrar un sustrato material, como lo encontraron los conceptos de herencia y de diversidad. Hace 60 años no sabíamos por qué nos parecemos a nuestros progenitores o por qué somos distintos unos de otros, por fuera y por dentro. Pensábamos que era algo etéreo, y no. Desde el descubrimiento de la doble hélice empezamos a descubrir los dos grandes misterios de la vida: el secreto de la herencia y lo que permite que seamos distintos, el orden en el que se colocan las cuatro letras de la vida, las que componen el ADN. Hay que buscar el sustrato material de la felicidad, porque, si lo tiene, podremos intervenir sobre él como estamos interviniendo sobre las propiedades genéticas o sobre enfermedades que nos parecían incurables.
¿Piensa más en un fármaco que en un abordaje psicológico?
Lo que ocurre en nuestro cerebro provoca cambios epigenéticos -enciende o apaga genes- y también alteraciones en el metagenoma, el de las bacterias que nos acompañan y que suponen el 99% del ADN que hay en nuestro cuerpo. Así que los psicobióticos, que aún ni siquiera conocemos, van a ser los nuevos fármacos de la felicidad en el futuro. Porque el microbioma es el segundo cerebro. Tiene una conexión directa por el nervio vago con el cerebro.
López-Otín imagina un futuro en el que las tecnologías de la biologías molecular y celular nos permitan diseñar de forma personalizada nuevas maneras de solucionar los problemas que nos producen malestar. Su madre tiene 93 años y una herida en una pierna que no termina de cerrarse desde hace un año. «Eso le hace sufrir muchísimo, cada día desde hace un año. Son cosas que hacen infelices a las personas», cuenta. Él sueña con un posible elixir de la felicidad basado en las nuevas técnicas de reprogramación celular, con una farmacia imaginaria en la que tienes un bote de células reprogramadas para resolver un problema particular. Como el que sufre su madre.

Pero también la nueva y polémica técnica de la edición genética formaría parte de la fórmula de la felicidad de López-Otín. Hoy, ya hay dos Homo sapiens 2.0 en el mundo, dice. Son dos seres transhumanos o posthumanos, son dos niñas gemelas chinas llamadas Lulu y Nana y que ya tienen su ADN modificado para mejorar su calidad de vida, para evitar padecer el sida que tenía su padre. ¿Por qué no vamos a hacer lo mismo para avanzar hacia la felicidad? ¿Por un problema ético? «Los límites éticos están para estudiarlos y cualquier límite hay que franquearlo si eso conduce a una mayor felicidad de la sociedad en general».

Sin embargo, el planteamiento del investigador español es un primer acercamiento a las bases biológicas de la felicidad. De la misma forma que describió las claves del envejecimiento junto a dos de sus colegas hace algunos años en lo que se ha convertido en su trabajo científico más citado por otros investigadores, ahora sólo trata de encontrar en sí mismo la biología del bienestar. Y en eso, los genes también juegan un papel fundamental a la hora de fabricar los neurotransmisores y las hormonas de la euforia, de los abrazos, de la recompensa, de la risa... y también del estrés.

"IGUAL QUE TENEMOS MEDICINA DE PRECISIÓN, EN EL FUTURO TENDREMOS LA FELICIDAD DE PRECISIÓN"
«Mi grado basal de felicidad hasta hace dos años era máximo, desde niño lo fue. No tengo ninguna enfermedad grave, tengo variantes genéticas de estado basal de felicidad alto, que es el bienestar emocional que miden los psicólogos. Pero si ponemos todo eso en una fórmula de la felicidad obtenemos unos puntos suspensivos...».

Una ecuación que no ha encontrado quién la termine y que el acoso al que se ha visto sometido este biólogo molecular en su universidad en los últimos años no ha hecho más que convencerle de que su maestro tenía razón. López-Otín guarda como un tesoro la carta que el Nobel español Severo Ochoa le dio cuando decidió irse a Oviedo a investigar. «Me dijo que era el error de mi vida y me hizo una carta que me sirvió de salvoconducto en la que decía: 'Aquí va un chico muy brillante que desoyendo nuestros consejos se incorpora a su universidad, por favor les ruego que le ayuden y le apoyen'».

Ochoa se anticipó al tiempo, igual que lo hizo en el siglo X el El califa cordobés Abderramán III, el primer ser humano que se atrevió a cuantificar la felicidad. Después de 50 años de reinado agasajado por todos los placeres imaginables de la vida y reconociendo que probablemente estaba entre las personas más felices del mundo, contó los días de felicidad pura y genuina que había disfrutado y sumaron 14. «Yo pensaba que iba a llegar antes de tiempo, pero hace dos años que no he sumado ni uno...», reconoce López-Otín. «Ahora yo tengo ocho, pero ya tenía que haber llegado a 10. Y en adelante tengo que tener cuidado, porque a los 60 comienzan ya a notarse las debilidades de los mecanismos de reparación del ADN», bromea. Pero él tiene una ventaja: conoce los secretos de la longevidad. Ha estudiado las claves que llevaron a la francesa Jeanne Calment, la mujer más longeva del mundo, a vivir 122 años, cinco meses y 14 días adicta al chocolate y al vino tinto hasta el final de sus días. No se sabe el grado de felicidad con el que vivió Calment, pero López-Otín quiere ver en esos 14 días finales de su vida un vínculo simbólico con los 14 días de felicidad plena de Abderramán III.

Llega la 'felicidad de precisión'
Según López-Otín, las sociedades avanzadas pronto tendrán el genoma de cada recién nacido secuenciado para buscar en él las susceptibilidades a las enfermedades para poder adelantarse al futuro. Lo que hoy en día se conoce como la medicina personalizada o medicina de precisión. El investigador español vislumbra un futuro en el que se abra la puerta a lo que él mismo llama en el libro la 'felicidad de precisión'. Es decir, que sea posible sintonizar el genoma, el epigenoma y el metagenoma con el entorno en el que se desarrolla tu vida. «La gente que tiene mejor predisposición a la felicidad es porque en la lotería genética le han tocado variantes profelicidad. Pero a nadie le tocan todos los números buenos, te puede tocar una predisposición al cáncer...», asegura. Y para esos casos... llegará la felicidad de precisión para mejorar nuestras vidas

https://www.elmundo.es/papel/lideres/2019/04/11/5cae1ec021efa05e118b4698.html
 
La receta que mejora nuestro humor en solo doce minutos
La Universidad de Iowa propone una estrategia para reducir la ansiedad, fácil de incorporar a la rutina diaria
doce-minutos-caminar-kNOI--620x349@abc.jpg


SeguirNuria Ramírez de Castro@ramdecastro
MADRID
Actualizado:14/04/2019 01:45h
1Luis Rojas Marcos: «Si va a rezar por alguien nunca se lo diga, no le ayudará»

Todos tenemos nuestros trucos cuando nos sentimos de mal humor o un poco deprimidos. A algunos les funciona el chocolate; cuanto más intenso y negro, mejor. A otros, les compensa una copa de vino, escuchar una composición o salir de compras en busca de un pequeño capricho. Pero quizá estemos enfocando mal la solución si hacemos caso a una investigación de la Universidad de Iowa, en Estados Unidos. La receta de un grupo de investigadores de Psicología es que para reducir la ansiedad y mejorar nuestro humor, no hay nada mejor que darse un paseo y desear lo mejor a todos con lo que nos crucemos.

Douglas Gentile, profesor de Psicología de la Universidad de Iowa cree que es una estrategia sencilla, fácil de incorporar a la rutina diaria sin que consuma mucho tiempo. Antes de llegar a esta conclusión, Gentile y su equipo ensayaron su teoría con sus propios estudiantes.

Les animaron a caminar durante doce minutos alrededor del campus practicando por grupos una de las siguientes estrategias. Algunos debían mirar a las personas con las que se cruzaban y desearles en su interior -sin verbalizarlo- que fueran felices. Otros debían pensar en las cosas y sentimientos que podrían compartir con las personas que veían y, por último, el tercer grupo debía imaginar cómo podían ser mejores que el resto.

Ganó el amor y la amabilidad


Ese experimento incluyó un grupo control de estudiantes que solo debían fijarse en el aspecto exterior: cómo vestían, iban maquillados o qué accesorios llevaban aquellos con los que se cruzaban. En realidad, lo que hace la mayoría. Al final, el grupo de alumnos que más feliz y satisfecho se sintió fue el primero. El segundo experimentó una mayor empatía y el tercero no logró ningún beneficio.

Ganó el amor y la amabilidad. Al menos, en la conclusión de este estudio. Así que la próxima vez que se sientan «depres» si quieren tomen chocolate. Háganlo, pero después vayan a dar un paseo y cuando se crucen con alguien solo deséenle que sea feliz. Usted también lo será.
https://www.abc.es/sociedad/abci-re...r-solo-doce-minutos-201904140145_noticia.html
 
¿Estos puntos son azules, púrpura o prueban que jamás seremos felices?
Curiosidades



¿Alguna vez has sentido que los problemas se suceden unos tras otros? ¿Que apenas resuelves un problema aparece otro, y luego otro, y otro...? La respuesta, o al menos una parte de ella, podría estar en unos puntos azules y púrpura.

Científicos de las universidades de Harvard, Dartmouth y Nueva York han diseñado una curiosa ilusión óptica que va mucho más allá del engaño de los sentidos para caer en una cuestión más filosófica: ¿Por qué los problemas parecen multiplicarse? ¿Estamos condenados a una vida de insatisfacción?
¿Cómo las expectativas alteran nuestra percepción?
Estos investigadores mostraron a un grupo de personas una serie de mil puntos, los cuales variaban su color en las gamas del azul y el púrpura. Los participantes tenían que responder solo una pregunta: ¿El punto en la pantalla es azul o no?
Parecía una tarea muy sencilla, incluso banal. Y así fue al principio. Durante los primeros 200 ensayos los participantes reconocieron bastante bien las diferencias entre los puntos azules y púrpura. Pero a partir de ese momento algo cambió.
En la pantalla comenzaron a aparecer más puntos de color púrpura, de manera que los puntos azules prácticamente desaparecieron. Sin embargo, las respuestas de los participantes no reflejaban ese cambio de color. Cuando los puntos azules se volvieron raros, las personas comenzaron a clasificar los puntos de color púrpura como azules.

Lo más curioso es que los participantes siguieron confundiendo los puntos púrpuras con los azules incluso cuando los investigadores les advirtieron que la cantidad de puntos azules iba a disminuir o cuando les ofrecieron una recompensa económica si no se equivocaban.
¿A qué se debe ese cambio en la percepción? Los científicos creen que nuestro cerebro no toma decisiones basándose en reglas frías, racionales y completamente objetivas, sino que tiene en cuenta los estímulos previos que ha recibido.

En otras palabras, a medida que la proporción de puntos azules a púrpuras cambiaba, los participantes que esperaban seguir viendo puntos azules, ampliaron su idea de cómo debía verse el azul, de manera que sus respuestas se ajustaran a las expectativas que se habían formado en los primeros ensayos. Dejaron de reaccionar a la realidad y ajustaron su percepción, sin darse cuenta, a sus expectativas.
No vemos el mundo como es, sino como esperamos que sea
Este experimento nos demuestra que nuestra mente es fácil de engañar. De hecho, ese pequeño “defecto” en nuestro “cálculo mental” va mucho más allá de la percepción y puede tener serias consecuencias en nuestra vida.
Los investigadores lo demostraron con otros dos experimentos mucho más complejos que elegir entre el púrpura y el azul.
En uno de ellos, mostraron a los participantes 800 rostros generados por ordenador que variaban en una escala de “amenazante” a “no amenazante”. Una vez más, cuando la cantidad de rostros amenazantes disminuía, los participantes comenzaron a etiquetar como amenazantes los retratos no amenazantes. Eso nos demuestra que si esperamos que exista una amenaza, veremos efectivamente una amenaza.
El último experimento se movió al plano de la ética. Los participantes debían valorar si estudios más o menos éticos debían seguir adelante. De nuevo, a medida que disminuían las propuestas no éticas, las personas cambiaron su percepción y decisiones, comenzando a calificar las propuestas éticas como no éticas.
Estos resultados tienen enormes implicaciones para nuestra vida.
Si nuestro cerebro recalibra constantemente nuestras percepciones basándose en nuestras experiencias anteriores, ¿cómo podemos estar seguros de que vemos las cosas tal como son? Y si no podemos ver las cosas tal como son, no podemos responder de manera adaptativa.
Es probable que, cuantos más problemas solucionemos, más se amplíe nuestro concepto de problema y, por tanto, más problemas detectaremos a nuestro alrededor, de manera que situaciones que antes pasaban desapercibidas, ahora las percibimos como problemáticas. En otras palabras, cuando no tenemos problemas, los inventamos.

En práctica, no es que el vaso esté medio vacío, sino que percibimos que este se hace cada vez más grande, de manera que será cada vez más difícil llenarlo.

Entonces, ¿esa capacidad para ver problemas y amenazas por doquier nos condenaría a un estado de insatisfacción e infelicidad permanente? Es probable.

A menos que seamos conscientes de ese sesgo en nuestra percepción y seamos capaces de protegernos. Bastaría preguntarnos si estamos siendo objetivos, o al menos todo lo objetivos que podemos ser, cuando nos encontramos con un problema, obstáculo, amenaza o conflicto.

Solo así podremos tomar decisiones más objetivas, equilibradas y adaptativas.
Fuentes:
Gilbert, D. T. et. Al. (2018) Prevalence-induced concept change in human judgment. Science; 360(6396): 1465-1467.
Specktor, B. (2018) Are These Dots Purple, Blue or Proof That Humans Will Never Be Happy? En: Live Science
https://www.rinconpsicologia.com/2019/04/puntos-azules-purpura-ilusion-optica.html
 
Pensar es difícil, por eso la gente prefiere juzgar
Psicología sin Reservas




Pensar es difícil, es por eso que la gente prefiere juzgar”, escribió Carl Gustav Jung. En la época de la opinión, donde todo es juzgado y criticado, a menudo sin una base sólida, sin un análisis previo y sin un conocimiento profundo de la situación, las palabras de Jung adquieren mayor protagonismo volviéndose casi proféticas.
Juzgar nos empobrece
Identificar el acto de pensar con el acto de juzgar puede llevarnos a vivir en un mundo distópico más propio de los escenarios imaginados por George Orwell que de la realidad. Cuando los juicios suplantan el pensamiento, cualquier indicio se convierte en prueba, la interpretación subjetiva se transforma en explicación objetiva y la mera conjetura adquiere categoría de evidencia.

A medida que nos alejamos de la realidad y nos adentramos en la subjetividad, corremos el riesgo de confundir nuestras opiniones con los hechos, convirtiéndonos en jueces incontestables - y bastante parciales - de los demás. Esa actitud empobrece lo que juzgamos y nos empobrece como personas.
Cuando estamos demasiado centrados en nosotros mismos, cuando no logramos calmar el egosino que adquiere proporciones desmesuradas, o simplemente tenemos demasiada prisa como para detenernos a pensar, preferimos juzgar. Añadimos etiquetas duales para catalogar las cosas, los acontecimientos y las personas en un espectro limitado de “bueno” o “malo” tomando como vara de medir nuestros deseos y expectativas.
Actuar como jueces no solo nos aleja de la realidad, sino que nos impide conocerla - y disfrutarla - en su riqueza y complejidad, convirtiéndonos además en personas antipáticas - y poco empáticas. Cada vez que juzgamos algo, lo simplificamos a su mínima expresión y cerramos una puerta al conocimiento. Nos convertimos en meros animalis iudicantis.
Pensar es un acto enriquecedor
En la sociedad líquida en la que vivimos, es mucho más fácil juzgar, criticar rápidamente, y pasar al próximo juicio. Lo que no resuena con nuestro sistema de creencias lo juzgamos como inservible o estúpido y pasamos a lo siguiente. En la era de la gratificación instantánea, pensar demanda un esfuerzo que muchos no están dispuestos a – o no quieren – asumir.
El problema radica en que los juicios son asignaciones interpretativas que damos a los sucesos, cosas o personas. Cada juicio es una etiqueta que usamos para atribuir un valor - profundamente sesgado - ya que se trata de un acto subjetivo basado en nuestros prejuicios, creencias y paradigmas. Juzgamos en base a nuestras experiencias personales, lo cual significa que muchas críticas son un acto más emocional que racional, la expresión de un deseo o una desilusión.
Pensar, al contrario, demanda reflexión y análisis. Más una dosis de empatía con lo pensado. Es necesario separar la emocionalidad de los hechos, arrojar luz sobre la subjetividad adoptando una imprescindible distancia psicológica.
Para Platón, el hombre sabio es aquel capaz de observar tanto el fenómeno como su esencia. Una persona sabia es aquella que no solo analiza lo contingente a las circunstancias, que suele ser mutable, sino que es capaz de rasgar el velo de la superficialidad para llegar a lo más universal y esencial.
Por eso, el acto de pensar tiene un enorme potencial enriquecedor. A través del pensamiento intentamos llegar a la esencia de los fenómenos y las cosas. Vamos más allá de lo percibido, sobrepasamos esa primera impresión para bucear en las causas, efectos y relaciones más profundas. Ello demanda una ardua actividad intelectual a través de la cual crecemos como personas y ampliamos nuestra visión del mundo.
Pensar implica detenerse. Hacer silencio. Prestar atención. Controlar el impulso de juzgar de manera precipitada. Sopesar posibilidades. Profundizar en las cosas, con racionalidad y desde la empatía.

El secreto radica en “ser curiosos, no críticos”, como dijo Walt Whitman.

https://www.rinconpsicologia.com/2019/04/pensar-dificil-gente-prefiere-juzgar-jung.html
 
El miedo a salir de la zona de confort
Desarrollo Personal




No tendremos mejores condiciones en el futuro si nos damos por satisfechos con lo que tenemos en la actualidad”, dijo Thomas Alva Edison. Salir de la zona de confort es imprescindible para tomar oxígeno psicológico. Fuera de esa zona ampliamos nuestra visión del mundo, aprendemos cosas nuevas, ponemos a prueba nuestras fuerzas y modificamos nuestros hábitos. En una palabra: crecemos. Solo nos detiene una cosa: el miedo.
¿Por qué tenemos miedo a salir de la zona de confort?
El miedo a salir de la zona de confort es la expresión de otros temores más profundos, los cuales forman una maraña psicológica que nos mantiene atados a una situación que no es ideal para nuestro crecimiento y que incluso puede ser contraproducente, causándonos daño.
Aunque puede parecer contradictorio, a veces preferimos quedarnos en lo conocido, aunque ello nos cause sufrimiento, que explorar lo incierto. El refrán es "mejor un mal conocido que un bueno por conocer" encierra a la perfección esa manera de pensar. Comprender qué nos detiene, cuáles son los temores que nos mantienen paralizados, es el primer paso para dejar atrás los problemas de la zona de confort.
1. Miedo a perder el control. La zona de confort es un espacio donde creemos que tenemos todo bajo control. Salir de ese espacio relativamente seguro nos asusta porque significa que debemos aprender a fluir con el curso de los acontecimientos y reconocer que en realidad tenemos muy poco control sobre las circunstancias.
2. Miedo a la incertidumbre. La zona de control es un espacio donde podemos prever con cierta certeza y un ínfimo margen de error qué sucederá. Abandonar ese espacio implica lanzarse a lo desconocido, lo cual genera temor y ansiedad. Cuando todo es posible, la enorme cantidad de posibilidades genera vértigo. Y eso nos asusta. Por eso, el miedo a salir de la zona de confort sienta sus raíces en el temor a la incertidumbre.

3. Miedo al fracaso. Salir de la zona de confort implica arriesgar, y cada vez que arriesgamos algo nos enfrentamos a la posibilidad de fracasar. El miedo al fracaso puede llegar a ser paralizante porque representa un doble golpe, a nuestro estatus social y a la imagen que teníamos de nosotros mismos. Por eso muchas veces preferimos quedarnos en esa zona donde tenemos cierto grado de aceptación y “éxito” garantizados.
4. Miedo al rechazo. "Sé obediente. Estudia. Trabaja. Cásate. Ten hijos. Hipotécate. Mira la tele. Pide préstamos. Compra muchas cosas. Y sobre todo, no cuestiones jamás lo que te han dicho que tienes que hacer", dijo George Carlin. Si salir de la zona de confort implica desafiar el camino preestablecido socialmente y las expectativas que los demás han puesto en nosotros, es normal que genere miedo. Es el temor a desilusionar a los demás, a las opiniones ajenas y, sobre todo, al rechazo de quienes no nos entienden o no comparten nuestra visión de las cosas.
5. Miedo al cambio personal. A veces el miedo a salir de la zona de confort se debe a un apego excesivo a nuestro “yo”. Rechazamos lo nuevo o lo diferente porque tememos que desequilibre la imagen que nos hemos formado de nosotros mismos. Tememos perder todo aquello con lo que nos identificamos porque ello implica dar un paso en una dirección aterradora: cuestionarnos a nosotros mismos, cuestionar nuestra forma de pensar y las creencias en base a las cuales hemos fundado nuestra identidad. Por eso preferimos seguir apegados a los estereotipos que apuntalan nuestro "yo".
Lo malo de la zona de confort
La zona de confort es un espacio más o menos restringido de comportamiento donde nuestras actividades y comportamientos se ajustan a una rutina y un patrón que minimiza el nivel de estrés y riesgo. Nos proporciona un estado de cierta seguridad mental. No cabe dudas. Los beneficios son obvios: un nivel de satisfacción aceptable, baja ansiedad y relativamente poco estrés. Sin embargo, las desventajas de la zona de confort son tantas que no vale la pena quedarnos prisioneros de ese pequeño espacio.
- Nos impide alcanzar el máximo de nuestro potencial. Un experimento realizado a inicios del siglo XX demostró que un estado de relativa comodidad genera un nivel constante de rendimiento. Pero si queremos maximizar nuestro rendimiento necesitamos aumentar ligeramente el nivel de ansiedad hasta llegar a un estado de “ansiedad óptima”, que se encuentra precisamente fuera de nuestra zona de confort. Ese estado de "incomodidad productiva" es lo que nos permite crecer y convertirnos en la persona que podemos ser.
- Cada vez nos resultará más difícil lidiar con los cambios. A medida que nos sentimos más cómodos con lo conocido, nuestra mochila de herramientas para la vida se reduce, de manera que nos resultará cada vez más complicado afrontar los cambios nuevos e inesperados. Su impacto nos dejará cada vez más asustados e indefensos. Al contrario, asumir nuevos retos y buscar activamente la novedad nos permitirá sentirnos más cómodos ante lo incierto y desconocido, de manera que podremos resolver mejor los problemas cuando estos se presenten.
- Nos cerraremos a las nuevas ideas y la creatividad. La creatividad necesita alimentarse de la novedad. Incluso la sinéctica, una técnica creativa que implica unir conceptos conocidos para dar lugar a algo nuevo, demanda que seamos capaces de abrirnos a lo nuevo. Si nos enclaustramos en nuestra zona de confort, le cerramos la puerta a la creatividad e impedimos el flujo de nuevas ideas, parapetándonos tras las murallas de lo viejo y conocido.
La zona de confort representa el pasado hecho presente, es un vano intento de minimizar la incertidumbre propia del futuro. Salir de ese espacio que hemos construido de manera más o menos consciente asusta porque significa reconocer que no tenemos el control y que puede pasar cualquier cosa que no entra dentro de nuestros planes. Sin embargo, quedarse eternamente en la zona de confort equivale a condenarse al inmovilismo. Y eso es aún peor. Porque como dijo Hellen Keller, "la vida es una aventura atrevida o no es nada".
¿Cómo vencer el miedo a salir de la zona de confort?
Hay personas que pueden salir de su zona de confort dando un gran salto porque son capaces de gestionar ese nivel de ansiedad. Hay otras que necesitan dar pequeños pasos a la vez. No importa qué estrategia uses para abandonar la zona de confort, lo verdaderamente importante es que expandas tus horizontes.
El secreto radica en encontrar un equilibrio, de manera que la novedad genere una ansiedad beneficiosa, una ansiedad que no resulta dañina sino que nos da el empujón psicológico necesario para atrevernos a cambiar. Estos ejercicios para salir de la zona de confort te ayudarán a abrazar la novedad. Recuerda que no puedes convertirte en la persona que quieres ser si te aferras a lo que eres, parafraseando al escritor Max DePree.
Fuente:
Yerkes, R. M. & Dodson, J. D. (1908) The relation of strength of stimulus to rapidity of habit formation. Journal of Comparative Neurology and Psychology; 18: 459-482.
https://www.rinconpsicologia.com/2019/04/miedo-a-salir-de-zona-de-confort.html
 
La excusa machista del neurosexismo

El periodista especializado en ciencia Josep Corbella analiza la nueva tendencia para justificar la desigualdad de género

REDACCIÓN
28/04/2019 07:36


Las supuestas diferencias fisiológicas entre los cerebros de hombres y mujeres han formado parte de algunos estudios científicos desde los años 90. Un fenómeno, conocido como neurosexismo, que ha servido como excusa para justificar desigualdades entre géneros pero que, tal como explica el periodista científico Josep Corbella, no deja de ser “el viejo machismo con un nuevo disfraz” basado en unas ideas erróneas.

https://www.lavanguardia.com/cienci...excusa-machismo-desigualdad-video-seo-lv.html
 
Los ejercicios mentales que liberan del estrés (aunque parezca contradictorio)
Los meses previos a las vacaciones de verano se hacen largos y provocan desmotivación en los trabajadores
ejercicios-mentales-kuDG--620x349@abc.jpg


@abc_familia
Actualizado:01/05/2019 01:29h

Quizá resulte más conocido el síndrome post vacacional, pero lo cierto es que en la época previa a las vacaciones se sufren algunos trastornos que pueden perjudicar la salud. Los culpables del síndrome pre vacacional, que afecta al 30% de los españoles (según datos de Nascia, gabinete de psicología especializado en estos trastornos), son el cansancio acumulado, el estrés y el agotamiento.

En el trasfondo de todo esto, según explica Esther S. Camacho, psicóloga de Liceum, Gimnasios de la Mente; puede estar la monotonía, que es una falta de estimulación del cerebro, un órgano que busca nuestra supervivencia de forma eficaz y rápida. «Para potenciar su velocidad, elimina todo lo que una persona no utiliza. Si no estimulamos las conexiones neuronales, éstas se rompen al entender que, si no se usan, es porque no se necesitan. Esto sucede cuando entramos en modo automático: dejamos de tener la mente activa y hay conexiones neuronales que quedan en desuso», confirma.

Otra de las causas del síndrome pre vacacional puede ser la auto-exigencia por finiquitar las tareas a tiempo, la incapacidad de derivar el trabajo a otros compañeros y la soledad que padecen algunas personas una vez que abandonan sus puestos de trabajo.

Para evitar estos síntomas, los expertos de Liceum proponen las siguientes actividades:

Fortalece la estimulación cognitiva
El ajedrez es la mejor actividad para entrenar el cerebro a la par que se socializa. Es una de las mejores actividades para prevenir la aparición del alzhéimer y frenar el deterioro cognitivo. El ajedrez a diferencia de otros pasatiempos, necesita de la activación de diferentes zonas del cerebro.

Reduce el estrés y la ansiedad
El yoga, así como la meditación y la relajación son las mejores actividades para mejorar estos síntomas. Ambas actividades utilizan técnicas para desarrollar la concentración y la relajación. Por un lado, en yoga se trabaja un control del cuerpo y mente de forma colectiva, mejorando así el estrés, la concentración, y del bienestar en general. La meditación y la relajación utilizan técnicas modernas de ejercicios, movimientos que ayudan a hacer frente a la ansiedad, nervios y estrés.

Potencia la interacción social
El teatro y el arte dramático son actividades enriquecedoras que contactan cuerpo y mente. Se potencian diferentes destrezas y habilidades como la reflexión, control de sentimientos y emociones, improvisación, trabajo cooperativo, la imaginación, interacción social y la creatividad entre otras. Una forma muy completa de ganar potencial cognitivo y formar parte de un nuevo entorno con el que compartir momentos únicos.
https://www.abc.es/familia/vida-san...ezca-contradictorio-201905010129_noticia.html
 
El pingüe negocio de Facebook y sus amigos con los test de personalidad
Publicado por Marta Peirano
oie_2IUp50JbXuK4.jpg

Mark Zuckerberg, 2018. Foto: Oliver Contreras / Cordon.
Este artículo se publicó originalmente en nuestra revista Jot Down Smart número 33.

Estaban construidos como un agujero negro de datos. Y Facebook no solo lo sabía, sino que lo había diseñado así.

Dicen que es la filtración más importante desde Edward Snowden: Christopher Wylie explicó en el Guardian y el New York Times cómo Cambridge Analytica (CA) había generado perfiles psicográficos con los datos de ochenta y siete millones usuarios de Facebook para las campañas a favor del brexit y Donald Trump. Pero, a diferencia del espionaje de la NSA, les fue muy fácil y lo hicieron a la luz del día. Bastó con un quiz, el test de personalidad que el catedrático de Psicología en la Universidad de Cambridge Aleksandr Kogan puso en Facebook bajo el título This is Your Digital Life. Kogan pagó a doscientos setenta mil usuarios para que hicieran el test. Que venía con unos «Términos de usuario» que no leyeron donde ponía: «Si pinchas OK, nos das permiso para diseminar, transferir o vender tus datos».

Al descargar el test, Kogan consiguió acceso a sus contactos, su feed de noticias, las publicaciones de su muro, a sus posts y hasta a sus mensajes privados. Y también a los de sus amigos, aunque no hubieran hecho el test ni aceptado el contrato. Facebook ha calculado que la cifra de afectados podría ser de ochenta y siete millones de personas, trescientas personas por cada usuario que hizo el test. Solo que Kogan no se inventó la técnica ni hackeó la red social. Cientos de miles de empresas estaban haciendo lo mismo en Facebook años antes de que Kogan publicara su quiz en 2012. Y Facebook lo sabía.

Ya en 2009, numerosas asociaciones de derechos civiles denunciaron que el quiz era una trampa diseñada por granujas de marketing para vulnerar la privacidad del usuario y la de sus amigos. La mayoría de los test eran muy estúpidos: «¿Qué personaje de Star Wars eres?», «¿Eres Carrie o Samantha, Miranda o Charlotte?», «¿Qué color, perro, hamburguesa, superhéroe, rascacielos, teletubbie, salsa picante eres?». Pero tan populares y ubicuos que la CNN incluyó a los quizzerosen su lista de «doce clases de personas más insoportables de la red social».

La American Civil Liberties Union hizo campaña contra Facebook por dejar que los programadores externos se llevaran toneladas de datos, no solo de los que hicieron el test, sino también de sus contactos. La cuestión no es si Kogan tenía derecho o no a engañar a doscientos setenta mil usuarios y llevarse sus datos y los de sus millones de amigos. La cuestión es que Facebook le dejó hacerlo. Y lo hizo porque, como dicen los programadores, el agujero no era un bug sino una feature; no un error del programa sino una característica deliberada diseñada para atraer a sus verdaderos clientes, que no son los usuarios sino las mismas empresas de marketinga las que ahora acusa de robar.

Un, dos, tres, API

Como casi todas las plataformas, incluyendo Google Play, PlayStation o iTunes, Facebook tiene una API para desarrolladores. Sirve para que cualquiera pueda diseñar programas para que funcionen en la plataforma, sin tener que trabajar con los programadores de la casa. La API se ocupa de la integración de las apps, se interpone entre el código ajeno y el propio, al mismo tiempo la puerta y la muralla. Y esa API no es un código salvaje e incontrolable generado de manera aleatoria por fuerzas extrañas a nuestra capacidad de comprensión. Es un conjunto de funciones matemáticas habilitadas de manera deliberada por programadores extraordinarios al servicio de una de las empresas más ricas del mundo. En la naturaleza hay accidentes inesperados, pero no en el código de Facebook. Si Kogan pudo sustraer los datos íntimos de millones de personas a través de su Graph API v1.0 es porque se podía. Y si se podía es que estaba diseñada para hacerlo.

Si hubiese sido un fallo involuntario, Facebook tuvo tres años para corregirlo, especialmente después de las campañas de la Unión de Libertades Civiles y las denuncias repetidas en prensa. Tres años más tarde, la aplicación de Kogan pidió permiso para acceder al read mailbox, el buzón de mensajes privados de millones de usuarios y la API se lo dio, lo que es un completo disparate. Y siguió dándole permiso durante el año y medio que estuvo en el sistema, aunque el usuario hubiera hecho el test solo una vez (o ninguna). La pregunta que hay que hacerle a Facebook es: ¿cuántos otros hicieron lo mismo entre 2008 y 2015, cuando Facebook la sustituyó por la Graph API v2.0., que no es mucho mejor pero al menos no cede los datos de una persona a menos que haya autorizado la aplicación?

No me creo que en este garito se juegue

Zuckerberg ha dicho que el test de Kogan vulneró el acuerdo de desarrolladores que Kogan firmó con Facebook al subir la aplicación. Kogan dice que tampoco lo leyó, porque es decorativo. «Facebook no presta atención ni hace cumplir estos acuerdos. Te dicen que pueden hacer seguimiento y auditorías y que comprobarán tu código y te avisarán si has hecho algo que no está bien. Pero el test estuvo un año y medio entero operativo y jamás tuve noticias de ellos», le dijo en una entrevista a CBSN.

«Si no podemos proteger tus datos, no tenemos derecho a servirte», dijo Zuckerberg en su primera declaración posescándalo. Pero su empresa no solo no protegió los datos de sus usuarios, sino que diseñó una API que facilitaba el abuso de esos datos, y después lo tapó con un acuerdo para desarrolladores donde les decía que no vendieran datos, sabiendo que no lo iban a cumplir.

Dice Facebook que, de los ochenta y siete millones de afectados, setenta millones son estadounidenses. Hace tres semanas mandaron una carta a la Comisión Europea diciendo que los datos de 2,7 millones de europeos habían sido «compartidos inapropiadamente». Gran Bretaña tendría más de un millón de perfiles, teóricamente empujados al brexit a base de luz de gas. En España solo cuarenta y cuatro personas hicieron el test, con una onda expansiva de ciento treinta y siete mil.

Más interesante es la actividad en Indonesia y Filipinas, donde afectó a más de 1,2 millones de personas de cada país. Rodrigo Duterte, que ganó las elecciones en Filipinas hace casi un año, niega su relación con la empresa de microtargeting, pese a haber sido fotografiado comiendo con Alexander Nix, CEO de Cambridge Analytica, junto con los principales miembros de su equipo de campaña antes de ganar. «Si hubiera trabajado con esos idiotas habría perdido», declaró recientemente. Pero SCL Group, la casa matriz de Cambridge Analytica, presume de haber ganado numerosas elecciones en el sudeste asiático. Su fundador, Nigel Oakes, declaró una vez a la revista Marketing: «Usamos las mismas técnicas que Aristóteles y Hitler».

El fundador de Facebook ha prometido una auditoría de «todas las aplicaciones que tuvieron acceso a grandes cantidades de información antes de cambiar nuestra plataforma para reducir drásticamente el acceso a los datos en 2014». De momento, la red social ha suspendido a otras dos: CubeYou, por usar test de personalidad como reclamo para recoger datos personales, y la consultora política canadiense AggregateIQ, por trabajar con Cambridge Analytica. Hay cientos de miles de empresas ahí fuera que han usado las mismas tácticas. Facebook sabe quiénes son y qué han hecho, pero nosotros no.

https://www.jotdown.es/2019/05/el-p...ok-y-sus-amigos-con-los-test-de-personalidad/
 
¿Cómo vivir con la ausencia?
Toda pérdida de una persona cercana es traumática y toda historia pasada punzante
img_scolome_20190502-181643_imagenes_lv_getty_istock-470414572-k5pE-U461999319866vUB-992x558@LaVanguardia-Web.jpg

La ausencia de un ser querido es irreversible y provoca incomprensión (AntonioGuillem / Getty)
ANNA PAGÈS
03/05/2019 06:00
Actualizado a 03/05/2019 07:24

En muchas etapas de la vida se pierde a personas cercanas. Distintas circunstancias y momentos de la existencia desprenden el dolor de su marcha, tan imposible de creer cuando faltan. Después los días amanecen, es la mañana, al abrir los ojos y preparar el café o ponerse las zapatillas resguardadas al pie de la cama, bostezar y estirar las piernas hay que vivir. No hay otro remedio, pero ¿de qué manera y desde qué frontera? Todo asemeja a una ficción cuando la otra persona no está.

La gente dice: “parece mentira”; “pienso que va a entrar por la puerta de casa en cualquier momento”; “no me hago a la idea”. La literatura sobre la pérdida y el duelo (Julian Barnes, Joan Didion, Thomas Bernard, Primo Levi, Aharon Appelfeld, entre muchos otros) se ha dedicado intensamente a dibujar una gramática que articule o decline el tiempo de quedar partido en dos. Una parte tira hacia delante casi sin darse cuenta, empujada por la rutina de hacer las cosas, así, tal cual. Pero hay otra parte que mira con nostalgia hacia atrás y rebobina, reconstruye, rememora, sin poder rectificar porque es demasiado tarde.

Situación irreversible
La gente dice: “¿y si le hubiéramos llevado en seguida al hospital?” “¿Y si aquél día no hubiéramos salido?” “¿Y si hubiéramos hecho una consulta?” “¿Y si no nos hubiéramos gritado aquella noche?” Estas preguntas cruzadas se conocen bien. Reflejan la torpeza profunda que habita al ser humano frente a lo irreversible. Jean Piaget situó hacia los nueve años el momento evolutivo de entender qué significa la irreversibilidad. Es decir, la capacidad cognitiva para captar que una persona ya no volverá más.

Sin embargo, una cosa es la capacidad cognitiva para entender, explicar (incluso científicamente) y otra muy distinta vivir con ello. Incorporar la ausencia haciéndola experiencia: despertarse, dormir, entrar, salir, comer, beber, disfrutar, sufrir con ello. La ausencia se cuela por dentro de las vidas mínimas de las personas, deslizándose como si nada por entre sus piernas cuando caminan, a veces haciéndoles tropezar estrepitosamente (y hay quién rueda por el suelo un rato).

Duelo inconsolable
En el barrio perdimos a una vecina. Éramos conocidas del lugar y nos caíamos bien. A menudo, coincidíamos en el parque o paseando por las mismas calles con nuestros perros. Era una mujer elegante incluso cuando vestía informal. Siempre me pareció inteligente, de una finísima cortesía. Hablábamos de los hijos y sus promesas, del tiempo cambiante, de la fibra óptica que no llegaba, de los pisos en venta por la zona, de lo que habíamos estudiado en la universidad, de las interminables vacaciones en el mar o en la montaña, con la distancia políticamente correcta de las personas no íntimas. Ahora no está. Sigo paseando por el barrio pero no me la encuentro. Hace semanas, meses, que no coincidimos. Se sabe por qué, aunque no se diga ni se piense. Su afilada ausencia se ha convertido en un lugar familiar, en parte del entorno conocido por ella. Su perfil y sus pasos están ahora más presentes que nunca, paradoja de una extrema y absoluta desaparición.

La ausencia del otro deja en la perplejidad total: es irreversible y a la vez incomprensible. No hay duelo que valga cuando se pierde a alguien. Se trata de otra cosa, de la posibilidad de cambiar, hacer una metamorfosis que acoja parte de lo que somos. Lacan llamó a eso “Real”: nunca se termina ni queda completamente elaborado. Por eso toda pérdida es traumática y toda historia pasada punzante. Así se vive con la ausencia: la hospedamos dentro, en el hueco de nuestro precario y extraño ser dividido por la palabra.

Anna Pagès. Professora Titular de la Facultad de Educación-Blanquerna Universidad Ramon Llull. annaps@blanquerna.url.edu en Barcelona


https://www.lavanguardia.com/vida/20190503/461999319866/como-vivir-con-la-ausencia.html
 
El maltrato psicológico, motivo para desheredar en Catalunya
La Generalitat prepara un anteproyecto de ley para que los testadores puedan dejar sin herencia a quiénes les maltraten psicológicamente
img_dduch_20170429-010314_imagenes_lv_propias_dduch_20170429-44-kO8D-U462018978617ibD-992x558@LaVanguardia-Web.jpg

Justicia llevará al Govern el anteproyecto en las próximas semanas para su posterior tramitación parlamentaria. (Llibert Teixidó)
EUROPA PRESS, BARCELONA
04/05/2019 11:28

La Conselleria de Justicia prepara un anteproyecto de ley para que el maltrato psicológico sea motivo para desheredar en Catalunya, ha informado la Generalitat en un comunicado este viernes. La regulación de las sucesiones ya establece como motivo para desheredar el “maltrato grave”, pero Justicia prepara un cambio para que, igual que en los maltratos físicos, los testadores puedan dejar sin herencia a quiénes les maltraten psicológicamente.

El proyecto de norma también permitirá desheredar a los legitimarios que maltraten psicológicamente a la pareja o los padres del autor del testamento. El objetivo es proteger a las personas que hagan el testamento, especialmente a las de edad avanzada y dependientes, y la modificación estará dentro del anteproyecto de ley de actualización del Código Civil de Catalunya que la Conselleria de Justicia llevará al Govern en las próximas semanas para su posterior tramitación parlamentaria.

Ester Capella

La consellera de Justicia, Ester Capella, ha manifestado al visitar un ‘casal’ de gente mayor en Cornellà de Llobregat (Barcelona) que “sin respeto por los padres y madres, no hay dignidad” y ha avisado de que los hijos que maltraten psicológicamente a sus progenitores perderán su derecho a legítima. “No tocarán ni un euro. No podemos banalizar ningún maltrato ni podemos dejar las personas mayores en la estacada”, ha expresado.

Chakir El Homrani

El conseller de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, Chakir el Homrani, ha destacado que frecuentemente las circunstancias del maltrato, especialmente el psicológico dentro de la familia, “hace que solo uno de cada diez casos se denuncie”. “No queremos que esto quede silenciado y que nuestra gente mayor se sienta sola”, ha declarado, y ha anunciado que este verano se inicia el despliegue territorial de la lucha contra los maltratos y el refuerzo de la formación de los profesionales de servicios sociales. Según datos de la Enquesta de Seguretat Pública de Catalunya, los abusos psicológicos suman el 44% de los maltratos, seguidos de las negligencias (29%), los abusos patrimoniales (15%) y los físicos (12%).

https://www.lavanguardia.com/vida/2...altrato-psicologico-desheredar-catalunya.html
 
La única decisión para ser feliz verdaderamente importante

Decision-para-ser-feliz.jpg


Cada día tomamos miles de decisiones, pero más allá del color de la ropa que nos vas a poner, la cantidad de azúcar que le echaremos al café o la oferta de trabajo que rechazaremos o aceptaremos, lo cierto es que solo hay una decisión para ser feliz realmente trascendental en nuestra vida: las personas que hemos elegido para que nos acompañen en cada una de esas disyuntivas.

O al menos eso afirma Moran Cerf, un neurocientífico de la Northwestern University, quien piensa que la felicidad no está supeditada al éxito que alcanzamos en la vida o a las cosas que hemos conseguido sino a las personas que se encuentran a nuestro lado.

Tu energía es limitada: ¿En qué quieres gastarla?
Cerf parte de la idea de que tomar decisiones puede llegar a ser un proceso agotador que consume una gran cantidad de nuestra energía emocional y cognitiva. Si tomamos muchas pequeñas decisiones cada día, nos quedamos sin recursos para tomar las decisiones realmente trascendentales que pueden cambiar el curso de nuestra vida.

De hecho, solemos pensar en nuestros recursos mentales como una fuente infinita, pero en realidad no es así. La fuerza de voluntad, por ejemplo, es un recurso finito que se desgasta cada vez que debemos tomar una decisión que demande poner en marcha nuestros recursos de autorregulación. En otras palabras: tener que controlarnos todo el día resulta agotador, por lo que cuando llega la noche es probable que tengamos los nervios a flor de piel y seamos más propensos a perder el control o ceder a las tentaciones.

Discutir con las personas o tener que llegar a acuerdos constantemente también implica un enorme desgaste. Por eso Cerf pone el foco en quienes nos rodean. Su teoría es que, si nos rodeamos de personas que tengan gustos, valores y creencias afines a las nuestras, evitaremos discutir continuamente por nimiedades, nos resultará mucho más fácil llegar a acuerdos y nuestra vida fluirá mejor.

Cerf nos alerta que nuestra energía es limitada, por lo que debemos usarla con inteligencia, y eso implica elegir sabiamente a las personas que dejaremos entrar en nuestro círculo íntimo.

Nuestros cerebros se sincronizan, para bien o para mal
Las Neurociencias han demostrado que cuando dos personas hacen algo juntas, se produce una sincronización entre sus cerebros, lo cual significa que sus ondas cerebrales tienden a moverse de la misma manera.

Un estudio realizado en la Université Pierre et Marie Curie de París reveló que cuando interactuamos con otras personas no solo tenemos una tendencia a imitar sus movimientos, sino que también se activan simétricamente los mismos centros funcionales clave en la red cerebral interindividual.

La sincronización cerebral, como demostró otro estudio llevado a cabo en la Universidad Normal del Este de China, es fundamental para la conducta prosocial; o sea, para conectar con los demás. Sin embargo, también tiene un lado más oscuro: podemos contagiarnos con las emociones y sentimientos negativos de los demás, dejándonos arrastrar en su “torbellino emocional”. Y eso nos desgasta.

Cuando dejamos entrar a una persona en nuestro círculo más íntimo, creamos un campo relacional que termina influyendo en nuestro estado de ánimo. Esa relación puede aportarnos muchas satisfacciones, ayudarnos a liberar el estrés y a tomar mejores decisiones, pero también puede ser una enorme fuente de insatisfacciones, conflictos y estrés.

Elige a personas que aporten valor – y conviértete en alguien que aporta
Debemos ser conscientes de que las personas que nos rodean influyen en nuestro estado de ánimo, comportamientos y decisiones. Así como nosotros influimos en los suyos. Eso significa que, si queremos ser más felices y vivir con menos conflictos, debemos preocuparnos por seleccionar cuidadosamente a aquellas personas que dejamos entrar en nuestra vida.

Si nos rodeamos de personas pesimistas, que siempre tienen un problema para cada solución, personas que se lamentan continuamente y han hecho de la queja su modo de vida, de personas manipuladoras que pretenden decidir todo en nuestro lugar o de personas controladoras que quieren saber hasta el mínimo detalle de nuestras vidas, no es extraño que terminemos sintiéndonos agobiados e infelices.

Por eso, una de las decisiones más importantes – y quizá una de las más difíciles – que debemos tomar en la vida consiste en determinar a quién podemos dejar entrar y quién debe permanecer fuera. Para ello, debemos ser conscientes de que todos tenemos el derecho de decidir con quién queremos compartir nuestra posesión más valiosa: el tiempo.

Por tanto, no permitas que las normas sociales o el simple azar elija en tu lugar. El filósofo Max Stirner sostenía que cuando no elegimos a las personas que nos rodean sino que estas han sido impuestas por el «destino», nos sentimos atadas a ellas, y esa atadura genera frustración y nos coarta. Al contrario, cuando elegimos conscientemente las personas con quienes queremos compartir nuestra vida, podemos conectar desde nuestra esencia y crear una relación que realmente valga la pena.

Por supuesto, también debemos asegurarnos de ser una de esas personas que aporta valor a la vida de los demás acompañando sin invadir y amando sin poseer. Esa es la clave.

Fuentes:

Hu,Y. et. Al. (2017) Brain-to-brain synchronization across two persons predicts mutual prosociality. Soc Cogn Affect Neurosci; 12(12): 1835–1844.

Dumas, G. et. Al. (2010) Inter-Brain Synchronization during Social Interaction. PLoS One; 5(8): e12166

https://rinconpsicologia.com/decision-para-ser-feliz/
 
Conflicto latente: ¿Qué quiere decirte tu “yo” inconsciente?

Conflicto-latente-1024x535.jpg



Quieres, pero algo te ata.

Sabes que no debes, pero algo te empuja en la dirección opuesta.

Los conflictos latentes son una constante en nuestra vida y a menudo se convierten en una fuente de angustia, ansiedad y frustración.

No cabe duda de que estar frente a un conflicto interno no suele ser precisamente divertido ni particularmente agradable. En el mejor de los casos es una situación indeseable y, en el peor, patológica.


Sin embargo, la manera en que afrontemos estos conflictos y cómo los solucionemos influirá de manera decisiva en nuestro nivel de satisfacción y felicidad. Y dado que no podemos evitar los conflictos, lo mejor es pertrechar bien nuestra mochila de herramientas psicológicas para solucionarlos e incluso sacarles partido.

Conflicto interno: Las fuerzas que empujan en direcciones opuestas
El conflicto, en Psicología, implica la activación de dos o más motivos fuertes que son incompatibles entre sí. Se trata de un dilema en el que un motivo nos aleja del otro, exigiendo un ajuste a nivel interno.

En algunos casos, los motivos que se encuentran en la base del conflicto interno son positivos, nos atrae tanto una decisión como otra, como cuando debemos decidir entre ir a un concierto o una representación teatral o tenemos que elegir entre dos carreras universitarias que nos gustan.

En otros casos, los motivos que alimentan el conflicto interno son negativos ya que ninguna de las opciones nos atrae, pero estamos obligados a tomar una decisión; o sea, debemos elegir el menor de los males. Decidir si quedarnos en un trabajo que no nos agrada o renunciar y asumir la amenaza del desempleo es un ejemplo de conflicto interno en el que ambas soluciones se perciben como negativas o amenazantes.

Los conflictos internos positivos generan cierto grado de tensión y estrés por el hecho de tener que tomar una decisión, pero los conflictos internos negativos pueden causar un elevado nivel de angustia y ansiedad. Estos últimos no se resuelven fácilmente porque podemos sentirnos impotentes y caer en la parálisis debido al miedo que generan las dos soluciones. De esta manera, una persona podría pasar años atrapada en ese tipo de situaciones conflictivas.

Sin embargo, los conflictos no siempre son tan evidentes.

¿Qué es un conflicto latente?
Los conflictos a menudo son inconscientes; o sea, no somos capaces de identificar claramente la fuente de nuestra ansiedad o angustia. Sentimos impulsos fuertes, como el miedo y la hostilidad, pero no comprendemos de dónde surgen.

El conflicto latente es aquel que aún no se ha expresado en una conducta manifiesta que nos permita identificarlo, pero se encuentra en la base de otros conflictos y dificulta, por tanto, la comprensión de estos.

Este tipo de conflicto se alimenta de la resistencia. Queremos algo, pero de manera inconsciente nos negamos a disfrutar de eso, experimentarlo o luchar por ello. Es una contención, aunque no somos plenamente conscientes de por qué nos contenemos. Como resultado, se produce una desalineación de nuestros deseos, necesidades, pensamientos y comportamientos.

Los 3 tipos de conflictos latentes más comunes
Podemos ser víctimas de diferentes tipos de conflictos latentes, algunos de los más comunes son:

  1. Conflicto moral. Este conflicto interno se refiere a dos o más creencias contradictorias sobre comportamientos éticos. Lo usual es que una creencia prevalezca en nuestra mente consciente, pero en lo profundo alimentamos otra creencia contrapuesta, que generalmente nos da miedo reconocer, pero está ejerciendo una fuerza desde el inconsciente que nos desestabiliza. Es común cuando abrazamos un sistema de valores que nos ha impuesto la familia o la sociedad pero sobre el cual no hemos reflexionado y que va en contra de algunos de nuestros impulsos, deseos y necesidades.
  2. Conflicto de autoimagen. Este conflicto surge cuando nos comportamos de una manera que no concuerda con lo que creemos ser. Podemos enorgullecernos de ser amables pero cuando estamos ante una situación en la que alguien nos provoca, reaccionamos con agresividad. Este conflicto latente suele implicar un problema de aceptación, preferimos apegarnos a la imagen positiva que nos hemos formado de nosotros mismos y negar las características que consideramos indeseables, pero dado que estas no desaparecen por arte de magia, siguen pulsando y determinando nuestro comportamiento.
  3. Conflicto interpersonal. Este conflicto no es externo sino que tiene un origen interno ya que implica una ambivalencia interior. Suele ser común en la pareja y la familia ya que este tipo de relaciones nos vuelve más vulnerables y sensibles, lo cual suele generar mucho miedo y resistencia. En este caso, lo habitual es que nos veamos obligados a comportarnos de una manera que no percibimos del todo como auténtica, solo porque se supone que es lo que debemos hacer. El problema es que ese conflicto latente, aunque no lo reconozcamos, sale a la luz en forma de resentimiento o tensión.
¿Por qué surgen los conflictos latentes?
El conflicto latente no es reconocido porque uno de los motivos representa un duro golpe psicológico. Reconocer esa fuerza contrapuesta puede hacer tambalear la imagen de nosotros mismos o del mundo, por lo que nuestra mente activa una especie de mecanismo de defensa a través del cual nos protege ya que consideramos que ese deseo o pulsión nos hará – de alguna forma – más vulnerables. Generalmente se trata de la represión de ese contenido, pero dado que sigue existiendo, su fuerza dinámica empuja desde el inconsciente generando una sensación de malestar difusa.

En realidad, ese conflicto latente es la expresión de la idea de que la mente – y de paso el cerebro – funcionan – o deberían funcionar – como un sistema unificado en el que no existen contradicciones internas o desarmonía. De hecho, en la propia Psicología se asumió durante mucho tiempo el conflicto como una “personalidad dividida”, en contraste con un “yo” que debería ser una entidad única y armoniosa, de manera que cualquier desviación de ese equilibrio y cohesión intrínsecos se consideraba patológica.

En el fondo, ese conflicto latente, como indicó un estudio de la Universidad de Columbia, también es una incapacidad para asumir la responsabilidad por nuestros deseos, pulsiones y necesidades cuando estas van en contra de lo que se considera socialmente correcto.

¿Cómo solucionar un conflicto latente?
Muchos de los impulsos fuertes que experimentamos, como el miedo y la hostilidad, son desaprobados culturalmente. Al vernos inmersos desde que nacemos en un sistema moral que dicta lo que es bueno y lo que no, muy pronto aprendemos que determinados contenidos psicológicos son “peligrosos” o “amenazantes”, de manera que desarrollamos mecanismos que nos permiten esconderlos. Primero los escondemos a los demás, luego a nosotros mismos.

El problema es que esconder un conflicto latente no lo soluciona. Solo generará ansiedad, angustia y frustración sin saber por qué. La clave radica en permitir que esos conflictos latentes accedan a la conciencia para poder analizarlos racionalmente.

Reconocer que nuestro “yo” está en continuo cambio y que una de nuestras tareas más importantes en la vida consiste precisamente en redescubrirnos – y a ser posible deconstruirnos – nos ayudará a bajar las barreras racionales y desarrollar una mente más abierta en la que los conflictos latentes no son vistos como amenazas sino como oportunidades de instrospección para el cambio.

Debemos comprender que los conflictos latentes son una oportunidad de autodescubrimiento. Después de todo, la presencia de un conflicto implica la necesidad de abordar ciertas verdades. Son una llamada a quitarnos las capas sociales y conectar con nuestra verdadera esencia, de manera que si los encauzamos bien, nos permitirán vivir de manera más plena, auténtica y feliz.

Fuentes:

Sato, T. et. Al. (2009) The Internal Conflict Model: A Theoretical Framework for Integration. The Humanistic Psychologist; 33(1): 33-44.

Coen, S. J. (1989) Intolerance of responsibility for internal conflict. J Am Psychoanal Assoc; 37(4): 943-964.
https://rinconpsicologia.com/conflicto-latente/
 
Back