Cuadernos de Historia

La guerra secreta entre Hitler y los EEUU para hallar la lanza con la que apuñalaron a Jesucristo
El líder alemán quedó prendado del arma debido a la leyenda que afirma que el que poseyera la lanza tendría el destino del mundo en sus manos
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Manuel P. Villatoro@ABC_Historia
Actualizado:16/03/2019 01:28h
0Las niñas de la Resistencia que asesinaban nazis tras prometerles s*x*

Nadie desconoce que el inconmensurable poder del que dispuso Hitler no tuvo parangón durante varios años. Al mando de sus soldados, sembró el terror en todos aquellos que se atrevían a desafiarle. Sin embargo, lo que es menos recordado es que el mandatario nazi sentía una obsesión enfermiza por las reliquiasdebido a que, según pensaba, su poder le ayudaba a mantener en alza su imperio. Entre otros, uno de los objetos que deseaba tener entre sus manos era la Lanza de Longinos, el arma que un soldado romano clavó aJesucristo en la cruz y cuya leyenda afirmaba que su poseedor no perdería jamás una batalla

Este artefacto, también conocido como «La Lanza del Destino», no fue el único objeto que Adolf Hitler trató desesperadamente de encontrar, sino que en su lista también se encontraban reliquias de tal calibre como el Arca de la Alianza o el Santo Grial. Sin duda, las obsesiones del líder alemán parecen más bien propias de un guión de las populares películas de «Indiana Jones».

¿Qué se sabe de la lanza?
Lo que se sabe de la lanza viene otorgado por los evangelios, como bien explica el periodista e historiador Jesús Hernández en su libro«Enigmas y misterios de la Segunda Guerra Mundial» (el cual presenta en su blog, «¡Es la guerra!»). «La primera referencia es, lógicamente, la que aparece en la Biblia. Según el Evangelio de San Juan -el único escrito por un coetáneo de Jesús-, un soldado romano atravesó su cuerpo con unalanza para certificar su muerte».

Federico I Barbarrojaal partir hacia Jerusalén durante la Tercera Cruzada; cuando se disponía a vadear un río en la actual Turquía cometió el error de dejar caer la Lanza. Poco después cayó al río y se ahogó» sentencia el experto. A pesar de todo, los nazis no dejarían escapar el poder que les podría otorgar esta reliquia que, gracias al destino, acabó presuntamente en Viena.

Obsesión
Según narra Hernández en su libro, Hitler dio con la lanza por casualidad en 1912, cuando no era más que un pintor fracasado que intentaba malvender sus acuarelas por los cafés de Viena. «Su futuro artístico se le mostraba incierto, al haber suspendido el examen de ingreso para la escuela de Bellas Artes. Su futuro personal tampoco era demasiado halagüeño; malvivía en pensiones y residencias, y sólo con suerte conseguía comer una vez al día», determina el historiador.

Un día, el joven Adolf (de tan sólo 23 años) no tuvo más remedio que entrar en el conocido museo del Palacio Hofburg para refugiarse de una fuerte tormenta, y allí hallaría su destino. «Deambulando por las salas, centró su atención en un objeto singular; sobre un manto de terciopelo rojo se le ofrecía la visión de una reliquia cristiana de gran poder místico perteneciente al tesoro imperial de los Habsburgo: la Lanza de Longinos».

Hitler malvivía de joven vendiendo cuadros
«Se trataba de una punta de hierro de poco más de cincuenta centímetros de largo. La hoja estaba partida y presentaba una reparación con un alambre de plata. En el centro podía apreciarse la cabeza de un clavo y una banda de oro con la inscripción Lancea et Clavus Dominus (la lanza y el clavo del Señor). En su base se observaban unas pequeñas cruces de bronce», explica el periodista.

Hitler quedó fascinado por el objeto y se obsesionó con su historia, la cual investigó junto a su entonces gran amigo Walter Johannes Stein. «Ambos se enfrascarían en el estudio de los poderes mágicos que aquel objeto atesoraba», determina el autor.

Según destacaría Stein posteriormente, Hitler le explicó sus obsesiones y él no pudo más que quedarse asombrado con la enorme ambición del joven Adolf. «Hitler estaba convencido de que tenía un alto designio que cumplir. La posesión de la Lanza sagrada podía ser el instrumento necesario para hacerlo realidad. El experto en ocultismo no tomó demasiado en serio a aquel artista fracasado, pero años más tarde aquellos delirios de grandeza se harían tristemente realidad», expresa el experto.

El robo de la lanza
Veintiséis años después, en 1938, Hitler ya se había convertido en el líder del nazismo y de toda Alemania tras subir al poder democráticamente. Sin embargo, y a medida que su poder iba aumentando, sentía una necesidad cada vez mayor de poseer la «Lanza del Destino». «Ahora entraba triunfante en Viena, la ciudad en la que había vivido como un vagabundo, una vez que el Tercer Reich se había anexionado Austria», destaca Hernández en su libro.

«En la tarde del 14 de marzo de 1938, Hitler entraba acompañado del jefe de las SS, Heinrich Himmler, con quien compartía aunque en menor medida el interés por el ocultismo, en el Palacio Hofburg», destaca Hernández. El deseo del líder nazi estaba a punto de hacerse realidad.

«El Führer se dirigió directamente a la sala en donde se custodiaba la deseada Lanza. Himmler salió de la sala, dejando a solas a Hitler con la mítica reliquia. Allí permaneció más de una hora, ensimismado en sus pensamientos delirantes, alimentados por la visión de la Lanza que ya estaba en su poder. Su sueño megalomaníaco se había cumplido», apunta Hernández en su libro.

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Heinrich Himmler, líder de las SS
En cambio, Hitler todavía necesitaba llevarse la lanza del museo sin que pareciera un robo a Viena. Para ello tuvo una curiosa idea: «Para darle una apariencia legal, la confiscación se ejecutaría en respuesta a la petición oficial realizada en Berlín por el burgomaestre de Nuremberg, Willy Liebel, para que el tesoro regresase a la ciudad que lo acogió antes de ser enviado a Viena», determina el historiador.

Tras conseguir su objetivo, ahora los nazis debían proteger la lanza hasta que llegara a Alemania junto a las 31 piezas del tesoro austríaco que habían robado. Tardaron nada menos que cinco meses en preparar el viaje. «Se requirió el empleo de un tren blindado, especialmente preparado para el traslado del valioso tesoro y que contaba incluso con aire acondicionado. El 29 de agosto el producto del saqueo nazi salió de la estación Oeste de Viena en el más absoluto secreto. Fue transportado hasta Nuremberg en el tren especial, siendo escoltado en todo momento por tropas de las SS», señala Hernández.

El gran número de molestias que se tomó Hitler deja claro el aprecio que le tenía a esta reliquia y el temor que le suscitaba que pudiera ser robada. «Al día siguiente las joyas quedarían depositadas en la iglesia de Santa Catalina. Allí las recibió con todos los honores el burgomaestre. Más tarde se construirían diez vitrinas especiales para exponer al público las joyas, incluyendo la Lanza.», destaca el periodista.

La locura de Hitler
Con su preciado tesoro ya en Alemania, el líder nazi se sentía más que satisfecho. Sin embargo, no veía la lanza como una mera reliquia, sino que sentía una atracción especial hacia ella que sobrepasaba los límites de la razón. «El Führer estaba convencido de que le había pertenecido en una vida anterior. Según confesó a Stein, 'la Lanza contenía algún tipo de revelación mística, como si en algún siglo anterior ya la hubiera sostenido en mis manos'», sentencia el experto.

Pero no sólo eso, Hitler también tenía ensoñaciones en las que creía ser la reencarnación de un señor feudal del siglo IX. «Se refería a un personaje llamado Landulfo II de Capua, que fue excomulgado por el papa por sus conocimientos sobre magia, y que se mostró también fascinado por el poder que emanaba de la Lanza», destaca Hernández.

El nazi creía que la lanza le había pertenecido en una vida anterior
Sin duda, su obsesión por el artefacto no era ni mucho menos normal. En cambio, Jesús Hernández tiene su propia teoría sobre este hecho: «Lo más probable es que su obsesión por el arma naciese, no tanto por un recuerdo de su vida anterior, sino por su desmedida pasión por las óperas wagnerianas. Su favorita era Parsifal, en donde la leyenda de la Lanza sagrada -o la Heilige Lance en alemán- tenía un papel central, junto al Santo Grial»

Nunca sabremos si el poder que Hitler le atribuía al artefacto era real, pero lo que sí es cierto es que durante muchos años sus tropas fueron prácticamente invencibles. Allí donde combatieran, sus tanques (Panzers) no tenían rival y sus soldados arrasaban la tierra por la que pasaban. ¿Sería cosa de la lanza?.

Los americanos y la lanza
Sin embargo, y como bien apunta el historiador, su poder debió remitir a partir de 1942, pues las tropas alemanas tuvieron que retirarse en la mayoría de los frentes. «Por esa época la Lanza ya había dejado de estar expuesta al público y permanecía empaquetada en un refugio antiaéreo excavado en la roca y situado bajo el castillo de Kaiserburg, en Nuremberg», señala Hernández.

Su estancia en el refugio sería breve. «El 31 de marzo de 1945, ante el avance de las tropas aliadas por territorio germano, Liebel creyó que el refugio no ofrecía suficiente protección y decidió guardar las piezas más valiosas –entre las que figuraba la Lanza- en cajas de cobre soldadas, que fueron depositadas en una recámara del búnker de la Panier Platz, procediendo luego a tapiar la entrada», sentencia el experto.

Los americanos finalmente consiguieron arrebatar el tesoro a Hitler
Pero por mucho que hicieran los alemanes, el destino de la lanza estaba más que sellado, ya que, por estas fechas, Nuremberg se encontraba sitiada por los aliados, entre los que se encontraba la veterana división Thunderbird, que durante cuatro días combatió contra 22.000 miembros de las SS dispuestos a morir por defender la ciudad

Una vez que se tomó Nuremberg, le tocaba a los americanos descubrir donde se encontraban las piezas más valiosas de la colección nazi, y ningún superviviente estaba dispuesto a dar información. De hecho, la fuente más fidedigna, Liebel, había fallecido.

Los aliados encargaron la búsqueda a uno de sus hombres más valiosos. «El teniente Walter H. Horn fue el encargado de averiguar el paradero de la parte más importante del tesoro de los Habsburgo. Horn no lo tuvo nada fácil; las versiones de lo ocurrido arrojadas por los interrogatorios eran en su mayoría contradictorias», señala el experto.

Pero, tras muchos interrogatorios, el oficial descubrió donde se encontraba las joyas de manos del doctor Fries, un funcionario nazi. «El 7 de agosto de 1945, los norteamericanos se introdujeron en el interior del refugio antiaéreo de Paniers Platz. Una vez allí, Fries indicó el punto en el que debía derribarse la pared de ladrillo». Lo habían conseguido, habían arrebatado el tesoro a Hitler, y lo habían hecho tres meses después de que el líder nazi se suicidara.

Mito destruído
La versión de Hernández contradice radicalmente la expuesta por algunos historiadores, que afirman que fue justo en el momento en que la lanza fue robada cuando Hitler se disparó en la boca. Este hecho, añadiría más misterio aún a la supuesta maldición que perseguía a esta reliquia, pero el periodista lo considera inverosímil.

«No hay duda de que este espectacular desenlace de la Segunda Guerra Mundial merecería ser cierto, pero hay que ceñirse a la realidad histórica y dejar constancia, para decepción de los aficionados al ocultismo, que ese hecho no se produjo hasta mucho después de la muerte del Führer» destaca el historiador.

Pero la historia del artefacto aún no se había acabado, pues, a pesar de que los norteamericanos se comprometieron a enviar la lanza a sus legítimos dueños en Austria, apareció en Los Ángeles un año después. Además, el misterio aumentaba, pues el museo de Viena tenía también una similar.

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Lanza de Longinos
«Las fuerzas de ocupación norteamericanas en Austria quedaron en una situación muy incómoda, a la espera de una investigación para saber si el tesoro hallado en Los Angeles era auténtico y, por lo tanto, las joyas que habían guardado eran una falsificación», afirma el historiador.

«Sorprendentemente, la comprobación no llegaría hasta casi un año después; en 1946 se abrieron por fin las cajas que contenían las piezas del tesoro en Austria y se compararon con las fotografías que se habían enviado desde Estados Unidos. Como no podía ser de otro modo, los funcionarios encargados del estudio llegaron a la conclusión de que las piezas verdaderas eran las que se encontraban en Viena», determina Hernández. A pesar de todo, nunca sabremos donde se encuentra realmente la lanza o si este arma de Viena es la que fue usada para atravesar a Cristo pues existen tres artefactos más que podrían tener el honor de ser el auténtico. Sin duda, es imposible quedarse sin dudas.

Cuatro preguntas a Jesús Hernández
1-¿Cómo es posible que Hitler creyera en esta reliquia a pesar de haber creado su propia religión?

Existe la idea muy extendida pero equivocada de que Hitler creía en la «religión» nazi. Esa nueva religión fue impulsada por el jefe de las SS, Heinrich Himmler, quien sí se la tomaba muy en serio. Hitler, por el contrario, se limitaba a consentir esos ritos y creencias, que consideraba poco menos que un «divertimento» de Himmler. En sus conversaciones de sobremesa o en sus discursos apenas hizo referencia a la religión nazi, lo que da idea de la nula importancia que le concedía. Si Hitler permitió que se fomentase fue seguramente para minar la posición de la Iglesia, una institución a la que odiaba.

2-¿Qué credibilidad le daba Hitler a las reliquias y a los poderes sobrenaturales?

Más que sobre los poderes sobrenaturales, Hitler creía firmemente en los aspectos irracionales de la vida humana, como las intuiciones, las revelaciones o la fe en el Destino. En muchas ocasiones, sus asesores le aconsejaron actuar de una manera determinada, la que indicaba la lógica, y Hitler acabó actuando de un modo distinto, que al final resultaba ser el acertado. Hay que reconocer que Hitler tenía una extraordinaria intuición, lo que fue clave para alcanzar el éxito. Sin embargo, esa desconfianza en losfactores racionales sería también lo que le conduciría al desastre.

3-¿Qué relación tenían los nazis con el ocultismo?

Ese es un aspecto que está pendiente de un estudio serio. Hasta ahora sólo se han acercado a ese tema autores procedentes del género paranormal con ánimo sensacionalista, lo que ha desprestigiado el tema y ha espantado a los historiadores. Espero que algún día alguien arroje luz sobre la importancia real que tuvo el ocultismo en el universo nazi. Lo que no se puede negar es que, desde el primer momento, el partido nazi estuvo ligado a personajes del campo del ocultismo, y que hasta el final se llevaron a cabo prácticas de este tipo. Yo creo que el ocultismo no formó parte del tronco central del nazismo, pero es necesario conocer ese ingrediente para entender el nazismo en su conjunto, especialmente sus mitos y creencias.

4-¿Qué poderes le atribuía Hitler a este artefacto?

No he encontrado ninguna referencia directa de Hitler a la Lanza del Destino, por lo que es aventurado hacer cualquier aseveración. En mi opinión, no considero que estuviera convencido de que la sola posesión de la Lanza le otorgaría la victoria en la guerra, pero creo que tampoco quiso renunciar a esa posibilidad. Como he dicho, Hitler creía en el Destino; el que la Lanza estuviera en su poder debía tener para él algún significado. En todo caso, el atractivo que debía ejercer esta reliquia en él tuvo que ser irresistible, pero quizás más como objeto de relevancia histórica que como hipotético depositario de algún poder sobrenatural.
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«Dios es español», la frase que retrató la hegemonía militar del Imperio español
Con la batalla de Pavía, donde el propio Rey de Francia Francisco I fue capturado y trasladado a Madrid por unos soldados españoles, los italianos se convencieron de que detrás de la superioridad militar de España estaba el hecho de que «Dios estaba de parte de España», lo cual venía a asemejarse a que la suerte siempre soplaba a su favor
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César Cervera@C_Cervera_M
Actualizado:17/03/2019 01:43h
1El heroico rescate español a Malta que puso fin a uno de los asedios más salvajes del pasado

Tras las victorias españolas en la batalla de Bicoca de 1522 y en la batalla de Pavía de 1525 sobre los franceses, el poder del Imperio español sobre Italia era incontestable. Y, aunque los episodios más oscuros del saqueo de Roma de 1527 fueron obra de mercenarios luteranos, Italia vio en el desafío español un sacrilegio sin castigo divino que tenía una única explicación: «Dios s'era fatto Spagnolo» (Dios estaba de parte de los españoles).

Entre 1500 y 1650, los tercios españoles se convirtieron en la más letal, efectiva y temida infantería de Europa. A imagen de las falanges macedonias y las legiones romanas, que también impusieron su superioridad militar, los tercios encontraron en la combinación de armas blancas (pica y espada) y de fuego (arcabuz y mosquete) una forma de anular el papel de la caballería pesada en Europa. No en vano, esta unidad española se diferenciaba de los mercenarios suizos, que fueron los primeros en dar protagonismo a la pica a comienzos dela Edad Moderna, en su capacidad de fragmentarse y adaptarse tácticamente a las diferentes situaciones de combate. El resultado fue una superioridad militar que, en primer lugar, se hizo patente en Italia.

Los italianos se defienden con humor
«No cabe duda de que los españoles aspiran al dominio universal, y que los únicos obstáculos que han encontrado hasta ahora son la distancia entre sus dominios y la escasez de gente», afirmó el cardenal Richelieu a su Rey Luis XIII de Francia cuando, precisamente, el Imperio español empezaba a mostrar síntomas de agotamiento. Atrás quedaba el periodo de mayor esplendor de las armas hispánica que, tras los experimentos iniciales a cargo del Gran Capitán en Nápoles, se inició simbólicamente con las batallas de Bicoca y Pavía, ya en el reinado de Carlos I de España.

Los soldados españoles fueron calificados como unos bravucones y fanfarrones, que no vencían por su habilidad sino porque eran más numerosos. De aquella época datan los chistes sobre las supuestas virtudes de los castellanos y sobre su «ridículo» sentido del honor, de los que la literatura ha dado cuenta en muchas obras del periodo. La «Commedia dell'arte» emplea frecuentemente al personaje del capitán español fanfarrón, un cobarde bocazas que huye cuando se presenta la primera dificultad en el combate.

Incapaces de poder expulsarlos de su tierra por las armas, el odio hacia los bárbaros españoles –que causaban aversión desde las incursiones militares de los aragoneses en Italia– hizo que los italianos recurrieran a la burla
El teatro de operaciones de los ejércitos del Imperio español se trasladó de Italia a Flandes con el inicio de la revuelta de carácter calvinista, que tuvo lugar en este conjunto de provincias bajo la soberanía de Felipe II. En 1567, el Monarca envió a su mejor general, el Gran Duque de Alba, a enfrentarse a los rebeldes que se terminaron congregando en torno a la figura de Guillermo de Orange. Pese a que esta guerra civil camuflada como rebelión contra el extranjero supuso la tumba del Imperio español a largo plazo, también fue el escenario predilecto para que los Tercios españoles mostraran la superioridad de sus armas. Hasta avanzado el siglo XVII, los rebeldes no consiguieron formar un ejército capaz de causarle daños importantes al español, que en ocasiones pareció obrar verdaderos milagros.

De los milagros, al ocaso de 1658
El milagro de Empel fue uno de los pasajes más famosos de los tercios en Flandes, que, aunque eran una fuerza multinacional, estaban vertebrados en torno a los infantes castellanos. De acuerdo con la tradición, el 7 de diciembre de 1585, el Tercio del Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla quedó acorralado en la desembocadura del Escalda (Scheldt) a merced de que la poderosa flota rebelde llegará para exterminarlos. Sin embargo, una fuerte helada inmovilizó a la armada holandesa y permitió a la infantería española, que aguardaba apiñada y hambrienta, asaltar a pie los barcos rebeldes. Frente a la absoluta derrota holandesa, el almirante Holak claudicó con palabras gruesas: «Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro». Asimismo, el fortuito encuentro de una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción por parte de un soldado español fue visto como «un divino nuncio». La Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los tercios españoles desde entonces y de la actual infantería española.

El Conde-Duque de Olivares todavía se atrevería a recordar que «Dios es español y está de parte de la nación estos días»
La eterna guerra de Flandes y la progresiva recuperación de poder por parte de Francia marcaron el principio del fin de la hegemonía militar de España. Así y todo, en 1625 –el año de la Rendición de Breda, la expulsión de Holanda de Salvador de Bahía y la exitosa defensa de Cádiz frente a los ingleses–, el Conde-Duque de Olivares todavía se atrevería a recordar que «Dios es español y está de parte de la nación estos días». Y más allá del supuesto ocaso, la batalla de Rocroi de 1643, los tercios españoles continuaron siendo una unidad temida hasta 1658, cuando la batalla de las Dunas dejó al descubierto sus puntos débiles y acabó con la vida del grueso de sus veteranos. Para entonces, no obstante, poco quedaba de la veterana infantería que había dominado Europa con mano de hierro. La crisis demográfica que azotaba Castilla en el siglo XVII obligó a una importante disminución en los requisitos para alistarse en la infantería española: conforme desaparecieron los últimos veteranos se desangró la unidad a manos de soldados bisoños.

La llegada al trono de Felipe V acabó definitivamente con los tercios. El 28 de septiembre de 1704, el Rey borbón decretó la transformación de los tercios en regimientos, lo que suponía la adopción del modelo del Ejército francés, que en aquel periodo luchaba por alcanzar la hegemonía militar en el viejo continente
https://www.abc.es/historia/abci-di...tar-imperio-espanol-201903170143_noticia.html
 
La mayor fortaleza terrestre del mundo está a media hora de Badajoz
El Fuerte de Graça fue construido en Elvas (Portugal) en el siglo XVIII y reabierto al público tras su rehabilitación a finales de 2015

21La mayor fortaleza construida por España en el mundo

La mayor fortificación terrestre del mundo, situada en la ciudad portuguesa de Elvas -justo en la frontera con Badajoz- ya ha superado las cien mil visitas desde que fue reabierta al público tras su rehabilitación a finales de 2015.

El responsable de Patrimonio en Elvas, Rui Jesuíno, explicó a Efe que se trata del Fuerte de Graça, considerado la ópera prima de las fortalezas ibéricas y construido entre 1763 y 1792 como zona defensiva de Elvas, ciudad testigo de innumerables conflictos bélicos.

[Los diez pueblos más bonitos de Portugal]

Es uno de los elementos que han propiciado que Elvas sea considerada la «ciudad-cuartel» por excelencia ya que, según recuerda el historiador Rui Jesuíno, en la segunda mitad del siglo XVII, la ciudad tenía una población de 12.000 civiles y en el interior de murallas vivían 15.000 militares.

Las personas que nacían allí «ya nacían soldados», según Jesuíno, quien precisa que, por ejemplo, en 1710 la Corona de Portugal eliminó la obligación de hacer la mili entre los jóvenes de la ciudad debido a que no era necesario el reclutamiento, dado que estaban en contacto diario con los militares.

Patrimonio de la Humanidad por tres razones: es el mayor baluarte del mundo, es el mejor ejemplo del método de fortificación holandesa y, además, es el lugar fronterizo mejor conservado como cuartel de frontera».

La ciudad, en plena línea de frontera con Badajoz, también ofrece al visitante una clara muestra de la convivencia de las religiones cristiana, musulmana y judía.

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Incluso, añade, «en Elvas está la mayor sinagoga medieval de Portugal, denominada Casa de la Historia Judaica y que es un centro de interpretación de la historia de los judíos en Elvas».

De la cultura islámica aún se pueden recorrer sus dos murallas árabes y su principal mezquita, que conserva su cisterna de más de un milenio de antigüedad y que fue transformada en el siglo XIII en la iglesia de Santa María de Alcáçova. Y por parte cristiana, el mejor ejemplo de esta sede diocesana es su catedral, de principios del siglo XVI.

La ciudad de Elvas, que en este verano de 2017 cumple su quinto aniversario como ciudad Patrimonio de la Humanidad, sobresale asimismo por su Acueducto de la Amoreira, de 10 kilómetros de extensión y que supera los 40 metros de altitud en su parte más elevada, que corresponde a una vaguada al oeste de la población.

Rui Jesuíno recuerda que cuando fue evaluada para ser Patrimonio Mundial se llegó a decir que «si los soldados del siglo XVII volviesen a sus murallas y cuarteles, las reconocerían, ya que registraron muy pocos cambios en más de tres siglos»

Reportaje al completo en el siguiente enlace, gracias:
https://www.abc.es/viajar/destinos/...-media-hora-badajoz-201708311216_noticia.html
 
La historia del pueblo andaluz donde triunfó la Revolución de Asturias del 34


En Teba (Málaga), las revueltas dejaron un balance de 170 detenidos y más de 7.000 disparos efectuados por la Guardia Civil durante las revueltas

La localidad fue el "foco más intenso" de la insurrección obrera en Andalucía, como desvela el libro El "movimiento" revolucionario de Teba. Octubre de 1934

Juan Miguel Baquero
16/03/2019 - 20:07h
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La calle de San Francisco en el pueblo de Teba (Málaga).

LIBRO | El país de la desmemoria, del genocidio franquista al silencio interminable
LA DESBANDÁ

Una investigación duplica las cifras del mayor crimen de guerra del franquismo


Más de 7.000 mil disparos y 170 detenidos. Es el balance, en cifras, del pueblo andaluz donde cuajó la insurrección obrera vivida en España en octubre de 1934. En Teba (Málaga), triunfó la conocida como Revolución de Asturias. Durante un par de días. Y así lo cuenta el libro El “movimiento” revolucionario de Teba, de María Isabel Brenes, Andrés Fernández y Juan Fuentes.

El trabajo ofrece “una visión equilibrada” de los episodios huelguísticos que caen en cascada en el país desde el 5 de octubre del año 34, dicen los autores de la investigación. “Dentro de Andalucía su foco más intenso se produjo en Teba”, subrayan.

El proceso revolucionario “ha quedado marcado en la población, gracias a la tradición oral y la repercusión mediática que tuvo”, añaden. Porque en aquellos días las calles tebeñas guardaron para siempre la memoria de los enfrentamientos, de las decenas de procesados y del silbido amenazador de miles de balas.

Una reacción contra la ultraderecha
La conocida Revolución de Asturias de 1934 “pretende instaurar un régimen socialista como reacción a la entrada en el gobierno del reaccionario Alejandro Lerroux de tres ministros ultraderechistas de la CEDA”, cuenta el libro El país de la desmemoria. “Las izquierdas entienden la remodelación como una apertura de puertas al fascismo”, apunta la obra.

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Las calles Albarrada y Nueva, en Teba.

El Estado sofocará las escaramuzas en la cuenca minera aplicando un severo castigo que dirige el general Francisco Franco. Bajo el mando del meses más tarde militar golpista, y luego dictador, la represión se salda con unos 2.000 civiles muertos, la mayoría mineros y trabajadores, y unos 250 militares, guardias civiles y de asalto.

En el pueblo malagueño de Teba, a cientos de kilómetros de la tierra asturiana, la revolución también fue secundada por los obreros. El libroEl “movimiento” revolucionario de Teba. Octubre de 1934 (editado por el Ayuntamiento de Teba, la editorial Aratispi y la Asociación para la Defensa del Patrimonio Histórico de Teba) ha puesto luz a un episodio poco conocido.

“En este recorrido histórico abordamos la difícil tarea de ofrecer un texto para todos los públicos, muy documentado, y que ofrece un amplio panorama de los sucesos acontecidos”, señala Andrés Fernández. El castillo medieval de Teba, conocido en el pueblo como Las Torres, “fue testigo de la génesis de los hechos que se produjeron entre la noche del día 5 y la tarde del día 7”.

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Teba, desde el castillo medieval.

Los grupos revolucionarios del castillo
“Conformados los grupos en la reunión del castillo, se produjo el enfrentamiento en las calles de Teba”, explica María Isabel Brenes. Dos “croquis”, elaborados por las fuerzas del orden, quedan como testigos de las escaramuzas. Un mapa, a lápiz, señala “las calles principales donde sucedieron los hechos”. Y el otro, “que hicieron para ver el efecto de los disparos que causaron la muerte de uno de los guardias civiles”.

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Mapa elaborado por la Guardia Civil sobre el tiroteo de Teba en 1934.

Como “desglosa” el libro, y confirman los croquis, “las fuerzas de la Guardia Civil dispararon 6.600 cartuchos de fusil y 696 balas de pistola”. Con la represión en Asturias de fondo, las fuentes documentales confirman “el procedimiento militar y ordinario” que a partir de ese momento “se inició contra los vecinos de Teba, que dará como resultado el procesamiento a más de 170 personas”, explican.

Este material, como prueba del tiroteo en Teba por la Revolución de Octubre del 34, procede del Archivo del Tribunal Militar Territorial Segundo (Sevilla), precisan los autores de la investigación. “En la causa militar se detalla de forma pormenorizada los detalles de los acontecimientos, las defensas de los procesados y la sentencia”, añaden.

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Plano dibujado por las fuerzas del orden por "los disparos que causaron la muerte de uno de los guardias civiles”.

Detenciones y “requisas de armas”
“Se desprende de la documentación analizada los registros que se llevaron a cabo en la población tebeña a partir del día 6 de octubre y el ingreso en prisión de más de un centenar de personas y las pertinentes requisas de armas”, cuenta El “movimiento” revolucionario de Teba.

Muchos tebeños se presentaron voluntariamente en el cuartel de la Guardia Civil. “Y entregaron las armas que poseían”, desvelan. “Otros, por miedo, las escondieron en sus corrales, en los pajares, e incluso las arrojaron en el campo, pero los minuciosos registros realizados dieron con ellas”.

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Portada del libro 'El “movimiento” revolucionario de Teba. Octubre de 1934'.

Las declaraciones de los detenidos “se sucedían cada media hora”, en interrogatorios que caían en cascada “conforme iban haciendo prisioneros”. Los detenidos quedaban “en el arresto municipal” y de ahí eran “conducidos a la cárcel de Campillos, donde quedaban a disposición de la autoridad militar”.

Sobre quienes recaía un procedimiento militar, eran trasladados nuevamente, esta vez a la Prisión Provincial de Málaga. La investigación “y posteriores detenciones” quedaron ampliadas “a toda la comarca y la capital”, al tener conocimiento las autoridades “de que algunos de los implicados habían huido de la población”.

Meses más tarde, y durante la guerra civil provocada por el fallido golpe de Estado de julio del 36, el pueblo volvería a sentir el aliento represivo. La pedagogía del terror a manos de las fuerzas franquistas. “No hemos querido dejar de lado el difícil análisis de las consecuencias sobre la población”, dicen los autores del libro, y por esto detallan, a modo de epílogo, “las víctimas de Teba tras el golpe militar”.

16/03/2019 - 20:07h
https://www.eldiario.es/andalucia/m...-triunfo-Revolucion-Asturias_0_877013256.html
 
Gettysburg: la atroz batalla en la que la locura del general Lee masacró a 5.000 confederados
El 1 de julio de 1863 comenzó la contienda que marcó el declive de los ejércitos del Sur durante la Guerra de Secesión de EEUU

Manuel P. Villatoro@ABC_Historia
Actualizado:27/01/2018 15:11h
40 Abraham Lincoln más allá del mito: la supuesta homosexualidad de un presidente racista

Fue una contienda que causó aproximadamente 50.000 bajas -entre muertos, heridos, capturados y desaparecidos- y que marcó el principio del fin de la revolución de los sureños (los estados partidarios de la esclavitud que se habían sublevado contra los EEUU). Sin embargo, la batalla de Gettysburg(sucedida en julio de 1863) fue también el punto de inflexión de la Guerra Civil norteamericana. Y es que, tras darse de bruces contra las unidades del general norteño George G. Meade, Robert E. Lee (el mandamás confederado) entendió que el ejército rebelde jamás podría obtener una victoria lo suficientemente determinante como para lograr que sus enemigos les reconocieran como un país independiente.

El conflicto latente
El origen de la batalla de Gettysburg y de la locura de Lee (hasta entonces, uno de los generales más destacados de la Guerra Civil norteamericana) se encuentra entre 1860 y 1861. Esos fueron los años en los que 11 estados (Carolina del Sur, Misisipi, Florida, Alabama, Georgia, Luisiana, Texas, Virginia, Arkansas, Tennesse y Carolina del Norte) se unieron, crearon una nueva nación llamada los Estados Confederados de América, y declararon la guerra a los EEUU. Oficialmente, la excusa de estas regiones ubicadas al sur fue la elección de Abraham Lincoln como presidente. Un político que –según creían- no iba a defender sus intereses económicos y esclavistas.

«El primer factor de divergencia entre Norte y Sur fue el desarrollo económico de la Unión. El Norte se industrializó mientras el Sur permaneció exclusivamente agrícola. Esta diferencia, en vez de hacerlos complementarios, puso sus intereses en contradicción», explica Réne Rémond en «Historia de los Estados Unidos». A su vez, lo que tocó –más todavía si cabe- el naso a los sureños fue que los unionistas (como se conocería posteriormente a los estados del norte) apoyaran en su mayoría la abolición de la esclavitud. ¿La razón? Que en los estados confederados se vivía prácticamente del cultivo de los campos de algodón. Un producto que era –naturalmente- mucho más barato de producir si no se le daba ni un dólar a aquellos que lo recogían.

la Guerra Civil o Guerra de Secesión) en la que el Norte contaba a su favor su riqueza y su gran producción industria; y el Sur su ventaja estratégica (tenían que ser invadidos para ser derrotados) y algunos de sus generales. Hombres como Robert E. Lee, al mando de los ejércitos de los Estados Confederados y famoso por su eficiencia como militar.

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General Robert E. Lee
«Lee era y siguió siendo (pese a la derrota final) un general muy respetado. De hecho era considerado el mejor de los comandantes posibles para un ejército estadounidense en su época. Al comienzo de la guerra la Administración federal(los norteños) había intentado que comandase sus fuerzas, pero Lee era un hombre muy leal a sus principios y nunca quiso traicionar su vinculación con el proyecto de génesis de unos Estados Confederados» explica, en declaraciones a ABC, Montserrat Huguet Santos (Doctora en Historia y autora de más de 90 textos entre los que destacan «Breve historia de la Guerra Civil de los Estados Unidos» -Nowtilus, 2015-).

Durante los dos años siguientes, los combates entre Norte y Suracabaron con una buena parte de los suministros de ambos bandos. Aunque los que más sufrieron fueron los estados del Sur, donde faltaban desde el agua y la comida, hasta los zapatos de los soldados (que, en no pocas ocasiones, acudían descalzos o con botas raídas a la batalla). Fue por ello por lo que, en 1863, Lee estableció que lo mejor que podía hacer era coger el petate, a unos cuantos miles de hombres, y vencer a los norteños en su propio territorio para que se viesen obligados a corroborar su independencia. Razón no le faltaba ya que, si entraba en territorio enemigo, podría nutrirse de los recursos de las regiones unionistas.

Además, de esta forma pretendía ganarse algún que otro apoyo a nivel internacional demostrando que, efectivamente, los Estados Confederados debían ser tomados en cuenta.

El plan
Lee organizó, así pues, sus fuerzas para llegar desde Virginia hasta Pensilvania (cerca de Nueva York), acabar con el famoso puente sobre el río Susquehanna (lo que interrumpiría los suministros de los unionistas y les molestaría considerablemente) y conquistar la zona para nutrirse de sus granjas. Además, si lograba tomar por las armas la capital, podría amenazar ciudades tan poderosas como Baltimore, Filadelfia o la misma Washington. Así lo explica el popular divulgador histórico Christer Jorgensen en su obra «Grandes batallas. Conflictos decisivos que han cambiado la historia». ¿Cómo iba a negarse el gobierno norteño, teniendo un gigantesco contingente enemigo llamado a su misma puerta, a firmar la paz en esas circunstancias?

Desde el inicio de la guerra habían sido los federales los que se habían adentrado en los estados del sur. Ahora, en el verano de 1863, Lee pensaba que podía alejar la guerra de los estados del sur
Eso sí, para cumplir todo aquello primero debía pasar con sus hombres por encima del denominado Ejército del Potomac, el principal contingente de la Unión en el territorio oriental a cuyo frente se encontraba el general Joseph Hooker,

«Desde el inicio de la guerra habían sido los federales los que se habían adentrado en los estados del sur. Ahora, en el verano de 1863, Lee pensaba que podía alejar la guerra de los estados del sur, los más afectados hasta el momento por la destrucción. Pero lo más importante era mostrar a las naciones europeas, Francia y sobre todo Gran Bretaña, de quienes se recababa ayuda militar y financiera, que el Sur era más que un proyecto de nación, era una nación en sí y ganaba batallas. Además, la aplastante victoria sobre el ejército unionista del Potomac en Chancellorsville -en mayo de 1863- auguraba un buen resultado para la estrategia de Lee. El propio Lincolndesconfiaba de que los generales del Ejército del Potomac fuesen capaces de salir con bien de cualquier enfrentamiento con Lee», completa Huguet.

Hacia la batalla
El 3 de junio de 1863, Lee salió de Virginia del Norte junto a un ejército de 75.000 hombres y, durante tres semanas, fue amo y señor de los caminos. Apenas combatió alguna que otra vez contra algún pequeño núcleo de resistencia. En palabras de Jorgensen, primero se dirigió hasta las montañas Blue Ridge y, desde allí, partió hacia el valle de Shenandosh. Más allá de nombres de regiones lejanas (y que es necesario ubicar mediante un mapa) lo cierto es que el inicio de la campaña no le fue nada mal. De hecho, sus míticos jinetes dieron un buen susto a la caballería norteña en una escaramuza sucedida en Brandy Station cuando el calendario marcaba el 25 de junio.

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Fotografía de George G. Meade
Fue entonces cuando comenzó un dantesco pilla-pilla entre ambos ejércitos. «Cuando el ejército del Potomac se enteró de la ofensiva […] Hooker puso en movimiento su ejército para interceptar a los confederados y solicitó que el arsenal de Harpers Ferry fuese abandonado y su guarnición de 10.000 hombres fuese añadida a las filas del ejército de campaña», explica Jorgensen. El gobierno, por su parte, se negó (abandonar un fuerte no debía ser plato de buen gusto para ellos), lo que provocó que el general mandase a los mandos a abrevar y renunciase a su cargo el 28 de ese mismo mes. Así fue como, apenas cuatro días antes de la batalla que determinaría el destino de los EEUU, se puso al frente del contingente unionista George G. Meade.

Hubo cambio en el mando, pero el plan no se modificó ni un ápice: tocaba interceptar a Lee y a sus 75.000 hombres (un número que se dice rápido, pero que no era ni mucho menos desdeñable) y mandarles de vuelta a Virginia del Norte de un soberano patadón de bota. «Desde finales de junio el General Meade del Ejército del Potomac seguía de cerca los pasos a las tropas de Lee en su acción invasiva sobre territorio unionista», explica a ABC la doctora en historia. Para esta misión, el nuevo jefe del contingente tenía bajo su mando a la friolera de 97.000 soldados unionistas (aunque, atendiendo a las fuentes, el número se eleva en ocasiones a más de 100.000).

Comienza la batalla
El 1 de julio, mientras el ejército de Lee seguía su avance inexorable hacia la capital de Pensilvania, los sureños recibieron unos curiosos informes en los que se les decía que en el pequeño pueblo de Gettysburg (al sur de Harrisburg) había un gran alijo de zapatos con el que podrían hacerse fácilmente. Un bien sumamente preciado para los militares. Deseosos de contar con ellos, se envió a una brigada al mando del general James Pettigrew al lugar para recogerlos. No sabían que, paralelamente, los unionistas habían ordenado marchar hasta allí a su caballería (al mando de John Buford). Las fuerzas, como era de esperar, se encontraron. Y lo habían hicieron por mera casualidad. En principio, los sudistas trataron de atacar con cuatro brigadas a los jinetes, pero estos soldados montados estaban equipados con un moderno rifle de repetición y lograron resistir a base de tiros durante un buen periodo de tiempo.

«Los soldados de caballería desmontados de Buford pelearon como leones contra un número cada vez mayor de infantes confederados. Durante dos horas, aguantaron firmes», añade el divulgador histórico en su obra. Su actuación fue heroica, pues consiguieron resistir en la línea defensiva de «McPherson Ridge» (al noroeste de Gettysburg, cerca de un arroyo que el enemigo tenía que cruzar para atacarles) hasta que llegaron dos divisiones de infantería como refuerzo. El resultado posterior de aquellas dos unidades norteñas fue dispar. Y es que, mientras que una logró poner en fuga a parte de las fuerzas contrarias, la otra fue superada y tuvo que retirarse a un bosque cercano. Allí, sí lograron detener el avance del ataque rebelde.

En las dos horas siguientes, con el frente estabilizado, comenzó una guerra de movimientos entre ambos ejércitos. Al norte (en el flanco derecho de los defensores de «McPherson Ridge»), los Confederados vieron la posibilidad de rodear a sus enemigos y avanzaron con varias divisiones para tratar de desalojarles de sus defensas. Sin embargo, los unionistas enviaron rápidamente dos divisiones para detenerles. Para su desgracia, no pudieron resistir mucho debido a la apabullante superioridad numérica del enemigo. Así que, finalmente, se vieron obligados a retirarse hasta el pueblo de Gettysburg. Posteriormente fueron seguidos por los combatientes norteños que luchaban en «McPherson Ridge», quienes no tardaron en ver que iban a ser pasados a cuchillo sino corrían por su vida.

12.000 unionistas causaron baja y Gettysburg tuvo que ser desalojada
Las cosas pintaban bien para los confederados que -en medio de aquel caos- habían logrado sobreponerse a las defensas unionistas y -al menos de momento- contaban con más soldados en la zona que sus contrarios. En ese momento, Lee quiso dar un golpe de efecto y ordenó a uno de sus generales tomar la que entonces era la última línea de defensa de los norteños: la colina del cementerio o «Cemetery Hill» (donde las divisiones que se habían retirado habían establecido sus posiciones).

«Lee decidió plantar cara en Gettysburg. El General Ewell recibió de Lee la orden de atacar en el Cementerio. Pero Ewell, que reemplazaba a "Stonewall" Jackson -muerto en la batalla de Chancelorville- decidió no atacar porque consideraba que el oponente era demasiado fuerte. Su actitud dubitativa le hizo perder la oportunidad de sorpresa y permitió que llegaran más fuerzas de la Unión. Siendo inferior en número, el ejército federal tuvo ocasión de incrementar sus unidades y mejorar sus posiciones», añade la autora de «Breve historia de la Guerra Civil de los Estados Unidos» -Nowtilus, 2015-. Al final de la jornada, no obstante, 12.000 unionistas causaron baja y Gettysburg tuvo que ser desalojada. La línea defensiva de los hombres de Meade se ubicó al sur del pueblo.

2 de julio
El segundo día de batalla, los generales de ambos ejércitos se reunieron para decidir qué diantres hacer. Meade estableció que sus hombres formarían una línea defensiva en forma de horquilla(la cual había comenzado a formarse en la jornada anterior). El resultado fue que se creó un frente de varios kilómetros de extensión dominado por los siguientes accidentes del terreno: a la izquierda, dos colinas (las «Round Tops»); en el centro, la posición fácilmente defendible de «Cemetery Hill» y, finalmente, a la derecha un bosque frente al que se encontraba el pueblo de Gettysburg (desalojado en la noche anterior). Solo quedaba defender hasta la muerte. Al fin y al cabo, eran los confederados los que atacaban, y si querían expulsarles de la región, les tocaría sudar sangre.

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Situación de los ejércitos enfrentados el día 2 de julio
Por su parte, Lee estableció que, para desalojar a sus enemigos, lo mejor sería atacarles por los laterales. El punto en el que quería romper la línea enemiga era el flanco izquierdo de Meade: las «Round Tops». Y es que, estas no habían sido tomadas todavía por los unionistas. Si lograban conquistarlas rápidamente, dominarían el terreno desde la altura y podrían bombardear con sus cañones al enemigo. Todo perfecto, sino hubiera sido por la maldita lentitud de sus subordinados. «Lee siguió insistiendo a sus generales -Ewell y Longstreet- para que lanzasen el ataque lo antes posible. Pero las dudas de ambos les hicieron retrasarse hasta la tarde», añade Huguet. Al final, las colinas fueron reforzadas por varias brigadas contrarias que resistieron el envite. Lo mismo pasó en el flanco izquierdo.

«Entre el día anterior y este habían caído unos treinta y cinco mil hombres en ambos ejércitos. Sin embargo, la alta mortalidad en el enemigo surtía el efecto en los generales confederados de considerar ganada la batalla. Ese fue quizá el error más grande, el no valorar convenientemente la situación real», completa la experta en declaraciones a ABC. El segundo día había sido un desastre para los rebeldes.

Día final: la locura de Lee
El 3 de julio, Lee usó su último cartucho. En vista de que no había logrado romper los flancos unionistas el día anterior, decidió ordenar un ataque al centro de la línea enemiga. El problema radicaba en que los militares encargados de llevarlo a cabo tendrían que atravesar una llanura de un kilómetro y medio de extensión hasta poder cargar contra los defensores. Una severa dificultad ya que durante el tiempo que tardaran en atravesar la campiña no podrían cubrirse ante el fuego de la artillería enemiga. La única solución que cabía era la de destrozar los cañones norteños (ubicados en «Cemetery Ridge», cerca de «Cemetery Hill») y posteriormente avanzar. De lo contrario, serían masacrados.

«A las 13:00, casi 150 cañones confederados iniciaron un cañoneo contra el centro de la Unión. Pronto, unos 80 cañones de la Unión replicaron desde “Cemetery Ridge”», añade el divulgador histórico. Poco después, el bombardeo unionista se detuvo durante unos minutos. En ese tiempo, Lee consideró que la artillería contraria había sido destruida y que era el momento de avanzar, así que ordenó a sus hombres recorrer esa llanura de la muerte. La fuerza seleccionada fueron los hombres del general George Pickett (tres brigadas reforzadas por dos divisiones). La decisión fue una auténtica locura por parte de Lee, pues acababa de mandar a todos y cada uno de aquellos combatientes a ser masacrados.

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«El tercer día Lee ordenó el ataque en “Cemetery Ridge” (tres divisiones precedidas de la artillería). A los soldados rebeldes les cercaban ahora los regimientos de Vermont, Ohio, Nueva York. No tuvieron escapatoria», explica la experta. En pocos minutos, fueron acribillados por el fuego enemigo. Con todo, lograron tomar durante un breve periodo de tiempo los cañones contrarios. Aunque finalmente fueron expulsados de la posición y se vieron obligados a retirarse. «La acción de Lee estaba orientada a desmembrar las líneas de la Unión pero, como es bien sabido, fracasó, teniendo además un coste enorme cifrable en miles de vidas humanas», añade la autora. Las bajas se contaron por 30.000 en el bando Confederado.

Vencido, humillado y sin haber puesto en jaque al gobierno de la Unión, Lee se retiró a Virginia. El último día de contienda, eso sí, no tuvo problemas en confesar que se había equivocado. «Materialmente hablando fue una derrota muy dura, por la pérdida de hombres y de recursos en un momento muy avanzado de la guerra. Esta derrota se unió a la que se produjo el 4 de julio, en Vicksburg, a cargo del general unionista Ulises Grant. Pero sobre todo fue una derrota devastadora en el plano moral. Después de Gettysburg las esperanzas de reconocimiento de la Confederación se desvanecieron», finaliza Huguet. Con todo, la guerra duraría todavía unos años más, hasta 1865.

Dos preguntas a Montserrat Huguet
1-¿Aceptó su responsabilidad Lee tras la batalla?

Lee, en su honradez como soldado, presentó su renuncia al Presidente Davies, que no se la aceptó. Habían muerto unos 28.000 hombres, un tercio aproximadamente del total de los efectivos.

2-¿Qué sucedió con Lee tras la guerra?

Al terminar la guerra, apartado del mando militar, fue excarcelado y se puso al frente de una escuela local de secundaria. Desde la modestia llevó la empresa de elevar la calidad educativa del instituto en cuestión con igual dignidad con que había llevado el mando del sus tropas, algo que le valió el reconocimiento a la singularidad de su persona y al modo, decían quienes le conocían, excepcional con que lideraba a la tropa.
Reportaje al completo en el siguiente enlace, gracias:
https://www.cotilleando.com/threads/cuadernos-de-historia.116056/
 
Menéndez de Avilés, el aguerrido español que fundó contra viento y marea la ciudad más antigua de EE.UU.
El periodista de ABC César Cervera presentará el lunes 25, a las 19.00h. en la Casa América un informe, junto a The Hispanic Council, sobre la vida y obra del marino asturiano que pobló La Florida.

El acto, de entrada libre hasta completar aforo, será presentado por Daniel Ureña, presidente de este think tank que trabaja para reivindicar los vínculos históricos entre España y EE.UU.

0El español olvidado que colocó la primera piedra de la Casa Blanca en EE.UU.

En nombre de Felipe II, el asturiano Pedro Menéndez de Avilés arribó en el verano de 1565 en la costa de La Florida, un territorio que ocupaba no solo el actual estado de dicho nombre, sino las dos Carolinas, parte de Alabama y toda Georgia. Las instrucciones del adelantado pasaban por expulsar a los franceses, que también buscaban un asentamiento duradero en la zona, y poblar la costa este de lo que hoy son los EE.UU, un territorio que se había resistido a Juan Ponce de León, a Pánfilo de Narváez, a Hernando de Soto y a muchos otros debido a la hostilidad de los nativos y a la dificultad de llevar suministros hasta sus escasos puertos naturales. En un vídeo elaborado por The Hispanic Council se recuerda quién fue Avilés, del que este año se celebra el quinto centenario de su nacimiento en 1519.

En su persecución de los franceses, Menéndez de Avilés tomó posesión de un lugar con buenas condiciones naturales (a 60 kilómetros al sur de Jacksonville) en nombre del Rey de España y fundó allí mismo San Agustín de la Florida, cuya existencia perdura hasta hoy como la ciudad más antigua de los actuales EE.UU. Todo ello bajo la mirada de numerosos indígenas, que fueron invitados a una comida con los europeos que puede considerarse un antecedente directo del conocido hoy como «Thanksgiving» (El Día de Acción de Gracias).

Además de San Agustín, el español fundó varios puestos defensivos más en La Florida, incluido el San Mateo, en lo que había sido un fuerte francés. No obstante, las condiciones de esta tierra y la prematura muerte del adelantado, en 1574, obligaron a los colonos a asumir una estrategia defensiva. Los españoles de esta red de fuertes terminaron replegándose hasta San Agustín, que también sufrió lo indecible, entre otras maldades, el bombardeo del pirata británico Francis Drake, que arrasó la ciudad aprovechando la traición de dos de sus habitantes. Lo soportó todo desde el castillo de San Marcos, aún en pie, sin claudicar durante más de dos siglos de existencia como puesto de avanzada del Imperio español.

la Fundación Consejo España-EE.UU., quiere reivindicar el peso de la cultura y el legado de España en Estados Unidos.

The Hispanic Council promueve las relaciones entre España y la comunidad hispana de EE.UU. a través de actividades de análisis, investigación y divulgación con el objetivo de ayudar a un mayor entendimiento entre ambos países desde el punto de vista cultural, social, económico y político.

Reportaje original y al completo, en el siguiente enlace, gracias:
https://www.abc.es/historia/abci-me...udad-mas-antigua-eeuu-201903180115_video.html
 
Stanley Payne: «Es mentira que la República fuera democrática hasta el final»
El hispanista publica «La revolución española» (Espasa), un análisis de cómo el Frente Popular condujo la democracia a un Estado de violencia
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César Cervera@C_Cervera_M
Actualizado:19/03/2019 03:03h
2Stanley G. Payne, premiado por alumbrar con su obra la historia de España, «la más tergiversada de occidente»

España no es una anomalía, no «is different», como advertía el lema turístico, ni un país con tendencia natural a la violencia y la barbarie. Hasta la era de los pronunciamientos decimonónicos, el país fue uno de los menos fratricidas del continente; uno más, en todo caso, como constata Stanley G. Payne en su libro «La revolución española (1936-1939)» (Espasa, 2019). Durante casi sesenta años, este hispanista estadounidense se ha acercado a la historia del mundo a través de la de España con una veintena de libros. El resultado ha dinamitado mitos dentro y fuera del país, pero nunca ha vencido las reservas de quienes siguen viendo un paraíso perdido en la Segunda República.

Lo vuelve a intentar con su nueva obra. En «La revolución española (1936-1939)», analiza y contextualiza dentro de la historia europea cómo la izquierda española inició, ya antes del estallido de la Guerra Civil, un viaje más allá de la democracia y de las leyes vigentes. A contracorriente de la historia que se quiere imponer, Payne recuerda el proceso de descomposición legal con el que Frente Popularguillotinó a la Segunda República y apostó por la violencia. Porque no fue la indiferencia o la pasividad lo que disuadió a las democracias europeas de tomar partido por el bando republicano, sino la sañuda persecución religiosa, la colectivización de propiedades y las atrocidades que se registraron en el supuesto bando de los buenos.

-Plantea en el libro que España no es un país anormalmente violento.



-Esta idea es consecuencia de la Guerra Civil, y está heredada de la Leyenda Negra que presenta a los españoles como gente apasionada y proclive a la violencia. También está presente en la propaganda estadounidense contra España durante la Guerra de Cuba, que fue un conflicto brutal. Pero lo cierto es que si comparamos la Guerra Civil española con otras guerras revolucionarias encontramos un nivel de violencia igual en casi todas partes.

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-¿Por qué la izquierda radical decidió dinamitar la República?

-Hay que tener en cuenta la situación histórica del país, con una modernización acelerada concentrada en dos décadas. Con cambios muy rápidos, tanto económicos como sociales... España cumple exactamente lo que definió Alexis de Tocqueville -el gran teórico y analista francés del siglo XIX- al decir que las revoluciones estallan no cuando las situaciones son malas y la gente está más empobrecida, sino cuando las condiciones están mejorando y hay una perspectiva a mejor. Entonces surgen grupos que desean una verdadera revolución y que, como en el caso de la izquierda española, se sienten frustrados con las reglas democráticas. El fracaso revolucionario del 34 y el ascenso del Frente Popular al poder generaron más y más presión hasta que, finalmente, estalló la situación revolucionaria con el pretexto de un intento de sublevación militar.

-¿Hasta cuándo sobrevivió la democracia a esta revolución?

-La revolución destruyó por completo el Estado de Derecho en los primeros meses de la guerra. Durante el Gobierno de Negrín hubo un intento tímido de hacer algo que, si bien no era democrático, al menos restauraba algo la legalidad. No tuvo mucho éxito: el Estado de Derecho fue sustituido por un Estado de violencia.

-La izquierda actual sigue defendiendo la República hasta el final...

-Es totalmente mentira que fuera democrática y legal hasta el final. Forma parte de la propaganda republicana de la Guerra Civil. A pesar de la revolución que estaba en marcha en la zona republicana, los líderes sabían que era necesario esconder y disfrazar esta explosión obrera de cara al exterior, pues sin la apariencia de democracia no se podía solicitar apoyo entre los países que estaban en contra de la quema de iglesias y de colectivizar tierras. Esa propaganda se ha mantenido como el mito político más resistente de la izquierda actual. El único de la primera mitad del siglo XX en Europa y en el mundo que se mantiene todavía intacto.

-Recuerda en su obra que Franco entró en la guerra gritando «viva España y viva la república», pero salió como un dictador, ¿en qué momento decidió imponer una dictadura así?

-Es imposible saberlo. El plan de Emilio Mola era instaurar previamente un directorio militar, como algo transitorio para llevar al país hacia una república más conservadora y evitar la radicalización. Sin embargo, el apoyo principal para ejecutar este plan era Manuel Goded, pronto encarcelado y ejecutado en Barcelona. El líder más liberal de los insurrectos fue aniquilado por los republicanos enseguida... Franco, por su parte, aceptaba más o menos el plan de Mola, pero ante la perspectiva de una guerra civil revolucionaria, en la que todo estaba radicalizándose, cambió de opinión. Franco impuso un mando único, con el cargo de generalísimo y un directorio personal. Sobre cuándo y cómo se formó exactamente esta idea no tenemos idea. Es uno de los misterios sin resolver de la guerra.

-Asegura usted que la historia de España es la más tergiversada de occidente, ¿ayudaría a esclarecer algo una comisión de la verdad?

-No. La idea es ridícula y absurda. El único país en el que eso ha funcionado bastante bien ha sido en Sudáfrica, porque se puso en marcha inmediatamente después del fin del apartheid, cuando todo el mundo estaba vivo y se buscaba la reconciliación. En la España actual se persigue el castigo. Es otro intento de tergiversar la historia. El único aspecto directo que me parece genuino y operativo de la Ley de Memoria Histórica es el de exhumar los restos que están en fosas, que, si bien no son tantos, merecen ser enterrados con la debida dignidad y reconocimiento. La historia hay que dejarla en manos de los historiadores y no de los que intentan utilizar la historia como un arma política.

«El único aspecto directo que me parece genuino y operativo de la Ley de Memoria Histórica es el de exhumar los restos que están en fosas»
-¿Encuentra paralelismos entre la alianza de Pedro Sánchez con partidos nacionalistas y golpistas y la amnistía socialista a Lluís Companys?

-Siempre hay paralelos claro, aunque es una situación diferente. De Sánchez se dice que está levantando un nuevo Frente Popular, y desde luego este socialismo suyo no se parece nada al de la Transición o al de Felipe González, sí más al de Zapatero de 2004. Como en la Segunda República, Zapatero y Sánchez intentan rememorar la alianza histórica con los nacionalistas y con la izquierda radical, representada hoy en día por Podemos. Son piezas distintas, pero la misma combinación.

-¿Cree que se está imponiendo una nueva Leyenda Negra de la mano de la propaganda independentista?

-Hay una victoria clara del nacionalista en el extranjero a nivel de imagen. Los nacionalistas invocan a la Leyenda Negra española para añadir confusión y recuperar tópicos. Para muchos en el extranjero, la España actual sigue siendo una repetición del franquismo, donde Madrid ejerce un control autoritario hacia la periferia. Mentiras que los medios gubernamentales han tardado meses en contrarrestar con datos e información. El problema de fondo es que en el extranjero lo que pase en España se ve como algo muy complejo y lejano. La gente no comprende las autonomías y el laberinto que supone el autogobierno.

«El sufragio femenino lo logró la izquierda moderada entonces, no los extremistas, que votaron en contra. La votación salió adelante con una combinación extraña de partidos que incluyó a parte de la derecha»
-¿Cree que la izquierda ha recuperado parte del lenguaje del Frente Popular para advertir del peligro que representa Ciudadanos, PP y Vox?

-Siempre hay en política una tendencia a demonizar a la oposición, a veces de forma extrema y violenta, como en la Segunda República. Desde hace 25 años, es algo que las izquierdas españolas llevan haciendo: invocar el miedo a un nuevo fascismo. Vox es algo más derechista en sus postulados, más firme en comparación al PP, que es muy moderado. Se usan estos insultos contra Vox para demonizar y excluir a una tendencia nueva.

-¿La historia de la Segunda República justifica que hoy la izquierda se presente como abanderada del feminismo?

-El sufragio femenino lo logró la izquierda moderada entonces, no los extremistas, que votaron en contra. La votación salió adelante con una combinación extraña de partidos que incluyó a parte de la derecha. En la actualidad, existe un tipo de feminismo, uno radical, que nada tiene que ver con esa conquista de derechos para la mujer. Es fundamental para el relato de la izquierda y está vinculado a la corrección política.

-¿Quién sale ganando con el descrédito a la Transición?

-La izquierda radical y los grupos nacionalistas realizan no una crítica a la Transición, sino un acto pseudohistórico con fines políticos. La Transición tuvo mucho éxito y fue modélica, la primera en el mundo en esas circunstancias que condujo sin violencia un régimen dictatorial a una democracia. Fue un logro cívico importante de los españoles, pero evidentemente se logró por medio de una negociación entre las élites, que es lo que más critica la izquierda radical. Son argumentos poco históricos y menos honestos. La extrema izquierda quiere cambiar muchas cosas en el país, empezando por el relato de la Transición, para presentarlo como una operación falsa, una manipulación de las élites.
https://www.abc.es/cultura/libros/a...cratica-hasta-final-201903182232_noticia.html
 
Pucherazos, golpes de Estado y dictaduras: así se hizo el comunismo con la mitad de Europa tras la IIGM
Los partidos comunistas de muchos países europeos fueron accediendo al poder por primera vez con la ayuda de Stalin y los medios que hicieran falta, para establecer, en muchos casos, dictaduras que durarían décadas
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0La «bestia» nazi que aplastó a un gigantesco ejército alido con un único tanque

« La república, proclamada en Albania», titulaba ABC el 12 de enero de 1946. «Enver Hoxha es el Tito de Albania y ambos son hechuras de la Unión Soviética. Y puesto que Yugoslavia proclamó la república sin tener en cuenta los méritos de la dinastía Karageorgevich y la voluntad de millones de ciudadanos, la asamblea albanesa ha hecho lo mismo», explicaba después el artículo sobre estos países que, con apenas veinte días de diferencia, fueron los dos primeros en establecer regímenes comunistas bajo la órbita de la URSS una vez acabada la Segunda Guerra Mundial.

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Enver Hoxha
A Stalin se le había ocurrido la idea de formar un «cordón sanitario» con estados políticamente afines, y subordinados a las decisiones de Moscú, dos años antes, cuando sus tropas empezaron a extenderse por Europa Oriental tras el éxito de la «Operación Bagration». Esta, iniciada el 23 de Junio de 1944, fue la mayor ofensiva realizada por la Unión Soviética hasta la fecha. En Occidente nunca alcanzó la fama que merecía por ser coetánea al desembarco de Normandía, pero logró que laWehrmacht sufriera su mayor derrota de la guerra en menos de 6 semanas. Los nazis tuvieron, incluso, más bajas que en la batalla deStalingrado.

Aquella operación y los acuerdos al final de la contienda (Postdam y Yalta) supusieron una gran expansión territorial para los soviéticos. Stalin consiguió anexionarse –militar o políticamente– países como Polonia, Estonia, Letonia, Lituania, Bulgaria, Ucrania, Checoslovaquia, Finlandia, Hungría, Rumanía, partes de Alemania (Prusia Oriental) y hasta Manchuria y el norte de Corea. Un botín perfecto para poner en marcha la maquinaria roja con la que expandir su influencia e imponerse a Estados Unidos.

Hitler y mientras se estaban celebrando todavía los Juicios de Núremberg. No había tiempo que perder. Con la caída de los nazis, el terreno ya estaba abonado para que los partidos comunistas del resto de países empezaran su ascenso, con un empujoncito soviético y utilizando los medios que fueran necesarios.

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Josip Broz Tito
El guión que siguió Stalin para extender su influencia fue similar en todos ellos. Y tuvo que ser muy preciso, porque la mayoría de las formaciones comunistas y socialistas en aquellos países no eran todavía muy importantes. El Partido comunista rumano, por ejemplo, pasó de mil afiliados a más de un millón en tan solo cuatro años. En Albania, el Frente Democrático de Enver Hoxha, que estaba ya bajo la influencia de los bolcheviques, obtuvo una victoria electoral aplastante el 11 de enero de 1946, pero porque era el único partido que se presentó. Sin olvidar que su líder tenía el control del país hace tiempo como presidente de un gobierno provisional que se apresuró a centralizar la economía y realizar una reforma agraria antes de los comicios.

El caso de Yugoslavia fue parecido. La victoria militar sobre los nazis había supuesto un enorme éxito para Tito y los comunistas, que vieron reforzada su popularidad entre la población. La monarquía y los políticos que estaban en el poder antes de la guerra quedaron muy debilitados. En la elecciones de noviembre de 1945, los primeros se presentaron bajo la coalición del Frente Unitario Nacional de Liberación. De hecho, ya habían acordado la organización del país antes de su llegada al poder con las fuerzas de resistencia al Eje. Los monárquicos se negaron a participar y estos obtuvieron el 90% de los votos. El mariscal Tito proclamó rápidamente la nueva República Federativa Popular, en la que incluyó a las repúblicas socialistas de Serbia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Eslovenia, Macedonia y Montenegro. Poco después comenzaron las ejecuciones y la represión de miles de personas que eran enviadas a campos de concentración como el de Goli Otok, por donde pasaron hasta 1956 unos 16.000 «nuevos enemigos» del régimen.

Bulgaria, Rumanía y Polonia
Después de Albania y Yugoslavia, la mayoría de los partidos comunistas de los países bajo la órbita de Stalin fueron accediendo al poder por primera vez en la historia. En muchos casos, con la cobertura directa de las autoridades soviéticas de ocupación, como el NKVD y el Ejército ruso. En ocasiones, por medio de coaliciones y no siempre obteniendo la presidencia en el primer momento, pero procurándose los ministerios que le proporcionaban el verdadero poder: el del Interior, con el que dominaban la Policía y los servicios secretos; el de Agricultura, para promover las reformas agrarias con las que ganarse a los campesinos sin tierra, o el de Justicia, con el que controlar a los jueces y depurar de la administración a los elementos que no les eran afines.

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Gheorghe Gheorghiu-Dej
Este último fue el caso de Bulgaria, donde se estableció también una República Popular en diciembre de 1947, después de un referéndum que abolió la monarquía y unas elecciones totalmente mediatizadas. La Asamblea Nacional, controlada por el partido comunista, pronto se puso en marcha y los Tribunales Populares condenaron a muerte a una cuarta parte de los más de 11.000 individuos que fueron juzgaron al acabar la Segunda Guerra Mundial. Se dice, sin embargo, que la cifra extraoficial de ejecuciones fue de 18.000.

El caso de Rumanía fue mucho más escandaloso. Se produjo en el mismo mes de diciembre. El país estaba ocupado por el Ejército de la URSS y el partido comunista de Gheorghe Gheorghiu-Dej falsificó las elecciones después de haber sido ampliamente derrotado. Y, de paso, obligó a dimitir al Rey Miguel I. Un país más al que Stalin podría manejar a sus anchas.

Y lo mismo en Polonia, también en diciembre de 1947, donde el Partido Obrero de Boleslaw Bierut tuvo que falsificar igualmente las elecciones para acceder al poder, también con el apoyo de las tropas soviéticas. Lo primero que hizo fue, obviamente, rechazar el Plan Marshall financiado por Estados Unidos y eliminar a la amplia oposición que existía. Cinco años más tarde, instauraron una República Popular y aprobaron una constitución que estuvo vigente hasta 1997, momento en fue sustituida por otra que sí garantizaba las libertades civiles y económicas.

Checoslovaquia y Hungría
En muchos de estos países fue muy importante minar el poder de los rivales políticos, por lo menos en los que existían. Para ello se sirvieron de un control férreo de la prensa y la radio, con el que evitar que sus opiniones llegaran a la población o directamente para criticarlos, acusarles de delitos falsos y sembrar la división en sus filas. Todo valía a la hora de menoscabar la imagen pública de los que no eran comunistas.

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Klement Gottwald
En casos extremos se recurrió al asesinato de líderes opositores aún con funciones públicas. Ese fue el caso de Checoslovaquia. El Partido Comunista de Klement Gottwald llegó al poder el 9 de mayo de 1948 mediante un golpe de Estado y, una semana después, el ministro de exteriores falleció en extrañas circunstancias. Su cuerpo fue encontrado muerto, con el pijama, debajo de la ventana de su cuarto de baño en el jardín del Ministerio. La investigación inicial del recién instaurado régimen comunista concluyó que se trataba de un su***dio, pero las investigaciones posteriores realizadas en 1968, 2004 y 2006 determinaron que fue un asesinato de los nuevos mandatarios.

Ese mismos mes, en las elecciones de Hungría, los comunistas obtuvieron un improbable 48% de los votos. La República Popular fue proclamada en agosto, con el líder del Partido de los Trabajadores, Mátyás Rákosi, a la cabeza. Pronto se convirtió en una dictadura personal que nacionalizó empresas y colectivizó las tierras. Solo fue el primer paso hasta llegar a las terribles purgas que llevó a cabo en sus propias filas para erradicar cualquier posibilidad de disidencia. Creó una réplica a pequeña escala de la dictadura estalinista de la URSS.

Alemania Oriental
Uno de los últimos episodios de esta reconversión comunista fue precisamente el más conocido: Alemania Oriental. La República Democrática Alemana ( RDA) fue fundada, el 7 de octubre de 1949, en el sector del país ocupado por las tropas soviéticas. Su primer presidente fue Wilhelm Pieck, el secretario general del Partido Socialista Unificado (SED), de mayoría comunista.

A partir de ahí, durante casi medio siglo la Unión Soviética supervisó todo aquello que acaecía en su área de influencia. Con una primera etapa muy dura, desde 1945 hasta 1953, en la que el comunismo se estableció como única fuerza política de todos estos regímenes. Algo que siguió siendo posible durante muchos años gracias a la presencia del ejército rojo, la inanición internacional y la inestimable ayuda de Moscú, que exigió que se estableciera en el Bloque del Este una soberanía limitada, es decir, el control directo por parte de la URSS.
https://www.abc.es/historia/abci-pu...ad-europa-tras-iigm-201903190147_noticia.html
 
San Rafael, Málaga y casi 900 páginas para contar la mayor fosa común exhumada en la Europa occidental

Memoria histórica

El libro San Rafael (Málaga). Las fosas. Febrero 1937-Noviembre 1955 relata la historia de "uno de los capítulos más negros" de la capital malagueña

La investigación documental certifica que los rebeldes ejecutaron a 4.288 personas que fueron arrojadas a diversas tumbas colectivas e ilegales

Los trabajos arqueológicos, desde 2006, rescataron un total de 2.840 cuerpos, "el conjunto de fosas mayor en número exhumados en la Europa occidental"

La obra, en dos volúmenes, "son 845 páginas por la memoria y de antídoto contra el olvido", dicen sus autores, Andrés Fernández y Francisco Espinosa

Juan Miguel Baquero
18/03/2019 - 20:46h
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Fosa sur, nivel 3, del cementerio de San Rafael en Málaga. | ANDRÉS FERNÁNDEZ

El país de la desmemoria, del genocidio franquista al silencio interminable
LA DESBANDÁ

Una investigación duplica las cifras del mayor crimen de guerra del franquismo


"¿Papá, de quién son esas dos fotos que hay colgadas en la pared?", preguntaba a menudo Manuel Gallardo. Desde los retratos en blanco y negro miraban su abuelo, del mismo nombre, y su hermano, José. "Los mataron en la guerra los fascistas de Franco", respondía el padre del niño.

La historia de la familia Gallardo queda repetida, multiplicada por miles, en el genocidio fundacional del franquismo. Y, en la capital de la Costa del Sol, forma parte de "uno de los capítulos más negros de la historia", explican los autores de San Rafael (Málaga). Las fosas. Febrero 1937-Noviembre 1955, Andrés Fernández Martín y Francisco Espinosa Jiménez.

Entre las casi 900 hojas están contados los fusilamientos documentados de 4.288 represaliados por los rebeldes. Y cómo yacían arrojados en varias sepulturas colectivas abiertas en el cementerio malagueño de San Rafael.

Desde octubre de 2006, y durante tres años, el trabajo arqueológico rescató de la tierra a 2.840 personas. Es, hasta el momento, "el conjunto de fosas mayor en número exhumados en la Europa occidental", confirman los investigadores.

El libro está compuesto por dos volúmenes con más de 400 páginas cada uno. Se trata de un trabajo publicado por la ya desaparecida Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía en colaboración con la editorial Aratispi.

Letras como "antídoto contra el olvido"
4.288 asesinados por los franquistas. Y 2.840 personas rescatadas de las fosas comunes de San Rafael. De Málaga, donde arrancó La Desbandá, el mayor crimen de guerra de Franco, con apoyo de Hitler y Mussolini; el ataque por tierra, mar y aire a decenas de miles de refugiados que huyen del terror, de la represión.

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Casquillos de fusiles español (izquierda) e italiano hallados en la fosa 2 de San Rafael.

Cada uno de los libros de San Rafael (Málaga). Las fosas supera las 400 hojas. "Son 845 páginas por la memoria y de antídoto contra el olvido", dice Andrés Fernández. Letras que componen, al final, el relato guardado en un cajón durante décadas.

El trabajo "recopila los once años desde que los familiares iniciaron en 2003 las primeras peticiones para recuperar los cuerpos –de las fosas comunes de San Rafael–, pasando por las exhumaciones hasta la inauguración en 2014 de la pirámide construida en su memoria", explica Fernández, arqueólogo e historiador que coordinó al equipo técnico de la intervención en el camposanto malagueño y coautor del libro junto al presidente de honor de la Asociación de Memoria Histórica de Málaga, Francisco Espinosa.

"Una asignatura pendiente"
"Es una asignatura pendiente que todo este trabajo llegara a la sociedad", sostiene Andrés Fernández. El primer volumen contextualiza el golpe de Estado en la capital malagueña, "que no triunfó", subrayan. La consecuencia es "la batalla de Málaga y el éxodo a Almería" por la ‘carretera de la muerte’.

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Dibujo del equipo arqueológico sobre los trabajos en la fosa 2 de San Rafael.

Y cuenta, en varios capítulos, el nacimiento del colectivo memorialista en la zona "a principios del siglo XXI". O cómo "se desarrollan las líneas de investigación" en labores archivísticas, cartográficas… y cómo son "los trabajos de exhumación en las distintas fosas y se exponen las conclusiones".

El segundo volumen de San Rafael (Málaga). Las fosas ofrece "la relación nominal de las víctimas". Quiénes eran los asesinados por los franquistas. Aparecen entre las páginas "tablas con los datos de las víctimas documentadas", como "edad, profesión, naturaleza, nombre de los padres, fuentes documentales…".

"Jamás volvió a ver a su padre"
Todas las víctimas, con nombres y apellidos. Como Manuel Gallardo, asesinado con 29 años de edad. "Condenado a muerte, sin tener delitos de sangre, por ser cabo miliciano en el barco prisión Marqués de Chavarri y por pertenecer a la UGT y al Partido Comunista", escribe su nieto, Manuel Gallardo Moreno.

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Manuel Gallardo Moreno.

En un texto –el testimonio íntegro, cedido a eldiario.es Andalucíapor los autores de San Rafael (Málaga). Las fosas, está incluido en el libro–, el nieto Manuel pone negro sobre blanco "las cosas que recordaba mi padre del suyo".

Como aquel día, "cuando fueron a detenerlo y él se agarró a sus pantalones llorando". El pequeño: "papá, papá, no te vayas". Manuel, el padre, el abuelo: "no te preocupes Manoleque, será solo un rato, ya mismo vuelvo".

"Jamás volvió a ver a su padre", deja escrito Manuel, el nieto. Pero en su familia, subraya, "nunca acompañó, después de la guerra, ni el silencio ni el olvido". Ni "nunca faltaron flores a una cruz con sus iniciales, MGM, sobre una fosa común del cementerio de San Rafael". Ni en la del hermano, también ejecutado, "Pepe, con una cruz con las iniciales JGM marcadas con chinchetas sobre un trozo de madera".

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Portadas de los dos volúmenes del libro 'San Rafael (Málaga). Las fosas. Febrero 1937-Noviembre 1955'.

Una vez, en el cementerio, Manuel padre e hijo sellaron un compromiso ante la tumba del abuelo. "Cuando muera, deposita mis cenizas junto a los restos de mi padre y mi tío Pepe". Ahí, sobre la fosa común de San Rafael. "Para que descansen allí para siempre". Y así lo hizo. En el año 2002.

Porque la historia de Manuel Gallardo, transmitida con nombre y apellidos a través de las generaciones, en solo un ejemplo de las 4.288 vidas segadas por el fascismo en la capital malagueña. Y de las 2.840 personas recuperadas de la mayor fosa común abierta en la Europa occidental, como cuenta el libro San Rafael (Málaga). Las fosas. Febrero 1937-Noviembre 1955.

Las preguntas que le hice a mi padre (*)
– ¿Papá, de quién son esas dos fotos que hay colgadas en la pared?

– Uno era tu abuelo Manuel, el otro su hermano Pepe. Y los mataron en la guerra.

– ¿Cómo murieron?

– Los fusilaron en las tapias del cementerio de San Rafael. A tu abuelo en febrero de 1937 y a su hermano, en enero de 1941.

– ¿Quiénes lo mataron?

– Lo mataron los nacionales y fascistas de Franco.

– ¿Por qué los fusilaron?

– Por ser sindicalistas y fieles a la Segunda República democrática.

– ¿Dónde están enterrados?

– En una fosa común del cementerio, junto a muchos de sus camaradas.



(*) Extracto del testimonio escrito de Manuel Gallardo sobre las conversaciones mantenidas con su padre al hilo de la memoria familiar.
https://www.eldiario.es/andalucia/malaga/San-Rafael-Malaga-Europa-occidental_0_877712435.html
 
La pasión secreta de Balduino de los Belgas por su madrastra
Unos archivos del ex primer ministro Achille Van Acker muestran su inquietud ante la relación del hijo de Leopoldo III con la Princesa Lilian
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0s*x* y herejía: los pecados que destruyeron a las «fuerzas especiales» cristianas

La idea de que el Rey Balduino de los Belgas (1930-1993) tenía problemas para relacionarse con las mujeres ha sido objeto de estudio por parte de políticos e historiadores. Ni siquiera su boda en 1960 con la española Fabiola de Mora y Aragón (1928-2014) sirvió para disipar las dudas sobre sus profundidades sentimentales. Una de las teorías que más comentada en sus años de soltero fue que, en realidad, de quien Balduino estaba enamorado era de la segunda esposa de su padre, la belgo-británica Lilian Baels (1916-2002), trece años mayor que él. El matrimonio en 1941 entre el Rey Leopoldo III (1901-1983) y la que había venido a confortarle años después de quedarse viudo de Astrid de Suecia (1905-1935), fue una de las razones por las que este tuvo que abdicar y dejar el Trono a Balduino el 16 de julio de 1951.

Las teorías de una relación sentimental de cierta intensidad entre Balduino y la Princesa Lilian circularon como un rumor en los años 50, cuando los belgas se preguntaban por las razones que impedían al primogénito de Leopoldo III acercarse a alguna mujer de su edad. Balduino era un monarca joven, pero solitario. Se le empezó a llamar «el Rey triste» y tratándose de una monarquía, la necesidad de que tuviera descendencia era una cuestión de Estado.

Media docena de teorías
Recientemente se han desclasificado las memorias del entonces primer ministro, Achille Van Acker -estuvo en el cargo en tres periodos distintos, entre 1946 y 1958-, en las que el político menciona estos rumores como una causa de preocupación en la época. También hay muchas teorías sobre cómo conoció a la que luego sería su esposa, la Reina Fabiola, asunto sobre el que hay una versión más o menos oficial y media docena de teorías. Las memorias ahora desclasificadas tampoco aclaran en realidad qué sucedió con la Princesa Lilian, pero confirman que el Gobierno belga estaba tan preocupado como una parte de la opinión pública de este país.



El hecho de que reaparezca este asunto no cambia gran cosa en la realidad histórica: Balduino y Fabiola al final no pudieron tener hijos y ambos vivieron prácticamente como dos devotos católicos, según otra de las teorías sobre el monarca, con gran placidez porque en realidad su vocación hubiera sido la de ser sacerdote.

El diario de Van Acker incluye, eso sí, algunos elementos aparentemente más escandalosos, como la constatación de que Balduino y Lilian hicieron varios viajes juntos e incluso en una ocasión fueron al Tirol en el mismo compartimento del tren nocturno.

La princesa Lilian había nacido en Londres, en plena Primera Guerra Mundial, pero se había educado en Bélgica. Sus orígenes aristocráticos le habían puesto en relación con la Familia Real belga. A la muerte de la Reina Astrid en accidente de automóvil, Leopoldo de los belgas empezó a invitar a Lilian para que acompañara a sus hijos hasta que se hicieron inseparables. En la Segunda Guerra Mundial, cuando Bélgica había sido ocupada, se casaron sin respetar la ley belga que obliga a pasar primero por una ceremonia civil antes que la religiosa. El comportamiento de Leopoldo III ante el nazismo irritó tanto a los ciudadanos belgas, que forzaron su abdicación en 1951. Este monarca murió en 1983, el mismo año que Lilian Baels, que nunca pudo usar el título de Reina.
https://www.abc.es/estilo/gente/abc...-balduino-madrastra-201903191936_noticia.html
 
40 AÑOS DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
Adaptación del libro ‘La Transición’ (Sílex ediciones, 2015) del historiador José Luis Ibáñez Salas con motivo del cuarenta aniversario de la Constitución española.
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JOSÉ LUIS IBÁÑEZ SALAS6 DICIEMBRE, 2018

España es un Estado de Derecho, democrático y social, y su forma de gobierno democrático es la monarquía parlamentaria. España es nada más y nada menos que eso desde que en 1978 entró en vigor su ley fundamental básica, su constitución.

La vigente Constitución española dice en su preámbulo:

«La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de:

Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo. Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular. Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones. Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida. Establecer una sociedad democrática avanzada y colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra.

En consecuencia, las Cortes aprueban y el pueblo español ratifica la siguiente Constitución».

Sabemos por el historiador español Álvaro Soto Carmona que los asuntos que merecieron mayores disputas políticas durante la negociación de la ley magna española «fueron los referidos a la inclusión del término nacionalidades, y como derivación la estructura territorial del Estado; la enseñanza, ligada al papel de la Iglesia en la misma; las Fuerzas Armadas; el cierre patronal, la huelga y el sistema electoral; y en menor medida la fijación de la mayoría de edad y la abolición de la pena de muerte».

Me propongo explicar brevemente cómo se hizo la Constitución española y en qué consiste.

Adaptación del #libro #LaTransición (@silexediciones) de @ibanezsalas, que publicamos con motivo de los #40anosdeconstitucion en nuestra sección dedicada a la #historia: 40 años de la Constitución española. @Adehistoria.CLIC PARA TUITEAR
Las primeras elecciones de la Transición
No se habían completado dos años tras el fallecimiento del dictador Francisco Franco y ya habían tenido lugar las primeras elecciones democráticas en más de cuarenta años: era el 15 de junio de 1977. Casi un 79% de quienes estuvieron en condiciones de poder votar lo hicieron, lo que habla de un índice de participación elevado y de las expectativas de una sociedad que ya tenía la seguridad de que el franquismo era algo del pasado, de que la democracia tal y como la ejercían sus vecinos europeos había llegado para quedarse o debía de quedarse y para eso era imprescindible decidir en manos de quiénes dejar la gestión del futuro.

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Obtuvo la victoria la Unión de Centro Democrático (UCD), la a todas luces heterogénea coalición electoral que en agosto de aquel año se transformará definitivamente en un partido político, liderada por el presidente del Gobierno, el exministro franquista Adolfo Suárez.

Pareciera, sí, como recoge el historiador español Juan Pablo Fusi, que prevaleció el criterio de «quienes pensaron que el país quería una salida democrática gradual y moderada tras la dictadura de Franco».

UCD logró 6.310.391 votos (34,44%) y con ello 166 diputados, mayoría simple, suficiente, aunque lejos de la mayoría absoluta.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) —junto a Socialistes de Catalunya— obtuvo 5.371.866 votos (29,32%) y 118 diputados que le convirtieron en el principal partido de la oposición… y de la izquierda.

El Partido Comunista de España (PCE), junto al Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) alcanzó 1.709.890 sufragios (9,33%), lo que le permitió llegar… tan sólo a los 19 diputados (de ellos, 8 del PSUC).

Alianza Popular (AP), con el ex ministro franquista Manuel Fraga al frente, tuvo 1.504.771 votos (8,21%) y sentó en el hemiciclo… únicamente a 16 diputados. Resulta evidente que el proyecto político de Fraga fue entendido por la ciudadanía como el proyecto continuista de los franquistas recalcitrantes.

Para el Senado votaron 2.423.668 ciudadanos (10,28% del censo electoral), de los cuales sólo lo hicieron en blanco 23.875 (en torno al 1%). UCD alcanzó 106 escaños, el PSOE 35, la coalición Senado Democrático de Joaquín Satrústegui 16, Entesa dels Catalans 12, el Frente Autonómico de Ramón Rubial y Michel Unzueta 10 (4 de ellos por el Partido Nacionalista Vasco, PNV)… AP únicamente obtuvo 2 senadores y el PCE uno.

No, no hubo rastro de las formaciones políticas ancladas en la identificación con el franquismo. Ninguna obtuvo representación y sí un número de votos en su conjunto insignificante.

De aquellas Cortes saldría la Constitución de la nueva España, la España que la Transición iba construyendo poco a poco en ese peculiar trasiego entre lo que demandaba pacíficamente la sociedad civil en la calle y la proyección de esas manifestaciones en los acuerdos entre los reformistas y aperturistas nacidos en el interior del franquismo y los disidentes del mismo, de un lado, y los herederos de los derrotados en la Guerra Civil y los nuevos grupos sociales emergentes a raíz del desarrollismo tardofranquista, del otro. Dos lados de una misma moneda, la de la política en su sentido pleno, el de la negociación para alejar la violencia.

La elaboración de la Constitución
De alguna manera, el proceso constituyente había dado comienzo ya a finales de 1976 con la aprobación de la Ley para la Reforma Política, y aunque ésta tenía aún en su seno principios autoritarios, si bien también claro está democráticos, la mayoría por cierto, aquéllos desparecerían con la Constitución del año 78.

El gabinete de Suárez formado tras las elecciones de junio quiso tomar la iniciativa y apresurarse a presentar a las cámaras su propio proyecto, pero la categórica desaprobación de los diputados socialistas y comunistas, totalmente contrarios a un texto corto que no recogiera una destacada cantidad de explícitos derechos y libertades, llevó al Gobierno a aceptar la propuesta de que el proyecto constitucional naciera directamente dentro de la cámara baja de las recién elegidas Cortes.

A modo de ráfagas comprensibles, a continuación, reproduzco el sendero parlamentario de la Constitución española (conviene no olvidar, por cierto, que mientras todo esto tenía lugar, la organización terrorista nacionalista vasca ETA seguía matando):

El 26 de julio de aquel año 1977, el Pleno del Congreso de los Diputados crea la Comisión Constitucional que deberá de redactar un proyecto de constitución.

E 1 de agosto se constituye la Comisión Constitucional, más tarde llamada Comisión de Asuntos Constitucionales y Libertades Públicas, que elige a los ponentes encargados de pergeñar el anteproyecto constitucional: tres de ellos de UCD, Gabriel Cisneros Laborda, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y José Pedro Pérez-Llorca Rodrigo; Fraga, por AP; Gregorio Peces-Barba Martínez, por el PSOE; Miquel Roca Junyent, por el catalanista PDC (encarnando de alguna manera a las minorías nacionalistas históricas catalana y vasca) y Jordi Solé Tura, en representación del PCE y el PSUC.

El 22 de ese mes se reúnen los ponentes por vez primera para preparar el anteproyecto constitucional.

El 7 de octubre, en respuesta a las multitudinarias manifestaciones en buena parte del país, los socialistas y comunistas, el grupo parlamentario de la minoría vasco-catalana, el grupo mixto y UCD presentan en el Congreso de los Diputados una proposición de ley de «amnistía general aplicable a todos los delitos de intencionalidad política, sea cual fuere su naturaleza, cometidos con anterioridad al día 15 de junio de 1977». Todos los diputados, salvo los de AP, el representante de Euskadiko Ezkerra, Francisco Letamendia, e Hipólito Gómez de las Roces, de la Candidatura Aragonesa Independiente de Centro, aprueban el 14 de octubre en las Cortes la proposición de ley de amnistía, que un día después se convierte en la Ley de Amnistía (si bien prolongando hacia atrás en el tiempo, hasta el 15 de diciembre de 1976, la fecha límite de comisión de dichos delitos, a los que además se añadieron incluso las posibles faltas). Es la primera norma emanada de las nuevas Cortes.

El 5 de enero del año 1978 se hace público el texto de los ponentes constitucionales.

El 28 de febrero Suárez lleva a cabo en su Gobierno una remodelación ministerial, en la que resalta que Fernando Abril Martorell pasa a ser vicepresidente de Asuntos Económicos.

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El 17 de mayo, la Comisión de Asuntos Constitucionales y Libertades Públicas discute lo relativo a la pena de muerte y a una enmienda en torno de la supresión de algunos derechos fundamentales en determinados casos relacionados con actos terroristas, y los socialistas consideran roto el consenso.

Cinco días más tarde, se inician las conversaciones entre el vicepresidente Abril Martorell y el número dos de los socialistas, Alfonso Guerra, que comienzan a desatascar el proceso de negociación constitucional.

El Pleno del Congreso de los Diputados aprueba el 21 de julio el proyecto constitucional —con 258 votos a favor, 14 abstenciones y únicamente dos votos en contra— para remitirlo de inmediato al Senado.

El 5 de octubre, el Pleno del Senado debate el dictamen de la Comisión de Constitución de la cámara alta y plantea una serie de modificaciones del proyecto constitucional salido del Congreso que envía a la Comisión Mixta de Diputados y Senadores, encargada de unificar aquel en un solo texto y formada por el presidente de las Cortes, Antonio Hernández Gil, y por los presidentes del Congreso de los Diputados y del Senado, Fernando Álvarez de Miranda y Torres y Antonio Fontán Pérez, respectivamente, así como los diputados Solé Tura, Roca Junyent, Pérez-Llorca y Alfonso Guerra y los senadores José Vida Soria (elegido en la candidatura liderada por el PSOE llamada Senado Democrático), Francisco Ramos Fernández-Torrecilla (PSOE), Antonio Jiménez Blanco (UCD) y Abril Martorell.

El 31 de octubre, los respectivos plenos del Congreso y del Senado aprueban el dictamen sobre el proyecto constitucional de la Comisión Mixta de Diputados y Senadores.

Se convoca el 3 de noviembre el preceptivo referéndum con el objeto de decidir sobre la Constitución para el día 6 del mes de diciembre.

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Llegamos al mes de diciembre de 1978: el día 6 se celebra el referéndum que aprueba el proyecto constitucional para que se transforme en la Constitución española, con un 87,78% de votos favorables, el 27 el rey Juan Carlos Isanciona la Constitución durante la preceptiva sesión conjunta de las Cortes, un día después la Ley de Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas, que subordinan lo militar a la recién aprobada Constitución española. El 29 de diciembre el Boletín Oficial del Estado (BOE) publica la Constitución. Además, el presidente Suárez anuncia la convocatoria de las segundas elecciones generales y de las primeras municipales de la nueva democracia, para el 1 de marzo y el 3 de abril, respectivamente.



Este texto es una adaptación de un extracto de mi libro La Transición, publicado en 2015 por Sílex ediciones. Puedes continuar leyendo sobre la Constitución española en INSURRECCIÓN, siguiendo este enlace.


José Luis Ibáñez Salas

Director de Anatomía de la Historia



Colaborador en Arzalia Ediciones
https://www.moonmagazine.info/40-anos-de-la-constitucion-espanola/
 
La princesa Lilian había nacido en Londres, en plena Primera Guerra Mundial, pero se había educado en Bélgica. Sus orígenes aristocráticos le habían puesto en relación con la Familia Real belga. A la muerte de la Reina Astrid en accidente de automóvil, Leopoldo de los belgas empezó a invitar a Lilian para que acompañara a sus hijos hasta que se hicieron inseparables. En la Segunda Guerra Mundial, cuando Bélgica había sido ocupada, se casaron sin respetar la ley belga que obliga a pasar primero por una ceremonia civil antes que la religiosa. El comportamiento de Leopoldo III ante el nazismo irritó tanto a los ciudadanos belgas, que forzaron su abdicación en 1951. Este monarca murió en 1983, el mismo año que Lilian Baels, que nunca pudo usar el título de Reina.

Es muy dudoso que con lo religioso que era, Balduíno tuviese un affaire con su madrastra. Lo más probable es que ella se comportase como amiga bondadosa con su huérfano hijastro.

Leopoldo III fué un gran mujeriego. Aunque estuvo profundamente enamorado de su primera esposa, la reina Astrid, madre de sus tres hijos mayores, que falleció en accidente de coche con él estando embarazada del cuarto hijo, durante su viudez tuvo un affaire con la niñera de sus hijos, a la que dejó embarazada y que tuvo una niña no reconocida. Posteriormente empezó relaciones con Lilian, hija de un político belga, y siendo de clase dirigente, al dejarla embarazada tuvo que casarse con ella de forma morganática, porque el pueblo no aceptó que convirtiese a esa plebeya en la sustituta de su adorada reina Astrid.

En cuanto a la abdicación, si, se debió a que la decisión del rey de aceptar la Ocupación y quedarse en Bélgica para intentar minimizar los efectos de la invasión - de lo que pronto se arrepintió.

Leopoldo III y su entorno consideran que este acto es un auténtico sacrificio, pues el monarca compartía la suerte de sus soldados y su pueblo, pero la prensa francesa y británica lo tacha de "rey traidor" contra su gobierno. El gobierno belga refugiado en Londres evitó realizar tales calificaciones hacia su Rey, pero se temía que la permanencia de Leopoldo III en territorio bajo ocupación enemiga fuese pretexto para instalar en Bélgica un gobierno con nazis locales, considerando una traición que el monarca aceptase algún día ejercer sus poderes bajo el control de un ocupante extranjero. A la vez el gobierno belga en el exilio quedó debilitado por mantener una opinión diferente a la del Jefe de Estado de Bélgica, prisionero del enemigo.

Apresado prácticamente en arresto domiciliario en el castillo de Laeken, Leopoldo III evitaba tomar iniciativas políticas públicas que pudieran ser consideradas como colaboracionistas. El 19 de noviembre de 1941 se entrevistó con Hitler en Berchtesgaden para discutir la posición de Bélgica después de la guerra y para defender la causa de los prisioneros belgas aún retenidos en Alemania, pero que después será duramente reprochada en vista de que Hitler pretende la nazificación del país y su sujeción absoluta al III Reich, en un proyecto nazi europeo donde no hay espacio para la soberanía nacional belga. Aun así se invoca que la gestión personal del Rey ante Hitler logra la liberación de 50. 000 soldados prisioneros y una mejora en el abastecimiento de alimentos para la población civil belga.

El 7 de septiembre de 1941, Leopoldo III contrajo matrimonio con Lilian Baels (1916-2002), una joven de 24 años hija de un destacado político conservador de Valonia, pero la noticia de esta boda recién se comunicó al público belga el 7 de diciembre. Leopoldo acordó que Lilian Baels no sería proclamada reina de Bélgica, sino Princesa de Rhéty, y los hijos que tuvieran quedaron excluidos de la sucesión de la corona. Se arguyó en defensa del Rey que dicho matrimonio sería postergado hasta la liberación de Bélgica, pero Lilian Baels ya estaba encinta y era preciso adelantar la boda. La popularidad de Leopoldo III se redujo entre la población por el hecho de realizar tan importante acontecimiento en plena ocupación enemiga, con la hija de un político conservador, y por el aún no borrado recuerdo de la difunta reina Astrid.

La opinión pública al inicio de la ocupación tendía a apoyar al Rey frente al gobierno en el exilio, pero la conducta opresiva del III Reich, la explotación económica alemana sobre Bélgica, el fortalecimiento de la Resistencia nativa y los propios acontecimientos de la guerra causaron que tal sentimiento se inviertese grandemente, cuestionándose si Leopoldo III había procedido con acierto al rendirse ante los nazis en vez de dirigir la resistencia desde el exterior, como hacían el rey Haakon VII de Noruega o la reina Guillermina de los Países Bajos.

En junio de 1944, tras el comienzo del desembarco de Normandía el rey Leopoldo y su familia son trasladados por las autoridades nazis a una fortaleza en Alemania por orden expresa de Hitler y de Himmler. Primero fueron recluidos en Sajoniay desde febrero de 1945 en Austria. De este cautiverio lo liberaría el ejército de Estados Unidos en abril de 1945.

Tras la guerra, los Aliados occidentales advirtieron que la opinión pública belga seguía dividida sobre el rol de Leopoldo III durante la ocupación alemana, y por ello se abstuvieron de apoyar su retorno a Bélgica para así evitar desórdenes internos. El hermano del rey, el príncipe Carlos, fue nombrado regente por el Parlamento en 1945 y se acusó a Leopoldo III de incapacidad para reinar por ordenar en 1940 que el Ejército belga capitulara ante los alemanes, por incluirse él mismo como jefe de Estado en semejante rendición y por negarse a seguir al gobierno legítimo hacia el exilio estando en condiciones de hacerlo. En 1945 todos los grandes partidos políticos belgas eran hostiles a una restauración de Leopoldo III, siendo éste un asunto sobre el cual concordaba tanto el gobierno Pierlot en el exilio como los principales líderes de la Resistencia antinazi que habían emergido como figuras políticas de posguerra. Al faltar una decisión rápida sobre la denominada cuestión real, Leopoldo III se instala en Suiza pero sin abdicar. En 1946 el Parlamento inicia una investigación sobre la conducta del rey en 1940 sin que se pueda acreditar la existencia de una deslealtad que impida al monarca ejercer sus derechos.

Una consulta popular realizada en 1950 sobre el retorno del rey Leopoldo determina un apoyo del 57,68% a nivel nacional en favor del regreso, con una mayoría favorable al rey de hasta un 70% de los electores en Flandes, pero con una oposición superior al 40% en Valonia; ante el resultado se llama al rey para ocupar el trono en junio de 1950. Pese a esto, ocurren graves altercados en el país que ocasionan tres muertos, mientras en Valonia se hace evidente un masivo rechazo hacia la figura del monarca. Ante el temor de que su permanencia causase una guerra civil, Leopoldo III optó por abdicar en su hijo Balduino I el 16 de julio de 1951, cuando éste cumplía la mayoría de edad.

Leopoldo III conservó su título de rey y continuó viviendo en el palacio de Laeken, donde Balduino le mantuvo en el papel de cabeza de familia. Esta situación acabó cuando el joven rey Balduino se casó. Entonces, Leopoldo se instaló con su segunda esposa y sus hijos en la propiedad real de Argenteuil, cerca de Bruselas. Dedicó el resto de su vida a su pasión, la antropología social, y organizó expediciones científicas a zonas tropicales (Alto Orinoco, en donde se bautizó un lago en su nombre, Darién, Amazonía, Zaire, Senegal) y enriquecerá con sus colecciones el Museo Real de Historia Natural belga. Tras ser sometido a una operación de by pass, falleció el 25 de septiembre de 1983, y sus restos reposan en el panteón real de la iglesia de Laeken (Bruselas).
 
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