Cuadernos de Historia

Cerrojazo militar a los archivos de la Guerra Civil
El Ejército aplica retroactivamente la Ley de Secretos Oficiales a documentos históricos hasta ahora de libre acceso


MIGUEL GONZÁLEZ
Madrid 11 ABR 2018 -



Un estudioso consulta un documento en la Archivo General Militar de Ávila. RAUL SANCHIDRIÁN EFE


FOTOS: https://politica.elpais.com/politica/2018/04/11/actualidad/1523475242_646436.html



Los archiveros están consternados, los investigadores perplejos. El Ejército de Tierra ha decidido echar el cerrojo a documentos que durante décadas han sido de libre acceso para los historiadores. Desde principios de abril, coincidiendo con el 79º aniversario del final de la Guerra Civil, ya no se pueden consultar los documentos que lleven el sello de secreto o reservado, al margen de cuál sea su antigüedad u origen.

La decisión afecta especialmente al Archivo General Militar de Ávila, el organismo de referencia para el estudio de la Guerra Civil española, junto al Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca. Parte de la documentación que se guarda en Ávila procede de los archivos de los Ejércitos de ambos bandos, unificados por orden de Franco en 1939, de los fondos de la División Azul y de las comisiones históricas sobre el Sáhara, Gibraltar o Guinea Ecuatorial y han estado a disposición de los estudiosos prácticamente desde el fin de la contienda.

Un portavoz del Ejército de Tierra asegura que la decisión responde a una consulta elevada por el Instituto de Historia y Cultura Militar (IHCM) al Estado Mayor del Ejército sobre el tratamiento que debía darse a la documentación histórica que tuviera el sello de secreto o reservado.

El criterio, adoptado en 2016 y reiterado en enero pasado, “fue el de que todo documento con marca de clasificación debería tratarse como documento clasificado, excepto si el documento contenía referencias concretas a la validez temporal de la clasificación”. Esta decisión, agrega el mismo portavoz, no se limita a los archivos de la Guerra Civil, sino que afecta a toda la documentación custodiada por el Ejército.

Es decir, de la noche a la mañana se ha decidido aplicar retroactivamente la ley franquista de Secretos Oficiales de 1968 a documentos clasificados décadas e incluso siglos antes.

El Ejército asegura que su objetivo no es “impedir o dificultar la investigación científica de ningún periodo de la historia”, pero reconoce que el resultado de la decisión ha sido “la denegación de acceso a los investigadores a una documentación histórica hasta ahora a su disposición”.

Asegura que persigue “ajustar a la normativa vigente situaciones que pudieran no haberlo estado con anterioridad” (es decir, que lo ilegal sería haber dejado hasta ahora consultar estos documentos) y que se trata de “una medida de carácter temporal”, mientras se aprueba la reforma de la Ley de Secretos Oficiales a trámite en el Congreso.

La decision se ha tomado en contra del criterio de los técnicos. Antonio González Quintana, portavoz de la asociación Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP) tacha la medida de “increíble” y “carente de cualquier base legal o fundamento jurídico”. González, que de 1994 a 2003 fue jefe de la Unidad de Archivos Militares de Defensa, asegura que supone un retroceso de décadas en la normalización y homologación de los archivos del Ejército.

Se da la paradoja de que mientras Defensa impide consultar esos documentos, el archivo de Salamanca, dependiente de Cultura, permite acceder a miles de informes secretos. Además, la medida no figura en ningún decreto, orden ministerial, circular o instrucción. Se trata de una orden verbal, lo que deja a los archiveros e investigadores en una situación de indefensión.

Mientras, Defensa guarda silencio, como si interpretar la ley de Secretos Oficiales fuese competencia del Ejército.



EL PP QUIERE PRORROGAR TRES AÑOS EL CIERRE


Es probable que la idea de que la Ley de Secretos Oficiales de 1968 puede aplicarse retroactivamente a los documentos históricos de etapas anteriores no se le ocurriera al Ejército por sí mismo. En las enmiendas que el PP ha presentado a la reforma de dicha ley, a trámite en el Congreso, se dice que “la información clasificada con anterioridad a la ley de 1968 se desclasificará automáticamente a los tres años de la entrada en vigor de esta ley”.

Es decir, el PP asume expresamente que los documentos de la Guerra Civil o de la de Cuba siguen siendo secretos, lo que lo que los expertos no comparten, y prorroga el cierre de los archivos históricos, hasta ahora de acceso público, hasta el año 2022 en el mejor de los casos.


No me lo puedo creer, no puede ser, tiene que haber un error, es imposible que a estas alturas se prohiba el acceso a Archivos con efecto retroactivo...Supongo que el proyecto de ley del PP habrá quedado en agua de borrajas con el cambio de gobierno, pero si esta no es una medida propia de un gobierno dictatorial no se que es.
 
UNA REFORMA INCONCLUSA
La olvidada revolución sexual española
Solemos pensar que la modernización en materia de relaciones se produjo con la llegada de la democracia, pero los años 20 y 30 fueron terreno fértil para la audacia amorosa


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Las mujeres adquirieron nuevos derechos durante la Segunda República.

HÉCTOR G. BARNÉS
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HISTORIA
HISTORIA DE ESPAÑA

17/09/2018
“¿Cómo podemos extrañarnos de que la mujer tenga reacciones en el sentido histérico, si nosotros le cerramos el camino normal de la reacción? Yo sostengo, no que entronizamos el histerismo, sino que anulamos el histerismo por causas de matrimonio, cuando damos a la mujer un medio legal de destruir el vínculo legal?” Esta retórica y algo enrevesada defensa del divorcio como garante de la salud mental y sexual de la mujer fue pronunciada en 1931 en las Cortes por José Sanchis Banús, diputado socialista y uno de los grandes impulsores de la primera ley de divorcio de la historia de España, que se firmaría en febrero del siguiente año. Un hito en la historia de nuestro país en el que cristaliza un movimiento de reforma sexual que llevaba años fraguándose.

Sanchis ya había utilizado dicho argumento, según el cual muchas mujeres pagan los desmanes sexuales de sus maridos sin disponer de una herramienta legal para deshacerse con ellos, en otras ocasiones. Por ejemplo, aquella ocasión en la que, consultado como perito en un pleito de nulidad matrimonial, defendió a la mujer aduciendo que la manía recurrente de su esposo de practicar noche sí y noche también el 'coitus interruptus' le había ocasionado libido insatisfecha, ansiedady severos problemas neuróticos. En román paladino: la buena mujer estaba –perdón– mal follada, lo que podía considerarse como una razón de peso para mandar a paseo a su marido con todas las de la ley. Desde luego, un hito histórico en la pacata España nuestra.

La élite médica y los anarquistas contribuyeron, cada uno a su manera, a revolucionar para siempre las alcobas españolas



Y algo imposible de plantear tan solo unos años antes. Como recuerda un interesante artículo publicado por los profesores del Instituto de Historia del CSIC Rafael Huertas y Enric Novella, desde los años 20 comenzó a tomar forma una modernización de la sexualidad española que terminó eclosionando durante la Segunda República y su espíritu laico y progresista, y a volver a ser barrida por la moral católica más restrictiva después de la victoria del bando rebelde. Una guerra dialética entre aquella vieja guardia burguesa y los promotores de “una modernidad sexual inseparable del necesario cambio social”, de inspiración a ratos freudiana, a ratos feminista. La élite médica y los anarquistas contribuyeron, cada uno a su manera, a revolucionar para siempre las alcobas españolas; desde la Liga Española para la Reforma Sexual sobre Bases Científicas hasta la revista 'Sexus', por fin se podía (y se debía) hablar de s*x*.



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José Sanchís Banús, prócer de la liberación sexual, en una instantánea de 1915.


También Gregorio Marañón, que desde su perspectiva endocrinológica abordó un puñado de temas relacionados con la sexualidad en sus 'Tres ensayos sobre la vida sexual'. En ellos planteaba, por ejemplo, que todo ser es en origen bisexuado, y que tan solo durante la infancia un s*x* se impone sobre otro. Y, aun así, no era nunca absoluto: “No es varonil sin mezcla de mujer, ni femenino sin mezcla de varón”. ¿Un guiño protoqueer que era matizado por sus opiniones sobre la mujer, como que debía ser “madre ante todo de igual forma que el hombre debe aplicar su energía al trabajo creador”? La visión de Marañón, al fin y al cabo, no dejaba ser biologicista y determinista. Fue una mujer que no llegó a cumplir los 20 la que nos legó los textos más rompedores de la época.

La iglesia liberadora de la Virgen Roja
Hildergart Rodríguez Carballeira
ha pasado a la historia por su truculento fin a manos de su madre a los 19 años, pero bien podría haberlo hecho por obras como 'El problema sexual tratado por una mujer española', 'Profilaxis anticoncepcional' o 'Métodos para evitar el embarazo (maternidad voluntaria)' que, en lo concerniente al aborto o a la anticoncepción, se adelantaban en décadas a sus contemporáneos. Como sintetizan los autores, “para Hildegart, la maternidad no deseada 'oprime' la libertad de la mujer. En su opinión, la posibilidad de mantener relaciones sexuales sin el temor a un embarazo no deseado resulta fundamental en el desarrollo de una sexualidad más libre, y ello debe traducirse tanto en la elección del goce sexual como en la de la maternidad”.

Saludaré con alborozo el día en que veamos una masa de mujeres rebeldes e inquietas. Nos bastará. Será el día definitivo de la salvación de España

“Toda la producción escrita de Hildegart, independientemente de que se tratase de folletos de divulgación de obras con pretensiones más científicas, tuvo un hilo conductor común y un objetivo esencial: la libertad sexual”, recuerdan los autores. La niña prodigio concebida por su madre como “modelo de mujer del futuro” era una fuerza de la naturaleza que fue apodada cariñosamente –aunque no lo parezca– como la Virgen Roja por Havelock Ellis, el célebre sexólogo británico responsable del primer tratado sobre la homosexualidad: al parecer, Hildegart era, efectivamente, tan virgen como roja. También una pionera a la hora de considerar la homosexualidad o la poligamia como algo natural. Y una abolicionista de primer orden que consideraba que la prostit*ción se reduciría al mínimo “si las mujeres fueran totalmente libres en el amor”.

En 's*x* y amor', Hildergart escribía: “Mientras la mujer no se preocupe de sí, serán inútiles nuestros esfuerzos. Yo saludaré con alborozo el día, que yo no espero que sea lejano, en que detrás de la reducida falange que nosotros formamos aún, veamos una masa de mujeres ávidas, de mujeres rebeldes, de mujeres inquietas. Nos bastará. Ese día será el definitivo de la salvación de España. Mientras el hombre labore revolucionariamente en la calle, y la mujer en el hogar temple sus entusiasmos con el jarro de agua fría de sus recriminaciones, la revolución no será un hecho consagrado total o indestructible en España”. Aunque sus libros no se han reeditado, desde 2014 puede accederse a una edición digitalizada de ellos gracias al esfuerzo de la Biblioteca Nacional Española, buena ocasión para reencontrarse con un sorprendente soplo de aire fresco en la sexología española.

El divorcio ha llegado
Es poco probable que la España que salía de la dictadura de Primo de Rivera experimentase un 'boom' de liberación sexual semejante al que se produjo a finales de los años 60 en la sociedad estadounidense, pero lo que sí parece claro es que en el ámbito científico y político se dieron pasos de gigante para modernizar de forma consciente las costumbres sexuales españolas. De ahí que gran parte de ese caldo de cultivo terminase cristalizando en una ley de divorcio que remaba en la misma dirección que la Constitución de diciembre de 1931, que concedía por fin a la mujer derechos civiles, políticos y sociales.



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Hildegart, a la derecha, fue asesinada por su madre, a la izquierda.


Dicha ley resultaba sobresaliente no solo por su carácter rompedor, sino por la manera en la que recogía esa soterrada reforma sexual que se estaba planteando desde los círculos médicos y científicos. Lo que nos devuelve a Sanchís Banus, asesor en materia psicológica del jurista Luis Jiménez de Asúa, encargado de elaborar el Proyecto de Ley, y quien había insistido en repetidas ocasiones en la relación entreinsatisfacción sexual y trastornos mentales. El divorcio, en dicho caso, pasaba a ser una cuestión de salud de primer orden: “En el 70% de los enfermos psiconeurósicos que he asistido he podido adquirir la convicción firme de que existía un profundo divorcio entre lo que deseaban y lo que habían logrado en materia sexual”, escribía Banús.

La traslación desde el papel hasta la ley, recuerdan Huertas y Novella, es también un paso desde lo individual a lo colectivo. De esa manera, se contemplaba que el divorcio era una herramienta de defensa para la mujer, que así podía sortear la histeria (aquel viejo lastre decimonónico) y las “conspiraciones sociales” contra los derechos de mujer en una peculiar colisión de freudismo y feminismo. La ley fue derogada el 23 de septiembre de 1939, declarando nulas todas las sentencias de divorcio, y es posible que su alcance fuese más limitado de lo que se esperaba –el índice de divorcios en España era tan solo de 165 por cada mil matrimonios–, pero su semilla florecería de nuevo medio siglo más tarde, en la Ley del Divorcio del 22 de junio de 1981, aún muy restrictiva. Los tiempos cambian, poquito a poquito.

https://www.elconfidencial.com/alma...-revolucion-sexual-espanola-historia_1615509/
 
UNA GUERRA INACABABLE
1719: el año en que España quiso invadir de nuevo Inglaterra
Fue el punto de inflexión del poderío incontestable del imperio español. Inglaterra convirtió una vez más las aspiraciones españolas en un sueño quebrado por los elementos

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'La batalla de Glenshiel', por Peter Tillemans.
ÁLVARO VAN DEN BRULE
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29/09/2018

A veces uno sabe de qué lado estar simplemente viendo quiénes están del otro lado.

–Leonard Cohen


Corría en la península el siglo XVIII, cuando los Borbones llegaban al poder tras la cruenta Guerra de Sucesión. Durante el siglo anterior, el rifirrafe entre ambos países había sido constante por la hegemonía del comercio mundial, sus fuentes y recursos. Los británicos habían opuesto una fuerte resistencia para evitar que las dos naciones continentales se hermanaran (el rey francés Luis XIV, el Rey Sol, era el abuelo de Felipe V, el primer Borbón español) porque obviamente sabían que la conjugación de los recursos combinados de ambas les sería desfavorable. Durante la fatídica firma del tratado de Utrecht en 1713, la recuperación del prestigio internacional perdido era el banderín de enganche de la política exterior española.

Hacia 1714 se llegaría a un acuerdo muy inestable, pero a la postre, a un acuerdo, que permitía vislumbrar una época de paz. Esta atmósfera de esperanza, como la evanescente energía térmica, tendería a diluirse en el éter en un plazo muy breve y las hostilidades se revelarían aun si cabe con más ferocidad que antaño.
La larga y agónica decadencia de los Austrias menores sería galvanizada por las expectativas que despertó la nueva dinastía con unos deseos de renovación y regeneración que alentaban las ilusiones de la nación.

En 1718 una potente flota británica atacaría sin previa declaración de guerra a la española en Cabo Passaro causándonos una derrota inapelable

Alberoni, un cardenal agudo y temperamental, valido de Felipe V, acometió junto a la esposa del rey, Isabel de Farnesio, políticas de afirmación de la identidad nacional, ya que el monarca, cada vez más disminuido por sus paranoias, líos de faldas y notable falta de higiene, era inhábil para la competencia en la gestión de los temas de estado, y por su patente deterioro mental, no daba pie con bola.

Con la espina clavada de la erosión de la pérdida de influencia en la hegemonía y el batallar constante contra Inglaterra, se ocuparía de Sicilia y Cerdeña. En 1718 una potente flota británica, bajo mando del almirante Byng, atacaría sin previa declaración de guerra a la española en Cabo Passaro causándonos una derrota inapelable. Alberoni, que no era de los que se dedicaba a la contemplación, planeó un contraataque a través del cual llevaría la guerra a la mismísima Gran Bretaña en apoyo de los Estuardo, partidarios de la independencia y con derechos al trono inglés.

La revancha
Aprovechando que la cuestión dinástica y la consiguiente guerra civil soterrada entre los jacobitas (partidarios de Jacobo Estuardo) con masa crítica en Escocia al norte y, los ingleses al sur, Jorge I de Hannover, en ese momento impopular rey de Inglaterra, de procedencia germana, depuso al último rey católico de Inglaterra.

Cuando el Tratado de Utrecht puso fin a la guerra de Sucesión española, la verdadera vencedora y beneficiaria sin duda alguna sería Inglaterra, y España, la más perjudicada. Aquello, sin duda, fue un desastre sin paliativos.

El chocolate del loro fue mantener a Cataluña dentro del marco administrativo y geográfico peninsular. A cambio, Gran Bretaña enajenó Gibraltar y Menorca y unas considerables ventajas comerciales en América. Casi 145.000 esclavos podían ser “exportados” durante los próximos treinta años y el derecho de asiento del navío de permiso anual que comerciaba en la feria de Portobello, quedaría libre de aranceles.



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Detalle del retrato de Luis XIV de Hyacinthe Rigaud.


El mal sabor de boca que dejó el tratado, tras las paces negociadas por delegación y a espaldas de Felipe V de Borbón por su abuelo, el rey francés Luis XIV, no impediría al rey español olvidar tamaño agravio hasta conseguir la revancha.

El deterioro militar galopante de España y la consiguiente pérdida de imagen en beneficio de Inglaterra era más que evidente. En esos momentos, Gran Bretaña se desangraba en una cruenta guerra civil. A este conflicto había que sumarle las constantes revueltas nacionalistas en Escocia, el pan nuestro de cada día desde in illo tempore.

Alberoni, un cardenal con un par, asesor de Felipe V, decidiría pasar a la acción ante los titubeos del monarca y el flagrante deterioro del prestigio del coloso que éramos. Y Felipe cogió su fusil.

Lamentablemente, España no tenía apoyos externos, y su enfrentamiento con la Cuádruple Alianza (Gran Bretaña, Holanda, Francia y Austria), garantes del “statu quo” derivado de los acuerdos de Utrecht, pesaba como una losa de hormigón. Curiosamente, años más tarde, el rey francés se convertiría en el valedor de referencia de los jacobitas, aquellos a los que no quiso apoyar en su momento para no fortalecer más a España.

Se trataba en definitiva de que una pequeña fuerza de distracción española desembarcara al noroeste de Inglaterra para actuar como señuelo

Hacia 1715, Jacobo Estuardo fracasó ante una intentona de rebelión mal diseñada y peor ejecutada contra los ingleses, y allá, en el tiempo de 1719, el duque de Ormonde, James Butler, visitaría España al objeto de recabar apoyos para un nuevo reto. Este le pidió a Alberoni su cooperación para con los 'Highlanders' escoceses, de tal manera que finalmente se pudieron conseguir cerca de 15.000 mosquetes y alrededor de 5.000 soldados.

Se trataba en definitiva de que una pequeña fuerza de distracción española desembarcara al noroeste de Inglaterra para actuar como señuelo y atraer al ejército inglés para que estuviera ocupado con los rebeldes. Más abajo, en la zona de Cornualles o en Gales, otro desembarco español más consistente, daría un golpe de gracia yendo hacia Londres con 15.000 hombres. Era un marzo lluvioso cuando en 1719 partieron las flotas invasoras. Una, desde Cádiz mandada por Baltasar de Guevara; la otra, hacia Escocia, partiría desde Pasajes comandada por Pedro de Castro y el líder escocés Earl Mareschal para operar como segundo y dar las instrucciones precisas en tierra.

Una degollina memorable
El caso es que la flota principal jamás llegaría a su destino. Una potente tormenta desatada, probablemente de 10 puntos en la escala Beaufort, literalmente extrema (y el significado de esto solo lo saben los pescadores españoles del norte de la península), desbarataría la flota a la altura de Finisterre como en tantas otras ocasiones fallidas en anteriores apuestas de la armada española en sus intentos por acercarse a Inglaterra. Sin embargo, las dos fragatas con destino a Escocia desembarcarían a los infantes de marina españoles el día 13 de abril en las proximidades del espectacular castillo de Eilean Donan, aposento de las fuerzas del clan McKenzie. En el interior del mismo y en condiciones de apretura, se alojaron los soldados españoles junto con los escoceses esperando diseñar una estrategia común con los clanes jacobitas. Pero para entonces, se había perdido mucho tiempo en dilaciones y discusiones banales sobre la estrategia a seguir. Era obvio que el ángulo de optimismo se iba reduciendo por momentos y aunque la inexpugnable y bellísima fortaleza de Eilean Donan, emplazada en un lugar de ensueño que conectaba a tierra con un puente de piedra que penetraba profundamente en el gélido Lago Alsh, no daría juego más que a una defensa numantina; se optó por quedarse enrocados en aquel inhóspito lugar.



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Parte de las Cinco Estrellas de Glen Shiel. (CC/Blisco)




Gran Bretaña envió un importante destacamento naval que no fue recibido con cortesía. Tres embarcaciones de cuarenta cañones con pabellón de la Corona inglesa bombardearon sin compasión aquella perdida posición en medio de la nada. El cuerpo principal español, al recibir las noticias del fracaso de la gran flota de invasión, se había ido en dirección hacia Inverness en un intento de tomar la ciudad. En el castillo no quedaban más de un centenar de soldados de ambos bandos pero con esta perspectiva, en una relación de uno contra diez, pocas esperanzas había de resistir. Tras una semana de un bombardeo atroz día y noche, los tímpanos de los sitiados acabarían convirtiéndose en mantequilla. Tras la rendición, los partidarios del Estuardo serían, ejecutados sin más dilaciones y acusados de alta traición. La degollina fue memorable. El castillo sería volado hasta los cimientos y solo tres siglos después, reconstruido.

El resto de las fuerzas españolas y escocesas se resguardaron en un paraje llamado Glenshiel, enclavado en las montañas de Kintail. No más de quinientos hombres pudieron ser reunidos. Conocedor el general Wigthman de esta minúscula concentración, se dirigió allá con algo más de 1.300 soldados ingleses y una nutrida tropa de clanes escoceses enfrentados a los McKenzie.

Glenshiel fue una de las últimas escaramuzas de los escoceses en su búsqueda de la independencia


El 10 de junio de 1719, españoles y escoceses se atrincheraron en una parte no vadeable del río Shiel y en una colina o sobremonte en las faldas de un promontorio defendido por cerca de doscientos españoles y escoceses mandados por su jefe natural, Don Nicolás Bolaño, un coronel con oficio. Durante tres horas y un cuerpo a cuerpo desgarrador, resistieron con bravura aquellos condenados, encajonados en un lugar inaccesible sí, pero una ratonera también. La defección de varios clanes escoceses en el momento álgido de la batalla hicieron imposible una resistencia digna de tal nombre. Entonces, los españoles, ante aquel veredicto inexorable y en tierras extremadamente hostiles, no solamente por la jauría que les perseguía, sino por la crueldad de la naturaleza circundante, se retiraron hacia un paraje conocido aun hoy como "Belachna-na-Spainnteach" en gaélico, que traducido significapaso de los españoles. Cercados en un escarpado e inaccesible cañón, antes de caer la noche, decidieron rendirse.

Los españoles serían tratados con corrección según las leyes de la guerra al uso. Glenshiel fue el canto del cisne y una de las últimas escaramuzas escocesas en su búsqueda por la independencia, además de una de las postreras veces que un ejército extranjero peleó en territorio Inglés.

1719 es el punto de inflexión del poderío incontestable del imperio español. La vastedad de los frentes abiertos (aquí se podría buscar un paralelismo con otras guerras, las invasiones de Rusia en diferentes momentos históricos), los costes económicos y humanos de tanta guerra encadenada, sumado todo ello a la increíble insolvencia e incapacidad de los líderes del país, hicieron que se impusiera un nuevo orden estratégico en el escenario internacional, que de a poco sutilmente nos iría difuminando.

Aunque las acciones militares españolas no fueron las últimas en suelo inglés (otras tropas extranjeras en las islas británicas tuvieron actuaciones no decisivas, como por ejemplo la participación francesa en la Rebelión Jacobita de 1745 - Culloden 1746), probablemente la última batalla librada en suelo británico; hubo un desembarco de tropas francesas (general Roche en 1797); y la ocupación de las islas del canal en la II Guerra Mundial por los alemanes entre 1940 y 1945.

Queda para la memoria de la historia la gesta de aquellos 300 infantes de marina rodeados de caos y anarquía, el abandono y la soledad en las alturas gélidas de Escocia, la esperanza de la ayuda que nunca llegó, y a título de recuerdo, un acento olvidado en la nada de aquel norte desolado.

Inglaterra, protegida por el océano cual líquida muralla impenetrable, convirtió una vez más las aspiraciones españolas en un sueño quebrado por los elementos. ¿Mala planificación, circunstancias adversas, mala suerte o todo a la vez?

P.D. Los historiadores Geoffrey Parker y JH Elliott han sido algunas de las fuentes para la elaboración de este artículo.


https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-09-29/espana-invade-inglaterra_1622478/
 
PARA PODER CONTROLAR EL MEDITERRÁNEO
Los sobornos de Reino Unido a Franco para que Hitler no conquistara Gibraltar
Una serie de documentos desclasificados por parte del gobierno británico confirmaron que el pago de 13 millones de dólares ayudó a que España no entrara en la II Guerra Mundial


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Francisco Franco y Adolf Hitler, en su encuentro en Hendaya en octubre de 1940. (Reuters)


RUBÉN RODRÍGUEZ

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09/10/2018
Corría el año 1940 cuando Adolf Hitler empezó a encontrarse con las primeras dificultades logísticas durante la II Guerra Mundial. Hasta esa fecha, el líder nazi había conseguido buena parte de sus objetivos militares sin demasiadas dificultades pero, entonces, se encontró con un escollo inesperado: Reino Unido. Las dificultades para lograr invadir el país británico hicieron que cambiara su estrategia, para lo que necesitaba a alguien más: a Franco.

Tras la rendición de Francia el 22 de junio de 1940, Hitler ya contralaba buena parte de Europa, siendo Reino Unido uno de los pocos lugares que escapaban a su dominio. Fue así como decidió en julio de ese mismo año comenzar a bombardear la isla, con el objetivo de provocar una rendición que le permitiera conquistar un nuevo país. Pero lo que el 'Fürher' no esperaba era que Winston Churchill, el primer ministro británico, no diera su brazo a torcer.

En vista de las dificultades para doblegar a Reino Unido, Hitler entendió que la única manera de conseguirlo era acabar con la Royal Air Forcede la mano de la Luftwaffe para, una vez finalizada la resistencia aérea, conseguir desembarcar con las fuerzas de tierra y provocar la rendición británica. Pero pasaban los meses y no conseguía el éxito esperado, momento en el que comprendió que la única manera de 'ahogar' a Reino Unido pasaba por las manos de Franco.

Según asegura la historiadora Jules Stewart en 'BBC History', la falta de éxito en la Batalla de Inglaterra dio lugar a que Hitler ideara la Operación Félix. ¿En qué consistía? Pues ni más ni menos que conseguir controlar Gribaltar, para así poder dominar el Mediterráneo y cortar el flujo de suministros hacia Reino Unido, lo que provocaría que los continuos bombardeos alemanes terminaran por asfixiar a los británicos e irremediablemente condujera a su rendición.

Para conseguirlo, la mejor opción para Hitler era hacer que España se involucrara en la II Guerra Mundial, algo que el propio Franco vio como una oportunidad para negociar. Según 'BBC History', las peticiones del dictador español para unirse al Eje fueron las colonias del norte de África, el Camerún francés y el propio Gibraltar, algo que Hitler consideró intolerable. Ante la falta de acuerdo, trató de buscar una nueva estrategia con la que conseguir su objetivo.

Se trataba de que las fuerzas armadas nazis cruzaran España hasta llegar a Gibraltar -con la connivencia secreta de nuestro país-, ante lo que se presentaría una protesta diplomática formal, lo que valdría a Franco para demostrar que seguía siendo neutral y estaba en contra de lo que estaba sucediendo. Pero el dictador se negó a aceptar esa situación. Lo que nadie esperaba era que Reino Unido también tenía su estrategia para conseguir frenar a Hitler... de la mano del propio Franco.





13 millones de dólares en sobornos

Churchill también era consciente de que el Mediterráneo era fundamental para evitar ser acorralado por la Luftwaffe, por lo que controlar Gibraltar era fundamental. Por ello, de la mano del MI6 y del agregado naval de la embajada británica en Madrid, Alan Hillgarth, decidió distribuir hasta 13 millones de dólares entre las figuras más prominentes del régimen español para mantener el compromiso con la neutralidad y no entrar en la II GM, según explica Jules Stewart.

Esta información se pudo saber después de que el Ministerio de Asuntos Exteriores británico desclasificara la correspondencia secreta entres ambos países, donde se confirman los sobornos a altas instituciones. De hecho, esta táctica consiguió su objetivo, impidiendo que las fuerzas nazis consiguieran cruzar España y conquistar Gibraltar, como primer paso para terminar sometiendo a Reino Unido a través del control total del Mediterráneo.

En su propio testamente político, dictado a su secretario privado Martin Bormann, Hitler confirmaba que sería el primer golpe que acabó con el nazismo: "Lo más fácil hubiera sido ocupar Gibraltar con nuestros comandos y con la complicidad de Franco, pero sin ninguna declaración de guerra de su parte. Hubiera cambiado la situación en el Mediterráneo en un solo golpe". Un soborno que, a la postre, pudo ser básico para el desarrollo de la II Guerra Mundial.

https://www.elconfidencial.com/mund...mundial-franco-reino-unido-gibraltar_1627609/
 
Cartas de amor de la marquesa Juana a su primo carnal, cardenal en Roma

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Ascanio Colonna.


La investigación de una filóloga que descubre, en una abadía italiana, 500 cartas de amor de cinco damas españolas a un clérigo


Las firman, con pseudónimo para no ser identificadas, Henarda, Castalia, Lisarda, Marfira...

La investigadora ha podido identificar a una marquesa, Juana Álvarez de Toledo. Quedó prendada de los encantos de su pariente, Ascanio Colonna

Sirvió como abad de Santa Sofía de Benevento y llegó a profesar como caballero en la Orden de Malta antes de que Sixto V le nombrara cardenal, pero en la intimidad Ascanio Colonna (1560-1608) vestía otros hábitos: los del amado. Y despertaba pasiones. Cientos de cartas confirman que el prelado italiano no siempre fue obediente ni casto.

Desde su estancia vaticana, cortejó a varias nobles españolas, algunas casadas, que corrieron el riesgo de corresponder su amor epistolar. No escatimó el cardenal en adjetivos ni renunció a la más elevada retórica amorosa para confesar sus sentimientos por estas damas. A una de ellas, cuya identidad desvelamos hoy, le escribió desde Roma: «Ámame y cree que ordena Dios no nos tratemos, porque de mí sé que, ausente y sin haberos gozado en este infierno que vivo de ausencia, casi que no conozco otra gloria».

Una carambola del destino llevó a la investigadora Patricia Marín Cepeda(Madrid, 1981) a descubrir la correspondencia privada que el cardenal Colonna intercambió con al menos cinco mujeres españolas a finales del siglo XVI. La filóloga madrileña había acudido a la abadía romana de Santa Escolástica en busca de algún documento que acreditara la posible relación epistolar que Cervantespudo mantener con diversos escritores de la corte de Felipe II.

«Me desplacé hasta el monasterio benedictino sin muchas esperanzas de encontrar información relevante, pero guiada por una corazonada», confiesa a Crónica. «Sabía que Cervantes había intentado ganarse el favor de Colonna dedicándole La Galatea, su primera novela. Pero jamás imaginé lo que acabaría encontrando».

Visitó por primera vez la abadía una fría mañana de invierno de 2007. Después de subir a pie por uno de los montes de Subiaco, se dejó conmover por la belleza del paisaje nevado que domina las gargantas del río Aniene. La biblioteca del monasterio es un lugar silencioso y solitario donde, de vez en cuando, se acerca algún historiador para consultar los fondos documentales de familias nobles italianas. «Lo curioso es que nadie hubiera reparado hasta entonces en docenas de cajas con escritos y papeles de Colonna».


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Algunas de las cartas encontradas.




Allí comenzó a estudiar las 20.000 cartas del cardenal, entre las que se encontraban unas 500 catalogadas aparte. «Lo primero que me pregunté fue por qué esas cartas de mujeres no se hallaban entre las demás, catalogadas por año y remitente», recuerda la investigadora. La razón era tan sencilla como inesperadas las muestras de cariño que el cardenal profesaba por varias admiradoras de la época. «Eran cartas de amor y estaban escritas en español por el propio Ascanio o por sus secretarios y también por mujeres que firmaban con seudónimos».

Gracias a una beca Leonardo de la Fundación BBVA, Marín puede dedicarse a desentrañar el contenido de estas cartas. Por fin, después de varios meses de investigación, está en condiciones de desenmascarar a la primera de las remitentes. Se trata de Dórida, con quien Ascanio se intercambió más de 250 cartas entre 1586 y 1593. Tras conectar pistas y cruzar datos dispersos en el epistolario, la investigadora ha concluido que se trata de Juana de Toledo y Colonna (1550-1593), pariente de los Toledo (ducado de Alba) y prima carnal del cardenal.

«Aunque sabemos que nació en Villafranca del Bierzo (León) y que pasó largas temporadas entre Madrid y varias ciudades de Italia, la correspondencia nos permite situarla en su residencia de Valladolid», asegura. «Se casó con Enrique Bernardino Pimentel Enríquez, lo que la convirtió en la tercera Marquesa de Távara».

El cardenal, por su parte, pertenecía a una de las familias más poderosas de Italia. Fue el sexto hijo de Felice Orsini y de Marco Antonio Colonna, militar de alto rango al servicio de Felipe II, que ejerció de virrey de Sicilia y de capitán general de la flota de don Juan de Austria en la famosa batalla de Lepanto. «Ascanio tenía encomendada una carrera eclesiástica, lo que en aquella época no siempre equivalía a saber renunciar a ciertos privilegios... », comenta la investigadora.

Tras un largo y provechoso erasmus de la época con su paso por las universidades de Alcalá y Salamanca, el joven romano hizo en España todo tipo de amistades, cultivó las relaciones cortesanas y se supo rodear de escritores de incuestionable talento: Luis de Góngora, Lope de Vega y el mismísimo Cervantes.

«Así hasta que, en 1586, fue nombrado cardenal y hubo de regresar inmediatamente a Roma, donde tardó en aclimatarse a su cargo, tal y como se desprende de sus cartas, donde encontramos numerosas expresiones de sentida nostalgia sobre sus años de juventud en España».

No ha sido fácil llegar hasta Juana de Toledo, toda vez que la letra de Dórida resulta especialmente enrevesada e ilegible. «Ya en la época era proverbial la mala fama de la caligrafía de las mujeres nobles que sabían escribir, pues por muy esmerada que fuera su educación en el seno familiar rara vez se hacía hincapié en este aspecto». Las cartas de Dórida recogen el testimonio de un amor imposible y apasionado, quizá el más doliente y anhelado por parte de Ascanio. En fecha incierta le escribe:

Si los que están con pesar se obligan a descansar, comunicándole con quien de veras le ha de doler, libre podéis quedar de los que me habéis escrito, que hasta hoy no he sentido cosa con tal ternura. Y quisiera no haberla tenido jamás por nada, para que el sentimiento que late en este corazón tan vuestro fuera solo para vos, como lo es él. En pago desta verdad, os suplico os valgáis de todo vuestro entendimiento para que no sean poderosas las causas que hay para acabar la vida.


El 20 de marzo de 1588, Ascanio le contesta así a otra carta desde Roma:

Mucha razón tuviste de descomponeros con la nueva que os daba de mis órdenes, mas, ¡ay!, cuánta más yo de perder para siempre la esperanza de vivir ordenado, estando sin orden entendimientos, razón, deseo, pensamientos, sentido, gusto, tormento. ¡Ay, qué dichosa es la causa! ¡Ay, qué desdichada ha sido la ocasión desta desorden!

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Retrato de Leonor de Toledo, la hermana de Juana de Toledo.




Aunque el rostro de Juana de Toledo no ha aparecido todavía en ningún cuadro o grabado de la época, Marín ha encontrado un retrato al óleo de su hermana, Leonor de Toledo y Colonna (1553-1576), que fue criada en la espléndida corte florentina de los Médici. Gabrielle Langdon la describe en Medici Women como «una mujer alta y joven, hermosa y encantadora, de apropiada presencia y dotada de modales cortesanos y de hábitos virtuosos».

Cuentan las malas lenguas que también a Leonor se le conoció alguna relación extramatrimonial, pero corrió peor suerte que su hermana: con 23 años fue estrangulada por su marido, Pedro de Médici, que vengó así el deshonor de un flirteo indiscreto. «El adulterio de las mujeres nobles se toleraba hasta cierto punto y siempre que tuviera rédito político y se hiciera bajo la más absoluta cautela», explica Marín Cepeda. «De ahí la importancia de los seudónimos cuando las cartas eran interceptadas».

En el caso de las «amantes» de Ascanio, no eran ellas quienes firmaban las cartas sino que el propio cardenal se encargaba de adjudicar un nombre al dorso de cada misiva. De esta manera, las identidades de las cinco mujeres quedaban ocultas tras seudónimos literarios de tradición pastoril: Dórida (Juana de Toledo), Marfira, Lisarda, la ninfa Castalia y Henarda, pastora de Henares (de quien proceden estos encendidos renglones: «Gloria no tengo otra sino ser yo tu esclava»). Por su parte, y siguiendo el juego de máscaras, Ascanio se hacía llamar a sí mismo Arcano.

Dice la filóloga Patricia Marín que «a excepción de algunos datos inusualmente relevantes y referencias más o menos veladas a su propia biografía, estas cinco mujeres de la nobleza se esforzaron por salvaguardar su identidad en caso de que la correspondencia cayera en terceras manos».

Reproche, galanteo...
La investigadora ha organizado las cartas amorosas por temáticas: las hay de reproche, de galanteo, de reconciliación, de rechazo, de desesperación por celos o por ausencia, de agradecimiento y de apasionada exaltación de sentimientos. «El estilo también varía: dependiendo del momento y del lugar, pueden ser dramáticas o juguetonas, irónicas o apasionadas, incluso ambivalentes», sostiene.

«En todas ellas subyace la retórica del amor cortés y el gusto por la literatura de la época». Así, por ejemplo, los saludos iniciales son deudores de dicha tradición: «Fin de mi deseo», «Mi señor y marido alegre», «Contento mío», «Ángel del mismo cielo», «Mi gusto», «Luz mía»...

El purpurado Ascanio no fue inmune a los celos, tal y como se desprende de un sobrescrito de su puño y letra («Quejoso a Henarda») en referencia a los reproches que le dedica a una noble dama de Alcalá de Henares.

«Algunas pesquisas nos llevan a pensar en una relación de juventud entre veinteañeros enamorados», concede la experta. «Las cartas carecen de fecha y de lugar, y fueron intercambiadas a través de conocidos que actuaron de intermediarios». Los manuscritos de Henarda son extensos y, a menudo, insistentes en su devoción por el cardenal. Por su parte, Ascanio carga las tintas contra «cierto género de animal» de la España palaciega que considera «más variable que la luna». Resentido por alguna información, le escribe en un billete(mensaje breve):

Quien tiene lugar para oír sermones de un fraile que yo me sé dirá después que no le tiene para escribir un renglón al que ella misma me dice y me asegura que quiere. Igual era quedarse con él y no buscar rapaces (...)


Mientras que la correspondencia de Ascanio con la ninfa Castalia consta de una veintena de cartas y otras cuarenta lo vinculan con Lisarda, apenas una decena acreditan su relación con Marfira, que fue sin duda una de sus admiradoras más fervientes. En fecha incierta le escribe:

(...) Mi madre os besa las manos, y yo la boca, y dejadme ahora fingir un rato que estoy con vos. ¡Mas, ay, que de tan vana imaginación nos queda, sí, un dolor doblado! Abrazadme, bien mío, que vuestros brazos bien llegarán acá si vos queréis y, si no queréis, lleguen los de mi deseo, y no me aparte yo de vuestro cuello jamás, de ahí cuelgo mi cuerpo y mi alma, pues cuelga mi vida.

Con ayuda de secretarios, el cardenal dio continuidad a los galanteos que dejó truncados en España con mujeres a las que muy probablemente no volvió a ver. «En la vida cotidiana de los hombres y mujeres de aquellos tiempos, sobre todo entre las clases altas, el envío de cartas de amor y billetes era un gesto tan frecuente como hoy puede serlo un whatsApp», sostiene la también profesora de la Universidad de Burgos. «Sin embargo, son pocos los ejemplos en español que conocemos hasta ahora de aquellos escritos íntimos, efímeros y no pocas veces comprometedores».

En los próximos meses, la investigadora seguirá poniendo cara y nombre a las mujeres que se cartearon con el cardenal. «Además, el estudio de las grafías me permitirá identificar a los secretarios, algunos tan ilustres como Luis Gálvez de Montalvo o Pedro Fernández de Navarrete», promete. «Han pasado más de 10 años desde que me topé con estas cartas, pero la investigación no ha hecho más que empezar».


http://www.elmundo.es/cronica/2018/10/10/5bb7b25722601d65128b4650.html
 
Esto es lo que celebran otros países en su equivalente al 12 de octubre
La mayoría conmemora su independencia, pero hay excepciones




El 12 de octubre de 1492, Colón llegó a América. Esta efeméride es la que se celebra en el Día de la Fiesta Nacional. Es una excepción entre las fiestas nacionales del mundo: la mayoría recuerda la independencia respecto a un país europeo. A continuación, repasamos qué conmemoran algunos países que no celebran su independencia en su fiesta nacional.

- Alemania (3 de octubre): Es una de las fiestas nacionales más jóvenes de Europa. En esa fecha se conmemora la reunificación de las dos Alemanias en 1990, separadas tras las Segunda Guerra Mundial.


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El bloqueo fronterizo del muro de Berlín acabó el 9 de noviembre de 1989. Rene Burri (Magnum Photos)


- Australia (26 de enero): Va en dirección contraria al resto de territorios colonizados por los europeos. Mientras que la mayoría celebran su independencia, la fiesta nacional de Australia conmemora la llegada de la flota británica a lo que hoy es Sídney en 1788.

- Austria (26 de octubre): Después de la Segunda Guerra Mundial, Austria quedó separada en cuatro zonas, repartidas entre Francia, Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Soviética. En mayo de 1955, los austriacos lograron recuperar su soberanía, certificada el 26 de octubre del mismo año con la aprobación de una nueva constitución, que implica la “permanente neutralidad” de Austria.

- Francia (14 de julio): La fiesta nacional de Francia celebra la toma de la Bastilla, uno de los momentos clave de la Revolución Francesa de 1789.

- India (26 de enero, 15 de agosto, y 2 de octubre): En sus tres fiestas nacionales, India celebra tres eventos importantes en su historia: la independencia de Reino Unido en agosto, la proclamación de la república en enero y el cumpleaños de Gandhi en octubre.

- Irán (11 de febrero): La fiesta nacional de Irán coincide con el aniversario del comienzo de la Revolución Iraní de 1979, cuando el ayatolá Jomeini fundó el régimen que derrocó a la monarquía pro occidental.

- Irlanda (17 de marzo): En esta isla se celebra como fiesta nacional una efeméride religiosa, la muerte de San Patricio, el patrón de Irlanda. Se le considera el evangelizador de Irlanda en el siglo V. Esta fiesta se ha trasladado al resto del mundo: se celebra con mucha cerveza, especialmente en Estados Unidos, donde viven millones de descendientes de irlandeses.


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Las celebraciones de San Patricio en Dublín son muy verdes. NurPhoto (Getty Images)


- Italia (2 de junio): El 2 de junio de 1946, poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, los italianos votaron entre república y la monarquía de la casa Saboya. Ganó la república por diez puntos porcentuales y dos millones de votos. Los italianos celebran la Fiesta de la República para conmemorar aquel referéndum.

- Japón (11 de febrero): La leyenda dice que el emperador Jinmu fundó Japón en el año 660 a.C. Ese día, los nipones celebran el Día de la Fundación Nacional. No hay evidencias históricas de que el 11 de febrero pasara nada relevante, pero fue el día que se oficializó en el siglo XIX.

- Liechtenstein (15 de agosto): Es una de las fiestas nacionales más extrañas de Europa. En la web oficial del país, explican que era un día de vacaciones en el país por la fiesta de la Asunción. Y un día después, el 16 de agosto, era el cumpleaños del príncipe que reinaba en 1940 (Franz-Josef II), cuando se decidió el día de la fiesta nacional. Han cambiado los monarcas, pero el país sigue celebrando su gran fiesta el 15 de agosto.

- Luxemburgo (23 de junio): En Luxemburgo también celebran su fiesta nacional en torno al cumpleaños de un monarca. Entre 1919 y 1964 se celebraba el cumpleaños de la gran duquesa Carlota el 23 de enero. Tres años antes de que terminase su reinado, movieron la fiesta al 23 de junio para que coincidiese con una mejor meteorología. Y así se ha quedado.

- Marruecos (30 de julio): La fiesta nacional de Marruecos ha ido cambiando con el paso de los años, ya que conmemora el acceso al trono del monarca reinante. Ahora, bajo el reinado de Mohammed VI, es el 30 de julio. Durante el reinado de su padre se celebraba el 3 de marzo.

- Mónaco (19 de noviembre): En Mónaco, la celebración nacional dependía del santo del príncipe reinante. Hasta el actual, Alberto II, que fijó el santo de su padre como la fiesta nacional de Mónaco.

- Nepal (20 de septiembre): Este día nacional se conmemora desde 2016. Es el aniversario de la nueva constitución del país.

- Portugal (10 de junio): Es un día nacional muy diferente. Los portugueses conmemoran la muerte en 1580 del poeta Luís de Camões. Su obra más importante es Os Lusíadas, una epopeya en verso.


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Retrato de Fernão Gomes de Luís de Camões. Wikimmedia Commons


*Bonus track: Panamá (3 de noviembre): Panamá se desprendió de los colonos españoles a principios del siglo XIX. La fiesta nacional conmemora su independencia, pero no respecto a España. Inicialmente, Panamá era uno de los territorios que conformaban Gran Colombia, que también abarcaba Ecuador y Venezuela. El país se acabó disolviendo, pero Panamá siguió unida a Colombia hasta el 3 de noviembre de 1903.

https://verne.elpais.com/verne/2018/10/07/articulo/1538925213_917960.html
 
UNA CARNICERÍA EN TIEMPOS DE GUERRA
La inmortal batalla de Muhlberg y la fabulosa historia de Cristóbal de Mondragón
En un meandro anónimo del Elba, once hombres pasarían a la historia por asestar uno de los golpes de mano más audaces de la historia militar de todos los tiempos

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ÁLVARO VAN DEN BRULE
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Y no se inmute, amigo, la vida es dura, con la filosofía poco se goza.
Eche veinte centavos en la ranura, si quiere ver la vida color de rosa.

–Milonga de 1928





La belleza y el horror son dos caras de la misma moneda. Al menos en esta vida; algo así como si fuera una puerta de transferencia inmaterial, una dualidad y una unidad al mismo tiempo amalgamadas en la misma sustancia; y así, se le encararon los acontecimientos a Tiziano Vecelli.


Una peste cruel e ingrata se llevó en un cuerpo exhausto y flagelado por la enfermedad a una mente privilegiada mientras pintaba y vivía su extinción en medio de la más absoluta lucidez creativa. Tiziano se fue con dignidad, entrega y resignación ante lo inevitable. Ovidio y Bocaccio cantaron a su bellísima Danae, la mítica princesa que no pudo ser Diosa porque según los parámetros de la Iglesia iba algo ligera de cueros y podía promover la lujuria, y en consecuencia, el abominable pecado. Ellos, los purpurados, así pensaban, y mientras, el resto de los humanos invocaban y temblaban ante aquel Dios que amparaba sus incongruentes desatinos, meridianamente incompatibles con lo que predicaban.

El subidón del poder acumulado era un acicate que igual era empujado por el viento a favor que despertaba las envidias de sus convecinos




También pintó a la rotunda Venus de Urbino que hoy reposa en la Galeria degli Ufizzi en Florencia, una invitación carnal más acorde con estos tiempos de libertad vigilada y tolerante con la banalidad y otras zarandajas que aturden nuestro interés, otrora ancestralmente curioso y buscador, por cosas irrelevantes y carentes de construcción para el individuo, que a juzgar por lo que estamos viendo, son más proclives y conducentes a la imbecilidad; pero ese es otro tema.

Asimismo, además de replicar la belleza en su prolífica obra, Tiziano pintó la que probablemente sea una de las la figuras ecuestres más importantes de la historia. Adusta y hierática, altiva, seria e impasible, rotunda y robusta sicológicamente; la montura y el caballero que replican al emperador Carlos Vrecuerdan aquella efeméride ya tan lejana en la que cerca de cien mil hombres (otros contables de la muerte reducen a sesenta mil los enfrentados), la liaron parda en lo que hoy es Brandenburgo y antes fue la baja Sajonia.

Esta obra encargada por su hermana tras la victoria de Muhlberg es de composición sobria y soberbia ejecución, la serpiente liquida del Elba y el bosque donde se produjo la gran matanza de los desafiantes luteranos, los verdes colores redentores y los ocres más terrenales, están presentes como en una criptica sentencia. Ahí, en un meandro anónimo del rio, once hombres de los tercios pasarían a la historia por asestar uno de los golpes de mano más audaces de la historia militar de todos los tiempos. En aquel entonces, las proporciones del coloso español tenían muchos frentes. El subidón del poder acumulado era un acicate que igual era empujado por el viento a favor que despertaba las envidias de sus convecinos, o ambas cosas a la vez, que es lo mismo.

Los encamisados
Allá por la primavera de 1547 amanecía con un abril intempestivo y lluvioso. Una sublevación de protestantes luteranos recabó la atención del metálico emperador, y este recogió el guante. Había que someter a los malvados “herejes” y recordarles quien era el que cortaba el bacalao.

El Elba era una infranqueable serpiente liquida. Un bloque de agua inaccesible e impenetrable en apariencia, y oponía toda su presencia a aquellos que intentaran la hazaña de cruzarlo. Desde Roma hasta la II Guerra Mundial, siempre fue el obstáculo a vencer. Era un reto solo para audaces o elegidos.



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El 'Carlos V' de Tiziano.


En una noche fría, el deshielo interminable de las aguas gélidas era la premonición del espanto; y sin embargo, una cuadrilla de valientes lo retaron. Sus cuerpos iban protegidos por manteca de cerdo con polvo de carbón vegetal para mimetizarse en la foresta de la ribera contraria. Once encamisados (comandos de los tercios) y sus hatillos de ropa envueltos en piel de vaca protegidos en manteca, alrededor de las dos de la madrugada cruzarían el rio por un lugar prácticamente imposible de vadear llevando tras ellos varias hebras de mimbre para balizar el trayecto, más o menos por donde el enemigo pensaba sería impensable hacerlo.

Algunos de aquellos encamisados eran de Mondragón, pueblo del País Vasco dado a producir aizcolaris que con un par de tragos de txakoli y un chute de queso de Idiazabal te creaban una calva en un bosque en un abrir y cerrar de ojos. Los otros eran extremeños de aquel erial de Dios de la Sierra de Gata y las Hurdes donde la lluvia meaba como un monzón, había un balear y unos gallegos de tierra adentro. Aquellos hombretones habían construido unos pontones que debidamente machihembrados con sedal gordo de mimbre, cruzarían los más de 200 metros de distancia que había hasta la otra orilla. Una vez amarrados y con varias nudos de cerco, los cabos de aquellas guías fueron afianzados a los árboles circundantes. Una gesta de un nivel sin precedentes en los anales de los comandos. Eran y son -porque sus gestas perviven- los llamados los encamisados.

No querían apoquinar impuestos al egregio emperador con el pretexto de unas diferencias de matiz teológico, obviamente una excusa burda


Cuando la operación hubo finalizado, una retahíla de velas protegidas por las concavidades de sus propias manos actuaron como pequeñas señales que sumadas a varios reclamos de cuco alertaron a los de enfrente que todo estaba en orden. Tras ellos, varios centenares de arcabuceros con sus herramientas de matar rodeadas de piel vuelta de ovejas untadas a su vez en manteca, seguirían la línea de pontones hasta sumar varios millares en pocas horas. La otra orilla estaba ya infestada de españoles y Lansquenetespreparados para engrandecer el mito de los tercios a la vez que para materializar la ira del emperador ante los trabucaires luteranos.

Hacia las seis de la mañana, más de tres mil arcabuceros se solaparon con la bruma matinal cual figuras fantasmagóricas para dar un golpe que pasaría a la historia. La astuta maniobra militar habían sido la primera piedra de más tarde llamada batalla de Muhlberg, una carnicería inusual en tiempos de guerra, donde más de ocho mil soldados protestantes habían encontrado la salida de emergencia de este mundo extraño en una espantosa carnicería ante la desafiante liga Esmalcalda en una derrota inapelable.

No querían apoquinar impuestos al egregio emperador con el pretexto de unas diferencias de matiz teológico, obviamente una excusa burda pues el móvil no era otro que la recaudacion de la “pasta”. Un absurdo más en un ad eternum de despropósitos, propios de la cerril condición humana que guarda silencio a sabiendas de que después habrá de llorar por omisión.

Todos los participantes en esta gesta serian convocados por Carlos V en un solemne acto, y promocionados al grado superior. Cristóbal de Mondragón lo fue al de capitán, el resto, al grado de sargento.

Jamás en ellos hubo un atisbo de darse la vuelta ante las monstruosas adversidades de la guerra. Muchos eran los sueños que llevaban a sus espaldas, más anteponían su compromiso como militares ante sus compañeros y el rey. Así era el espíritu de los Tercios, una filosofía de techo elevado.

El largo seguimiento desde la ribera sur del Danubio hasta el Elba, finalmente tuvo un desenlace favorable para nuestras armas encarnado en aquellos hombres liderados por Cristóbal de Mondragón. Tiziano en aquella metafórica pintura ecuestre había dejado constancia de ello; un bosque verde y profundo había devorado a más de ocho mil desgraciados; un rio infranqueable, había sido ninguneado por once hombres dispuestos a todo.

Eran los tercios, una máquina de combate maquiavélica inventada por el Gran Capitán.

https://www.elconfidencial.com/alma...cristobal-mondragon-batalla-muhlberg_1629078/
 
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Retrato de Atila por Eugéne Delacroix.

HISTORIA CURIOSIDADES DE LA HISTORIA
La trágica muerte de Atila: por qué falleció en su noche de bodas
  • El rey más poderoso de los hunos falleció en la alcoba después de celebrar su matrimonio con la joven Ildico.
15 octubre, 2018

  1. CURIOSIDADES DE LA HISTORIA
  2. MUERTES
  3. IMPERIO ROMANO
D. B.
Atila, el último y más poderoso rey de los hunos, fue uno de los enemigos más temibles a los que el Imperio Romano tuvo que hacer frente. Conocido en Occidente como El azote de Dios y acompañado por sus salvajes tropas, llegó a sitiar Constantinopla y a punto estuvo de conquistar Roma. Pero el destino no le reservaba al feroz guerrero una muerte digna según la tradición de las armas, empuñando la espada en el campo de batalla, sino que su último aliento lo exhalaría en la alcoba, desnudo y sin su armadura.

Se casó Atila con Ildico, una joven gorda y muy hermosa en un palacio de madera a la orilla del río Tisza a comienzos del año 453. La fiesta se prolongó entre litros y litros de vino hasta que los recién casados se retiraron a sus aposentos. Allí pasaron su noche de bodas hasta que el sueño derrotó al rey de los hunos, que nunca más volvió a despertarse. Al día siguiente, los soldados irrumpieron en la estancia y se toparon con el cuerpo sin vida de su líder en medio de un gigantesco charco de sangre. Pero no había ninguna herida visible.

Según Prisco, un historiador tracio del siglo V, Atila falleció a causa de una hemorragia nasal provocada por el estallido de un vaso sanguíneo mientras dormía. El temido guerrero se habría ahogado en su propia sangre. A Idilco la hallaron en una esquina de la habitación llorando.

Siguiendo las costumbres de los hunos y apenas sin tiempo para digerir la trágica muerte, los escuderos de Atila recogieron su cuerpo, le cortaron la cabellera y le provocaron varias incisiones en la cara con espadas. “El más grande de todos los guerreros no había de ser llorado con lamentos de mujer ni con lágrimas, sino con sangre de hombres”, escribió el historiador Jordanes. Atila fue enterrado en un sarcófago triple de oro, plata y bronce para resaltar las grandes victorias del rey que lo había conquistado todo.

No obstante, existe otra versión sobre la trágica muerte del poderoso hombre y que conduce al homicidio: habría sido la joven Ildico, su flamante esposa y empujada por Marciano, el emperador romano de Oriente, la autora material del asesinato del gran enemigo de Roma. La mujer habría agarrado una daga y se la habría clavado a su marido mientras dormía. El pueblo huno no volvería a conocer a otro caudillo de las características de Atila.

https://www.elespanol.com/cultura/h...e-atila-fallecio-noche-bodas/345715884_0.html
 
DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA
¿Eran los franceses unos chorizos? El expolio del patrimonio español

Este latrocinio incluía más de un centenar de cuadros de reputados maestros de la escuela sevillana, alonsocanos, murillos, zurbaranes y pinturas de otros grandes


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ÁLVARO VAN DEN BRULE
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    20/10/2018


    "Solo somos humanos, y los dioses nos hicieron para el amor. Es nuestra mayor gloria y nuestra peor tragedia. El amor es veneno para el honor. Es la muerte del deber"

    –De 'Juego de Tronos'




    Tras la trágica muerte de Luis XVI y María Antonieta por el expeditivo método del igualamiento de hombros, el mapa político de Europa sufriría un cambio radical. Se hace necesario recordar que la Revolución Francesa, con una muchedumbre desmadrada, empoderada y amparada en la impunidad por ausencia de una legalidad digna de tal nombre, generó una escabechina memorable entre la aristocracia gala, pero el espejismo duraría poco.

    Esta revolución, referencia histórica de primera magnitud en la que el pueblo consigue provisional y transitoriamente irrumpir en el control del poder de manera asamblearia, esto es, con un mayor dominio de sus destinos y sin tanto intermediario institucional ni advenedizos bolsillos que financiar, tras la caída fulgurante del llamado Ancien Régime, abre las puertas de la entrada a la Edad Moderna transitando por un espejismo para los alzados, digno de un capítulo cualquiera de Lewis Carroll, pues muy pronto la verdad que reside en la fuerza pondría las cosas otra vez en sus sitio y la quimera desaparecería como por ensalmo.


    Enfervorizados por el subidón y con la ola decapitadora ya remitiendo, algo agotada de cercenar a tanto engolado, un pequeño general que se había distinguido por reprimir a sus propios congéneres o ciudadanos en algunas revueltas internas y tras un golpe de estado blando que entre otros logros establecía la meritocracia y abogaba por la libertad religiosa, da el salto al poder y decide invadir todo lo que se le pone a tiro en una imparable espiral expansionista.

    Carlos IV estaba convencido que Napoleón era un Dios y su hijo Fernando VII pretendía vehementemente ser su hijo adoptivo


    Hacia 1808, un mastodóntico ejército francés que en teoría se dirigía a ocupar Portugal –aliada y protegida de Gran Bretaña– para aplicarles un correctivo a nuestros hermanos lusos, sin venir a cuento, declara sus intenciones de ocupación de España en una sucesión de hechos consumados. Hay que recordar que nuestro país tenía la segunda marina más potente del mundo en aquel momento y el de Córcega pensaba en usarla ya sea para invadir Gran Bretaña o para aislarla, como ocurrió finalmente.

    Por aquel entonces, España, alzada en armas contra el inesperado invasor, estaba privada de un gobierno merecedor de tal nombre y los dos reyes, padre e hijo, Carlos IV y Fernando VII jugaban al ping pong con su corona y la dignidad del pueblo español ante el inmisericorde arbitro Napoleón personado en Bayona para poner orden en aquel cutre gallinero real. Para colmo de males, en 1808 Carlos IV había cedido sus derechos a reinar por una módica suma de dinero y algunas fruslerías en Francia en las famosas Abdicaciones de Bayona. El rey estaba convencido que Napoleón era un Dios y su hijo Fernando VII pretendía vehementemente y de manera humillante, ser hijo adoptivo de Napoleón. El colmo.

    Amoral prestidigitación
    El caso es que Napoleón tenía un primo postizo de correrías que no era ni más ni menos que el Mariscal Soult, que dentro de su emperifollado uniforme 'bleu' lo que escondía en realidad era el espíritu de un enorme chorizo de Cantimpalos. Era un depredador de manual con carta blanca al que la palabra expolio le sonaba a música celestial.

    Tras la proclamación del Segundo Imperio francés, durante la almoneda post mórtem de la colección del susodicho, hecho de la misma pasta que el camaleónico Fouché (nada menos que ministro del interior en cinco gobiernos diferentes –leer a Stefan Zweig–) pero con la centésima parte de neuronas de este último, este saqueador que se había aprovechado de su cargo de jefe indiscutible del ejército francés invasor, había hecho su agosto particular en Sevilla para mayor regocijo de sus insaciables y voraces bolsillos.



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    'Abraham y los tres ángeles' de Murillo, uno de los cuadros expoliados.


    Durante su estancia de casi dos años en la capital hispalense, formó la increíble colección Soult que al ser subastada tras su muerte multiplicó por cien la fortuna de sus herederos. Este decomiso, expolio, latrocinio, amoral prestidigitación, alzamiento de lo ajeno, etc., incluía más de un centenar de cuadros de reputados maestros de la escuela sevillana; alonsocanos, murillos, zurbaranes, y pinturas de otros grandes como Sebastiano del Piombo, Tiziano, Van Dyck, Ribera, y una larga retahíla de esculturas, custodias de oro, y cuadros de menor entidad, un agravio de una magnitud sin precedentes en la historia.

    Lo curioso de todo esto es que poco más de dos siglos después, cuando los nazis les "levantaron" su enorme patrimonio artístico durante la II Guerra Mundial, pusieron el grito en el cielo, pero ya era tarde; estaba poblado de Stukas, Messerschmitt y Heinkel. Quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón.

    Pues bien, algo implícito a la guerra, el pillaje, durante las conquistas napoleónicas tomó carta de naturaleza traduciéndose en un saqueo sistemático de proporciones gigantescas. España fue el país de los invadidos por Bonaparte que padeció a través de Murat y Soult y en menor escala por Dupont y José Bonaparte “Pepe Botella” la mayor tragedia artística de la historia conocida si dejamos aparte los dos incendios de la biblioteca de Alejandría. "Saquear" tenía como verbo el mismo rango cualitativo que ordenar y obedecer en aquel ejercito donde la ilustración había devenido en simple barbarie.

    Soult, que durante la Revolución Francesa era un sargento mondo y lirondo, se había forrado junto a sus compinches de uniforme


    Se dan casos como el de la columna del capitán Lautrec de camino hacia Burgos cuyo destacamento (un centenar de hombres) fue íntegramente pasado a cuchillo sin contemplaciones cuando se disponían a salir del pueblo en el que “especialistas” enviados por Quilliet habían desmontado un entero retablo de la capilla de un convento habitado por desoladas monjitas. Quiso la fortuna, que el Señor por una vez estuviera atento, de buen rollito y considerado hacia la enorme pena que invadía a sus protegidas y enviara a una partida de cuatrocientos guerrilleros para cerrar el asunto como Dios manda.

    Derrotado Napoleón, los vencedores obligarían a Francia a devolver lo expoliado. En el Louvre se inventariaron más de 5.000 obras de arte robadas (en toda Europa), de las cuales, el comisionado español para tal efecto, el general Álava, solo pudo recuperar poco más de cuatrocientas de ellas. Soult, que durante la Revolución Francesa era un sargento mondo y lirondo, se había forrado junto a sus compinches de uniforme y había escondido tras el trampantojo de una de las mansiones de su mujer cerca de Neuilly-sur-Seine una de las colecciones de arte más increíble que nadie haya tenido jamás.

    Pero al pillaje o robo de generales como los antes mencionados, más Sully,Mathieu de Faviers, Lapereyre, D´Armagnac, etc, vino a sumarse el institucional del Estado francés y de José I. Con el pretexto de evitar los estragos del expolio, se montaron un chiringuito legal rebosante de imaginación.



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    'Fray Junípero y el pobre' de Murillo.


    La rapiña oficial se concretó hacia el 20 de diciembre de 1809 en la que se publicó un Real Decreto fundacional para habilitar el nuevo Museo de Madrid, una burda excusa para expropiar a diestro y siniestro y recopilar ingentes cantidades de obras de arte y pinturas desperdigadas o escondidas a lo largo y ancho del país. En principio, se justificó que el museo Josefino tenía como objetivo salvar obras del saqueo, pero finalmente, aquella inocente maniobra se tradujo en un elemento para vehicular y drenar hacia la frontera francesa caravanas enteras ya protegidas por regimientos en su retirada tras las batallas de Bailén, San Sebastián, San Marcial, etc. Finalmente marchantes como Quilliet, Le Brun, Danant, y otros mequetrefes hicieron su agosto al amparo de las bayonetas propias, y el Louvre, crecía y crecía en su amoral desmesura.

    El depredador Frederic Quilliet trató de localizar las obras de más interés enmonasterios y palacios reales. Usaron como guía el 'Diccionario histórico de las Bellas Artes en España' de Ceán Bermudez, un coleccionista y crítico de arte de reconocida y sobrada reputación en aquel tiempo. Esta guía que orientó a los saqueadores, seria publicada en 1800 y vendría a ser la puntilla de aquel tamaño despropósito; pues aquel erudito sin pretenderlo, había puesto en manos de aquella gentuza las claves para finiquitar el más grande expolio de la historia hasta la II Guerra Mundial.

    En Madrid se sobrepasó el millar y medio de incautaciones adicionales, y en Sevilla, en el Alcázar, se reunieron otro millar al menos decomisadas por toda Andalucía. El jefe de la ocupación militar que actuaba como una divinidad encarnada, cuando le ponía el ojo aun un cuadro de su gusto, hacía una oferta irrechazable a precio de ganga. La gente atemorizada por los expeditivos métodos de aquel uniformado no se negaba con tal de salvar el pellejo. De esta forma el jeta del mariscal más famoso de Francia blanqueaba su saqueo de forma legal con un contrato de compraventa.

    Los siglos de arte que España atesoraba estaban de luto.

    En manos de vainas

    Quilliet, que no era manco, junto con el marchante inglés G. A. Wallis se pusieron las botas tras manipular el inventario, lo que hizo montar en cólera a Napoleón porque le estaban levantando lo suyo. Tan flagrante fue el desatino que el comisario pasó sus días finales de bibliotecario en un pueblo perdido de la zona bordelesa y encima, agradecido de que no le rebanaran el pescuezo. En el Congreso de Viena se dictaminó la devolución a España de su entero patrimonio, pero fue tan ingente la cantidad de obras de arte volatilizada o directamente fundida, que se hizo imposible el rastreo de las mismas.

    En beneficio de algunos generales ingleses –el caso del honorable Wellingtones ejemplar –por muy discutido que sea el desmadre de sus tropas en San Sebastián, desmadre que intentó – y consiguió atajar finalmente. Teniendo en la casa de campo de su mujer en Oxfordshire más de 165 obras procedentes de España, quiso devolverlas en dos ocasiones, como al menos consta registralmente. Pero el vaina de Fernando VII, un impresentable donde los haya, le dijo que se los podía quedar como compensación por su ayuda en la Guerra de la Independencia. El duque no siguió insistiendo por su puesto, pero debió de pensar en su fuero interno que aquel mendaz elemento regio era cuando menos un “alfalfabeto”.

    Hoy pueden verse muchas de nuestras mejores pinturas en una bellísima casa cerca de Hyde Park que rezuma una memoria difícil de digerir

    Pintores del renombre de Claudio Coello, Velázquez, Murillo, Brueghel, Van Dyck, Tiziano, Rubens, Ribera, y otros tantos decoran hoy la impresionante colección que aquel caballero ingles quiso devolver a su país de origen. Hoy se pueden ver en el palacio de Apsley House en Piccadilly cerca de Hyde Park, en Londres, en una suntuosa residencia, para pasmo de propios y extraños, muchas de las mejores pinturas de la historia del arte de España climatizadas en una bellísima casa palaciega que rezuma buen gusto y una memoria difícil de digerir para nuestro pueblo.

    España, el país donde Dios cuando se despierta viene a llorar.


    https://www.elconfidencial.com/alma...-chorizos-expolio-patrimonio-espanol_1631182/
 
HISTORIA DE UN PUEBLO
El extraño caso de los bosnios que siguen hablando español (medieval)
Según la UNESCO, el ladino es un idioma a punto de desaparecer. Su procedencia se remonta al final de la Edad Media, con la expulsión de los judíos de la Península Ibérica


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Sinagoga de Sarajevo donde se habla ladino, construida en 1902. (EFE)


E. ZAMORANO

21/10/2018

"Fazer", "lavorar", "pasharo" o "djente". No, no se trata de errores tipográficos; son, como su forma sugiere, palabras en español antiguo. En concreto, “hacer”, “trabajar”, “pájaro” o “gente”. Todavía hay un grupo reducido de personas que las usa en un país cercano a nuestra Península Ibérica pero lejano en cuanto a historia, costumbres y modo de vida. En Bosnia, existe una comunidad de judíos sefardíes que usan esta lengua antigua, también llamada ladino, judeoespañol, judezmo, espanyolit, djidió y haketia (en el norte de África).

Las lenguas representan el más básico nexo de unión de una comunidad. Aunque su función sea eminentemente práctica y a veces seamos incapaces de valorar su importancia, es la esencia de la identidad y del sentido de pertenencia a un país o una cultura determinada. La historia nos lo ha demostrado en innumerables ocasiones. Cuando un pueblo estaba condenado al exilio o abandonar forzosamente un territorio, el idioma pervive entre ellos como el más arraigado vínculo de toda la cultura.

Según la UNESCO, el ladino es una lengua que está condenada a la extinción en los próximos años

Si hay un año determinante en la historia de España ese es 1492. En esos doce meses, sucedieron tres hitos que supusieron un cambio completo de paradigma, tanto político como social: el descubrimiento de América por la expedición comandada por Cristóbal Colón; el final de la Reconquista con la entrega de las llaves de Granada de Boabdil, último reducto de Al-Andalús ya convertido en reinos de taifas; y, por último, la expulsión de los judíos de la Península Ibérica como minoría religiosa. Este último hecho es clave para comprender la deriva de un pueblo, los judíos sefarditas, a los que no les quedó más remedio que huir debido a la mala convivencia con los distintos grupos religiosos, que hasta entonces había sido difícil pero buena, y que en dicho año se volvió completamente insostenible.




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"La rendición de Granada", por Francisco Pradilla Ortiz, 1882.


En la actualidad, la población de judíos sefardíes alcanza los dos millones y la mayor parte de ellos residen repartidos entre países comoIsrael, Francia, Estados Unidos, Turquía y Alemania, entre muchos otros. Uno de ellos, quizás el más curioso, es Bosnia. Nadie diría que en pleno siglo XXI y después de seis siglos de su expulsión, se continuara hablando español sefardí en la parte occidental de la península de los Balcanes.

La noticia surge del diario británico 'BBC', en el que una de sus periodistas llamada Susanna Zaraysky decide viajar a Sarajevo para investigar las raíces de la cultura de esta comunidad cuya lengua, según la Unesco, está condenada a extinguirse. “De camino a la sinagoga Ashkenazi para el servicio del shabat (sábado), mi amiga Paula Goldman y yo caminamos por calles empedradas, pasando por mezquitas, tiendas y una madrasa (escuela islámica). Era el año 2000, y la capital de Bosnia-Herzegovina todavía tenía visibles las cicatrices de la guerra de los Balcanes”, comienza Zaraysky.

La Inquisición les obligó a convertirse al cristianismo so pena de muerte o destierro

Las dos amigas se internaron en el centro de rezo y escucharon el Torá recitado y cantado por David Kamhi, un habitante de la zona. “Adonaj es mi pastor”, escucharon de repente. Después del servicio, Zaraysky preguntó a la esposa de Kamhi, llamada Blanca, que por qué la multitud estaba rezando en español. “No es español”, le contestó. “Rezamos en ladino”. La periodista se quedó sorprendida. De pronto, se encontró entre los descendientes de los judíos sefardíes expulsados de España por el Edicto de 1492. La Inquisición les obligó a convertirse al catolicismo bajo pena de muerte o destierro. De esta forma, el sultán del Imperio Otomano, que por aquel entonces era Bayezid II, decidió acogerles en el seno de su territorio, en los Balcanes, permitiéndoles mantener su religión y sus costumbres. Otros acudieron al norte de África, a los Países Bajos o, incluso, a las Américas recién descubiertas.

"El ladino me salvó la vida"
Una de las peculiaridades más curiosas del ladino es que conserva las estructuras y fonética del español medieval, de tal forma que escucharlo puede resultar como una especie de viaje en el tiempo hacia épocas remotas. “No pudimos tener contacto con España y su idioma, de ahí que suene así”, asegura Kamhi a la 'BBC'. “Antes de la Segunda Guerra Mundial, la población judía de Sarajevo era de aproximadamente 12.000 personas, incluso había un periódico en ladino. Pero después del Holocausto, solo regresaron a la ciudad unos 2.500, y muchos de ellos tuvieron que restringir el uso del idioma para sobrevivir”, explica Zaraysky.



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Conmemoración y homenaje a los fallecidos por la guerra civil yugoslava, en Srebrenica. (EFE)


A principios de los 2000, la periodista se encontraba trabajando en Sarajevo en proyectos de desarrollo económico de la posguerra. “A menudo, acudía al centro comunitario judío de la sinagoga a la hora del almuerzo para reunirme con los pocos habitantes que hablaban ladino que quedaban y aprender su historia”, narra. “Hoy, el ladino tiene un profundo significado de pertenencia cultural y supervivencia para aquellos que todavía lo hablan”.

A muchos de ellos, el idioma les salvó la vida durante la Segunda Guerra Mundial. ya que les ayudó a comunicarse con oficiales del ejército italiano cuando fueron internados en un campo de concentración frente a las costas de Croacia. “Los padres de Kamhi usaron el idioma para hablar con los oficiales”, cuenta Zaraysky. “Para el propio Kamhi, hablar ladino facilitó su asistencia a la escuela en la isla”. Dado que ambos idiomas, ladino e italiano, son más o menos parecidos, Kamhi pronto aprendió italiano.

Los últimos cuatro oradores de ladino en Sarajevo lamentan que el uso del idioma probablemente termine tras su muerte


La situación de los judíos sefardíes tuvo visibilidad en los medios de comunicación gracias a una noticia de 2015 por la que el gobierno de Mariano Rajoy anunciaba que permitiría solicitar la ciudadanía española a los descendientes de los judíos expulsados durante la Inquisición. El por entonces ministro de Justicia, Rafael Catalá, ordenó otorgar la ciudadanía española a 4.302 judíos sefardíes expulsados de la Península Ibérica en 1492. Entre los requisitos se encontraba demostrar sus conocimientos básicos del idioma, aprobar un examen de cultura española y demostrar de alguna forma una hipotética conexión moderna con España.

“Ahora, a sus 70 y 80 años, los últimos cuatro oradores de ladino en Sarajevo lamentan que el uso del idioma en la ciudad probablemente termine tras su muerte”, reconoce Zaraysky. “Para ellos, el ladino representa de forma única sus historias e identidades, recordándoles a la intimidad familiar”. Nadie sabe con exactitud si de aquí a unos años se extinguirá por completo. En todo caso, será una gran pérdida para la cultura española y judía y, sobre todo, como un bien histórico que nos retrotrae a una época que ya solo podemos imaginar o vislumbrar a través de restos arquitectónicos, libros arcaicos y lenguas a punto de desaparecer.


https://www.elconfidencial.com/alma...osnia-espana-judios-mundo-castellano_1632769/
 
UNA RAREZA HISTÓRICO-CATÓLICA
Mujeres por Franco y contra la liberación sexual: “Estaban dispuestas a darlo todo”
Tras la guerra, volvieron a sus casas con la satisfacción del deber cumplido, pero durante los años de la contienda no encajaron con el perfil que el bando nacional quería dar de ellas


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Anita Roye, la única mujer conocida que sirvió con las fuerzas rebeldes en el frente de Madrid. (Topham Picturepoint)


HÉCTOR G. BARNÉS
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22/10/2018
Es una de las imágenes clásicas de la Guerra Civil española. Una joven de 17 años, de gesto alegre pero decidido, ofrece su perfil izquierdo al fotógrafo, Hans Gutmann. Detrás de ella se adivina la plaza de Catalunya. Se trata de Marina Ginestà, miliciana de las Juventudes Socialistas Unificadas, que terminó dando rostro a las mujeres que combatieron en el bando republicano. Pero no fueron las únicas: al otro lado hubo cientos de mujeres nacionalistas que, a pesar de luchar por el bando ganador, son tal rareza histórica que a nadie —franquistas, republicanos, historiadores— le han interesado demasiado. Entre otras razones, por un papel activo que no se correspondía con la imagen que debía conservar la mujer nacional en el nuevo régimen.

¿Quiénes eran estas mujeres que jugaron “un rol clave en las actividades de inteligencia de la Quinta Columna, en actos de resistencia contra la República y actividades de espionaje”, como desvela un artículo sobre estos “ángeles azules” publicado en el 'Journal of Contemporary History'? Como explica Sofía Rodríguez López, de la Universidad de Cádiz, su autora junto a Antonio Cazorla Sánchez, se trataba de “mujeres jóvenes o funcionarias de mediana edad, de extracción urbana y familia acomodada; solteras, estudiantes o con hermanos muy politizados, aunque también las hubo mayores, casadas y viudas en núcleos rurales, telefonistas, farmacéuticas y amas de casa”. Mujeres de derechas que zozobraban ante una ola revolucionaria que temían se llevase por delante la sociedad tradicional que habían conocido.

No eran ángeles contra peligrosas rojas, sino que terminarían adoptando un repertorio (sabotaje, espionaje) semejante al de las antifascistas

Una variedad de perfiles que compartían, eso sí, un puñado de rasgos: “Su cosmovisión e imaginario cultural católico y un fuerte sentimiento antirrepublicano, motivado en buena parte por la retirada de los crucifijos de las escuelas, la ley del divorcio y el resto de medidas reformistas que afectaban a sus familias y su identidad: federalismo, reparto de tierras o licencias militares”. Aunque solo se pueden realizar estimaciones sobre su número exacto, es muy probable que jugasen un papel en la victoria franquista mayor que el que se les ha atribuido.

“Resultan incómodas porque no atienden al prototipo nacional-católico de feminidad que terminó imperando durante la dictadura”, recuerda Rodríguez López. “Cuando hablamos de transgresoras y del modelo de 'nueva mujer' surgido a principios del siglo XX, pensamos en jóvenes liberales y/o progresistas, la 'garçon' de las años veinte, sufragista, miembro de la Residencia de Señoritas o profesional de cuello blanco, y ya para la Guerra Civil, en la miliciana antifascista”. Sin embargo, recuerda la autora, conviene no olvidar a las mujeres ligadas al apostolado, al jesuita Alarcón y Menéndez, que también conquistó las calles en contra de la Segunda República. “Azules y rojas, rojas y azules, estaban igual de dispuestas a darlo todo por sus ideales en los albores de la Guerra Civil. La diferencia es que republicanas, socialistas y anarquistas se movían por un feminismo de clase, mientras que fascistas y margaritas tradicionalistas lo hacían impulsadas por un nacionalismo ultraconservador opuesto a la liberación sexual”.

No eran ángeles contra peligrosas rojas, sino que terminarían adoptando un repertorio de acciones no tan distinto del de las antifascistas. La iconografía de los rebeldes prefería una mujer doméstica, abnegada y pasiva, pero sin esas mujeres que espiaron, robaron información, sabotearon, cuidaron a militares, formaron parte de redes de resistencia contra la República, espiaron tras las líneas enemigas o ayudaron a hombres a cruzar al otro bando, es muy probable que la Quinta Columna, esa resistencia infiltrada tras las líneas enemigas, hubiese tenido un éxito mucho menor.

Avispas por todas partes
La investigación mantiene que las mujeres tuvieron un mayor éxito que los hombres a la hora de sabotear el bando republicano gracias a sus “estrategias micropolíticas”, que era más fácil que pasasen desapercibidas. Esa era una de las claves de su silencioso éxito: “La Quinta Columna fue una organización en la sombra encargada de boicotear la legalidad vigente, y al prohibírseles la movilización a los frentes, las mujeres no solo eran mayoría, sino que tuvieron un acceso privilegiado a los medios de producción o comunicación en la vanguardia”, explica la autora de 'Mujeres en guerra. Almería, 1936-1939'.

La carlista Carmen Góngora López había creado una organización femenina alrededor del obispo local cuya misión era proteger a los religiosos

No solo eso, sino que la condescendencia con que las mujeres eran tratadas en el masculino ambiente de guerra jugó en su favor: era frecuente que nadie pensase en que podían estar trabajando para el enemigo. Sin embargo, sus tentáculos se extendían por entornos que les estaban vedados a los hombres, desde los más inmediatos (mercados, peluquerías) a ciertos despachos de ministerios o juzgados donde las mujeres de clase alta podían entrar fácilmente. “Determinados trabajos que tenían que ver con el tacto fino en laboratorios, la seducción y el espionaje, o el ocultamiento dentro del hogar, también fueron capitalizados por mujeres”, explica la autora.

Uno de los grupos más célebres fue el Auxilio Azul María Paz, que sí fue recogido por el historiador franquista Tomás Borrás y que debía su nombre a una joven falangista asesinada en octubre de 1936. Fundado por la hermana de esta, fue el primer grupo quintacolumnista madrileño y, antes de ser absorbido por la organización falangista, consiguió proporcionar comida y protección a los nacionales perseguidos, crear una red de 289 enfermeras para atender a los heridos, organizar rutas de escape a la zona franquista, recoger información sobre republicanos peligrosos, infiltrarse en el Servicio de Información Militar (inteligencia y seguridad de la República) e incluso colocar a un abogado en el Tribunal Popular que perseguía el espionaje. Es posible, sugiere la investigación, que su número rondase las 620 mujeres, aunque puede ser aún más alto.



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Carmen Polo (a la derecha) y otras representantes del Auxilio Social, organización de socorro humanitario durante la dictadura. (Berliner Verlag)



Organizaciones semejantes también aparecieron en Barcelona, donde es conocida la historia de Carmen Trochoni, ejecutada por espionaje en marzo de 1938, y una misteriosa María Eugenia, de la que se decía que controlaba el 90% de las acciones quintacolumnistas de la capital; en Valencia, donde el montante pudo ascender a 70; en Alicante, donde 30 mujeres fueron detenidas por espionaje, o en Almería, donde la carlista Carmen Góngora López había creado una organización exclusivamente femenina alrededor del obispo local cuya principal misión era proteger a los religiosos de la violencia anticlerical que había acabado con la vida de más de 100 sacerdotes en la provincia. Allí celebraron misas secretas, introdujeron a 500 personas en la zona rebelde, organizaron protestas y difundieron bulos.

Los autores recuerdan que la importancia de estas mujeres fue incluso mayor en las zonas rurales. En Asturias, más de la mitad de los miembros de las redes nacionales eran mujeres, según un informe del PCE de diciembre de 1936. En Guadix (Granada), por ejemplo, se identificó un grupo quintacolumnista formado en su mayoría por mujeres, algunas de ellas monjas; la mayoría eran mujeres católicas y familiares de autoridades locales. El estudio cita a Manuel Uribarri, uno de los principales responsables del SIM, que llegó a escribir en sus memorias que por cada hombre de la Quinta Columna tendrían que haber detenido a 10 mujeres y que uno de sus errores había sido ignorar “el nido de avispas de esa hidra femenina”, ya que “la maldad descansa en el bello s*x*”.

Retorno al hogar
Cuando la guerra terminó, el esfuerzo de estas mujeres fue reconocido. O, mejor dicho, como recuerda Rodríguez López, “recompensado de manera indirecta a través de las medallas al mérito de la Sección Femenina, las hermandades de excombatientes y excautivas, los cupos de reserva en las oposiciones del Estado y algún que otro estanquito”. No es que persiguieran precisamente la notoriedad pública, lo que revela bien qué clase de mujeres se liaron la manta a la cabeza para detener el avance de la ola roja que desde la proclamación de la República había comenzado a levantar odios entre los sectores más conservadores.

Desde el principio tuvieron claro que los principios del Estado nacional católico se basarían en la total desigualdad de los sexos

Esa es la gran paradoja: estas mujeres combatieron duramente para que las cosas no cambiasen, a favor de una jerarquía social en la que iban a ser relegadas. “No tenían un proyecto emancipador como el de las Mujeres Libres o Antifascistas, que luchaban para ganar la guerra y hacer su revolución”, recuerda la historiadora. “Desde el principio tuvieron claro que los principios del Estado nacional católico, monárquico o pretoriano que establecieran los militares golpistas, se basaría en la total desigualdad de los sexos”. Tan solo un puñado de ellas, más cercanas al fascismo alemán o italiano, pudieron soñar con un mayor protagonismo.

Era el suyo un rol coyuntural, y en cuanto cayese Madrid se las enviaría de nuevo a la oscuridad de la vida doméstica. A medida que pasaban los años, y después de que la Falange terminase apropiándose casi por completo de sus hazañas —aunque las falangistas fuesen minoría entre ellas—, “el recuerdo de sus acciones se desvaneció rápidamente —tanto entre los seguidores del régimen como entre sus enemigos— a medida que esas mujeres aparentemente ordinarias se centraban en sus hogares, matrimonios, hijos y quizá trabajos en una oficina de gobernación o una compañía pública”. De nuevo, volvían a vivir bajo el control de la sociedad patriarcal, aunque hubiesen combatido con gran independencia.

“Su fuerza contribuyó a la victoria franquista, aunque no convenía airear los medios empleados para ello”, concluye la historiadora. “No es que se ocultara a estas mujeres, elevadas a la categoría de mártires, pero su heroísmo en la guerra no se volvería a repetir”. Década tras década, su historia ha ido cayendo en el olvido, al no encajar en ningún estereotipo: demasiado independientes para la derecha, demasiado franquistas para el feminismo. El objetivo de estas mujeres ordinarias era vivir una existencia tradicional y católica, aquella que el nuevo régimen les iba a garantizar. Como recuerda Rodríguez López, “puede parecer espantoso a nuestros ojos modernos pero, tal y como ellas veían la realidad, habían ganado su guerra”.


https://www.elconfidencial.com/alma...22/mujeres-franco-poder-guerra-civil_1631117/
 
¡ESPAÑOLES A MARRUECOS! La Guerra de África 1859-1860 – Julio Albi de la Cuesta
Publicado por Iñigo | Visto 1805 veces



“En la noche del 10 de agosto de 1859, sombras furtivas se afanan en torno a un edificio en construcción. Jadeantes, con palos y medios de fortuna, destruyen las paredes apenas levantadas. Terminada la labor, se pierden en la oscuridad”. Con estas palabras, con unos hechos sucedidos en un estrecho trozo de tierra cercano a la ciudad de Ceuta, se inicia el ensayo dedicado a la llamada Guerra de África de 1859, que llevó a España a la guerra en territorio marroquí hasta la consecución de la conquista de Tetuán en 1860, y que Julio Albi de la Cuesta ha escrito y publicado recientemente de la mano de la editorial Desperta Ferro.


El autor desarrolla a lo largo de más de trescientas cincuenta páginas las causas, el desarrollo y las consecuencias de la aventura colonial del gobierno de O´Donnell, en un periodo en el que se intenta dejar atrás las guerras carlistas y salir de una crisis nacional. ¿Qué mejor que emular las experiencias de nuestros vecinos allende los mares, especialmente Francia y Gran Bretaña? Julio Albi afronta con objetividad y cierto carácter crítico un conflicto en el que los factores negativos plagaron una campaña mal planificada y concebida para lograr una victoria, no solo con el fin de unir a un congreso enfrentado y con una crisis en ciernes, sino con la idea de planificar una política exterior encaminada a crear un espíritu patriótico unificador, ante la atenta vigilancia de las potencias europeas más cercanas.


Sin embargo, y a pesar de la alta moral de las tropas y el recibimiento de la ciudadanía en vistas a la aventura en África, muchos factores convirtieron la campaña militar en un conjunto de dificultades y tropiezos. El otoño estaba al caer y la climatología no era precisamente la más benévola para iniciar un masivo desembarco en Ceuta. Además, tanto la capacidad de su puerto, como la exigua flota española, no prometía una operación sencilla y rápida, sino todo lo contrario. El cólera campaba ya entre las tropas estacionadas en sus cuarteles en la península y su expansión entre los soldados enviados a Ceuta no tardó en hacer estragos; algo, por supuesto, que se ocultó a la opinión pública del momento. Desde luego, especialmente precavido, O´Donnell organizó la campaña con grandes medios y con el único fin de obtener una gran victoria. La artillería fue una de sus apuestas, algo que, si bien en las batallas en las que las piezas de montaña lograron efectos positivos, apenas tuvo función alguna a su llegada a las costas cercanas a Tetuán, cargando en los gastos de la nación una inversión especialmente innecesaria.


Más de treinta mil solados formaron los cuatro cuerpos de ejército que organizó el general en jefe, incluido el de reserva, comandados por lo más granado de los generales liberales y algún carlista. Entre todos resaltaba un aventurado, y en ocasiones criticado, general Prim. Sus acciones propiciaron cargas llenas de valor, pero a veces innecesarias. Uno de los factores sobre los que llama la atención el autor es la proliferación de avances a la bayoneta a cuerpo descubierto y cargas de caballería, que si bien llenaron páginas y páginas de la prensa nacional y no pocas distinciones, evidenciaron escasa visión estratégica y mucha necesidad de ofrecer medallas y actos memorables al pueblo español. Como se evidencia en más de una ocasión, un nutrido fuego de fusilería ordenado y en ocasiones organizado en fuertes formaciones unidas hubiera logrado el mismo resultado, pero con un mucho menor número de bajas. Con todo, se logró la victoria, pero no el resultado buscado. Tras conquistar Tetuán y provocar grandes celebraciones y fiestas en la península, llegaba el momento de negociar. Si en un principio Tanger podría haber sido el siguiente objetivo, las circunstancias tanto nacionales como internacionales llevaron a O´Donnell a plantear la rendición y negociación a Marruecos. Por un lado se consiguió la cesión de más territorio allende la ciudad de Ceuta y Melilla y el establecimiento de una pesquería en Marruecos… Sin embargo, el pago de la considerable indemnización negociada en un principio cayó pronto en saco roto y la presencia española en Tetuán terminó con su repatriación definitiva a tierras españolas.


Son muy interesantes las diferentes comparaciones con las que el autor salpica el texto en referencia a la cercana Guerra de Crimea, en referencia a las enfermedades sufridas, la misión de la prensa, los avances médicos y, sobre todo, la gran inversión dirigida a una operación, bastante pírrica en cuanto a resultados. Según cuentan las crónicas, el regreso de las tropas fue apoteósico y la ola de patriotismo desbordante. En sus últimas páginas, Albi explora, con no poca crítica, estos aspectos y algunos más, para llegar a algunas conclusiones, apuntando entre las que más pesan el innumerable número de bajas y sobre todo, como él dice, “la melancolía de las esperanzas insatisfechas”, asumiendo como colofón a este completo e interesante ensayo, la manifestación de encontrarnos con lo que se denominó en su época como la “Guerra Romántica”.
http://www.hislibris.com/espanoles-...-de-africa-1859-1860-julio-albi-de-la-cuesta/
 
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