Cuadernos de Historia



¡La que se montó con la muerte de Alfonso XI! Dejaba un hijo legitimo, Pedro I, con su despechada esposa, Maria de Portugal, y una decena de hijos con su amante, Leonor de Guzman, la que había sido la verdadera reina del corazón del rey. Su ambición por temor a ser asesinada por la reina Maria - tal y como ocurriría - empujó a sus hijos a disputar el trono a Pedro I, que originó una guerra civil que terminó con el asesinato del rey a manos de su hermanastro, Enrique de Trastámara y el inicio de la dinastia que reinaria en Castilla y Aragón hasta los Reyes Católicos.
 



La usurpadora del trono de Castilla, Isabel la Católica, - pues la heredera legítima era su sobrina Juana "la Beltraneja" - quiso dejar todo atado para que el trono no fuese a parar a manos de su yerno flamenco, Felipe el Hermoso y la regencia del gobierno, dada la salud mental de la heredera Juana, fuese a parar a manos de su marido, Fernando el Católico. Pero los nobles castellanos aprovecharon para librarse del dominio del rey aragonés pretendiendo volver a gobernar junto al títere flamenco. Solo el azar - quizas forzado por la mano de su suegro - quiso que el rey Felipe I muriese pocos meses después y Fernando así, pudiese cumplir la voluntad de su difunta esposa.
 


El fin de los templarios es magníficamente relatado al principio de la saga de "Los Reyes Malditos", de Maurice Druon, con la maldición de Gran Maestre Jacques de Molay desde la hoguera a Felipe IV de Francia, y al Papa, que morirían pronto y que la estirpe del rey se extinguiría, y,tras el escándalo de las princesas adúlteras, la imposición de la Ley Sálica contra la sucesión de las mujeres y la muerte sin hijos varones de los hijos del rey, la maldición se cumplió y el trono terminaría en manos del pariente Valois, iniciándose la guerra de los Cien Años frente al nieto de Felipe IV, Eduardo III de Inglaterra,relegado por ser hijo de la única hija del rey, Isabel, "La loba de Francia".

Quizás todo esto se cuente en el video pero, por desgracia, son tantos los videos que no se pueden ver y me sirve de excusa para comentar algo del tema que tratan pero no se puede iniciar ningún debate sobre el tema,es una pena.
 
MÁS DE 180 MÁSCARAS
Anna Coleman Ladd, la mujer que arregló los rostros desfigurados en la IGM
La escultora se trasladó a Francia en 1917 y abrió un estudio para proporcionar máscaras a los soldados que habían sufrido grandes heridas en la cara

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La escultora se trasladó a París para ayudar a los soldados heridos en la Primera Guerra Mundial (Library of Congress)

PAULA CANTÓ
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18/08/2018
Las salas del estudio parisino de Anna Coleman Ladd, grandes y luminosas, estaban decoradas con flores. La joya de la corona era el patio, recubierto de hiedra y poblado por algunas estatuas. Ladd quería dar una cálida bienvenida a los pacientes que necesitaran hacerle una visita. En sus paredes colgaban pósters y banderas francesas y americanas. Al otro lado ya se dejaban ver filas de moldes de yeso de máscaras todavía en proceso de fabricación. Las máscaras que los soldados de rostro desfigurado esperaban con ansia.

Durante la Primera Guerra Mundial había que curar el cuerpo, la mente y el alma. Europa no era la de antes y sus habitantes tampoco: ocho millones de soldados murieron y otros veinte millones fueron heridos. Los parches, literales y alegóricos, trataban de unir las piezas rotas -sociales, políticas, económicas- y volver a la normalidad. Es lo que se intentaba hacer desde el Departamento de Máscaras para la Desfiguración Facial en el Hospital General de Londres, como recoge un reportaje del Smithsonian.

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Los moldes muestran el proceso de trabajo de Ladd; sobre la mesa, están las máscaras terminadas (Library of Congress)


Anna Coleman Watts (Philadelphia, 1878) había llegado a Francia en 1907 animada por este proyecto que el escultor y capitán Derwert Wood había puesto en marcha en el hospital: quería devolver el rostro a los soldados a través de máscaras que colocaba después del trabajo del cirujano. Ella, reconocida escultora durante su estancia en Boston, llegó a Europa para devolver a los soldados franceses lo que era suyo y abrió ese floreado Estudio para Máscaras en París administrado por la Cruz Roja americana. Su fama como escultora, sin embargo, quedó supeditada a su condición de mujer: el permiso para abrir el estudio le fue concedido gracias a que su marido, de quien adoptó el apellido Ladd, había sido designado Director de la Oficina del Niño en Toul. La apertura de su estudio fue la primera piedra para sanar las heridas, físicas y mentales.



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Ladd pintaba la máscara colocada en el paciente para elegir el color más similar a su piel (Library of Congress)


“Ya no soy repulsivo”
“Sonó como si alguien hubiera tirado una botella de cristal en una bañera de porcelana”, recordó un soldado americano al que le había estallado una bala en la cabeza. Enid Bagnold, una enfermera voluntaria en el Estudio para Máscaras, describió a un paciente gravemente herido: “No tenía perfil. Como un simio, tenía solo la frente y los labios. La nariz y el ojo izquierdo no estaban”.



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Antes y después de la operación y la colocación de la máscara de Ladd (Library of Congress)




Si Ladd o Wood no les devolvían el rostro, nadie lo haría. Los soldados menos afortunados permanecían convalecientes en hospitales con una imagen con la que ya no podrían enfrentarse al mundo exterior. Es algo que muchos de ellos sabían. Los espejos estaban prohibidos en la mayoría de las salas. En Sidcup, en Inglaterra, los bancos de algunos parques se pintaban de azul, como un código que advertía de que quien se sentara allí “no sería agradable de observar”.

El ritmo de trabajo en el estudio era agotador. Era el de Ladd el que conseguía mejores resultados artísticos pero una sola máscara requería un mes de dedicación. Algunas de ellas solo cubrían una parte del rostro, como un ojo o la nariz, pero otras lo tapaban casi en su totalidad. Ladd les aportaba una expresión que lucirían de por vida, incluía cejas, pestañas o bigote con pelo real y pintaba su superficie concienzudamente del color más similar al de la piel del paciente. No podían comer o masticar con la máscara, tampoco mover sus labios al hablar, pero para los pacientes era más de lo que podían soñar. “Gracias a ti, tendré un hogar”, le escribió un soldado a Ladd. “La mujer a la que quiero ya no me encuentra repulsivo, como era normal que hiciera”.



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Un soldado sin la máscara y con su posterior colocación (Library of Congress)


En 1919, el estudio de Ladd había producido 185 máscaras y la escultora volvió a América, ya cesados los truenos de la guerra. El rastro de los hombres que llevaron las máscaras se ha desvanecido casi por completo, pero se sabe, por los escritos de Ladd, que sus elaboraciones no duraban más de unos pocos años: “Ha llevado su máscara constantemente y aún la lleva aunque está muy abollada y parece horrible”. En 1932, Anna Coleman Ladd fue nombrada miembro de la Legión de Honor francesa y siete años más tarde murió en Santa Barbara, dejando tras de sí rostros agradecidos a los que pudo insuflar una nueva vida.



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Ladd con uno de sus pacientes y un compañero (Library of Congress)


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UN GRANDE EN TIEMPOS DE CRISIS
Entre Maquiavelo y la razón de Estado: un grande de España en un país en ruinas
El dramaturgo Calderón de la Barca fue un coloso dentro de una época de extraordinaria brillantez en lo artístico, y de paulatina crisis y decadencia en lo económico y lo político


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Un grabado de Pedro Calderón de la Barca de finales del XVIII.

ÁLVARO VAN DEN BRULE
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08/09/2018

"El hombre en su orgullo creó a Dios a su imagen y semejanza".

Friedrich Nietzche.


El Siglo de Oro español fue un fertilizante de las letras y las artes en uno de los momentos más paradójicos de nuestra historia. El coloso se tambaleaba mientras una pléyade de adelantados generaba espléndidas crónicas sobre una verdad inapelable; tal que la gloria, es algo efímero. Y más que eso; todo un mundo de mendigos, sopa boba, Inquisición, Iglesia rancia, soldados cansados, poetas ilustres hablando claro y mirando de reojo a los censores, grandes hombres y mujeres de letras críticos con la situación inasumible de un país que se iba al carajo por la pésima gestión de una dirigencia que ocultaba enormes complejos patinados en la sustancia de una arrogancia engolada y perfumada. Este largo Siglo de Oro declina cuando comienza a morir la esperanza del imperio entre tanta batalla y tantos frentes abiertos, allá por 1681, con la ausencia definitiva de la lustrosa presencia de Pedro Calderón de la Barca.

Calderón de la Barca –como otros tantos ilustres literatos de la época-, dio lustre y esplendor a una España que se debatía como imperio entre las torsiones y contorsiones que le exigía su sobredimensionada sombra y la de la enorme pléyade de competidores y adversarios que merodeaban sus pagos. El extenso recorrido vital de este enorme y prolífico hombre de letras en el escenario histórico que le tocó vivir y por las innumerables teclas de su amplio registro como escritor, asombra por su explosiva y excepcional creación teatral.


La economía española de aquel tiempo era una máquina de crear desperdicios humanos sin nada productivo que hacer

Presenció tres reinados, ni uno más ni uno menos (el de Felipe III, el de Felipe IV y el de Carlos II). Le tocó padecer a la Europa de la Guerra de los Treinta Años, el lento declinar de una monarquía fagocitadora de recursos invertidos en estrambóticas empresas, y probablemente uno de los más complicados momentos de la historia de nuestro país. Sintetiza en definitiva, aquel contradictorio siglo XVII, en el que todavía seguíamos instalados en le creencia de que éramos los amos –que así era-, pero ya con canas y con muchos frentes que nos acercaban al naufragio anunciado de la nación. La economía española de aquel tiempo era, como dijo en un reciente ensayo Zygmunt Bauman, una máquina de crear desperdicios humanos sin nada productivo que hacer, ni opciones de futuro ante tanto vacío vital. Para la multitud de picaros que poblaban el predio nacional, lo de trabajar era una herejía o maldición bíblica que empobrecía a los que lo practicaban. Por lo demás, la lenta erosión del tiempo, poco a poco, haría su trabajo de zapa con los restos de nuestra antaño brillante gloria adquirida con valor y denuedo probados.

Aquella época única que comenzó con la Gramática de Nebrija allá por el 1492, alcanzó esplendor en la historia de la literatura universal, gracias a la novela picaresca, la sátira y una prolija comedia con más de 400 obras de un nivel incomparable, el teatro fue el motor por antonomasia del Siglo de Oro.

Sueños populares
Sin olvidar al ínclito, melancólico, depresivo y quirúrgico psicólogo Miguel de Cervantes o al alambicado culterano Luis de Góngora, al poeta místico San Juan de la Cruz y a su par femenino Santa Teresa de Jesús con aquellos versos tan apasionados que quizás fueran una forma de comunicación etérea del Tantra; Francisco de Quevedo, el cultísimo espía que casi “palma “en Venecia de no haberse disfrazado de 'homeless' rebozado en ñortas de vaca, nos queda de aquella enorme trinidad, cuarteto, quinteto u obra coral de la literatura hispano universal sobreexpandida, a Lope de Vega con sus cerca de tres mil sonetos y al inolvidable Calderón de la Barca, soldado, cura, poeta, dramaturgo, etc.

Hebra de la saga de una larga familia de burócratas macilentos de tanta vela inhalar, el enjuto Calderón puso su pluma a confesar los sueños y delirios de la clase popular zaherida de tanto despropósito y descalabro, de tanta hambre pasar. Relator fiel de la verdad cotidiana y andrajosa de una nación millonaria en recursos y hombres válidos y resueltos, vio cómo se dilapilaba tan inmenso capital en zarandajas y veleidades sin cuento. Era una sutil y discreta conciencia crítica solo inteligible para dispuestos a escuchar, o sea, nadie.

Una religión cerrada y sin ventilación que condicionaría su enorme creatividad era un lastre marcado a sangre y fuego

De intima extroversión, moderado en el silencio y la locuacidad, de saber estar impecable, humanista extraño fuera de todas las cuadriculas, fue la conciencia crítica de una época que evocaba el tañido de unas campanas con el badajo desgastado. Enciclopédico ilustrado, se reencarnó varias veces en su adorado Cervantes. Amigo y coetáneo de Velázquez se aferró al barroquismo como una rémora o lastre marcado a sangre y fuego por el credo que practicaba, una religión cerrada a las novedades y sin ventilación que condicionaría su enorme creatividad por respeto a unos principios asfixiantes. Fue un tiempo de grandes con mayúsculas; en esa orbita de creación literaria, artística y científica, coexistió en el espacio tiempo con el conspicuo Góngora, con el ubicuo y mordaz Quevedo, los enormes filósofos Hobbes, Descartes, Baruch Espinoza, Locke y otros iluminados tocados por la genialidad y un talento fuera de toda duda.

Calderón nacido en la laberíntica ciudad de los “gatos”, Madrid, en un invierno apoteósico por las nieves recurrentes y el frio cruel, amanece un día 17 de enero del año 1600. Convive con la distancia de rigor, con Felipe III y su espabilado Duque de Lerma. Su madre lo deja en este lugar extraño en el año del Señor de 1610 y un padre profundamente autoritario lo envía al Colegio Imperial de los Jesuitas (1608-1613) prescindiendo de una educación directa y una responsabilidad que no quiso asumir en la crianza de sus tres hijos. Las Universidades de Alcalá y de Salamanca, le dan un orden y un sentido que le ampara en sus dudas y lo reorientan hacia la primera celebridad que brota en él de forma natural. El teatro vive en él y la persuasión retórica suya es de una potencia incontestable y arrolladora, innata e incuestionable.

Fascinación por la comedia
Soldado en su juventud (formó parte en la campaña contra la rebelión de Cataluña en 1640), y clérigo en la vejez, en sus años mozos aparece envuelto en trifulcas varias -era un excelente espadachín-, y probablemente a raíz de un reto sortea a duras penas una acusación de homicidio y el allanamiento de un convento de monjas, no se sabe con qué intenciones.

La filosofía escolástica y su reconciliación con la filosofía antigua (El término ´Escolásticos´ procede del latín ´scholasticus´ y este a su vez , del griego ´scholastikos´ que significa dedicar tiempo libre al aprendizaje), su enorme afición por la historia profana –quizás la verdadera-, y la canónica -probablemente la de las verdades a medias-, su acercamiento al derecho natural y político fueron las herramientas con las que enfrentaría su vasta creación literaria sumadas a la fascinación que le generaba la comedia de Lope de Vega, su gran referente artístico, que por aquel entonces arrasaba en los corrales de la capital.

Sus comedias poéticas y simbólicas de claro contenido ideológico en las que sus personajes adquieren su marchamo de símbolos universales

Calderón es básicamente un escritor de comedias. Para 1623 ya tiene un buen rodaje a sus espaldas y Felipe IV lo nombra dramaturgo oficial de la corte. Pero el esplendor le alcanza cuando abandona la milicia y pasa a formar parte de la pléyade de protegidos bajo el mecenazgo del Duque de Alba. Es el momento donde aflora su tremenda creatividad con potencia volcánica para dedicarse a la creación literaria.

Sus comedias tienen dos tendencias muy definidas: la que sigue de cerca el teatro autóctono y costumbrista de Lope, en la línea de las "comedias de capa y espada"; y la otra, diferente del estilo anterior y más suya y retadora, que incluye comedias poéticas y simbólicas de claro contenido ideológico, es aquí donde sus personajes adquieren su marchamo de símbolos universales.

Auge del reformismo
La famosa comedia filosófica representada en la 'Vida es Sueño', es probablemente la obra más universal de este ecléctico hombre de mundo. Ha sido escenificada en más de un centenar de países, y en Inglaterra es obra de culto. Y eso, por no hablar de la comedia histórica del 'Alcalde de Zalamea' que solo en España entre colegios privados e institutos, teatros de primera fila y micro teatros, en el año 2016 fue interpretada más de un millar de veces.

La llegada al trono de Felipe IV y de su valido Conde Duque de Olivares en 1621 es frente al pacifismo y buenas maneras del Duque de Lerma un bofetón a la diplomacia en mor de una política más agresiva que afirma a España como potencia hegemónica frente a un alterado avispero europeo que quería sacar tajada de lo que nuestro ya renqueante imperio monopolizaba. Este auge del reformismo interior y de la potenciación de la proyección española con más énfasis en la política internacional; convierte en la década de 1630-1640 a Calderón de la Barca en un clásico de su tiempo instalado en el 'Top Ten' internacional de la literatura. Es la década de los grandes dramas bíblicos y del honor ('Los cabellos de Absalón', 'El médico de su honra', etc.), también es el momento del debate entre el individuo y el poder omnímodo del estado y quizás, a mi modo de ver, cuando la virtud personal alcanza la perfección en la celebrada 'El alcalde de Zalamea'.

La obra cumbre de su dramaturgia es 'La vida es sueño', un increíble choque de trenes entre la libertad y las fronteras de la razón de estado

Hoy, ya perdidos en el marasmo de la civilización, aquel tiempo de luces y candelas nos parece un fondo de armario demasiado profundo para ser explorado o redescubierto. Solo filólogos, maestros de escuela, gentes del maravilloso mundo del teatro e historiadores, mantienen viva la obra de aquel Grande de España, de aquellos Grandes, que ya navegan en la estela de la memoria.

La obra cumbre de su dramaturgia es sin duda, 'La vida es sueño', un increíble choque de trenes entre la libertad del individuo y las fronteras de la razón de estado. Olivares que tenía mucho de tragaldabas y un ego de aquí te espero, permite a Calderón su entrada en palacio para dirigir las representaciones teatrales de sus veladas e irónicas obras cortesanas. En 1636 recibe el espaldarazo de Felipe IV con la concesión del hábito de Caballero de la Orden de Santiago no se sabe si para aplacar las iras del invernal frio madrileño o para protegerse de la espesa sustancia teológica imperante.

Llegada de la crisis
En este punto, yo diría que en el caso de Calderón de la Barca, se conjugan cuatro celebres dichos cervantinos; uno, que “siempre la melancolía fue de la muerte apariencia”; el segundo, “Donde una puerta se cierra, otra se abre”; el tercero o resucitador, que reza así, “Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”; y el cuarto, que es el cierre ante el sufrimiento cotidiano, que dice tal cual: "El sueño es el alivio de las miserias para los que las sufren despiertos”. Mientras Calderón amanecía, Cervantes escribía.

Pero en el cénit de su plenitud creativa sobreviene la crisis. Felipe IV se viene abajo en su intento de mantener la cohesión de los reinos y virreinatos de España mientras la monarquía es incapaz de mantener la unidad ante las tensiones periféricas en mor de una difícil cohesión interior. A partir de 1640 la rebelión de Cataluña opera como un dolor de cabeza crónico, la romántica idea propuesta en 1580 de la Unión Ibérica salta por las aires; Portugal tras cerca de 60 años de una fraternidad que no pudo ser, empuja a nuestros hermanos del oeste a irse por donde el sol desaparece.

La intolerancia moralista a partir de 1644 supone el cierre de los teatros públicos durante cinco años y Calderón se queda castigado

En 1643 el Conde Duque de Olivares es cesado por incompetencia supina. Algo más tarde, la paz de Westfalia en 1648 supone la extirpación de algo que nunca tuvo que ocurrir, la independencia de Flandes, una pesadilla política y económica diseñada por mentecatos, ruina de España y tumba de cientos de miles de hombres sumada al dolor de viudas y huérfanos sin cuento. El muelle principal de la historia empieza a rechazar al obsoleto transatlántico que más que navegar, comienza a embarcar agua a raudales.

Pero el oscurantismo secular instalado en la genética profunda de nuestro país acecha. La intolerancia moralista a partir de 1644 supone el cierre de los teatros públicos durante cinco años. Calderón se queda, castigado en un rincón contra la pared provisionalmente inhabilitado para el desarrollo del oficio que tanta fama le había dado. Acosado por el Santo Oficio (qué eufemismo), Calderón levanta la vista y cierra los párpados en un ejercicio de resignación.

Entremeses y mogigangas
Sus famosos autos sacramentales se convierten en bulliciosas danzas de gitanos, negrillos y el populacho está encantado de poder ser algo un día al año oculto siempre en el anonimato feroz de sus anodinas vidas. Son las señaladas fechas del Corpus. Multitud de viajeros, mendigos, espectadores casuales o adictos a las procesiones, abarrotan Madrid. La Tarasquilla, entre trompetas y timbales y un griterío infernal, era objeto de esputos, tomatazos y toda índole de agresiones toleradas para exorcizar el “mal” encarnado una vez más, en una mujer representada en un dragón de cartón piedra que cual demonio del Leviatán era vencido por un Cristo despojado de su mensaje iniciático, y más cercano a lo pagano que al canon sin oxigenación que imponían las “buenas costumbres”. La peña se desmadraba hasta la extenuación en ese crucial día.

Frente a la seriedad teológica de los autos sacramentales, Calderón escribiría sus entremeses y mojigangas (obras de teatro muy breves insertas en los entreactos de las comedias con objeto de provocar chanzas y chascarrillos) con su destacado aspecto carnavalesco irreverente y de despelote. Al final, todo acababa en la Plaza Mayor donde el desmadre era total y la fuerza pública se empleaba muchas veces a fondo contra aquella marabunta poseída por unas horas de libertad solapadas en la mutación y el espejismo de un momento de liberación imaginada o real, pero de desinhibición verdadera.

Su memoria reflejada en esta escultura emplazada en tan privilegiado y concurrido lugar no tiene la atención y mantenimiento que se merece

En la primavera de mayo de 1681, cuando se acercaba de nuevo el Corpus, Calderón va y se muere, quizás realizado en la plenitud de una extensa obra de un nivel espectacular, quizás hastiado por el tiempo que le había tocado vivir. Enterrado con todos los honores, uno de los más grandes hijos de España deja en herencia una monumental obra literaria materia de estudio en miles de universidades de todo el globo.

Este retratista de la vital angustia de los individuos tiene erigida en su honor, una estatua en el barrio de Las Letras, en la preciosa Plaza de Santa Ana frente al Teatro Español, que en su tiempo fue el lugar que ocuparía el antiguo Corral del Príncipe. Lamentablemente, su memoria reflejada en esta escultura emplazada en tan privilegiado y concurrido lugar no tiene la atención y mantenimiento que se merece. Las palomas que abundan en la zona, hacen de las suyas sobre esa inerte representación. El ayuntamiento (y no hago ninguna alusión política) debería de estar más atento ante el respeto que se merece este Grande de España.

https://www.elconfidencial.com/alma...a-espana-teatro-decadencia-picaresca_1612744/
 
HISTORIA
14 mentiras de la historia que nos tragamos sin rechistar
La imaginación y la épica han maquillado algunos de los episodios más sonados. Hablamos con historiadores y especialistas que desmienten estas tergiversaciones


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Que los emperadores romanos sentenciaban a muerte bajando el dedo pulgar es una de las mentiras que Hollywood nos ha colado. En la imagen, Joaquin Phoenix en el papel de Cómodo en la película 'Gladiator' (2000).



SARA NAVAS
11 SEP 2018

El poder de convicción de Hollywood, rumores que con el paso de los años se tomaron por verdades absolutas y manipulaciones históricas con intereses políticos o lucrativos han hecho que muchos episodios de la trayectoria del ser humano hayan transcendido de forma distorsionada. La imaginación y la épica han maquillado algunos episodios de la historia a lo largo de los años y nosotros nos hemos creído aquello que a lo largo de nuestra vida nos han enseñado los libros de texto, las obras de arte o el cine, sin ponerlo en duda. Hemos hablado con historiadores y especialistas que nos han ayudado a desmentir catorce de estas tergiversaciones.

No, Walt Disney no está congelado

Lo que nos han contado. Que Walt Disney (1901-1966, EE.UU), creador del ratón más famoso del mundo y de un imperio de entretenimiento infantil, lleva 52 años congelado cual lomo de merluza esperando que llegue el momento en que los avances científicos permitan devolverle a la vida.

Lo que realmente ocurrió. “La única verdad es que este hombre está hecho polvo literalmente. En 1966, Disney fue reducido a tres kilos de cenizas tres días después de su muerte por cáncer de pulmón”, asegura la especialista Nieves Concostrina en la sección Pretérito imperfecto, en La ventana, programa de La Ser. “Lo de la congelación fue una patraña desde el principio”, añade. ¿Por qué entonces seguimos creyendo que está criogenizado? El hecho de que su funeral fuera íntimo no ayudó a atajar los rumores. Muchos percibieron este funeral como un acto secreto en vez de como algo íntimo. La familia ni desmentía ni confirmaba. Simplemente dejó que el rumor sobre la congelación de Disney creciera para alimentar la leyenda. Pero uno de los grandes responsables de que hoy sigamos creyendo en la criogenización de Disney es Salvador Dalí. El pintor catalán, que se creyó la historia de principio a fin, dijo públicamente que él quería ser congelado como su amigo Walt Disney. Y el mundo dio por hecho que, efectivamente, el creador de Mickey Mouse descansaba en un congelador.


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A pesar de que la mayoría cree que 52 años después de su muerte Walt Disney permanece congelado, la única verdad es que en 1966 fue incinerado. GETTY


Carlos II 'El Hechizado' ni estaba hechizado ni tenía tantos defectos físicos

Lo que nos han contado. Carlos II (1661-1700), fruto de cuatro generaciones abrazando la endogamia, es presentado en las clases de historia, en los libros y allá donde se le nombra como el Rey Hechizado. Una forma amable de meterse con personalidad torpe, ¿Por qué? La historia asegura que su cuerpo y su mente eran débiles. El rey murió sin descendencia debido a problemas de salud que le provocaban impotencia.

Lo que realmente ocurrió. No hay ninguna certeza de que la degeneración de Carlos II fuera tal. Sin embargo, tras su fallecimiento la historia se encargó de maquillar su aspecto y atributos en pos de favorecer al monarca entrante, Felipe V de la casa de los Borbones. “Se utilizó la vapuleada imagen del monarca para enaltecer y legitimar al nuevo rey. La imagen de la degeneración de los Austrias pretendía reflejar la decadencia española del momento. Era una forma de denigrar a los últimos Austrias. Pero no existen pruebas de que Carlos fuera impotente, como se dice, ni de que tuviera problemas físicos derivados de la endogamia, como también se ha comentado”, explica José Carlos Rueda, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid.


Van Gogh no se arrancó la oreja

Lo que nos han contado. La historia, repetida hasta la saciedad, asegura que en 1888 el pintor holandés Vincent Van Gogh, en un arrebato de locura tras discutir con su amigo, el también pintor Gauguin, se arrancó con una cuchilla de afeitar la oreja izquierda. Oreja que más tarde, envuelta en un trozo de tela, el autor de cuadros tan famosos como La noche estrelladaentregó en mano a una prost*t*ta llamada Raquel.

Lo que realmente ocurrió. La verdad supera una épica ficción que incluso dio nombre a un grupo español de música pop. Según declaron los académicos alemanes Hans Kaufmann y Rita Wildegans en un reportaje de la BBC publicado en 2009, fue Gauguin quien, en plena disputa, le seccionó parte del lóbulo izquierdo con una espada. Para proteger a su (a pesar de todo) colega, Van Gogh contó a la policía la popular versión de la autolesión. Es decir, ni Van Gogh se quedó sin una oreja –solo perdió un trozo de lóbulo– ni fue él mismo quien se la corto debido a su inestabilidad mental.

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La tumba de Tutankamón no la descubrió el niño aguador

Lo que nos han contado. En 1922, el arqueólogo Howard Carter –descubridor de la tumba de Tutankamón– contó durante una charla que dio en EE.UU. que el primer escalón de la tumba lo encontró un niño egipcio que llevaba agua a los trabajadores de la excavación. A partir de ese momento al niño se le empezó a conocer como el niño aguador.

Lo que realmente ocurrió. ¿Por qué inventó Carter a este niño? “Probablemente, para darle un toque romántico a la historia. Pero el descubridor no contaba con que se le acabaría yendo de las manos y que, a pesar de la falta de pruebas, tras su charla la noticia se tomaría como si fuera real. Hoy incluso el niño aguador aparece en libros académicos”, explica Nacho Ares, presentador del programa de radio Ser Historia. La familia Abd El Rassul, hijo de uno de los capataces egipcios que trabajaba para Carter, aprovechó el tirón de la leyenda del niño aguador asegurando que Rassul era ese niño. “Hay decenas de entrevistas de este hombre hablando del hallazgo y jamás contó nada del niño aguador ni mucho menos que fuera él. Sin embargo, cuando se murió sus hijos se inventaron que su padre era el niño aguador. Hoy tienen un restaurante en Luxor (Egipto), y está repleto de entrevistas de su padre donde solo se dice que fue el último testigo vivo del hallazgo”, afirma Ares.


Ni la ensaladilla rusa es rusa ni la tortilla francesa viene de Francia

Lo que nos han contado. La lógica,implacable, nos ha hecho creer que estos platos cuyo nombre hace referencia a ciertos puntos geográgicos del planeta provenían de dichos lugares. Tomábamos ensaladilla rusa creyendo que su origen estaba en la tierra de Sharapova, Irina Shayk y Leon Tolstoi, entre otros rusos ilustres; y pedíamos tortilla francesa con la convicción de que su historía iba ligada al país galo. La lógica nos decía que no podía ser de otra forma.

Lo que realmente es. Que la tortilla francesa tiene lo mismo de francesa que las crepes que compras ultra congeladas en el supermercado. El apellido francés viene del asedio de las tropas napoleónicas a la ciudad de Cádiz en 1810. La escasez de alimentos y de patatas con las que preparar la típica tortilla española provocó que los ciudadanos tuvieran que cocinar el huevo batido sin condimentos. Con el paso de los años siguió cocinándose esta tortilla a la que se llamaba “tortilla de cuando los franceses” en referencia a los asediadores galos. De ahí que hoy a esta tortilla se la llame tortilla francesa. Según el Institut Français, para los franceses la única tortilla autóctona es la que lleva queso. Con la ensaladilla rusa ocurre algo parecido. Es rusa por obra y gracia de la casualidad. Este plato lo creó en 1860 Lucien Olivier, un belga de origen francés afincado en Moscú. El chef elaboró por primera vez esta receta en Hermitage, el restaurante que regentaba en el centro de la ciudad rusa. El furor que causó la ensalada hizo que fuera conocida popularmente como ensalada rusa. En Rusia, sin embargo, se la llama ensalada Olivier.


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Los restos de Santiago no reposan en Santiago de Compostela

Lo que nos han contado. Que el Apóstol Santiago El Mayor fue decapitado por orden del rey Herodes en Jerusalén, donde llevaba a cabo su labor de evangelización. Tras su muerte, Atanasio y Teodoro (sus discípulos) recogieron el cuerpo y lo llevaron en secreto en una barca a los lugares donde Santiago inició su predicación en el norte de España. Así sus huesos acabaron en Santiago, donde se construyó la catedral para recibir a los fieles que año tras año hacen el peregrinaje.

Lo que realmente ocurrió. El obispo Teodomiro por su cuenta y riesgo convirtió este lugar en el emporio religioso, turístico, económico y hotelero que conocemos hoy. ¿Cómo? “En el año 813 d.c. los musulmanes correteaban a sus anchas por España y a este obispo gallego no le hacía gracia. Para hacer frente a la fe musulmana, se fijó en Roma y en la que montaron en torno a la basílica de San Pedro, donde se encuentra la tumba del santo. Vio que hasta allí iban peregrinos y se coronaban los emperadores. Siguiendo este ejemplo buscó la tumba de algún apóstol popular en Hispania para lograr una peregrinación similar”, explica Nieves Concostrina en La ventana, programa de la Cadena Ser. Y aquí empieza el lío. “Teodomiro encontró un sepulcro con tres cuerpos dentro. Según él y solo según él, los de Santiago y sus dos discípulos. Emocionado, transmite su descubrimiento al rey Alfonso II El Casto y le pide que construya una iglesia sobre la tumba para animar a la gente a peregrinar. Y así, tras varias iglesias que fueron ampliándose y destruyéndose, acabó levantándose la actual Catedral de Santiago, que solo durante el pasado mes de julio recibió 50.868 turistas, y comenzó la leyenda del Camino de Santiago. “Los huesos que allí se encuentran se sabe que son falsos desde el mismo momento de su descubrimiento”, afirma categóricamente la periodista. Ya lo dijo Unamuno: “Todo hombre moderno dotado de espíritu crítico no puede admitir, por católico que sea, que el cuerpo de Santiago El Mayor reposa en la catedral de Compostela”.


Si sabemos que la Tierra gira alrededor del Sol no es gracias a Copérnico

Lo que nos han contado. Que Nicolás Copérnico, tras un estudio exhaustivo del movimiento de los cuerpos terrestres, llegó a la conclusión de que la Tierra giraba sobre su eje y que esta y el resto de planetas giraban a su vez alrededor del Sol. Y no al contrario, como se creía hasta ese momento. Así formuló la Teoría Heliocéntrica echándose encima a la iglesia, fiel defensora de la teoría geocéntrica (esto es, que era el sol -y el resto de los planetas- el que giraba alrededor de la Tierra). La Inquisición llegó a censurar la teoría de Copérnico, ya que ponía en duda la omnipotencia de Dios, reafirmando la inmovilidad de la Tierra.

Lo que realmente ocurrió. Fue el astrónomo y matemático griego Aristarco de Samos el primero en percatarse de que nuestro planeta giraba alrededor del sol. Así lo explicó en el tratado De revolutionibus caelestibus mil años antes de que lo mencionara Copérnico. "Aristarto de Samos vivió en el siglo III antes de nuestra era. Fue él quien propuso el modelo heliocentrico que dieciocho siglos más tarde mencionó en su obra Copernico", afirma el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid Javier Ordoñez. A pesar de que Aristarco ya lo avanzó en el siglo III a.c., la Teoría Heliocéntrica no fue tomada como una teoría consistente hasta que la formuló Copérnico en el siglo XVI.


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No está claro que Cervantes fuera manco

Lo que nos han contado. Que el autor de El Quijote perdió la mano izquierda mientras combatía en la batalla de Lepanto, una de los enfrentamientos navales más sangrientas de la historia. La batalla tuvo lugar el 7 de octubre de 1571, en el golfo de Lepanto. Allí se enfrentaron turcos otomanos contra la coalición cristiana Liga Santa, integrada por el Papa, la República de Venecia y la monarquía de Felipe II.

Lo que realmente ocurrió. Una interpretación lingüistica erronea es la culpable de que Cervantes haya trascendido como el manco de Lepanto. En el siglo XVII se consideraba manco, no solo a quien había perdido la mano, si no a cualquiera que tuviera inutilizado un brazo parcial o totalmente. "No se sabe realmente si Cervantes perdió una mano. Es probable que solo perdiera un dedo o parte de ella debido a los disparos que recibió durante la batalla de Lepanto", explica a ICON el historiador José Carlos Rueda Laffond.

España no es el país más antiguo de Europa

Lo que nos han contado. Que España es la nación más antigua de Europa. Esta afirmación se ha convertido en un mantra de algunos partidos políticos conservadores. “España goza de muy buena salud, es la nación más antigua de Europa”, dijo en marzo pasado Mariano Rajoy, cuando todavía era presidente del gobierno.

Lo que realmente es. "Rajoy sitúa el nacimiento del estado español en la época de los Reyes Católicos (finales del siglo XV y principios del XVI) y alimenta el mito de que en 1492, con Isabel y Fernando, el fin de la reconquista, la expulsión de los judíos y el descubrimiento de América, se funda España. Parece como una maravillosa conjunción astral, pero es falsa. El matrimonio de Isabel y Fernando no supuso la fusión de dos reinos. Es más, hasta el siglo XIX las coronas de Aragón y Castilla tienen monedas diferentes", asegura a ICON José Carlos Rueda, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid. Rueda afirma que en Europa es imposible empezar a hablar de naciones antes del siglo XIX. Las declaraciones que concedió José Álvarez Junco, catedrático de Historia del Pensamiento de la Universidad Complutense, a EL PAÍS coinciden con la teoría de Rueda: "Rajoy confunde los conceptos de nación y Estado y proyecta sus propios deseos en el pasado. Lo que define a una nación es un elemento subjetivo: grupos de individuos que creen compartir ciertos rasgos culturales y viven sobre un territorio al que consideran propio, mientras que los Estados modernos son estructuras político-administrativas que controlan un territorio y la población que lo habita". Según José Carlos Rueda, de tener que señalar a alguna nación como la más antigua de Europa esta sería Francia. "Con mil salvedades, podemos considerar que Francia tiene una estructura estatal unificada más antigua que España (hasta finales del siglo XVII, Monarquía Hispánica). Lo mismo respecto a sus límites fronterizos. O respecto a su capitalidad (París), que existe como tal desde la Edad Media. La unidad lingüística es también históricamente muchísimo más intensa que en España", señala el historiador.

Julio César nunca dijo: “Tú también, Bruto, hijo mío”

Lo que nos han contado. El 15 de marzo del 44 antes de Cristo, un grupo de senadores, entre los que se encontraba Bruto (hijo de Servilia, amante de César, que siempre gozó de la protección y simpatía de Julio César), apuñalaron al dictador romano hasta llevarle a la muerte. Momentos antes de fallecer a causa de las graves heridas, Julio César, que no podía creer la traición de Bruto, pronunció una de las frases más célebres de la historia: "Tú también, Bruto, hijo mío".

Lo que realmente ocurrió.Efectivamente, Julio César fue acuchillado varias veces en las escaleras del Senado romano. Sin embargo, nunca articuló la frase que el mundo se afana en adjudicarle. ¿Por qué entonces se cree que esto fue lo último que dijo antes de morir? Probablemente, el hecho de que Shakespeare la reprodujese en su obra Julio César (que data de 1599) ayudó a que el mundo lo considerara un hecho histórico verídico. Por su parte, Plutarco (que nació el 45 después de Cristo) asegura en su obra que César no dijo tal cosa. Según el filósofo griego, lo único que hizo el dictador antes de morir fue cubrirse la cabeza con la toga al descubrir a Bruto entre sus asesinos. "Al ver a Bruto con la espada desenvainada, se echó la ropa a la cabeza y se prestó a los golpes", relata Plutarco en el tomo V de Vidas paralelas. La frase se ha convertido hoy en un símbolo que representa la traición máxima.


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El velcro no lo inventó la NASA

Lo que nos han contado. Que este sistema de adherencia basado en una tira de pequeños ganchos de plástico y otra tira de fibras sintéticas que quedan unidas al juntarse y se despegan de un solo tirón lo inventó la NASA. El objetivo de la agencia del gobierno estadounidense responsable del programa espacial civil era salvar la falta de gravedad que hay en el espacio ofreciendo a los astronautas una forma sencilla y cómoda de ponerse y quitarse la equipación.

Lo que realmente ocurrió. El ingeniero suizo George de Mestral, que nada tenía que ver con la NASA, creó el velcro en 1948 tras pasar un día de caza en el campo. Durante su paseo por la naturaleza le llamó la atención cómo las semillas de las flores se adherían a su ropa. Al observarlas de cerca con microscopio descubrió que sus puntas eran diminutos ganchos, de ahí que fuera difícil despegarlas de la ropa. Maestral decidió inventar un sistema que replicara el comportamiento de estas semillas y creó las populares tiras adhesivas que hoy incluyen decenas de prendas, como casi todo el calzado infantil. En los años 60, la NASA decidió incorporarlo en el equipamiento de los astronautas y el sistema comenzó a popularizarse. El repentino uso masivo, tanto para fines domésticos como deportivos (los trajes de los pilotos de carreras y esquiadores lo incorporaron a sus uniformes), ayudó a que la creencia de que los ingenieros de la NASA eran los creadores del velcro tomara fuerza.

Elvis será el rey pero no creó el rock

Lo que nos han contado. El libros de texto, en enciclopedias, en charlas, en artículos de prensa... La frase se puede leer y escuchar en muchos foros: "Elvis Presley inventó el rock and roll".

Lo que realmente ocurrió. "Es una teoría muy interesada esta de que Elvis inventó el rock, sobre todo en los años 50 y 60, cuando la industria del rock explotó y había mucho dinero en juego. Elvis era blanco, guapo, patriota, de clase humilde... O sea, el sueño americano hecho carne. Él era el único que podía convencer a los padres para que comprasen esa música del diablo a sus hijos, además de a las potentes emisoras de radio y televisión. Elvis era una marca blanca de algo muy satánico, como era el rock and roll. Pero no, el rock, como casi todos los géneros musicales perdurables, lo inventaron los afroamericanos. Músicos negros como Joe Turner y su Shake, Rattle and Roll,Lloyd Price con Lawdy Miss Clawdy, Fats Domino con The Fat Man o la gran Big Mama Thornton y su Hound Dog (que luego haría Elvis). Años más tarde llegarían Chuck Berry, Little Richards o Elvis. Lo que hizo Elvis, en 1954 con su That's all right, fue popularizar el rock and roll y llevarlo a todos los rincones, que no es poco", explica el crítico musical Carlos Marcos.


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Los emperadores romanos no sentenciaban a muerte a los gladiadores bajando el dedo

Lo que nos han contado. Vimos a Joaquin Phoenix (en el papel del emperador Cómodo) ejecutar este gesto en la oscarizada Gladiator (Riddley Scott , 2000) y lo tomamos por verdad absoluta. Por su parte, los libros, los cuadros, el cine y la televisión se han encargado de alimentar la leyenda haciendo creer al espectador que cuando un emperador bajaba su dedo pulgar en el circo romano lo que estaba haciendo era sentenciar a muerte al gladiador que se encontraba en desventaja en la arena.

Lo que realmente ocurrió. Todo lo contrario a lo que el cine nos ha mostrado. Si el emperador alzaba su pulgar estaba instando al gladiador vencedor a matar al gladiador vencido. Cuando el emperador quería salvar la vida del gladiador introducía su dedo pulgar en el puño cerrado de la mano opuesta. "Creer que los emperadores sentenciaban a muerte bajando el dedo pulgar es un error que nos colaron vía Hollywood. Realmente la sentencia de muerte se daba cuando el emperador romano levantaba el pulgar hacia arriba", explica a ICON la historiadora María F. Canet.

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El cine se ha encargado de que creamos que cuando un emperador bajaba su dedo pulgar, como Joaquin Phoenix en esta imagen de 'Gladiator', estaba sentenciando a muerte al gladiador.


Los signos del zodiaco no son 12

Lo que nos han contado. Que los signos del zodiaco –las constelaciones zodiacales que la línea imaginaria que une nuestro planeta con el Sol va señalando a lo largo de un año– son doce. Y que a todos nosotros, en función del mes de nuestro nacimiento, nos corresponde uno que define nuestra personalidad e incluso nuestro destino.

Lo realmente es. Hace 3.000 años la civilización de Babilonia dividió el zodiaco en doce partes, adjudicando una constelación a cada una de ellas. Conscientes de que la división zodiacal no resultaba en doce partes exactas, la adaptaron para obtener un calendario práctico. Sabían que había una decimotercera constelación llamada Ofiuco y la excluyeron deliberadamente. En 2016, la Nasa echó cuentas y explicó que el eje de la Tierra ni siquiera apunta en la misma dirección que hace 3.000 años. Actualmente la línea imaginaria entre la Tierra y el Sol apunta a Virgo durante 45 días y sólo 7 a Escorpio. Es decir, si uno cumple años el 25 de marzo hasta ahora su signo zodiacal era Aries, pero los nuevos cálculos de la Nasa desvelan que hoy le correspondería ser Piscis.

https://elpais.com/elpais/2018/09/05/icon/1536142770_672955.html




 
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