Cuadernos de Historia

El Diccionario Biográfico Español convierte en héroes a los militares franquistas
La versión digital revisada después de la polémica suscitada en 2011 otorga, sin embargo, un tratamiento llamativo a personajes que participaron en la Guerra Civil


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Los militares franquistas Millán Astray, Salas Larrazábal y García Morato

PAULA CORROTO
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04.05.2018 –

"De esta forma se truncó la vida heroica y gloriosa de Joaquín García Morato, privando a la Aviación española del mejor y más completo de sus pilotos”. Así termina la biografía de este piloto que formó parte de los nacionales de Franco durante la Guerra Civil y que murió el 4 de abril de abril de 1939 en una maniobra de simulación. Fue escrita por el historiador y militar Jesús Salas Larrazabal -fallecido en 2016- para el Diccionario Biográfico Español que ya se puede consultar en su edición digital. No es la única loa al piloto.

"El 3 de enero de 1937 Morato protagonizó la mayor hazaña aérea hasta el momento, el abatimiento en un solo combate de dos bimotores rápidos Tupolev SB-2, llamados Katiuskas en España. Habían estado bombardeando Córdoba una y otra vez, y sus habitantes pasaban mucho tiempo en refugios y sótanos; Morato estudió la hora, altura y dirección a la que operaban, y se colocó en guardia a 5.000 metros de altitud, superior a la que ellos usaban. En cuanto vio a los dos bimotores acercarse a Córdoba, comenzó a dispararlos e incendió a uno de ellos, al que siguió hasta cerca del aeródromo de Andújar, en donde se estrelló", escribe Salas Larrazabal que no para de glosar sus hazañas bélicas, que darían para una película de superhéroes.

Esta versión digital ha sido revisada después de la polémica suscitada en 2011 con la primera versión en la que Franco no era tildado de “dictador” en la biografía escrita por Luis Suárez –en la nueva, a cargo de Juan Pablo Fusi sí tiene ya este calificativo, al igual que su régimen, llamado ahora sí, “totalitario”-; sin embargo, hay personajes que participaron en la Guerra Civil que todavía tienen un tratamiento llamativo. Son aquellos militares que estuvieron del lado de los golpistas. Salas Larrazabal es también el autor de la biografía de su hermano Ángel, otro piloto que se encargó de bombardear varias poblaciones españolas. Y, pese a que hay textos que le recuerdan como uno de los máximos responsables de la matanza del 22 de julio de 1936 en Otxandio, en su biografía no aparece por ninguna parte este suceso. Al contrario, su hermano se limita a constatar que “desde el 22 de julio voló en los frentes de las provincias Vascongadas y de Somosierra y el 26 se hizo cargo del Dragon Rapide que llevó a Zaragoza al general Núñez de Prado, al que incorporó una ametralladora frontal para usarlo como caza, llegando a combatir contra un Nieuport Ni-52 el 27 de julio”. Y ahí culmina el párrafo.

Otro militar heroico del bando nacional es José Calderón Gaztelu, retratado por el también militar y escritor Emilio Herrera Alonso, autor de libros como 'Los mil días del Tercio Navarra'. Según este, Calderón “de su valor dio pruebas el 10 de agosto, cuando, pilotando un trimotor Fokker F VII-B en misión de bombardeo del aeródromo de Lamiaco, en Bilbao, fue interceptado por un Bristol Bulldog, avión de caza enemigo que, pese a superar ampliamente al suyo en velocidad y armamento, no pudo evitar que rematara el servicio, realizando con gran precisión el bombardeo”. Y sigue en otro párrafo: “Calderón continuó su marcha hacia los objetivos asignados, bombardeando con serenidad y precisión el primero de ellos, bajo un fuego infernal, y al dirigirse a atacar el segundo, su aparato, cogido de frente por varios biplanos I.15 Chato, resultó incendiado y derribado, perdiendo entre sus restos la vida el capitán Calderón que no abandonó los mandos de su avión consecuente con su arenga y reivindicando para la aviación "nacional" el dominio del aire”. Un auténtico héroe.


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Francisco Franco y Millán Astray entonan cánticos legionarios


Además de las biografías de estos militares, hay varias entradas que ya causaron controversia y que no se han modificado. Ocurre con la de Millán Astray, escrita por el comandante de Infantería Manuel del Barrio Jala, quien señala: “Con su cuerpo destrozado físicamente, ya no valía para mandar fuerzas militares en el campo, pero realizó una activa labor de propaganda, tanto del régimen como para elevar la moral de las tropas en los frentes. Con su personalidad e impronta realizó perfectamente estos cometidos”.

Tampoco se ha cambiado la entrada de Santiago Carrillo, en la que se puede leer que "Carrillo aplicó una política de terror revolucionario"

Tampoco se ha cambiado la que hizo Luis Arranz de Santiago Carrillo, en la que se puede leer que “Carrillo aplicó una política de terror revolucionario que compartieron todas las organizaciones del Frente Popular, con especial protagonismo de las Juventudes Socialistas Unificadas” y que “Carrillo nunca ha asumido su responsabilidad en estas matanzas”, refiriéndose a los asesinatos de Paracuellos y Torrejón de Ardoz.

El Diccionario Biográfico Español, impulsado por la Real Academia de Historia, consta de biografías de 45.000 personajes. Fue un proyecto del Gobierno de José María Aznar cuando Mariano Rajoy era ministro de Educación y se le asignaron 6,4 millones de euros de presupuesto. Esta vez, y al contrario de la versión de 2011, en la que sí aparecían personajes vivos como Esperanza Aguirre, sólo hay fallecidos. En la RAH no han querido pillarse los dedos, pero todavía hay biografías que, entre tanta hazaña heroica, como poco, llaman la atención.

https://www.elconfidencial.com/cult...o-biografico-espanol-polemica-franco_1559096/
 
Inés de Castro, reina después de muerta
La doncella gallega y el infante Pedro, hijo del rey portugués Alfonso IV
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Realidad y ficción se entrelazan en el personaje de Inés de Castro, la doncella gallega cuyo romance con el infante Pedro, futuro rey de Portugal, marcó la historia y la cultura lusa. La historia de amor entre Pedro e Inés ha inspirado durante siglos la literatura portuguesa y todavía hoy sigue siendo temática de algunas novelas actuales. Una historia de amor con un trágico desenlace que ha ayudado a crear una leyenda alrededor de sus personajes en cuyas vidas existían todos los ingredientes necesarios para escribir una gran novela. Un amor ibérico, un amor prohibido, vivido en medio de guerras, intrigas y luchar de poder. La narrativa que llega a nuestros días se basa en registros históricos aunque algunos detalles pertenecen al campo de la leyenda, fruto de la imaginación popular y del talento de muchos artistas.

Reina, después de muerta, Inés de Castro fue amante, esposa, amiga y compañera del infante Pedro, con quien tuvo cuatro hijos. La figura de Inés, a pesar de ser gallega, es más conocida en Portugal, donde está enterrada junto a su amado Pedro en el monasterio de Alcobaça. “Inés de Castro es el mito femenino más irresistible de la historia de Portugal”, explica a ABC la escritora lusa Margarida Rebelo Pinto, autora de la novela histórica “Mi querida Inés”, una de las últimas obras publicadas sobre este personaje. Recuerda que la doncella gallega “es la mayor heroína romántica de Portugal que provoca muchas emociones”.

No hay consenso en los libros sobre el lugar y la fecha de nacimiento de Inés de Castro aunque no hay dudas de su origen gallego. Parece que nació en A Limia o en Monforte, en 1320, 1321 ó 1325, según las distintas fuentes. Era hija bastarda de don Pedro Fernández de Castro, primer señor jurisdiccional de Monforte de Lemos y nieto del rey Sancho IV el Bravo, y de Aldonza Soares de Valladares, dama de origen portugués. Pasó su infancia en el palacio del duque de Peñafiel y marqués de Villena, don Juan Manue,l donde estuvo en contacto con poetas y artistas. Entabló una estrecha amistad con la hija del duque y prima suya, Constanza Manuel, quien la eligió como dama de compañía en su viaje a Portugal donde debería casarse con el infante Pedro, hijo del rey portugués Alfonso IV el Bravo.

Encuentro de los amantes

Pedro nació en 1320 y creció en Coimbra, entonces capital del reino. Conoció a Inés en la víspera de su boda con Constanza. El infante no quería casarse una vez que su padre no le dejaba escoger a su futura compañera y resulta fácil entender que se dejase arrebatar por la belleza de Inés. Los libros la describen con una joven rubia y elegante. Una pasión correspondida que era evidente a los ojos de la corte. Por eso Constanza decidió que Inés fuese la madrina del bebé que esperaba ya que ese tipo de parentesco espiritual hacía imposible la unión que se dibujaba cada día de forma más indiscutible, según relata la historiadora portuguesa Maria Zulmira Furtado Marques, en “La tragedia de Pedro e Inés”. Una relación que nunca se llegó a establecer porque el pequeño Luís falleció a los pocos días de nacer.

Corría el año 1344 y el rey Alfonso IV, molesto por el amor adúltero de su hijo con Inés, decide mandarla para el exilio. Se fue a Alburquerque, en Castilla, y desde allí siguió enviando y recibiendo cartas de su amado. Un año después Constanza muere en el parto del infante Fernando y de esta forma Pedro se ve libre del matrimonio de conveniencia. Así logra traer de vuelta a su amada y la instala en un palacio próximo al monasterio de Santa Clara, para poder verla desde su cuarto.

Pedro e Inés vivieron entonces sus años más felices, en los que tuvieron cuatro hijos en el plazo de cinco años (Afonso, João, Diniz y Beatriz) y en 1354 se casarían en secreto ante el obispo de Guarda. La Fonte dos Amores (Fuente de los Amores) era testimonio de las confidencias de la pareja, fuente que sigue hoy manando agua y por la que pasan turistas e historiadores para conocer el local del mítico romance.

Trágico final

Pedro se fue poco a poco aproximando de dos hermanos de Inés, Álvaro y Fernando de Castro quienes vieron la oportunidad de obtener el apoyo portugués en la lucha establecida contra el rey de Castilla y llegan incluso a ofrecer al infante el trono. Por su parte Alfonso IV se oponía a esos planes ya que si Castilla se molestaba la independencia de Portugal estaba en riesgo. Y tampoco se fiaba de los hermanos de Inés porque pensaba que podían estar tramando algo contra su nieto Fernando, hijo de Pedro y Constanza, para poder llevar al poder a uno de los cuatro hijos bastardos. Es decir, Inés fue considerada una amenaza para el Estado portugués. Tres de sus consejeros (Pedro Coelho, Álvaro Gonçalves y Diogo Lopes Pacheco) convencieron al rey en elegir la muerte de Inés como la única posibilidad para acabar con tantos riesgos políticos. El 7 de enero de 1355 los tres caballeros leales al rey ejecutaron su voluntad. La degollaron sin piedad y enterraron su cuerpo en la iglesia de Santa Clara. La historiadora lusa Ana dos Santos, en su tesis sobre História Medieval y del Renacimiento, llama la atención al hecho de que la muerte real de Inés difiere a lo que se ha divulgado a través de la literatura romántica según la cual “Inés fue apuñalada a manos de los consejeros del rey”.

Pedro, que estaba ausente, al enterarse del triste fin de su amada entró en cólera y emprendió una lucha contra su padre provocando duros enfrentamientos. La reina madre, Doña Beatriz, tuvo que intervenir para que firmasen una tratado de paz en agosto de ese año. Dos años más tarde, en 1357, murió Alfonso IV y subió al trono Pedro quien en su primer acto como rey fue mandar buscar a los asesinos de Inés de Castro refugiados en Castilla. En 1360 confesó su boda secreta con Inés de Castro por lo que se convertía en reina merecedora de todas las honras. Así, ese mismo año, en el mes de abril, el cuerpo de su amada fue transferido solemnemente del convento de Coimbra al monasterio de Alcobaça, donde se enterraban a los monarcas portugueses. Pedro mandó construir para ella un mausoleo de piedra blanca en cuya tapa se representó la cabeza de Inés coronada como si hubiese sido reina. Reza la leyenda que mandó también colocar el cuerpo de Inés en el trono, puso una corona en su cabeza y obligó a los nobles a besar la mano del cadáver. El rey Pedro I también mandó esculpir su tumba, en la que se escenificó toda su vida. Al morir, en enero de 1367, le enterraron próximo de Inés. Sin embargo, en lugar de colocar las tumbas una al lado de la otra, quedaron una en frente de la otra para que en el día de la resurrección se pudiesen levantar y caer en los brazos uno del otro.

Prototipo de pareja ideal

Pedro e Inés representan el prototipo de pareja ideal, un amor trágico que “por su corta existencia terrena nunca llega a conocer el realismo de lo cotidiano y la conversión de los sentimientos más nobles en mundanos, cansados y desilusionados”, explica Ana dos Santos en su tesis.Pedro e Inés nunca existirán por separado, porque “su identidad depende de la relación y la presencia del otro”. Representan una unión de dos partes, “dos mundos, totalmente diferentes, cuyas diferencias pactaron una separación y trágico final”.

Leonor Urraca, nieta de Pedro e Inés fue la mujer de Fernando, rey de AragónLa descendencia de la pareja se fue integrando por las casas reales europeas e incluso se llegó a publicar que en los siglos XV y XVI la mayor parte de la Europa coronada descendía de Inés. La princesa Beatriz se casó con un hijo bastardo del rey de Castilla, llamado Sancho de Alburquerque. La hija de esta pareja, Leonor Urraca, nieta de Pedro e Inés, fue la mujer de Fernando, rey de Aragón, Sicilia, Nápoles, Valencia y Mallorca. Una descendencia que con el paso de los años nos lleva hasta el emperador germánico Maximiliano I y al rey portugués Manuel I. Para el trovador luso García de Resende la descendencia de Inés fue su victoria póstuma, porque por los frutos de su relación con Pedro ella logró vencer su trágico destino.


http://www.abc.es/internacional/20130714/abci-ines-castro-reina-despues-201307122143.html

 
UN TRÁGICO FINAL
Auge y caída del corsario que robó el tesoro de Moctezuma
Este fue el triste destino de Jean Fleury, el francés que en un golpe de fortuna se hizo con uno de los grandes botines de la época desatando las iras de Carlos V


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Jean Fleury.

ÁLVARO VAN DEN BRULE
18.05.2018


"Encórvate como el junco hasta que pase la crecida".


-Dicho popular siciliano

Obtener lo deseado puede ser un gran castigo y esto fue lo que le ocurrió ni más ni menos al gran “caco” de los mares, que a principios del siglo XVI asolaba el tráfico marítimo en el triángulo configurado entre los archipiélagos de las Azores, las Canarias y el sur de la península ibérica, embudo natural de las mercaderías provenientes de América. El artero granuja y bribón diplomado comisionado para el corso por el rey de Francia Francisco I, que tocaba siempre en semitonos desplumando por aquí y por allá a las incautas naves que pululaban por el mar sin artillar, un buen día y sin más preámbulos se le alinearon todos los planetas de golpe. Este taimado marrullero y chorizo marinero se encontró de buenas a primeras con una flotilla española en la que Cortés enviaba al emperador Carlos I, un abundante tesoro recabado durante la conquista de México por la tropa española.

Jean Ango era un comerciante y aristócrata menor en la Francia de aquella época y vio claro que el negocio fácil era la piratería y se hizo “armador” de la noche a la mañana. Puso en manos de un tal Giovanni Verrazano, más tarde nacionalizado francés por matrimonio, una flota compuesta por seis ágiles naves ligeramente artilladas.

Jean Fleury era un pirata de andar por casa cuya única veleidad eran los vinos de Beaujolais y el cremoso queso Camembert de Normandía


La cosa consistía en que un pequeño grupo de carabelas y naos, llegando a la altura del Cabo San Vicente, se toparon sin remisión ni posibilidad de fuga ante otra flotilla -esta artillada- a las órdenes de Jean Fleury, un pirata de andar por casa cuya única veleidad eran los vinos de Beaujolais y el cremoso queso Camembert de Normandía, del cual se ponía hasta las trancas. Se hace notable destacar que nunca se lavó los dientes –y lo llevaba muy a gala– por lo que sus oficiales en épocas tales como su “cumple” le regalaban irónicamente bicarbonato o cenizas pulverizadas, que eran la pasta de dientes de la época; pero a pesar de esas sutiles insinuaciones, el indecoroso pirata y mangante certificado seguía intratable y en sus trece.

El caso es que tras desplumar (literalmente) Cortés a Moctezuma y Fleury a Cortés, los cerca de 60.000 lingotes de oro -que no es moco de pavo-, y otras minucias de carácter menor como enormes esmeraldas y perlas descomunales, plata abundante, joyería mexica de impresionante diseño y el famoso penacho que hoy duerme el sueño de los justos en Viena, el cuco galo se dio a la fuga poniendo agua de por medio. El viaje había sido un poco movidillo ya que uno de los jaguares que venían de aquellos lares se había merendado a tres marineros de una tacada hasta que se consiguió hacer entrar en razón al animal dejándolo de aquella manera, esto es, como un colador.

La ira de Carlos V
La acción de Fleury no solamente desató las iras de Carlos V, que estuvo a punto de entrar en guerra contra los franceses (más tarde les daría lo suyo en el norte de Italia y en Pavía donde caería rendido el subido rey de Francia tras perder innumerables batallas), sino que lamentablemente se corrió la voz de la hazaña de este sujeto y sus consecuencias abrirían el apetito depredador de los holandeses e ingleses, muy dados a la afananza pandillar. Ademas, no solo se padeció la pérdida del tesoro propiamente dicho, sino que los mapas elaborados por los pilotos vascos y castellanos con tanto esfuerzo, con las rutas y los vientos dominantes, acabarían en manos de los corsarios y piratas del momento siendo objeto de un boyante negocio su compraventa.

Se hace necesario resaltar que el rey francés Francisco I, mientras hacía ostentación del tesoro intervenido por sus corsarios, denunciaba en paralelo el Tratado de Tordesillas firmado entre Portugal y Castilla, exigiendo a Carlos V que le enseñara el testamento de Adán donde supuestamente se le otorgaba la herencia de aquellos nuevos territorios. A todo esto, al Austria le entró un cabreo del 33 y movió ficha.

A tiempo se puso remedio a aquel desatino devorador y se establecieron convoyes fuertemente protegidos por veloces fragatas o galeones

Los ingleses empezarían a hacer caja con sus tropelías, y los banqueros y prestamistas alemanes y florentinos, con una dentadura similar a la de los cocodrilos del Nilo, sacaban buenas tajadas de los seguros, fletes y reaseguros pues de repente a todo el mundo le dio por echarse a la mar a probar suerte. Obviamente, y a tiempo, se puso remedio a aquel desatino devorador y se establecieron convoyes fuertemente protegidos por veloces fragatas o galeones, según la ocasión.

Hay que decir que tras la derrota francesa en Pavía y posterior captura de Francisco I, al rey francés se le aligeró de una enorme cantidad en compensación por las tropelías de sus corsarios y por el egregio rescate más alto pagado en la historia conocida. Quizás, o a causa de ello, le entró una depresión acompañada de una severa flojera intestinal cuando estuvo encerrado en la Torre de los Lujanes de Madrid. Depresión que desapareció como por ensalmo cuando cruzó los Pirineos tras su liberación. Cosas de la vida.

Palabras mayores
Por otro lado, la llegada a Europa del tesoro de Moctezuma demostraría que lo descubierto por Castilla eran palabras mayores. Los Reyes Católicos primero y el Gran Emperador después intentarían mantener aquello en el máximo secreto, pero era solo cuestión de tiempo que el conjunto de las potencias continentales europeas intentaran acercarse a aquel panal de rica miel.

Las crueles temperaturas a las que estaba sometido el termostato financiero nacional en el siglo XVI suponían un trasvase de los recursos adquiridos en aquellos pagos de Dios a las florecientes manos de la piratería. Finalmente se tomaron decisiones para proteger aquellas ingentes sumas; pero también se acercarían al pastel nuevos accionistas siempre indeseables como lo es cualquier ampliación de capital no voluntaria y forzada.

Ya lo dijo Lord Palmerston, ex primer ministro inglés, en una famosa frase algo abreviada: "Inglaterra no tiene amigos, solo intereses"


Siempre ha habido imperios solventes que han enriquecido a sus metrópolis y otros a los que una mala gestión les ha supuesto incontables hematomas, rotos y “descosíos”. El caso de Inglaterra podría estar entre los primeros por su tradicional carácter de oportunistas, avispados y excelentes gestores de lo ajeno. Ya lo dijo hace casi dos siglos Lord Palmerston, ex primer ministro inglés a mediados del siglo XIX, en una famosa frase algo abreviada, "Inglaterra no tiene amigos, solo intereses".

En el caso de España, poco más de un siglo después del “Descubrimiento”, ya teníamos cuatro quiebras. Castilla, la productora nata y comerciante en los procelosos mares del norte que durante los dos siglos precedentes había repartido estopa a diestro y siniestro, había hecho un monumental esfuerzo en aquella inversión trasatlántica que dio muchos héroes y pocos dividendos dignos de tal nombre. Las guerras en Europa contra los correosos holandeses y los conspicuos ingleses, contra el turco y Berbería y con la bandera de la religión por delante –bandera que más parecía un caníbal a punto de merendarse a los suyos, que una apoyatura divina–, daba más problemas que soluciones por el empecinamiento de nuestros reyes en la cuestión de la fe.

La captura de Fleury
Total, que todo ese rollo de la defensa de la religión nos tenía agotados y las arcas mientras tanto, con crecientes y preocupantes telarañas que llegaban a colapsar la circulación de los hacendosos arácnidos. El caso es que el oro salía del país a la misma velocidad con que entraba, y entre tanto, la soterrada inflación castigaba duramente la economía productiva, machacada también por la dura fiscalidad. Los comuneros –unos visionarios– sí que lo tenían claro y fueron lúcidos para prever que las veleidades de los Austrias iban a devorar las entrañas de España.

Sin apartarnos del caso Fleury y con la franca (nunca mejor dicho) ostentación y chulería del rey francés, el austria, que tenía un calentón importante por la faena del corsario francés, la lio parda, concediendo patentes de corso contra los franceses y capturando finalmente al atrevido chorizo Jean Fleury en 1527 por una flota vizcaína comandada por Martín de Rentería. En aquel momento, le entró una flojera descomunal al corsario temiéndose lo peor y ofreció al vasco prácticamente toda su fortuna, que ascendía a la sazón a unos 30.000 ducados si lo dejaba en libertad.

En Mombeltrán sería colgado el interfecto, que tras un esperpéntico pataleo se aligeró de orines, mientras sonaba el griterío del populacho


El caso es que el osado rufián náutico seria conducido a la casa de contratación de Sevilla, avisándose a uña de caballo a Carlos I del apresamiento del crápula e instando al rey sobre el proceder a seguir. El emperador que no cabía en sí mismo por la envergadura de la noticia contestó que fuera ajusticiado en el instante y lugar donde se encontrara al recibir la misiva imperial. En 1527, cerca de Toledo, en la villa de Mombeltrán, sería colgado el interfecto que tras un esperpéntico pataleo se aligeró de orines, mientras sonaba el griterío del populacho a música celestial.

Donde las dan las toman.

https://www.elconfidencial.com/alma...piratas-corsarios-carlos-v-moctezuma_1564905/
 
1918, AÑO CLAVE
La nacionalidad oculta de la gripe española: la verdadera historia
Ha pasado un siglo de una de las más grandes pandemias que cambiaron el mundo, pero pese a su nombre, la enfermedad no nació en nuestro país


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Kansas. (National Health Museum)

ÁLVARO VAN DEN BRULE

26.05.2018

"Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas".

–Henry Miller




Decía el ilustre filosofo Walter BenjamIn, próximo a la Escuela de Frankfurt, gran amigo de Theodor Adorno y trágicamente desaparecido –por voluntad propia– mientras huía de la Gestapo al intentar alcanzar la frontera española en Portbou en el año 1940, que "para entender la historia hay que cepillarla a contrapelo".

Algunos pensarán que como era judío y marxista, debía de ser más malo que el demonio y comerse a los niños en pepitoria, pero no era así. En una de sus brillantes obras, 'Para una crítica de la violencia', deja clara su postura de amante de la paz y de cuáles son las raíces del odio. Era en puridad un soñador, ajeno a la grosería de la realidad común.


Nanobicho
Y esto viene a colación porque las aleatorias y dúctiles neuronas del manejable a la vez que respetable público hispánico-peninsular en su momento, por razones absolutamente ajenas en origen a nuestra jocosa y proverbial creatividad, a la par que nuestra ilimitada capacidad para reírnos de todo, y por un extraño azar del destino, nos identificaron con un "nanobicho", que no era otra cosa que un patógeno todavía más pequeño que una bacteria. Era el sujeto en cuestión un virus malvadoque, cual partisano de oficio, se había camuflado como Dios manda sin ser detectado por los galenos y por extensión, por la ciencia.

Tanto en Norteamérica como en Europa, las autoridades silenciaban a diestro y siniestro la enorme mortalidad


En España, increíble paraíso terrenal donde los haya hasta que los chorizos dieron con la tecla del expolio de la nación y crearon perversas disrupciones en el natural contento del país, cajón de sastre de las cosas más ingeniosas y ocurrentes, de las más surrealistas e hilarantes, a la par que país y potencia anestesiada por el plasma atónita ante tanto caco encorbatado haciendo horas extras a destajo, la historiareciente nos ha endilgado la cornada de la lamentablemente famosa gripe española. Pues "nein".

¿De dónde vino realmente?
Era aquel ente tan recio, sólido, original y bello al tiempo (al microscopio, claro), que rozaba la perfección de una coreografía de Igor Moiseyev. Un buen día, allá por el año 1918, algo inesperado ocurrió en Alaska. El 90% de la población de una pequeña aldea montañosa llamada Breving Mission, con cerca de un centenar de habitantes, desapareció a manos de la tremenda agresión del microbicho en cuestión y la lotería del horror campaba a sus anchas.

Era el trágico momento de la Primera Guerra Mundial de la Era Oficial. Más de cien millones de seres humanos (la tercera parte de la humanidad había sido infectada), habían pasado a mejor vida. Solo se habían podido contabilizar cerca de la mitad, pero las sospechas apuntaban a que las cifras reales sobrepasaban ampliamente los cálculos más amables.



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Foto: iStock.


Los resortes del poder y sus tributarios en la información "adecuada" no querían revelar tan tremebundas cifras. Había un miedo espantoso a la guerra biológica que estaba latente y se sospechaba que estaba interviniendo en el escenario bélico de forma fantasmal. Lo de Ypres y la Yperita era cosa de aficionados a la luz de los acontecimientos. Aunque la primera oleada de la epidemia llegase a Europa con el desembarco de tropas americanas, EEUU ya llevaba once meses en guerra contra Alemania y los imperios centrales, y fue en un campamento militar de Kansas donde surgió el monstruo en su versión americana.

La cepa en cuestión era capaz de acabar con un sujeto en menos de 24 horas provocando cianosis por falta de oxígeno a través del encharcamiento pulmonar. Había gente que al salir de casa tenia una fiebre de 40º y al llegar al trabajo había dejado de existir. Al parecer, la gripe la causan virus con un parentesco muy similar, pero solo uno, el concerniente a la cepa A, es los que podríamos calificar de terrorista. La pandemia de 1918-1919 al parecer la había causado una cepa aviar procedente de China y el marrón nos lo habíamos comido nosotros. ¿Por qué?

Mano negra
Por mucho que se pretenda imputar a nuestro creativo y dicharachero pueblo, los españoles no teníamos nada que ver con el tema, pero una especie de mano negra parecía señalarnos con un dedo índice cabreado. Ya no éramos aquel imperio que podía repartir cera a diestro y siniestro, sino minúscula parte de una gran duna de arena.

Como la censura ante la gigantesca guerra era férrea, tanto en Norteamérica como en Europa, las autoridades silenciaban a diestro y siniestro la enorme mortalidad causada por el virus. Al contrario, en nuestro país había cierta libertad de prensa y no se eludía el tema, es más, se hablaba con honda preocupación de ello. Los temporeros que iban a la vid en el suroeste del país galo fueron probablemente los captadores del virus. El sistema de salud peninsular se vio desbordado y centenares de entregados médicos quedaron fuera de combate siendo irreemplazables. Cerca de 250.000 personas murieron en algo más de un año, hasta que el malvado virus mutó.

La epidemia surgió en un campamento militar de Kansas y llegó a Europa con las tropas americanas


Habida cuenta que era uno de los contados países que no estuvo involucrado en la gran matanza, las informaciones que llegaban al frente vía radio o prensa camuflada nos hacían generadores del terrible mal. De ahí, la consideración de la mal llamada gripe española, que bien por número de mortandad podría ser norteamericana por la dinámica de distribución del ejército de invasión que intervino en Europa. O quizás con más propiedad, gripe india, pues aquellos desgraciados perdieron según estimaciones más de 18.000.000 de almas en aquel episodio global de terror.

Por eso es que Benjamin sugería con aquel famoso eufemismo metafórico que la Historia con mayúsculas había que cepillarla a contrapelo. La vida, una extraña expresión incomprensible, un momento imperfecto ante la avasalladora belleza de lo desconocido e ininterpretable.

https://www.elconfidencial.com/alma...6/nacionalidad-oculta-gripe-espanola_1568947/
 
UNA DE LAS GRANDES OLVIDADAS
Descubren la historia oculta de Hatshepsut, la mujer faraón de Egipto
La imposibilidad de que una mujer gobernara el país le hizo adopar los atributos de un faraón: la barba postiza y el tocado nemes

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Estatua de Hatshepsut con atributos masculinos. (iStock)

ADRIÁN LÓPEZ
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A pesar de formar parte de la dinastía de los tutmósidas, que ostentó el poder durante el Reino Nuevo, liderar en Egipto nunca fue fácil, y mucho menos para una mujer. Hatshepsut suele ser recordada como una de las contadas féminas que alcanzaron el rango de faraón. Lo hizo en contra de todas las leyes y costumbres del Estado egipcio, aprovechando una serie de circunstancias dinásticas que le permitieron dar cauce a su ambición de poder.

Hija de Tutmosis I y su esposa principal, la reina Ahmose Nefertari, su matrimonio con su hermanastro Tutmosis II la convirtió en reina consorte y, tras quedar pronto viuda, asumió la regencia hasta que su hijastro Tutmosis III alcanzase la edad necesaria para gobernar


Sociedad machista

Durante su infancia disfrutó de todos los privilegios del poder familiar, aunque la matriarca era poco respetada. Esta situación despertó el instinto de supervivencia en Hatshepsut, que desde entonces se distinguió por su inteligencia y astucia por encima de sus dos hermanos, llamados a ocupar el trono cuando su padre faltara.

Tutmosis I falleció después de trece años al frente de una exitosa gestión, mientras su vida personal se desmoronaba. Sus dos hijos varones, que fueron educados para ocupar su lugar, también murierony ante la falta de un primogénito para ocupar el cargo, ella se convirtió en la sucesora natural. Cuando la situación política parecía favorecerle, una conspiración entre el visir y el arquitecto real logró arrebatarle el mando y en su lugar, lo cedió a Tutmosis II, hijo ilegítimo.



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Rostro de Hatshepsut con atributos femeninos. (iStock)


Entonces, su carácter la llevó a tomar acciones contra el machismo imperante. La joven ganó popularidad a través de favores a los grandes líderes religiosos y desarrolló una relación cercana con muchos de los sirvientes del faraón, pero un movimiento político inesperado le obligó a convertirse en Gran Esposa Real y subordinarse al poder de su hermanastro.

Apariencia masculina
Tras la repentina muerte de Tutmosis II, su hijo relevó el trono, pero Hatshepsut se impuso y se autoproclamó como Esposa de Dios y faraona de las dos tierras de Egipto. El joven Tutmosis III, con apenas doce años, no pudo hacer nada para evitarlo.

Se eliminaron casi todas las referencias a su reinado, como si no hubiera tenido lugar; incluso su nombre quedó suprimido de la Lista de los Reyes

Aunque se trató de la tercera faraona de la historia en ostentar el cargo, la posibilidad de que una mujer gobernara era absurda para la sociedad egipcia y Hatshepsut decidió hacer lo impensado: al cabo de siete años cambió su nombre por el de Maatkare Hatshepsut y empezó a mostrarse como único soberano de Egipto, adoptando los atributos de un faraón –la barba postiza y el tocado nemes– y los epítetos reales masculinos de Rey del Alto y el Bajo Egipto y Señor de las Dos Tierras.

Ni si quiera cuando su hijastro alcanzó la mayoría de edad renunció al poder. Así, durante casi dos décadas el país tuvo dos faraones que reinaron conjuntamente sin aparentes conflictos, aunque fue la soberana quien llevó las riendas de Egipto. Además, se crearon estatuas con los rasgos masculinos, aunque permitió que algunos femeninos, también aparecieran en ellas, como la estrecha cintura.

Reinado de gloria
"Como gobernante, Hatshepsut inauguró proyectos de construcción que superaron por mucho a los de sus predecesores", explica a 'Live Science' Betsy Bryan, egiptóloga. La experta señala también que hubo un "aumento repentino de las grandes tumbas privadas decoradas en Luxor y Saqqara con inscripciones talladas en el templo de Deir el-Bahari, el más impresionante de los realizados por esta reina, en el que ponen 'el que le rinda homenaje vivirá; el que blasfeme sobre su Majestad, morirá".

Cuando los arqueólogos excavaron el templo en el siglo XIX, encontraron santuarios dedicados a Hathor y Anubis. También descubrieron, en la terraza más baja, un relieve que muestra a Hatshepsut como una esfinge "triunfando sobre sus enemigos" y otra "describiendo la extracción y el transporte de dos obeliscos de granito de las canteras de Aswan".



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Templo de la reina en Luxor. (iStock)


Puso en marcha una serie de proyectos de construcción como el complejo del templo de Karnak, donde erigió una serie de obeliscos y construyó el Palacio de Ma'at, una estructura rectangular que se compone de "una serie de pequeñas salas con otra central para la colocación del bote ceremonial y cubiertas con relieves sobre su vida".

Borrada de la historia
"Poco después de su muerte en 1457 a.C., los monumentos de Hatshepsut fueron atacados, sus estatuas arrastradas y destrozadas, y su imagen y títulos desfigurados", escribe la egiptóloga Joyce Tyldesley en 'BBC'. Tradicionalmente se pensaba que el responsable había sido Tutmosis III, pero investigaciones posteriores han demostrado que la operación se llevó a cabo de forma paulatina, sobre todo durante las dinastías XIX y XX.

Cayó un manto de silencio sobre su figura y se eliminaron casi todas las referencias a su reinado, como si no hubiera tenido lugar. Incluso su nombre quedó suprimido de la Lista de los Reyes, hasta que Champollion, Navillo o Carter, la restacaron de la memoria.

Adoptó los atributos de un faraón, la barba postiza y el tocado nemes, y los epítetos reales de Rey del Alto y el Bajo Egipto y Señor de las Dos Tierras

Su momia fue identificada en 2007 en la tumba KV 60 en el Valle de los Reyes, gracias a una tomografía computarizada de un solo diente en una caja con el nombre de Hatshepsut coincidente con un alvéolo de la mandíbula, escribe la antropóloga Meredith Small de la Universidad de Cornell. Además, describe que tenía alrededor de 50 años cuando murió, se quedó calva, sufría de diabetes, usaba esmalte de uñas negro y rojo y le gustaba el perfume.

Small escribe que a pesar de sus problemas de salud y la destrucción post-mortem de algunas de sus imágenes, la historia todavía la recuerda como una gobernante exitosa del antiguo Egipto: "Su imagen no pudo borrarse porque incluso con la autoridad, la barba y el esmalte, era una gran política. No se puede reprimir a una buena mujer".

https://www.elconfidencial.com/alma...araon-egipto-secreto-oculto-historia_1566759/
 


Batalla naval entre flota inglesa y franco-española en la bahía de Algeciras, ocurrida en 1801. Fe errata: la fecha del tratado de San Ildefonso fue en Agosto de 1796. (el Tratado de San Ildefonso entre la Francia de Napoleón y España de Carlos IV (una alianza anti.natural ya que España mantenía una monarquía absoluta con un Borbón y Francia era una República que había ejecutado a otro Borbón). Guión basado en el libro del Coronel Rafael Vidal Delgado: "La Batalla de Algeciras y el Fuerte Santiago", extraído de la página www.todoababor.es
 
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