Cuadernos de Filosofía

PENSAMIENTOS
No digas "saldremos de esta": 11 filósofos españoles y sus consejos para resistir
¿Qué frases, alivios o pequeñas esperanzas pueden resultarnos más útiles en estos duros momentos?



Foto: Árbol en flor a principios de marzo en San Sebastián. (EFE)


Árbol en flor a principios de marzo en San Sebastián. (EFE)


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DANIEL ARJONA
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CORONAVIRUS
FILOSOFÍA

23/03/2020


En 1948 un avión se estrelló en Hommelvik (Noruega), en pleno Mar del Norte, y murieron 19 personas. Entre los escasos supervivientes que compartíán el azar de viajar todos ellos en el departamento de fumadores se hallaba el célebre filósofo Bertrand Russell quien, a sus 76 años, logró salir de la aeronave con su pesado sobretodo encima y nadar un buen rato hasta ser rescatado. Cuando los periodistas le preguntaron qué había pensado durante aquellos momentos en que la muerte le acechaba, el siempre socarrón Russell respondió: "Sólo pensaba en lo fría que estaba el agua".

Y es que uno se juega el tipo cuando busca consuelo entre los sabios para malos tiempos como los que el relámpago del coronavirus ha instalado entre nosotros a la velocidad del desconsuelo. Pueden no tomarte en serio, hallarse aún más aterrados que uno mismo o tentarles el humor para eludir el ridículo de la grandilocuencia. Y sin embargo, rendidos a la evidencia de que la frase más repetida estos días, la cada vez más gastada "Saldremos de esta" tal vez no sea la mejor dadas las circunstancias para aliviar a nuestros familiares, vecinos, amigos y conciudadanos, hemos querido pedir consejo y alivio a 11 filósofos españoles. ¿El resultado? Humor, claro, también profundidad, comocimiento, esperanza... Y buenos consejos.


Fernando Savater
"¿Recuerdan la táctica en Auschwitz de Roberto Benigni ('La vida es bella') o la de ese padre sirio que convenció a su hijo de cuatro años de que los bombardeos eran un juego? Podríamos tomarlos como ejemplo: suponer que encerrarnos en casa y no acercarnos a los demás es un juego de habilidad, como no pisar ciertas baldosas en la acera, o de resistencia, como aguantar la respiración debajo del agua. El premio es el de siempre: sobrevivir y no perder la chaveta".



Feranando Savater (EFE)


Feranando Savater (EFE)



Fernando Broncano
"La frase 'saldremos de esta' no es que sea mala, es que acude a un tópico que se vacía rápidamente de significado. Entre otras cosas porque es seguro que saldremos, el problema es saber cómo. Yo no me atrevo a proponer otra alternativa, pues ya tiene un carácter ritual. Pero si trabajase en una empresa de publicidad, o fuese periodista, acudiría a esta que se me ocurre en un espíritu churchilliano: 'Sabemos resistir'".

Gabriel Albiac
"No es que yo sea lo más optimista del mundo precisamente, pero en fin… ¿Servirá este pasaje de Pascal sobre la grandeza de la vulnerabilidad humana? Ahí va: 'El hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza, pero es una caña pensante. No hace falta que el universo entero se alce en armas para aplastarlo; un vapor, una gota de agua bastan para matarlo. Mas, aun cuando el universo lo aplastara, el hombre seguiría siendo más noble que lo que lo mata, puesto que él sabe que muere y sabe la ventaja que el universo tiene sobre él. El universo nada sabe de ello'”.
El hombre es más noble que lo que lo mata: sabe que muere y sabe la ventaja que el universo tiene sobre él. El universo nada sabe de ello

Adela Cortina
"Saldremos de ésta, y estaremos preparados para enfrentar crisis futuras si aprendemos que la solidaridad se cultiva día a día y no se improvisa".




Adela Cortina (EFE)


Adela Cortina (EFE)


Manuel Cruz
"Recuerdo algo que al parecer repiten las personas que han pasado por graves quebrantos de salud y es que, cuando se restablecen, regresan a la antigua normalidad valorando y disfrutando muchísimo de cosas a las que antes no concedían apenas valor. Ya ahora, incluso con la poca distancia que tenemos, constatamos cómo gran parte de nuestras antiguas preocupaciones y cuitas no merecían la atención que le prestábamos. Sería fácil poner ejemplos de los asuntos que han ocupado nuestra vida pública en los últimos años y que en estos momentos nos parecen casi ridículos. Sería bonito pensar que cuando salgamos de esta nos reconciliaremos en mejores condiciones con la vida, porque seamos más sabios y más solidarios".

Ana Carrasco Conde
"Más que centrarnos en 'salir de esta' creo que es importante 'saber estar en estas' e incluso 'saber quedarse'. Ante situaciones críticas y tan duras como las que estamos viviendo tendemos a pensar hacia delante y contemplamos con incertidumbre el futuro. Y conjugamos en plural para sentirnos acompañados y en futuro para pensar un término: 'saldremos de esta'. Pero al hacerlo nos colocamos a nosotros mismos en el límite y así, angustiados, tratamos de otear algo que en realidad no podemos ver. O salimos o no salimos, como si estuviéramos en un único camino que nos arrastra y que concluirá de un modo que desconocemos. Es una respuesta normal tener miedo y padecer incertidumbre. Ciertamente estamos inmersos en un movimiento que va tan rápido que parece imposibilitar cualquier posibilidad de acción y reflexión. Por eso reaccionamos ante lo que nos sobreviene. Para afrontar esta situación sugiero tres elementos: detenerse, saber estar y, contraintuitivamente, no tener esperanza".

"En primer lugar propongo cambiar el 'camino del que saldremos' por una 'encrucijada en la que decidiremos'. Así aunque tengamos miedo y estemos preocupados nuestra acción será una respuesta y no una reacción. Detenerse para saber estar implica un segundo elemento: quien se detiene y no se deja arrastrar ni en el camino ni por quien nervioso e impaciente quiere recorrerlo reactivamente, puede dar medida a su presente, saber qué está a su alcance y qué no. Y esta es la gran capacidad de los seres humanos: que pueden medir sus actos y ser prudentes. Y esto se hace en un campo de acción: lo que está a nuestro alcance. Centrarse por ello en lo más cercano y tomar decisiones que den respuestas a lo que queremos y no consistan una reacción ante lo que me pasa. Ir al supermercado en masa es una reacción, no una respuesta. Tras la detención viene nuestra meditada acción y la elección del camino".

"El tercer elemento, completamente contraintuitivo, para afrontar lo mejor posible esta situación de angustia e incertidumbre es no tener esperanza. Del mismo modo que no hay que situarse en el límite de un solo camino, tampoco hay que tener esperanza si es que con ella entendemos algo que ha de venir. Podemos esperar recoger los frutos que hoy sembremos, pero no esperar a que lleguen de un futuro que no es y no hacer nada. Quien espera desespera. Aunque en nuestra tradición occidental, en la que la esperanza es una de las virtudes teologales, se la ha considerado un bien, en realidad para los antiguos griegos -mucho se ha discutido al respecto- bien podría ser un mal: según el mito de Pandora, lo que queda encerrada en el ánfora que contenía todos los males es la esperanza (o espera), así para Eurípides es engañosa. ¿Por qué en la cosmovisión griega la esperanza puede ser entendida como un mal y en la nuestra es indudablemente un bien? Porque quien tiene esperanza espera algo, toma una posición pasiva y reacciona ante lo que viene. La esperanza deviene desesperación e impaciencia, pero si no esperamos nada, si convertimos la esperanza en desesperanza, nos detenemos, analizamos lo que tenemos, actuamos en consecuencia y respondemos".
Si no esperamos nada, si convertimos la esperanza en desesperanza, nos detenemos, analizamos lo que tenemos, actuamos y respondemos

Rafael Argullol
"En Italia, siempre más artísticos, estos días dicen : 'tutto andra bene'. 'Saldremos de esta' es un poco deprimente Propongo la que me digo a mí mismo y a los que me rodean: 'después seremos mejores' o 'ya somos mejores'".

Ramón del Castillo
"Muchas cosas que ahora nos vemos obligados a hacer por obligación las deberíamos haber hecho antes. ¿Por qué no las hicimos? Y ahora, debido el virus, nos vemos obligados a hacerles en un estado de excepción. Así, no conviene que volvamos a ser nosotros mismos después de esto porque quizás nosotros mismos somos parte del problema. Y la cuestión no es convencernos de que vamos a salir de esta sino donde hemos estado metidos hasta ahora. Tal vez al fin nos demos cuenta de que es de nuestra vida pasada de donde tenemos que salir y no del estado de excepción".

Elizabeth Duval
"Creo que lo único que puede salvarnos en medio de todo esto son los afectos, los lazos y vínculos, aquello que nos une. No vamos a salir de esta para volver a una normalidad anterior parecida absolutamente a lo que ya vivíamos, ni vamos a salir de una pandemia como mejores personas, más cultos, más bondadosos: una pandemia es una pandemia y una crisis sanitaria es una crisis sanitaria, y no nos queda otra que aprovechar que Internet, por una vez, sí que puede servir para unirnos entre nosotros y fortalecer esos afectos".



Elizabeth Duval. (EFE)


Elizabeth Duval. (EFE)


Ernesto Castro
"No soy experto en frases edificantes. Lo más próximo que se me ocurre es 'Aprende a contenerte a ti mismo'. Uno de mis referentes intelectuales, Jorge Riechmann, que hace años aboga por un 'ecologismo descalzo', escribió hace años una 'pentalogía de la autocontención', entendiendo que a los desafíos ambientales y sociales del futuro solo se podrá hacer frente mediante la rebaja de nuestras expectativas de consumo, viaje, etc. De ahí lo de 'Aprende a contenerte a ti mismo, pues el desafío de la cuarentena no es "aprovechar el tiempo", como piensa la gente que no tiene hijos a los que cuidar, sino justamente eso: aprender a contenernos. Es un lema mucho mejor que el otro porque, a mi juicio, si salimos de esta será para meternos en una todavía peor: una crisis económica y ecológica como no se ha visto nunca".

Jorge Fernández Gonzalo
"En estos días no podemos conformarnos con el lema de 'saldremos de esta': es solo un grito de aceptación para volver a como estábamos, sin otra aspiración de cambio. Es el momento de avanzar, de pensar en qué estamos haciendo, en cómo hemos llegado hasta aquí, y en cuáles son los errores que arrastramos como sociedad. Tenemos que revisar numerosas cuestiones (económicas, sanitarias, pedagógicas) y no volveremos a tener una oportunidad como esta. Fredric Jameson dijo una vez que era más fácil imaginarnos el fin del mundo que el fin del capitalismo, como demuestran los cientos de películas apocalípticas. Pero hoy comprobamos que el capitalismo puede pausarse y el mundo continúa para nosotros. ¿Qué vamos a construir mañana? Hemos reseteado el sistema y tras las múltiples calamidades que nos deje este episodio queda un amplio y novedoso camino por recorrer. No se trata de salir de esta, sino de prepararnos para construir un mundo diferente".


 
Diccionario de filosofía ( Bunge Mario / Gonzalez Rodriguez Maria Dolores, 2001)



Diccionario de filosofía




Sipnosis
Éste es un diccionario de conceptos, problemas, teorías y principios filosóficos modernos. Se limita a la filosofía occidental moderna. Lejos de ser neutral adopta un punto de partida naturalista y cientificista. Por consiguiente existe un sesgo en la elección de los términos, autores y análisis.
 
FILOSOFÍA

Zizek ya tiene su libro sobre el coronavirus: "El dilema es barbarie o un comunismo reinventado"

LUIS ALEMANY
Actualizado Miércoles, 25 marzo 2020


'Pandemic!' sostiene que la actual crisis sanitaria desnuda la debilidad del mundo globalizado



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Slavoj Zizek, en 2018. ANTONIO HEREDIA




"Los medios nos lanzan repetidamente el mensaje de 'no caigáis en el pánico' y, a continuación, disponen una serie de datos que nos llevan necesariamente al pánico. La situación recuerda a lo que vivía en mi juventud, en un país socialista. Los representantes del Gobierno nos decía con cierta frecuencia que no había motivo para el pánico. En esos momentos, todos recibíamos el mensaje nítido de que eran ellos los que tenían pánico".
¿Quién puede haber escrito algo así? Slavoj Zizek, quién si no. El filósofo esloveno ha publicado en la segunda semana de confinamiento global el que seguramente sea primer ensayo sobre el coronavirus. Pandemic! COVID-19 shakes the world es un texto de 120 páginas, disponible en papel y para pantallas en la editorial O/R Books.

¿Qué tiene que ver el libro del coronavirus con la obra anterior de Zizek? Las pistas están en los artículos de prensa que ya aparecieron por todo el mundo la semana pasada. Zizek, que se dice medio en broma medio en serio un nostálgico del comunismo, es en realidad un socialdemócrata que critica la globalización corporativa y la claudicación de los estados en las democracias liberales y que defiende sistemas de liderazgo más centralizado. Además, anhela un modo de vida menos individualista y más comunitario. Desde ese punto de partida el autor sostiene en Pandemic! que la actual crisis sanitaria ha desnudado las debilidades de las democracias liberales y que por eso, tendrá un efecto político positivo."El dilema al que nos enfrentamos es: barbarie o alguna forma de comunismo reinventado ".

China, dice Zizek, ha gestionado mejor el coronavirus que Italia, aunque el autor no ignora los pecados de la República Popular, que quiso silenciar las primeras alarmas sobre la epidemia y ahora fuerza los datos para pasar página apresuradamente. "La vieja lógica autoritaria de los comunistas en el poder también ha demostrado sus limitaciones. Un ejemplo es el miedo a llevar las malas noticias al público y a aquellos que están en el poder; eso hizo que se minimizaran los estudios. Por esa razón, aquellos que dieron las primeras noticias sobre el virus fueron arrestados", escribe Zizek.
La otra parte de su análisis sostiene que el desafío de la crisis sanitaria globalizada sólo se puede afrontar desde las herramientas de estados-nación fuertes basados en un pacto social clásico que proteja al débil.


"No soy utópico, no apelo a la solidaridad entre los pueblos. Al contrario, creo que la actual crisis demuestra que la solidaridad y la cooperación responden al instinto de supervivencia de cada uno de nosotros, y que es la única respuesta racional y egoíta que existe. No sólo para el coronavirus [...] Como ha dicho Owen Jones, la crisis del clima mata a más gente que el coronavirus, sin que sintamos pánico por ello", escribe Zizek, que sostiene que su "enfoque comunista" es la única manera de pactar un sistema que evite una purga de ancianos y personas enfermas abandonados a la muerte.


Pandemic! también es reconocible como un libro de Zizek por su prosa, repleta de referencias a la cultura pop y a la filosofía, dispuestas junto a chascarrillos personales a menudo cómicos. "En mi juventud, en la Yugoslavia socialista, empezó a correr un rumor que decía que no había reservas de papel higiénico. Las autoridades respondieron: hay papel higiénico suficiente. Sorprendentemente, la población lo creyó. Sin embargo, un consumidor medio razonaba de esta manera: 'Sé que el rumor es falso, sé que hay papel higiénico suficiente, pero, qué pasa si el resto de la gente cree que no hay reservas y se lanza a por el papel de las tiendas y causa una carestía... Mejor voy a comprar papel".


 
¿Tiene porvenir el socialismo? ( Mario Bunge, 2015)

¿Tiene porvenir el socialismo?



Sipnosis
Es el socialismo un objetivo posible para la humanidad o, tal vez, es el siguiente paso objetivo de la evolución histórica o un ensueño idealista? Esta vieja discusión, aún no resuelta, es la que intenta saldar este libro. La actual crisis mundial y las ineficaces respuestas planteadas parecen indicar que vivimos un fin de época: la transición entre una forma de producir, intercambiar y repartir; y la llegada de una nueva cultura que debe concretar su forma y desarrollarse. Es en este contexto donde el socialismo tiene aún mucho que decir. Los reiterados fracasos del liberalismo y la crisis del populismo parecen despejar el camino de la alternativa socialista. Ante esta oportunidad histórica, el debate vuelve a abrirse. El socialismo, además de una teoría, tiene una historia política concreta, de éxitos y fracasos. Los autores han procurado mostrarlo a través de una variedad de matices teóricos y experiencias concretas. Todos ellos aspiran a que el libro potencie el debate entre estudio-sos de lo social y sobre todo entre aquellos ciudadanos que se aferran a buscar nuevas soluciones a problemas históricos. Para los autores la elaboración de una propuesta socialista democrática es la solución
 
Racionalidad y realismo ( Mario Bunge, 1988)


9788420624457: Racionalidad y realismo - AbeBooks - Mario Bunge ...



Sipnosis
Este libro propugna la racionalidad pero no el realismo tradicional o idealista que proclamaba la omnipotencia y suficiencia de la razón… Esta racionalidad es global: no se limita a las operaciones conceptuales sino que también abarca las empíricas así coo la evaluación

La tesis de que el mundo exterior existe independientemente de nuestra percepción y nuestra ideación, y que es cognoscible y transformable al menos parcialmente. En este libro se propugna una variedad especial de realismo: el científico, según el cual la ciencia puede darnos la mejor representación de la realidad … A diferencia del realista ingenuo, el realista científico admite la necesidad de inventar abstracciones y adoptar convenciones, así como de sujetar la experiencia y la acción al control teórico.
 
EPISTEMOLOGÍA ( Mario Bunge, 1980)


EPISTEMOLOGÍA



SIPNOSIS
EL PRESENTE LIBRO ES UN CURSO DE ACTUALIZACIÓN DE FILOSOFÍA DE LA CIENCIA. SU AUTOR, EL DOCTOR MARIO BUNGE, PROFESOR EN LA MCGILL UNIVERSITY, DE MONTREAL, EXPONE ALGUNOS DE LOS PROBLEMAS MÁS CANDENTES DE LA FILOSOFÍA DE LAS CIENCIAS FORMALES, NATURALES Y SOCIALES, ASÍ COMO DE LA INGENIERÍA Y LA MEDICINA. EL LIBRO ES, PUES, DE INTERÉS TANTO PARA EL ESTUDIOSO DE LA FILOSOFÍA COMO PARA EL INVESTIGADOR CIENTÍFICO, EL TÉCNICO Y EL MÉDICO. PRODUCTO DE LECCIONES IMPARTIDAS EN UNIVERSIDADES MEXICANAS, ESTE LIBRO ESTÁ ESPECIALMENTE DIRIGIDO AL PÚBLICO HISPANOAMERICANO. ADEMÁS, ES EL PRIMER LIBRO QUE EL DOCTOR BUNGE ESCRIBE EN CASTELLANO DESDE HACE DOS DÉCADAS. EL LIBRO ESTÁ DIVIDIDO EN OCHO PARTES. LA PRIMERA TRATA DE LAS CARACTERÍSTICAS DE LA EPISTEMOLOGÍA ACTUAL Y PRESENTA UNA NUEVA CONCEPCIÓN DE LA MISMA QUE, LEJOS DE REDUCIRLA A UNA RAMA DE LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO, ABARCA SECTORES DE LA SEMÁNTICA, LA ONTOLOGÍA, LA AXIOLOGÍA, LA ÉTICA Y OTRAS RAMAS DE LA FILOSOFÍA. LA SEGUNDA PARTE ESTÁ DEDICADA A LA FILOSOFÍA DE LAS CIENCIAS FORMALES; EN ELLA SE EXPONE UNA NUEVA CONCEPCIÓN DE LA NATURALEZA DE LOS OBJETOS CONCEPTUALES.

LA TERCERA PARTE, QUE VERSA SOBRE FILOSOFÍA DE LA FÍSICA, DISCUTE EL SENTIDO Y LA REFERENCIA DE LAS TEORÍAS FÍSICAS, Y FORMULA UNA INTERPRETACIÓN REALISTA DE LA MECÁNICA CUÁNTICA. LA CUARTA PARTE ESTÁ DEDICADA A LA BIOFILOSOFÍA. EN ELLA EL AUTOR EXPONE SU CONCEPTO DE ORGANISMO COMO SISTEMA FÍSICO-QUÍMICO DOTADO DE LEYES PROPIAS O EMERGENTES; TAMBIÉN CRITICA DIVERSAS IDEAS DE BIÓLOGOS Y BIOFILÓSOFOS CONTEMPORÁNEOS, EN PARTICULAR EL MECANICISMO Y EL FINALISMO. LA QUINTA PARTE TRATA DE PROBLEMAS DE LA FILOSOFÍA DE LO MENTAL Y DE LA PSICOLOGÍA. EN ELLA EL AUTOR CRITICA EN PARTICULAR TANTO EL MENTALISMO COMO EL CONDUCTISMO, Y DEFIENDE SU PREFERENCIA POR LA PSICOBIOLOGÍA, AL TIEMPO QUE PROPONE UN NUEVO MODO DE CONSTRUIR TEORÍAS DE LO MENTAL. LA SEXTA PARTE, DEDICADA A LA FILOSOFÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES, TRATA ENTRE OTRAS LA CUESTIÓN DE LA IDEOLOGÍA Y EL ENFOQUE SISTÉMICO DE LO SOCIAL, QUE SEGÚN EL AUTOR SUPERA TANTO AL INDIVIDUALISMO COMO AL GLOBALISMO. LA SÉPTIMA PARTE TRATA DE UNA DISCIPLINA EN LA QUE EL DOCTOR BUNGE ES UN RECONOCIDO PIONERO, A SABER, LA FILOSOFÍA DE LA TECNOLOGÍA. EN ELLA EXPONE UN PROGRAMA DE TRABAJO PARA ESTA NOVÍSIMA RAMA DE LA FILOSOFÍA, ASÍ COMO NUEVAS IDEAS SOBRE LA IATROFILOSOFÍA, EN PARTICULAR EL CONCEPTO DE ENFERMEDAD. LA OCTAVA PARTE TRATA DE POLÍTICAS CIENTÍFICAS PARA LOS PAÍSES EN DESARROLLO, ASÍ COMO DE LA MEJOR MANERA DE CONVERTIRSE EN EPISTEMÓLOGO PROFESIONAL.
 
La hora de la filosofía
Las preguntas que despierta el coronavirus son innumerables. El pensamiento tiene el deber de formularlas para la que la ciencia las pueda investigar



Una mujer protegida por una mascarilla conduce una moto en Wuhan (China).


Una mujer protegida por una mascarilla conduce una moto en Wuhan (China). NOEL CELIS/AFP



JUAN ARNAU NAVARRO

1 ABR 2020

En un artículo reciente publicado en EL PAÍS, Juan Luis Cebrián reclama que, tras los estragos de la pandemia (y por mucho que protesten los populistas), será “la hora de los filósofos”. A continuación citaba a un profesor italiano que llamaba a erigir un “constitucionalismo planetario”, una conciencia general de nuestro destino común y un sistema que garantice nuestros derechos como especie. La llamada a la uniformidad, a cerrar filas, clásica ante las grandes amenazas, no se ha hecho esperar. El cine y la literatura la avanzaron. Ante el ataque de los extraterrestres, los enemigos históricos se transforman en aliados. Aunque, paradójicamente, la amenaza del virus ha hecho que los países cierren fronteras y expulsen a los extranjeros. Cualquier excusa es buena para el nacionalismo.

En otra línea, que corre en paralelo a la anterior, Muñoz Molina celebraba la llegada de la hora de los expertos, del reconocimiento “del conocimiento sólido y preciso” y de que, en medio del barullo de la opinión, se escuchara la voz de profesionales cualificados, como si ese conocimiento fuera uno y uniforme, como si hubiera una lectura científica unificada de lo que está ocurriendo. Ambas propuestas tienden a la generalización de las conductas y las reacciones, a cierta “uniformización” del pensamiento, como decía Hannah Arendt. Una amenaza única, una reacción única. Este modo de pensar, útil en las ciencias que recurren con frecuencia a abstracciones y generalizaciones, es el caballo de batalla contra el que ha luchado la antropología y el pluralismo epistemológico.

En una tercera línea, afín a las anteriores, Byung-Chul Han, filósofo surcoreano afincado en Berlín, explica por qué los países asiáticos están gestionando mejor la crisis. La herencia confuciana de Japón, Corea, China y Hong Kong, hace que la ciudadanía tienda a respetar más la autoridad y sea más obediente que en Europa. Para Han esa reacción eficaz se debe además a la tecnología, la multitud de cámaras que registran lo que sucede en las calles y el uso del big data. La propuesta del surcoreano es la menos filosófica de todas y se muestra tan inane como la de Yuval Noah Harari. De nuevo es una agente externo, en este caso tecnológico, el que nos sacará las castañas del fuego. La interpretación de Zizek de que el virus asestará el golpe definitivo al capitalismo parece una broma. El virus no hará la revolución, pero debería al menos restringir radicalmente la lógica capitalista de la aceleración productiva.

Los sueños van por delante. El culto a lo viral se ha convertido en una macabra realidad. El COVID-19 no sólo está poniendo a prueba el capitalismo moderno (suicida, parcheado, invertido, deficiente, huyendo continuamente hacia adelante), también está cuestionando nuestra forma de vida y valores. Cuando el terrible terremoto que asoló Lisboa en 1755, con los cadáveres todavía frescos, Rousseau lamentaba el espíritu de colmena que lleva a los hombres a vivir hacinados en ciudades, en altos apartamentos lejos de suelo. Hoy se podría plantear algo parecido. ¿Son excesivos los niveles de tráfico aéreo? ¿No habría que poner freno al turismo depredador que ya no contempla el arte o el paisaje, sino el modo efectivo de hacer una instantánea para subirla a las redes? ¿Es lícito que dejemos a los ancianos arrumbados en residencias? ¿Es necesario prolongar la vida hasta límites inhumanos? Nuestro planeta ya ha dado muestras de no soportar la lógica acelerada del mercado global. Sabemos que no todas las familias pueden tener el número de automóviles que tiene las familias alemanas, pero hacemos como si no lo supiéramos.

Probablemente nunca lleguemos a conocer cuál fue el origen del patógeno, si tuvo un origen natural, si escapó accidentalmente de un laboratorio, si lo difundió una mano negra ansiosa de acelerar la selección natural o si es consecuencia de la excesiva exposición de los seres vivos a campos electromagnéticos (Wuhan es uno de los centros de la tecnología 5G). Pero hay un aspecto de la pandemia que sí es posible asumir. A todos nos han dicho en alguna ocasión en tono admonitorio: “confundes la causa con la circunstancia”. Eso es precisamente lo que hicieron, de modo consciente, algunos pensadores budistas. Difuminar el concepto de causa en el de circunstancia, algo que hace de continuo la física-matemática. En general, las ecuaciones no distinguen entre causa y efecto. Mantienen un sano escepticismo sobre quién golpeó y quién recibió el golpe. Matemáticamente, la gallina y el huevo son intercambiables y la flecha del tiempo desaparece. La circunstancia difumina el protagonismo de la causa. Cuando las causas se multiplican, pasamos a hablar de circunstancias. Algunos filósofos budistas llegaron al extremo de afirmar que nada es causa de nada, que sólo hay circunstancia. El problema estaría entonces en nuestra circunstancia actual a nivel global, dado que el virus participa de esa globalidad tan buscada.

En este punto no está de más recordar que, sin un sentimiento de pertenencia al orden natural, la ciencia desvaría. Hace ya mucho tiempo que la naturaleza ha dejado de ser la madre bienhechora que nos acoge en su seno para convertirse en enemiga. “Torturar a la naturaleza hasta que escupa sus secretos”, decía Bacon. Ese sentimiento hostil del hombre hacia la naturaleza es antiguo y no sólo ha creado un delirio ontológico, afianzando la soledad de nuestra especie, sino que ha desatado la indiferencia hacia el planeta. La ciencia del futuro tendrá que tener en cuenta esta circunstancia. A nivel personal, creo que la mejor recomendación es dejar de pensar en el virus y seguir trabajando. El miedo baja las defensas y en este sentido el atracón de informativos no es inocuo y da cuerda a la enfermedad. La cultura mental en este punto es decisiva. La vida y la muerte pueden decidirse en el ámbito de la imaginación.

David Hume decía que la filosofía era la costumbre de alimentar un humor inquisitivo que nunca quedará satisfecho. Se me ocurren muchas preguntas y me gustaría dejar constancia de algunas. ¿Por qué este virus tiene un comportamiento poliédrico? En la ecuación del virus, el comportamiento de éste no depende exclusivamente de sí mismo, sino que las condiciones de contorno. Sabemos que un virus es una entidad fronteriza entre la vida y lo inerte. En cierto sentido es la presencia de la muerte en la vida. No tiene capacidad de reproducirse como la vida y, para hacerlo, entra en la célula como en una madre de alquiler y replica su ADN gracias a la maquinaria de la propia célula. Para atravesar la membrana celular requiere de cierta afinidad química. Al parecer el virus afecta a los mayores y respeta a los niños. ¿Detecta el cansancio celular? ¿Qué podemos aprender de esta circunstancia? Las preguntas son innumerables. La filosofía tiene el deber de ofrecerlas para la que la ciencia las investigue.

 
"Soporta y renuncia": consejos estoicos para sobrevivir a la cuarentena
Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, los filósofos más prominentes del estoicismo, recomiendan algunos consejos para sobrevivir lo mejor posible al confinamiento



Foto: 'Marco Aurelio distribuyendo pan al pueblo', de Joseph Marie Vien.


'Marco Aurelio distribuyendo pan al pueblo', de Joseph Marie Vien.



AUTOR
MARTA MEDINA
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@MartaMedinadelV
06/04/2020




Miles de millones de personas en todos el mundo encerradas en sus casas bajo el estado de alarma. Más de un millón de infectados diagnosticados. Más de 52.000 fallecidos. La economía paralizada. En apenas cuatro meses, la epidemia de coronavirus ha cambiado el modo de vida de nuestra sociedad. Primero fue salvarse del contagio. Semanas después, evitar que el confinamiento hiciera decaer el ánimo. Ahora, evitar el colapso de la economía e intentar llegar de la mejor manera posible al final del túnel: Pedro Sánchezprevé que el encierro pueda extenderse hasta el 26 de abril. En un panorama de incertidumbre y pesimismo, ¿qué mejor momento que esta cuarentena impuesta por el Covid-19 para recuperar el pensamiento de la escuela fundada por Zenón de Citio en la Grecia de finales del siglo IV antes de Cristo?

La escuela estoica, que tiene como grandes exponentes a Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, cultivó una de las corrientes filosóficas más influyentes de la historia. Su doctrina es la que mejor se acerca al dicho de "tomarse las cosas con filosofía". Por eso, en El Confidencial hemos recuperado algunos de sus preceptos más importantes aplicables al contexto actual. Los estoicos propusieron aceptar las cosas que vienen como inexorables, con lo cual se elimina la angustia. Spinoza, que no era un estoico sino un racionalista, defendió que la libertad es la aceptación de la determinación.



'Séneca, después de abrirse las venas se mete en un baño...', de Manuel Domínguez Sánchez. (Museo del Prado)


'Séneca, después de abrirse las venas se mete en un baño...', de Manuel Domínguez Sánchez. (Museo del Prado)



La felicidad, para los estoicos, radica en la imperturbabilidad y la despreocupación. En la ataraxia, en definitiva. Una indiferencia a la que se llega después de haberse desprendido de las pasiones. La razón del universo no depende del hombre y existen situaciones que escapan totalmente de nuestro control: "soporta y renuncia", fue el leitmotiv de los estoicos latinos. Para ello se utiliza la imagen de un perro atado a una carreta: el can puede seguir el ritmo impuesto por la carreta, el destino natural, o puede intentar zafarse de él tirando en otra dirección. Seguir el camino de la carreta está fuera de su control. Lo que está en sus manos —o en sus pezuñas—, es sufrir intentando escaparse fútilmente de la carreta o seguir la ruta impuesta con resignación. Al menos, el libre albedrío se encuentra en la decisión sobre la holgura con la que el perro seguirá el camino forzoso.

Un can puede seguir el ritmo impuesto por la carreta a la que está atado o puede intentar zafarse de él tirando en otra dirección


"El hombre feliz es aquel para el que nada es bueno ni malo", dejó escrito Séneca en 'De vita beata (Sobre la felicidad)', "sino un alma buena o mala, que practica el bien, que se contenta con la virtud, que no se deja elevar ni abatir por la fortuna, que no conoce bien mayor que el que puede darse a sí mismo, para quien el verdadero placer será el desprecio de los placeres". De esta forma, Séneca recomienda abstenerse de los placeres, de pensar en lo que tuvimos en el lo que tendremos. Los placeres tienen que amenizar la vida, pero no controlarla. "Aceptemos con buen ánimo todo lo que se ha de padecer por la constitución del universo; estamos sujetos a la obligación de soportar las condiciones de la vida mortal y no perturbarnos por lo que no está en nuestro poder evitar". Séneca acabó suicidándose, pero fue una muerte forzada por la persecución que inició Nerón contra él y algunos próceres de su época.

Para Epicteto, estoico profundamente religioso, es necesario saber distinguir qué depende de nuestra voluntad y qué es superior a ella. Los sentimientos y las pasiones pertenecen a la primera. Pero la felicidad, la salud y la muerte escapan al poder del hombre. "Acusar a los demás de los infortunios propios es un signo de falta de educación. Acusarse a uno mismo demuestra que la educación ha comenzado", también dijo. En el contexto actual del coronavirus, la enseñanza de Epicteto sirve para concienciarnos de que si a pesar de la consigna racional de la necesidad de quedarse en casa, de no salir a menos que sea estrictamente necesario, si enfermamos, habremos comprado más papeletas para empeorar nuestra salud, y eso es fundamentalmente culpa del individuo, no de agentes externos.



Busto de Marco Aurelio.


Busto de Marco Aurelio.


Marco Aurelio, por su parte, escribió en sus 'Meditaciones': "Tú tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Date cuenta de esto, y encontrarás la fuerza". El miedo a la enfermedad y a la muerte es racional y está profundamente instalado en la sociedad actual. Pero si dejamos que la mente se deje arrastrar por el miedo, viviremos de una manera mucho más infeliz de lo que podríamos a pesar de las circunstancias. Marco Aurelio escribió las 'Meditaciones' como reflexiones personales sin ánimo de ser publicadas. Y en ellas, propone dedicarse al conocimiento de uno mismo y del universo, pues el conocimiento del universo es el camino para conocerse a uno mismo. En estos días de cuarentena, hay que aprovechar el tiempo —mucho o poco, depende de cada caso en concreto—, para leer todos aquellos libros pendientes, para informarse mejor, para reflexionar sobre uno mismo en una vida que hasta ahora se había dejado arrastrar por la urgencia y la inmediatez. Otra cosa es aquellos profesionales en primera línea de la contención del virus o del descalabro económico. A ellos poco tiempo libre les quedará.

Marco Aurelio: "Tú tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Date cuenta de esto, y encontrarás la fuerza"


El estoico tiene como finalidad última no ya la felicidad, sino la práctica del bien, llegar de la forma más aproximada posible a la virtud. No se debe aspirar a la felicidad, sino a hacer el bien. La virtud es el bien ulterior que debe ser perseguido por sí mismo, sin buscar una recompensa como la fama, el poder o la riqueza.

Y como último consejo estoico: en una época en la que no existían las bragas ni los slips, solo las túnicas, podemos extrapolar que lo mejor para ser un buen estoico es usar ropa cómoda para pasar el confinamiento.

 
Immanuel Kant (1724-1804)


Immanuel Kant (1724–1804) - The Dialogues - Medium



Uno de los principales exponentes tanto del empirismo como del racionalismo, sostiene que el conocimiento se compone no sólo de razón sino también de experiencia. Trataba de encontrar la relación entre la naturaleza y el espíritu y descubrir los principios de la acción y del libre albedrío.

Para Kant, las formas primarias de la sensibilidad son el espacio y el tiempo, y son las categorías podemos hacer inteligible la realidad. Para alcanzar esta inteligibilidad y dar uso a las cosas del mundo debemos adaptarlas, por lo que finalmente no podemos conocerlas tal y como son, sino en su versión manipulada por nosotros mismos. Para este filósofo, lo que existe más allá de la percepción humana, el llamado noúmeno, no puede ser conocido a la perfección.


Citas de Kant


¡Atrévete a pensar!»(Sapere Aude).

«Vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros.»

«Conceptos sin intuiciones son vacíos, intuiciones sin conceptos son ciegas.»

«De dónde viene el ser humano todos lo sabemos, a donde quiere llegar pocos lo conocen.»

«El derecho es el conjunto de condiciones que permiten a la libertad de cada uno acomodarse a la libertad de todos.»

«La libertad es aquella facultad que aumenta la utilidad de todas las demás facultades.»

«El ser humano, considerado como persona, está situado por encima de cualquier precio, porque, como tal, no puede valorarse solo como medio para fines ajenos, incluso para sus propios fines, sino como fin en sí mismo; es decir, posee una dignidad (un valor interno absoluto), gracias a la cual infunde respeto a todos los demás seres racionales del mundo, puede medirse con cualquier otro de esta clase y valorarse en pie de igualdad.»

«La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación.»

«Se puede enseñar filosofía, pero no a filosofar, ya que ésta es una actividad libre de la razón sobre las profundidades del conocimiento del Ser, del ente y de las cosas.»

«El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca.»
 
Esperando la gran novela sobre el coronavirus
Slavoj Zizek y Paolo Giordano ya han publicado sus libros sobre la pandemia. La literatura de urgencia tiene mala reputación, pero obras de Sciascia o Chaves Nogales demuestran que la crítica es infundada

JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS
3 ABR 2020



El filósofo esloveno Slavoj Zizek.


El filósofo esloveno Slavoj Zizek. CORDON PRESS


La literatura de urgencia tiene tan mala reputación como la comida rápida. Hay, sin embargo, autores que, a lo largo de la historia, se han saltado la prescripción de esperar a que se enfríen las emociones antes de sentarse a escribir. Estos días, al lado del urgentísimo Decamerón, se ha vuelto un lugar común relacionar el Diario del año de la peste, de Daniel Defoe, con el coronavirus, pero la palabra diario confunde: entre la aparición de la narración (1722) y los supuestos hechos narrados (ocurridos en 1665) había pasado más de medio siglo. El propio Defoe había utilizado en 1719 el abandono que Alexander Selkrik padeció entre 1704 y 1708 en una isla chilena para escribir la obra fundacional de la novela inglesa moderna: Robinson Crusoe.

El siglo XX se saltó todos los plazos, pero algunos resultados merecieron la pena. Así, la Guerra Civil produjo obras maestras al esprint como los cuentos de A sangre y fuego (1937), de Manuel Chaves Nogales, o los poemas de España, aparta de mí este cáliz (1939), de César Vallejo, impresos en “papel de pobres” (hecho de trapos) en la Abadía de Montserrat durante la contienda. Pocos, sin embargo, reaccionaron tan rápido a un acontecimiento como Leonardo Sciascia. Las Brigadas Rojas secuestraron al presidente de la Democracia Cristiana en marzo de 1978, lo asesinaron en mayo y él escribió las 200 páginas de su antológico El caso Moro tres meses después. También Rafael Sánchez Ferlosio, cuya obra ensayística nació en su mayoría de la lectura de los periódicos, utilizó el accidente del Challenger de enero de 1986 para rematar sus reflexiones sobre el progreso en Mientras no cambien los dioses nada habrá cambiado, publicado en otoño de ese mismo año.

Esperando la gran novela sobre el coronavirus



El siglo XXI es un caso aparte. Según el registro bibliográfico Books in Print, en el lustro que siguió a los ataques del 11 de septiembre de 2001 se publicaron más de mil títulos de no-ficción sobre ese acontecimiento y cerca de 30 novelas, algunas de ellas firmadas por Don Delillo (El hombre del salto), John Updike (Terrorista) o Jonathan Safran Foer (Tan fuerte, tan cerca). Tres años más tarde, los atentados del 11 de marzo en Madrid tuvieron -con Luis Mateo Díez, Blanca Riestra o Adolfo García Ortega- su propio eco novelístico local.

Si en 2008 la desgracia de muchos en forma de crisis devolvió el prestigio a la literatura social -con Rafael Chirbes, Pablo Gutiérrez o Cristina Fallarás-, en 2014 el protagonismo fue para un solo hombre: Dominique Strauss-Kahn, que había dimitido como presidente del FMI ante las continuas demandas por acoso sexual. En 2016 Le Figaro hizo el recuento de los libros sobre el caso: salía medio centenar. Por su parte, el incendio de Notre-Dame de hace un año irrumpió rápidamente en la obra de autores tan diferentes como Ken Follett y Elizabeth Duval.

En España, la cuota monográfica de novedades la ocupaba el procésindependentista catalán hasta que la Covid-19 cerró editoriales y librerías. No resulta muy aventurado imaginar que el confinamiento mundial producirá una avalancha de títulos como para llenar varias historias de la literatura. Sin contar con lo que lleven ya meses escribiendo en Asia o con reediciones exprés como la de Pandemia: virus y miedo -de la argentina Mónica Müller en Paidós-, los europeos más madrugadores ya han llegado. Paolo Giordano publicó la semana pasada en edición digital y en castellano y catalán En tiempos de contagio / En el contagi (Salamandra / Edicions 62). El libro del autor de La soledad de los números primos, físico y novelista, tiene el valor añadido de proceder de uno de los países más afectados por la pandemia: Italia. En él se mezcla el testimonio personal -una última cena con amigos que minimizan lo que se viene encima- con las reflexiones sobre el futuro inmediato. “Cuando cursaba la enseñanza secundaria”, cuenta, “hubo varias manifestaciones contra la globalización. Sólo participé una vez, y me llevé una gran desilusión porque no entendía cuál era exactamente nuestra queja: todo era demasiado abstracto, demasiado genérico. A decir verdad, la globalización incluso me gustaba: prometía buena música y fantásticos viajes. Aún hoy, la palabra globalización me desorienta por imprecisa y proteica, pero adivino sus contornos por sus efectos colaterales. Por ejemplo, una pandemia. Por ejemplo, esta nueva responsabilidad compartida a la que nadie puede sustraerse”.



Esperando la gran novela sobre el coronavirus



Otro de los esprínters ha sido el eléctrico Slavoj Zizek, que acaba de lanzar en inglés Pandemic (OR Books), un ensayo cuyos derechos de autor ha cedido a Médicos sin Fronteras. En sus cien páginas, el filósofo esloveno plantea la posibilidad de que imaginar el fin del capitalismo deje de ser más difícil que imaginar el fin del mundo. La Covid-19 puede triunfar donde fracasaron Marx, Lenin y los teólogos de la liberación. En su opinión, el dilema es: o un comunismo reinventado o la barbarie. “No soy utópico, no apelo a la solidaridad entre los pueblos”, escribe. “Al contrario, creo que la actual crisis demuestra que la solidaridad y la cooperación responden al instinto de supervivencia de cada uno, y que es la única respuesta racional y egoísta que existe. No sólo para el coronavirus”.

A falta de que reabran las librerías y de que asistamos al lanzamiento de la gran novela sobre el coronavirus, Internet se ha llenado de testimonios de escritores que narran su encierro. En Portugal, Gonçalo Tavares lo hace a diario en las páginas de Expresso mientras en Francia, Leila Slimani hace lo propio en las de Le Monde y Marie Darrieussecq en las de Le Point. El carácter amable de sus entradas ha producido una tormenta de reproches y parodias hasta el punto de calificar a la primera -premio Goncourt en 2016 por Canción dulce- de “Maria Antonieta del confinamiento”. La crítica no hace cuarentena.

Por su parte, la sección de Sociedad de EL PAÍS publica a diario una crónica de autor sobre el confinamiento -de Soledad Puértolas a Luis Landero pasando por María Fernanda Ampuero- además de la serie Vieja, amortizada y en casa, de Maruja Torres. Mientras, la sección de Cultura aloja la berlanguiana novela por entregas de Antonio Orejudo La casa de los Peláez. En Babelia, por su parte, pueden leerse las reflexiones de, entre otros, Richard Ford, Yan Lianke, Antonio Muñoz Molina o Siri Hustvedt. Como la peste, la sífilis o el sida, el coronavirus será un día un género literario. Y ojalá nada más que eso.

 
Carolin Emcke: “La pandemia es una tentación autoritaria que invita a la represión”
La filósofa alemana, que pasa el confinamiento en Berlín, se muestra conmovida: “Las imágenes de Madrid o de los campos de refugiados en las islas griegas me resultan insoportables”

JUAN CRUZ
Madrid -
20 ABR 2020


Carolin Emcke, en Barcelona en 2019.


Carolin Emcke, en Barcelona en 2019.CONSUELO BAUTISTA



Carolin Emcke (Alemania, 1967) es una de las intelectuales europeas que de manera más persuasiva ha combatido los tópicos populistas que quieren dominar el mundo. Por ello fue distinguida con el premio de la Paz de la Feria del Libro de Fráncfort. Contra el odio (Taurus, 2017) y Modos del deseo (Tres puntos, 2018), son dos de sus libros editados en España. El primero es una reivindicación humana y filosófica contra la tentación autoritaria que se sirve de viejas banderas racistas y patrióticas. Uno de sus temores es que la presente pandemia avive ese rescoldo de odio. Ella vive en Berlín. Esta entrevista para EL PAÍS se hizo por correo electrónico

Pregunta. ¿Cómo piensa que un momento así afecte a la convivencia en los respectivos países y en el mundo?

Respuesta.
Es demasiado pronto para hacer pronósticos. Todo es demasiado frágil, demasiado dinámico y, por cierto, demasiado asincrónico. Por más que sea una crisis global, su impacto no afecta a todos de la misma manera. La pandemia es una tentación autoritaria que invita a la represión, a la vigilancia totalitaria basada en datos digitales, a la regresión nacionalista. O al cálculo darwinista que le pone precio a la pérdida de los cuerpos más viejos, más débiles, menos entrenados. Va a resultar decisivo poder demostrar que las sociedades que menos dañadas salen de la crisis sean aquellas que cuentan con un sistema de salud pública, aquellas cuyas infraestructuras sociales no han sido privatizadas y erosionadas por completo, poder probar que serán la solidaridad y el cuidado mutuo los que triunfen sobre el virus y no el estado de excepción y la privación de la libertad...

P. ¿Usted hubiera imaginado un drama como este? ¿Cómo le está afectando a usted misma? ¿Cómo está viviendo las normas dictadas en su país para preservar la salud?

R.
Vivir este momento en Berlín me da humildad, pero también pudor: a día de hoy, en Berlín tenemos 50 muertos por el virus, en Nueva York van por 10.000. Las imágenes de Madrid o de los campos de refugiados en las islas griegas me resultan prácticamente insoportables. No veo cómo vamos a poder pagar la deuda moral y política que estamos asumiendo como alemanes, como europeos, por no reaccionar con la necesaria solidaridad, con la necesaria humanidad. Implementar de mala gana una serie de instrumentos financieros para los países del sur en lugar de lanzar coronabonos para Europa me parece una necedad mezquina e imperdonable. Y eso solo hablando del contexto europeo.


“Va a resultar decisivo poder demostrar que las sociedades que menos dañadas salen de la crisis sean aquellas que cuentan con un sistema de salud pública, aquellas cuyas infraestructuras sociales no han sido privatizadas y erosionadas por completo”



P. Ahora tenemos miedo frente a un virus que nadie ha sabido cómo atajar. ¿Cree que todo esto causará aún más odio del que ya percibimos, al otro, al diferente, al que viene de fuera?

R.
Es natural que la pandemia cause miedo y espanto. Miedo a enfermarse, a morir solo, a no poder acompañar a los seres queridos, a no poder despedirse, miedo a las penurias, a perder el trabajo, miedo al quebranto existencial. Pero la pérdida de soberanía no se compensa con la estigmatización o humillación de los otros. Como si la impotencia se sintiera menos si se maltrata a los marginalizados o a la propia pareja. No es solo la xenofobia a lo que se recurre como compensación de la inseguridad individual o social, también se potencia la misoginia, la violencia contra las mujeres.

P. Usted ha trabajado sobre el odio y sobre el deseo. Una situación así introduce en su vida nuevas preguntas. ¿Cuál es ahora su principal inquietud, como ciudadana, como intelectual?

R.
Mi mayor inquietud es que no aprendamos nada de la crisis, cuando esta nos está demostrando como si fuera un medio de contraste inyectado en un cuerpo cuáles son los males que afectan a nuestra sociedad. Ha quedado a la vista que no se puede negar la realidad, que hay límites a la manipulación del discurso, al delirio narcisista, a la mentira política. Nadie es invulnerable, nadie es intocable, aunque Trump o Putin quieran negarlo. A los populistas, se les está volviendo en contra su hostilidad contra las ciencias, y lamentablemente, el precio lo pagan sus electorados. Está quedando a la vista también que el Estado no puede retraerse infinitamente de su responsabilidad, que hacen falta infraestructuras públicas, bienes públicos, una orientación hacia el bien común. Y, por cierto, también un periodismo serio e independiente. Me preocupa sobre todo que el aprendizaje que estamos haciendo, doloroso y amargo, caiga en el olvido cuando todo haya pasado. Que reconstruyamos nuestras sociedades con las mismas injusticias, la misma inestabilidad.

P. Algo que también alerta a intelectuales y políticos es el peligro de que los derechos civiles sean lesionados o puestos en cuestión por medidas radicales en contra del virus. ¿Tiene usted el mismo temor?

R.
Sí. Es una cuestión extremadamente sensible y de riesgo: que la epidemia sea instrumentalizada para justificar las ambiciones autoritarias. Viktor Orbán acaba de demostrarlo en Europa: prácticamente ha anulado el estado de derecho en Hungría, puede prorrogar infinitamente el estado de excepción, ha transformado el Parlamento en un accesorio decorativo. Tenemos que estar extremadamente atentos para impedir que en Europa se establezcan a largo plazo métodos totalitarios de extracción de datos, de vigilancia digital, de represión. No es lo mismo desarrollar aplicaciones basadas en perfiles anónimos de movimiento que permitan detectar los patrones del contagio, como se está pensando ahora para contener la epidemia, y otra cosa muy distinta que las autoridades estatales accedan a datos personalizados de los ciudadanos para perseguirlos. Está claro que el virus va a costarle mucho a nuestras sociedades, entre otras cosas a limitar nuestra libertad de movimiento, pero tenemos que exigirles a nuestros Gobiernos que las decisiones sanitarias sean tomadas de modo transparente, explicando sus fundamentos, y que las restricciones sean temporales, para que no se vuelvan coartadas para la vigilancia y la represión.


MENTIRAS PARA SUBVERTIR LA DEMOCRACIA
Emcke advierte: “Esta epidemia permite agitar el odio al otro, pero todo está ligado de manera global. Y, sin embargo, en los medios sociales vuelven a circular viejas teorías conspirativas, infundios que identifican supuestos culpables a los que marginalizar, mentiras. Tranquiliza ver cómo se han callado los populistas de derecha, que viven inventando supuestas amenazas a la nación, pero que son incapaces de enfrentarse a una real. Lo que quieren es dividir y subvertir la democracia. No les interesa salvar vidas, no reconocen la dignidad humana, no valoran la vida, de viejos o de jóvenes, de blancos o de no blancos, de musulmanes, judíos, católicos, de los desocupados o de los que tienen trabajo, de los hetero o de los queer, vidas que cuentan todas por igual”.

 
Friedrich Nietzsche (1844-1900)


101 Friedrich Nietzsche Quotes on Love, Truth, and Morality ...



Friedrich Nietzsche (1844-1900) es considerado uno de los filósofos y pensadores occidentales más influyentes de su tiempo, donde destacaron sus obras del “Superhombre” y “Dios ha muerto”, teniendo siempre un sentido crítico hacia la religión y a su moralidad “esclavizadora”, como él mismo apuntaría.

Nietzsche fundamentó sus ideas hacia la crítica de la cultura occidental alemana, que en el S. XIX estaban sometidas por el cristianismo, acusando al racionalismo hegeliano y conservadurismo que ello comportaba, mermando así el desarrollo más emocional y placer terrenal en el conjunto de la sociedad.


Las frases más destacadas de Nietzsche

1. No que me hayas mentido, que ya no pueda creerte, eso me aterra

Así describía el autor su desconfianza hacia las personas que no eran sinceras.

2. El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo
Nunca hay que dejarse llevar por las tendencias o las presiones sociales. Si no hacer lo que uno cree conveniente.

3. Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos
Nietzsche era muy crítico con el comportamiento del ser humano y su condición bélica.

4. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado
Siempre se lucha contra todos y contra prejuicios a la hora de pensar diferente a los demás.

5. La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre
Friedrich era muy poco dado a la palabrería pseudocompasiva. Más bien era realista.

6. Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los "cómos"
A menudo el autor escirbía sobre cómo llevar una vida con sentido y plenamente feliz.

7. Sin música, la vida sería un error
Su pasión era la música y Wagner su influencia más directa en sus primeros años teóricos.

8. El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices
Como hemos mencionado anteriormente, Nietzsche tenía muy presente el tema de la felicidad en sus obras y pensamientos.

9. Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal
El ser humano está dispuesto a cualquier cosa a la hora de conquistar el amor.

10. La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio
Era un personaje directo, conciso y que huía de lo políticamente correcto. Hay que hablar alto y claro.

11. Los que más han amado al hombre le han hecho siempre el máximo daño
Una interpretación un tanto pesimista sobre el amor.

12. La independencia no es un derecho, es un privilegio que corresponde a una minoría
Siempre nos encontramos subyugados a los valores y tendencias de la sociedad en la que vivimos.

13. Cuando llegue el sufrimiento, míralo a la cara y enfréntate a él
Tenemos que ser capaces de enfrentarnos a las adversidades.

14. Buscar la felicidad en la fe es no querer buscar la verdad
La fe no es algo que se pueda medir ni responde a la verdad de las cosas.

15. En el amor siempre hay algo de locura, y en la locura siempre hay algo de razón
El amor no es algo irracional, como suele decirse.

16. Sólo cuando construimos el futuro tenemos derecho a juzgar el pasado
Tenemos que ser capaces de mirar hacia delante, siempre.

17. La mentira más común es aquella con la que las personas se engañan a sí mismas
Así de crítico se muestra Nietzsche con las personas que mienten.

18. ¿Es el hombre un fallo de Dios, o Dios un fallo del hombre?
Se niega la existencia de Dios por parte del autor con esta reflexión.

19. El amor no es ciego, sólo está cegado por la pasión que lleva dentro
El fuego y la emoción es lo que nos empuja a estar enamorados

20. El hombre fue quién creó a Dios a su imagen y semejanza
NIetzsche creía que Dios no es más que el reflejo del hombre, por querer dominar a las masas.

21. La intelectualidad se mide no por la inteligencia, sino por las dosis de humor que es capaz de utilizar
Aunque sufrió mucho en su vida, le daba mucha importancia al sentido humorístico.

22. Para llegar a ser sabio es preciso experimentar ciertas vivencias, a menudo peligrosas
Hay que enfrentarse a las situaciones que nos sean incómodas y salir de la zona del confort.

23. Lo que no me mata, me hará más fuerte
Ante cualquier adversidad superada, hay que seguir luchando.

24. Yo necesito compañeros vivos, no cadáveres con los que tenga que cargar
La importancia que tiene el estar rodeado de gente positiva e inquieta.

25. La mujer perfecta es un ser humano superior al mejor de los hombres
Friedrich describió así a la mujer ideal. Veneraba con asiduidad al figura femenina.

26. La vida es demasiado breve como para aburrirnos
Ante todo, positivismo y disfrute de la vida.

27. Estamos acostumbrados a la vida porque nos gusta el amor
Nietzsche justificaba así la existencia del ser humano.

28. La esperanza es un estimulante mucho más potente que la suerte
La fe mueve montañas, se suele decir. Y la esperanza forma parte de ello.

29. El hombre tiene más carácter cuando persigue su temperamento, su instinto
La sociedad nos educa y adoctrina para ser puramente racionales, dejando de lado nuestra pasiones humanas.

30. El s*x* no es más que una trampa de la naturaleza para no extinguirnos
Quizás por el poco éxito entre las mujeres, Nietzsche formuló esta reflexión.

31. El remordimiento es como un perro mordiendo una piedra: una estupidez
No hay que arrepentirse de nada en esta vida. Todo sucede por alguna razón.

32. Cualquier idealismo frente a la necesidad es un engaño
Friedrich era un ente enteramente realista, con sus dosis de pasión e imaginación.

33. Negar la existencia de Dios será la única salvación del mundo
Así creía el autor alemán que se solucionarían los problemas del mundo.

34. Dios está muerto, parece que lo asesinaron los hombres
Poca fe tenía el autor en la divinidad y su papel en la vida terrenal.

35. La edad de casarse siempre nos llega antes que el enamoramiento
A veces las personas se casan por presiones familiares y societales.

36. Sólo las preguntas con respuesta son las que llegamos a comprender
Sólo analizamos aquello que entendemos y obtenemos respuesta.

37. La guerra vuelve estúpido al vencedor y rencoroso al vencido
Las guerras no sirven más que para enemistar y alentar odio.

38. La política es el campo de trabajo de ciertas mentes mediocres
Así de crítico se mostraba con las ciencias políticas, ya que someten a las sociedades.

39. La política divide a las personas en dos grupos: los instrumentos y en segundo, los enemigos
Una vez más, crítica a la instrumentalización que hace el ser humano con la política.

40. Tenemos arte para no morir de la verdad
El arte es lo que permite tener una sociedad más liberada y expresiva.

41. Cuando se tiene muchas cosas que hacer, el día tiene 100 bolsillos
No hay que perder el tiempo, el día tiene muchas horas.

42. Mucho tienen que hacer los padres para justificar el tener hijos
Su padre murió a los 5 años, quizá ello le haya afectado al propinar tal testamento.

43. No existe nada más hipócrita que eliminar la hipocresía
La contradicción y la hipocresía forma parte de la sociedad humana.

44. El hombre es un ser que se considera amador por excelencia
Amar y ser amado, parece ser la fórmula para la existencia.

45. Sin arte la vida también sería un error
Otra afirmación en pro del arte como instrumento liberizador de las personas.

46. La boca puede mentir, pero la mueca del momento revela la verdad
Una frase para reflexionar sobre la mentira.

47. El matrimonio acaba muchas locuras cortas con una larga estupidez
Nietzsche reflexionaba constantemente sobre las relaciones amorosas.

48. El camino a todo lo grandioso pasa por guardar silencio
No hay que presumir de logros. Caminar con humildad siempre.

49. Creo firmemente que los animales ven en los hombres un ser igual a ellos
Nietzsche tenía curiosidad por el mundo animal y la naturaleza.

50. Una mala conciencia se cura fácilmente. La mala reputación no
Una metáfora que puede dejarnos pensando.

51. Las personas que brindan su plena confianza creen por ello tener derecho al de los demás
Una buena paradoja que presenta las relaciones de confianza.

52. Nadie aprende, ni tan siquiera se enseña a soportar a la soledad
La soledad como uno de los grandes problemas psicológicos.

53. Es la perseverancia la que hace grandes a los hombres, no la fuerza
El poder está en la mente, y no en lo físico.

54. Aquello que hacemos nunca es comprendido, sólo es acogido por elogios o crítica
¿De qué sirve todo lo que realizamos?

55. Llegamos a amar nuestro deseo, y no el objeto del mismo
El hombre es tenaz sólo por conseguir lo que se propone, aunque no importe la finalidad.

56. La valía de un hombre se mide por la cuantía de soledad que aguanta
De nuevo, Nietzsche ve en la soledad una fortaleza mental.

57. La teoría de la reencarnación es el punto de partida de la historia del hombre
No creía en Dios, pero creía en la reencarnación.

58. Entre particulares la locura no es frecuente. Grupos, partidos y pueblos, es la norma
Una crítica más hacia los valores impuestos por el colectivo y la sociedad en general.

59. Sólo después de una ley instituida se podrá hablar de justicia o injusticia
No hay que juzgar las leyes antes de implementarlas.

60. Toda persona temerosa no sabe lo que es estar sola. Detrás de su sombra siempre hay un enemigo
La soledad como una manera de entender la buena conciencia de aquellos que la disfrutan.
 
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