Cuadernos de Filosofía

René Descartes ( Francia 1596 - 1650)



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René Descartes, también llamado Renatus Cartesius (en escritura latina) (La Haye en Touraine, 31 de marzo de 1596-Estocolmo, Suecia, 11 de febrero de 1650), fue un filósofo, matemático y físico francés, considerado como el padre de la geometría analítica y de la filosofía moderna, así como uno de los epígonos con luz propia en el umbral de la revolución científica.



El padre de la filósofia moderna


Al menos desde que Hegel escribió sus Lecciones de historia de la filosofía, en general se considera a Descartes como el padre de la filosofía moderna, independientemente de sus muy relevantes aportes a las matemáticas y la física. Este juicio se justifica, principalmente, por su decisión de rechazar las verdades recibidas, p. ej., de la escolástica, combatiendo activamente los prejuicios. Y también, por haber centrado su estudio en el propio problema del conocimiento, como un rodeo necesario para llegar a ver claro en otros temas de mayor importancia intrínseca: la moral, la medicina y la mecánica.

En esta prioridad que concede a los problemas epistemológicos, lo seguirán todos sus principales sucesores. Por otro lado, los principales filósofos que lo sucedieron estudiaron con profundo interés sus teorías, sea para desarrollar sus resultados o para objetarlo. Este es el caso de Pascal, Spinoza, Newton, Leibniz, Malebranche, Locke, Hume y Kant, cuando menos. Sin embargo, esta manera de juzgarlo no debe impedirnos valorar el conocimiento y los estrechos vínculos que este autor mantiene con los filósofos clásicos, principalmente con Platón y Aristóteles, pero también Cicerón y Sexto Empírico.20 Descartes aspira a «establecer algo firme y duradero en las ciencias». Con ese objeto, según la parte tercera del Discurso, por un lado él cree que en general conviene proponerse metas realistas y actuar resueltamente, pero prevé que en lo cotidiano, así sea provisionalmente, tendrá que adaptarse a su entorno, sin lo cual su vida se llenará de conflictos que lo privarán de las condiciones mínimas para investigar. Por otra parte, compara su situación a la de un caminante extraviado, y así concluye que en la investigación, libremente elegida, le conviene seguir un rumbo determinado. Esto implica atenerse a una regla relativamente fija, un método, sin abandonarla «por razones débiles»...



Obras

Aunque se conservan algunos apuntes de su juventud, la primera obra de Descartes fue Reglas para la dirección del espíritu, escrita en 1628, aunque quedó inconclusa, y que se publicó póstumamente en 1701. Luego Descartes escribió El mundo o tratado de la luz y El hombre, que retiró de la imprenta al enterarse de la condena de la Inquisición a Galileo en 1633, y que más tarde se publicaron a instancias de Gottfried Leibniz. En 1637 publicó el Discurso del método para dirigir bien la razón y hallar la verdad en las ciencias, seguido de tres ensayos científicos: La Geometría, Dióptrica y Los meteoros. Con estas obras, escritas en francés, Descartes acaba por presentarse ante el mundo erudito, aunque inicialmente intentó conservar el anonimato.

En 1641 publicó las Meditaciones metafísicas, acompañadas de un conjunto de Objeciones y respuestas que amplió y volvió a publicar en 1642. Hacia 1642 puede fecharse también el diálogo, obra póstuma, La búsqueda de la verdad mediante la razón natural.

En 1644 aparecen los Principios de filosofía, que Descartes idealmente habría planeado para la enseñanza. En 1648 Descartes le concede una entrevista a Frans Burman, un joven estudiante de teología, quien le hace interesantes preguntas sobre sus textos filosóficos. Burman registra detalladamente las respuestas de Descartes, y estas usualmente se consideran genuinas. En 1649 publicó un último tratado, Las pasiones del alma. Sin embargo, aún pudo diseñar para Cristina de Suecia el reglamento de una sociedad científica, cuyo único artículo es que el turno de la palabra corresponda rotativamente a cada uno de los miembros, en un orden arbitrario y fijo.

De Descartes también se conserva una copiosa correspondencia, que en gran parte canalizaba a través de su amigo Mersenne, así como algunos esbozos y opúsculos que dejó inéditos.


https://es.wikipedia.org/wiki/René_Descartes



“Daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro”.

“Sentir no es otra cosa que pensar”

“Pienso y dudo, luego existo”.

“Apenas hay algo dicho por uno cuyo opuesto no sea afirmado".

“Los malos libros provocan malas costumbres y las malas costumbres provocan buenos libros”.

“Dos cosas contribuyen a avanzar: ir más deprisa que los otros, o ir por el buen camino”.

“Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás”.


René Descartes










 

Principios de la Filosofía ( René Descartes)


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Principios de la Filosofía (en latín, Principia philosophiae: ) es un libro por René Descartes. En esencia es una síntesis del Discurso del Método y Meditaciones Metafísicas. Está escrito en latín, publicado en 1644 y dedicado a Isabel de Bohemia, con quien Descartes tuvo una amistad a larga distancia. La versión francesa (Les Principes de la Philosophie) se publicó en 1647. El libro principalmente pretendía reemplazar el modelo aristotélico entonces utilizado en universidades francesas y británicas. El trabajo proporciona una declaración sistemática de su metafísica y filosofía natural, y representa la primera explicación comprensible del universo mecanicista.

El libro está encuadernado con una segunda obra: Specimina philosophiae, que es una traducción del francés al latín, con revisiones, de otros escritos de Descartes, en particular Discours de la méthode (Discurso del método) de 1637.


Contenido
Descartes intentó exponer, en forma de libro de texto, todo un sistema de pensamiento acerca de la naturaleza de la materia, la naturaleza de la mente y la participación de Dios en la creación y en la puesta en marcha del universo.

El libro consta de cuatro partes:

Primera parte:
Se ocupa de la metafísica y de cuestiones como la cognición, las fuentes de conocimiento y de entendimiento humano, y la relación entre un Dios perfecto y omnisciente, y el error humano, tanto intelectual como moral. Su contenido puede ser resumido en:

  • Concepto de filosofía. La filosofía es el estudio de la sabiduría, entendido como la capacidad de conducir las actividades humanas; y también como el conocimiento perfecto de todas las cosas que un hombre puede saber para la dirección de su vida, mantenimiento de su salud, y conocimiento de las artes. Solo Dios es perfectamente sabio, y el hombre es más o menos sabio, en proporción al conocimiento que tiene de las verdades más importantes.
  • Los grados de conocimiento. Descartes identifica cuatro grados de conocimiento, que nombra común, y a un quinto que él designa como el más alto. El primer grado consiste en ideas claras y evidentes que pueden ser adquiridas sin necesidad de cualquier meditación. El segundo grado es todo aquel que es aprendido mediante los sentidos. El tercero es el que aprendemos cuándo hablamos con otros hombres. El cuarto consiste en qué podemos aprender de las escrituras de los hombres capaces de dar instrucciones buenas.
  • El más alto saber. Ha habido grandes hombres en todo cronometra aquello que han buscado una sabiduría mejor y más segura, un quinto grado de conocimiento. Esto ha consistido en el buscar las primeras causas, y los que han seguido esta búsqueda han sido llamados filósofos, pero Descartes cree que nadie ha sido exitoso todavía.
  • Duda y certeza. Desde Platón y Aristóteles ha habido una discusión sobre duda y certeza. Los que han favorecido la duda, han llegado a extremos de dudar incluso las cosas más evidentes, y los que han buscado la certeza ha confiado excesivamente en sentidos. Aunque es cierto que lo ha sido aceptado que los sentidos pueden engañarnos, según Descartes nadie todavía expresó que la verdad no puede ser basada en los sentidos, pero en el entendimiento, cuándo está fundado en percepciones evidentes.
  • Meditaciones sobre la primera filosofía. La búsqueda de las primeras causas, o verdades básicas, según lo comprendido por Descartes está en este trabajo. Explica los principios metafísicos en los que construir el resto del conocimiento.
  • El árbol de filosofía. La filosofía es como un árbol, cuyas raíces son la metafísica , su tronco la física, y las ramas el resto de ciencias, principalmente medicina, mecánica, y moral que es el último nivel de cordura. En la misma manera que el árbol tiene sus frutas en sus partes exteriores, la utilidad de filosofía es también contenido en las partes que está aprendido al final.


Segunda parte:

La parte II trata sobre los principios generales de la física y la teoría de las leyes del movimiento.

Propone los principios de naturaleza —las Leyes de la Física—vistos por Descartes. Más notablemente, pone en adelante el principio que en la ausencia de fuerzas externas, el movimiento de un objeto será uniforme y en línea recta. Isaac Newton tomó prestado este principio de Descartes y lo incluyó en su propio Principia; a este día, es todavía generalmente referido como la primera Ley del Newton.

Tercera parte:


La parte III está dedicada a los fenómenos astronómicos.

Según su teoría de los vórtices postulaba que el espacio estaba ocupado por un fluido invisible (éter) que giraba formando vórtices celestes, en los que Sol era el centro de uno de ellos. Éste arrastraría planetas, los cuales serán el centro de otros vórtices más pequeños que actuarían sobre satélites como la Luna.

Descartes atacó las teorías de Copérnico argumentando que cuerpos una vez en movimiento, permanecen en movimiento en línea recta a menos que sean desviados. El cosmos cartesiano, era un mecanismo perfecto creado por Dios que funciona de manera determinista sin intervención alguna, o como lo dijo Voltaire, era como un reloj que continúa marcando la eternidad desde su creación.

Esta idea tuvo mucha fuerza porque explicaba cómo se movían los cuerpos celestes sin que actuaran fuerzas a distancia, algo inconcebible para la época. La teoría de los vórtices fue defendida en Francia durante casi cien años, incluso después de Newton.

Cuarta parte:


La parte IV se refiere a las propiedades de los minerales, los metales, los imanes y otros fenómenos naturales y su aprehensión a través de los sentidos.

Descartes propuso que la atracción magnética fue causada por la circulación de pequeñas partículas
helicoidales, "partes roscadas", que circularon a través de poros roscados paralelos en los imanes, a través del polo Sur, polo Norte, y luego a través del espacio alrededor del imán. De vuelta al polo sur. Partículas enroscadas opuestas circulaban en dirección opuesta. Cuando las "partes roscadas" se acercaron a una piedra imán o pieza de hierro, pasaron por sus poros, causando una fuerza magnética...

https://es.wikipedia.org/wiki/Principios_de_la_Filosofía
 
Las pasiones del alma ( René Decartes)


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En el tratado de Las pasiones del alma (en francés, Les passions de l'âme), es la última obra publicada de René Descartes, completada en 1649 y dedicado a la reina Cristina de Suecia.



El autor contribuye a una larga tradición de teorización de "las pasiones". Las pasiones eran experiencias ahora comúnmente llamadas emociones en el período moderno, y habían sido tema de debate entre los filósofos naturales desde la época de Platón.

Notables precursores de Descartes que articularon sus propias teorías de las pasiones son San Agustín, Santo Tomás de Aquino y Thomas Hobbes.



Origen
En 1643, Descartes comenzó una prolífica correspondencia con la princesa Isabel de Bohemia y del Palatinado, en la que respondió a sus preguntas morales, especialmente sobre la naturaleza de la felicidad, las pasiones y la ética. Las pasiones del alma se escribió como una síntesis de este intercambio.

Amélie Rorty afirma que el examen de las pasiones presentes en el trabajo de Descartes juega un papel importante en ilustrar el desarrollo de la percepción de la mente cognitiva en la sociedad occidental. De acuerdo con su artículo "De las pasiones a las emociones y sentimientos", la necesidad de Descartes de reconciliar la influencia de las pasiones en seres de otra manera racionales marca un punto claro en el avance de la autoestima humana, en paralelo con el método científico cada vez más racional


En el contexto del desarrollo del pensamiento científico en el siglo XVII, que abandonaba la idea del cosmos en favor de un universo abierto guiado por leyes inviolables de la naturaleza (véase Alexandre Koyré), las acciones humanas ya no dependían de la comprensión del orden y el mecanismo del universo (como había sido la filosofía griega), sino entender el funcionamiento esencial de la naturaleza.


Fue en este contexto que Descartes quiso hablar de las pasiones, ni como un moralista ni desde una perspectiva psicológica, sino como un método para explorar un aspecto fundamental de la ciencia natural. "Mi propósito no es explicar las pasiones como orador", escribió en una carta a su editor fechado el 14 de agosto de 1649, "ni siquiera como filósofo, sino solo como físico". Al hacerlo, Descartes no solo rompió de la tradición aristotélica (según la cual los movimientos del cuerpo se originan en el alma), pero también las tradiciones estoicas y cristianas que definieron las pasiones como las enfermedades del alma y que dictan que sean tratadas como tales.2 Así, Descartes afirmó que las pasiones "son intrínsecamente buenas y que todo lo que tenemos que evitar es su mal uso o su exceso".


Relación entre filosofía moral y ciencia

En el contexto mecanicista de la vida que estaba ganando popularidad en la ciencia del siglo XVII, Descartes percibió el cuerpo como una máquina autónoma, capaz de moverse independientemente del alma. Fue a partir de esta percepción fisiológica del cuerpo que Descartes desarrolló sus teorías sobre las pasiones del alma. Anteriormente considerada como una anomalía, las pasiones se convirtieron en un fenómeno natural, que necesitaba una explicación científica.


La noción de pasión
El tratado se basa en la filosofía desarrollada por Descartes en sus trabajos anteriores, especialmente la distinción entre cuerpo y alma: la sustancia pensante (res cogitans) es incorpórea, mientras que el cuerpo es físico (res extensa) pero no piensa y se define principalmente por su forma y movimiento. Esto es lo que se conoce como dualismo cartesiano. En Las pasiones de alma, Descartes explora aún más el misterioso problema mente y cuerpo.

Las pasiones como Descartes las entendió, corresponden aproximadamente a los sentimientos que ahora se llaman emociones, pero existen varias distinciones importantes entre los dos. En principio, las pasiones, como lo sugiere la etimología de la palabra, son por naturaleza sufridas y soportadas, y por lo tanto son el resultado de una causa externa que actúa sobre un sujeto.3 En contraste, la psicología moderna considera que las emociones son una sensación que se produce dentro de un sujeto y, por lo tanto, es producida por el sujeto en sí.

En Las pasiones del alma, Descartes define las pasiones como "las percepciones, sensaciones o conmociones del alma que relacionamos particularmente con el alma y que son causadas, mantenidas y fortalecidas por algún movimiento de los espíritus" (art. 27).
4 Los "espíritus" mencionados en esta definición son "espíritus animales", una noción fundamental para entender la fisiología de Descartes. Estos espíritus funcionan en una capacidad similar al sistema nervioso de la medicina moderna. Descartes explica que estos espíritus animales se producen en la sangre y son responsables de la estimulación física que hace que el cuerpo se mueva. Al afectar los músculos, por ejemplo, los espíritus de los animales "mueven el cuerpo de todas las maneras diferentes en que es capaz de hacerlo" (art. 10).5

Descartes no rechaza en principio las pasiones; en cambio, subraya su papel beneficioso en la existencia humana. Sostiene que los humanos deben trabajar para comprender mejor su función para controlarlos en lugar de ser controlados por ellos. Por lo tanto, "[e] incluso aquellos que tienen las almas más débiles podrían adquirir un dominio absoluto sobre todas sus pasiones si trabajaran lo suficiente como para entrenarlos y guiarlos" (art. 50).



Organización del tratado


La organización del libro es indicativa de la filosofía del autor. Aplicando su famoso método a la filosofía moral, Descartes representó el problema de las pasiones del alma en términos de sus componentes integrales más simples. Él distingue entre seis diferentes pasiones fundamentalmente distintas:

Pero no hay muchas pasiones simples y básicas ... verás fácilmente que solo hay seis: maravilla, amor, odio, deseo, alegría, tristeza. Todos los demás están compuestos de algunos de estos seis o son especies de ellos. Así que te ayudaré a encontrar tu camino a través de la gran multitud de pasiones tratando las seis básicas por separado y luego mostraré cómo todas las demás se derivan de ellas. —Descartes, "Pasiones del alma", artículo 69

Son con estas seis pasiones primarias (admiración, amor, odio, deseo, alegría y tristeza) que Descartes comienza su investigación sobre sus efectos fisiológicos y su influencia en el comportamiento humano. Luego sigue combinando las seis pasiones para crear una imagen holística de las pasiones.

La obra se divide en tres partes, titulada:

Las pasiones en general e incidentalmente toda la naturaleza del hombre
El número y orden de las pasiones y explicaciones de las seis pasiones básicas
Pasiones específicas

El trabajo se divide aún más, dentro de las tres partes mayores, en 212 artículos cortos que rara vez exceden algunos párrafos de longitud.


Problemas filosoficos

Según Michel Meyer, Passions es una de las obras publicadas más importantes de Descartes.6 Descartes escribió el tratado en respuesta a una aguda ansiedad filosófica y, sin embargo, al hacerlo, se arriesgó a destruir la totalidad de su trabajo anterior y el sistema cartesiano.


El problema surge del hecho de que las pasiones, basadas inextricablemente en la naturaleza humana, amenazan la supremacía del sujeto pensante en el que Descartes basó su sistema filosófico, en particular en Discurso del método. Descartes había convertido el tema del pensamiento en el fundamento de la certeza objetiva en su famosa afirmación: "Pienso, luego existo". Fue en este sistema donde se basó la posibilidad de conocer y comprender el mundo. Al permitir que las pasiones pudieran interrumpir el proceso de razonamiento dentro de un ser humano, permitió una falla inherente en esta prueba. Y si el hombre se vio obligado a dudar de la verdad de sus propias percepciones, ¿en qué podría basar su comprensión del mundo natural?

Además, otra distinción entre los escritos de Descartes sobre física y aquellos sobre la naturaleza humana que se pueden encontrar en Pasiones es su relación con la teleología aristotélica.7 Mientras que Descartes discute la existencia de una causa final en la física, la naturaleza de su trabajo en el examen de los orígenes y funciones de los deseos en el alma humana exige la existencia de un objetivo final hacia el cual el individuo está trabajando.


La combinación de las pasiones

Las pasiones atacan el alma y obligan al cuerpo a cometer acciones inapropiadas. Por lo tanto, fue necesario que Descartes estudie en la segunda parte de su tratado los efectos particulares de cada pasión por separado y sus formas de manifestación. El estudio de las pasiones nos permite comprender y explicar mejor estos elementos que, de otro modo, podrían perturbar las capacidades de razonamiento racional de un humano.

Al mismo tiempo, la modernidad de Descartes también debe ser apreciada. Incluso mientras describe las pasiones y sus efectos, nunca emite una prohibición general contra ellos como defectos humanos fatales que deben evitarse a toda costa. Los reconoce como un aspecto inherente de la humanidad, que no deben tomarse como aberraciones. Además, el papel de las pasiones sobre el cuerpo no es insignificante. Descartes indica que deben ser aprovechados para aprender cuáles son buenos y malos para el cuerpo y, por lo tanto, para el individuo (art. 211 y 212).

Así, la mayor parte del trabajo está dedicado a enumerar las pasiones y sus efectos. Comienza con las seis pasiones básicas y luego toca las pasiones específicas que se derivan de su combinación. Por ejemplo, el desprecio y la estima son dos de las pasiones derivadas de la pasión básica de admiración (art. 150). La pasión que más valoró Descartes es la generosidad por el efecto positivo que tiene sobre el individuo (art. 153).


Controlar las pasiones
Para Descartes, nada podría ser más perjudicial para el alma y, por lo tanto, el proceso de pensamiento, que es su función principal (art. 17), que el cuerpo (art. 2). Sostuvo que las pasiones no son dañinas en sí mismas. Sin embargo, para proteger la independencia de los pensamientos y garantizar la comprensión de la realidad de un hombre, indicó que es necesario conocer las pasiones y aprender a controlarlas para darles el mejor uso posible. También es necesario, por lo tanto, que un hombre se esfuerce por dominar la separación que existe entre el cuerpo corporal y la mente.


La influencia de las pasiones del alma
En su examen de las ideas erróneas modernas y populares de la filosofía de Descartes, Lilli Alanen sostiene que Gilbert Ryle, autor de The Concept of Mind (1949) se asocia comúnmente con una aplicación moderna de la filosofía de Descartes tal como se expone en las Pasiones. Según Alanen, Ryle describe al verdadero hombre como el "Fantasma en la máquina", separando completamente el cuerpo físico y de la "mente" metafísica que en realidad también encapsula el espíritu. Alanen sostiene que esta filosofía es más parecida a la de Platón, mientras que la de Descartes permanece más ligada a Aristóteles. La confusión que une a Ryle con Descartes se deriva de una confusa mezcla de metáforas; Descartes y sus contemporáneos conceptualizaron la mente como una cosa de proporciones físicas (aunque inconcebibles), lo que permitió una diferenciación entre el sentido "interno" y el "externo". Esto se vincula con el discurso de Descartes, que derivó el conocimiento y la comprensión de las realidades externas sobre la base de la certeza interna.

 
Voltaire, un espíritu libre


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Representante del movimiento ilustrado, Voltaire fue uno de los más grandes filósofos de todos los tiempos. Considerado uno de los arquitectos de la Revolución Francesa, fue, sin duda, una de las mentes más brillantes que Francia ha dado. Este polifacético escritor ha dejado un interesante y heterogéneo legado literario, en el que cabe destacar sus relatos y los libros donde expresaba su polémica ideología.




François-Marie Arouet
(tal era su verdadero nombre) nació el 21 de noviembre de 1694 en París, en el seno de una familia burguesa. Hijo de un notario, estudió en la más prestigiosa escuela del momento: el colegio jesuita Louis- le- grand.

A pesar de la estricta disciplina impuesta por los jesuitas, el joven Voltaire pronto se dio cuenta de que era un espíritu libre y empezó a cuestionar la validez de la monarquía y la religión. Poco después, su padrino lo introdujo en la sociedad libertina del Temple.

Fue secretario de embajada en La Haya en 1713, ciudad que tuvo que abandonar tras mantener un affaire con la hija de un refugiado hugonote. De vuelta en París, empezó a escribir unos versos irrespetuosos, que ponían en tela de juicio el poder del rey y a causa de los cuales fue encerrado en la famosa prisión de la Bastilla (1717).

Al salir de la cárcel, fue desterrado a Châtenay, donde empezó a firmar sus escritos bajo el nombre de Voltaire. No había transcurrido mucho tiempo cuando Voltaire volvió a vivir en la oscuridad de la Bastilla tras un altercado con el caballero de Rohan. Una vez puesto en libertad, fue exiliado a Gran Bretaña donde recibió una cálida acogida por parte de los medios literarios y comerciales. De esta época son sus obras «Henriade«, «Bruto«, «La historia de Carlos XII» o «El templo del gusto«.

En 1734 escribió su obra más polémica: «Cartas filosóficas«. En ellas, Voltaire convierte un reportaje sobre Gran Bretaña en una ácida crítica al régimen francés. Una vez más, fue condenado a prisión pero logro escapar y refugiarse en Cirey, donde trabó amistad con la marquesa de Châtelet. Gracias a ésta, Voltaire fue ganando prestigio ante los ojos del rey, siendo nombrado historiógrafo real de Luis XV. Asímismo, en 1746, el pensador francés ingresó en la Academia Francesa.

Su rivalidad con el dramaturgo Crébillon y la muerte de la marquesa contribuyeron a su desprestigio ante la corte. Por ello, en 1750, invitado por Federico II, se mudó a Postamdonde escribiría «El siglo de Luis XIV«, «Micrógenas» y «Zadig«.

Voltaire no tenía un carácter fácil y, tras enemistarse con Federico II se trasladó a Ginebra. Allí se encontró con que su pensamiento liberal chocaba con la rígida mentalidad calvinista. Su irrespetuoso poema sobre Juana de Arco, «La doncella» (1755), y su colaboración en la Enciclopedia chocaron con el partido de los católicos.

A estas obras siguieron otras de igual o mayor polémica. Durante 18 años, Voltaire se dedicó casi exclusivamente a la escritura y al pensamiento. Multiplicó sus escritos polémicos y subversivos, con el fin de «aplastar al infame», es decir, el fanatismo clerical. Cabe destacar aquí la importancia de algunos escritos como «Tratado de la tolerancia» (1763) o «Diccionario filosófico» (1764).

Voltaire criticó el sistema judicial francés, motivo por el cual en 1778 entraría en París por la puerta grande, con el cariño y admiración del pueblo que le ofreció un recibimiento triunfal. Murió pocos meses después, dejando escritas estas palabras: «Muero adorando a Dios, amando a mis amigos, no odiando a mis enemigos y detestando la superstición».

 
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VOLTAIRE (CARTAS FILOSÓFICAS/ 1)

En las Cartas filosficas, Voltaire elogia la Inglaterra del siglo XVIII, en aspectos tanto religiosos como polticos e, incluso, filosficos y humansticos. Un total de 25 cartas forman esta obra de la cual, la ltima parte est dedicada a criticar los pensamientos de Pascal, filsofo religioso del siglo XVII. En las Cartas filosoficas, Voltaire elogia la Inglaterra del siglo XVIII, en aspectos tanto religiosos como politicos e, incluso, filosoficos y humanisticos. Un total de 25 cartas forman esta obra de la cual, la ultima parte esta dedicada a criticar los pensamientos de Pascal, filosofo religioso del siglo XVII." En las Cartas filosóficas, Voltaire elogia la Inglaterra del siglo XVIII, en aspectos tanto religiosos como políticos e, incluso, filosóficos y humanísticos. Un total de 25 cartas forman esta obra de la cual, la última parte está dedicada a criticar los pensamientos de Pascal, filósofo religioso del siglo XVII.



 

Tratado sobre la tolerancia ( Voltaire)




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En 1685, Luis XIV revoca el edicto de Nantes, que permitía la libertad de cultos en Francia. En este clima de intolerancia religiosa, Voltaire escribe el Tratado sobre la tolerancia con ocasión de la muerte de Jean Calas y anima al resto de los filósofos a hacer la guerra sistemáticamente, al Infame, es decir, a cualquier religión, pero, sobre todo, a la católica de Roma. Voltaire, a diferencia de Rousseau, pretende pasar de una oposición meramente intelectual a una lucha activa centrada en los casos particulares. El caso de Jean Calas, comerciante jansenista que fue declarado culpable en un juicio manipulado, y ajusticiado por un delito no cometido, iba a ser la primera aplicación de esa consigna que daba al resto de los filósofos.
Voltaire organiza los datos de que dispone en una estrategia de combate sin antecedentes en la historia y que sólo puede compararse con una moderna campaña de prensa. La historia de los Calas es, en el Tratado sobre la tolerancia, un trampolín para hacer un juicio al fanatismo: de los detalles particulares Voltaire se eleva a las alturas bíblicas, históricas, metafísicas y conceptuales sin olvidar el recurso a los detalles del sentimiento personal. El autor se encarna en los perseguidos para buscar el triunfo final de la filosofía y de las luces sobre el Infame.
 
Ernst Cassirer ( Polonía, 1874 - 1945)


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"El hombre no solamente piensa el mundo por medio del lenguaje. Su visión del mundo está ya determinada por su lenguaje”.

Ernst Cassirer



Ernst Cassirer (Breslavia, 28 de julio de 1874Nueva York, 13 de abril de 1945) fue un filósofo de origen prusiano y judío, ciudadano sueco desde 1939. Ejerció la docencia en la Universidad de Hamburgo. Alineado en la dirección neokantiana de la escuela de Marburgo, ha tratado de los problemas gnoseológicos y epistemológicos en el sentido del idealismo crítico. Fue conocido por su obra Filosofía de las formas simbólicas del campo de la filosofía de la cultura. También realizó contribuciones a la epistemología, a la filosofía de la ciencia y a la historia de la filosofía.


Cassirer nació en Breslavia, Silesia, al sudoeste de Polonia. Hijo del comerciante judío alemán Eduard Cassirer, pertenece a una de las generaciones más brillantes del pensamiento europeo. En 1892 empezó a estudiar derecho, pero pronto pasó a estudiar literatura alemana y filosofía en la Universidad de Berlín. A partir de 1896 se cambió a la Universidad de Marburgo, donde se adscribió al neokantismo. En 1899 se doctoró bajo la tutela de Paul Natorp con un trabajo sobre Descartes titulado Kritik der mathematischen und naturwissenschaftlichen Erkenntnis.





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El volumen I versa acerca de la manera en que el lenguaje influye en la construcción simbólico-antropológica del mundo, es decir, acerca de lo propiamente humano.

En el volumen II, Cassirer emprende una crítica a lo que denomina “conciencia mítica”. En ese sentido, el mito se convierte en símbolo por su facultad creativa , indicadora y explicativa.

El volumen III está dedicado a explorar la fenomenología del conocimiento, así como la “gramática” de la función simbólica, “llave para abrir el tesoro de nuestra propia cultura”, pues Cassirer considera necesario captar las formas simbólicas como creaciones nuestras.
 
ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA - EL HOMBRE Y LOS SÍMBOLOS

No se puede escribir una antropología filosófica consistente si no se tiene en cuenta que el hombre es un producto tardío de la evolución. El hombre es el animal simbólico, que anda siempre enredado en la estructura simbólica que ha inventado para conjurar el sinsentido, y, en cierto sentido, como dice Cassirer, conversa constantemente consigo mismo.


 
Tales de Mileto (624-548 a.C.)



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Fue un filósofo, geómetra, matemático y hombre de leyes griego. Nació y vivió toda su vida en la ciudad griega de Mileto, en la actual Turquía.


Como ocurre con la mayoría de pensadores de la Grecia antigua, Tales de Mileto no dejó ninguna obra escrita, y lo que se sabe de él lo debemos a otros pensadores y filósofos posteriores, quienes recogieron sus enseñanzas.

Considerado el primer filósofo de la cultura occidental, fue uno de los primeros en dar una explicación racional a los fenómenos del mundo. Propuso que el agua es el elemento que da origen a todo lo viviente y por la mismo la relaciona con el alma, el movimiento y la divinidad.

Se considera como uno de los primeros astrólogos de la historia occidental y se le atribuyen las obras El solsticio y El equinoccio, aunque ha sido difícil comprobar si efectivamente escribió las escribió él.



Frases célebres de Tales de Mileto:

1.El placer supremo es obtener lo que se anhela.
Lograr nuestros objetivos nos hace sentirnos realizados.

2. La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la más fácil es hablar mal de los demás.
La crítica siempre es facilona y simple. La introspección es un asunto complicado.

3. La felicidad del cuerpo se funda en la salud; la del entendimiento, en el saber.
Mente y cuerpo tienen distintas formas de estar en plena forma.

4. Todo es animado y todo está lleno de dioses.
Una frase de Tales de Mileto en que nos muestra su animismo filosófico.

5. La belleza no dimana de un cuerpo hermoso, sino de las bellas acciones.
La ética y la estética se funden en un mismo ente.

6. Toma para ti los consejos que das a otro.
Es fácil repartir consejos por doquier; lo complicado es aplicarlos a nuestra propia vida.

7. Muchas palabras nunca indican sabiduría.
Los verdaderos sabios raramente hablan demasiado.

8. La esperanza es el único bien común a todos los hombres. Los que todo lo han perdido la poseen aún.
Lo último que se pierde es la esperanza en una vida mejor. Gran reflexión de Tales de Mileto.

9. Si buscas una buena solución y no la encuentras, consulta al tiempo, puesto que el tiempo es la máxima sabiduría.
Tal como señalan muchos pensadores, el tiempo es el mejor antídoto para cualquier veneno.

10. De todas las cosas la más antigua es Dios, porque no fue creado.
Una particular visión sobre el ente divino.

11. Elige una sola cosa buena.
Un resumen sobre su ética monista.

12. Estoy agradecido a mi destino por tres cosas; por haber nacido humano, por haber nacido hombre no mujer, por haber nacido heleno no bárbaro.
Algunas características de las que Tales de Mileto estaba especialmente orgulloso.

13. El trabajo aumenta la virtud. El que no sabe cultivar las artes, trabaje con la azada.
Oda al esfuerzo mental y manual.

14. El agua es el elemento y principio de las cosas.
El arkhé; el principio de la vida.

15. Quebrantará así la lengua de los charlatanes.
La mentira tiene los días contados.

16. ¡Ay Tales! No eres capaz de ver lo que pasa a tus pies y percibir el cielo al mismo tiempo.
Frase que pronunció tras caerse en un pozo después de tener la vista puesta en el cielo.

17. Sea tu oráculo la mesura.
El equilibrio siempre es el mejor guía.

18. Lo más grande es el espacio, porque lo encierra todo.
Tal vez no sea infinito, pero sí contiene todo lo contenible, según Tales.

19. Lo más hermoso es el mundo, porque es obra de Dios.
Sobre la creación divina, perfecta y en todo su esplendor.

20. Busca siempre un quehacer; cuando lo tengas no pienses en otra cosa que en hacerlo bien.
La profesionalidad nace de la obsesión y el esfuerzo diarios.

21. Cuida tus palabras; que ellas no levanten un muro entre ti y los que contigo viven.
Ser comedido en las palabras nos asegura un entorno favorable y amistoso.

22. Lo más fuerte es la necesidad, porque domina todo.
Impera en la vida de los hombres y los hace sumisos.

23. Lo más veloz es el entendimiento, porque corre por todo.
Una de esas frases de Tales de Mileto que nos recuerdan su capacidad para describir cualquier concepto.

24. El pasado es cierto, el futuro oscuro.
Una visión razonable sobre la temporalidad.

25. No llegué a ser un padre porque soy amigo de los niños.
Irónica frase de Tales en que nos muestra su amor por la infancia.

26. Si hay un cambio, tiene que haber algo que cambia, sin embargo, no cambia.
Lo aparentemente mutable, en realidad, no lo es. Según Tales de Mileto.

27. ¿Quién es feliz? Una persona que tiene un cuerpo sano, que se cubre con la paz de la mente y que cultiva su talento.
La receta para la felicidad: mens sana in corpore sano.

28. Evita hacer lo que se puede culpar a otros por hacer.
No creas que tu inocencia tiene más fundamentos que la de cualquier otro.

29. No vivimos, en realidad, en la cima de una tierra sólida, sino en el fondo de un océano de aire.
Curiosa e interesante reflexión acerca de nuestro entorno natural.

30. Todas las cosas son de agua y todas las cosas se disuelven en agua.
Un principio químico no del todo errado.

31. Aísla tu persona en tu mundo interior y reflexiona sobre el sistema del universo.
De lo pequeño a lo inconmensurable.

32. Si no hay riqueza excesiva ni pobreza inmoderada en una nación, entonces se puede decir que la justicia prevalecerá.
Según Tales de Mileto, la democracia ha de sustentarse en un reparto equitativo de los bienes materiales.
 
Heráclito de Éfeso (563-470 a.C.)



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Fue un filósofo griego, también conocido como “El Oscuro de Éfeso”. Nacido en una población de la actual Turquía, es uno de los filósofos anteriores a Platón más estudiados, a pesar de que se conservan apenas unos pocos escritos originales.

La obra de este pensador es aforística y es necesaria una gran dote interpretativa para comprender sus enseñanzas.
Acostumbraba a llevar una vida solitaria y es reconocido como uno de los inauguradores de la metafísica. Criticaba algunos conceptos religiosos de su época y consideraba que el fuego era el principal elemento de la vida. Fue uno de los primeros en utilizar el concepto de “devenir” como una realidad básica que subyace a todo lo que existe.


Frases célebres de
Heráclito:

1. Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña.
Tal vez su reflexión más estudiada y comentada. Todo es efímero, por lo que no podemos afirmar con rotundidad que un ente sigue siendo el mismo en dos instantes distintos.

2. Los médicos cortan, queman, torturan. Y haciendo a los enfermos un bien, que más parece mal, exigen una recompensa que casi no merecen.
Sobre la temible ignorancia presuntuosa de los médicos.

3. Para Dios todo es hermoso, bueno y justo. Los hombres han concebido lo justo y lo injusto.
Es la humanidad la que concibe los principios éticos de bien y mal.

4. Son distintas la aguas que cubren a los que entran al mismo río.
Otra cita célebre de Heráclito en relación a la mutabilidad de la materia.

5. Con tanto ardor deben los ciudadanos pelear por la defensa de las leyes, como por la de sus murallas, no siendo menos necesarias aquéllas que éstas para la conservación de una ciudad.
Defensa y orden, dos principios básicos para la subsistencia de una civilización.

6. Los buscadores de oro cavan mucho y hallan poco.
Grandes empresas conllevan a menudo grandes decepciones.

7. La enfermedad hace agradable la salud; el hambre la saciedad; la fatiga el reposo.
Sin la cara menos amable de la existencia no seríamos capaces de valorar la dicha de vivir.

8. En el círculo se confunden el principio y el fin.
Metáfora plástica de gran valor estético y filosófico.

9. A todo hombre le es concedido conocerse a sí mismo y meditar sabiamente.
El don de la autorreflexión. Solo es preciso sentarse a meditar sobre la vida.

10. Si no esperas lo inesperado no lo reconocerás cuando llegue.
Lo inesperado, tarde o temprano, puede llegar. Así que estate alerta.

11. Los asnos prefieren la Paj* al oro.
La percepción de la valioso no está en manos de cualquiera.

12. Dios es día y noche, invierno y verano, guerra y paz, abundancia y hambre.
Omnipotente y omnipresente. Una de las frases de Heráclito en que expresa su visión sobre el ente divino.

13. Todas las leyes humanas se alimentan de la ley divina.
La moralidad humana no es sino una constatación de las leyes celestiales.

14. Todo cambia; nada es.
Otra cita célebre, muy concisa, sobre la mutabilidad de la materia.


15. Muerte es todo lo que vemos despiertos; sueño lo que vemos dormidos.
Preciosa frase onírica con la que reflexionar.

16. Los perros sólo ladran a quienes no conocen.
Con esta cita célebre, Heráclito nos exhorta a reflexionar.


17. El sol es nuevo cada día.

Se puede interpretar de distintas maneras, pero es probable que Heráclito pronunciara esta frase pensando de nuevo en el cambio permanente de la realidad.

18. El alma seca es la más sabia y la mejor.
Sin artificios, sin maquillajes.


19. Es de sabios prestar oídos no a mí, sino ("al logos") a la palabra, y reconocer que todas las cosas son una.
Una muestra de su monismo filosófico, doctrina también respaldada por Parménides, Spinoza o Hegel.

20. Este mundo siempre fue, es y será fuego eternamente vivo.
La llama de la existencia raramente se apaga.

21. La guerra es el origen de todo.
Interesante reflexión sobre la violencia.

22. Los cuerpos muertos han de desecharse con mayor motivo que el estiércol.
Tal vez para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas.

23. Nada es permanente a excepción del cambio.
El cambio es lo único que podemos dar por certero y fiable.

24. No hagas reír hasta el punto de dar motivo a la risa.
El autorrespeto y la compostura, muy presentes en la obra de Heráclito.

25. Porque sin fuerzas de colisión no hay movimientos y no hay realidad.
En el conflicto se encuentra la esencia y la síntesis.

26. Si todas las cosas se convirtieran en humo, las narices discernerían.
Metáfora para aplicar a distintos contextos de la vida.

27. Una vez nacidos, quieren vivir y alcanzar su destino, pero más bien descansar, así que dejan tras de sí para que alcancen su destino.
Sobre la existencia humana.

28. Erudición no enseña sensatez, pues se la habría enseñado a Hesíodo y a Pitágoras y aún a Jenófanes y a Hecateo.
Tener conocimientos amplios no implica haber alcanzado la madurez y la sabiduría.

29. El parecer de uno, enfermedad sagrada.
Sobre la banalidad de las opiniones mal fundamentadas.


30. No vayamos conjeturando azarosamente sobre los temas más importantes.
Muy en la línea de la anterior frase de Heráclito.

31. Preciso es saber que la guerra es común; la justicia, contienda, y que todo acontece por la contienda y la necesidad.
Otra frase de Heráclito en que exonera el conflicto del intuitivo rechazo que las gentes muestran por él.

32. Los ojos son testigos más exactos que los oídos.
La percepción humana prioriza el sentido de la vista. Pero se trata de una reflexión metafórica.

33. Lo sabio es la meta del alma humana y, a medida que se avanza en sus conocimientos, va alejando a su vez el horizonte de lo desconocido.
El conocimiento nos hace libres y nos da un lugar en el mundo.

34. El alma se tiñe del color de sus pensamientos.
Frase positiva del gran filósofo griego.

35. La salud humana es un reflejo de la salud de la Tierra.
Una de las primeras citas célebres ecologistas en esta frase de Heráclito.
 
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