Cuadernos de Filosofía

¿Cómo aplicar las ideas de la filosofía en la vida cotidiana? El filósofo alemán Wolfram Eilenberger te lo explica

Analía LlorenteHayFestivalCartagena@BBCMundo
  • 29 enero 2019
_105229472_gettyimages-551160121.jpg
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption"La filosofía siempre estuvo con nosotros y solo tenemos que tener en claro dónde está y cuándo sucede", dice el filósofo Wolfram Eilenberger.
La presencia de la filosofía en nuestra vida cotidiana es más común de lo que creemos.

Así lo asegura el filósofo alemán Wolfram Eilenberger, un apasionado en analizar la conexión de las ideas filosóficas con situaciones de la política, cultura y el deporte.

Eilenberger es editor de la revista alemana Philosophie Magazin y autor de "Tiempo de magos; el gran decenio de la filosofía 1919-1929", la historia de cómo cuatro "héroes" (como los llama Eilenberger) revolucionaron la filosofía y cambiaron la forma de entender el mundo.

En su libro explora la vida y el trabajo de los filósofos Ludwig Wittgenstein, Walter Benjamin, Ernst Cassirer y Martin Heidegger.

Con motivo su participación en el Hay Festival Cartagena, Eilenberger habló con BBC Mundo sobre la interacción de la filosofía y nuestras vidas y de cómo hacernos más preguntas puede mejorar nuestra realidad y la de quienes nos rodean.

_105229539_gettyimages-874406858-1.jpg
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionSegún Eilenberger, tienes que tomar tus propias preguntas seriamente.
_105229378_line976.jpg

¿Cómo podemos aplicar ideas de la filosofía en la vida cotidiana?

Es importante entender que la filosofía se trata de la vida cotidiana. No es sólo un estudio académico, es una manera de entender nuestra propia existencia. Y esto es clave para todos. Todos tenemos una filosofía, está implícito. No hay forma de vivir una vida como seres humanos sin tener una filosofía, que encierra ideas muy generales de quién soy, quiénes son los otros y cómo fueron las acciones en el pasado y cómo serán en el futuro.

Así que la idea de que la filosofía se puede aplicar en la vida cotidiana no es tan así, sino que la filosofía ya está ahí, siempre estuvo con nosotros y solo tenemos que tener en claro dónde está y cuándo sucede.

Un ejemplo puede ser una frase muy común: 'Estoy seguro que todo estará bien'. ¿Qué significa estar seguro? ¿Cómo sabes que estás seguro? ¿Existen las razones? ¿Cuáles son las instancias que te hacen decir que todo estará bien? ¿Hay algún antecedente que funcione como guía en la historia…?

Así que en estas seis palabras puedes tener una idea muy general de quién eres, en qué crees, y de qué se trata lo que dices. En cualquier conversación que tenemos podemos descifrar esto muy fácilmente.

Los héroes del libro ("Tiempo de magos: El gran decenio de la filosofía 1919-1929"), cuatro filósofos de los años 1920, son muy especiales porque para ellos la conexión con la vida cotidiana, los problemas diarios, las relaciones amorosas, las dificultades monetarias, estaban muy atadas al desarrollo de sus ideas filosóficas.

Y es por esto que fueron filósofos en el verdadero sentido, porque para ellos no había separación entre la ciencia y su propia existencia. Ellos evitaron esa división y reforzaron las conexiones que son tan importantes para la filosofía.

_105229470_eilenberger_wolfram_c_annette_hauschild_0598.png
Derechos de autor de la imagenANNETTE HAUSCHILD
Image caption"No hay que pensar en la filosofía como una ciencia para estudiar, sino como una forma de vivir".
Usted mencionó en el pasado que hay un renacimiento de la filosofía. ¿Por qué y qué significa?

La crisis siempre es un buen momento para la filosofía porque se trata de los conceptos más básicos que conducen nuestras vidas. Cuando hay confusión, como con el resurgimiento del populismo, con las inseguridades en torno al medioambiente, ocurre que los conceptos básicos que creíamos que eran verdaderos parecen tambalear o se destruyen frente a nuestros ojos. Entonces es un buen momento para la filosofía.

Creo que el giro que está protagonizando la filosofía en la sociedad no ocurre solo en Alemania, también sucede en Francia, en el mundo anglohablante, y posiblemente en el mundo hispano. Tiene que ver con el hecho de que la gente entiende que la vida que tenemos en la actualidad no es sostenible. Hay algo fundamental y es que tiene que ser repensada nuestra existencia.

Si miramos la historia, desde los griegos con la democracia en Atenas y Sócrates, a la filosofía de habla germana, los cambios siempre sucedieron cuando la sociedad estaba en crisis. Y pienso que aunque suene triste, los tiempos de crisis son buenos tiempos para la filosofía y creo que vivimos en uno de ellos en la actualidad.

_105229477_gettyimages-894946458.jpg
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLas crisis son una buena oportunidad para la filosofía, opina Eilenberger.
¿Cómo la filosofía puede ayudar en la crisis?

Puede ayudar de varias maneras. La filosofía se trata de clarificar conceptos: qué significa libertad, qué es la justicia, qué es lo que está bien o mal, qué es el alma humana, qué entendemos de los conceptos que pronunciamos… Esto hace que nuestros pensamientos sean más claros y una vez que nuestros pensamientos son claros, nuestras acciones serán claras. Esa es una manera muy concreta de cómo la filosofía puede ayudar.

También la filosofía tiene esta hermosa capacidad de que la gente describa al mundo, que tú piensas que ya conoces, de una manera diferente. Vuele a describir la existencia entera. Y dices: '¡Oh! Nunca lo pensé de ese modo'. Puedes tener perspectivas diferentes sobre una misma cosa. Entonces eres más libre por tener mayores opciones para lidiar con ciertos problemas. Lo certero es que la filosofía abre horizontes. Vuelve a describir el mundo de cómo puede ser y no de cómo es a través de utopías, de ciertas narrativas de cómo fue historia y la humanidad.

Entonces hay clarificación, obtención de libertad a través de la descripción, y apertura de nuevos horizontes. Esa es la buena filosofía.

_105229476_gettyimages-849645978.jpg
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLa filosofía puede abrir nuevos horizontes.
Usted dijo que "el consumismo no puede satisfacer a los seres humanos" ¿Qué puede entonces?

No creo que el consumismo haya alguna vez cumplido la función de satisfacer a los seres humanos. Sabemos que nuestra felicidad y bienestar no depende de las cosas que podemos comprar o perder. No es algo que tenga que ver con el dinero. Todo lo que le da verdadero valor a nuestra vida ciertamente no lo podemos sostener con la mano. No es algo que podamos producir.

Por ejemplo, enamorarnos no es algo que podamos hacer, es algo que nos sucede. Si te sientes 'en casa' o 'bien' no es algo que puedas hacer, es algo que te pasa.

Entonces no es solo incorrecto sostener que las cosas que consumimos hacen que nuestra vida sea mejor, algunas veces lo hacen en pequeñas proporciones, también lo es decir que somos los causantes de provocar nuestro bienestar.

La idea de que nosotros somos quienes hacemos nuestra propia vida mejor a través de toma de decisiones conscientes es una visión muy pobre de cómo estamos en el mundo.

¿Puede cualquiera convertirse en filósofo? O ¿somos todos filósofos en una cierta manera?

Pensaría que sí. Tú comienzas con la filosofía con una duda. Generalmente es una duda de todos los días. Y piensas: '¡Oh! Si eso fuese verdad, ¿que significaría para mi vida?'. En ese sentido, cada conversación que puedas tener con amigos que sea fluida, amplia y enriquecedora sobre un tema específico puede ser filosófica.

El tema es que tienes que tomar tus propias preguntas seriamente. Allí es cuando la filosofía comienza. Creo que mucha gente vive con una cierta pobreza en su propia mente. Tienen preguntas, pueden formularlas, pero luego las dejan a un lado. No toman sus propias dudas y preguntas de una manera seria. Una vez que alguien revierte eso, empieza a hacer filosofía, le guste o no.

_105229541_gettyimages-996452682.jpg
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionNo hay que tenerle miedo a la filosofía, aconseja Eilenberger.
¿Algún consejo?

El primer consejo es no tener miedo a tomar los propios pensamientos seriamente. El segundo es no pensar en la filosofía como una ciencia para estudiar, sino como una forma de vivir. Y el tercero es cómo la abordas.

Muchas personas que quieren leer o saber más de filosofía y compran un libro de (el filósofo alemán) Immanuel Kant se frustran fácilmente porque es difícil empezar por ahí. Y después está el camino más corto y compran libros explicando la filosofía de Wittgenstein en 10 minutos…

Creo que un buen comienzo son las biografías y las cartas de los grandes filósofos que dan una cierta visión de por qué esos pensamientos eran importantes para ellos, para el medioambiente, para el tiempo en el que vivieron. Eso es lo que traté de hacer con este libro.

Pienso que hay una especie de timidez en la filosofía. A la gente le da vergüenza decir que le interesa este tipo de cosas. No hay razón para ser tímido. Y nadie es muy tonto o superficial para la filosofía. Las personas no se toman en serio a ellos mismos, tienen que ser valientes en relación a sus propias preguntas y serios en sus propios enfoques. Así verán que se generarán nuevos espacios que harán sus vidas y las de todos mucho mejores.

_105229378_line976.jpg

Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad colombianaentre el 31 de enero y el 3 de febrero de 2019.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-46914172
 
De Aristóteles a Bauman: los secretos de la filosofía para lograr la felicidad

15489556904158.jpg


ILUSTRACIONES: LUIS PAREJO



Desde Aristóteles hasta hoy, una de las obsesiones de la filosofía ha sido analizar la dicha y, sobre todo, los distintos métodos para alcanzarla. Ahora, la pensadora Victoria Camps recoge los principales hallazgos de su disciplina un libro

Lea las primeras páginas de 'La búsqueda de la felicidad'



Los antiguos griegos lo denominaban "eudaimonía", un término bastante escurridizo que incluye el concepto de suerte. En inglés se llama "happiness", palabra que procede del verbo "hap": tener suerte. En francés se refieren a ella como "bonheur", vocablo resultante de la unión de "bon" (bueno) y "heur" (suerte). En italiano, portugués y español se la conoce respectivamente como "felicità", "felicidade" y "felicidad", voces todas ellas procedentes del latín "felix", afortunado

Pero aunque la suerte puede ayudar a conseguir la felicidad, no basta. La felicidad, como decía Bertrand Russell, es una conquista, hay que trabajársela.

Es evidente que la felicidad es lo más demandado y lo más universal desde que existe la humanidad. Es decir: desde hace 400.000 años es lo más buscado, lo más ansiado. Los psicólogos evolucionistas aseguran que es precisamente esa búsqueda de felicidad lo que nos ha permitido sobrevivir como especie durante todo este tiempo, concediéndonos una ventaja adaptativa respecto al resto de seres vivos.

La pregunta es: ¿cómo demonios se consigue la felicidad?


La filosofía, la disciplina que intenta explicar la realidad y el sentido del obrar humano, nunca se ha dedicado específicamente a tratar de determinar en qué consiste exactamente ser feliz, un concepto difícil e incluso impenetrable. Pero la filosofía sí que da por sentado que la búsqueda de la felicidad es el objetivo final del ser humano y sí que se ha ocupado de estudiar los medios para conseguirla.

De ahí que Victoria Camps, filósofa, catedrática emérita de Filosofía en la Universitat Autònoma de Barcelona y desde octubre pasado miembro permanente del Consejo de Estado, analice ahora en un libro delicioso, En busca de la felicidad (editorial Arpa), las principales reflexiones y aportaciones de numerosos filósofos alrededor de ese concepto.

Al fin y al cabo la felicidad siempre ha estado vinculada a la ética, un concepto en el que Camps es experta y que fue establecido por los filósofos griegos, quienes consideraban que para conseguir la felicidad cada persona debía esmerarse en construir un "ethos", una manera de ser que le disponga y le ayude a vivir bien. "Y vincular la felicidad a la ética significa que aquella reside en el carácter o en la personalidad de cada uno, más que en un código o en un listado de normas que hay que acatar", sentencia Camps.

Aristóteles fue el primer filósofo que se concentró de manera más sistemática en analizar la felicidad. Estaba convencido de que obrar bien, llevar una vida virtuosa y ética, era condición imprescindible para ser feliz.


15489394166755.jpg



SIN AMIGOS, SIN AFECTOS, PENSANDO SÓLO EN UNO MISMO, SEGURAMENTE ES MUY DIFÍCIL, SI NO IMPOSIBLE, LOGRAR LA FELICIDAD.




Victoria Camps

¿Significa eso que los corruptos, los viciosos o los libertinos no pueden ser felices? Esa es justo la cuestión que plantea Calicles, un sofista (aunque no está del todo claro que lo fuera) que aparece en un diálogo de Platón titulado Gorgias. Calicles defiende con vehemencia que, en realidad, nadie quiere ser ético y virtuoso y que, si lo es, es porque no le queda otro remedio, porque se impone el poder coercitivo de la ley o, simplemente, el miedo a ir contracorriente.

Calicles, desafiando a Sócrates, llega a plantear un gran dilema moral: ¿es mejor sufrir una injusticia o perpetrarla? La ética y la filosofía socrática mantienen que, evidentemente, es preferible padecer una injusticia que cometerla. Y concluyen que quien comete injusticias no lleva una vida ética y tiene vedada por tanto la felicidad.

Pero Calicles rechaza eso. Sostiene que un tirano --la persona más injusta del mundo-- puede ser feliz, inmensamente feliz. "O los corruptos hoy, quienes pueden vivir muy bien", apuntilla Victoria Camps. El único argumento (bastante débil, por cierto) con el que Sócrates trató de rebatirle fue diciendo que ese tirano (o corrupto) viviría siempre angustiado por el miedo a que le pillaran.

También fueron filósofos griegos los que postularon que la felicidad se conseguía viviendo una vida simple y acorde con la naturaleza. Así, cuando Alejandro Magno se topó con Diógenes de Sinope, un famoso filósofo de la escuela cínica que rechazaba los bienes materiales, y le vio desnudo y tumbado a orillas de un río, le propuso: "Pídeme cualquier cosa y te lo concederé ". A lo que Diógenes, sin inmutarse lo más mínimo, le contestó: "Lo único que quiero es que te apartes, me tapas el sol".

Los estoicos, los filósofos griegos que más han abundado en el tema de la felicidad, bebieron mucho de los cínicos. Pero fueron aún más allá. También ellos consideraban que había que vivir conforme a la naturaleza y que la felicidad se alcanzaba llevando "una vida digna de ser vivida". Y para ello, decían, había que tener claro lo que depende de uno, lo que no depende de uno y aceptar esto último sin más, "con indiferencia" por usar sus propias palabras.

Los seguidores de esa escuela tenían muy claro que la vida no es un lecho de rosas, eran plenamente conscientes de la vulnerabilidad de los seres humanos, y defendían que no había que angustiarse por ejemplo ante la muerte, dado que la misma es inevitable. "Pero muchas veces es muy duro pedir al ser humano que sea insensible ante los infortunios, las desavenencias, la muerte, la enfermedad...", subraya Victoria Camps.

A la filosofía griega en general hay que hacerle dos acotaciones. La primera: considera que el bien colectivo está por encima del bien individual, que "el todo es más que la suma de las partes", como decía Aristóteles. Y la segunda precisión: su concepto de felicidad se limitaba a los hombres libres, a quienes se dedicaban a la vida pública. Ni las mujeres ni los esclavos tenían por tanto acceso a la felicidad.

De la felicidad colectiva a la individual
Todo eso cambia con la llegada de la modernidad. Después de la Edad Media, en la que el concepto de felicidad se pospone hasta la muerte y la entrada en el reino de los cielos, en la modernidad la felicidad pa asde ser un concepto colectivo a convertirse en un concepto puramente individual. Y, sobre todo, a ser sinónimo de libertad, de independencia, de poder hacer cada uno lo que quiera con su vida. Aunque, para ello, el Estado debe de garantizar unas condiciones materiales mínimas.

En realidad Pico della Mirandola, un pensador italiano del siglo XV, ya anticipó todo eso cuando escribió su célebre Oratio de hominis dignitate (Discurso sobre la dignidad del hombre), donde señala que la dignidad humana consiste en poder escoger cómo vivir. A diferencia de los animales, que siguen irremediablemente el instinto, los humanos pueden decidir qué hacer con su vida, si obrar bien o mal.

Esa idea alcanza su máximo esplendor en la Declaración de Independencia de Estados Unidos, publicada el 4 de julio de 1776 y que recoge el derecho a buscar la felicidad como un derecho humano. "Todos los hombres son creados iguales; dotados de ciertos derechos inalienables, entre los cuales están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad", dice literalmente el texto, que pone los cimientos de los derechos sociales y del Estado de bienestar. Un logro que, paradójicamente, no es atribuible a Estados Unidos sino a Europa.

"Pero, ¿se puede lograr la felicidad pensando sólo en uno mismo? ¿Puede ser la felicidad una empresa individual? Yo creo que no", nos dice Victoria Camps. De hecho, todos los filósofos consideran que tener amigos es una condición necesaria para alcanzar la felicidad. Aunque tal vez quien más haya enfatizado en ello haya sido el francés Michel de Montaigne, quien ya en el siglo XVI consideró como una de las grandes desgracias de su vida el perder a su mejor amigo.

"Sin amigos, sin afectos, pensando sólo en uno mismo, seguramente es muy difícil -si no imposible- lograr la felicidad", reitera Camps. Pero, de todas las aproximaciones a la felicidad que ofrece la filosofía, ¿con cuál se queda Victoria Camps? "Con ninguna. Todas tiene algo interesante, pero también algo criticable o excesivo", subraya. "Para mí la felicidad es saber mantener las ganas de vivir, algo que no deja de ser muy spinoziano. Es decir sí a la vida, a pesar de todas las dificultades. Y eso es algo que se aprende. La suerte cuenta, claro está, pero no es sólo suerte".

En ese sentido, para Camps la única y verdadera autoayuda en la búsqueda de la felicidad es la cultura. "Un proyecto de vida rico culturalmente. Se trata no sólo de adquirir cosas, sino de que el ser humano tenga recursos que le ayuden en los momentos más difíciles".

-¿Usted es feliz?

-No del todo. Siempre queda algo. Pero me siento afortunada: he podido hacer lo que he querido, he trabajado en lo que me gusta, tengo un conjunto de afectos, tengo familia, tengo amigos... No se puede lograr la felicidad absoluta. Además es necesario no lograrla para así seguir en el camino



Cronología de la felicidad


  1. Antiguos griegos: Vivir bien, obrar con ética y llevar una vida virtuosa es el camino para ser feliz. La dedicación a la vida pública es el más excelso camino hacia la felicidad.
  2. Estoicos: Hay que vivir de acuerdo con la naturaleza y aceptar las limitaciones humanas. Lo que no depende de nosotros --por ejemplo, la muerte-- debe aceptarse con indiferencia.
  3. Edad Media: El concepto de felicidad se empapa de doctrina cristiana. Hay que comportarse en la vida terrenal según la ley divina para así poder salvarse, porque sólo en el 'otro mundo' se encuentra la verdadera felicidad.
  4. Renacimiento: Con el racionalismo, el camino para ser feliz no es la obediencia a unas normas religiosas o morales universales, sino la profundización en el conocimiento de lo que nos rodea y de nosotros mismos.
  5. Ilustración: Todos, dentro de nosotros, sabemos lo que está bien y lo que está mal. Aunque no nos obligue ninguna norma externa, debemos de cumplir con ese "imperativo categórico", lo que no garantiza la felicidad pero nos hará dignos de ella.
  6. Modernidad: La felicidad pasa a ser sinónimo de libertad de poder hacer cada uno lo que quiera con su vida. Sin libertad, la búsqueda de la felicidad no es posible. La Declaración de Independencia de Estados Unidos (1776) recoge el derecho a buscar la felicidad: "Todos los hombres son creados iguales; dotados de ciertos derechos inalienables, entre los cuales están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad".
  7. Revolución industrial y capitalismo: El individuo debe ser libre para decidir quién es y cómo desea vivir. Esa libertad va de la mano de otro derecho: el derecho a la propiedad. Hay que ser libre para intentar ser feliz y ser libre se materializa en la condición de propietario.
  8. Marxismo: El 'explotado' no es libre, aunque formalmente se le reconozca libertad. Sin acceso a la educación, a la protección de la salud y a la seguridad social no se dan las condiciones necesarias para tener una vida digna y poder aspirar a la felicidad.
  9. Estado de bienestar: Durante el siglo XX, en la mayor parte de países de la Europa Occidental el Estado comienza a dar protección social a los segmentos de población más desfavorecidos y a llevar a cabo una mínima distribución de la riqueza. Se garantizan así los bienes necesarios básicos para que cada uno pueda vivir como quiera y buscar la felicidad.
  10. Actualidad: Queremos satisfacer inmediatamente cualquier deseo, sin calcular si se trata de un deseo superfluo o necesario. No aceptamos los límites de la condición humana: el dolor, la enfermedad, el envejecimiento, la muerte... Se busca una respuesta técnica (autoayuda) o medicalizada para todo, buscamos resolverlo todo con una píldora. La felicidad se convierte en una industria.

https://www.elmundo.es/papel/historias/2019/02/01/5c52e8e521efa0292e8b4661.html
 
Última edición por un moderador:
Anaxágoras de Clazomene
anaxagore.jpg

(-500 a -428)


Vida y pensamiento de Anaxágoras
Sección publicada en webdianoia.com por primera vez el 3 de diciembre de 2001

Biografía
Nació Anaxágoras en Clazomene, en Asia Menor, hacia el año 500 antes de Cristo, viviendo su juventud en una época, pues, en la que Clazomene había sido sometida al imperio persa, tras la represión de la revuelta Jonia. Posteriormente se trasladó a Atenas, ciudad en la que residiría la mayor parte de su vida, siendo maestro, y posteriormente amigo, de Pericles, entre otros atenienses ilustres. Precisamente esa amistad le supuso ser acusado de impiedad por los enemigos de Pericles y verse obligado a abandonar Atenas, refugiándose en Lámpsaco, una de las colonias de Mileto en Jonia. Diógenes Laercio nos dice, en su Vida de filósofos ilustres, que respecto a su condena hay varias opiniones, pues Soción, en las Sucesiones de los filósofos, dice que Cleón le acusó de impiedad, por haber dicho que el sol es una masa de hierro encendido, pero que lo defendió Pericles, su discípulo, y sólo fue condenado a pagar cinco talentos y salir desterrado. Sátiro escribe sus Vidas que lo acusó Tucídides, por ser éste contrario a las resoluciones de Pericles en la administración de la República. Que no sólo lo acusó de impiedad, sino también de traición, y que ausente, fue condenado a muerte. Habiéndole dado la noticia de su condena y de la muerte de sus hijos, respondió a lo primero que hacía mucho tiempo que la naturaleza había condenado a muerte tanto a sus acusadores como a él. Y a lo segundo, que sabía que los había engendrado mortales. Algunos atribuyen esto a Solón; otros, a Jenofonte.

Pensamiento
Anaxágoras expuso sus doctrinas filosóficas en un libro del que apenas nos han llegado algunos fragmentos. Aristóteles, en la Metafísica, 1, 3, nos dice que Anaxágoras de Clazomene, primogénito de Empédocles, no logró exponer un sistema tan recomendable. Pretende que el número de los principios es infinito. Casi todas las cosas formadas de parte semejantes, no están sujetas, como se ve en el agua y el fuego, a otra producción ni a otra destrucción que la agregación o la separación; en otros términos, no nacen ni perecen, sino que subsisten eternamente. Y más adelante (Metafísica,1,7) nos dice según Anaxágoras, todo está mezclado, excepto la inteligencia; la inteligencia sólo existe pura y sin mezcla. Resulta de aquí, que Anaxágoras admite como principios: primero, la unidad, porque es lo que aparece puro y sin mezcla; y después otro elemento, lo indeterminado antes de toda determinación, antes que haya recibido forma alguna.

Al igual que Empédocles, Anaxágoras se enfrentará al problema de explicar el cambio admitiendo la permanencia del ser, tal como se desprende de los postulados parmenídeos. El ser no puede generarse ni corromperse; no puede haber propiamente hablando nacimiento ni destrucción, sino simplemente mezcla o separación de las cosas que existen. La solución de Anaxágoras será también una solución pluralista, al estilo de la de Empédocles. Pero, a diferencia de éste, en lugar de cuatro elementos afirmará la existencia de un número infinito de ellos, cada uno poseyendo las características del ser parmenídeo es decir, la eternidad, la inmutabilidad.

torbellino.jpg


Estos elementos originarios o "semillas" como le llama Anaxágoras se distinguen unas de otras cualitativamente. La mezcla de estas semillas es lo que constituye los objetos de la experiencia; cuando en un objeto predomina un tipo determinado de semillas le atribuimos al objeto la propiedad de las partículas predominantes, ya que, en los objetos de la experiencia, hay partículas de todas las cosas. Eso explicaría la transformación de unas cosas en otras: si los vegetales que nosotros ingerimos se convierten en carne es preciso que haya carne (partículas o semillas de carne) en dichos vegetales. En ese sentido debería entenderse la afirmación de que hay porciones de todo en todas las cosas. Así, en un trozo de oro hay partículas de todas las demás cosas, pero predominan las partículas de oro, por lo que le llamamos simplemente oro.

¿Cómo se produce esa agregación y esa separación de las semillas? Aquí hace intervenir Anaxágoras un elemento novedoso en la especulación filosófica: el Nous o inteligencia. El movimiento de las partículas o semillas estaría sometido a la inteligencia; sin embargo, el papel de la inteligencia queda reducido al de causa inicial del movimiento que, una vez producido, sigue actuando por sí mismo sometido a causas exclusivamente mecánicas. Las partículas son sometidas por el Nous a un movimiento de torbellino que será la causa de la constitución de todas las cosas tal como nosotros los conocemos.

Este Nous, Mente o inteligencia, es concebido por Anaxágoras como algo infinito y autónomo, y separado de la semillas y de todas las demás cosas que existen, llamándole la más fina y pura de todas las cosas, poseedor de todo el saber sobre cualquier asunto y del mayor poder. También le concibe como ocupando un espacio, por lo que parece que Anaxágoras mantiene una concepción material del Nous o Mente, formado de la materia más pura y más sutil, pero lejos todavía de una concepción inmaterial o incorpórea del ser. No obstante se le considera como el primero que introduce el recurso a un principio espiritual o intelectual, aunque, según las quejas expresadas por Aristóteles en la "Metafísica", haya recurrido a él sólo cuando la explicación por causas materiales le resultaba imposible.
https://www.webdianoia.com/presocrat/anaxagoras.htm
 
LAS DUDAS EXISTENCIALES
3 filósofos fueron al Metro para contestar las dudas de la gente. Esto les preguntaron
La Asociación Filosófica Americana trata de llevar la disciplina al ámbito público. Su propuesta "pregunta a un filósofo" en la ciudad de Nueva York ha tenido éxito



tres-filosofos-estaban-en-el-metro-para-contestar-a-la-gente-esto-es-lo-que-les-preguntaron.jpg


Foto: iStock.



ADA NUÑO

TAGS

FILOSOFÍA
METR0
NUEVA YORK
PREGUNTAS Y RESPUESTAS



07/03/2019


Si hay algo que la filosofía puede enseñarnos es que, como diría Descartes, solo sabemos que no sabemos nada. Quizá en el fondo vivimos en la cueva de Platón, intentando salir afuera para conocer la realidad, mientras seguimos sin entender una palabra de 'La crítica de la razón pura' de Kant. Lo único cierto es que esta maltratada profesión trata de dar respuesta a todas las preguntas de la vida, empezando por entender qué hacemos aquí y dónde vamos.



Al ser, como decíamos, una profesión maltratada, no podemos evitar pensar en los filósofos como griegos con túnicas o personas que divagan demasiado y a las que les gusta fumar. Entonces, si te encontraras con uno por la calle y pudieras pararte a preguntar cualquier cosa, ¿lo harías? Y, más importante, ¿qué duda te asaltaría y querrías que te contestaran?


"Pregunte a un filósofo"

Pues ha sucedido. Informa 'AlterNet' que tres filósofos, en la ciudad de Nueva York, decidieron sentarse a las puertas del metro para responder las preguntas de todo aquel que pasara. Se trata de una iniciativa llevada a cabo por la Asociación Filosófica Americana, que promueve la disciplina y su profesión, tanto académicamente como en el ámbito público y que se reúne anualmente en la calle en enero. Al principio pensaban que sería igual que la historia del músico famoso que decidió tocar en un vagón y al que nadie miraba ni prestaba atención. Sin embargo, después de un rato sentados, una mujer mayor observó el cartel de "Pregunte a un filósofo", y sonriendo, se acercó.


"Estoy felizmente jubilada y divorciada, tengo sesenta años y no quiero perder más tiempo, ¿qué puedo hacer?" fue lo que preguntó. Mientras los tres filósofos trataban de dar respuesta a su duda, explicando que solo ella podía encontrar el verdadero sentido a su vida, más gente fue acercándose y pronto se convirtió en una multitud. Parecía que era solo para escuchar, pero en realidad todos tenían sus propias preocupaciones existenciales.

"¿Cómo puedo saber si soy real?", preguntó ella. "Cierra los ojos...", le contestaron


"Tengo 20 años", dijo una chica. "Debería ser el momento más feliz de vida y, sin embargo, me siento vacía, ¿por qué?". Le explicaron entonces que la felicidad es un viaje, no un destino. Es difícil conservarla si no has salido de un agujero negro de nuevo hacia la luz o te ha sucedido algo verdaderamente bueno: cuando te encuentras en un mismo estado durante mucho tiempo es difícil saber si eres feliz o no. "Como decía Aristóteles", continuaron, "la felicidad es aquello que escogemos por encima de todo, antes que las riquezas o el placer".

Cuando ya todo el mundo parecía a punto de marcharse y ellos estaban recogiendo sus cosas, una niña pequeña acompañada de su madre, con una sonrisa en la cara, se acercó. "¿Tienes una pregunta filosófica?", preguntó uno de ellos, que aún no había hablado. "¿Cómo sé si soy real?", preguntó ella, a su vez. Era demasiado pequeña para hablarla sobre Descartes o 'Matrix', por lo que él, simplemente, le dijo: "Cierra los ojos". Ella obedeció.

"¿Has desaparecido?", preguntó él, a continuación. La niña negó con la cabeza, después los abrió de nuevo. "Felicidades, eres real". Tras ello, los filósofos se levantaron y volvieron sobre sus pasos, de vuelta a la universidad.


* Este artículo está escrito por Ada Nuño, pero incluye una firma genérica porque corresponde a una periodista que hoy hace huelga.

https://www.elconfidencial.com/alma...gente-esto-es-lo-que-les-preguntaron_1867962/
 
Estoy de acuerdo con el hecho de que detestas a los filósofos que educan políticamente, y te diré que no puedo soportar ni a los filósofos ni a los artistas, literatos, escritores "comprometidos socialmente", los rechazo de inmediato.
Compartimos el afecto por algunos pensadores como Camus o Shopenauer o Ortega y Gasset, y debo decir que me gusta Maquiavelo porque dijo la verdad impopular y tambien Giordano Bruno por ser blasfemo.
Ni siquiera siento interés por la ética, la moral, por lo que los logros de los filósofos en este campo no los considero.
También porque la ética es un concepto relativo, que cambia con los tiempos y en las diversas sociedades y, por lo tanto, esta característica de 'relatividad' la aleja de la Verdad, que en sí misma es absoluta e inmutable.
Seguro, con la filosofía aprendes a pensar, pero no espero respuestas, así que aprendí a pensar por mi misma muy pronto y la abandoné.

Bueno, respecto a los filósofos éticos, creo que la mayoría mantienen unos patrones básicos respecto a lo que puede considerarse bien o mal, que se mantienen a lo largo del tiempo por ser básicos para la civilización. Y la sabiduría que muestra Shopenhauer en "Aforismos sobre el arte de vivir" no tiene desperdicio y au pesimista clarividencia está plenamente vigente.

Giordano Bruno fué un visionario, se atrevió a decir que la Tierra no era el único planeta habitado y que el sol y sus planetas son tan solo un rincón muy pequeño de un universo infinito. También fué muy extremista, pues no hacía falta dejarse quemar vivo por una verdad que tarde o temprano se habría impuesto, como hizo Galileo Galilei.
 
EN EL AÑO 781 DE NUESTRA ERA
El desconocido filósofo que planteó la teoría de la evolución 1.000 años antes que Darwin
En el año 781 de nuestra era, el iraquí Al-Jahiz sacó un libro denominado 'El libro de los animales', en el que ya planteaba algunos preceptos que Darwin popularizó en 1859


imagen-sin-titulo.jpg

Al-Jahiz y Charles Darwin (EC)



RUBÉN RODRÍGUEZ

11/03/2019



La Teoría de la Evolución es, sin ningún género de dudas, una de las piedras angulares sobre las que se asienta la biología en la actualidad. Postulada por el británico Charles Darwin en 1859 en su libro 'El origen de las especies', sintetiza uno de los principios básicos de la vida: los animales sufren adaptaciones genéticas para sobrevivir al medio ambiente a lo largo de generaciones, donde la selección natural juega un papel fundamental. Pero, ¿fue Darwin el primero?

Evidentemente, el estudio y análisis pormenorizado de Darwin le permitieron ser la primera persona en formalizar una teoría científica consolidada, mediante la que podemos entender mejor a las diferentes especies animales que habitan el planeta. Ahí la selección natural pasa a tener un peso fundamental, donde la adaptación y evolución de diferentes mecanismos son los que explican por qué una especie logra sobrevive y otra no.

Poco antes de que Darwin explicara su teoría, muchos otros científicos ya habían valorado la posibilidad de que las especies animales hubieran evolucionado a lo largo de los años. En el siglo XVIII y XIX, muchos expertos empezaron a tener en cuenta esta situación, algo que incluso el biólogo Charles Bonnet llegó a plantear pocos años antes de que Darwin explicara su teoría. El caso más conocido es el de Alfred Russel Wallace, conocido por haber propuesto una teoría de evolución a través de la selección natural independiente de la de Darwin que motivó a este a publicar su propia teoría. Sin embargo, ninguno comprendía el mecanismo que tendría como resultado dicha evoución.

Pero sí hubo alguien que ya habló en términos muy similares a los que lo hizo Darwin. Lo curioso es que lo hizo un milenio antes de que se hiciera popular la teoría del científico británico. Se trata de Abu Usman Amr Bahr Alkanani al-Basri, quien era conocido como Al-Jahiz, un apodo que hace referencia a sus ojos saltones, quien fue capaz en elaño 781 de nuestra era de hacer un postulado científico parecido al del Darwin... llegando incluso a hablar literalmente de 'selección natural'.

Nacido en Basora (Irak), este filósofo musulmán formó parte del movimiento Mutazilah, una corriente basada en el ejercicio de la razón para analizar el mundo que les rodeaba. Así, todo tipo de vertientes filosóficas eran tratadas por Al-Jahiz, incluso la biología, para la que escribió el conocido como 'El libro de los animales'. Fue en ese escrito en el que, precisamente, utiliza una vía de pensamiento muy parecida a la que 1000 años después utilizó el propio Darwin.

Para Al-Jahiz, los animales sobrevivían a base de ser competitivos, esto es, ser el mejor a la hora de encontrar alimentos, de defenderse, de encontrar refugio o de proteger a sus crías, lo que daba lugar a cambios de comportamiento y físicos que se transmitían de generación en generación. Incluso llega a hablar de cambios en ciertas especies debido a las migraciones a las que se vieron sometidas o a los cambios en el medio ambiente.



acompana-cronica-mexico-subasta-mex01-ciudad-de-mexico-mexico-19-08-2018-fotografia-de-un-ejemplar-de-la-primera-edicion-de-el-origen-de-las-especies-el-pasado-miercoles-15-de-agosto-de-2018-en-ciudad-de-mexico-mexico-un-ejemplar-de-la-primera-edicion-de-el-origen-de-las-especies-el-historico-libro-del-naturalista-charles-darwin-publicado-en-1859-ha-dejado-la-sombra-de-una-coleccion-privada-para-ser-puesto-a-subasta-en-mexico-a-un-precio-entre-52-083-y-62-500-dolares-efe-sashenka-gutierrez.jpg




Desarrollo para sobrevivir
"Los animales se involucran en una lucha por la existencia y los recursos, para evitar ser comidos y reproducirse. Los factores ambientales influyen en los organismos haciendo que desarrollen nuevas características para asegurar la supervivencia, transformándolos así en nuevas especies. Los animales que sobreviven para reproducirse pueden transmitir sus características exitosas a sus descendientes", indica Al-Jahiz, en extractos publicados por 'BBC'.

Se sabe que cuando Darwin dio a conocer su Teoría de la Evolución, muchos coetáneos hablaban de la vía mahometana de conocimiento, pero también se sabe que el británico nunca llego a estar en contacto con la obra de Al-Jahiz. Autor de más de 300 libros, solo unos pocos llegaron hasta mediados del siglo XIX, entre ellos 'El libro de los animales'. Quizá no llegó a leerlo ni tener conocimiento de ese escrito, pero también hubo una evolución en el pensamiento que le llevó a sus conclusiones.

https://www.elconfidencial.com/tecn...oria-evolucion-animales-aljahiz-irak_1873342/
 
the-inferno-canto-9-1-800x645POe.jpg


Doble decálogo para una década mutante.

Publicado por Basilio Baltasar.

1. La mentalidad mecanicista que gobierna la cultura contemporánea proclama una perfidia darwinista: toda innovación es una mejora. Comprended lo que hay de doctrina en este silogismo.

2. Aceptad que el problema es la credulidad. Ninguno de vuestros abuelos se puso en manos de un mercader. Examinaban la mercancía antes de comprarla. Vosotros, sin embargo, creéis que la tecnología no puede engañaros.

3. El elogio a la innovación que difunden los expertos coincide con el manual de instrucciones de los fabricantes, la retórica de sus publicistas, el optimismo de los analistas y la ingenuidad de los usuarios.

4. Abandonad el laboratorio conductista al que os lleva vuestra candidez. Dejad de aplicaros las aplicaciones gratuitas, desconfiad. Decidlo en voz alta: ¡queremos pagar en metálico! ¡Ver la cara del vendedor!

5. Las redes sociales han envenenado la percepción de la política, han canalizado la movilización tribal de los ciudadanos, enervado la conciencia de la soledad y excitado la angustia existencial. El simulacro tecnológico lo ha conseguido.

6. Los promotores de los artefactos anunciaron el advenimiento de las redes como canal abierto, gratuito y universal y prometieron la difusión cultural masiva, la circulación de una información contrastada por el interés general, la participación democrática en la gestión de los grandes asuntos públicos, el intercambio horizontal del conocimiento y la integración igualitaria de las masas en el debate político de la civilización.

7. (¡Confesad cuántas veces lo disteis por bueno!)

8. En realidad, las redes sociales son charcas de palabrería psicótica. Han propiciado el hostigamiento de los individuos, envenenando con furia tóxica el debate social.

9. Necesitamos una poderosa excusa para justificar vuestra credulidad: ¡ha pasado todo tan de prisa! Twiter empieza a expandirse en junio de 2006; a mediados de 2007 Facebook se internacionaliza; en junio del mismo año Steve Jobs pone en escena su flamante iPhone. Apenas han pasado diez años. ¿Qué podíais hacer vosotros, pobres consumidores, huérfanos hermanados en la indigencia espiritual?

10. En esta década mutante ha brotado una figura inédita. Ya no es un ciudadano, ni un interlocutor, ni un lector: es un usuario. No un usuario de los que antes usaban las cosas, las cosas de usar y tirar, sino uno de nuevo cuño: el usuario usado por el artefacto que tiene en las manos.

11. Por su conexión biónica al centro neurálgico de los instintos y su poderoso vínculo a la ilusión de los deseos, el artefacto impone una relación hipnótica y neurótica. Es una herramienta con voluntad propia la que se ha puesto al servicio de quién sabe qué postor.

12. El entusiasmo bursátil por el sector digital ¿no os parece digno de asombro? Tanto dinero invertido en un servicio gratuito: ¿acaso será esta la primera revolución caritativa?

13. Los contenidos que vibran en las pantallas son fugaces, inabarcables e inagotables: mientras incitan la atención insomne del usuario, la dispersan; mientras canalizan la inquietud de una multitud bulímica, la derraman. Su oferta incesante os avergüenza. Su gratuidad os fascina.

14. La seductora fantasía del hombre que obtiene lo que desea ha encontrado su perfecta versión virtual. En lugar de frotar la lámpara, pulsa una tecla. Ignorante de la dependencia que le impone su nueva condición, el ciudadano de la década mutante ensalza la ficción de su autonomía mientras se sumerge en la más innovadora de las servidumbres.

15. Conocemos bien las utilidades de la red, ¡cómo olvidarlas! ¡Hasta los médicos las festejan! Lo que ahora importa es el juicio crítico de sus dominios. Nos urge conocer las patologías que se incuban en el usuario, saber a dónde le llevará la obsesión última de su mente viciosa y cuándo estallará la fragmentación psicótica de su pensamiento.

16. Por el momento ya sabemos que las redes son el canal de la epidemia emocional del odio, el cauce de la difamación, el virus que corroe la integridad, la furia que libera la frustración, el instinto inquisitorial de la muchedumbre, el linchamiento de los disidentes, rivales o adversarios de cualquier causa, el desprestigio orquestado de hombres, ideas e instituciones.

17. Quien no comulgue con sus creencias arderá en la hoguera digital.

18. Las redes os ofrecen la ilusión de una audiencia masiva, seguidores que aplauden vuestro ingenio, máscaras que comparten vuestras fobias, que celebran ultrajar a vuestros adversarios y aplaudir a vuestros ídolos. Esta es la multitud que os vigila.

19. Se os ofrecen las poderosas ficciones de la tecnología a cambio de vuestra privacidad, las secretas afinidades, la vida íntima de los deseos latentes. Lo que rastrea y devora el radar tecnológico. Es la nueva versión del derecho de pernada: perteneceréis al Reino mientras el Robot pueda yacer con vuestra alma.

20. Entendedlo de una vez: las redes solo os sirven para calmar vuestra adicción a las redes.
https://www.jotdown.es/2019/03/doble-decalogo-para-una-decada-mutante/
 
La belleza desnuda
Publicado por Carlo Frabetti
1200px-Sandro_Botticelli_-_La_nascita_di_Venere_-_Google_Art_Project_-_edited-800x503.jpg

El nacimiento de Venus (La Nascita di Venere) de Sandro Botticelli, c. 1482. Click en la imagen para ampliar.

Solo Euclides ha contemplado la belleza desnuda. (Edna St. Vincent Millay)

Aunque sea un concepto resbaladizo y reacio a dejarse definir, podemos afirmar que lo que entendemos por belleza se basa, en última instancia, en nuestras percepciones sensoriales agradables; no es una regla sin excepciones, pero sirve como punto de partida. Y lo que agrada o desagrada a nuestros sentidos tiene que ver, por una parte, con el bienestar y la salud, y, por otra, con lo que podríamos denominar «antropofilia» o narcisismo antropológico: la íntima autosatisfacción derivada de un cuerpo anatómicamente correcto y plenamente funcional, o el deseo de alcanzar ese ideal y el deleite que produce la posibilidad de lograrlo. Somos, inevitablemente, la medida de todas las cosas, como dijo Protágoras, y no solo en lo relativo al tamaño.

La relación de lo sensorialmente agradable con el bienestar y la salud es especialmente clara en el caso del sentido del gusto: en general, nos agrada el sabor de lo que es adecuado como alimento y nos desagrada, o incluso nos repugna, lo que es tóxico o nocivo. Y la relación de lo grato con la antropofilia es sobre todo visual: no es casual que la representación canónica del cuerpo humano sea, desde la antigua Grecia, el principal tópico de las artes plásticas (cuando no están constreñidas por la religión). Tal vez por eso, cuando nos agradan, la comida la calificamos como buena mientras que de un cuadro decimos que es bello. Pero la distinción no es en absoluto estricta, y por eso «bueno» y «bello» son adjetivos parcialmente intercambiables: un buen concierto, una bellísima persona…

Menos obvia, pero no menos importante, es la relación de lo bello con lo verdadero. Una relación que para algunos visionarios, desde Platón hasta Wittgenstein pasando por los grandes artistas del Renacimiento y los poetas románticos, es de pura y simple identidad.

«La belleza es verdad, la verdad es belleza: eso es todo lo que sabemos y todo lo que necesitamos saber», dice Keats en su Oda a una urna griega. Y Platón, en el Fedro, pone en boca de Sócrates las siguientes palabras: «Cuando alguien percibe la belleza de este mundo y evoca la belleza verdadera [la del mundo de las ideas], su espíritu adquiere alas y ansía volar… De todos los tipos de entusiasmo, esta cuarta especie de arrebato es la más magnífica en sus causas y efectos». Para Platón, la verdadera belleza es la belleza verdadera, valga el juego de palabras, es decir, la belleza veritativa, la que nos revela la verdad, la que se funde y confunde con ella y remite al perfecto mundo de las ideas. Una belleza-verdad que, a partir de Pitágoras, algunos identifican con la abstracción matemática. «Solo Euclides ha contemplado la belleza desnuda», dice la poeta Edna St. Vincent Millay. «Que no entre aquí quien no sepa geometría», advierte el propio Platón a quienes quieren formar parte de la Academia. Y Bertrand Russell escribió en The Study of Mathematics: «Las matemáticas no solo poseen verdad, sino también una belleza suprema, una belleza fría y austera, como la de la escultura, que no apela a ninguna parte de nuestra naturaleza más débil, sin las magníficas vestiduras de la pintura o la música, sublimemente pura y capaz de una sobria perfección».

Filósofos, poetas y científicos de todos los tiempos han sido deslumbrados por el binomio verdad-belleza y su esencia matemática. En una de sus famosas discusiones con Einstein, dice Heisenberg: «Si la naturaleza nos lleva hacia formas matemáticas de gran simplicidad y belleza —y por formas me refiero a sistemas coherentes de hipótesis, axiomas, etc.—, formas que nadie ha visto previamente, no podemos dejar de pensar que son verdad, que revelan una característica genuina de la naturaleza… Seguro que tú también has percibido la estremecedora simplicidad y plenitud de las relaciones que de pronto la naturaleza despliega ante nosotros y para las que no estábamos en absoluto preparados». Seguro que sí: Einstein manifestó en más de una ocasión este mismo asombro ante la simplicidad y la belleza de las formas matemáticas que explican el mundo. Y su amigo Gödel, máximo exponente del realismo matemático, estaba convencido de que los teoremas no se inventan, sino que se descubren, igual que se descubre la composición química de una substancia, por lo que su deslumbrante belleza sería la del propio universo develado.

En cualquier caso, contemplar la belleza desnuda de las fórmulas matemáticas puede producir un goce estético muy singular y muy intenso, que, según han mostrado recientes estudios neurofisiológicos, activa la misma zona de la corteza orbitofrontal del cerebro que la contemplación de un cuadro o la audición de una sinfonía.

Las relaciones numéricas sencillas subyacentes a la música —que llevaron a los pitagóricos a afirmar que todo es número— y la «divina proporción» de Fidias (expresada por el número áureo: 1,618…), omnipresente en la naturaleza y en el propio cuerpo humano, fueron el comienzo de un largo viaje matemático desde y hacia la belleza que recientemente ha entrado en una nueva y apasionante fase. Con el vertiginoso desarrollo de la informática, estamos asistiendo a una progresiva matematización del conocimiento (que a su vez propicia dicho desarrollo). Y algunos investigadores están aplicando la enorme potencia de cálculo y la capacidad modelizadora de los superordenadores al estudio de las relaciones armónicas descubiertas por los antiguos griegos o expresadas por el li de los filósofos orientales, animados por la vieja sentencia latina Pulchritudo splendor veritatis. No sabemos si los matemáticos encontrarán la fórmula de la belleza; pero, si la encuentran, seguramente será una bella fórmula.
https://www.jotdown.es/2019/03/la-belleza-desnuda/
 
Svenja Flasspöhler: «El #MeToo castra al hombre»
La filósofa alemana ha generado una gran polémica por las tesis defendidas en su ensayo «La potencia femenina», en el que carga contra el «feminismo de hashtag»
Svenja-Flasspoehler-Johanna-Ruebel-kCmG--620x349@abc.jpg

Inés Martín Rodrigo@imartinrodrigo
Actualizado:24/03/2019 01:07h0

Desde que surgió el #MeToo, uno de los movimientos que más ha hecho por visibilizar los abusos sufridos durante décadas por muchas mujeres, fundamentalmente en la industria del cine, pocas, por no decir ninguna, han sido las voces que le han puesto reparos. Hasta queSvenja Flasspöhler (Münster, Alemania, 1975) publicó el ensayo «La potencia femenina», que acaba de llegar a nuestro país gracias a la editorial Taurus. En él, la alemana, filósofa y periodista, carga duramente contra lo que ella define como «feminismo de hashtag», rechaza la antagonización -y, por tanto, el enfrentamiento- entre hombres y mujeres y aboga por redefinir la feminidad, apostando por una mujer fuerte y poderosa, que deje de ser, únicamente, víctima. Una tesis controvertida, porque va contra la corriente establecida y aceptada, que ha generado una gran polémica y ha puesto a su autora en el disparadero, para bien y para mal.

¿Por qué decidió escribir este libro? ¿Cuál era su principal objetivo, y por qué ahora?

Lo que critico es la espeluznante ausencia de discriminación en el debate del #MeToo. Las mujeres son víctimas, y los hombres, agresores. Las cosas no son tan simples, algo que, por otra parte, ya señaló Simone de Beauvoir en «El segundo s*x*». Por desgracia, el actual feminismo en la Red se caracteriza, entre otras cosas, por un colosal desconocimiento de las teorías feministas. Esta ausencia de discriminación del movimiento queda patente en su mismo nombre. ¿A qué se refiere ese «yo también»? ¿A situaciones en las que las mujeres no tienen ninguna posibilidad real de actuar, como es sin duda el caso de una violación, o a aquellas en las que sí hubiese habido opciones? La diferencia es patente. Por ejemplo, cuando un director de cine famoso invita a una actriz a su habitación de hotel, ella tiene claramente la posibilidad de decir: «No, gracias».

Harvey Weinstein. En palabras de Hannah Arendt, no cabe duda de que existe una gravitación hacia el bien. Por supuesto, esto no nos exime de seguir esforzándonos por llegar a una relación entre los géneros que no esté atravesada por el miedo y los malentendidos, sino por el gozo.

Es verdad que no todos los hombres son como Harvey Weinstein, pero es importante señalar a quienes actúan como él, ¿no le parece?

Por supuesto, y claro que no se trata de impedir a las mujeres que hablen. Pero en los dos últimos años hemos vivido un clima de denuncia. Se juzgaba de antemano a los artistas, las galerías ya no exponían sus obras porque en el ambiente flotaba la acusación de acoso sexual. Veo en las mujeres una lógica de revancha y cosificación que rechazo y que, por otra parte, es profundamente masculina. ¿Es eso lo que queremos? ¿Imitar a los hombres?

No, por supuesto, y menos sus comportamientos más condenables. En ese sentido, en el libro advierte de que, según están ahora las cosas, existe el riesgo de que se pueda llegar a pedir que se regule legalmente el s*x*.

Por supuesto que las mujeres tienen que defenderse del acoso. Ahora bien, un mundo sin acoso es un mundo sin seducción, porque lo que percibimos como acoso y lo que percibimos como seducción es profundamente subjetivo. En cuanto a las leyes, en 2016 se endureció en Alemania la legislación que castiga los delitos sexuales. El núcleo de la nueva normativa ya no es la violencia, sino la vulneración del «consentimiento», algo muy polémico incluso entre los expertos. Creo que hemos llegado a un punto de la historia en el que ya no tenemos que apelar a la ley, sino a los propios individuos, y exhortarlos a que decidan por sí mismos.

¿Por qué cree que «todo intento de seducción corre el riesgo de ser percibido como acoso, y viceversa»? ¿Se puede pensar que, a diferencia del acoso, la seducción está libre de poder?

No debemos olvidar que también la seducción contiene un elemento de violencia. Quien seduce, lleva a la otra persona a un sitio diferente, despierta en ella deseos que antes no tenía. La seducción es manipuladora. El erotismo inofensivo no existe.

Defiende que quiere mujeres más poderosas. ¿Puede explicarlo?

Quiero que las mujeres asuman su potencia. En alemán, potencia y poder son dos palabras diferentes. El sustantivo latino potentiasignifica «capacidad», «fuerza», y tiene claras connotaciones sexuales. La idea de potencia se ha asociado siempre a los hombres. Las mujeres, en cambio, representaban la carencia. No tienen nada entre las piernas y sufren la envidia del pexx. Hay que acabar con esta asociación de feminidad con negatividad y sustituir esta última por positividad, vacío por lleno, reacción por acción. De eso se trata. Tenemos que transformar en gozo el miedo masculino a la mujer potente.

¿Qué les diría a las mujeres que han sido víctimas de maltrato y no pueden entender las tesis que usted defiende?

Por supuesto que hay mujeres traumatizadas. Mujeres que, debido a sus terribles experiencias, siguen atenazadas por el miedo a no poder defenderse. No pretendo negarlo en absoluto. Ahora bien, hay que decidir. Puedo repetir eternamente que las mujeres son impotentes y están desvalidas, o intentar darles ánimos y empoderarlas. Decirles que sí, que pueden. Al hacerlo, les estoy dando apoyo.

¿Qué opina del hecho de que la mayoría de los casos de posibles abusos se estén debatiendo en internet? Se lo pregunto porque me preocupa la posibilidad de que ya no estemos hablando de personas, sino de grupos.

Efectivamente, es un gran problema. Es como si una pareja que se está separando solamente hablase a través de sus abogados. Eso te hace preguntarte cuál es el verdadero objetivo del #MeToo. ¿Pretende salvar la relación entre los sexos mediante una burda política de disuasión, cuyo mensaje es: «Tío, ten cuidado si no quieres acabar tú también en la picota»? A mí me parece que eso no tiene demasiado futuro y que, además, es bastante lamentable. No, tenemos que discutir con los hombres de cuestiones concretas. No existe sencillamente «el hombre», sino mi compañero, mi vecino, mi jefe, mi hijo, mi pareja. Son individuos, todos ellos hombres, sí, pero muy distintos unos de otros.

¿Es posible debatir públicamente sobre feminismo sin llegar al enfrentamiento?

Debatir directamente es muy importante porque los espacios corporales de la experiencia que habitan los hombres y las mujeres son diferentes. Como mujer, no puedo saber qué es tener un pexx que ha representado el poder durante la mayor parte de la historia de la humanidad. Y un hombre no puede saber qué es tener vulva, estar embarazada, o qué se siente cuando te silban al pasar. ¿Cómo se pueden llenar estos vacíos de conocimiento si no es a través de la comunicación?

Usted también es periodista. ¿Qué piensa del papel que los medios de comunicación están desempeñando en todo esto? ¿Somos culpables de que el debate tenga un nivel tan bajo?

Una de las causas de que el movimiento #MeToo se difundiese tan rápidamente fue que, como era de esperar, los medios de comunicación se subieron al carro de inmediato. El voyerismo de las masas queda satisfecho cuando una joven modelo explica cómo la acosaron, o cuando las actrices cuentan cómo un hombre poderoso les metió mano. Todo esto se puede considerar libertad de expresión, pero no es sinónimo de emancipación. El discurso femenino también se puede instrumentalizar. Debemos reflexionar sobre este mecanismo de los medios de comunicación precisamente porque somos feministas.
https://www.abc.es/cultura/libros/a...metoo-castra-hombre-201903240107_noticia.html
 
EN BUSCA DE LA PIEDRA FILOSOFAL
Un experto en la muerte desvela en qué pensamos cuando vamos a fallecer
Ya seas religioso o confíes tu inmortalidad a la ciencia, la muerte es una incógnita que nos acompaña desde tiempos inmemoriales. Un prestigioso filósofo explica su punto de vista



un-experto-en-la-muerte-desvela-en-que-pensamos-cuando-nos-preparamos-para-fallecer.jpg


Foto: Web oficial de Stephen Cave.




E. ZAMORANO

27/03/2019


Tarde o temprano, ya sea en la precoz adolescencia o en la infancia tardía, es inevitable reparar en que estamos aquí de paso. Es un proceso doloroso, a la par que curioso, que todos estamos abocados a experimentar. La visita de la parca no se puede eludir ni posponer. Uno de nuestros poetas más ilustres, Jorge Manrique, relata en unos hermosos versos del siglo XV lo fútil que resulta la vida una vez aparece la sombra de la muerte: “Ved de cuán poco valor / son las cosas tras que andamos / y corremos / que en este mundo traidor / aun primero que muramos / las perdemos”. Y así a lo largo de los años y la historia, la hora postrera sigue siendo el momento más misterioso que nos aguarda, ya que nadie ha vuelto para contarlo.

¿Recuerdas la primera vez en la que fuiste consciente de que existía la muerte? Esta es la pregunta que formuló hace cinco años el filósofoStephen Cave al inicio de su discurso en las prestigiosas charlas TED, disponible en YouTube. “Yo era un niño y mi abuelo acababa de morir. Recuerdo que unos días más tarde, acostado por la noche, tratando de dar sentido a lo que había sucedía, me preguntaba qué significaba estar muerto. Y en mi caso, como tenía solo cinco años, fui a preguntarle a mi madre”. Así podría decirse que arrancó la carrera del filósofo, con esta simple y terrible pregunta. Hoy en día es uno de los mayores expertos en estos temas tan fúnebres gracias a la publicación de su libro 'Inmortality: The Quest to Live Forever and How it Drives Civilisation', en el cual establece cuatro categorías sobre las respuestas que se han dado a la inmortalidad en todas las culturas y épocas del mundo.



portada-de-inmortality-de-stephen-cave-amazon.jpg


Portada de 'Inmortality', de Stephen Cave. (Amazon)




“Elixir, resurrección, alma y legado”. Para Cave, estas son las cuatro respuestas constantes hacia las que tiende un individuo, independientemente de su tiempo histórico, para hacer frente al final. El primero, “elixir”, tiene que ver con la promesa de que exista algún tipo de medicamento milagroso que se pueda tragar o beber, una píldora mágica o piedra filosofal que nos conduzca a la vida eterna. La “resurrección” sostiene la siempre anhelada contingencia de poder renacer, ya sea en nuestros propios cuerpos (como es el caso de los avances científicos en torno a la criogenización) o en uno nuevo (la reencarnación en algunas creencias orientales).


El tercero tiene que ver con el “alma”, y habla sobre deshacerse del cuerpo y vivir como un espíritu, ya sea en la Tierra o en un reino diferente, lo que entroncaría con las promesas cristianas de Cielo e Infierno. Por último, el “legado” habla de que si bien todo está perdido y ni cuerpo ni alma se salvan, lo único que queda es aspirar a la inmortalidad a través de la fama o de un cambio en nuestra vida por el que poder ser recordados durante miles de años, un ideal que podemos intuir tanto en los artistas famosos que han pasado a la historia recientemente, así como en las propias novelas homéricas de hace miles de años.


El origen de todas las preguntas
Cave lleva muchísimos años acercándose a estas nociones que para él son universales, y por tanto, inmutables. Es director ejecutivo del Centro Leverhulme para el Futuro de la Inteligencia en la Universidad de Cambridge. “Supongo que la narrativa del elixir es la más atractiva”, observa, en una entrevista para 'Quartz'. “Lo único claro es que el Plan A es el mejor: mantenerse vivo y saludable en este cuerpo, el único que tenemos. Como siempre, muchas personas se han dado cuenta de que deben respaldarse en otras respuestas. Es ahí donde surgen las demás”. En concreto, las de “resurrección” y “alma” guardan un fuerte componente religioso que ha ido avanzando a lo largo de la historia a la par que los avances médicos y científicos, lo que podría implicar una disminución de fieles al contemplar alternativas basadas en la más puntera tecnología.

Los millonarios son personas excesivamente poderosas, están acostumbrados a tener todo lo que desean, la inmortalidad incluida


Pero incluso los más ateos se rinden ante la incógnita de la muerte. Como el poeta francés Arthur Rimbaud, quien después de haber renegado de la idea de Paraíso y haber abrazado la de Infierno durante toda su vida, pidió en su lecho de muerte que se apresuraran a bautizarle, no fuera a existir un Dios que rigiera el destino de los hombres y los juzgase una vez llegado el momento final. “En nuestra sociedad la muerte sigue siendo aterradora y potencialmente paralizante, hasta el punto de que creamos que es inútil todo lo que hacemos en vida”, asegura el filósofo. “La creencia religiosa todavía está muy extendida. Pero también creo que los cuatro tipos básicos de inmortalidad se están volviendo a reformular desde el punto de vista de la ciencia y la tecnología”.

“La fe en que podamos mantenernos con vida también es extremadamente antigua”, analiza Cave. “Quiero decir, cuando pensamos en el Antiguo Egipto vemos las momias y ya creemos que tenían una base espiritual muy fuerte y arraigada. Pero en realidad también gozaban de una cultura médica muy sofisticada, con amuletos, rituales y pociones que prometían la juventud eterna. Las momias y las pirámides eran su Plan B, ya que aspiraban a permanecer vivos en estos cuerpos. Esta creencia, que parece muy remota, es muy popular en Silicon Valley. Creo que una de las revoluciones a las que menos se le ha prestado atención es la de la prolongación de la vida de los últimos 200 años. En todo el mundo, sobre todo en los países desarrollados, la esperanza de vida se ha duplicado. Y ahora existen muchos optimistas que piensan que si la hemos duplicado una vez, podemos volver a hacerlo otra y otra y otra vez. Hasta vivir para siempre”.

La muerte y los dólares
“La muerte es lo que más me irrita”. Esta es una famosa declaración de Larry Ellison, CEO de Oracle, quien ha ocupado en los últimos años puestos destacados en la lista de los hombres más ricos del mundo de la revista 'Forbes'. No es el único. En la actualidad, muchos multimillonarios están invirtiendo gran parte de sus fortunas a grandes empresas tecnológicas dedicadas a perseguir “la prolongación de la vida” o, como algunos, dicen resolver el problema de la muerte”. Peter Thiel, fundador de PayPal, Aubrey de Grey, gerontólogo médico británico o el mismísimo Jeff Bezos, CEO de Amazon son algunos de los más interesados en vivir para siempre, según un interesante reportaje de 'The New York Times'. Cave tiene un interesante punto de vista al respecto: “Son personas extremadamente poderosas. Y todos sabemos cómo funciona el poder en tu cabeza. Están muy acostumbrados a conseguir todo aquello que desean. Y a medida que envejecen, lo único que realmente quieren es ser siempre jóvenes y no fallecer. La inmortalidad ha sido, en gran medida, un juego de millonarios”.


“¿Por qué el cristianismo tuvo tanto éxito de esta forma tan rápida?”, prosigue el filósofo. “Porque estaba dentro del Imperio Romano, a través del cual, se extendió y prometía la idea de inmortalidad para todos. Democratizó la inmortalidad y dijo a los pobres y marginados, 'cree en mí y puedes tener lo que hasta ahora ha sido dominio de hombres ricos y poderosos”. Finalmente, a la hora de preguntarle si a título personal cree en una vida después de la muerte, Cave lo tiene claro: “No, no creo en una vida después de la muerte. No creo que la idea tenga mucho sentido. En realidad, no creo que haya un tipo de alma que esté separada del cerebro y sobreviva. Es una visión antigua, motivada por la ilusión, y eso se vuelve más difícil a medida que vamos entendiendo mejor el cerebro. El único hecho es que tenemos un cuerpo y se muere. Entonces, ¿qué es lo que creo que pasa después? Supongo que simplemente regresamos a la tierra de la que vinimos”.


https://www.elconfidencial.com/alma...ve-muerte-vida-inmortalidad-religion_1904366/
 
Back