Crucero de NO-Navidad, por favor.

El dia de acción de gracias es una previa muy parecida a la Navidad.
Las familias se reúnen, viajan desde un punto a casa, casi como una obligación.
La gente se prepara con antelación y luego vienen las tiendas y sus rebajas.
Esto último hace que gente desde sudamerica viaje a hacer sus compras, por los precios.
No es fiesta de sólo un dia, tiene sus dias antes y después.
La Navidad es mas universal.
Involucra a casi todos los países, exceptuando claro, aquellos que no creen en Jesüs, por eso es masiva, empieza con el adviento.
Suerte en el crucero, si no hay, se inventa y sale sensacional.
 
Es que la Navidad es una fiesta invasiva porque lo llena todo durante un mes, no es como las otras fiestas que mencionas, que solo se viven en el ámbito local y solo duran un día.
Por otra parte, parece que los amantes de la Navidad necesitan que todos, todos, absolutamente todos los demás nos sumemos a su fiesta porque si alguien consigue o intenta escaparse, ya su felicidad no es completa.
Por cierto, que del Belén, los pastores, José, María y el Niño ya no queda ni rastro, están desaparecidos en combate, ya solo quedan luces, gorritos de Papa Noel, dulces, regalos, perfumes, alfombras rojas frente a las tiendas, brillo, lentejuelas, árboles dorados o plateados, y las letras de los villancicos que dicen cosas como "All I want for Christmas is you".
Si eso es la Navidad, yo me borro del mapa.
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El placer de dedicarte por entero a leer

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JÓLABÓKAFLÓD, LA TRADICIÓN DE REGALAR LIBROS Y PASAR LA NOCHEBUENA LEYENDO EN ISLANDIA
Texto:
El libro es la estrella de los regalos de Navidad en Islandia. Es más, el libro físico, en papel. Nada de ebooks. Este hábito nace de una tradición maravillosa que recibe el nombre de 'Jólabókaflód'. Esta palabra, que podría traducirse como 'Inundación de Libros por Navidad', define la temporada que va de noviembre a diciembre durante la cual los islandeses se lanzan a la compra de libros, muchos de los cuales se regalarán el 24 de diciembre. Lo que viene después es puro gozo y disfrute: pasar la noche de Nochebuena y el día de Navidad leyendo tranquilamente.

Publicado el 19.12.2016

Tags: LIBROS, ISLANDIA, ACTUALIDAD, CURIOSIDADES, NAVIDAD

Los enamorados de los libros, de su olor a nuevo, de su pasar páginas, doblar esquinitas y subrayar pasajes acaban de encontrar su lugar en el mundo. Islandia es ese país en el que el mejor regalo que puedes hacer y recibir es un libro. Especialmente en Navidad. Islandia ama los libros y están muy ligados a que las familias perciban la Navidad como unas vacaciones, explican en la web NPR.

El Jólabókaflód comienza en noviembre, cuando cada casa recibe gratuitamente en su buzón el Bókatídindi, un catálogo en el que se resumen las nuevas publicaciones de la Asociación de Editores de Islandia. El pistoletazo de salida está dado. A partir de entonces y durante diciembre los libros protagonizan muchas de las compras navideñas. Normalmente, los regalos se entregan el 24 de diciembre y las familias pasan la noche y el día siguiente leyendo. Predomina la compra de libros en papel, con un auge bastante moderado de los ebooks.

Esta Inundación de Libros data de la II Guerra Mundial, cuando las estrictas restricciones de capital reducían la cantidad de regalos importados a Islandia. Las limitaciones al papel importado eran menos severas, lo que propició que los libros se convirtieran en el regalo de la Navidad. Desde entonces, los islandeses han mantenido la tradición.
 
Es poner la tele y todos los programas con su gramito de solidaridad con todo el catálogo de enfermedades raras.
Y luego los programas con niños.......¡Horror!
 
Intento pasar la Navidad alejada de la Navidad, pero va algún pariente y se empeña en no dejarme en paz e invitarme a comer en su casa. Yo no quiero ir, pero mi pareja me anima "Venga, vete y quedas bien". Total, que acepto la invitación pero luego recibo un mensaje de la anfitriona "Si no quieres no vengas, a lo mejor estás muy cansada y te da pereza". Y yo educadamente, "No, no, si voy encantada, que me hace ilusión veros"
Me da en la nariz que me han invitado por compromiso y luego se han arrepentido. Estaba dispuesta a comprar algún regalo para no ir con las manos vacías cuando recibo un nuevo mensaje "Estamos con gripe así que lo sentimos mucho pero no vamos a celebrar nada"

Vamos a ver, ¿por que co... no dejamos a la gente en paz de una pu.... vez en estas fechas?¿Qué necesidad tienen algunas personas de complicarse la vida sin ganas, complicársela a los demás y volver a descomplicarla quedando fatal?

Vuelvo a reivindicar el crucero o un refugio antinuclear para que podamos ir todos los que queremos estar incomunicados en estos días.

Y aquí va la columna de Almudena Grandes que firmo de la cruz a la raya.

http://cadenaser.com/programa/2016/12/23/hoy_por_hoy/1482473493_310934.html
 
Última edición:
Gracias @Bombilla por el artículo de Almudena Grandes. No le falta ni una coma.
 
Siguiendo con el tema de este hilo,he encontrado un artículo con viajes perfectos para alejarse de la Navidad
Donde no llegan los villancicos
A lo mejor, las lucecitas de colores por todas partes te causan pequeños ataques epilépticos, los escaparates llenos de Papá Noeles te suben la glucosa en sangre y el mero hecho de pensar en una cena familiar se traduce en sarpullido. O, simplemente, estás aburrido/a de pasar una Navidad tras otra celebrando la cultura occidental y te apetece algo diferente: escapar de ella. Sea como fuere, aquí, donde no llegan los villancicos, encontrarás tu viaje ideal
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Ruta por el Atlas Marroquí (Marruecos)
Alquila un coche (o una bicicleta, si eres un valiente) y encamínate hacia el Atlas para visitar el verdadero Marruecos, el depueblos escondidos entre escarpadas montañas ocres, el de casas de adobe y reuniones vecinales al anochecher, ese en el que es más fácil encontrar un local que te venda una botella con gasolina que una gasolinera.

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Sí, el Marruecos urbanizado está muy bien, con sus taxis regateadores, sus aerolíneas low cost y sus bulliciosos zocos. Pero ya toca dar un pasito adelante y dejar las aglomeraciones para perderse al otro lado de las montañas. Aquí reina la cultura bereber, las costumbres del desierto y la asombrosamente baja densidad de población. Y también la belleza en forma de caprichos de la naturaleza y prodigios arquitectónicos en una ruta de norte a sur.
1. IFRANE

Partiendo desde Fez, Ifrane es el primer objetivo. Pero hasta llegar a esta ciudad construida por los franceses se atraviesan paisajes verdes, mediterráneos y frondosos. ¡Al carajo las ideas preconcebidas y los prejuicios visuales que describen a Marruecos con colores ocres!. Y ya la llegada a Ifrane remata el shock. Levantado durante la ocupación francesa cerca de las únicas pistas de esquí del país, el ADN de Ifrane es alpino, con chalets puntiagudos, cafés señoriales y parques europeos (con los altavoces que transmiten la voz de los imanes incluidos…). El único reducto local es la estatua al león del atlas, un trozo de piedra tristísimo que recuerda a esta especie extinta.
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2. BOSQUE DE CEDROS Y MONOS

Este raro bosque aparece tras unas pocas curvas de la N-13 y llama la atención por la aglomeración de caballos vestidos de travestis que hay en las cunetas. Este curioso medio de transporte es una llamada de atención para bajar e investigar. Y de repente… ¡monos! Sí, esos seres que consideras adorables y divertidos pero que realmente son glotones y cleptómanos. Aquí habitan unos primos hermanos de los simios de Gibraltar y tienen más o menos sus mismas costumbres a la hora de interactuar con humanos y hacer el digno intercambio de comida por unas cuantas fotos. Y todo eso resulta enriquecedor para ambos bandos.

3. LA RUTA 66 (VERSIÓN MARROQUÍ)

Tras superar las primeras laderas del Atlas aparecen los altiplanos, un paisaje yermo, desolador, apocalíptico y sediento. Si se da con la música adecuada (una sugerencia, el grupo malí Tinariwen), el camino se puede convertir en una especie de ruta 66 a lo marroquí, con ciudades polvorientas, cantinas donde no han visto a un extranjero en cuatro lustros y niños en las cunetas que, o bien saludan, o bien quieren que pares para desvalijarte (esa fama tiene, los pobres…). Incluso de repente se forman pequeños remolinos entre la nada. Hay belleza en lo desolado, hay paz en un amarillo horizonte que a veces se rompe con la aparición de las cumbres nevadas del Alto Atlas.

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El impresionante canón del Ziz

Corbis

4. CAÑÓN DEL ZIZ

Que algo va a pasar kilómetros más adelante se presagia al atravesar Midelt, después Rich y sus sangrientas carnicerías y comenzar a subir. En lo más alto del paraje conocido como Tizi Talghmet (o cuello de camello) comienza el valle del Ziz, que da la bienvenida con unas sobrecogedoras gargantas. Un meandro desnudo donde el agua es tan cristalina que se vuelve rosa (por los sulfatos del suelo) y donde da vértigo mirar a cada punto. Siguiendo con la analogía yankee: Welcome to the Moroccan Grand Canyon (del rosado, no del colorado).

5. VALLE DEL ZIZ

Entre Er Rachida y Erfoud el Ziz pasa de ser una corriente de agua para ser un río de palmeras. Porque creer que debajo de tanta frondosidad corre un arroyo es casi un acto de fe. El caso es que el Ziz traza unas gargantas donde lo más espectacular es disfrutar del contraste del páramo con el verde de un oasis que mide más de 50 kilómetros de largo. Y la mejor forma es parando en el mirador que hay encima de Taznakht y perder la vista valle abajo.

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Erg Chebbi, un desierto a lo grande

Corbis

6. MERZOUGA

Desde que el famoso Ali, el cojo popularizara las excursiones al Sáhara desde Merzouga, este pueblo es la perfecta estación de servicio previa a perderse por las dunas, con Riads acogedores y simpáticos como el Ouzine y unos equipamientos muy Pro, demostrando que al otro lado del Atlas también saben tratar al viajero.

7. ERG CHEBBI Y EL DESIERTO

Pero hasta los confines orientales de Marruecos se llega con el objetivo de pisar las arenas del Sahara y hacerlo a lo grande, dándose de bruces con Erg Chebbi y sus impresionantes dunas de más de 150 metros de altura. Llegar hasta aquí no es un periplo y se puede hacer en Quad o en camello. Lo que sí que es pedestre es la ascensión hasta sus cotas más altas, todo un deporte extenuante que tiene la recompensa de las vistas y el descenso posterior hasta los campamentos de haimas.

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El Valle de Todra, una maravilla

Corbis

8. TINGHIR Y LAS GARGANTAS DE TODRA

A los pies del Alto Atlas surgen algunas de las formaciones y paisajes más impresionantes de Marruecos. Eso es lo que sucede con Tinghir, que bebe de las fuentes del Todra para formar un oasis que incluye una vieja Kasbah y una medina con barrio judío incluido. Pero Tinghir se abandona rápido por la promesa de las gargantas de Todra, uno de los destinos domingueros de los marroquíes, que se acercan hasta esta grieta para disfrutar del agua. Sin embargo, su verdadero atractivo son las empinadas paredes de piedra que la corriente ha erosionado y que se han convertido en una Meca para los alpinistas europeos. Hasta aquí llegan grupos con el objetivo de burlarse del desnivel y la gravedad compartiendo pequeños rellanos con esas cabras del Atlas que se pasan media vida bailando chotis sobre las rocas.

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El serpenteante Valle de Dades

Corbis

9. KASHBAS DEL DADES

El valle del Dades tiene dos formas de recorrerse. La primera es fijándose en las decenas de viejas fortalezas de adobe (Kasbahs) que se arremolinan a lo largo de este finísimo valle y oasis. Algunas como la de Imzzoudar son una verdadera postal mientras que otras a duras penas sobreviven a las lluvias que remotamente las derriten. Aún así, sus ruinas siguen teniendo un magnetismo ineludible.

10. VALLE DEL DADES

La segunda manera es disfrutando de un paisaje caprichoso a rabiar. El Dades no es solo una especie de espejismo, también tiene rarezas como los dedos de mono, una formación rocosa que parece haber sido esculpida adrede imitando unas falanges gigantescas que emanan de la montaña. El valle se ve como nunca desde lo más alto del mismo, observando los retortijones de la carretera y el hilillo de agua culpable de todo.También merece la pena investigar por algunas gargantas afluentes sinuosas donde parece que Petra va a aparecer de repente.

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Los estudios de cine más importantes de África

Corbis

11. VALLE DE LAS ROSAS

Este florido valle reúne los mismos ingredientes que el Dades (palmeras, paredes titánicas y kasbahs, muchas kasbahs) pero adornado con las rosas que en primavera maquillan el paisaje. Una explosión de colorido que justifica cruzar hasta aquí.

12. OUARZAZATE

Ouarzazate es la gran ciudad al otro lado, la principal parada de las caravanas que venían desde el Sahara y se dirigían hacia Marrakech y el resto de ciudades imperiales. Y sigue actuando como tal, solo que el comercio ha dejado un hueco grandecito al turismo y, sobre todo, al cine. Aquí están los estudios más importantes de África, lugares donde montan y desmontan cualquier decorado desértico en un plis-plás y que sirven para simular cualquier país árabe. Y sin embargo, sus museos de cine no son gran cosa. Lo que sí merece la pena es hacer una parada en la Kasbah de Taourit y perderse tranquilamente en su medina adyacente, lo único auténtico que aún queda por aquí.

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Ait Ben Haddou, una visita obligada

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13. VALLE DEL DRAA

El Draa es el último gran valle al otro lado de las cumbres. No en vano, es el más largo, con 200 kilómetros entre Agdz y Zagora, formando una autopista de palmeras y fortalezas abandonadas, todas ellas con su correspondiente fotón. Merece la pena su frondosidad, sus dátiles y su paisaje constantemente dicromático. Y al final: Zagora, otra puerta al desierto con restos de fortalezas almorávides que completan la magia.

14. AIT BEN HADDOU

Pero entre las mil kasbahs que aún sobreviven en el este de Marruecos hay una que sobresale: Ait Ben Haddou. Tiene su culpita Hollywood, que la ha usado tanto que hasta ha construido una falsa puerta que embellece la ya de por sí atractiva silueta. Pero también su impresionante importancia en la ruta nómada como enclave comercial. Su prosperidad pasada hoy se luce con sus diferentes Kasbahs que forman un Ksar inigualabe en el norte del Magreb. Y encima está muy bien acondicionada a las visitas, con un pequeño recorrido entre sus muros y a través de sus fortalezas.

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Tichka, el Marruecos más verde

Corbis

15. MONTAÑA DE TICHKA

El adiós en condiciones al Marruecos más auténtico se da subiendo el paso de montaña de Tichka, que se corona a 2.260 metros de altitud (el más alto de la cordillera). En su ascensión se deja atrás balcones, cultivos en terrazas y puestos ambulantes de fósiles asombrosos. Ya arriba, el paisaje es el de ese Marruecos verde que sorprendía en los primeros pasos por el Atlas, con verdor, cascadas y carreteras sinuosas.

GUÍA DEL VIAJE

El este de Marruecos se tiene que recorrer en coche. Lo más recomendable es hacerlo con un guía local como los de Marruecos Excursiones 4x4 que sepa conducir por estas carreteras y burlar los precios inflados de algunos establecimientos. Y de paso, que pueden tener algún detalle como dejarte conducir por las primeras dunas del Sahara.
 
Anuradhapura (Sri Lanka)
La que fuera la capital de Sri Lanka desde del siglo IV a.C. al siglo X, Anuradhapura, es hoy uno de los mayores yacimientos arqueológicos del mundo. Allí se encuentra el Sri Maha Bodhi, un árbol bo que aparentemente es el más antiguo de la Tierra, y proviene de un esqueje de aquel bajo el que el Buda recibió su iluminación. Entre sus edificios destacan la Seya Ruwanweli, una gran estupa (una especie de mausoleo budista) del siglo II a. C., y las construcciones monásticas de su alrededor. Al atardecer, los fieles y sacerdotes, con sus túnicas naranjas, se acercan a hacer devotamente las ofrendas y a orar en absoluto silencio. Pura paz.

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Bazaruto (Mozambique)
Bazaruto siempre fue un mundo aparte del resto del país. No hay pueblos importantes en ninguna de las islas, ni calles, ni apenas tiendas. Los únicos coches que transitan por sus caminos son los jeeps de los resorts. Y los resorts se cuentan con los dedos de la mano, de una mano. Todos son exclusivos o muy exclusivos: pocos huéspedes y servicio de altísimo nivel. Una escapada de sabor africano que se puede vestir de lujo en Mozambique, esa playa al final de África.

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Bundi (India)
Bundi es un lugar que muy pocos saben situar en el mapa. No es extraño: no es un destino muy concurrido. Se trata de una ciudad de unos 100.000 habitantes del Rajastán indio que pasa desapercibida porque esta rodeada de ilustres destinos turísticos. Pero queremos alejarnos de cualquier posibilidad navideña, y eso incluye huír de los lugares frecuentados por extranjeros. Aquí lo conseguiremos. Y, de paso, disfrutaremos del encanto de la India más auténtica, la de estrechas callejuelas, casitas pintadas de azul, palacios de maharajás, lagos, verdes colinas y una intensa vida callejera.

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Paro (Bután)
Construido en la roca a mas de 3.000 metros de altura, se encuentra elextraordinario Monasterio Taktsang. Cuelga sobre un precipicio casi vertical de unos 800 metros en el valle de Paro, y es una de las visitas imprescindibles en nuestro viaje a Bután. Pero no es la única: el país es tan pequeño (tan sólo cuenta con 41.000 km2) que te resultará fácil recorrerlo por completo en unas vacaciones. Eso sí, hazlo sin prisa: aquí, donde se mide la Felicidad Nacional Bruta, donde la primera televisión llegó en 1999, la regla principal es mantenerse en calma. Más que un estado, Bután es una forma de vida.

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Katmandú (Nepal)
La mística, esa promesa de paz sin límites que parecemos incapaces de encontrar en casa, y los ochomiles, que aunque no lo sean, parecen cada vez más accesibles, han convertido a Nepal en un destino más que apetecible. Hacer trekking esta de moda, pero nosotros proponemos algo más ligero: descansar en Katmandú. Es esta una ciudad que pese, a su fama de contaminada y caótica, sabe como acelerar tu corazón si te van los viajes iniciáticos. No dejes de visitar sus templos budistas, ni de perderte en su intrincado casco antiguo -Durbar Square, en la foto- repleto de palacios medievalesy escenas callejeras no aptas para flashes.

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Ratanakiri (Camboya)
En esta apartada provincia de belleza única podrás adentrarte en la naturaleza y caminar por la selva hasta el lago volcánico Yeak Laom de aguas cristalinas, descubrir las cascadas de Chaa Ong, Ka Tieng y Kinchan o caminar sin descanso por el extenso parque nacional de Virachey. El Eco-Tourism Information Centre ofrece excursiones guiadas por guardabosques locales que conocen todos sus rincones. Dedicar varios días a perderse en la jungla, mientras el resto del mundo desfallece en centros comerciales comprando regalos, es una experiencia única.

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https://virachey-ecotourism.jimdo.com/
 
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