Crónica Negra. Asesinos, atravesando siglos.

Texas ejecuta a un hombre por un asesinato racista que conmocionó EE.UU. en 1998
John William King y sus cómplices ataron por los tobillos a James Byrd a su camioneta y lo arrastraron cinco kilómetros por la carretera
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John William King sonríe tras escuchar su sentencia de muerte en febrero de 1999 (AFP)
EFE, WASHINGTON
25/04/2019 08:43
Actualizado a25/04/2019 09:00

El estado de Texas ejecutó este miércoles a John William King, un hombre condenado a muerte por el asesinato racista del afroamericano James Byrd, que conmocionó a Estados Unidos en 1998 por su brutalidad.

A King, blanco de 44 años, lo declararon muerto a las 19.08 hora local el miércoles tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville (cercana a Houston), según notificó el Departamento de Justicia Criminal de Texas. Preguntado por sus últimas palabras antes de administrarle la inyección, King no dijo nada.

El nombre de Byrd quedó unido a sendas leyes para endurecer los crímenes de odio

El crimen por el que King fue ejecutado este miércoles ocurrió el 7 de junio de 1998, cuando Byrd, que tenía 49 años, regresaba a su hogar en Jasper, una pequeña localidad de 7.500 habitantes del este de Texas cercana a Luisiana.

King y sus cómplices Lawrence Brewer (ejecutado en 2011) y Shawn Berry (condenado a cadena perpetua) se toparon en su camino con Byrd, al que abordaron, ataron por los tobillos a su camioneta y lo arrastraron durante cinco kilómetros por una carretera, según se consideró probado en el juicio. Según los informes forenses, Byrd murió a la mitad del recorrido al ser decapitado y perder un brazo. Finalmente, King, Brewer y Berry arrojaron su cuerpo al frente de una iglesia de feligreses afroamericanos.

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King en una imagen reciente (AP)
Años después, el nombre de Byrd quedó unido a sendas leyes para endurecer los crímenes de odio promulgadas tanto en Texas como a nivel federal.

King, este miércoles ejecutado, tenía 23 años cuando cometió el crimen y ya había estado en prisión por robos. En la cárcel formó parte de una banda de supremacistas blancos.

King, este miércoles ejecutado, tenía 23 años cuando cometió el crimen y ya había estado en prisión por robos

En su cuerpo tenía tatuajes nazis como la esvástica y las SS, del Ku Klux Klan, una bandera de la Confederación, “orgullo ario” o un dibujo de un afroamericano colgado de un árbol por una soga, según documentos judiciales.

Una de las hermanas de la víctima, Louvon Harris, presenció la ejecución de este miércoles, igual que hizo con la de Brewer en 2011, y dijo al The Washington Post que ambos trataron a Byrd “como un animal”.

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Un hombre lleva el retrato de James Byrd el día que ejecutaron a Brewer en septiembre de 2011 (AP)
“Eran un peligro para la sociedad. Ahí es cuando empezamos a cambiar nuestra opinión sobre la pena de muerte”, manifestó al explicar que la tumba de su hermano ha sido profanada dos veces y que ahora está protegida con una reja.

Varios familiares de Byrd, como su hijo y otra de sus hermanas, se habían opuesto a la ejecución.

Sin embargo, varios familiares de Byrd, como su hijo y otra de sus hermanas, se habían opuesto a la ejecución.

King fue el cuarto reo ejecutado este año en Estados Unidos y tercero en el estado de Texas.

Desde que el Tribunal Supremo restituyó la pena de muerte en 1976 han sido ejecutadas 1.494 personas en todo el país, 562 en Texas.
https://www.lavanguardia.com/intern...o-racista-eeuu-ejecuta-john-william-king.html
 
Romasanta, hombre lobo y primer asesino en serie español
Manuel sembró el terror en la comarca gallega de Allariz asesinando a 17 personas
El homicida se transformaba en licántropo en las noches de luna llena por culpa de una maldición
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Romasanta, hombre lobo y primer asesino en serie español (YouTube)
MÓNICA G. ÁLVAREZ
26/04/2019 06:30
Actualizado a 26/04/2019 09:13

Nadie podía imaginar que tras esa apariencia de hombre débil y frágil (medía tan solo 137 centímetros), se escondía un perverso asesino en serie que en las noches de luna llena se transformaba –y así aseguró él mismo durante el juicio- en un sangriento hombre lobo. Manuel Blanco Romasanta, el licántropo de Allariz, sembró de terror las villas de la comarca.

De hecho, el propio Manuel explicó ante el tribunal que sus macabros asesinatos estaban motivados por un sortilegio. Una bruja le había maldito y desde entonces, no podía controlar aquel impulso salvaje por matar y comerse a sus víctimas. Eso sí, “la maldición sólo dura trece años y la semana pasada se cumplió el plazo y me curé”, soltó a preguntas del fiscal.

Nació como Manuela

El 18 de noviembre de 1809 en la aldea de Regueiro (Orense), nació un niño rubio aparentemente normal que pasaría a la historia con el nombre de Manuel Blanco Romasanta. Aunque en su partida de nacimiento constaría realmente como Manuela, puesto que al nacer, creyeron que se trataba de una niña. De hecho, así fue hasta los ocho años.

Sin embargo, estudios recientes por parte del forense Fernando Serrulla del Instituto de Medicina Legal de Galicia, indican que en realidad nos encontramos ante una persona hermafrodita. Es decir, tenía s*x* de mujer pero segregaba gran cantidad de hormonas masculinas y sufría sufrir fuertes episodios de agresividad. De ahí que su identidad sexual fuese una incógnita para la época.

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Partida de nacimiento de Manuel Blanco Romasanta (YouTube)
Persona culta, de apariencia agradable y servicial con todo el mundo, los vecinos le veían como un ser “bueno” y gran conocedor de los bosques gallegos. Como veremos, esta circunstancia le vino realmente bien para sus futuros planes homicidas.

Aunque dicen que fue buen estudiante, decidió abandonar la escuela para ponerse a las órdenes de su tío Ramón Romasanta López en una sastrería. Aprendió el oficio de sastre y también el arte de los jabones y perfumes. Pero había algo que al joven Manuel le llamaba la atención de su tío Ramón: en las noches de luna llena su pariente desaparecía y regresaba a los pocos días con heridas y arañazos por el cuerpo.

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Dibujo de Manuel Blanco Romasanta, el primer asesino en serie español (Archivo)
Ramón jamás quiso explicar nada a su sobrino sobre sus extrañas desapariciones. Pero un día, Manuel le siguió hacia el interior del bosque y allí, en una cueva tenebrosa, descubrió lo que según el testimonio del muchacho, era una bestia sobrenatural. Fue aquel acontecimiento lo que terminó por marcarle para siempre.

También la muerte de su mujer cuando llevaba cuatro años de casado. Desde ese momento, Romasanta decidió dejar su profesión de sastre y comenzar su andadura como buhonero, vendedor ambulante y comerciante de manteca. Incluso al mismo tiempo, a sus veinticinco años, se puso al servicio de las gentes ofreciéndose para leer y escribir sus cartas y realizar todo tipo de favores personales.

Emerge la bestia

Su primera víctima fue el alguacil de León, Vicente Fernández, quien precisamente le iba a embargar la tienda donde trabajaba por aquellos días. Aparentemente, los dos salieron a dar un paseo para charlar. Inclusive, la mujer del oficial les vio salir juntos. Pero éste jamás regresó.

A pocos kilómetros de Pardevé, una localidad cercana, encontraron su cadáver descuartizado. Catorce meses después, el Juzgado de Ponferrada condenó a Manuel a diez años de prisión. Tras no presentarse, le declararon en rebeldía e iniciaron su busca y captura. Mientras tanto, Romasanta ya huido de la justicia decidió instalarse en la pequeña villa de Rebordechao, provincia de Orense.

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Ilustración de Romasanta (Archivo)
Su actitud era, aparentemente, como la de otro habitante más. Con la amabilidad que le caracterizaba empezó a solucionar la vida de aquellas gentes, ganándose su confianza, prometiéndoles bienestar en otros pueblos y, por supuesto, acompañándoles a través del bosque a su lugar de destino. Un lugar al que, por cierto, jamás llegaron.

Este asesino, una vez en la frondosidad del paraje, mataba a sus víctimas a mordiscos, ayudado por sus garras descomunales para devorarlos más tarde. Según él y tal como le ocurría a su tío Ramón, cuando llegaba la luna llena se convertía en un hombre lobo.

Primeras sospechas

La vida lejos de su tierra natal parecía irle bien a Manuel. No levantaba sospecha alguna y seguía con su venta ambulante de grasa y manteca. De hecho, entre las historias que se cuentan sobre este tema hay una a destacar: la posibilidad de que la grasa que vendía Romasanta procediese en realidad de las propias víctimas. Algo tremendamente macabro y por lo que, cuando le detuvieron, le llegaron a apodar el ‘Sacamantecas’.

Los buenos tiempos comenzaron a disiparse. La desconfianza empezó a colarse entre los vecinos que miraban a Manuel recelosos. Ya nadie quería acompañarle al bosque. Aquellos que lo hacían jamás regresaban ni volvían a saber nada de ellos directamente.

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Extracto de una de las cartas que Romasanta escribía haciéndose pasar por su víctima (TM)
Y decimos directamente, porque era Manuel quien les entregaba las cartas en mano y quien se hacía pasar por las víctimas. El asesino escribía inventadas aventuras para tranquilizar a los familiares y que así, no atasen cabos. Pero el escepticismo fue creciendo y el criminal volvió a poner tierra de por medio. Con la excusa de vender sus productos en Portugal y provincia, cogió su bártulos y dejó Rebordechao.

Además de vender la manteca, Romasanta se ganaba un dinero extra vendiendo las pertenencias de sus víctimas creyendo que nadie se daría cuenta. Pero el asesino se mostraba cada vez más descuidado, y algunos vecinos terminaron por reconocer ciertas prendas de vestir y objetos personales de sus familiares. Esto también motivo su huida voluntaria. Llegó a Portugal, pero también recorrió Lugo, la provincia de Castilla y León e incluso Toledo, donde más adelante sería encarcelado.

“Yo mismo era un hombre lobo”

Cada localidad que visitaba dejaba un reguero de desapariciones y muertes. Así que era inevitable que las autoridades terminasen por pillarle. Lo hicieron en la población toledana de Escalona, para después enviarle hasta Allariz para el juicio

Una vez preso, Romasanta reconoció haber matado solo a nueve personas. Y aunque realmente no se conoce la cifra exacta, ésta alcanzaría las diecisiete víctimas mortales. Durante su periplo de asesinatos, el licántropo llegó a explicar ante el tribunal el por qué de su maldición: “La primera vez que me transformé fue en la montaña de Couso. Me encontré con dos lobos grandes con aspecto feroz. De pronto, me caí al suelo, comencé a sentir convulsiones, me revolqué tres veces sin control y a los pocos segundos yo mismo era un lobo. Estuve cinco días merodeando con los otros dos, hasta que volví a recuperar mi cuerpo. El que usted ve ahora, señor juez”.

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Romasanta y la 'Causa número 1178: Causa contra hombre lobo' de los juzgados de Allariz (LVD)
Tal y como recoge la ‘Causa número 1178: Causa contra hombre lobo’ de los juzgados de Allariz datada de 1852 y que consta de 2.000 páginas manuscritas, Manuel Blanco Romasanta aludía a su licantropía. “Los otros dos lobos venían conmigo, que yo creía que también eran lobos, cambiaron a forma humana. Eran dos valencianos. Uno se llamaba Antonio y el otro don Genaro. Y también sufrían una maldición como la mía. Durante mucho tiempo salí como lobo con Antonio y don Genaro. Atacamos y nos comimos a varias personas porque teníamos hambre”, recoge el escrito.

Señalar que históricamente es el único proceso en el que se enjuicia y se condena legalmente a una persona tratándole de hombre lobo.

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Imagen de Romasanta, hombre lobo y primer asesino en serie español (TM)
El juicio duró aproximadamente un año y el 6 de abril de 1853, el juez de Allariz dictó sentencia. Le condenaba a la pena capital por garrote vil y a una indemnización de mil reales por cada víctima. Pero el abogado defensor de Romasanta, asesorado por un hipnólogo llamado doctor Philips, alegó que no había pruebas suficientes contra el acusado. Que una simple confesión no aseguraba que fuese el verdadero autor de los crímenes. De hecho,solicitó piedad a la mismísima Reina de España Isabel II, llevando el caso para su revisión al Tribunal Supremo de Justicia.

La soberana terminó firmando una orden conmutando la sentencia a muerte por una de cadena perpetua. ¿Cómo convenció el famoso hipnólogo a su majestad? Aludiendo a una posible enfermedad mental que le impedía ser pleno dueño de sus actos. Gracias al indulto real, el bautizado como ‘Hombre Lobo de Allariz’ salvó su vida.

El primer asesino en serie de España

Los mitos fueron una constante a lo largo de la vida de Romasanta. No solo por la leyenda de su supuesta licantropía, si no también por las historias que surgieron en torno a su muerte. Algunos apuntan que murió en la prisión de Allariz a manos de sus compañeros de celda; otros, que se escapó huyendo a los bosques que tanto conocía; e incluso, hay expertos que señalan que murió en 1863 de un cáncer de estómago en una cárcel de Ceuta.

Hasta se hizo una película sobre su biografía, ‘El bosque del Lobo, y dirigida por Pedro Olea en 1971. Pero no fue la única. En 2004, el director Paco Plaza dirigió ‘Romasanta, la caza de la bestia’ interpretada por Elsa Pataky y un desconocido Julian Sand.

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El periódico Ilustración recoge la historia de Romasanta (BNE)
La vida y obras del considerado como el primer asesino en serie español sigue calando hondo en tierras gallegas. Según parece, allí en los montes de Ourense cuando llega la luna llena, aún se escucha el aullido del licántropo de Allariz. O al menos, eso cuenta la leyenda.

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Busto de Romasanta realizado por el forense Fernando Serrulla (YouTube)

https://www.lavanguardia.com/suceso...lariz-asesino-en-serie-las-caras-del-mal.html
 
Netflix recupera (una vez más) a Ted Bundy, el macabro asesino que conmocionó a EE. UU
Tres meses después de estrenar una serie documental sobre Ted Bundy, ahora Netflix presenta un biopic sobre el psicópata
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A la izquiera, Zac Efron en su papel de Ted Bundy y, a la derecha, una foto del propio Bundy - ABC
Netflix siempre está al tanto de los aniversarios. El pasado 24 de enero se cumplieron treinta años de la ejecución en la silla eléctrica de Ted Bundy, uno de los criminales más macabros de la historia de Estados Unidos, y ese mismo día la plataforma estrenó la serie documental «Conversaciones con asesinos: Las cintas de Ted Bundy». El documentalista Joe Berlinger, ganador de dos Premios Emmy, compone en esta serie un retrato del asesino a través de imágenes de archivos, grabaciones de audio hechas en el corredor de la muerte y entrevistas con personas relacionadas con la investigación.

Parece que la figura del psicópata Bundy interesa a los usuarios de la plataforma, que en febrero anunció que había adquirido por nueve millones de dólares los derechos de «Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile». Netflix ha elegido el viernes 3 de mayo para estrenar esta película que se centra en una etapa controvertida en la vida de Ted Bundy, que será interpretado por Zac Efron: su relación con Elizabeth Kloepfer, la que fue su pareja desde 1969. Interpretada por Lily Collins, veremos una nueva cara del mítico psicópata, el que cuidaba de su pareja y la hija de ella, y que desaparecía por las noches para asesinar mujeres y practicar necrofilia.

Ted Bundy fue condenado a la pena capital tras quedar probado que asesinó a 36 mujeres entre 1974 y 1977, pero los investigadores creen que la cifra pudo llegar a la centena. ¿Cómo es posible que un ser humano alcance cotas tan altas de sadismo y maldad? El caso de Ted Bundy conmocionó a la sociedad estadounidense, y su juicio y posterior condena fue uno de los más mediáticos de la historia del país. De hecho, las aproximaciones cinematográficas a su figura que este año ha presentado Netflix no son las primeras: en 1986 se contó la historia de Bundy en la película «Deliberadamente extraño», en 2002 salió a la luz «Ted Bundy» y un año después «Un extraño a mi lado», basada esta en el libro de una conocida del asesino.

Un estudiante brillante
Nacido el 24 de noviembre de 1946 en Burlington (Vermont, Estados Unidos), Ted Bundy nunca tuvo una vida normal. Su padre era un veterano de la fuerza aérea estadounidense que abandonó a su madre antes de que él naciese. Louise, la madre del pequeño, le hizo creer que ella era su hermana mayor y que sus abuelos maternos eran en realidad sus padres. Hasta la adolescencia no descubrió el engaño de su madre, y en ese momento empezó a incubar un germen de odio contra el mundo.

Bundy se matriculó en Derecho en la Universidad de Washington, donde era tenido por un estudiante brillante y apreciado por sus profesores. En 1967, durante su época universitaria, conoció a Stephanie Brooks, una estudiante de psicología proveniente de una familia rica de San Francisco. El futuro asesino se enamoró perdidamente de ella e iniciaron una relación que duraría dos años. Transcurrido ese tiempo, ella decidió romper el romance debido a la oscura personalidad de su pareja. Bundy pasó una temporada destrozado, pero al cabo de unos meses conoció a Meg Anders y empezó a salir con ella.

Un tiempo más tarde, en 1973, se reencontró con Stephanie y mantuvo con ella un fugaz romance que duró hasta que Bundy la abandonó en invierno de ese mismo año. Poco después cometería su primer crimen. La víctima fue Joni Lenz, de 18 años, una estudiante a la que asaltó en la habitación de su residencia. Bundy la golpeó con un objeto contundente y la violó con la pata de la cama. Lenz logró sobrevivir, pero con daños neurológicos irreversibles.

Una gira macabra
Y una vez que probó a dar rienda suelta a su furia asesina ya no pudo dejar de hacerlo. Menos de un mes después de intentarlo con Joni Lenz otra chica, Lynda Ann Healy, desaparece en el mismo campus. Su cadáver descuartizado aparece un año más tarde en un bosque cercano a la residencia. El primer crimen le dejó con ganas de más, y elegía siempre víctimas muy similares: jóvenes estudiantes, blancas, guapas y de pelo negro…Todas parecidas a Stephanie Brooks.

Su modus operandi era muy sencillo, y supo aprovechar su atractivo físico y su carisma para sus malvados propósitos. Bundy simulaba tener el brazo roto y le pedía ayuda a alguna chica para que le ayudase a meter unos libros en su coche, siempre un Volkswagen de color blanco. Luego las golpeaba, las metía en el coche y se iba con ellas a algún lugar apartado, donde las violaba, torturaba y asesinaba. Así murieron, entre otras, Carol Valenzuela, Nancy Wilcox, Susan Rancourt, Donna Mason, Laura Aimee, Brenda Ball, Georgann Hawkins, Melissa Smith o Caryn Campbell.

Para no llamar la atención de la policía, Bundy decidió cambiar el escenario de sus crímenes e inició una macabra gira por Estados Unidos que le llevó a Idaho, Utah, Colorado y Florida, dejando tras de sí un rastro de asesinatos. En 1975 fue detenido por conducción temeraria y los policías que registraron su vehículo encontraron esposas, pasamontañas y barras de hierro en el maletero. Se le empezó a relacionar con los crímenes y fue encarcelado, pero en 1976 consiguió huir saltando al vacío desde la biblioteca de la cárcel. A los seis días fue capturado, pero la víspera de la Nochevieja de ese mismo año volvió a fugarse de prisión.

Antes de que la policía diese con él le dio tiempo a asesinar a dos jóvenes y a dejar a otras dos malheridas. Bundy ya no volvería a estar nunca en libertad, y le quedaban por delante once años de juicios y apelaciones. El 31 de julio de 1979, tras siete horas deliberando, el jurado declaró a Bundy culpable de los asesinatos cometidos durante su fuga y fue condenado a morir en la silla eléctrica. Bundy, que ejerció como abogado de sí mismo durante el juicio, logro postergar en tres ocasiones la aplicación de la pena. En un intento desesperado por salvar la vida confesó dónde había ocultado los cuerpos de varias de sus víctimas, pero nada le libró de morir electrocutado el 24 de enero de 1989.

https://www.abc.es/play/cine/notici...-asesino-conmociono-201905050043_noticia.html
 
Richard Kuklinski, el asesino a sueldo que delató a la mafia italoamericana

Se ganó el apodo de ‘Iceman’ y ‘Hombre de Hielo’ por su particular forma de matar a sus víctimas
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Richard Kuklinski, el asesino a sueldo que delató a la mafia italoamericana (YouTube)

MÓNICA G. ÁLVAREZ
10/05/2019 06:30 Actualizado a 10/05/2019 07:03

“En una parte de mi vida maté a la gente por nada. Solo porque alguien me miraba mal lo mataba, acuchillaba, disparaba”. La frialdad con la que Richard Kuklinski confesaba el motivo de todos aquellos crímenes se recogió en un documental tras ser condenado a dos cadenas perpetuas. Este asesino a sueldo que comenzó matando por placer, sonreía pletóricamente a medida que su interlocutor iba profundizando sobre los homicidios.

Si falta de empatía para con sus víctimas y la forma en la que decidía asesinarlos le valió el apodo de Iceman (Hombre de Hielo). De hecho, hasta la mafia italoamericana con la familia Gambino a la cabeza, llegó a contratarle por sus servicios. Sin embargo, un buen día este sicario decidió delatarles.

Encubriendo un crimen

Descendiente de inmigrantes polacos, Richard Kuklinski nació en Nueva Jersey (Estados Unidos) el 11 de abril de 1935. La familia vivía en un barrio marginal de las afueras con toda la acritud y violencia que conllevaba la vida en la calle. Eran años durísimos. Las consecuencias del crack financiero de 1929 aún estaban muy presentes. A esto habría que sumarle el carácter del padre, Stanley Kuklinski, un hombre realmente rudo, violento, alcohólico y que maltrataba tanto a su mujer como a sus hijos. Los golpes eran la tónica habitual con que se resolvían los problemas en esa casa.

Un punto de inflexión en la vida de Richard ocurrió cuando tan solo contaba con cinco años. Su padre llegó a casa con una de sus habituales y violentas cogorzas, gritando y dando puñetazos.

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Richard Kuklinski con diez años (YouTube)
La peor parte se la llevó el hermano mayor, Florian. Stanley le propinó tal puñetazo a su hijo que este falleció en el acto. Ambos progenitores encubrieron el crimen montando la escena sobre un supuesto y fatal accidente doméstico. El asesinato impactó sobremanera al pequeño. Y lo hizo de tal forma que tuvo consecuencias demoledoras

Richard se convirtió en un niño encerrado en sí mismo,problemático con los estudios y con serias dificultades para relacionarse, también agravado por la dislexia que padecía. El pequeño se convirtió en el blanco de las iras y burlas de los pandilleros del barrio y del colegio. Las agresiones y humillaciones eran prácticamente a diario, tanto dentro como fuera de casa. Sentía como si todo el mundo le odiara.

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Richard Kuklinski, de joven (YouTube)
Pero pronto encontró con quien descargar toda aquella rabia e ira contenidas: los gatos del barrio. La población de mininos menguó y en muy poco tiempo dejaron de verse por el vecindario. Richard se dedicó a torturarlos y a estrangularlos mientras les miraba a los ojos, deleitándose con los estertores de la muerte. Como hemos visto con otros asesinos en serie, este factor es bastante común en todos ellos, la crueldad con los animales. Así, el muchacho se volvió “mortal”, como él mismo se describió.

Pero fue a los trece años cuando Richie llegó al límite. Tras llevarse una paliza por parte de una banda callejera, cuando llegó a casa el padre también la emprendió a golpes con él. Era su modo de enseñarle que no se podía dejar avasallar por nadie.

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Fotografía de Richard Kuklinski durante su juventud (AP)
Charlie Lane, el jefecillo que controlaba el barrio y la pesadilla de Richard, se convirtió en su único objetivo. Durante varios días, el muchacho estudió sus rutinas y se preparó para darle su merecido. Una madrugada esperó agazapado a que Charlie volviera a su casa en un sucio y solitario callejón. Allí, tras provocarlo y hacer que le atacara, Kuklinski le asestó un mortal golpe en la sien con una barra de hierro.

El momento que tantas veces había soñado acababa de llegar. No paró de golpearle hasta que el cuerpo inerte de Lane se quedó tirado en un charco de sangre y sus sesos estuvieron esparcidos por el suelo. Había perdido la razón. Solo quería golpearlo una y otra vez.

Cruzando la línea

Después, ocultó el cuerpo en el maletero de un coche y se deshizo de él arrojándolo a una zona de marismas heladas. Previamente, le arrancó los dientes y le cortó los dedos con un hacha para así hacer más complicada su identificación. Esa noche durmió feliz. Había cruzado la línea, estaba en el ‘otro lado’ y eso la hacía sentirse muy bien.

Su siguiente víctima no se hizo esperar. Tras ganar una partida de billar, un joven del barrio empezó a insultarle. Al volver a casa advirtió que el matón se había quedado dormido dentro del coche y decidió comprar gasolina. La vertió en el interior del vehículo y le arrojó una cerilla. Volvió a disfrutar con los gritos de dolor y pánico del muchacho entre las llamas. Richard se estaba creciendo por momentos.

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Richard Kuklinski con su mujer Bárbara (AP)
Ya no aguantaba más episodios violentos. Ni hacia él ni hacia su familia. Y así se lo hizo saber a su padre cuando en otra ocasión volvió a pegar a su madre. Fue directamente a por Stanley, le puso un revolver calibre 38 en la sien y le dijo: “Si vuelves a acercarte a mi familia, te mato y te arrojaré al río”. El padre jamás volvió a aparecer en escena, aunque Kuklinski comentó con los años que si de algo se arrepentía era de no haberle disparado esa noche.

En 1960 conoció a la que sería su futura esposa y madre de sus tres hijos, Bárbara, que nunca supo a lo que realmente se dedicaba su marido. Por entonces, traficaba con por**grafía que después revendía la familia mafiosa de los Gambino.

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Richard Kuklinski con sus hijos (AP)
De la por**grafía se pasó al cobro de deudas y de ahí al asesinato a sueldo. Al fin y al cabo su físico imponía. Richard era un hombre de casi dos metros y su sola presencia inspiraba pavor. Ahí fue cuando el gángster Roy Medeo le vio filón como sicario. Le hizo elegir una víctima al azar en un parque –se trataba de un hombre que paseaba a su perro-, seguirle y matarle. Kuklinski llevó su cometido a rajatabla y terminó disparando en la cabeza al desconocido. Cuando regresó ante el matón éste no dudó en darle más trabajo.

Durante los siguientes treinta años, Richard asesinó de las formas más variadas. Cualquier cosa le servía: desde un martillo a un pica-hielos, pasando por cuchillos o pistolas. Todo utensilio podía ser un arma letal.

El sicario de hielo

Perfeccionó muchísimo el uso del cianuro, por ejemplo. Lo utilizó en numerosas ocasiones ya que era difícil de detectar toxicológicamente y más cuando se utilizaba en aerosol. Aquel inhalador venenoso podía dejar K.O. a un inocente viandante en apenas quince segundos.

Para deshacerse de los cuerpos también utilizaba métodos de lo más variopintos. Su favorito: colocar los cuerpos en un barril de aceite y arrojarlos a un lago. Otro era lanzar el cuerpo a una profunda grieta que tenía localizada en un terreno. El más vistoso consistía en situar el cadáver en una cueva minada de voraces ratas gigantes de Pensilvania. Aunque este sistema lo utilizó además con personas vivas a las que, por uno u otro motivo, se les había asignado un sufrimiento “extra” antes de morir. A veces, filmaba sus crímenes para que el cliente supiera del sufrimiento al que había sometido a su objetivo.

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Una de las armas utilizadas por Richard Kuklinski para matar a sus víctimas (AP)
El apodo de Iceman (Hombre de Hielo), le llegó por dos vertientes. Una, por su más que demostrada frialdad para las ejecuciones. No dudaba, ni siquiera pestañeaba, no sentía la más mínima piedad por su víctima. La otra, por uno de sus mortales experimentos: tuvo el cuerpo de una persona en un congelador durante dos años antes de deshacerse de él.

Aquello a punto estuvo de confundir a la policía, pero los forenses descubrieron restos de hielo en la autopsia y supieron que no acababa de morir. Al cuerpo solo le quedaban unas pocas horas para la descongelación total.

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Ficha policial de Richard Kuklinski (AP)
Richard tenía un salario por crimen y era de aproximadamente unos cincuenta mil dólares (unos 45.000 euros) por trabajo. La cifra podía ser mayor si la víctima tenía que recibir y padecer un tratamiento especial en lo que a sufrimiento se refiere.

Pese a los asesinatos que cometía diariamente, su esposa declaró en el juicio que vivían como la típica familia americana. Una casa lujosa, coche familiar y barbacoa los domingos. Lo que no contaba a nadie era la violencia a la que se veía sometida. Pero Bárbara siempre le perdonaba y decía de él que era un hombre romántico y un estupendo padre para sus hijos. Tras su encarcelamiento, la esposa declaró que fue toda una conmoción enterarse del trabajo real de su marido porque jamás hizo preguntas sobre sus viajes por razones laborales.

Testimonio contra la mafia

Cuando Kuklinski entró en la cincuentena se sentía agotado. Sus actos eran más despiadados y se volvió descuidado y confiado. Empezó a cometer errores. La policía comenzó a cercarlo tras quitar de la circulación a varios de sus socios por un asunto de atracos.

El detective Kane de la policía de Nueva Jersey contactó con un amigo de Kuklinski y metieron como infiltrado al agente Dominick Polifrone. La excusa: contratar al gigantón para un trabajo. Todos los detalles fueron grabados y, una vez ya reunidas todas las pruebas y testimonios, se produjo su detención. Fue en diciembre de 1986 y en 1988, el tribunal lo condenó a dos cadenas perpetuas continuas por cinco asesinatos. Solo podría salir en libertad a partir de los 110 años.

“Veía cómo se ponían blancos… Los miraba morir. No solo disparaba y me iba”

RICHARD KUKLINSKI
Durante los siguientes años, se hicieron tres documentales y decenas de entrevistas sobre este brutal asesino en serie a sueldo. Una de las más destacadas, la realizada por el doctor Park Deeds, psiquiatra y consultor del FBI, en julio de 2002. El experto en la mente humana visitó la prisión de máxima seguridad del estado de Trenton y durante cuatro días, pasó catorce horas con Kuklinski. Su objetivo: penetrar en su psique.

A continuación, un breve extracto de su conversación con el criminal:

Park Deeds: ¿Se ve como un asesino?

Richard Kuklinski: Asesino… Suena tan exótico… Solo fui un sicario. Maté básicamente a como 100 hombres cuando era joven antes de que conociera a nadie. Demasiado… En una parte de mi vida maté a la gente por nada. Solo porque alguien me miraba mal, lo mataba, acuchillaba, disparaba.

PD: ¿Prefería dispararla a la gente de cerca? ¿Personalmente?

RK: Definitivamente. Quería decirles, justo antes de que partieran… quería decirles adiós. Quería que me miraran directamente. Me acercaba más. Solo quería que vieran mi linda carita. Que se la llevasen… que lo último que vieran fuese yo. Y si se llevan ese destello al más allá, a la eternidad o lo que sea que es… van a estar pensando en mí todo ese tiempo.

Los miraba a los ojos. Veía cómo se ponían blancos… Los miraba morir. No solo disparaba y me iba. Vi la sorpresa, el impacto… ese blanco… Se fueron… Y lo que veía después era mi reflejo. Pero eso era todo.

PD: ¿Lugar favorito a disparar?

RK: Debajo de la barbilla.

Contra la mafia

A lo largo de este documental emitido posteriormente por HBO, Kuklinski narraba sonriente y hasta sarcástico que le resultaba “decepcionante” no sentir nada al matar a alguien. De hecho, llegó a reconocer que lo único que le aportaba adrenalina era el “s*x*”.

De los cientos de asesinatos cometidos, hay uno del que se arrepintió soberanamente por lo sádico que fue. Justo cuando iba a liquidar a un hombre, éste empezó a rogar a Dios por su vida. Lo hizo suplicando y sollozando. Ante esta situación, Richard le dijo que le daba a Dios treinta minutos para que le salvara. Pasada la media hora, Iceman le ejecutó. Aquello, incluso para el propio asesino, fue del todo cruel. “No estuvo muy bien. Es algo que no debería haber hecho”, se limitó a decir.

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Richard Kuklinski, una vez detenido (AP)
Kuklinski falleció el 5 de Marzo del 2006 a los setenta años. Según las autoridades, se debió a causas naturales. Aunque para algunos expertos su muerte fue más que sospechosa. Por entonces, el Hombre de Hielo tenía que testificar contra el jefe de la familia Gambino, Salvatore Gravano. Pero sin su testimonio, el caso se vino totalmente abajo con la posterior puesta en libertad del capo.

Hasta ese momento, lo único preocupaba a este eficaz cazador de seres humanos era su propia familia. “Nunca sentí pena [por las víctimas], siento pena por lastimar a mi familia. Lo único por lo que siento pena. No estoy buscando el perdón y el arrepentimiento”.

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Richard Kuklinski durante el juicio (AP)

https://www.lavanguardia.com/suceso...-sicario-mafia-gambino-las-caras-del-mal.html
 
Arrestan a un piloto en el aeropuerto de Kentucky por un presunto triple homicidio en 2015
Martin está acusado de tres cargos de asesinato, así como cargos de incendio, robo y manipulación de pruebas físicas.
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Actualizado:14/05/2019 16:29h

Christian Richard Martin, piloto de PSA Airlines, filial de American Airlines, fue arrestado el pasado sábado, antre la incredulidad de los pasajeros, por un presunto homicidio triple ocurrido hace tres años en una pequeña ciudad de Kentucky, EE.UU.

El fiscal general del estado, Andy Beshear, anunció que Martin fue acusado de asesinato por las muertes de Calvin y Pamela Phillips y de Edward Dansereau. Los cuerpos sin vida de la pareja y su vecino fueron descubiertos en Pembroke, cerca de la frontera de Tennessee.

Martin fue arrestado en el Aeropuerto Internacional de Louisville (Kentucky) por tres cargos de asesinato, así como cargos de incendio, robo y manipulación de pruebas físicas, según las autoridades.

Según un comunicado, el 18 de noviembre de 2015 Calvin Phillips fue encontrado muerto a tiros. Los cuerpos de su esposa, Pamela Phillips, y del vecino de la pareja, Edward Dansereau, fueron hallados a varios kilómetros de distancia en el interior de un coche quemado.

El acusado se encuentra detenido sin fianza a la espera de concretar la fecha del juicio. Los miembros de las familias han expresado una «emoción, alivio sincero y gratitud absoluta a todos aquellos que han trabajado diligentemente en este caso».

https://www.abc.es/internacional/ab...iple-homicidio-2015-201905141617_noticia.html
 
Buscan a un asesino marroquí «extremadamente violento y peligroso»
La Policía pide reforzar las medidas de seguridad en puertos, aeropuertos y controles fronterizos

SeguirCarlota Barcala@CarlotaBarcala
MADRID Actualizado:16/05/2019 00:33hhttps://www.abc.es/espana/comunidad...lamados-por-sus-paises&vli=noticia.foto.local

El Grupo de Fugitivos Internacionales de la Policía Nacional busca a Mohamed Soultana, un prófugo «extremadamente violento y peligroso». El fugitivo está acusado de un delito de asesinato cometido con arma de fuego y tiene decretada una orden europea de detención y entrega dictada por las autoridades alemanas.

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El fugitivo Mohamed Soultana
Con el objetivo de localizarlo y detenerlo, la Policía ha pedido, tal y como ha podido saber este diario, «máxima difusión» a todas las unidades para intensificar las medidas de seguridad y control enpuertos aeropuertos y puestos fronterizos.

Las investigaciones más recientes, ejecutadas por agentes alemanes, señalan que la intención de Mohamed Soultana es huir a Marruecos(su país de origen) por cualquier parte de la frontera española. Asimismo, se considera que el presunto asesino puede continuar armado.

Mohamed Soultana nació en Marruecos en septiembre de 1976. Tiene rasgos árabes, ojos oscuros, barba y pelo negro.

https://www.abc.es/espana/madrid/ab...iolento-y-peligroso-201905160033_noticia.html
 
Elizabeth Báthory, la condesa y vampira que se bañaba en sangre

Ha pasado a la historia por ser una mujer sádica que torturó y mató a más de 600 niñas
Uno de sus famosos antepasados, el terrible Vlad III Tepes ‘El Empalador’, más conocido como Drácula

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Imagen de la película 'La Condesa' sobre la vida de Elizabeth Báthory (EMC)

MÓNICA G. ÁLVAREZ
24/05/2019 06:30 Actualizado a24/05/2019 07:53

Mujer de gran belleza y apariencia delicada y frágil, obsesionada con el esoterismo, de gustos sexuales ambiguos, y perteneciente a una de las familias húngaras más ricas de la época. De ahí su título de Condesa. Elizabeth Báthory ha pasado a la historia por ser una de las mentes femeninas más perversas y sádicas de la crónica negra.

Ni siquiera su linaje nobiliario le eximió de dar rienda suelta a su depravado comportamiento, asesinando a más de seiscientas cincuenta personas, sobre todo doncellas. Entre sus fechorías se encontraba la de realizar famosos ‘baños de sangre’ que, según creía, le mantendrían joven y bella por toda la eternidad. Una práctica habitual en los asesinos vampíricos, como su antepasado Vlad III (Drácula) Tepes, ‘El Empalador’.

Familia de Drácula

Elizabeth o Erzsébet Báthory nace el 7 de agosto de 1560 en Hungría, en el seno de una de las familias más antiguas y adineradas de Transilvania. Entre su parentela se encuentran poderosos personajes: un cardenal, varios príncipes y un primo que fue Primer Ministro de Hungría. También algunos más singulares, como un tío que adoraba a Satán, una tía bisexual de nombre Karla y un hermano mayor cruel y adicto a la bebida. Por no mencionar a su antepasado Vlad III ‘Draculae’ (Drácula) Tepes, El Empalador.

Báthory fue una niña inteligente, educada en la política, la ciencia y las artes. Hablaba cuatro idiomas y mostró una gran afición por la astronomía y la alquimia. La mayoría de los investigadores señalan que la endogamia practicada por los miembros de esta familia, fue la culpable de los mezquinos instintos de la aristócrata.

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Retrato en pintura de Elizabeth Báthory (Archivo)
A la edad de cuatro o cinco años, la Condesa ya sufría ataques de rabia intensa. Algunos médicos de la época los identifican como epilepsia. Con once se promete con Ferenc Nadasdy de 26, hijo de otra familia húngara de la aristocracia. Un año después y para ir tomando contacto con el nuevo clan, comienza a vivir en su castillo. Pero cumplidos los trece años se queda embarazada de uno de los sirvientes.

Debido a este incidente, recluyen en secreto a Elizabeth en un remota fortaleza donde da a luz a su hijo. Tras el parto, lo sacan del país. Dos años más tarde, contrae matrimonio con su prometido.

Sádico aburrimiento

La noble húngara mantiene su propio apellido (algo raro en aquella época), mientras que su marido cambió el suyo. Al poco de casarse y durante largas temporadas, Elizabeth empezó a encontrarse muy sola en el castillo, ya que el Conde, un general del ejército al que se le conocía como ‘El Caballero negro’, tenía que acudir al campo de batalla. Es entonces cuando la noble empieza a interesarse por el mundo del esoterismo, rodeándose de una siniestra corte de brujos, hechiceros y alquimistas.

Provocado quizás por el hastío de la soledad, Elizabeth pone en práctica algunas de las técnicas de tortura preferidas de su marido: introducir finas agujas debajo de las uñas de sus sirvientas, dar llaves o monedas al rojo vivo para quemar las manos de las doncellas, o tirarlas a la nieve para después echarles agua fría hasta verlas morir congeladas. Sea como fuere, la crueldad de la Condesa hacía temblar hasta los mismísimos cimientos de su castillo.

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Vlad Tepes 'El Empalador' y más conocido como Drácula (Archivo)
Por otra parte, Ferenc y Elizabeth apenas se veían debido a las actividades bélicas del primero, así que no fue hasta 1585, diez años después de su matrimonio, cuando la aristócrata tuvo a su primera hija, Ana. En los nueve años siguientes tuvo tres más: Úrsula, Katherina y Pablo.

Curiosamente y gracias a las cartas que ella escribía a sus familiares, se puede deducir que Elizabeth era una buena esposa y una madre protectora; una personalidad que contrasta de una forma aplastante con la citada en líneas anteriores. Sobre todo tras un dramático suceso que le da un giro a su vida.

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Conde Ferenc Nadasdy, marido de Elizabeth Báthory (Archivo)
El 4 de enero de 1604, ‘El Caballero Negro de Hungría’ muere de una súbita enfermedad durante una de sus batallas. Ella se queda viuda con tan solo 44 años. Es aquí cuando se inician sus verdaderas atrocidades, cuando la crueldad de la Condesa despierta de su letargo para entregarse a su nueva pasión, el sadismo.

En primer lugar, se encarga de echar de su castillo a su muy odiada suegra Úrsula junto con el resto de parentela Nadasdy. Seguidamente, manda encerrar en los sótanos a las muchachas que ésta protegía, donde además recibieron toda clase de castigos. Y a partir de entonces, tiene vía libre para desarrollar sus propias perversiones sexuales. Una nueva época se avecina en la fortaleza de Cachtice.

La primera víctima

Además de su gran interés por el mundo esotérico, Elizabeth siente predilección por las relaciones amorosas con personas de ambos sexos y las visitas a su tía lesbiana Karla Báthory son cada vez más frecuentes, hasta el punto de participar en algunas orgías. La Condesa no solo se acuesta con sus doncellas si no que les propina toda clase de correctivos.

Por ejemplo, a una chica que hablaba mucho hizo que le cosieran la boca. A otra de sus criadas le prendió fuego al vello púbico. E incluso, a una camarera que tenía fama de coqueta y libertina, fue obligada a sentarse en una parrilla al rojo vivo de donde no la levantaron hasta dos horas después.

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Cuadro que representa una sangrienta escena con Elizabeth Báthory en su castillo (Archivo)
Pero los años pasaban, también para la aristócrata cuya belleza se iba degradando poco a poco. Preocupada por su futuro, Elizabeth pide consejo a una de sus nodrizas. Ésta le explica que el poder de la sangre y los sacrificios humanos daban muy buenos resultados y le sugiere darse ‘baños de sangre’. Era la mejor forma de conservar su hermosura indefinidamente. Y así lo hizo.

Un buen día, una joven sirvienta estaba peinando a Elizabeth con la mala fortuna de propinarle un tirón. La noble en un ataque de rabia le dio tal bofetada que la sangre de la doncella salpicó su mano.Convencida de que el tramo de piel donde había caído la sangre se veía más joven y saludable, mandó que la cortaran las venas y el cuello y que llenaran una bañera con su sangre. A partir de este momento, esta clase de práctica se convirtió en su gran obsesión, dando paso a una orgía desenfrenada de asesinatos –se citan más de seiscientos cincuenta- que se prolongó por espacio de diez años.

Los ayudantes de cámara de Báthory

La depravación de Elizabeth necesitaba de unas manos ejecutoras sin las cuales, no podía cumplir cada una de sus degeneradas fantasías. Se trataba de individuos que raptaban a sus víctimas, especialmente vírgenes de cuna noble. Entre ellos: uno de sus sirvientes, Thorko; Ilona Joo, la nana de Elizabeth; las brujas Dorottya y Darvulia; y el brujo mayor, Johannes.

Durante once años, estos secuaces se encargaron de rastrear la región en busca de jóvenes apetitosas para saciar el hambre de su ama, cuya salud iba empeorando por momentos. Una temporada donde la Condesa estuvo enferma en cama, mandó que le llevaran a una joven doncella para hacerle compañía. Cuando llegó se arrojó sobre ella, le mordió en la mejilla, le arrancó un trozo de hombro con los dientes y le clavó los dientes en un pecho.

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Representación de Elizabeth Báthory dándose un baño de sangre (Museo de Vampiros San Marino)
Por otra parte, empezaron a extenderse rumores por todo el pueblo acerca de que algo raro sucedía en el interior del castillo Cachtice. Y no era para menos. Llegó un momento en que ocultar los centenares de cadáveres procedentes de tan macabros asesinatos, se convirtió en un gran problema. A veces los escondían bajo las camas, pero el hedor era tan insoportable que tuvieron que trasladar los cuerpos a un campo cercano a la ciudad.

La alarma saltó por dos situaciones: cuando parte de la población descubre más de una docena de niñas sin vida enterradas en las inmediaciones; y cuando una de las jóvenes a las que Elizabeth “educaba” en el castillo logra escapar de la fortaleza y dar parte a las autoridades. Aquí, el Rey Mathías II de Hungría ordena a un primo de la Condesa, el conde Thurzo, realizar las pesquisas correspondientes.

‘In fraganti’

El 30 de diciembre de 1610, el conde Thurzo y sus hombres entran en el castillo de Cachtice. Lo primero que ven es a una criada en el cepo del patio, en estado agónico, tras recibir una paliza que la habría fracturado todos los huesos de la ingle. Ya en el interior se encuentran a una chica desangrada en el salón, y otra que aún estaba viva aunque con el cuerpo agujereado. En la mazmorra, descubren a una docena que todavía respiraba, algunas de las cuales fueron perforadas y cortadas durante las últimas semanas. Y en los alrededores del palacio desenterraron otros 50 cadáveres.

También hallaron toneladas de ceniza y serrín por todas partes, usados para recoger la sangre que se vertía tan abundantemente en aquel lugar. Pese a eso, todo el castillo estaba cubierto con manchas oscuras y despedía un tenue olor a carne. Mientras tanto, la Condesa y algunos de sus brujos fueron sorprendidos en medio de uno de sus rituales de sangre. La detención se produjo de forma inmediata y fueron conducidos a prisión.

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Ilustración de Elizabeth Báthory dándose un baño con sangre (FB)
Al contrario de lo que imaginamos, el juicio contra Elizabeth Báthory jamás se llevó a cabo. Unos dicen que su primo Thurzo llegó a un acuerdo con el rey Matías para impedir que la Condesa pasara por ese mal trago y evitar con ello ensuciar el nombre de su familia. Otros creen que el hechizo de la vampira fue lo que la libró del proceso. Sin embargo, sus cómplices no se salvaron y fueron ejecutados de forma cruel. Se les arrancó los dedos con tenazas al rojo vivo y después terminaron ardiendo vivos en la hoguera.

En cuando a Elizabeth, pese a haber escapado del verdugo, no salió indemne de la causa. Como expiación de sus crímenes fue condenada a prisión perpetua y a ser emparedada en el castillo de Esei, con tan sólo una diminuta rendija por la que le daban comida y agua. Murió cuatro años más tarde. Tenía 54 años.

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El castillo de Cachtice, residencia de Elizabeth Báthory (AFP)
Durante más de cien años, los documentos del juicio de Báthory y de sus secuaces, estuvieron escondidos en el castillo del Conde Thurzo. Según parece, demostraban la unión que existía entre la familia Báthory y la de Vlad Tepes, el famoso Drácula.

Actualmente, es imposible saber qué sucedió realmente. Por un lado, las pruebas nos remiten a una asesina en serie depravada y feroz, cuya obsesión era rociarse de sangre humana para mantenerse joven y bella. Pero por otro, quizá fuera inocente y tan sólo se comportara como una noble más de su época. Recordemos que en el siglo XVII, era común en Hungría castigar cruelmente a siervos y pupilos, incluso ejecutar a pequeños delincuentes.

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El Conde Thurzo, primo de Elizabeth Báthory (Archivo)
Aunque por las palabras que le escribió el Conde Thurzo a la apodada como Condesa Sangrienta, se desprende que Elizabeth Báthory sí cometió estos atroces crímenes.

“Tú, Elizabeth, eres como un animal salvaje. Estos son tus últimos meses de vida. No mereces respirar el aire que hay en la tierra, no mereces ver la luz del Señor. Desaparecerás de este mundo y nunca volverás. Las sombras te envolverán y te arrepentirás de tu bestial vida. Yo te condeno Lady de Cachtice, a una prisión en vida en tu propio castillo...”.

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Retrato de Elizabeth Báthory (Archivo)

https://www.lavanguardia.com/suceso...ina-vlad-tepes-dracula-las-caras-del-mal.html
 
La virgen roja es asesinada por su madre
Aurora Rodríguez concibió a su hija y la programó para redimir al s*x* femenino. Cuando esta quiso independizarse, la asesinó. Condenada por parricidio 26 años de reclusión mayor, falleció en el manicomio de Ciempozuelos
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Hildegart Rodríguez Carballeiro , la virgen roja y su madre Aurora Rodríguez Carballeira.
TERESA AMIGUET
28/05/2019 00:00

Hildegart Rodríguez fue concebida y programada para redimir al proletariado y al s*x* femenino.En pro de ello, su madre Aurora, había seleccionado cuidadosamente a un semental, al que abandonó tras quedar embarazada.

Cumplidos los 18, Hildegart reclamó su independencia. Pero su creadora tenía otros planes para su ‘muñeca de carne’ e incapaz de retenerla, le asestó cuatro tiros que acabaron con su vida.

Aquella hija prefabricada, fruto de una mente enferma, superó con creces los objetivos maternos. Niña prodigio, se convirtió en un referente intelectual de la época.

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Aurora Rodríguez Carballeira había planificado cuidadosamente su vida. Esta gallega nacida en El Ferrol se veía llamada a altas lides y estaba decidida a alcanzarlas a cualquier precio.

El destino le sonrió y, según sus planes, alumbró allí a una niña el 9 de diciembre de 1914. Aurora ya tenía a su ‘muñeca de carne’ y desde ese mismo día inició su programación. Tal y como había planeado, le puso el nombre de ‘Hildegart’, en alemán ‘jardín de sabiduría’, y se entregó en cuerpo y alma a abonar su parcelita, asesorada por los mejores pedagogos que su acaudalado bolsillo le permitía financiar. La pequeña resultó ser superdotada: antes de los dos años ya sabía leer. A los cuatro, mecanografiaba; a los diez, hablaba alemán, inglés y francés. Y a los 11 años, impartía conferencias sobre sexualidad, materia sobre la que le había instruido su madre, y cómo no, feminismo. Esta ideología la defendería desde las filas del socialismo, en el que ingresaría a los 14 años, pese a las reticencias de su progenitora. Gran activista, defensora del aborto y de la educación libre e independiente, de la pena de muerte y la eugenesia, finalmente abandonaría su militancia criticando el ‘socialenchufismo’ y se afiliaría a las huestes del Partido Federal.

Con 15 años, Hildegart ya es una figura de prestigio internacional como sexóloga y experta en filosofía. Prolífica, para entonces ha escrito o tiene en proyecto libros como La rebeldía sexual de la juventud, en el que anima a sus coetáneos a disfrutar de la sexualidad con higiene y responsabilidad, s*x* y amor, La limitación de la prole, o El problema sexual tratado por una mujer española, que alcanzará la desorbitante cifra de venta de 8.000 ejemplares durante la primera semana de su edición y solo en Madrid (reeditado en 1977).

Pero la jovencita empezó a dejar de serlo y su madre empezó a percibirlo. Cuando su muñequita de carne quiso dejar su casita para vivir solita, Aurora no pudo soportarlo.

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Hildegart había sido educada para ser una mujer fuerte, libre y en consecuencia independiente, y un buen día tomó plena conciencia de ello, y decidió abandonar el nido. Parece ser, además, que había despertado a la existencia del s*x* opuesto, vetado por su madre: ‘Las mujeres… no discurren con la cabeza, sino con el s*x*… acaso por ello tenga tan mal concepto de ellas…’.

Sea como fuere, Aurora empezó a ver fantasmas por doquier. Arrancó el teléfono y la recluyó en la vivienda, creyendo interesada a su hija en dos hombres: un escultor que estaba realizando un busto de su persona y un compañero de partido, al tiempo que la correspondencia con el extranjero le sugería un posible secuestro o un deseo de abandonar el país. Atisbando un posible abandono, su mente trastornada empezó a elucubrar. Perdió la razón enfrentándose a Hildegart, y al descubrir desalentada la determinación y rebeldía de su Pigmalión determinó suicidarse.

Subió un día a la azotea de su piso sito en la madrileña calle Galileo y probó su arma disparando un tiro al aire. Contaba ya con los medios. Pero la situación empeoró y madre e hija discutían cada día con mayor crudeza. Hasta que la paranoia dominó la mente de Aurora y un buen día no pudo soportarlo más. Desesperada decidió acabar con su’ problema’.

Sobre las ocho de la mañana del 26 de mayo de 1933, envió a su criada a pasear a sus perros y una vez hubo ésta abandonado la vivienda, se dirigió al dormitorio de Hildegart donde yacía aún dormida y le disparó a cuatro tiros a bocajarro, tres en la cabeza y uno en el corazón, que acabaron instantáneamente con su vida.

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El cadáver de la desafortunada Hildegart fue expuesto en el Centro Federal, sede de su partido. El crimen convulsionó a la opinión pública de la época. La derecha culpó a las ideas del feminismo radical defendido por ambas, mientras España se convertía en foco de atención de Europa.

El experimento eugenésico había hallado un trágico fin. Aurora, como Saturno, había acabado con la vida de su hija, una superniña programada y bárbaramente concebida para su solaz.

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Aurora Rodriguez en el juicio en el que fue condenada a 26 años de reclusión mayor por parricidio.

https://www.lavanguardia.com/hemero...riguez-la-virgen-roja-parricidios-espana.html
 
Eddie González, legionario, pederasta y líder de la secta alienígena Edelweiss
Su interés por los OVNIs, la jerarquía militar y los menores le llevó a camuflar una organización criminal con un club de montaña

Edelweiss fue una secta destructiva que operó en España a lo largo de treinta años
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Eddie González Arenas, legionario, pederasta y líder de la secta alienígena Edelweiss (efe)
MÓNICA G. ÁLVAREZ
31/05/2019 06:30
Actualizado a 31/05/2019 07:49

“Juro por mi honor luchar y pertenecer a la Guardia de Hierro de Delhais hasta mi muerte, defendiendo 3 conceptos fundamentales y universales: amor, justicia y libertad, aplicándolos a mí mismo, caminando por el sendero de la verdad, hasta que alcance la perfección en el planeta Delhais, al servicio de mi príncipe, el Gran Alain”. Éste es el juramento que todos los futuros integrantes de Edelweiss imploraban para poder convertirse en miembros del supuesto club de montaña con una creencia en planetas extraterrestres y OVNIs.

Su líder, Eduardo González Arenas –más conocido como Eddie-, utilizó esta asociación de ocio en Madrid a modo de secta para abusar sexualmente de niños menores de edad. Más de 400 pasaron por la Asociación Juvenil de Montaña Edelweiss, también denominada Boinas Verdes de Edelweiss.

Lo que aparentemente funcionaba como una inofensiva agrupación de corte militar, que se dedicaba a realizar excursiones para conocer la naturaleza, en realidad se escondía una peligrosa secta que operó en España a espaldas de la justicia durante treinta años. Un caso que traumatizó a la opinión pública y que dejó tras de sí a centenares de víctimas. Los niños fueron pasando por las sedes que su ‘anfitrión’ iba abriendo a medida que el escándalo le perseguía.

Solía utilizar salas de parroquias y colegios de renombre en la capital española para pasar más desapercibido. Cuando la policía destapó el modus operandi de este pederasta y legionario, se percataron que algunas víctimas también habían adquirido el rol de verdugos. La secta les había lavado el cerebro.

La pesadilla Edelweiss

Hijo de un ingeniero eléctrico, Eddie fue un adolescente problemático hasta el punto de necesitar tratamiento médico. “Desde que advertimos cosas raras en él, lo hemos llevado a médicos; nos decían que no estaba loco, que era un psicótico, que no se podía hacer nada por él. Lo han reconocido también médicos militares, y nunca se nos ha ofrecido una solución”, llegó a explicar el padre ante el tribunal una vez detenido su hijo acusado de abusos sexuales y corrupción de menores.

Miembro de la Legión, Eddie se casó en 1968 con Julia Báez Trujillo, nieta del dictador dominicano Rafael Trujillo Molina. Del matrimonio nació un hijo que fue “secuestrado por los padres de Julia”, según sus propias palabras. Por eso, una vez separado y viviendo en la calle Berruguete de Madrid en las navidades de 1970, decidió que “si yo no tenía a mi hijo, todos los niños serían mis hijos. Si no tenía familia, ellos serían, para siempre, mi familia, mis amigos”. Aquí comenzó la pesadilla sectaria de la Asociación Juvenil de Montaña Edelweiss, conocido poco después como Boinas Verdes de Edelweiss.

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La flor de montaña Edelweiss (Getty)
El lugar elegido para iniciar su actividad aparentemente inofensiva fue la parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, en el Distrito de Chamartín (Madrid). De ahí, sus tentáculos comienzan a extenderse por otras iglesias y colegios madrileños, e incluso, fuera de la región. Eddie llega a abrir centros en Alicante, Badajoz, Cáceres, Canarias o Vigo.

El nombre de esta secta, Edelweiss, procede de la llamada flor de las Nieves o Leontopodium alpinum, que crece en prados y pedregales de las cordilleras europeas. De hecho, se trata de la flor por excelencia de las alturas hasta el punto de estar prohibida su recolección. Asimismo, la división de montaña de las SS durante la Segunda Guerra Mundial se colocó dicha imagen a modo de distintivo en el brazo derecho de su uniforme.

Desde 1970 y hasta el otoño de 1975, más de 400 adolescentes formaron parte de Edelweiss. Y cincuenta lo hicieron como parte de su estructura jerárquica. “Con el pretexto de fomentar el deporte y el contacto con la naturaleza”, dice la sentencia que condenó a González Molina, “aglutinó niños de entre 11 y 14 años a los queinculcó hábitos que les harían proclives a satisfacer sus propias apetencias sexuales”. El líder de este grupo montañero en realidad estaba cometiendo un delito, el de corrupción de menores.

Fue detenido y procesado por primera vez en 1976. Tenía 29 años y su testimonio ante el juez fue insólito. Eddie les habló de un planeta llamado Delhais y de que sus pupilos irían allí para poder salvarse del fin del mundo una vez alcanzado el grado apto de aprendizaje. Lo que no mencionó eran las relaciones sexuales con los muchachos.

‘El Principito’ y los extraterrestres

Tal y como se descubrió con los años, Eddie captaba a sus prosélitos en lugares de ocio tales como cafeterías o billares con la excusa de conocer el campo y actividades de montaña. Poco a poco, les hacía sentirse parte del grupo, necesarios, queridos… en el que nadie podía romper la confianza. Todo lo que ocurriese en la asociación era un secreto y como tal, nadie podía revelarlo. La amenaza de muerte también era una constante. Porque según su líder, los chivatos acabarían siendo ejecutados por seres extraterrestres.

Además, Eddie fomentaba la amistad y la camaradería, les aconsejaba mantener relaciones homosexuales y no heterosexuales porque les daría más posibilidades de entrar en el planeta Delhais. Las chicas estaban prohibidas antes de los veinticinco años.

Su obsesión por la amistad más íntima entre niños también le venía desde sus dieciséis años. En aquella época, “un compañero me llevó al retrete después de una conversación sobre sexualidad y me hizo una mas***bación, lo que me provocó gran vergüenza y me hizo pensar en ello repetidas veces, sin que consiguiera olvidarlo”, llegó a explicar. Acababa de descubrir su bisexualidad.

Sin embargo, según el joven, un médico comenzó a tratarlo farmacológicamente por orden de la familia. Esto provocó su aislamiento, automarginación y se refugió en la lectura. Los libros sobre alienígenas y otras galaxias le terminó fascinando hasta el punto de creerse el príncipe de uno de ellos. Ése fue el gancho que tenía con sus adeptos. Porque para estos menores, Eddie no provenía de la Tierra si no de un planeta lejano.

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Eddie, líder de Edelweiss, junto a su hijo (user / ADC)
También utilizó la famosa frase que el zorro le decía al Principito de “si quieres un amigo, ¡domestícame!” a modo de mantra, y el resto de vivencias de la ficción, como promesas para encandilar a unos niños a los que trataba como los “elegidos”.

A medida que Eddie iba captando seguidores, también comenzaron las denuncias. Según su ficha policial (entonces llamada Registro de Penados y Rebeldes) fue condenado por: dos delitos de estafa y un delito de escándalo público entre 1971 y 1976. Para evitar que las autoridades le siguiesen la pista, el líder cerraba los grupos y creaban otros nuevos. Unos públicos, como los Rangers; y otros más sectarios como el grupo de corte filonazi denominado Camisas Pardas.

El adoctrinamiento

El 25 de septiembre de 1982, Eddie fue condenado a seis años de cárcel por un delito de corrupción de menores. Antes de su encarcelamiento, varios menores le denunciaron víctimas de abusos sexuales. El barrio del Pilar de Madrid fue uno de los lugares donde saltó el escándalo y “muchos tuvieron miedo” de contarlo, aseguró una de las víctimas.

Poco después el príncipe de Delhais consigue salir de prisión y lejos de amedrentarse, reorganiza el grupo junto a dos de sus monitores Iñaki de Miguel y Carlos de los Ríos. Entre la primavera de 1983 y el 20 de noviembre de 1984, “aglutinó niños de entre 11 y 14 años a los que inculcó hábitos que les harían proclives a satisfacer sus propias apetencias sexuales”. Y todo ello “con el pretexto de fomentar el deporte y el contacto con la naturaleza”. Así lo recoge la sentencia del caso.

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El himno de Edelweiss (Archivo)
En aquellas salidas al campo, Eddie se comportaba como un predicador que combinaba conceptos de distintas doctrinas, teogonías y religiones. Desde los nazis y los legionarios, pasando por los Testigos de Jehová, los Niños de Dios o Misión Rama. Los muchachos eran adoctrinados en ideas surrealistas: que el planeta Delhais era un paraíso solo para hombres; que solo aquellos que se tatuasen el símbolo UMMO: )+( en el antebrazo podrían alcanzar el asteroide; y que para ello, tenían que formar parejas homosexuales y mantener relaciones sexuales.

Además, debían portar determinada vestimenta de corte militar: boinas con un botón rojo, botas de montaña con calcetines hasta la rodilla, pañoleta roja y amarilla o azul y blanca dependiendo de la división, y camisa de los Regulares de Melilla con galones con los símbolos Alfa y Omega.

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Millán Arroyo, uno de los adeptos de Edelweiss, en el piso de Cercedilla donde se reunían (Interviú)
La jerarquía de Edelweiss se dividía en varias secciones, una era la denominada “guardia de hierro”, una graduación que “solo se concedía a los elegidos en un ritual solemne donde eran marcados en el brazo izquierdo con un alambre candente. En el mismo acto prestaban juramento de fidelidad absoluta al grupo”.

Tras el juramento, llegaba la “última fase” que consistía en mantener relaciones homosexuales. Tal y como explicó a El País la madre de una de las víctimas, “durante este tiempo de aprendizaje se les hacía ver las bondades de los contactos entre los componentes del s*x* masculino, siempre que fueran con los instructores, los demás niños o bien el líder. Ello suponía poder alcanzar la perfección que les haría merecedores del viaje al otro planeta. Un lugar donde sólo eran posibles las relaciones con el mismo s*x*”.

“Amistades Particulares”

No todos los niños se sometían inmediatamente a los preceptos del líder. Los que se resistían a perder la virginidad, recibían la siguiente orden: acostarse con las dos únicas chicas que acompañaban a Eddie.“Fue una experiencia horrible”, relató uno de los chavales, “la mujer se movía de tal forma que me hizo mucho daño. Me fui llorando. Eddie me consoló. Me aseguró que por detrás dolía menos. Unos días después, me acosté con él”.

Uno de los aspectos que destacó especialmente la sentencia que condenó a Eduardo González Arenas fueron las llamadas “Amistades Particulares (A.P.)”, un término que utilizaban para evitar ser descubiertos por extraños.

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Iñaki de Miguel junto a un A.P. en la secta Edelweiss (Interviú)
Porque “cuando hablaban de jugar al ajedrez, se referían a mantener todo tipo de contactos homosexuales; si hablaban de su A.P., querían referirse a su Amistad Particular, una relación semejante a la conocida como noviazgo”. Y es que esas dos siglas, A.P., era el privilegio máximo de todo aquel miembro de Edelweiss. Eso sí, cuando Eddie elegía a esa “Amistad Particular” ya no había vuelta atrás.

Llegó mediados de noviembre de 1984 y el fin de la secta Edelweiss. Las autoridades recibieron multitud de denuncias y la policía procedió a la detención de Eddie y los monitores. Mientras que el líder de la secta fue condenado por corrupción de menores y enviado a prisión, al resto de miembros se les aplicó la condición de víctima-verdugo, e incluso, recibieron el indulto.


No fue hasta septiembre de 1991, siete años después de la detención, cuando comenzó el juicio a los dirigentes de este grupo sectario (un total de diez). Los por entonces menores, Iñaki de Miguel García-Mas y Javier Bueno Huertas ya eran mayores de edad y portaban la marca UMMO en su axila izquierda.

Ignacio, el tercero en la jerarquía como guardia de hierro, “era idóneo para dar confianza a los padres dada su presencia, nivel cultural e inteligencia natural”. Hijo del sociólogo Amando de Miguel, “podía escoger entre los niños su amistad particular”. El tribunal probó cinco relaciones homosexuales y se le aplicó la atenuante de arrepentimiento espontáneo.

Víctimas y verdugos

En cuanto al número 2, Carlos de los Ríos, tuvo “una decisiva actuación en el convencimiento de los menores y desviación de su moral”. No solo alentaba a los niños a dar dinero a la organización, si no que tenía varias “A.P.” con un total de seis niños. Sin embargo, el acusado rehusó de su mentor y aseguró ante el tribunal que: “Me hizo un total y absoluto lavado de cerebro. Desde que lo conocí a los 12 años hasta hace escasos días lo consideré un extraterrestre, un enviado de las estrellas”.

Porque “no sólo me ha explotado, sino que me ha humillado, me ha aplastado la personalidad”. El influjo de Eddie era tal, que a punto estuvo de ir a Berlín a salvar a una familia del otro lado del muro; e incluso, ya en prisión, escribió cartas explicando que los casos de homosexualidad en Edelweiss en realidad escondían historias de incesto con los padres.

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Carlos de los Ríos, monitor en la secta Edelweiss (YouTube)
Otro de sus adeptos, Antonio ‘Toño’ Gutiérrez Jiménez, describió a Eddie como el flautista de Hamelín porque “alejaba a los niños de sus padres”.

Respecto al cabecilla, el príncipe Eddie, se probaron las relaciones sexuales con veinte niños “que le creen un ser superior, a los que engañaba y humillaba incitándoles a mantener relaciones homosexuales no sólo con él, sino que una vez había abusado de ellos podía pasárselo a algún otro monitor”. La sentencia detalla que “sodomizaban a los menores, todo ello precedido de abrazos o caricias lascivas, introduciéndose normalmente en la cama de los niños por la noche. En todos los casos eran menores de 18 años” y en ocasiones, ni siquiera tenían los doce.

“Le creen un ser superior, a los que engañaba y humillaba incitándoles a mantener relaciones homosexuales”

LA SENTENCIA SOBRE EL CASO EDELWEISS
Además del líder sectario y sus guardias de hierro, el resto de acólitos y ahora víctimas, también subieron al estrado para explicar el trauma que les había causado Edelweiss. Los últimos siete años habían permanecido tratados psiquiátricamente y lejos de achantarse ante sus verdugos, confesaron las depravaciones a las que les sometieron. “Coitos anales con eyaculación, intentos de coitos anales, eyaculación entre las piernas, masturbaciones recíprocas, caricias en zonas erógenas, abrazos, besos ...”, fueron algunas de las declaraciones que se escucharon en la sala.

El testimonio de los agentes de policía a cargo del caso fueron esenciales. Uno de los informes advertía: “La fe de los chicos en González Arenas es ciega, y ninguno de ellos hubiera dudado en realizar cualquier acto ordenado por él. Era como una cadena que más tarde hubiera sido muy difícil romper”.

Los Doberman

Finalmente, el tribunal condenó a los diez acusados como autores de 28 delitos de corrupción de menores. Eduardo González Arenas, a 168 años; Carlos de los Ríos e Ignacio de Miguel, a 65 años (este último finalmente fue indultado en 1994); y el resto, a 28 penas de seis meses de arresto mayor. A los monitores se les aplicó la eximente de enajenación mental. Porque aunque la sentencia descartó que Edelweiss fuese una secta, sí admitió que utilizaron métodos similares que pudieron afectar a los acusados por “indefensión intelectual y secuestro de la voluntad”.

Durante los años que Eddie estuvo encerrado (tan solo seis), el mesiánico se empapó el antiguo código penal para poder salir antes. Y así fue. Incluso escribió varias cartas confesándose culpable, algo que no hizo durante el juicio.

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Eduardo González, Eddie, en una foto de archivo (efe)
Una de las misivas recogidas en el libro ‘Yo jugué con un asesino’, dice: “Arrastré a cuantos pude a mi personal manera de entender la vida y la sexualidad, sin tener ni la menor consideración con su libertad de opción en un momento de la pubertad en que cualquier experiencia en este sentido puede fijar determinadas pautas de conducta”.

La carta de arrepentimiento junto con su buena conducta desencadenaron en una reducción de la condena y su posterior libertad condicional. Entonces, Eddie puso tierra de por medio y se mudó hasta la isla de Ibiza. Pero seguía rodeándose de menores de edad, esta vez sin padres o con problemas familiares. Seguía con sus relatos extraterrestres, haciendo fiestas en su bar para atraer su atención, proporcionándoles alcohol y drogas… Así consiguió un nuevo grupo selecto de discípulos, Los Doberman, que portaban una chapa con la imagen de dicho animal.

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Juan Martín García, el asesino de Eddie, líder de Edelweiss (efe)
Un año después de salir de prisión, en septiembre de 1998, una de sus víctimas, Juan Martín García, acabó con su vida. Eddie y sus prosélitos le habían violado y pegado y el joven se había tomado la justicia por su mano. Compró un cuchillo jamonero, entró en una cafetería de la localidad de Santa Eulàlia y le asestó una puñalada de 17.5 centímetros en el cuello. Actuó “con sorpresa, imprevista y repentinamente”. El corte le seccionó la laringe y la yugular.

Eddie moriría poco después tras una fuerte hemorragia. Juan pasaría diecisiete años en prisión por el asesinato del Príncipe de Delhais.

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Eddie, líder de Edelweiss, durante su declaración ante el tribunal (efe)

Original y conteniendo más fotografías, en el siguiente enlace, gracias:
https://www.lavanguardia.com/suceso...egionario-abusos-ninos-las-caras-del-mal.html
 
Loreta, la asesina de la pastelera de El Ejido, se ocultaba en la casa familiar de Marijampole
Miércoles, 5 junio 2019 - 02:13
El cuchillo que los asesinos llevaban en el momento del crimen implicaría que el hecho fue "completamente premeditado", según explican fuentes policiales

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Loreta V., la detenida por el crimen de la pastelera en El Ejido E.M.
Varios vecinos vieron a la lituana Loreta V., de 49 años, y a su entonces pareja sentimental saliendo sospechosamente a la carrera de la pastelería Berenguel, ubicada en el centro de El Ejido. Era el 13 de septiembre de 2014. Dentro, en la trastienda, yacía en un charco de sangre la dueña del negocio, Natasha (Natalia) Polyaninova, de 43 años y origen ruso pero asentada hace años en la localidad almeriense y muy conocida entre los vecinos.

El cadáver lo halló poco después la hija de la víctima, que acudió a la pastelería extrañada porque Natasha no respondía al teléfono. El cuerpo presentaba multitud de hematomas y heridas de arma blanca en diversas partes, el rostro y la cabeza, sobre todo. Un ensañamiento y una "violencia desmesurada" que encajaba con el patrón de los crímenes de violencia de género, hipótesis con la que los investigadores trabajaron en los primeros instantes tras el hallazgo. No se trataba, sin embargo, de un asesinato machista.

Hace una semana la policía lituana acudió a la casa familiar de Loreta V., en Marijampole, al sureste del país para detenerla. Y el pasado 30 de mayo fue entregada en el aeropuerto de Barajas a los agentes de la Policía Nacional de El Ejido. Se lograba así, después de cinco años, cerrar un caso en el que Loreta V. y su pareja sentimental se convirtieron enseguida en los principales sospechosos. No sólo por los testigos que los vieron merodear la pastelería y huir luego de ella, sino porque, según constató la Policía, Natasha había contraído con Loreta y su pareja una deuda de 700 euros que la investigación consideró el desencadenante de la agresión mortal.

EL CUCHILLO DEL CRIMEN
Del escenario del crimen se recogió el cuchillo con el que Natasha fue atacada, arma que los agresores llevaron consigo, lo que implicaría que el crimen fue "completamente premeditado", según explican fuentes policiales.

En los días posteriores al asesinato, los dos sospechosos consiguieron eludir el cerco policial y, al menos, Loreta huyó a Lituania, su país de origen. Se emitió una orden internacional de búsqueda y captura que no dio frutos. Hasta que el pasado mes de marzo, el juzgado de Primera Instancia de Instrucción número 1 de El Ejido activó de nuevo el caso y pidió a la policía española que intentara ubicar a Loreta, quien se encontraba en la dirección de la ciudad lituana de Marijampole que figuraba en su pasaporte.

Una vez detenida por la policía lituana y entregada a España, se negó a declarar ante los agentes que se hicieron cargo de su custodia, pero sí lo hizo ante el juez responsable del caso, al que reconoció, según fuentes policiales, su participación en los hechos. El 31 de mayo ingresó en el centro penitenciario El Acebuche de Almería acusada de un delito de asesinato.

Queda por aclarar qué papel desempeñó exactamente Loreta V. en el crimen y dónde se encuentra el presunto coautor, que sigue en paradero desconocido y sobre el que también pesa una orden de búsqueda y captura internacional.

https://www.elmundo.es/espana/2019/06/05/5cf6c85d21efa082188b474d.html
 
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